Sevilla, con 700.000 habitantes aproximadamente, es la ciudad más poblada y capital de Andalucía. Famosa tanto a nivel nacional como internacional, Sevilla recibe cada día una gran cantidad de turistas gracias, sobre todo, a su ambiente, su gente, su historia y su clima. El invierno apenas se nota: es habitual poder ir en manga corta incluso en pleno diciembre. La cara opuesta llega en verano, cuando el calor —o la calor, como se dice aquí coloquialmente— hace difícil hacer turismo, por lo que se recomienda evitar los meses de julio y agosto. Los mejores para visitar la ciudad son, sin duda, abril, mayo, septiembre y octubre.
Para visitarla entera, recomendamos dedicarle, al menos, tres días.
¿Cómo llegar a Sevilla?
🚗En coche. Se puede llegar en coche, pero conviene tener cuidado con el aparcamiento: entrar al centro es casi imposible, así que es mejor evitarlo. Existen parkings caros para estancias cortas, pero lo ideal es dejar el coche fuera del casco histórico, lo más cerca posible, y moverse después en transporte público o a pie.
🚄En tren. Los trenes llegan a la estación de Santa Justa, en la avenida de Kansas City. Siempre llama la atención este nombre porque parece no encajar con Sevilla, pero se debe a que ambas ciudades están hermanadas después de que un promotor estadounidense construyera en Kansas City un centro comercial inspirado en su visita a Sevilla.
🚌En autobús. Lo habitual es llegar a la estación de autobuses Plaza de Armas, situada en la plaza del mismo nombre y mucho más céntrica que Santa Justa.
¿Qué ver en Sevilla?
Vamos a dividir lo que ver en distritos y barrios, concretamente visitaremos los siguientes: el distrito Casco Antiguo, donde veremos los barrios de Santa Cruz, Encarnación-Regina, Alfalfa, El Arenal y San Lorenzo; el distrito de Triana y el distrito Sur.
Barrio de Santa Cruz
Este barrio será nuestro punto de partida porque concentra muchos de los principales atractivos de Sevilla. Es el antiguo barrio judío, donde fueron confinados los judíos tras la conquista de la ciudad por Fernando III en 1248, convirtiéndose oficialmente en la judería. Aunque el rey permitió que permanecieran allí tras la reconquista cristiana, el pogromo de 1391 obligó a los judíos a convertirse al cristianismo o a afrontar la ejecución o el exilio, iniciándose entonces el declive del barrio.
De la antigua judería queda poco físicamente, pero se mantiene su aura histórica. Un ejemplo son la Calle Vida y la Calle Susona (antes Calle de la Muerte). Según la leyenda, quienes huyeron por la primera en 1391 lograron escapar, mientras que los que tomaron la segunda fueron capturados y ejecutados, aunque no existe documentación. El nombre de Susona alude a Susona Ben Susón, joven judía que, siempre según la leyenda, delató a su padre y a un grupo que conspiraba contra la Inquisición. Arrepentida, se recluyó en un convento y la calle pasó a llamarse Calle de la Muerte, cambiándose después a Calle Susona en su honor.
El núcleo histórico y religioso del barrio se articula en torno a la Iglesia de Santa Cruz, construida en 1391 sobre la antigua sinagoga. Es probable que antes de 1248 allí existiera una mezquita. La iglesia original estaba en la actual Plazuela de Santa Cruz, pero en 1814 fue demolida por los franceses y la parroquia se trasladó a su ubicación actual, aprovechando la estructura del Convento del Espíritu Santo del siglo XVII.
El barrio está lleno de calles estrechas y plazas pintorescas, todas con historia. En la calle Aire se encuentra la antigua casa de Luis Cernuda, con un azulejo en honor al poeta de la Generación del 27. También destacan la Plaza de los Venerables y la de los Refinadores, vinculadas al personaje Don Juan Tenorio de la obra de José Zorrilla (1844).
Al tomar la Calle Mateos Gago veremos una placa que indica “Trazas del recinto amurallado del barrio judío anterior a 1391”, recordando que por allí pasaba la muralla que separaba la judería del resto de la ciudad antes del pogromo.
