En esta ocasión visitamos París, la capital de Francia y ciudad más poblada del país con 2,1 millones, aunque la cifra aumenta a 11,4 millones si contabilizamos su área metropolitana.
La ciudad es muy grande, es la más turística y visitada del mundo –recibe 30 millones de turistas cada año– y tiene muchas cosas que ver, por lo que nosotros recomendamos pasar 4 o 5 días en ella y, opcionalmente y según los gustos de cada uno, guardar uno más para visitar el Palacio de Versalles o Disneyland, que se encuentran a las afueras.
La ciudad tiene muchos sobrenombres, como el de la ciudad del amor (La ville d'amour), por sus escenarios románticos tantas veces vistos en el cine, o la ciudad de la luz (La ville lumière), porque fue la primera ciudad europea en tener luz eléctrica; sucedió a finales de la década de 1870, cuando el rey Luis XVI ordenó colocar más de 3000 farolas eléctricas en las calles para dar seguridad y, a su vez, embellecer la ciudad.
Distritos de París y dónde alojarse
En el plano urbanístico, la ciudad está dividida en 20 distritos o arrondissements (abreviado Arr.), en francés. Dichos distritos están enumerados en forma de espiral o caracol, siendo el número uno el centro y el resto sucesivamente en el sentido de las agujas del reloj. Aquí tenéis un plano:
Fuente: Wikipedia commons
Por ejemplo, en el primer distrito se incluyen atractivos como el Louvre o el Palacio Real; en el cuarto, Notre-Dame, en el séptimo, la Torre Eiffel, el Campo de Marte y el Hotel de los Inválidos y en el decimoctavo, Montmartre y la Basílica del Sagrado Corazón.
Los mejores para alojarse son el 1, 2, 3, 4, 9, 10 (al sur) y 11, según un amigo parisino. Lógicamente, cuanto más a las afueras más barato será el hotel, pero en París hay algunos barrios peligrosos, como la parte más norte del 10, el 18, el 19, algunas partes del 20 y Saint-Denis (situado al norte del 18), así que es mejor ceñirse a los que acabamos de nombrar. Los distritos 9 y 11 tienen una buena relación calidad ubicación precio.
Otra cosa importante es que en todos los alojamientos turísticos hay que pagar la típica tasa turística de la ciudad, que en el caso de París es muy alta. Su valor varía dependiendo del número de estrellas, aquí podéis ver una tabla con todas.
¿Cómo llegar a París?
Además de en transporte privado, París está muy bien conectado por transporte público, ya sea por autobús, tren y avión.
🚄Si venís en tren de alta velocidad (TGV - Train à Grande Vitesse), lo normal es que lleguéis a la Estación del Este (Gare de l'Est) o la Estación de Lyon (Gare de Lyon). Hay trenes directos y con escalas desde muchas ciudades europeas, incluidas españolas. Los billetes y horarios los podéis ver en la web oficial de SNCF (Société nationale des chemins de fer français), la compañía nacional de ferrocarriles franceses.
🚌En autobús, la estación más habitual es la de Bercy Seine, en el distrito 12.
✈En avión, probablemente, la manera en que llegue la mayoría de la gente. París cuenta con dos aeropuertos en la ciudad, el Aéroport de Paris-Charles de Gaulle (CDG), que es el principal, y el Aéroport de Paris-Orly (ORY). Además de estos, hay otros dos ubicados a las afueras, donde suelen volar compañías low cost: el Aéroport Paris-Beauvais (BVA), a 90 kilómetros al norte de la ciudad, y el Aéroport Paris-Vatry (XCR), a 160 kilómetros al este de la ciudad.
Billetes de transporte público en París
La verdad es que la logística de tickets es bastante sencilla de entender en París. Hay tres tipos de tickets:
- Billete sencillo con precio fijo independientemente del destino o número de paradas. Hay dos modalidades según el medio de transporte:
- Ticket Métro-train RER (2,50€). Estos los tenéis que guardar hasta el final del viaje, porque hay que escanearlo en la estación de destino para salir.
- Ticket Bus-Tram (2€). Solo se escanea para entrar, no para salir.
- Es decir, ir a Versalles o Disneyland, que se va en RER, solo cuesta 2,5€ por trayecto.
- Billete para ir o venir del aeropuerto (Ticket Aéroport). Precio es 13€ por trayecto para cualquier aeropuerto.
- Billete semanal, útil para viajar ilimitado por toda la red, incluido metro y trenes al aeropuerto (el aeropuerto CDG se encuentra en la zona 5). El precio es de 31,60€ (para las zonas 1 a 5) y es válido de lunes a domingo (no 7 días cualesquiera).
Para usar el metro hace falta una tarjeta electrónica donde cargar los tickets (no dinero), como en Madrid. Puede ser una tarjeta física o usar tú teléfono móvil si dispone de tecnología NFC, descargando la aplicación para móvil “Île-de-France Mobilités”, crearse una cuenta y comprar ahí las tarjetas. Hay dos tipos de tarjeta:
- Navigo easy – esta es anónima, cuesta 2€ y la puedes cargar con los billetes sencillos y del aeropuerto.
- Navigo decouvert – esta es personal, con una foto incluida, cuesta 5€ y te permite cargar los billetes sencillos, del aeropuerto y, además, los semanales.
Es cuestión de echar números, pero si tenéis que ir y volver al aeropuerto en la propia semana, ya sale rentable comprar la tarjeta Navigo decouvert. Esta tarjeta la podéis comprar en la aplicación antes mencionada, subir la foto y cargar el ticket, o en los mostradores de atención al cliente (Billeterie) que hay en las estaciones más grandes de metro y en el aeropuerto y graparle una foto de tamaño pasaporte que has de llevar previamente o hacértela en un fotomatón. En el aeropuerto hay un fotomatón junto a los mostradores, por cierto. Nosotros recomendamos usar la aplicación, te ahorras los 5€ de la tarjeta física y las colas del mostrador en el aeropuerto, además de que puedes prepararlo todo antes del viaje.
Una vez ya tengas todo comprado y cargado en la aplicación, tan solo tienes que pasar tu móvil desbloqueado por los tornos, no hay ningún QR ni código de barras ni similar.
Aquí tenéis un plano de la red de metro de París.
¿Cómo llegar del aeropuerto de Charles de Gaulle (CDG) al centro de la ciudad?
El aeropuerto de Charles de Gaulle se encuentra a 34 kilómetros de la ciudad. Además de taxi y Uber, la opción más económica de ir en transporte público es con el tren del tipo RER (Réseau Express Régional), que son como los trenes de cercanías. El que hay que tomar es el de la línea RER B, cuyo trayecto conecta el noreste con el suroeste, haciendo varias paradas en el centro de París. Aquí podéis ver todas las paradas de la línea para ver cuál os pilla mejor. Hay dos paradas en el aeropuerto, la CDG 2, en la Terminal 2, y la CDG 1+3, ubicado en la Terminal 3 y conectado con shuttle (CDGVAL shuttle) con la Terminal 1. La duración es de entre 30 y 45 minutos dependiendo de dónde te bajes. El precio es de 13€ por adulto, los billetes son válidos durante 90 minutos y se pueden comprar en las máquinas automáticas de RER y TGV.
Otra opción es el RoissyBus, que conecta la Terminal 3 del aeropuerto con la Ópera de París en unos 60 minutos, aunque puede ser más por el tráfico. El precio es de 13€ y aquí podéis ver el trayecto.
Charles de Gaulle, por cierto, fue un militar y político muy importante en el devenir de la historia de Francia. Primero, en 1940, tras la derrota de Francia frente a la Alemania nazi, de Gaulle se exilió a Londres y fundó el Comité de Francia Libre, convirtiéndose de esa manera en la figura principal de la resistencia contra la ocupación alemana. De Gaulle se fue a Londres un 17 de junio de 1940 y un día después, se produjo un acontecimiento que pasó a la historia como La llamada del 18 de junio (L'Appel du 18 juin), cuando de Gaulle, con el permiso del primer ministro británico Winston Churchill, aparece en la cadena de radio de la BBC haciendo un llamamiento público a la resistencia de Francia en su lucha contra la Alemania nazi. Después de la liberación del país en 1944, fue presidente del Gobierno Provisional de la República Francesa entre 1945 y 1946, cuando se estableció la constitución y las bases de la Cuarta República Francesa, si bien se retiró del cargo por no estar de acuerdo con la redacción de esa constitución precisamente. Tras un retiro temporal mientras tenía lugar la cuarta república, volvió para ser presidente de la Quinta República Francesa del 1 de junio de 1958 al 28 de abril de 1969.
Tarjetas turísticas en París
Como decíamos, la ciudad tiene una oferta cultural inmensa, por eso creó dos tarjetas turísticas: el Paris Pass y el Paris Museum Pass.
La principal diferencia es que el Paris Pass lo incluye todo: el Museum Pass, un Attractions Pass y un tour en autobús, por eso es más caro que el Paris Museum Pass que “solo” incluye museos y monumentos.
El Paris Museum Pass incluye más de 50 museos y monumentos entre los que se encuentran los más visitados de París: Louvre (obligatorio reservar hora), Museo de Orsay, Panthéon, Sainte-Chapelle (recomendable reservar hora), Pompidou, Palacio de Versalles (recomendable reservar hora), Musée de l’Armée que es donde está enterrado Napoleón, subir al mirador del arco de triunfo, o subir a las torres de Notre Dame. Lo único a lo que no da acceso es a la Torre Eiffel. Aquí podéis ver qué está incluido y filtrar por cuál necesita la reserva de un horario concreto, cuál está cerrado los lunes, etc.
El Paris Museum Pass tiene tres variantes: de 2, 4 y 6 días, consecutivos. Funcionan por horas, es decir si compras el de 2 días y lo activas el martes a las 11 de la mañana, te vale hasta el jueves a las 11 de la mañana. Se puede comprar online en su web oficial y mostrarlo digital o físicamente impreso o también se puede comprar en la mayoría de los propios museos que están incluidos en el ticket, así como en oficinas de información turística como la del aeropuerto o la de las Galerías Lafayette.
Haced una lista con los sitios a los que queráis entrar en el número de días que dispongáis y echad cuentas a ver si merece la pena. En nuestro caso, sí, y escogimos el de cuatro días. Lo compramos por la web y luego reservamos desde aquí los horarios de los museos que lo necesitan, como el Louvre, Versalles o la Sainte-Chapelle. En esa misma web podéis ver cómo hay que reservarlas teniendo el Paris Museum Pass.
Comparado con otros tickets similares de otras ciudades, este está mejor porque incluye museos y monumentos muy importantes y habituales en la visita a la ciudad, y no tiene tantas actividades de relleno que muchas veces carecen de interés.
Breve historia de Francia
Durante nuestra visita a París vamos a encontrar múltiples referencias a etapas de la historia francesa, así que conviene tener una idea de los principales acontecimientos de su pasado.
Francia Antigua y medieval
Francia fue una de las provincias del Imperio Romano, llamada Galia. Los romanos, liderados por Julio César conquistaron este territorio en torno al 50 a.C., antes poblado por pueblos celtas a los que los romanos se refirieron como pueblos galos. Los romanos ya habían conquistado en el 121 a.C. el sur de Francia a la que llamaron simplemente provincia (palabra latina) que acabó derivando en Provence. El latín se impuso como idioma oficial. El nombre de París, por cierto, procede del nombre romano Civitas Parisiorum, que significa ciudad de los parisios (parisii en latín), que hace referencia a los habitantes de la tribu celta que habitaba la ciudad cuando estos llegaron. Con el tiempo se quedó simplemente con el nombre en latín, Parisius, que en francés se traducía como París.
A principios del siglo IV d. C., el Imperio Romano se fue desvaneciendo y eso lo aprovecharon diferentes pueblos germánicos, especialmente los francos, para conquistar esta zona de Europa en el siglo V d.C., de ahí el nombre futuro de Francia. Los francos eran gobernados por la dinastía merovingia, particularmente Clodoveo I se erigió como rey de los pueblos francos, entre ellos de la Galia, y estuvo en el poder del 488 y 511. Los merovingios, en general, gobernaron la Galia hasta el 751.
En el 751 la familia noble de los carolingios, que tenía mucho poder, se hace con el poder tras la debilidad de los reyes francos. En el 768, Carlomagno, miembro de la familia carolingia, hereda el trono al frente de los francos fundando el Imperio carolingio que incluía también otros territorios de Europa Central como Suiza, Austria, Bélgica, Países Bajos y parte de Alemania, Italia y República Checa. El Imperio carolingio duró hasta el 843, y al deshacerse es cuando se forma Francia como estado independiente, si bien no con los mismos territorios ni extensión que actualmente.
Revolución francesa
En 1610, Luis XIII (1601-1643) asciende al trono. Su reinado contó con el apoyo del cardenal Richelieu (1585-1642), que se convirtió en primer ministro en 1624 y mantuvo el poder hasta su fallecimiento en 1642. Siempre será recordado por ser el malo de la obra de Los Tres Mosqueteros (1844) de Alejandro Dumas. En esta época, el Cardenal se unió a los protestantes y declaró la guerra a países católicos como España y el Sacro Imperio Romano Germánico gobernado por los Habsburgo como parte de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
En el siglo XVII el país alcanzó su época dorada, especialmente con el reinado de Luis XIV (1638-1715), conocido como el Rey Sol. Es la época del absolutismo en el que el monarca tenía el poder absoluto; de hecho, Luis XIV llegó a decir la famosa frase L'État, c'est moi, es decir, yo soy el estado. En 1682, Luis XIV se mudó al Palacio de Versalles que acababa de construirse. Francia vivió una época de altibajos debido a los innecesarios excesos económicos de los monarcas y la participación de Francia en múltiples guerras europeas, entre ellas la Guerra de sucesión española.
