Escucha el artículo

Artículo actualizado en: 2025-11-10T16:02:12Z

Neuschwanstein

El castillo de Neuschwanstein es uno de los monumentos más importantes de Alemania y recibe cada día una media de 8.000 visitantes. También es conocido como el castillo del Rey Loco o el castillo de Disney, ya que Walt Disney se inspiró en él para crear el castillo de la Bella Durmiente de Disneyland, en California. Su nombre, Neuschwanstein, significa literalmente “Nuevo cisne de piedra”. Y, por si fuera poco, fue considerado en la votación popular de las “Nuevas 7 Maravillas del Mundo” en 2007, pero no fue seleccionado entre los ganadores.

Es uno de los tres palacios que mandó construir el célebre monarca Luis II de Baviera (el Rey Loco) durante su reinado:

¿Cómo ir desde Múnich a Neuschwanstein?

El castillo de Neuschwanstein está ubicado cerca de la ciudad de Füssen, en el Land de Baviera. Las ciudades grandes más cercanas son Múnich, situada a aproximadamente dos horas; y Stuttgart, a unas cuatro horas.

La manera más fácil y económica de llegar desde Múnich es en tren regional, utilizando el Bayern-Ticket, el billete regional del estado de Baviera que permite usar todos los medios de transporte público durante un día.

La parada de destino ha de ser el pueblo de Füssen y luego, para llegar al castillo, podéis:
  • Andar: unos 75 minutos de caminata.
  • Tomar el autobús: sale directamente desde la estación de tren (lo veréis nada más salir). En el letrero del autobús pone claramente que se dirige a los castillos de Neuschwanstein (Schloss Neuschwanstein) y Hohenschwangau (Schloss Hohenschwangau), este último construido por el padre de Luis II y situado muy cerca del primero.
  • Carro de caballos (Pferdekutschen): por un precio de 8€ por persona de subida y 4€ de bajada.
El autobús tarda entre 15 y 20 minutos y tiene alta frecuencia tanto para subir como para bajar. Este recorrido no está incluido en el Bayern-Ticket, hay que pagar 3,50 € (por trayecto y persona, 5€ si lo compráis para ambos). Lo recomendable es ir con tiempo, ya que para comprar las entradas del castillo puede haber colas de hasta una hora u hora y media, dependiendo de la época del año.

Para consultar horarios de trenes, buscad en la página web de Deutsche Bahn poniendo vuestro origen y como destino “Füssen” (no olvidéis la diéresis en la u, para evitar que os dirija a otra ciudad). Si vais con el Bayern-Ticket, marcad la opción “Solo transporte de cercanías (Nur Nahverkehr) para aseguraros de coger únicamente trenes regionales. Alternativamente, podéis poner como destino “Neuschwanstein Castles, Schwangau”, en cuyo caso el trayecto mostrado incluirá automáticamente el autobús hacia los castillos.

El que disponga de coche privado, puede llegar hasta el aparcamiento del propio castillo, que tiene un precio de 12€ por coche para todo el día.

¿Cómo visitar el castillo de Neuschwanstein?

Reservando entrada: Dada la gran afluencia de visitantes que recibe el castillo, sobre todo en verano, se recomienda adquirir las entradas con antelación, pagando un suplemento de 2,50 € por persona, aunque debe hacerse al menos 48 horas antes de la visita. Cada entrada lleva asociada una hora de acceso, por lo que no se puede ingresar antes. Las entradas reservadas se recogen en taquilla al menos una hora y media antes de la hora de acceso. En cuanto a los tiempos de espera, es prácticamente lo mismo que sin reserva, pero haréis mucha menos cola. Precios, horarios y reserva anticipada están disponibles en su página web en castellano.

Sin reservar entrada
Si llegáis al castillo sin entrada previa (bien porque se os olvidó, bien porque estaban agotadas online), tenéis la posibilidad de hacer la cola en las taquillas para comprar un ticket. Esta opción vale para comprar entradas únicamente para el propio día, y conviene madrugar porque se van dando por orden de llegada y se suelen agotar muy rápido. Existe una cola paralela, mucho más rápida, para quienes hayan reservado por internet. Por ejemplo, la primera vez que fuimos, nosotros llegamos a las 10:30 a la taquilla y nos dieron hora para 12:00. Mientras esperáis, podéis pasear por los alrededores y hacer fotos, por lo que no es tiempo perdido. Además, desde las taquillas hasta la entrada del castillo hay un camino señalizado de aproximadamente 30 minutos

Las visitas se realizan en turnos de 20-30 personas, por lo que no se puede recorrer el castillo por libre; hay que hacerlo mediante un tour guiado en alemán, inglés o con audioguía en cualquier idioma, incluido español. Si habláis inglés o alemán, conviene elegir el tour guiado, que es más frecuente y ofrece más detalles y curiosidades que la audioguía. Sin embargo, la visita guiada está limitada a 30 minutos, un aspecto que muchos visitantes consideran negativo, ya que obliga a recorrer el castillo bastante rápido.