Esta calle nos conduce directamente a la Catedral de Sevilla, o Catedral de Santa María de la Sede, la mayor de Europa si no se cuenta la Basílica de San Pedro, que técnicamente no es una catedral. En este lugar hubo en época de Al-Ándalus una mezquita almohade de 1198 que, tras la reconquista de 1248, funcionó como iglesia cristiana durante más de un siglo. En 1401 se decidió derribarla —por su deterioro— y construir una nueva catedral “tan grande que los que la vieren labrada nos tengan por locos”, según el Cabildo. Las obras duraron más de un siglo y fue consagrada en 1528, aunque siguió ampliándose.
De la mezquita solo se conservaron el alminar (1184–1198) y el Patio de los Naranjos. El alminar, coronado originalmente por un remate metálico dorado, simbolizaba el carácter musulmán de la ciudad. En el siglo XVI recibió el nombre de Giralda. Su estructura combina el minarete almohade de 79 metros con el campanario cristiano, que alberga 24 campanas activas y otra que hace de reloj, rematado por el Giraldillo, una veleta que marca la dirección del viento. Así alcanzó los 104 metros de altura, siendo durante siglos el edificio más alto de Sevilla y uno de los más destacados de Europa. Desde 2015 ese título lo ostenta la Torre Sevilla (o Torre Pelli), con 180,5 metros.
En la Catedral reposan figuras históricas como Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio y Cristóbal Colón, lo que la convierte también en un panteón de la historia de España. Para visitarla y subir a la Giralda es recomendable comprar la entrada por internet para evitar largas colas. Todas las tarifas las podéis ver en su página web.
Estando Estando frente a la Catedral, en la Plaza del Triunfo, pasamos a visitar el Real Alcázar de Sevilla, parte del conjunto monumental formado por el Alcázar, la Catedral y el Archivo de Indias, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Es la residencia real en uso más antigua de Europa, un palacio de origen islámico mandado construir por el emir de Córdoba Abderramán III en el año 913 d.C.. Desde entonces fue utilizado y ampliado por las distintas dinastías gobernantes hasta la reconquista cristiana del siglo XIII, cuando pasó a ser residencia de la Corona. Las excavaciones arqueológicas han revelado que esta zona ya estuvo habitada desde el siglo XVIII a.C. por fenicios, romanos y visigodos. Hoy continúa siendo la residencia oficial de la familia real española cuando visita Sevilla.
El estilo predominante del Alcázar es el mudéjar, que fusiona arte islámico y arquitectura cristiana, aunque también incluye elementos góticos incorporados tras la conquista, renacentistas de época de Carlos V y barrocos, como sus jardines. Entre lo más destacado de la visita se encuentran:
- El Patio de las Doncellas, corazón del Palacio de Pedro I, llamado así por ser el espacio de descanso de las damas de la corte. Está rodeado de estancias reales utilizadas por los monarcas a lo largo de los siglos. Su planta superior, reformada por los Reyes Católicos y después por los Borbones, sigue siendo utilizada por la familia real actual.
- Sala de la Justicia y Patio del Yeso, conjunto que incluye la Sala de la Justicia, construida en el siglo XIV por Alfonso XI, y el Patio del Yeso, de época almohade (siglo XII), el vestigio más antiguo del Alcázar. Presenta yeserías con decoración de paños de sebka, un motivo característico de la arquitectura islámica occidental formado por rombos entrelazados.
- El Patio de las Muñecas, donde se ocultan entre 9 y 16 caritas infantiles talladas en los capiteles, probablemente añadidas en una reforma del siglo XIX por no corresponder al arte mudéjar. Algunos dicen que son 9 —como los meses de embarazo— y otros que son 16. La leyenda afirma que quien las encuentre todas tendrá buena suerte.
- La Galería de los Grutescos, parte de una muralla almohade del siglo XII transformada en el siglo XVII en una galería elevada con magníficas vistas de los jardines. Puede visitarse desde abajo, aunque el acceso a la parte superior no siempre está disponible en todos los tipos de entrada.
- Los jardines del Real Alcázar de Sevilla, de una belleza excepcional. Albergan más de 2100 árboles, casi la mitad cítricos, especialmente naranjos amargos. El más conocido es el naranjo de Pedro I “el Cruel”, considerado uno de los más longevos y situado junto al cenador de Carlos V; se cree que fue plantado en el siglo XIV. El naranjo amargo fue introducido por los musulmanes en la península en el siglo X. Como curiosidad, estos jardines fueron escenario de los Jardines del Agua de Dorne en la serie Juego de Tronos.
El Alcázar es uno de los monumentos más impresionantes de Sevilla, por lo que debe ser una prioridad en la visita. Al igual que con la catedral, es recomendable comprar las entradas por internet y con antelación para evitar colas. Los precios y horarios, así como la venta online, los podemos encontrar en su página web.
Para completar el conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, nos acercamos al Archivo de Indias, situado a pocos metros del Alcázar. Este centro conserva una gran cantidad de documentación relacionada con las colonias españolas. Fue fundado en 1785 por el rey Carlos III con el objetivo de unificar documentos procedentes de otros archivos y ampliar el Archivo General de Simancas (Valladolid), el primer archivo oficial, creado en 1540. El Archivo de Indias reúne cerca de 9 kilómetros lineales de estanterías, con documentos originales y manuscritos de grandes navegantes como Fernando de Magallanes, Vasco Núñez de Balboa, Hernán Cortés, Francisco Pizarro o Cristóbal Colón. Su visita es gratuita.
Barrio de la Encarnación-Regina y Alfalfa
Seguimos en el distrito Casco Antiguo y pasamos al barrio de Encarnación-Regina para llegar a la Plaza de la Encarnación, donde se encuentra el Metropol Parasol, conocido como las Setas de Sevilla por su forma. Considerada la estructura de madera más grande del mundo, mide 150 metros de longitud, 70 de ancho y 28,5 de altura. Su llamativa estructura, obra del arquitecto alemán Jürgen Mayer, se terminó en 2011 y generó bastante controversia por levantarse en plena plaza histórica, rodeada de edificios antiguos.
Es posible subir a la parte superior para disfrutar de una vista panorámica de 360 grados de la ciudad. El precio es elevado, aunque existen descuentos, como el 2x1 para turistas españoles durante el día (no a partir del atardecer) y la entrada gratuita para residentes en Sevilla. Los horarios y tarifas completos se pueden consultar en su página web, donde también se pueden adquirir las entradas con antelación. No suele ser necesaria la reserva si se visita a cualquier hora del día, salvo fines de semana al atardecer o de noche, cuando se realiza un espectáculo de luces que no está disponible durante el día. También es recomendable evitar las horas de más calor.
Vistas desde las setas de Sevilla
Desde allí seguiremos por la calle Laraña hasta llegar a la histórica Confitería La Campana, situada en la esquina con la calle Sierpes, la principal calle comercial de Sevilla, con comercios tradicionales y otros más modernos que intentan abrirse camino en esta emblemática avenida.
La calle Sierpes termina en la plaza de San Francisco, donde se encuentra la fachada opuesta del Ayuntamiento de Sevilla. Esta fachada, de estilo plateresco y construida en el siglo XVI, es una obra muy recargada con relieves, figuras mitológicas, escudos y múltiples detalles. Curiosamente, debido a problemas económicos, algunos bloques, como los del lado derecho, quedaron sin tallar, lo que ralentizó e incluso detuvo las obras. El edificio no se completó hasta el siglo XIX, cuando se amplió hacia la Plaza Nueva; la fachada norte, que da a esta plaza, se terminó en 1867 en estilo neoclásico, más sobrio y acorde al presupuesto disponible. Por ello, resulta llamativo observar un edificio con tanto contraste entre una fachada y la otra,
Siguiendo recto por la calle Sierpes, a la izquierda se encuentra el popular barrio de Alfalfa, que, aunque forma parte del casco antiguo, conserva una identidad muy marcada. La calle principal es la calle Cuna, con numerosos comercios, que conecta aproximadamente la Plaza de la Encarnación con la Plaza del Salvador. Esta última es el centro neurálgico del barrio, ideal para disfrutar de una cerveza y unas tapas. Curiosamente, pocos saben que la plaza fue antiguamente el cementerio de la antigua mezquita de Ibn Adabbas, erigida en el año 830 en el lugar donde hoy se encuentra la Iglesia Colegial del Divino Salvador.
Distrito Sur
Ahora vamos a explorar el distrito sur, situado justo al sur del casco antiguo. Comenzaremos por la Universidad de Sevilla, que tiene una historia interesante. El edificio del Rectorado se construyó en el siglo XVIII como Real Fábrica de Tabacos, y en el siglo XX pasó a albergar algunas facultades de la universidad. Su fachada es muy atractiva y cuenta con patios interiores de gran interés.
Frente a la universidad se encuentra el Hotel Alfonso XIII, un edificio histórico construido entre 1916 y 1928 por el rey Alfonso XIII para embellecer la ciudad de cara a la Exposición Iberoamericana de 1929. Declarado Bien de Interés Cultural en 1998, es uno de los hoteles más lujosos de Europa y ha acogido a huéspedes ilustres como miembros de la realeza, estrellas de Hollywood como Audrey Hepburn o Brad Pitt, diplomáticos, escritores, pensadores y toreros. Además, en él se han rodado escenas de películas y series, como Lawrence de Arabia y The Crown.
Muy cerca de allí se encuentra el Palacio de San Telmo, un edificio barroco construido entre 1682 y 1796. Originalmente funcionó como escuela naval, destinada principalmente a formar huérfanos de marineros como pilotos para navegar hacia las Indias. Su fachada, obra del arquitecto sevillano Leonardo de Figueroa, es sin duda lo más impresionante; en ella aparece San Telmo, patrón de los navegantes, recordando los orígenes del edificio. En 1844, el palacio fue adquirido por los Duques de Montpensier, quienes lo convirtieron en su residencia, y desde 1989 es la sede oficial de la Presidencia de la Junta de Andalucía.
Nosotros no entramos ya que no se puede visitar libremente, hay que concertar una cita previamente para realizar una visita guiada.
Fachada del Palacio de San Telmo
Los jardines privados del Palacio de San Telmo son hoy conocidos como el Parque de María Luisa, ya que fueron diseñados y construidos en el siglo XIX por encargo de los Duques de Montpensier, Antonio de Orleans y la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, quien posteriormente los donó a la ciudad, de ahí su nombre. Es uno de los pulmones verdes de Sevilla, que de hecho está considerada una de las ciudades más verdes de España.
En este parque destacan monumentos como el Monumento a Gustavo Adolfo Bécquer, poeta y escritor sevillano, y la espectacular Plaza de España, que nos pareció sencillamente impresionante. Esta obra del arquitecto Aníbal González se construyó en 1929 con motivo de la Exposición Iberoamericana, empleando materiales como ladrillo, cerámica de Triana en los bancos, madera en los techos, hierro forjado en barandillas y farolas, y mármol en escaleras, columnas y detalles. Su forma semicircular simboliza un abrazo de España hacia sus antiguas colonias americanas.
Lo que más llama la atención es fotografiarse junto al banco de la propia provincia, ya que hay un banco para cada una de las provincias de España. Sin embargo, Canarias aparece como una sola provincia, porque en el momento de la construcción todavía no estaba dividida en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Sevilla, por su parte, no tiene banco propio, ya que se consideró que la ciudad estaba representada por el monumento. Por ello, en total hay 48 bancos en lugar de 50. No obstante, sí existe un panel decorativo de cerámica dedicado a Sevilla, ubicado en una galería lateral fuera de los bancos provinciales, que muestra la imagen del Cristo de la Expiración, también conocido como El Cachorro.
Asimismo, en esta plaza se han rodado escenas de importantes películas como Star Wars: el ataque de los clones (2002) y Lawrence de Arabia (1962).
Plaza de España de Sevilla
Barrio de El Arenal
El día siguiente comenzaremos explorando el barrio de El Arenal, que fue el antiguo puerto de Sevilla, situado en el lado oeste del casco antiguo. Durante los siglos XVI y XVII, Sevilla fue puerto exclusivo para el comercio con América, y desde El Arenal partían todos los barcos. Desde aquí zarpó en 1519 la expedición de Magallanes y Elcano, que completó la primera vuelta al mundo.
Lo mejor es recorrer el Paseo de Cristóbal Colón, que es donde se encuentran varios de los principales atractivos de esta zona.
Paseo de Cristóbal Colón: Torre del Oro junto al río Guadalquivir
En primer lugar, visitaremos la Torre del Oro, otro icono de Sevilla, construida en 1221. Esta torre almohade formaba parte de la muralla de la ciudad y, aunque se suele decir que su nombre proviene de que allí se guardaba el oro de América, en realidad fue llamado así antes de los viajes a las Indias, debido al brillo dorado que reflejaba en el río Guadalquivir con la luz del sol. Se puede visitar su interior, donde hay un museo naval, y subir hasta la parte más alta para disfrutar de unas vistas envidiables de la Catedral y de toda la ciudad. La entrada cuesta 3 € y el horario es de lunes a viernes de 9:30 a 18:45, y los sábados y domingos de 10:30 a 18:45 horas.
Vistas desde lo alto de la Torre del Oro
A escasos 200 metros de la Torre del Oro, en medio de un párking, encontramos otra torre, la Torre de la Plata. La leyenda popular dice que era utilizada para guardar la plata traída de América aunque lo cierto es que simplemente era una torre defensiva de forma octogonal construida por los almohades en el siglo XII.
Continuaremos con la Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una de las plazas con más tradición taurina de España. Para los amantes de la tauromaquia, esta plaza alberga un museo en su interior. Nosotros no lo visitamos. Son visitas con audioguía que se escanea con un código QR a la entrada y el precio es de 8€ por adulto o 5€ la tarifa reducida. Abre de lunes a domingo de 9:30 a 21:30.
Distrito de Triana
El río Guadalquivir, el único río navegable (comercialmente) de España, divide la ciudad de Sevilla del famoso distrito de Triana. Curiosamente, el cauce del río pasaba antes por el centro de la ciudad, pues se han encontrado restos arqueológicos de barcos durante las obras del metro, pero debió haber sido modificado hace siglos a su cauce actual, probablemente por razones urbanísticas y defensivas.
Triana, que en su origen fue hogar de pescadores, marineros y alfareros ceramistas es hoy en día un barrio de artistas, desde figuras del flamenco y la copla como María Jiménez o Isabel Pantoja, hasta actores como Los Morancos o Paz Vega, toreros, pintores, poetas y músicos. Es un barrio con una gran idiosincrasia, de hecho, suelen decir “tan trianero soy, que si llego a paseo irlandero, allí me siento extranjero”. El paseo irlandero es un nombre en broma del Paseo de Cristobal Colón, y el dicho quiere marcar esa identidad propia de Triana que, tan solo por cruzar el río, ya se sienten extranjeros.
Para llegar a él, hemos de cruzar por el puente Puente de Isabel II o Puente de Triana. Este puente de hierro es de 1852 pero, hasta entonces, el único paso sobre el Guadalquivir en Sevilla era un antiguo puente de barcas unidas entre sí con cadenas de hierro y ancladas al río, construido durante la época almohade. Ese puente ocupó este mismo lugar y funciónó durante más de seis siglos hasta que se sustituyó por el actual.
Lo primero que veremos nada más cruzar será la Capilla Virgen del Carmen, en honor a la virgen del Carmen, la patrona de los marineros. Su día es el 16 de julio y se celebra con procesiones fluviales por el río Guadalquivir, algo verdaderamente único.
A su lado se encuentra el Castillo de San Jorge, construido por los almohades en el siglo XII, desde 1481 sede del Tribunal de la Inquisición en Sevilla, y que hoy alberga el Mercado de Triana. Se trata de un mercado de abastos, donde los locales vienen a comprar productos frescos para la compra del día a día, así como bares donde sentarse a tomar el aperitivo.
El mercado y la capilla dan a la Plaza del Altozano, donde se alza la escultura de Juan Belmonte, un homenaje a él y a todos los toreros. Esta escultura tiene la peculiaridad de que tiene un hueco en medio del pecho, de tal manera que, poniéndote en el sitio exacto, puedes ver a través de el corazon del torero la Giralda a lo lejos.
La calle más emblemática del barrio es la calle Betis, con casas estrechas y coloridas junto al Guadalquivir, que deja una estampa preciosa desde la otra orilla. Desde aquí también son espectaculares las vistas del barrio de El Arenal con la Torre del Oro. Al estar orientada al este, recibe mucho sol. Su historia está ligada al mar: aquí vivieron muchos marineros y se ubicó la Universidad de Mareantes, institución del siglo XVI que formaba a pilotos y marineros rumbo a América. Permaneció en la calle hasta 1704, cuando se trasladó al Palacio de San Telmo, donde funcionó hasta 1793. La escuela estaba donde hoy está el Centro Cívico La Casa de las Columnas, para muchos el edificio más bonito de la calle, aunque su mejor fachada da a la paralela calle Pureza. La calle Betis es un lugar idílico para tapear, aunque las vistas y la zona turística se pagan.
Barrio de San Lorenzo
El barrio de San Lorenzo es el menos turístico, pero igualmente acogedor y auténtico. Si vas con el tiempo justo, sería el que dejarías fuera, aunque si dispones de unas horas, merece la pena visitarlo.
El centro del barrio es la Plaza de San Lorenzo, donde se alza la Basílica de Jesús del Gran Poder. La imagen del Cristo del Gran Poder es una de las más veneradas de Sevilla y en la madrugada del Viernes Santo sale en procesión desde esta iglesia, acompañada por cerca de 3.000 nazarenos. La escultura, tallada por Juan de Mesa en 1620 con gran detalle, es una verdadera obra de arte; por eso, cuando llueve, la procesión no sale para protegerla.
En este barrio también está la Alameda de Hércules. Situada al norte del casco antiguo, es una de las calles más importantes de Sevilla, no solo por sus numerosos bares, sino también por ser la zona de vida alternativa de la ciudad. La Alameda es, además, un antiquísimo jardín público que data de 1574. Uno de sus extremos está marcado por el Monumento Columnas de Hércules, dos grandes columnas coronadas por las estatuas de Hércules y Julio César, halladas en el siglo XVI en la calle Mármoles, donde antaño hubo un templo romano. El extremo opuesto está custodiado por otras dos columnas, conocidas como las Columnas de Leones con Heráldica, rematadas por un león y un escudo.
¿Dónde comer en Sevilla?
Si algo no falta en Sevilla son bares y tablaos flamencos. De hecho, Sevilla es la ciudad con más bares de Andalucía –también hay que tener en cuenta que es la que más habitantes tiene–. Típico en Sevilla es tapear en la barra, ni siquiera sentarse. A continuación vamos a recomendar algunos sitios donde se tapea bien:
- Los Coloniales, un sitio con comida exquisita y a muy buen precio, lejos de los bares hechos para turistas, que hay muchos en esta ciudad
- Dúo Tapas. Está un poco alejado del centro pero si estáis por esa zona de paseo o vuestro alojamiento está por allí, es un buen sitio para comer o cenar.
- Bodeguita Blanco Cerrillo, un local emblemático de la ciudad, cerca de la calle Sierpes. Su especialidad es el adobo (boquerones adobados).
- Casa Remesal, un bar típico de barrio, en Triana, famoso por sus caracoles (son pequeños, de los que se sorben). No está tan pensado como para comer, sino para tomar una caña con alguna tapa.
- Casa Ricardo antigua Casa Ovidio. Un local muy sevillano, con decoración de Semana Santa e incluso tienen apuntado en una pizarrita los días que quedan para el próximo domingo de ramos. La tapa más famosa es la de croquetas.
Si no queréis comer y buscáis tomar algo de tardeo, un sitio agradable y conocido es el Muelle New York - Sevilla, junto al Guadalquivir.
Y si solo queréis picar algo mientras hacéis turismo, algo típico de Sevilla son las pipas de girasol garrapiñadas, las venden en muchos sitios por el centro.
Más alternativas en Sevilla
Situada del barrio de la Macarena, al otro lado del río Guadalquivir, los que tengan más tiempo en la ciudad pueden dedicar un par de horas a ver la isla de la Cartuja y su Monasterio de Santa María de las Cuevas, también llamado Monasterio de la Cartuja. Es llamada isla de la Cartuja porque está bordeada a ambos lados por el río, si bien no llega a quedar totalmente rodeada por agua. El nombre viene dado por el monasterio de la Cartuja, levantado en el siglo XV.
Y al norte de la Cartuja, para los más pequeños y aficionados a los parques de atracciones, Isla Mágica, el parque temático de Sevilla, inaugurado en 1997.





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