Debido principalmente a la desigualdad de clases y pobreza de gran parte de la población, en 1789 estalla la Revolución Francesa, que acabó con la monarquía y la ejecución en la guillotina de los reyes de ese momento, Luis XVI (1754-1793) y su esposa Maria Antonieta en 1793. El lema de la revolución fue el famoso «Liberté, Égalité, Fraternité» (libertad, igualdad, fraternidad). Los revolucionarios proclamaron una república. Uno de los nombres líderes revolucionarios fue el abogado Maximilien Robespierre, cuyas ideas de igualdad, democracia, sufragio universal, abolición de la esclavitud de las colonias, entre otras, se fueron tornando con el paso del tiempo hasta el punto de establecer un periodo llamado «El terror» (1793-1794), caracterizado por la persecución a aquellos que no las siguieran y que se mostraran contrarios a la revolución. En julio de 1794, en un asalto al ayuntamiento de París por parte de opositores al régimen, Robespierre fue arrestado y ejecutado en la guillotina. Su figura mantiene divididos a los historiadores.
Entre tanto, Gran Bretaña entra en guerra con Francia nuevamente, reviviendo rencillas del pasado, y ahí surge la figura del militar Napoleón Bonaparte (1769–1821), quien también participó en la guerra contra Egipto. La Revolución Francesa acabó en 1799 y poco a poco Napoleón obtuvo más poder hasta proclamarse emperador en 1804. Napoleón mantuvo los valores de los revolucionarios, como la igualdad ante la ley sin privilegios para la nobleza, pero permitió las condenas sin juicio previo, censura de prensa, y reinstauró la esclavitud de las colonias.
Napoleón muestra su dominio en Europa y su ejército, la «Grande Armée», entra en guerra con varias de las principales potencias europeas en lo que se conoce como Guerras napoleónicas. En 1807 firma el Tratado de Fontainebleau por el cual España, aliada de Francia, le dejaba pasar por su territorio para conquistar Portugal, pero el ejército francés tenía otra idea y aprovechó para ocupar España en 1808, poniendo como rey al hermano de Napoleón, José Bonaparte. Por otros flancos, en torno a 1806 Francia derrota a Austria, Prusia y Rusia, aunque había fracasado en su intento de conquistar Gran Bretaña y fue derrotada por los británicos en la Batalla de Trafalgar de 1805. Napoleón siguió conquistando territorios hasta que intentó invadir Rusia, lo que acabó en una dolorosa derrota en 1813. Poco después, es también derrotado en Leipzig frente a la coalición de Prusia, Austria, Suecia y Rusia.
Dichas tropas de coalición toman París en 1814 y, en 1815, el ejército de Napoleón es derrotado en la Batalla de Waterloo, poniendo fin a su reinado y restaurándose la monarquía, siendo Luis XVIII el nuevo rey. En 1848 se produce otra Revolución Francesa (Revolución de 1848) y la monarquía se sustituye por la Segunda República Francesa (1848-1852) bajo el mando de Luis-Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien se proclama emperador bajo el nombre de Napoleón III. Napoleón III se casa en 1853 con Eugenia de Montijo, lo que implica que la española se convierte en emperatriz consorte de Francia. Este Segundo Imperio Francés (1852-1870) terminaría con la derrota en 1870 en la guerra franco-prusiana, teniendo Napoleón III que exiliarse en Inglaterra hasta su muerte en 1873. En este momento se instaura la Tercera República Francesa, que duró de 1870 hasta 1940, y surge la famosa etapa de la «Belle Époque» (1871-1914), caracterizada por ser un periodo de paz que permitió el desarrollo económico, social e industrial de las ciudades en Europa, especialmente París, surgiendo numerosos artistas, músicos y escritores.
Guerras Mundiales
En 1914, con la invasión de Alemania, Francia se ve envuelta en la Primera Guerra Mundial, participando en el bando aliado principalmente junto con Gran Bretaña, Rusia, Italia, Japón y EE.UU., frente a las fuerzas centrales formadas por Alemania, Austria, Hungría y Turquía. La guerra finaliza en 1918 con la victoria aliada pero la pérdida económica y humanitaria del país fue notable.
Durante la Segunda Guerra Mundial sucede algo parecido. La Alemania nazi invade Polonia en 1939 y Francia le declara la guerra. En 1940, en poco más de un mes, el ejército nazi invade y conquista Francia. El general Charles de Gaulle (1891-1970), que estaba al mando del ejército francés, se exilia en Reino Unido y desde una emisora de la BBC británica pronuncia el Llamamiento del 18 de junio de 1940, imperando a su país a la resistencia, aunque no tuvo éxito. El país se mantuvo bajo el control alemán hasta el 6 de junio de 1944, el llamado día D, cuando tiene lugar el Desembarco de Normandía, en que los ejércitos británico y estadounidense llegan por mar a las costas de Normandía, derrotan a la Alemania nazi y liberan Francia. De Gaulle se mantuvo en el poder del país entre 1944 y 1946 con el fin de preservar la democracia durante el Gobierno provisional de la República francesa. Tras un tiempo alejado de la política, en 1958 sale elegido primer ministro francés y promulga una nueva constitución y en 1959, tras la votación de los ciudadanos, establece la Quinta República, que es la que dura hasta nuestros días.
¿Qué ver en París?
Dado el gran tamaño que tiene la ciudad, es indispensable organizar el viaje y agrupar cosas que ver por distritos. Vamos a dividir el artículo por arrondissements y explicar qué ver en cada uno. Los distritos 1-4 constituyen el centro de la ciudad.
Distrito 1 (Louvre, Tullerías, Sainte-Chapelle)
Comenzamos con uno de los platos fuertes, el Museo del Louvre (Musée du Louvre). Cuando estéis delante de él apreciaréis que estáis delante del museo de arte más grande del mundo, tiene 73.000 metros cuadrados. Más que un museo, parece un palacio, y es que el edificio es de 1193, originalmente erigido como fortaleza, pero se reformó en el siglo XVI para servir como palacio real para el rey Enrique II. Aquí vivieron los reyes franceses hasta que en 1682 se movieron al Palacio de Versalles. El palacio quedó abandonado y no fue hasta 1793, durante la Revolución Francesa, cuando adquirió un nuevo significado, abriendo sus puertas a todo el pueblo y exponer objetos y tesoros de los reyes y la Iglesia que fueron requisados. La colección del museo se amplió enormemente con obras robadas durante las conquistas europeas de Napoleón, especialmente de Italia; de hecho, se cambió el nombre a Musée Napoléon hasta el fin del emperador (1815) que retomó su antiguo nombre, el Louvre, y se devolvió gran parte de las obras robadas. Su sobrino, Napoleón III hizo varias reformas más que le otorgaron el aspecto actual. La famosa pirámide de cristal, que tanto tirón adquirió tras la película de El Código Da Vinci (2006), se incorporó en 1989 para ser utilizada como entrada principal, aunque no es la única, tiene otras tres pirámides de cristal que aportan luz natural al interior del museo y una pirámide invertida ubicada en el sótano del centro comercial Carrousel du Louvre. En el museo se exponen cerca de 35.000 objetos; parecen muchos, pero en realidad es menos del 10% de toda la colección que posee. Como curiosidad, no existe un solo Museo del Louvre en el mundo, hay tres: el de París, una sede en Lens y otra en Abu Dhabi, quienes pagan una millonada para poder tener una filial del museo más famoso del mundo.
Exterior del Museo del Louvre con la pirámide de cristal
Vamos ya con las obras que ver. El museo está dividido en 5 plantas, desde la -2 hasta la 2 y tiene 3 pabellones principales: el Sully (que lleva el nombre del ministro del rey Enrique IV), que es el que está enfrente si nos situamos en la pirámide de cristal; el Richelieu (nombre del ministro del rey Luis XIII), que está a la izquierda, y el Denon (nombre del primer director del Museo del Louvre), que está a la derecha; cada uno con unas colecciones distintas. La parte de cuadros más destacada es la pintura italiana de 1250-1800 (planta 1 del ala Denon) y la pintura francesa de los siglos XV al XIX (planta 1 del ala Denon, planta 2 del ala Richelieu y del ala Sully). También tienen una pequeña colección de pintura de España (planta 1 del ala Denon). Aparte de los cuadros, destaca la parte de antigüedades griega (planta 0 del ala Sully y planta -1 del ala Denon), romana (planta 0 del ala Denon) y egipcia (plantas 0 y 1 del ala Sully), así como los tesoros reales.
Pinturas más destacadas:
➣La Mona Lisa (también llamada La Gioconda) – Leonardo Da Vinci, 1503. El cuadro más famoso del mundo muestra a Lisa Gherardini, una noble de Florencia esposa de Francesco del Giocondo. La palabra italiana «mona» es una contracción de la frase ma donna que se traduce como mi dama. En 1516, el rey Francisco I de Francia proporcionó a da Vinci una residencia en el castillo de Clos-Lucé a orillas del Loira hasta su muerte en 1519 y aprovechando su estrecha relación, le compró el cuadro en 1518, poco antes de su muerte. No está claro cuándo comenzó a pintarlo, se cree que fue en 1503 en Florencia, lo que sí está claro es que nunca lo llegó a terminar. Cuando el rey Francisco I de Francia falleció, el cuadro pasó por el Palacio de Fontainebleau, el Palacio de Versalles hasta que, tras la Revolución Francesa, llegó en 1797 al Louvre. Pero, ¿qué hace que este cuadro sea tan especial? La verdad es que es difícil contestar a esta pregunta, los expertos dicen que es la técnica del sfumato (la difuminación de los contornos), su mirada, esa semi sonrisa tan característica que hace que si le miras la boca no esté sonriendo, pero si miras a otro sitio da la sensación de que sí lo está haciendo, y la extraña situación de que los paisajes ambos lados de la Gioconda son distintos. Está ubicado en la sala 711.
➣Las bodas de Caná – Paolo Varonese, 1563. Aunque es la Mona Lisa la que acapara todas las miradas de la sala 711, enfrente de ella hay un enorme cuadro también de suma importancia que pasa desapercibido para muchos visitantes. Las bodas de Caná es un episodio bíblico del del Evangelio de Juan que sucede en una boda en Caná de Galilea (pueblo que hoy no se sabe exactamente cuál es más allá de que es uno de Galilea, región del norte de Israel) en el que Jesús realiza su primer milagro, convertir el agua en vino. En este cuadro, el pintor veneciano Veronese trata de representar eso: Cristo se sitúa en el centro del cuadro mirando fijamente al espectador, junto con la virgen y los discípulos; mientras que los novios quedan relegados a la parte izquierda, donde podemos ver a la novia que también mira al espectador con una cara de poca felicidad; ¿la razón? El vino se ha acabado. También vemos justo encima de ella un invitado vestido de azul que parece que le mira el escote, pero realmente está mirando la copa de vino que resulta que está llena. Y es que ya se ha obrado el milagro, mirad a la parte de la derecha, las ánforas están llenas de vino. La historia de este cuadro es también bastante curiosa. Fue encargado en 1562 por monjes benedictinos para su convento de San Giorgio Maggiore, en Venecia, quienes quisieron que fuera de gran tamaño para que ocupara toda la pared. Allí estuvo hasta que, en 1797, Napoleón Bonaparte conquista la República de Venecia y se lleva algunas obras de arte, esta incluida. La obra se enrolló y cortó en trozos para ser transportado en barco hasta el Louvre. En 1815, cuando el ejército de Napoleón fue derrotado, Austria, a la que entonces le pertenecía Venecia, pidió la devolución del cuadro, pero los franceses alegaron que era demasiado grande y era imposible y que, a cambio, le enviarían el cuadro de Le Banquet du Pharisien (1653), de Charles Lebrun, que hoy en día se encuentra en la Gallerie dell’Accademia de Venecia.
➣La belle ferronière – Leonardo Da Vinci, 1495. Se trata de otro famoso cuadro renacentista de Da Vinci, de hecho, se puede dar un ligero aire a otros cuadros del pintor como La dama del armiño (en el museo Czartoryski de Cracovia) o la propia Mona Lisa. En este caso la modelo es una dama burguesa mujer de un ferretero (ferronière en francés). Sala 710 (planta 1, ala Denon).
➣La libertad guiando al pueblo (La liberté guidant le peuple) – Eugène Delacroix, 1830. Este es uno de los cuadros más admirados del museo, quizás el que más de la parte francesa. Simboliza la Revolución de 1830, también llamada Revolución de Julio, una escena en la que el pueblo de París se levanta en armas contra el rey Carlos X de Francia, quien era hermano de Luis XVI (que murió en la guillotina en 1793 tras la Revolución Francesa) y de Luis XVIII (que fue el primer monarca francés tras la caída de Napoleón en 1815), al que sucedió en el trono en 1824. La Libertad está representada por medio de la mujer del centro del cuadro, quien guía al pueblo con la bandera francesa de la revolución y desnuda de cintura para arriba, con el que se recalca el concepto de libertad. Los fans de la banda británica Coldplay habrán reconocido este cuadro, pues es la portada del disco de Viva la vida. Está ubicado en la sala 700.
➣La consagración de Napoleón (Le Sacre de Napoleón) – Jacques-Louis David, 1807. Jacques-Louis David, pintor oficial de Napoleón, muestra en este cuadro la coronación del propio Napoleón y de su pareja, la emperatriz Josefina en 1804. La escena en concreto es la de Napoleón, vestido con una túnica de coronación, colocándole la corona a Josefina, quien se encuentra arrodillada. Hay un detalle curioso del cuadro y es que en el centro de la tribuna se erige la figura de Letizia Buonaparte, madre de Napoleón, pero en realidad no asistió a la ceremonia ya que no aprobaba el matrimonio de su hijo con Josefina, con quien no tenía una buena relación. Sin embargo, Napoleón le tenía tanto aprecio que pidió al pintor que la incluyera en el cuadro. Sala 702 (planta 1, ala Denon).
➣La muerte de Marat (La Mort de Marat) – Jacques-Louis David, 1793. Ilustra la muerte del revolucionario francés Jean-Paul Marat, asesinado en su banera por la también revolucionaria Carlota Corday, pero de facciones distintas. Sala 702 (nivel 1, ala Denon).
➣Gabrielle d'Estrées y una de sus hermanas (Gabrielle d'Estrées et une de ses sœurs) – Desconocido, 1594. El cuadro muestra en una bañera a dos mujeres: Gabrielle d'Estrées (a la derecha), amante del rey Enrique IV, que sujeta un anillo, y una de sus hermanas le pellizca un pezón, queriendo decir que está embarazada. Y es que Gabrielle d'Estrées y rey Enrique IV tuvieron tres hijos bastardos. Al fondo, una costurera teje una prenda de ropa y encima hay un cuadro erótico de un varón semi desnudo. Sala 824 (planta 2 ala Richelieu).
➣El tahúr del as de diamantes (Le Tricheur à l'as de carreau) – Georges de La Tour, 1635. Se trata de una de las pinturas más famosas del pintor francés barroco. En ella se representa una partida de cartas que tiene lugar en un burdel, en la que un tahúr (jugador de cartas), una prostituta y una criada, tratan de ganar y timar a un joven rico (el hombre de la derecha). Sala 912.
➣Retrato de Luis XIV – Hyacinthe Rigaud, 1704. La historia de este cuadro está muy ligada a España, y ahora veréis por qué. Felipe V, rey de España, era nieto de Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria y Borbón, pidió cuando a su abuelo que le regalara un cuadro suyo. Luis XIV encargó tal tarea al pintor Hyacinthe Rigaud, pero quedó tan bien y gustó tanto en la corte francesa, que nunca fue enviado a España. Se encargó hacer una réplica del cuadro para enviársela a su nieto, aunque la realidad es que al final se hizo otro un tanto distinto, Retrato de Luis XIV con armadura, que actualmente se expone en el Museo del Prado de Madrid. Asimismo, hay una tercera copia del cuadro también obra de Rigaud que se encuentra en el Palacio de Versalles. El cuadro muestra al rey Luis XIV vestido con un manto azul y esos grabados de flores de lis (fleur-de-lis), símbolo de la realeza de Francia. Sala 602 (ala Sully).
Arriba: La mona Lisa, La Libertad guiando al pueblo; abajo: Las bodas de Caná y La consagración de Napoleón
Además de cuadros, el museo cuenta con muchas otras piezas de arte. Estas son las más destacadas.
➣Victoria alada de Samothrace (Winged Victory of Samothrace / Niké of Samothrace), ubicada en la escalera principal. Se trata de una escultura griega del 190 a.C. del periodo helenístico encontrada en la isla de Samotracia (Samothraki / Σαμοθράκη) en 1863 por un empleado del consulado francés que era, asimismo, aficionado a la arqueología. Este envió todas las piezas al Louvre para su restauración, pero se decidió restaurarla solo en parte y presentaría tal y como está ahora, ya que el resto de piezas eran demasiado pequeñas como para reconstruirlas, pero las tienen guardadas. Las piezas que se encontraron junto a las de Niké hacen pensar que se encontraba sobre la proa de un barco. Niké es la diosa de la Victoria, representada por los griegos como una mujer con alas. Sala (escaleras) 703.
➣Venus de Milo, construida entre el 130 y el 100 a.C., el ejemplo más famoso de escultura griega, aunque se desconoce el autor. Es una escultura de mármol que representa a la diosa griega del amor, Afrodita, la equivalente a la diosa romana del amor, Venus. Fue encontrada en 1820 en la isla griega de Milos (Μήλος) por un campesino, quien, inconsciente de su valor, se la vendió a unos franceses coleccionistas de arte antiguo. Como curiosidad, muy probablemente estuviera pintada de colores originalmente, pero el paso del tiempo ha hecho que ya no quede ni rastro de ellos. Sala 345.
➣Ahora pasamos a la parte egipcia, también fascinante. Entre los objetos egipcios de más relevancia se encuentran sarcófagos, como el sarcófago de Ramses III, una momia de un hombre del periodo ptolemaico (305-30 a. C.) y la Gran Esfinge de Tanis, que data del 2550 a.C. Esta esfinge se descubrió en 1825 en las ruinas del templo Amón de Tanis (Egipto) y el Louvre se la compró en 1826 a Henry Salt, cónsul británico en Egipto y especialista en egiptología y uno de los principales vendedores de arte egipcio al Museo Británico. Se ubica en la sala 338 de la planta 0.
➣Aunque no tiene tanta importancia como la parte egipcia y grecorromana, la parte de antigüedades de Oriente Próximo merece una rápida visita. Allí destaca uno de los 36 capiteles que sustentaban la sala de audiencias del palacio de Darío I en Susa (Irán), cuya parte superior está decorada con dos toros arrodillados. También destacan frisos con arqueros, que asimismo proceden del palacio.
➣Galería de Apolo (Galerie d'Apollon). Esta es la sala más espectacular de todo el museo y no es para menos, pues alberga las joyas de la corona francesa. Luis XIV encargó la construcción de esta sala a los mejores y más renombrados artistas de la época, quienes luego llevaron a cabo la Sala de los Espejos del Palacio de Versalles. El pintor principal de la misma fue Charles Le Brun, quien decoró la galería del techo con una enorme pintura de Apolo conduciendo un carruaje por el cielo. Sin embargo, en esa época Luis XIV se mudó a Versalles y la galería quedó inacabada; no fue hasta 1850 que se completó, de la mano de Eugène Delacroix y su pintura Apolo matando a la serpiente Pitón, también en el techo. Las paredes están decoradas con retratos de 28 reyes y artistas que contribuyeron al embellecimiento del Louvre a lo largo de su historia. También destaca la colección de vasijas hechas con minerales preciosos (tipo lapislázuli, jade y cristal de roca). Sala 705.
➣Apartamentos de Napoleón III. Ubicada en el ala de Richelieu, estos apartamentos fueron la residencia del ministro de Estado durante el Segundo Imperio francés (1852-1870) bajo el reinado de Napoleón III, por lo que el nombre puede llevar a confusión. Tras pasar por unas salas más modestas, se llega a los salones y comedores, donde el escenario se transforma en estancias rebosantes de oro y elegancia. La sala más impresionante es el gran salón y el salón-teatro donde cuelgan dos cuadros, uno de Napoleón III (fácilmente reconocible por su gran bigote) y, enfrente, otro de su mujer, la española Eugenia de Montijo.
De arriba a abajo e izq. a dcha: Venus de Milo, Galería de Apolo, Victoria alada de Samothrace y Capitel del palacio de Darío I en Susa
Aunque puedes estar un día entero –o incluso más–, lo suyo es dedicarle, al menos, 3-4 horas, que es lo que se tarda en ver lo principal. Las colas son enormes así que es casi obligatorio reservar entrada con antelación. Recordad que el museo cierra los martes. Si tienes el Paris Museum Pass, aquí tienes la información de cómo reservar hora; y si solo quieres comprar la entrada individual para este museo, puedes hacerlo desde su página web. Se recomienda estar media hora antes de lo que marca tu hora de entrada para estar los primeros de la fila. Por cierto, hay tres accesos: el principal, que es a través de la pirámide de cristal, la del Passage de Richelieu de la Rue Rivoli y la entrada por el Carrousel 99 de la Rue Rivoli que es donde está la pirámide invertida. Aquí podéis ver exactamente dónde están. En el hall principal, una vez pasado el control de seguridad, tenéis taquillas para dejar abrigos y bolsos, en un área llamada Vestiaires. El museo tiene wifi.
Las fotos del exterior es mejor hacerlas a la salida, ya sin la prisa de tener que hacer la cola. Si vinisteis en metro hasta aquí, os fijaríais que la parada se llama Palais Royal - Musée du Louvre, y es porque al lado del museo se encuentra el Palacio Real (Palais Royal). El Palais Royal se llamó originalmente Palais-Cardinal porque fue construido entre 1627 y 1629 por el cardenal Richelieu, quien fue ministro de Estado del rey Luis XIII. Cuando el cardenal murió en 1642, el palacio pasó a manos del rey Luis III y cambió su nombre a Palais Royal, sirviendo de residencia de la mujer de Luis III, la reina Ana de Austria y sus dos hijos menores, Luis (el futuro Rey Sol o Luis XIV) y Felipe. Felipe I, duque de Orleans, fue quien heredó el palacio y tanto él como sucesivos duques de Orleans hicieron varias reformas. Sufrió varios incendios y ataques durante la Revolución de 1848 y por parte de los comuneros en 1871 pero se reconstruyó en 1887. Actualmente el Palacio Real es la sede del Ministerio de Cultura, el Consejo de Estado y el Consejo Constitucional. El palacio no está abierto al público, pero sí se puede pasear por sus jardines y su hermoso patio interior, donde hay una serie de columnas de mármol que salen del suelo a diferentes alturas, llamadas columnas de Buren (colonnes de Buren), obra del artista Daniel Buren.
Palacio Real y columnas de Buren en el patio interior
En la misma plaza del Louvre veréis un arco del triunfo, pero no hay que confundirlo con el famoso, que es más grande y se encuentra en los Campos Elíseos. Este es el Arco de triunfo del Carrusel (Arc de Triomphe du Carrousel), ubicado en la llamada Plaza del Carrousel y construido en 1808 inspirado en los arcos de la victoria de la Antigua Roma para honrar las conquistas militares de Napoleón Bonaparte.
Arco de triunfo del Carrusel
Este arco del triunfo era la entrada principal al antiguo Palacio de las Tullerías, cuyo nombre proviene del lugar que antes ocuparon unas fábricas de tejas (tuiles en francés), por lo que se llamaba el Palacio de las Tejerías en español. Este impresionante palacio fue construido en 1564 que pasó relativamente sin pena ni gloria hasta que, en 1789, durante la Revolución Francesa, los reyes Luis XVI, Maria Antonieta y su familia, fueron expulsados de Versalles y se trasladaron a este palacio, donde pasarían sus últimos años de vida hasta que fueron ejecutados. Luego siguió siendo usado por Napoleón y por el rey Luis XVIII cuando en 1814 se restauró la monarquía, así como por los siguientes reyes y por el emperador Napoleón III durante El Segundo Imperio (1852-1870). Tras la derrota de Francia y Napoleón III en la guerra franco-prusiana, el país quedó devastado y los prusianos sitiaron París. El pueblo estaba sumido en la miseria y, por tanto, furioso, y surgió un grupo revolucionario antimonárquico que se hizo llamar la Comuna de París, y fueron quienes prendieron fuego al Palacio de las Tullerías en 1871, símbolo de la monarquía y realeza francesa. El palacio quedó en tal estado que en 1873 se decidió demolerlo y no reconstruirlo. El único vestigio del palacio que queda en pie son los Jardines de las Tullerías (Jardin des Tuileries), construido a la vez que el palacio Catalina de Médici, reina consorte de Francia por su matrimonio con Enrique II de Francia. Actualmente es un lugar habitual para pasear tranquilamente, hacer deporte, o simplemente sentarse en sus características sillas verdes de las que hablaremos más adelante a tomar el sol (o la sombra).
Jardines de las Tullerías con el Museo Louvre al fondo
Al final de los jardines, en el lado opuesto al Louvre, veremos a la izquierda un edificio de piedra y cristal que alberga el Musée de l'Orangerie, un museo dedicado a la pintura modernista. Es pequeño, solo tiene dos plantas, la 0 y la -2, con una cafetería agradable en la -1. Lo más destacado es la serie de cuadros al óleo titulada Los nenúfares (Les nymphéas, en francés) del pintor parisino Claude Monet (1840–1926) que se encuentran en la planta 0. Esta serie muestra su jardín de flores en su casa de la localidad de Giverny, y consta de más de 250 obras distribuidas por los museos más importantes de todo el mundo, siendo 8 de las más importantes las que se encuentran en este museo, bellamente expuestas en dos salas ovales consecutivas. El edificio en sí fue construido por Napoleón III para albergar naranjos y árboles cítricos como parte del complejo de las Tullerías, y pasó al estado francés después del incendio del palacio de 1871, quien también lo usó como sala de exposiciones y conciertos. En la década de 1920, Monet decidió donar a Francia algunos de los cuadros de la serie y se decidió construir estas salas ovales para albergarlos. Se abrieron al público en 1827, justo después de la muerte del pintor. En la planta -2 hay más pinturas impresionistas, así como de otros pintores como Picasso, aunque todas ellas de menor importancia comparadas con Los nenúfares. La entrada al museo está incluida en el Paris Museum Pass, que además te permite entrar saltándote la cola. En su página web encontráis los precios de la entrada regular y sus horarios de apertura.
Musée de l'Orangerie
Los Jardines de las Tullerías acaban en la Plaza de la Concordia, de la que hablaremos en el apartado del distrito 8 ya que es al que pertenece, aunque se encuentre a continuación de donde estamos.
Paralelos a los jardines hay otra plaza importante, la llamada Plaza Vendôme (Place Vendôme), la plaza de las tiendas de marca y joyerías de lujo. Tanto aquí como en las calles de alrededor encontraréis tiendas de marcas como Chanel, Louis Vuitton, Dior, Burberry, Cartier, etc. Si no queréis comprar nada, podéis simplemente dar un paseo y mirar, que en francés tienen una expresión muy graciosa para esto, y es faire du Lèche-vitrine, que traducido sería algo así como hacer un lamevitrinas, que básicamente es ir a las vitrinas a mirar sin comprar nada.
En esta plaza hay también una estatua de Napoleón, erigida en memoria de la victoria francesa en la batalla de Austerlitz, y el Hôtel Ritz, que es donde se alojó Lady Di, princesa de Gales, las últimas noches antes de morir en 1997 a la edad de 36 años. Murió junto a su pareja, Dodi Al-Fayed, en un accidente de coche cuando huían de unos paparazzi. Fundado en 1898 por el suizo César Ritz, el hotel fue adquirido en 1979 por Mohamed Al-Fayed, padre de Dodi Al-Fayed, quien mantenía una relación con Lady Di, por eso estaban alojados en este hotel. Como curiosidad, este fue el primer hotel en el mundo que ofreció baño privado en cada habitación, así como servicio de teléfono y electricidad en cada planta.
Plaza Vendôme con la estatua de Napoleón en el medio
En el distrito 1 queda una cosa por ver, la Sainte-Chapelle, ubicada en la isla de la ciudad (Île de la Cité). Aunque pertenece a este distrito, lo más cómodo es visitarla cuando se visite la Catedral de Notre Dame, que se encuentra en la misma islita y pertenece al distrito 4. Pero bueno, para llegar hasta ella desde el corazón del primer distrito, tan solo hay que cruzar el Puente Nuevo (Pont Neuf), el puente más antiguo de la ciudad de París, erigido en 1607. La Sainte-Chapelle es la capilla del palacio de la antigua residencia real Palais de la Cité, donde vivieron los monarcas franceses desde el siglo X al siglo XIV. El palacio hoy en día ya no existe como tal, fue adaptado y modificado con el tiempo a lo que hoy es la Conciergerie, el Palacio de Justicia de París y la Sainte-Chapelle. La capilla consta de dos plantas, una capilla inferior dedicada a la Virgen María que es la primera que vemos nada más entrar, y luego se sube a la espectacular capilla superior, característica por esos enormes ventanales con vidrieras de colores que ilustran diferentes escenas bíblicas. En la propia capilla tienen folletos en varios idiomas, incluido español, con información sobre qué se escenifica en cada vidriera. La Sainte-Chapelle es de estilo gótico tardío y se construyó concretamente en 1248 por orden de Luis IX de Francia con el objetivo de albergar reliquias de la Pasión de Cristo que habían conseguido tras conquistar Constantinopla, la capital del Imperio Bitzantino, que es donde estaban anteriormente, en lo que se conoce como la cuarta cruzada (1202-1204). Las reliquias, entre las que destacan la corona de espinas y trozos de la cruz, estuvieron durante siglos en la Sainte-Chapelle hasta que fueron trasladadas a Notre Dame, donde se conservan actualmente.
Las colas se forman en la calle, enfrente de la capilla, a la que luego se accede por el lateral izquierdo y se sale por el derecho, que da justo al patio del Palacio de Justicia, el cual también podéis visitar si queréis si tenéis tiempo de sobra. Las colas para entrar a la capilla son muy largas, incluso habiendo comprado la entrada con antelación. Si no has comprado la entrada previamente, es altamente probable que no puedas visitarla, porque enseguida cuelgan el cartel de que solo aceptan gente con reserva previa dada la gran cantidad de turistas que recibe. Si tenéis el Paris Museum Pass, tenéis que reservar igualmente una franja horaria, aquí tienes la información sobre cómo hacerlo; y si solo queréis comprar la entrada individual para la capilla, podéis hacerlo desde su página web. Se recomienda estar media hora de vuestro horario asignado, pero, lo dicho, salvo que reservéis a primera hora de la mañana, una hora de cola más o menos se suele tener que esperar.
Sainte-Chapelle a la izquierda y Palacio de Justicia a la derecha
Distrito 2 (Biblioteca Nacional)
Al norte del Palacio Real (Distrito 1), merece mucho la pena visitar la Bibliothèque Nationale de France - Site Richelieu. No es una de las cosas imprescindibles que ver en París, pero estando tan céntrica y siendo gratuita, no se tarda nada en visitarla y creednos, nos os arrepentiréis. Como se puede deducir del nombre, la Biblioteca Nacional de Francia tiene dos sedes, la Richelieu, que es la que vamos a visitar, y la François-Mitterrand. La Biblioteca Nacional de Francia se fundó en 1368 por el rey Carlos V como biblioteca real del Palacio del Louvre. Sin embargo, sus salas más famosas, la Sala Labrouste y la Sala Oval (Salle ovale), así como la gran escalera de metal en forma de espiral, datan de entre 1868 y 1897.
La Sala Oval alberga más de 20.000 libros y 160 puestos para que cualquiera pueda venir aquí a estudiar. Estética y arquitectónicamente es una pasada, con una enorme claraboya central y otras alrededor que permiten que entre luz natural durante el día. El acceso a la biblioteca, incluida la Sala Oval, es gratuito, lo único que es de pago es un pequeño museo en el piso superior que alberga objetos históricos y manuscritos. Eso sí, la gente está leyendo y estudiando, así que hay que ser educado, no hacer ruido ni fotos con flash ni nada que pueda perturbar el silencio y concentración de la gente. El horario de apertura es de martes a domingo, de 10:00 a 18:00, los martes con horario extendido hasta las 20:00, mientras que los lunes está cerrada. Se entra por el lateral izquierdo si venís desde el sur (Palacio Real), por la calle Rue de Richelieu.
Sala Oval en la Biblioteca Nacional de Francia
Distrito 3
En el distrito 3, aunque es el centro, no hay grandes atracciones turísticas. Tiene parte del barrio de Le Marais, del que hablaremos en el apartado del distrito 4 que es donde se encuentran sus monumentos más destacados, y algunos museos de menos visitados, entre los que sobresale el Musée National Picasso-Paris, dedicado al pintor español.
Distrito 4 (Notre-Dame, Le Marais)
La Île de la Cité, aunque se trata solo de una isla, está dividida administrativamente en dos distritos: el 1, que es donde está la Sainte-Chapelle y el 4, que es donde está Notre-Dame de Paris, las dos principales atracciones. No obstante, se puede y se recomienda verlas juntas ya que están al lado.
Traducida como «Nuestra Señora de París», la Catedral de Notre Dame es y ha sido uno de los símbolos de la ciudad a lo largo de toda su historia, desde su construcción en el siglo XIV hasta la actualidad. Se tardaron casi 200 años en construirse, comenzó en 1163 y no se terminó hasta el 1345. Arquitectónicamente hablando, es una delicia para la vista, presenta un estilo gótico, dos hermosas torres de 69 metros de altura, la aguja de 96 metros de altura situada en el techo, el impresionante rosetón norte, una serie de arbotantes característicos del gótico, y un sinfín de gárgolas de piedra que tenían como objetivo embellecer los canalones de desagüe. La catedral fue testigo de importantes acontecimientos históricos, como la coronación de Napoleón Bonaparte y de su mujer Josefina en 1804 (tal y como se muestra en el cuadro de Jacques-Louis David que hay en el Louvre), la boda de Napoleón III con Eugenia de Montijo en 1853 y la celebración de la liberación de París en 1944 tras la II Guerra Mundial. Por si fuera poco, la novela de Víctor Hugo de 1831, Nuestra Señora de París, que cuenta la historia de Quasimodo (más conocido como el jorobado de Notre Dame) y Esmeralda, contribuyó de manera significativa al auge de su popularidad.
Desgraciadamente, el 15 de abril de 2019 se quemó la estructura del techo de la catedral y aguja central que está encima del techo se derrumbó. La parte positiva es que los bomberos consiguieron salvar el resto de la estructura, así como las vidrieras, reliquias y tesoros que albergaba. La restauración ha costado cerca de 700 millones de euros y se completó en 5 años, reinaugurándose el 8 de diciembre de 2024 con un concierto dirigido por el célebre director venezolano Gustavo Dudamel, que había sido hasta 2023 el director de la Ópera Nacional de Paris. El gallo que coronaba la aguja se encontró entre las cenizas y actualmente se expone en una vitrina en el interior de la catedral.
La catedral se puede visitar gratuitamente. Se puede ir espontáneamente o reservando una franja horaria para no esperar colas, si bien las reservas solo se abren con dos días de antelación. La realidad es que la cola de ir sin reserva, aunque parezca muy larga, va bastante rápido y en menos de 15 minutos podréis estar dentro. Y si vais a primera hora de la mañana, podéis entrar directamente. Por eso, en este caso, no recomendamos reservar para no estar atado a un horario, aunque siempre podéis hacerlo por si acaso, e ir en otro momento si os viene mejor y entrar sin reserva.
También tiene una parte de pago en una capilla lateral, el tesoro (le trésor), que alberga objetos religiosos entre los que destacan las reliquias de la Pasión de Cristo: la corona de espinas, un trozo del madero de la cruz y un clavo que se usó en la crucifixión de Jesús. El precio es de 12€ y la entrada se puede adquirir in situ.
Hoy en día hay una grada en la plaza que hay enfrente de la catedral donde poder sentarse y descansar mientras admiráis esta obra maestra. Por cierto, esta plaza es también el kilómetro cero de Francia (Point Zéro des Routes de France), desde donde salen las carreteras radiales del país.
Fachada principal de la Catedral de Notre Dame
En el río Sena hay dos islas: la Île de la Cité que acabamos de ver y la Île Saint-Louis, de menor tamaño, más residencial y ahora una las zonas más caras de la ciudad. Si tenéis tiempo, podéis dar un paseo por esta isla también.
Ahora nos adentramos en la parte norte de este distrito, ubicada en realidad a caballo entre el 3 y el 4: Le Marais. Traducido como “la marisma” por encontrarse en una zona que antiguamente era pantanosa, este barrio es un área extensa pero tranquila con varias actividades culturales que visitar y que hacer. Es también uno de los barrios más antiguos de París, el barrio judío y el distrito gay, por lo que aquí encontraréis de todo.
Podéis comenzar a visitarlo desde la Plaza de la Bastilla (Place de la Bastille), una emblemática plaza en época de la Revolución Francesa, ya que aquí se instaló una guillotina responsable de la ejecución de 73 personas. Anteriormente, aquí se hallaba La Bastilla, una fortaleza del siglo XIV donde tuvieron a la reina Maria Antonieta presa antes de que fuera ejecutada. La fortaleza fue destruida por los revolucionarios en 1789. Su importancia radica en su historia, hoy en día no tiene mucho que ver más allá de la Columna de Julio (Colonne de Juillet), construida en 1840 para conmemorar la Revolución de Julio de 1830.
Le Marais pasó de ser una zona fea (por ser pantanosa) a atraer gente, sobre todo de clases altas, gracias a la construcción de la Plaza des Vosges (Place des Vosges), en el momento de su inauguración (1612) llamada Place Royale, pues aquí se celebró el matrimonio entre los reyes Luis XIII y Ana de Habsburgo. Una estatua ecuestre del propio Luis XIII en el parque de la plaza nos recuerda este hecho. Este parque se llama Plaza Luis XIII (es una plaza dentro de la plaza, por así decirlo) no está abierto las 24 horas, cierra por la tarde noche según la época. La Plaza des Vosges, simétrica y cuadrada, está completamente rodeada de elegantes edificios de ladrillo rojo entre los que destaca la Casa de Víctor Hugo (Maison de Victor Hugo), en el número 6. La vivienda donde vivió entre 1832 y 1848 el escritor de obras como Los Miserables y Nuestra Señora de París (la historia del jorobado de Notre Dame) se encuentra en el piso dos y se puede visitar gratuitamente, mientras que en el piso uno hay una exposición temporal de pago. La audioguía, asimismo, es de pago.
El barrio, como se mejor conoce, es paseándolo. Para no ir sin rumbo, podéis dirigiros al Hôtel du Petit Moulin Paris | Le Marais, que en su día fue la primera boulangerie de París, de principios del siglo XVII y han conservado la fachada original que, no obstante, fue renovada en 1990. Esta fachada está catalogada catalogada como monumento histórico dentro del patrimonio francés.
Hôtel du Petit Moulin Paris con la fachada de la primera boulangerie de París
Más hacia el oeste encontramos Le Centre Pompidou, un centro cultural que alberga un museo de arte moderno, una biblioteca y un auditorio donde se celebran conciertos y obras de teatro de todo tipo. Arquitectónicamente es un edificio referente, se estudia en todas las universidades de arquitectura. El Centro Pompidou es una obra de los afamados arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers y se inauguró en 1977 por iniciativa del expresidente francés Georges Pompidou. Lo curioso de este edificio es que tiene todas las instalaciones por fuera, cuando en el resto de edificaciones tradicionales irían por dentro para que no se vean. Parece como si estuviera en construcción. También los colores juegan un papel importante: de azul están pintados los tubos de aire acondicionado, de amarillo para la electricidad, verde para las tuberías de agua y rojo para designar dónde pueden circular las personas, como las escaleras mecánicas y ascensores. También es curioso que ambas fachadas son totalmente distintas, en la de atrás se ven mejor los colores de las tuberías. Otro edificio de este estilo, donde las instalaciones están por fuera, es el edificio de seguros Lloyd's of London en Londres.
El interior es de pago, pero podéis entrar dentro para ver cómo es, ir al baño si queréis y, lo mejor, subir a la azotea, que es gratuita. Basta con entrar y subir por la izquierda por unas escaleras mecánicas cubiertas que van por fuera del edificio, hasta llegar a la parte más alta, donde hay un mirador con unas vistas fantásticas. En su página web podéis encontrar sus horarios (ojo, cierra los martes) y precios. Para menores de 18 de cualquier nacionalidad, jóvenes de la UE de entre 18 y 26 años es gratis, así como para todo el mundo el primer domingo de cada mes. Está también incluido en el Paris Museum Pass.
Una de las fachadas del Centro Pompidou
La plaza de detrás del Pompidou es también muy icónica gracias a la Fuente Stravinsky (Fontaine Stravinsky), una fuente pública en la que las figuritas de colores juegan con el agua al ritmo de sus movimientos, por lo que se ganó el sobrenombre de Fuente de los Autómatas. El diseño de la fuente es obra de Niki de Saint Phalle (las esculturas rollizas y coloridas) y Jean Tinguely (las máquinas de color negro).
Por otro lado, en el sur del distrito se alza la Torre de Santiago (tour Saint-Jacques). Esta torre campanario de 51 metros de altura es lo único que queda en pie de la antigua iglesia de Saint-Jacques-la-Boucherie, que en la Edad Media fue una importante iglesia de peregrinos que hacían el camino a Santiago de Compostela. Se construyó entre 1509 y 1523 y fue destruida en 1793, durante la Revolución Francesa, a excepción de la torre. Es de estilo gótico tardío y destaca por los variados y elaborados detalles como gárgolas y esculturas religiosas, siendo la estatua de Santiago Apóstol, patrón de los peregrinos, en una de las esquinas de la parte más alta, la más significativa. La torre en sí solo abre en verano (de mediados de mayo a mediados de noviembre) de viernes a domingo, de 10:00 a 18:00, y el precio es de 12€. Se encuentra rodeada de una pequeña plaza llamada Plaza de la Torre de San Jacques que también cierra, aunque se puede seguir viendo bien desde fuera.
Torre de Santiago
Muy cerca de la Torre de Santiago se encuentra la Plaza del Ayuntamiento (Hôtel de Ville). No entraría dentro de la lista de actividades imprescindibles que hacer en París, pero si estás por la zona, merece la pena pasarse por aquí. Primeramente, hubo un edificio que fue reconvertido en ayuntamiento en 1357, por lo que, desde entonces hasta la fecha, el ayuntamiento ha estado en este mismo lugar. No obstante, con tanta historia a sus espaldas, es normal que el edificio nada se parezca al original. Para empezar, porque en el siglo XVI fue demolido ya que se encontraba parcialmente en ruinas y reconstruido en estilo renacentista. Más adelante, durante la Comuna de París (1871) que mencionamos anteriormente, fue incendiado, el archivo municipal fue destruido y solo sobrevivió la fachada. Y lo que vemos actualmente procede de la última reconstrucción en estilo neorrenacentista, de 1874 y 1882, cuyo diseño se basa en el que había anteriormente. Lo más destacado de la fachada son las 146 figuras de personalidades de la historia de París (como Richelieu, Voltaire, Delacroix, etc.).
Para terminar por vuestro paseo por Le Marais, dirigíos a la Rue des Lombards, que es una de las calles de bares y con más ambiente de la zona.
Distrito 5 (Barrio latino)
La parte más destacada del 5. Arrondissement es el Barrio Latino, que es el hogar de la universidad más antigua de Francia, la Sorbonne Université (1257), y que debe su nombre a los estudiantes que hablaban latín en esta zona durante varios siglos, algunos incluso hasta la Revolución Francesa.
La estrella de la corona del barrio latino es el Panteón (Panthéon), lugar donde descansan los restos de grandes personalidades de la historia de Francia. Originalmente se construyó entre 1764 y 1790 como iglesia de la abadía de Sainte-Geneviève, inspirándose en el Panteón de Roma, pero al poco de su finalización, coincidiendo con la Revolución Francesa, los revolucionarios lo convirtieron en panteón nacional.
El edificio por dentro es aún más monumental que por fuera, si cabe. En la planta que se encuentra al nivel del suelo destaca el péndulo de Foucault, inaugurado el 26 de marzo de 1851 por el físico francés León Foucault y que significaba el primer experimento que demostraba la rotación de la Tierra sobre su propio eje. El péndulo tiene 67 metros de largo mientras que la bola pesa 28 kilogramos de peso y tiene 60 centímetros de diámetro. En la parte baja, la aguja del péndulo va marcando las horas también. Los cuadros y pinturas que veis por toda esta planta representan escenas de la historia de Francia. Ahora vamos al fondo a la izquierda para bajar a la cripta, que es un laberinto con múltiples habitaciones donde están todas las tumbas. Las más destacadas son las del filósofo Voltaire; los escritores Jean-Jacques Rousseau, Alejandro Dumas y Víctor Hugo; el profesor Louis Braille, inventor del sistema de escritura braille para ciegos, Simone Veil, política francesa, presidente del Parlamento Europeo en 1979 y superviviente del holocausto; y Marie Curie, la importante física y doble ganadora del Premio Nobel, enterrada junto a su marido, también físico, Pierre Curie. Como sabéis, Marie Curie descubrió el polonio y el radio, y su campo de investigación estuvo muy ligado a la radioactividad, si bien en aquella época no se sabía cuán peligrosa podía llegar a ser, por eso su tumba está cubierta con una capa de plomo de unos dos centímetros de espesor para evitar la propagación de la radioactividad que aún hoy en día siguen teniendo sus restos. Hasta sus cuadernos están contaminados de radioactividad y no se pueden leer sin las correspondientes medidas protectoras. Como curiosidad, hay 75 hombres y tan solo 6 mujeres enterrados, de hecho, no había ninguna hasta 1995, cuando se trasladaron hasta aquí los restos de Marie Curie. Marie Curie fue la primera mujer en ser enterrada aquí por sus propios méritos, pues es cierto que antes de 1995 se había enterrado a una mujer más, Sophie Berthelot, pero solo por ser la mujer del químico Marcellin Berthelot, quien quiso ser enterrado junto a ella.
En su página web tenéis los horarios y precios. Hay una cola para los que van espontáneamente y necesitan un ticket y otra para los que tienen el Paris Museum Pass y otros pases prioritarios, que hace que te ahorres la cola convencional. Nada más entrar, tenéis folletos informativos en varios idiomas, entre ellos en español.
Panteón de París
Otra atracción (secundaria) del barrio latino es la Rue du Chat qui Pêche, que es la calle más estrecha de París, de 1,80 metros de ancho. Es simplemente una calle, nada especial, aunque su nombre es curioso, calle del gato pescador, que proviene de que aquí había una pescadería y los dueños tenían un gato que se le daba muy bien pescar en el Sena.
Y también tenéis la monumental Fuente de San Miguel (Fontaine Saint-Michel), construida en el complejo de la Plaza de San Miguel en 1860, como parte del Plan Haussmann del que hablaremos más adelante.
Asimismo, en este distrito podéis visitar las Arenas de Lutecia (Arènes de Lutèce), un anfiteatro romano del siglo II que, por aquel entonces, se hallaba a las afueras de la ciudad. Se estima que tenía una capacidad de hasta 17.000 espectadores, que venían aquí a disfrutar de peleas de gladiadores y animales en lo que era la diversión y recreación de la época. Las ruinas se descubrieron en 1869 y actualmente funcionan sencillamente como una plaza, abierta al público, donde los niños juegan al fútbol.
Arenas de Lutecia
Si no disponéis de muchos días en París, podéis ceñiros al Panteón y dejar para otra ocasión el resto de cosas del barrio latino.
Distrito 6 (Jardines de Luxemburgo)
En el distrito 6 lo más destacado son los Jardines de Luxemburgo (Jardin du Luxembourg) y el Palacio de Luxemburgo (Palais du Luxembourg). Tanto el palacio como sus jardines de estilo barroco fueron construidos en 1620 bajo el mandato de la reina de Francia María de Médici inspirándose en los jardines de su Florencia natal, Giardino di Boboli. María de Médici fue reina consorte de Francia por su matrimonio con el rey Enrique IV de Francia y madre del futuro rey Luis XIII. El palacio fue utilizado como residencia real y tras la Revolución Francesa, pasó a pertenecer al Estado y comenzó a servir como sede del Senado. El palacio, por lo general, no está abierto al público, por lo que lo que realmente se visita son los jardines, que es un lugar de paz y tranquilidad, alejada del turismo de masas, donde muchos franceses vienen a tomar almorzar a medio día, tomar el sol, leer o incluso salir a correr.
Algo muy típico del parque son las sillas verdes de metal. Son toda una institución en la ciudad, y hay hasta tres modelos distintos: la silla, el sillón (igual que la silla, pero con reposabrazos) y el sillón reclinable, con pesos que van desde 7 kg hasta 13 kg. Fueron colocadas en 1923 y no solo aquí, sino también en las Tullerías y en los jardines frente del Palacio Real. En los Jardines de Luxemburgo hay hasta 4500. El jardín es de acceso gratuito y el horario de apertura es variable según la temporada, en general entre 7:30-8:15 de la mañana y 16:30-21:30 de la tarde noche.
Jardines y Palacio de Luxemburgo
Distrito 7 (Inválidos, Torre Eiffel)
Comenzaremos por el extremo este del distrito, que es la parte más céntrica. La antigua estación de trenes de larga distancia Gare d’Orsay se encuentra actualmente ocupada por el segundo museo de arte más importante de París después del Louvre, el Musée d´Orsay. Se encuentra a orillas del Sena, al otro lado del Jardín de las Tullerías, y desde fuera se puede apreciar la grandiosidad del edificio, digno de una estación de trenes. La estación se construyó para la Exposición Universal de 1900 y estuvo en uso hasta 1939. Luego tuvo otros usos hasta que en 1986 se convirtió en museo. Su principal atractivo es la sección dedicada al impresionismo, con obras destacadas de Édouard Manet (1832-1883), como Almuerzo sobre la hierba; de Edgar Degas (1834-1917), como La clase de ballet; de Claude Monet (1840-1926), como Parlamento de Londres y Nenúfares azules; de Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), como Bal du Moulin de la Galette; de Paul Gauguin (1848-1903), como Arearea; y de Vincent Van Gogh (1853-1890) como Autorretrato y Noche estrellada sobre el Ródano. El reloj de oro suspendido en el vestíbulo principal es otra de las maravillas de este museo.
El museo se visita en este sentido: primero el nivel 0 y al final del mismo subir hasta la planta 5 e ir bajando viendo cada nivel hasta la planta 2 (la 1 es solo los baños, no se visita nada). Nada más entrar tenéis folletos con las plantas, las habitaciones y las obras más importantes. También hay taquillas para dejar abrigos y mochilas. En su página web encontráis sus horarios y precios. Hay varias colas para entrar, con el Paris Museum Pass se entra por la número C1, que hace que tengas prioridad frente a los que no tienen ticket.
Galería principal de Musée d´Orsay
Ahora vamos a una zona conocida como Hotel de los Inválidos (Hôtel des Invalides), que es un gran complejo de edificios construido bajo el mandato de Luis XIV en 1677 con el objetivo de acoger a los militares franceses inválidos y discapacitados heridos en las guerras y que actualmente comprende el Museo de la Armada (Musée de l’Armée) y la Catedral de San Luis de los Inválidos (Cathédrale Saint-Louis-des-Invalides) donde se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte (Tombeau de Napoléon 1er).
Tanto el museo como la catedral están unidos, de tal manera que hay una entrada común que engloba el acceso a ambas atracciones más a las exposiciones temporales y el Historial Charles de Gaulle, que es un pequeño museo en el mismo complejo dedicado a Charles de Gaulle (1890-1970), nombre propio de la resistencia francesa frente a la Alemania nazi y presidente de la República Francesa en dos ocasiones.
La Catedral de San Luis de los Inválidos, edificio muy reconocible gracias a su cúpula dorada de 107 metros de altura, sirvió originalmente como capilla para esos soldados inválidos que se alojaban en la residencia/hospital. La catedral, actualmente, es un icono de la gloria militar nacional, pues alberga los restos de varios generales célebres de la historia francesa, así como la tumba de Napoleón Bonaparte. Napoleón I, tras perder la Batalla de Waterloo (1815) fue obligado a exiliarse en la remota Isla Santa Elena, perdida en medio del Océano Atlántico al oeste de África, donde murió en 1821. Su cuerpo, sin embargo, no se repatrió a París hasta finales de 1840. Desde entonces, ha estado alojado en la Catedral de los Inválidos.
Catedral de San Luis de los Inválidos
La cripta donde se encuentra la tumba de Napoleón se encuentra a 6 metros de profundidad, en una galería circular de 23 metros de diámetro, rodeado por 12 estatuas de mármol y sin techo, de tal manera que se puede ver desde la planta baja. En el suelo que rodea a la tumba se pueden leer los nombres de las batallas más importantes que ganó el emperador.
Las otras tumbas que hay en la catedral son las de Louis Hubert Lyautey (1854-1934), militar y mariscal francés encargado del protectorado francés de Marruecos, por eso en su tumba tiene escritos grabados en árabe; la de Ferdinand Foch (1851-1929), mariscal y comandante del ejército francés durante la Primera Guerra Mundial; Vauban (1633-1707), mariscal francés a las órdenes de Luis XIV; José Bonaparte (1768-1844), el que fuera hermano mayor de Napoleón y rey de España de 1808 a 1813; Jerónimo Bonaparte (1784-1860), el hermano menor de Napoleón y rey de Westfalia (Alemania) de 1807 a 1813; Napoleón II Bonaparte (1811-1832), hijo de Napoleón y de la archiduquesa María Luisa de Austria pero que nunca llegó a reinar porque murió con 21 años; y dos generales franceses más, Henri-Gatien Bertrand (1773-1844) y Gérard Duroc (1772-1813).
En su página web encontráis los horarios y precios. Se entra por la Rue de Grenelle y ahí atravesáis todo el complejo hasta llegar a la catedral, que está al final, junto a la Place Vauban. Si tenéis el Paris Museum Pass, la entrada está incluida y no tenéis que esperar colas ni sacar ningún ticket, basta con enseñarlo a la entrada.
Tumba de Napoleón
Nos desplazamos ahora al Campo de Marte (Champ de Mars), el enorme parque dedicado al dios Marte, ubicado entre la Torre Eiffel y la escuela de formación militar francesa École Militaire. Siempre había sido una gran explanada que no fue convertida a parque hasta la construcción de la Escuela Militar en 1765.
El Campo de Marte precede a la Torre Eiffel, el símbolo número uno de la capital francesa, su edificio más alto con 330 metros de altura y uno de los monumentos más visitados del mundo. Su historia es muy curiosa. Se construyó en hierro en dos años y dos meses, entre 1887 y 1889, para la Exposición Universal de París que se celebraba ese mismo año y como conmemoración del centenario de la Revolución Francesa. Gustave Eiffel diseñó la que se conoció como «Torre de 300 metros», si bien en el momento de su construcción se le añadió una gran bandera francesa en lo alto, de tal manera que alcanzó los 312 metros. En ese momento se convirtió en el edificio más alto del mundo, superando el obelisco de Washington D.C., hasta que en 1930 se inauguró el Edificio Chrysler en Nueva York. Lo que en principio iba a ser un monumento temporal para la Expo, acabó quedándose para siempre. Con el paso de los años, aunque la bandera se retiró, se le han ido añadiendo diferentes antenas que soporten las nuevas tecnologías hasta alcanzar la altura actual, 330 metros. Otra curiosidad es que su peso ha ido aumentando, principalmente por la construcción de tiendas y restaurantes en su interior. Desde aquí se emitió el primer programa de radio público en Europa en 1921 y el primer programa de televisión francés, en 1935. Hoy en día funciona como torre de observación y de telecomunicaciones.
Torre Eiffel vista desde el Campo de Marte
Se puede subir a lo alto de la torre, para lo cual hay, básicamente, cuatro tipos de entrada de pago: para subir a la segunda planta (con y sin ascensor) y para subir a la cima (con y sin ascensor). Lógicamente, con ascensor y hasta la cima es más caro. Como decimos, es de los monumentos más visitados mundialmente así que es casi imprescindible reservar la entrada con antelación, lo podéis hacer desde su página web oficial. Recordad también que este es el único monumento (importante) que no está incluido en el Paris Museum Pass.
Al ser el edificio más alto de la ciudad, es visible desde muchos puntos. Los típicos son el Campo de Marte, a un lado, y la Place du Trocadéro, al otro, así como los varios miradores de la ciudad (Pompidou, Galerías Lafayette, Arco de Triunfo, Montmartre, etc.). Pero también hay otros muy populares como el puente de hierro Pont de Bir-Hakeim, la Passerelle Debilly y la calle Avenue de Camoens.
Como sabréis, se ilumina al atardecer (dependiendo de la época del año), con unos destellos intermitentes desde la cima, y se mantiene encendida hasta la 1 de la madrugada. Además, a cada hora en punto y durante 5-10 minutos, unas luces parpadeantes se superponen con la iluminación nocturna, convirtiendo la escena en una de las más bonitas y románticas de París.
Vistas nocturnas de la Torre Eiffel iluminada desde el Arco de Triunfo
Distrito 8 (Plaza de la Concordia, Campos Elíseos, Arco de Triunfo)
Justo al final del Jardín de las Tullerías (distrito 1) está la Plaza de la Concordia (Place de la Concorde), famosa por ser el lugar donde el rey de Francia Luis XVI y su esposa María Antonieta fueron ejecutados públicamente en la guillotina. Hoy en día la plaza está dominada por el Obelisco de Luxor, un regalo del virrey de Egipto, Mehmet Alí al rey Carlos X de Francia, que tardó 3 años en ser transportado, llegando a ser colocado en este mismo lugar en 1836. Este monolito de granito de 23 metros de altura data del siglo XIII a. C., fue encargado por el faraón Ramsés II para, junto con su gemelo, marcar la entrada del templo de Luxor. Los innumerables jeroglíficos grabados en el mismo relatan historias y anécdotas de la vida de Ramsés II. En un principio el virrey regaló ambos obeliscos, si bien al final solo uno fue enviado. Francia, por su parte, regaló a Egipto en 1845 un reloj de cobre de 28 metros, hoy ubicado en la ciudadela de El Cairo.
A ambos lados del obelisco encontramos dos fuentes barrocas de 1840: la del sur, llamada Fontaine des Mers, dedicada al mar Mediterráneo y al Océano Atlántico, y la del norte, llamada Fontaine des Fleuves, dedicada a los ríos Ródano y Rin.
La imagen más reconocible de la plaza es la del obelisco con los edificios del Hôtel de Crillon y el Hôtel de la Marine detrás, y la Iglesia de la Madeleine en medio al fondo. El Hôtel de Crillon es un lujoso hotel y el Hôtel de la Marine es un majestuoso palacio reconvertido a museo cuyas habitaciones se pueden visitar.
Plaza de la Concordia: Obelisco de Luxor con el Hôtel de Crillon y el Hôtel de la Marine detrás
Vamos ahora a desviarnos un momento para visitar la mencionada Iglesia de la Madeleine (Église de la Madeleine). Esta iglesia, con aspecto de panteón se comenzó a construir en 1763 inspirándose en los templos griegos, pero se tuvo que interrumpir durante la Revolución Francesa y, en 1806, Napoleón decidió proseguir con las obras, manteniendo el diseño previo, pero quiso que se dedicara a honrar a su ejército, la Grande Armée. No fue hasta 1845 cuando se convirtió en iglesia, dedicada a Santa María Magdalena. Su estilo arquitectónico es neoclásico, con 52 columnas de estilo corintio. Su interior es también impresionante, repleto de obras de arte, donde llama la atención la estatua de María Magdalena del escultor Carlo Marochetti. Su órgano es, asimismo, importante, muchos destacados organistas han pasado por aquí, siendo quizás el más famoso de ellos, Franz Liszt. También es el lugar que elige la alta sociedad francesa, aunque no famosos, para sus bodas y se han celebrado funerales de célebres personalidades, como Chopin (1849). Abre diariamente entre las 9:30 y las 19:00 y el acceso es gratuito.
Iglesia de la Madeleine
Volviendo a la Plaza de la Concordia, vamos ahora a tomar la emblemática Avenida de los Campos Elíseos (Avenue des Champs-Élysées), que une dicha plaza con el Arco de Triunfo. Es una calle comercial, llena de tiendas de lujos, boutiques, restaurantes e incluso teatros de variedades como el Théâtre du Lido. Por aquí se estima que pasan unas 300.000 personas diarias y a veces puede resultar un poco ruidosa debido al tráfico, ya que es una de las calles principales de la capital francesa. En verano está muy bonita cuando los árboles están frondosos, pero también en navidad, pues a lo largo de la avenida suelen montar puestos navideños. También es aquí donde finaliza la última etapa del Tour de Francia cada año por norma general.
A lo largo de esta calle encontraréis palacios, como el Petit Palais, construido para la Exposición Universal de París de 1900 y convertido en el Museo de Bellas Artes de París en 1902, se puede visitar gratuitamente su exposición permanente mientras que la temporal es de pago; y el Grand Palais, ubicado justo a continuación del anterior y también erigido con motivo de la Exposición Universal de París de 1900, funciona actualmente como galería para exposiciones variadas.
Avenida de los Campos Elíseos con el Arco de Triunfo al fondo
Al final de la avenida llegamos al imponente Arco de Triunfo (Arc de Triomphe de l’Étoile). Técnicamente se llama Arc de Triomphe de l’Étoile (Arco del Triunfo de la Estrella) porque se encuentra en una plaza circular desde donde salen 12 grandes avenidas, formando una estrella. El Arco de Triunfo fue encargado por Napoleón Bonaparte en 1806 para recordar la batalla de Austerlitz (1805), que es la victoria más significativa del emperador a lo largo de su historia, en la que derrotó a Austria y Rusia, sus dos grandes enemigos en esa época. Es una obra neoclásica del arquitecto Jean-François Chalgrin, mide 50 metros de altura y 45 de ancho, y está inspirado en el Arco de Tito, en el Foro Romano de Roma. Está decorado con múltiples grabados, principalmente los que muestran los nombres de las batallas que se libraron durante la época de Napoleón, y nombres importantes de la Revolución Francesa.
Desde abajo se puede ver gratuitamente, mientras que, pagando una entrada, se puede subir a lo alto del arco y disfrutar de unas vistas fabulosas de la ciudad, con iconos como la Torre Eiffel, los Campos Elíseos y, al otro lado, los rascacielos del distrito financiero de París, conocido como La Défense. La entrada está incluida en el Paris Museum Pass, que, además, te evita las colas. Los horarios y precios los encontráis en la página web oficial, donde también se pueden ver todas las gratuidades (menores de 18 años, ciudadanos y residentes europeos hasta 25 años, etc.). Dependiendo del día y la hora, así como la época del año (temporada alta / baja), puede hacer falta reservar la entrada con antelación. Como el arco se encuentra en medio de una rotonda, la manera en que accede es a través de unos túneles peatonales que hay alrededor de la plaza.
A los pies del arco encontramos la llamada Tumba del soldado desconocido (Tombe du Soldat Inconnu), una tumba con una llama incandescente donde desde 1920 descansan los restos de un soldado desconocido fallecido en combate en la batalla de Verdún (1916), en el contexto de la Primera Guerra Mundial, y trata de representar a todos los soldados franceses que perdieron su vida tanto en la Primera Guerra Mundial como en el resto de guerras.
Arco de Triunfo
Una última cosa nos queda por mencionar de este distrito, la Plaza Diana (Place Diana), otra plaza con una historia curiosa. En ella vemos el monumento llamado Llama de la Libertad (Flamme de la Liberté), una réplica a tamaño real de la llama de la Estatua de la Libertad de Nueva York donada por Estados Unidos como muestra de amistad entre ambos países, coincidiendo con el bicentenario de la independencia de Estados Unidos (1776). Sin embargo, el 31 de agosto de 1997, la princesa Diana de Gales fallece en accidente de tráfico en el túnel del puente del Alma (Pont de l’Alma), concretamente al estrellarse contra el pilar número 13. Dada la cercanía del lugar del accidente con el monumento de la Llama de la Libertad, los fans lo usaron como altar en memoria de la muerte de la princesa, recibiendo flores, fotos, poemas y demás recuerdos. En 2019, se decidió cambiarle el nombre a la plaza, de Plaza Maria Callas, en honor a la cantante de ópera, a Plaza Diana.
Plaza Diana con la Llama de la Libertad y la Torre Eiffel de fondo
Distrito 9 (Ópera Garnier, Galerías Lafayette)
El Palais Garnier, también llamado Ópera Garnier, es un teatro de ópera que debe su nombre a su arquitecto, Charles Garnier. Construido por orden de Napoleón III, el palacio se inauguró en 1875 y en él se representan obras de ballet y de ópera, aunque menos de las que se representaban aquí antes de 1989 que es cuando se inauguró el otro teatro de ópera de la ciudad, la Ópera de la Bastilla. Como curiosidad, la novela El Fantasma de la Ópera (Le Fantôme de l'Opéra), del escritor francés Gaston Leroux en 1910, de la que luego se han hecho obras de teatro, musicales y películas, está ambientada en la Ópera Garnier.
El edificio es impresionante lo mires desde donde lo mires, lo cual hace muy complicado encontrar su fachada principal. Esta es en la que se puede leer Academie de la Musique, en letras doradas. El teatro se puede visitar por medio de una visita autoguiada, cuyos precios y horarios encontráis en su página web. Por supuesto, también podéis asistir a alguna de sus obras.
Ópera Garnier
Justo frente a una de sus fachadas se encuentra el Café de la Paix, uno de los más prestigiosos de París, frecuentado en los años 1920 por intelectuales, escritores, artistas y pensadores como Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Pablo Picasso, Henry Miller o Coco Chanel. La cercana calle Rue de la Paix, que nace en la Plaza de la Ópera (Place de l'Opéra) y acaba en la Place Vendôme, es una de las más caras de la ciudad –la más, según el Monopoly de París–, ocupada por las marcas más lujosas y prestigiosas del mundo.
También está aquí al lado el que dicen, es uno de los Starbucks más bonitos del mundo (calle 3 Bd des Capucines).
Por esta zona podéis acercaros en un momento a ver la Place Edouard VII, una plaza escondida y alejada del turismo, construida en 1911 en honor al rey Eduardo VII del Reino Unido (1841 - 1910), que fue un admirador y enamorado de la capital francesa. En la plaza encontramos una estatua ecuestre de él y un teatro que lleva su nombre (Théâtre Edouard VII).
Plaza Eduardo VII
Estamos en zona de ostentación y, como tal, vamos a visitar dos galerías de tiendas de lujo. Las primeras son las Galerías Lafayette, unos grandes almacenes donde los diseñadores franceses de moda, así como tiendas de productos del hogar y de belleza tienen aquí una pequeña sucursal. Arquitectónicamente, el edificio es art nouveau y destaca por su espectacular cúpula de 43 metros de altura, la cual se aprecia muy bien desde su interior. Hay incluso una pasarela de cristal “crosswalk” en la planta 3 para ver el edificio desde un mejor punto de vista, aunque es necesario reservar un ticket online (es gratis), por lo que podéis ver el edificio simplemente sin necesidad de subir a la plataforma.
Si por algo se han hecho famosas las Galerías Lafayette es por su terraza, a la que se puede subir gratuitamente, y sus preciosas vistas del skyline de París con la Ópera de Garnier en primer plano y la Torre Eiffel de fondo. Aunque las galerías estén abiertas hasta las 20:30, la terraza cierra a las 19:30. Como están compuestas por varios edificios, para encontrar el que alberga la terraza debéis buscar en vuestro navegador “Galeries Lafayette Rooftop”. Nosotros recomendamos subir en ascensor hasta la azotea, disfrutar de las vistas y luego ir bajando planta a planta para ver el edificio por dentro, es espectacular.
Interior de las Galerías Lafayette
Ahora nos vamos al edificio de la competencia, justo al lado, Printemps Haussmann, otros grandes almacenes de lujo inaugurados en 1865. En nuestra opinión, comparado con las Galerías Lafayette, el edificio por fuera de Printemps Haussmann es mucho más elegante y bonito, pero el interior de Lafayette es sencillamente espectacular, mientras que Printemps Haussmann por dentro es como un centro comercial normal con tiendas de lujo. Printemps Haussmann también tiene varios edificios y una terraza, que se encuentra en el edificio de las mujeres (Printemps Femme). La terraza se halla en la planta 7 y también tiene unas vistas tremendas de Palacio Garnier y de la Torre Eiffel, a la derecha. El horario del centro comercial y terraza es de 10:00 a 20:00 todos los días.
Vistas desde la terraza de Printemps Haussmann
París es una ciudad con una arquitectura y un urbanismo muy reconocibles. Sus edificios, que no suelen ser muy altos (máximo seis plantas), con balcones de hierro forjado y ventanas altas, son muy distintivos. Si habéis subido a las terrazas de Printemps Haussmann, Galerías Lafayette o el Centro Pompidou, os habréis dado cuenta de ello. Esto tiene una razón y es el llamado Plan Haussmann, llevado a cabo entre 1853 y 1870 por Georges-Eugène Haussmann, quien trabajó como arquitecto para el emperador Napoleón III, y cuyo objetivo era renovar y modernizar la ciudad. Se tiraron varios y edificios antiguos y/o en malas condiciones y se construyeron parques, calles, avenidas, bulevares, etc. así como un nuevo sistema de alcantarillado y tuberías para traer agua limpia a la ciudad. No estuvo exento de polémica, pues, aunque embelleció la ciudad, también se destruyeron varios edificios de época medieval. Este plan urbanístico fue muy significativo y se estudia actualmente en las universidades de arquitectura.
Distrito 18 (Montmartre)
Todas las atracciones principales de París se encuentran en los distritos más céntricos con una excepción, el barrio de Montmartre, que se encuentra en el número 18, al norte de la ciudad. Hay muchas maneras de llegar, ya sea en transporte público con el autobús 40 o el metro, en funicular (funiculaire, precio 1,90€) o andando, teniendo en cuenta el correspondiente esfuerzo que lleva, ya que se encuentra en una colina (Montmartre se traduce como Monte de los Mártires).
Si vais en metro, os recomendamos bajaros en la parada Abbesses. Y es que vamos a hablar un momento acerca de las paradas de metro, otro de los iconos de la ciudad. El sistema se construyó en los años previos a la Expo de París de 1900 y, con ello las estaciones y las bocas de metro. Estas entradas a las estaciones de metro fueron diseñadas por el arquitecto francés Hector Guimard a principios del siglo XX, entre 1900 y 1913, en estilo art nouveau. De todas ellas, tan solo quedan dos cubiertas de cristal, Abbesses y Porte Dauphine, lo que las convierte en las más bonitas, es como si te transportaran a la Belle Époque. A este tipo de bocas se las conoce como édicule, que se traduce como «quiosco», características por su forma curva hecha de hierro fundido y la cúpula de cristal. El otro tipo de bocas de metro se llaman entourage (entorno) y constan de dos postes de luz unidos por un arco, sin techo. Ambos tipos de entrada están adornados con «Métropolitain» o «Métro», escrito en un tipo de letra típico del art nouveau. Como curiosidad, la parada de Abbesses es también la más profunda de toda la red de metro, lo que se traduce en 36 metros de escaleras o 181 escalones.
Boca de metro de Abbesses
En esta parada de metro se encuentra el llamado Le mur des je t’aime (Muro de los te amo), simplemente un muro donde está escrito te quiero en todos los idiomas, aunque se ha vuelto muy popular por las redes sociales.
Vamos subiendo hasta ver el emblemático bistró Le Consulat, un restaurante histórico, hoy en día caído en la turistificación por lo que hay comentarios de todo tipo. A partir de aquí se empieza a apreciar lo turístico que es el barrio, aunque sigue siendo encantador.
Seguimos subiendo hasta llegar a la Place du Tetre, también conocida como la plaza de los pintores, y es que durante la Belle Époque (1871-1914) y, más tarde, en el París de la década de 1920, en este barrio vivieron ilustres pintores como los franceses Toulouse-Lautrec (1864–1901), Edgar Degas (1834-1917), Henri Matisse (1869-1954), Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), Claude Monet (1840-1926), el holandés Vincent Van Gogh (1853-1890) y los españoles Pablo Picasso (1881-1973) y Salvador Dalí (1904-1989). Los artistas buscaban un lugar donde dejar volar su creatividad y encontraron en Montmartre, que acababa de ser anexionado a París en 1860, un distrito económico donde poder establecerse y encontrar esa inspiración tan necesaria para sus obras.
La Place du Tetre se creó en 1133 como lugar de recreo para los monjes de la Abadía de Montmartre, que hoy en día ya no existe porque fue destruida durante la Revolución Francesa. Hoy en día ocupada por restaurantes, tiendas de artesanías preciosas y artistas callejeros que hacen retratos de la gente. Tiene mucho ambiente y recibe muchos turistas, sobre todo en fin de semana, hasta el punto de que es casi imposible caminar. En general todos los restaurantes de este barrio son caros y muy turísticos, es mejor bajar y comer en otra zona.
Place du Tetre
Llegamos a la cima, donde se encuentra el icono número uno del barrio, la Basílica del Sagrado Corazón (Basilique du Sacré-Cœur). Se comenzó a construir en 1875, justo después de la derrota del ejército francés en la guerra franco-prusiana (1870-1871), porque pensaban que esa derrota era un castigo de Dios por los hechos acontecidos en la Revolución Francesa. Con esta basílica, Francia tenía la intención de acercarse al altísimo y limpiar sus pecados. La construcción no se terminó completamente hasta 1923, cuatro años después de haber sido consagrada (1919). Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió varios destrozos, principalmente en las vidrieras, que tuvieron que ser reconstruidas. Su interior presenta un altar principal dominado por un enorme mosaico en la semicúpula, el mosaico más grande de Francia. El mosaico ilustra el Sagrado Corazón de Jesús, quien está acompañado por la Virgen María y San Miguel y, arrodillados ante él, el papa León XIII y Juana de Arco. Alrededor del altar principal hay una serie de capillas alrededor de él.
Si queréis saber más, podéis escanear un QR en la entrada de la iglesia que te lleva a una audioguía de 18 minutos de duración. El acceso es gratuito, hay una cola bastante larga que se forma frente a la fachada principal, pero se mueve rápido. Está abierta de 6:30 a 22:30 todos los días.
La gente se sienta en las escaleras que hay a los pies de la basílica para contemplar las espectaculares vistas de París al fondo, habitualmente acompañada por la música de algún artista callejero. Aunque lejos, se pueden distinguir monumentos como el Panteón, Notre Dame, la Torre de Montparnasse a la derecha y, un poco entre los árboles, la Torre Eiffel a la derecha del todo.
Basílica del Sagrado Corazón y escaleras
Lo mejor del barrio es tomaros vuestro tiempo para callejear y perderos un poco. Una calle por la que debéis pasar es la Rue de l'Abreuvoir, con sitios emblemáticos como la Maison Rose. La casa data de 1850 y fue adquirida por el pintor español Ramón Pichot y su mujer en 1905, por lo que en varias ocasiones la visitaron otros pintores españoles amigos de Pichot, como Picasso y Dalí. La mujer de Pichot, la modelo parisina Germaine Gargallo, fue la encargada de pintar las paredes de fuera de rosa y montó un restaurante llamado La Maison Rose (la casa rosa). Tras la muerte de Germaine en 1948, la casa fue pasando de manos en manos hasta que, en la actualidad, volvió a abrir sus puertas como restaurante, si bien, tal y como sucede con Le Consulat, tiene opiniones dispares debido a que muchos lo consideran orientado al turismo y, por tanto, no prima la calidad.
De camino hacia abajo, podéis tomar la Rue Lepic, una de las calles donde solían vivir todos los artistas que hemos mencionado antes hasta llegar al Le Moulin de la Galette, un molino de viento del siglo XVII, quizás lo hayáis visto en cuadros, pues era uno de los motivos más buscados por los pintores para sus cuadros. El más famoso de todos es el Baile en el Moulin de la Galette (1876) de Pierre-Auguste Renoir, aunque Vincent Van Gogh, Henri de Toulouse-Lautrec, Pablo Picasso y Ramón Casas también lo pintaron. El nombre se traduce como molino de la torta, puesto que los propietarios fabricaban esas tortas o galettes con pan integral fabricado en este molino. En el siglo XIX, el molino se convirtió en una sala de bailes dedicada al disfrute y entretenimiento de los parisinos. En el siglo XVII había dos molinos en este lugar, uno es este, que entonces se llamaba Blute-fin y el otro era el Moulin Radet, que ya no existe. Le Moulin de la Galette es ahora un restaurante.
Le Moulin de la Galette
Seguimos bajando, pasando por Café des 2 Moulins, que se hizo famoso por ser donde Amélie trabajaba como camarera en la película Le fabuleux destin d'Amélie Poulain (2001).
Ya en la parte baja encontramos el histórico teatro de cabaré Moulin Rouge. Lo fundó precisamente un español, el empresario Josep Oller, y se inauguró en 1889, en plena Belle Époque, en el distrito de Pigalle, que es un barrio de ocio de París. Moulin Rouge significa molino rojo, por el molino que hay sobre su fachada principal. Sus bailarinas, además de por sus sensuales trajes con transparencias, plumas y purpurina, son conocidas en todo el mundo por su baile cancán, ese en el que suben y bajan las piernas sin parar. Numerosos famosos han visitado este lugar, comenzando por Toulouse-Lautrec en sus inicios, hasta Justin Bieber, Beyoncé o Shakira en tiempos más contemporáneos. Como curiosidad, la película Moulin Rouge (2001) tuvo que ser revisada y autorizada por el local antes de emitirse. Hoy en día, aún se puede disfrutar de una cena con espectáculo como antaño, aunque los precios son extremadamente altos, rondando los 150-200€ por persona. Podéis comprar entradas en su página web, tenéis la opción de solo show o show con cena. En París hay varios cabarés, el Moulin Rouge es el más famoso, pero hay otros también conocidos como Crazy Horse Paris, en el arrondisement 8.
Fachada principal del Moulin Rouge
Más alternativas en París
Para los que pasen muchos días en París, o ya hayan venido varias veces, aquí van un par de atracciones prescindibles si vas con el tiempo justo, pero muy interesantes si tenéis tiempo de sobra. Hay para todos los gustos.
➣Cementerio del Pére-Lachaise, el cementerio más visitado del mundo, donde reposan los cuerpos de celebridades como el escritor y dramaturgo francés Molière, el compositor polaco Frédéric Chopin, el escritor irlandés Oscar Wilde, la cantante francesa Edith Piaf, el músico estadounidense Jim Morrison o el empresario Armand Peugeot, fundador de la conocida marca de coches francesa. También estuvieron aquí las cenizas de la cantante Maria Callas, pero en 1979 fueron esparcidas por el mar Egeo. Se construyó a principios del siglo XIX.
➣En el distrito 14 podéis subir al espectacular mirador que hay en la Torre de Montparnasse, de 210 metros de altura. La plataforma de observación se encuentra en la planta 56, donde también hay un restaurante. Aquí podéis ver la información relativa a los horarios y la compra de tickets. La entrada no está incluida en el Paris Museum Pass, pero sí en el Paris Pass.
Torre de Montparnasse
➣Las Catacumbas de París (Les Catacombes de Paris). También en el distrito 14, muy cerca de la Torre de Montparnasse, podéis visitar este laberinto de túneles que funciona como cementerio, construido en 1785 y donde se guardan los restos de cerca de seis millones de personas. El precio es bastante alto, podéis verlos, así como los horarios, en su página web. La entrada no está incluida en el Paris Museum Pass.
➣Y terminamos con una atracción más agradable, un crucero por el Sena, que te permite ver los principales monumentos de la ciudad (la Torre Eiffel, el Museo de Orsay, el Museo Louvre, la Catedral de Notre Dame, etc.), así como atravesar algunos de los 37 puentes que están suspendidos sobre el río. El paseo básico suele costar unos 16€ y luego tenéis otros más elegantes con cena incluida que suelen rondar los 90-100 euros por persona. Hay múltiples agencias que ofrecen este servicio, tanto online como en el propio París, no tendréis problema en encontrar una y reservar espontáneamente. Lógicamente, la mejor hora es la del atardecer / anochecer, y así ver París bajo las estrellas.
¿Qué comer en París?
La comida francesa es toda una institución. Sin ir más lejos, hay cuatro cocinas internacionales declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: la francesa, la mexicana, la japonesa y la mediterránea. Además, Francia es el país con más restaurantes con estrella Michelin del mundo.
Aquí vamos a mencionar algunos de los platos más emblemáticos, tanto salados como dulces. Hay que decir que muchos son originarios de diversas regiones de Francia, no París, pero en la capital los vais a encontrar todos y de buena calidad.
- La baguette. Cuando uno se imagina a un francés, suele ir con boina y una baguette bajo el brazo. Y, aunque suene a tópico, tiene gran parte de verdad. El pan aquí gusta tanto como en España, así que, si podéis, pedid en una panadería (boulangerie) una baguette y la probáis, a ver si es tan buena o tan distinta como dicen.
- Soupe à l'oignon (Sopa de cebolla), un clásico entre los clásicos de la cocina francesa, en casi todos sitios servido con una rebanada de pan con queso gratinado por encima.
- Bouillon. El bouillon es simplemente un caldo. En París, en general, el que se suele ver en los restaurantes, está hecho a base de ternera (bœuf), acompañado de trozos de la propia ternera y verduras.
- Eufs durs Mayonnaise (Huevos duros con mayonesa). La mayonesa es una salsa franco-española –dicen que fue elaborada por franceses pero en España, concretamente Mahon (Menorca), con ingredientes locales– y este sencillo plato es muy habitual encontrarlo en los restaurantes como entrante, y veréis que muchos franceses se los piden.
- Bœuf bourguignon. Un guiso originario de la región de Bourgogne (Borgoña). La base del guiso son los dos ingredientes que aparecen en su nombre: la carne de vaca (le bœuf) y el vino de Borgoña (le vin bourguignon). Se suele servir acompañado de una pasta, similar a los macarrones.
- Confit de canard (pato confitado), normalmente una pata de pato confitada y acompañado de patatas.
- Coq au vin (gallo al vino). Un estofado compuesto de trozos del gallo, zanahorias, champiñones y cebolla, guisados en vino tinto.
- Foie gras, un paté elaborado con el hígado de ganso, oca o pato.
- Escargots (caracoles), servidos con un aliño de ajo y perejil muy rico. En general, son más grandes que los caracoles que se comen en España.
- Ratatouille. Un salteado de diversas verduras, normalmente berenjenas, calabacines, tomates, pimientos, cebollas y ajos. Es parecido a un pisto manchego. Realmente es un plato antiguo pero que se hizo famoso a nivel mundial tras el estreno de la película de Pixar de mismo nombre en 2007.
- Croque monsieur y croque madame. Unos sándwiches de jamón de york y diferentes quesos, hechos al horno o a la sartén para que se gratinen los quesos. La diferencia entre ambos sándwiches es que el croque madame lleva, además, un huevo frito.
- Quiche Lorraine, un pastel salado en masa de hojaldre relleno de huevos, béicon y nata para cocinar. Como su propio nombre indica, procede de la región de Lorena (Lorraine). Tanto esta como cualquiera de sus variantes (solo de queso, de puerros, etc.) las podéis encontrar en muchas panaderías (boulangeries).
- Hachis Parmentier o solo Parmentier, un puré de patata que sirve como base para acompañar platos.
- Aligot, un puré de patata mezclado con queso del tipo “Tome fraîche d'Auvergne”. Se suele comer acompañado a unas salchichas o al confit de canard.
- Crêpes, tanto dulces como saladas, originarias de la región de Bretaña (Bretagne), si bien allí se llaman galette. Hay muchos tipos, pero una clásica dulce es la llamada crêpe suzzete, que está bañada en licor de naranja y flambeada.
- Crème Brûlée, quizás el postre más conocido de Francia, similar a la crema catalana. Consiste en una crema con azúcar quemada por encima para crear una capa crujiente de caramelo.
- Tarta Tatin, por algunos conocida como tarta al revés porque los ingredientes van abajo y la masa arriba. Está compuesta por manzana y una capa de caramelo.
- Paris Brest, un postre típico de París, que consiste en un bollo relleno de crema y con almendras y azúcar glas por encima.
Así como los platos salados, aunque estaban bien en general, no nos apasionaron, los dulces nos enamoraron. Y es que la repostería es una parte muy importante de la cocina francesa. Vamos a mencionar algunos de los más típicos que podemos encontrar en una pâtisserie (pastelería):
- Croissant. El clásico bollo de hojaldre con varias capas de mantequilla, por todos conocido.
- Pain au chocolat, también conocido mundialmente, es como una napolitana rellena de chocolate. Como curiosidad, este es el nombre que recibe en París, en el sur de Francia o en el norte de África se le llama chocolatine.
- Macarons, una pequeña galleta crujiente rellena. Los pasteleros afirman que es realmente complicada de hacer correctamente. Los venden en muchas pastelerías, aunque los más famosos son los de pastelerías de lujo como Ladurée o Pierre Hermé. Nosotros los comimos en una llamada À la Mère de Famille, que tienen varios locales por la ciudad.
- El brioche, como un bollo de pan. No siempre se sirve como panes de sándwiches o hamburguesas, en Francia es habitual consumirlo como ingrediente principal, por ejemplo, el brioche a l’orange (de naranja confitada) o el brioche aux pralines roses (parecidas a las almendras garrapiñadas).
- Éclair, un bollo de forma alargada, horneado y relleno, similar a un pepito de crema español aunque la masa es totalmente distinta.
- Chouquettes, unas pequeñas pastas al horno.
- Pain aux raisins, un dulce relleno de crema pastelera y pasas. También es conocido como escargot, por su forma de caracol.
Algunos de los platos típicos de Francia: escargots, confit de canard (arriba), bœuf bourguignon y crème brûlée (abajo)
¿Dónde comer en París?
Ahora vamos a hablar de restaurantes, la mayoría son recomendaciones de amigos franceses. Digamos que, en París, aunque pueda parecer caro, hay restaurantes para todos los bolsillos, como en todos lados. Dos tipos de restaurantes muy habituales son los bouillon y las brasseries. Ambos sirven platos tradicionales franceses, pero los primeros son más baratos que los segundos, ya que tradicionalmente servían comidas a precios bajos para trabajadores de la zona. Hoy en día los bouillon son súper populares, debido a su relación calidad precio, todo son platos principales de 10-15€ (tipo boeuf bourguignon, confit de canard, etc.), entrantes de 4-8€ (tipo sopas, purés, cremas, caracoles, foie gras) y postres de 3-5€ (tipo french toast, crème brûlée, tarta tatin, etc.); es decir, que por poco dinero puedes montarte un buen menú. Lo único es que hay veces que tienes que compartir mesa con otra gente y son un tanto ruidosos, lo cual puede suponer un poco un choque cultural. Las brasseries tienen el mismo concepto (restaurante tradicional, comida francesa) pero a un precio un poco más caro. En todos ellos encontraréis los platos que hemos mencionado anteriormente.
- Bouillon Pigalle y Bouillon République. Son dos restaurantes del mismo grupo, uno en el barrio de Pigalle y otro en el de République. Nosotros fuimos al de Pigalle y las colas fueron de una media hora, y no es tanto vista la cantidad de gente que había, menos mal que el restaurante es grande.
- Bouillon-Julien. Otro restaurante de estilo bouillon, en este caso en un local precioso decorado en estilo art déco.
- Le Petit Bouillon Pharamond. Otro buen sitio, pequeño pero acogedor, y económico.
- En cuanto a brasseries, hay tres muy buenas, pertenecientes al mismo grupo. Brasserie Des Prés, Brasserie Martin y Brasserie Bellanger. Buen ambiente, buena comida y precios asequibles.
- Otros restaurantes franceses buenos son Buvette Paris, Café de la Régence, Les Philosophes (famoso por su sopa de cebolla), La Petite Périgourdine (famoso por su steak con aligot).
- Le train bleu. Para los que quieran algo de más calidad o darse un homenaje, este restaurante es lo que buscáis. Es muy caro, pero vale el precio que se paga.
- Crêperie Le Goéland d'Aligre – Sitio que mezcla las crêpes bretonas (allí llamadas galette) y la cocina libanesa. Para nuestro amigo bretón, estas son las mejores, o las más fieles, de la ciudad. La galette, original de la región de Bretaña, tiene que tener una masa crujiente, un relleno que puede ser de diversos ingredientes, y que esté abierta por el medio, de tal manera que se vea el relleno. Otro muy bueno de galettes y crêpes es Breizh Café Montorgueil | La Crêpe Autrement. Si no pudierais ir a ninguno de estos, la Rue de Montparnasse es conocida como la calle de las creperías, hay varias, prácticamente una detrás de otra, podéis mirar el menú de cada una y entrar en la que más os llame la atención.
- Le Baron Rouge. Este es un sitio de vinos, que puedes acompañar de quesos, embutidos y ostras.
- Fuera de la cocina francesa tradicional, otros restaurantes de otro tipo que podemos recomendar son East Mamma (uno de los mejores italianos de la ciudad), Maslow restaurant (vegetariano) y Le Refuge des Fondus (sitio de fondues suizas).
En los restaurantes en París la cuenta ya incluye una tasa de servicio para los camareros, de tal manera que no hay que dejar otra propina adicional, salvo que el servicio y la comida hayan sido excelentes y uno quiera agradecerlo, pero si no, no es necesario porque ya está incluida.
En cuanto a cafeterías y pastelerías:
- La maison d’isabelle – para muchos, los mejores croissants de la ciudad. Tienen varios premios de varios anos al mejor croissant expuestos en el local.
- Stohrer – la pastelería más antigua de Paris aun en funcionamiento, de 1730. Tienen varios locales y todos los dulces típicos franceses (éclaires, macarons, croissants, pain au chocolat, etc.)
- Mamiche – panadería/pastelería donde, además de varios tipos de pan, venden dulces (nosotros probamos el pain au chocolat, que es la especialidad y los Choux-Vanille que son buñuelos rellenos de crema pastelera y estaban riquísimos) como salados, tipo sándwiches/bocadillos. Eso sí, suele haber una larga cola, aunque va rápido porque es todo para llevar.
- Du pain et des idées – otra panadería/pastelería, donde destacan dulces como el pain au chocolat, el pain au chocolate banane y el escargot de pistacho y chocolate.
- Donatien Maitre Éclaire – el mejor local de éclaires, aunque también es de los más caros, pero merece la pena igualmente. Los hay de muchos sabores, como de praliné de avellanas (praliné noisette), caramelo salado, caramel-cacahuètes, limón (citron) o mango/fruta de la pasión. También tenían alguno salado.
- Maison Bergeron, otra pastelería cercana a la Torre Eiffel.
- Café 1902 – Un café muy agradable en el museo Petit Palais. Lo que más vale la pena es sentarse en el patio interior que hay un jardín de palmeras con vistas a la hermosa cúpula del palacio. Suele haber más o menos cola, dependiendo del día. Hay que entrar en el museo para ir al café, pero el acceso es gratuito.
En cuanto a bares:
- L’epicer – bar de cócteles tipo speakeasy, que son bares ocultos inspirados en la ley seca de EEUU. Este es el más famoso de los varios que hay en París. Está en la calle 24 Rue Notre Dame de Nazareth. Por fuera es una tienda de ultramarinos y tenéis que descubrir de que manera entrar al bar, que se encuentra en el piso de abajo. El interior del bar es de estilo marroquí, tienen de todo tipo de bebidas, a precios altos, y algún plato de picoteo.
- Shake n' Smash – sitio elegante de cócteles. A veces está reservado para eventos privados.
- Bambou – otro sitio de cócteles de precio alto. Durante el día es un restaurante tailandés.
- Le Mazette – bar en un barco sobre el Sena. Ideal para tomar una cerveza a cualquier hora del día o, especialmente, al atardecer. También tienen alguna cosa para comer.
- Rosa Bonheur sur Seine – otro bar en un barco sobre el río Sena, cerca de la Torre Eiffel. Durante el día para tomar algo o picar alguna cosa y por la noche se transforma en una discoteca.
Excursiones desde París
Como comentamos al principio, merece la pena guardarse un día más para hacer una de estas dos típicas excursiones a las afueras de París.
➣Palacio de Versalles. Más información en nuestro artículo.
➣Disneyland París. Este famoso parque de atracciones de 22 kilómetros cuadrados se inauguró en 1992, por aquel entonces llamado Euro Disney Resort o Euro Disney Resort Paris, después pasándose a llamar Disneyland Resort Paris. El presupuesto para su construcción y ampliación fue de 4500 millones de euros, por eso es mucho más que un parque de atracciones convencional. Consta de dos parques temáticos: Disneyland Park (desde 1992) y Walt Disney Studios Park (desde 2002). Y tiene muchos hoteles y resorts para alojarte allí mismo y no tener que conmutar desde París. Se encuentra a 32 kilómetros de París y se puede llegar fácilmente con la línea de tren RER A.
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