¿Qué ver en el castillo de Neuschwanstein?

El castillo, de estilo neorrománico, fue construido por orden expresa de Luis II de Baviera (1845-1886) —Ludwig II en alemán—, de la dinastía de los Wittelsbach y comúnmente conocido como “El Rey Loco”. Su construcción se terminó en 1886. El castillo nació de la imaginación de Luis II, con un interior recargado y espacios realmente curiosos e interesantes, que constituyen un pequeño mundo de fantasía, único en comparación con otros castillos similares. Además, el edificio contaba con tecnología avanzada para la época, incluyendo teléfono e instalación eléctrica, y fue construido con vigas de acero roblonadas, visibles hoy en la zona de la cafetería. Gran parte de la decoración interior está dedicada a las óperas del compositor alemán Richard Wagner, gran amigo e ídolo de Luis II.

Luis II ascendió al trono de Baviera a la temprana edad de 18 años. Su apodo de “Rey Loco” se debe a su excéntrica y melancólica vida, marcada por el aislamiento en sus castillos. Dedicó toda su fortuna a la construcción de palacios fastuosos y, con 40 años, fue declarado incapaz de gobernar tras un examen psiquiátrico que, según algunos, fue una estrategia de su familia para arrebatarle el trono. Fue apresado en Neuschwanstein y trasladado a un centro psiquiátrico junto al lago Starnberg, cerca de Múnich. Un día salió a pasear con su médico y nunca regresaron; sus cuerpos fueron encontrados horas después en el lago.

Luis II no vivió para ver terminado Neuschwanstein, por lo que el interior quedó inacabado. Hoy en día solo pueden visitarse las salas terminadas, en un recorrido relativamente corto de unos 30 minutos. Cabe destacar que el rey apenas llegó a vivir en este palacio unos cinco meses, no consecutivos, a lo largo de su vida.

No obstante, lo más impresionante de Neuschwanstein es su exterior y el maravilloso entorno natural. No es de extrañar que sea el lugar más fotografiado de Alemania📸. Las fotos típicas se toman desde el puente Marienbrücke, un puente colgante sobre el desfiladero de Pöllat (Pöllatschlucht), construido en 1845 por Maximiliano II como regalo para su esposa, la reina María de Prusia, de ahí su nombre. Años más tarde, su hijo Luis II lo reforzó y modificó durante la construcción del castillo para ofrecer mejores vistas. El puente suele estar muy concurrido por los visitantes.

En invierno, el Marienbrücke permanece cerrado por seguridad, por lo que normalmente solo es accesible de primavera a otoño. Podéis comprobar si el puente está abierto en la página oficial del castillo. Para llegar, basta con seguir un sendero bien señalizado desde la entrada al castillo.

neuschwanstein castillo disney
Vista del castillo de Neuschwanstein desde el puente Marienbrücke

Visitar el Castillo de Hohenschwangau

También se puede visitar el castillo de Hohenschwangau, en el cual pasó su infancia y juventud el rey Luis II de Baviera (el “Rey Loco”), y donde nació su fascinación por los castillos. Fue construido en estilo gótico por su padre, el príncipe heredero Maximiliano de Baviera (1811-1864) entre 1833 y 1837, antes de que ascendiera al trono en 1848 y pasara a ser el rey Maximiliano II de Baviera, sobre los cimientos de una antigua fortaleza llamada Schwanstein (“Piedra del Cisne”). Aquí pasaba los veranos la familia: Maximiliano II, su mujer, la reina María de Prusia, y sus hijos Luis y Otón. Tras la muerte de Maximiliano II en 1864, Luis II, ya como rey de Baviera, vivió en él hasta que comenzó a construir su propio castillo, Neuschwanstein, en 1869.

Merece la pena visitarlo, aunque evidentemente queda eclipsado por el castillo del Rey Loco. Tanto el precio como el proceso de compra son idénticos para ambos castillos; es decir, las entradas se pueden adquirir en las mismas taquillas o por internet. Existe una tarifa conjunta para visitar los dos castillos, aunque solo se ahorra un euro.

Visitar Füssen

Y si aún os quedan fuerzas y tiempo, podéis dar una vuelta por el pueblo de Füssen, ubicado a los pies de los Alpes bávaros, junto al río Lech. Füssen es el punto final de la llamada Ruta Romántica (Romantische Straße), un recorrido turístico creado en 1950 de unos 460 kilómetros de longitud que atraviesa varios pueblos de Baviera y Baden-Württemberg, comenzando en Wurzburgo. De hecho, sobre el arco de la puerta (Klostertor) del antiguo monasterio franciscano (Franziskanerkloster) se puede ver una inscripción que marca el final de dicha ruta: “Ende der Romantischen Straße”.

Podéis dar una vuelta por el casco antiguo (Füssen Altstadt) y disfrutar de sus típicas casas decoradas con flores en los balcones. No es muy grande, pero merece la pena recorrerlo: tiene callejuelas encantadoras y mucho ambiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario