Zamora es una ciudad de unos 60.000 habitantes, capital de la provincia homónima, y ubicada al noroeste de la comunidad autónoma de Castilla y León, a orillas del río Duero. Es una ciudad muy agradable para recorrer y se puede ver todo tranquilamente en un día.
Históricamente, Zamora era parte de la Vía de la plata, que era un camino creado por los romanos que cruzaba Hispania, de sur a norte. Partía de Augusta Emerita (actual Mérida) y terminaba en Asturica Augusta (actual Astorga). Entre medias estaba Ocellum Durii, que se cree que significaba ojo del Duero, un poblado que ocupa la zona, más o menos, que la actual Zamora.
También tuvo gran protagonismo en el siglo XV, en las batallas entre Isabel I y Juana la Beltraneja, sobrina ilegítima de Isabel. A la muerte de Enrique IV en 1474 con el testamento en paradero desconocido, gran parte de la nobleza apoyó a Isabel I, su hermana, y otra parte a Juana, su única (supuesta) hija, pues se decía que su nacimiento fue fruto de un encuentro entre la reina Juana de Portugal (segunda esposa de Enrique IV) y Beltrán de la Cueva, de ahí que se le apodara Juana la Beltraneja. De esta guerra entre seguidores de Isabel y de Juana surgió la expresión: No se ganó Zamora en una hora.
Hoy en día Zamora posee una importante colección de arte y arquitectura románicos de Europa, con numerosos edificios históricos, sobre todo iglesias románicas.
Nosotros encontramos aparcamiento gratuito junto al Café Oviedo, en la Avenida del Mengue. También hay otros de pago cerca, si no lo queréis dejar en la calle.
¿Qué ver en Zamora?
Comenzaremos el recorrido por el norte de la ciudad y lo acabaremos en el sur, junto al río Duero.
La primera parada será la Plaza Mayor de Zamora, el alma de todas las ciudades castellanoleonesas. Aquí destaca el Ayuntamiento Viejo de Zamora, edificio de dos plantas del siglo XVI construido plenamente en piedra y que se distingue por su preciosa fachada porticada. Sobre el balcón ondea una serie de banderas (España, Zamora, UE, …). En el extremo opuesto, se halla el Nuevo Ayuntamiento, edificio de ladrillo rojo que destaca por su fachada de arcos y su campanario con el reloj y el escudo de armas. En el centro de la plaza, la Iglesia de San Juan de Puerta Nueva, construida entre los siglos XII y XIV en estilo románico, si bien ha sufrido varias reformas que han resultado en una mezcla de estilos, con detalles barrocos y renacentistas. Destaca el rosetón en la puerta sur, símbolo representativo del románico zamorano.
Un apunte sobre las iglesias románicas zamoranas. La ciudad cuenta con un total de 23 iglesias románicas, de las cuales 14 se encuentran en el casco antiguo. El acceso a ocho de ellas (San Ildefonso, San Andrés, San Cipriano, Santiago del Burgo, La Magdalena, San Juan, Santa María la Nueva, San Vicente) es de 1€, aunque hay una entrada conjunta de 6€, mediante la cual puedes entrar a todas ellas. También, todos los miércoles de 10:00 a 12:00 todas las iglesias son gratis. Independientemente del precio, en nuestra opinión, no es necesario entrar a todas pues son muy parecidas, y el interior suele ser austero, como es habitual en el románico; basta con entrar a una o dos, las que más os llamen la atención.
Desde la Plaza Mayor nace una calle de bajada que recibe el nombre de calle de Balborraz, es una de las calles más fotografiadas, delimitada por una hilera de casas de diferentes colores, estilos arquitectónicos y encantadores balcones. Si decidís bajarla, podéis ver a medio camino un enorme mural de la reina Doña Urraca de Portugal (1148-1211), primera mujer del rey de León, Fernando II y madre del rey Alfonso IX de León. Fijaos también en la pared de enfrente, pues hay otro enorme mural ilustrando un quetzal.
Pero ahora vamos a subir un poco hacia el norte, hasta la Plaza de Sagasta, una preciosa plaza que puede pasar desapercibida si uno va paseando distraído. Son varios los edificios modernistas de principios del siglo XX los que decoran este rincón de la ciudad, entre los que destacan el Edificio de "Las Cariátides", en referencia a las figuras de mujeres a modo de columna (cariátides) que sustentan la fachada.
Y es que es muy recomendable recorrer la ruta por el modernismo de Zamora, ya que no son edificios aislados sino que hay muchos desperdigados por todo el centro de la ciudad, principalmente construidos entre los años 1875 y 1930. El llamado art nouveau de Francia del siglo XIX llegó a España bajo el nombre de modernismo, siendo Cataluña una de las comunidades donde más se desarrolló, por eso algunos de los arquitectos modernistas que hicieron carrera en Zamora son catalanes de nacimiento. Aquí en la Plaza de Sagasta hay varios, también en la calle Balborraz que acabamos de ver, el Teatro Ramos Carrión, el Casino Café Zamora, etc.
La siguiente plaza que veremos es Plaza de Zorrilla, otra plaza emblemática por tener, a un lado, edificios modernistas donde destaca el Casino Café Zamora del arquitecto Miguel Mathet y Coloma y, al otro, el Palacio de los Momos, del siglo XVI.
Podéis continuar un poco más hasta la Plaza de la Constitución, otra de las importantes, y dar la vuelta. De nuevo en la Plaza Mayor, ahora vamos hacia el sur, pasando por el Teatro Ramos Carrión, obra modernista del arquitecto Francisco Ferriol. Se inauguró en 2011 y tiene capacidad para 600 personas. Además del teatro, el arquitecto Francisco Ferriol es autor de otros edificios modernistas de la ciudad como la Casa Crisanto Aguiar que está junto al Mercado de Abastos, o las casas Mariano López y Faustina Leirado en la calle de Balborraz.
A escasos metros del teatro, aparece la Plaza de Viriato. Esta plaza lleva el nombre de Viriato, un guerrero lusitano – es decir, de los pueblos que habitaron el oeste de la península ibérica antes de Cristo – que se enfrentó en varias ocasiones a las legiones romanas que trataban de conquistar la península. Tras varias victorias, este héroe local se ganó el reconocimiento hasta nuestros días, y por eso le han dedicado esta plaza y su correspondiente estatua de bronce en el centro de la misma. A un lado de la plaza, destaca asimismo el majestuoso Parador de Zamora, antiguo palacio renacentista del siglo XV de los condes de Alba de Aliste, desde 1966 reformado y adaptado al turismo.
En este punto nos vamos a desviar a la izquierda para ver una plaza no muy visitada ya que no está en el típico circuito turístico, pero que tiene encanto. Se trata de la Plaza de Santa Lucía, y destaca porque está rodeada de bellos edificios en todos los lados, destacando el Palacio del Cordón y la Iglesia de Santa Lucía, con la torre de la Iglesia de San Cipriano de fondo. Apenas nos llevará 10-15 minutos el desvío pero merece la pena.
Volvemos a arriba y seguimos por la calle que llevábamos hasta la Iglesia de Santa María Magdalena, del siglo XII. Por fuera destaca su rosetón y los detalles del tallado del arco de la entrada, impresionantes. Aunque es más impresionante por fuera que por dentro, si entráis (precio, 1€) podéis admirar el sepulcro románico de finales del siglo XII, del cual se dice que se hizo para la reina Doña Urraca de Portugal.
Un poco más adelante llegamos a la Plaza de San Ildefonso, donde se alza la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso, la más grande si exceptuamos la catedral. Se construyó también en el siglo XII, en el lugar donde anteriormente hubo una iglesia visigoda. Más adelante sufrió reformas, por lo que hoy en día tiene elementos visigodos, románicos, barrocos y neoclásicos. En su interior, destaca el altar bañado en pan de oro. Por fuera, no dejéis de rodearla, pues la mejor vista es la que se tiene desde la parte de detrás. El precio para entrar es el mismo de las anteriores, 1€.
Continuamos por la calle por la que veníamos y nos desviamos a la derecha para ver la Plaza San Isidoro, donde, lógicamente, se erige una iglesia dedicada al mismo santo, la Iglesia de San Isidoro, también de estilo románico y construida en el siglo XII. No es de las más destacadas, pero como está de camino a otras atracciones merece la pena dedicarle unos minutos para verla, aunque sea por fuera. En esta misma plaza veremos una puerta en la muralla, esta se conoce como Portillo de la Traición, hoy en día llamada Portillo de la Lealtad. Este conmemora el acontecimiento en 1072 en que Bellido Dolfos noble de la región de León (que comprendía la actual Zamora, León, Salamanca y alrededores), atravesó esta puerta mientras huía del Cid. El Cid iba tras Bellido Dolfos para vengar que este hubiera asesinado al rey Sancho II de Castilla, quien había estado asediando la ciudad de Zamora. Por eso se decidió en 2010 cambiar el nombre de traición a lealtad, en referencia a la lealtad de Bellido Dolfos a los zamoranos, liberándolos del rey castellano.
De aquí vamos a ir al Castillo de Zamora, erigido en el siglo XI, aunque con varias reformas en los siglos posteriores. Hay varias partes en ruinas, aunque, en general, está en buen estado de conservación. Lo mejor que se conserva es la Torre del Homenaje, desde donde se obtienen unas vistas fabulosas del parque, el valle del Duero y la catedral. Más que un castillo es realmente una fortaleza, pues aquí no vivieron reyes, siempre fue utilizada por militares, y también sirvió como prisión y tribunal de justicia. Se puede acceder gratuitamente a su interior, pasear por las murallas, ver los fosos y subir a la torre. Además, cada media hora aproximadamente, la/el encargada/o que está en la entrada, da unas breves explicaciones sobre el castillo en voz alta para todos los que estén interesados.
Vista la Catedral de Zamora desde el mirador, ahora vamos a acercarnos a verla de cerca. Lo cierto es que es una catedral única, especialmente por su cúpula, también llamada cimborrio, de influencia bizantina y sostenida por 16 arcos dobles con sus correspondientes ventanas. También llama la atención la Torre del Salvador, por su planta cuadrada, visible desde muchas partes de la ciudad. La catedral en sí es de estilo románico, construida entre 1139 y 1174, considerablemente rápido para la época. En su interior, encontramos una planta de tres naves, con una destacable sillería del coro y el claustro, a través del cual se llega al Museo Catedralicio, inaugurado en 1926 y que expone una colección de tapices del siglo XVI. En su página web tenéis los precios y horarios, recordad que los lunes por la tarde (si no es festivo), es gratis.
En la misma plaza de la catedral se encuentra el Museo Baltasar Lobo, inaugurado en 2007 y donde se muestra parte de la obra de Baltasar Lobo (1910-1993), escultor zamorano. El museo, de arte contemporáneo, consta de dos plantas con una variedad de pinturas, fotografías y esculturas, la mayoría sobre la forma del cuerpo femenino, especialmente de una madre. Se puede acceder gratuitamente y abre todos los días excepto los lunes, de 10:30 a 14:00 y de 17:00 a 20:00.
De aquí vamos a ir bajando, cruzamos la Puerta del Obispo, la entrada sur construida en el siglo XI que permitía acceder al recinto amurallado, hasta llegar al río. Allí nos llamarán la atención tres construcciones alineadas en el agua; se trata de las Aceñas de Olivares, tres molinos del siglo X, cada uno con un uso diferente. Las aceñas se refieren a molinos harineros sobre el agua y, en cada molino tienes una breve explicación sobre el uso del mismo y los distintos mecanismos y herramientas que se usan para hacerlo funcionar. El primer molino es para forjar objetos de hierro, el segundo para tejidos de lino y lana y el tercero para moler harina. El acceso es gratuito y, además, a continuación del tercer molino hay unas barcas que se pueden usar gratuitamente para pasear por el río durante una hora; caben hasta 4 personas y tan solo hay que hablar con el responsable de los molinos que se encuentra al principio, en la entrada, él os dará los remos y os explicará lo necesario.
Ya solo queda pasear tranquilamente a orillas del río Duero, y ver el Puente de Piedra, construcción románica del siglo XIII –aunque reformada en el siglo XX– de 280 metros de longitud. Si podéis, subid al Mirador del Troncoso para obtener una buena panorámica del Duero y el puente.
¿Dónde comer en Zamora?
Zamora es una tierra de buena carne y buen vino. Por un lado, tenemos la carne de ternera de Aliste, una comarca cercana, y, por el otro, varios vinos, especialmente los de la Denominación de Origen Toro. Hablando de vinos, uno que nos recomendaron y nos encantó, fue el Dominio del Bendito, probadlo si tenéis ocasión.
Vamos con algunos de los sitios que recomendamos para comer:
Patanegra Bar Restaurante – el que más nos gustó. Tiene varias tapas ganadoras de concursos anuales pasados de tapas. Probamos las tapas llamadas: Torito, la mini hamburguesa de ternera de Aliste, Nivel 3, Quijote y Zamoranito, todas exquisitas.
Bar la Herrería – tiene zona de tapeo y zona de restaurante. Nosotros nos quedamos en la de tapeo, pedimos las mollejas (de ternera), típicas de la región y un par de tapas de arroz a la zamorana, la especialidad de la ciudad, otra tapa de chorizo de Zamora, un par de pinchos morunos y una tosta de jamón. Todo muy rico.
Bar Bayadoliz – está ubicado en la calle de los Herreros, calle llena de bares por cierto, tiene varias raciones y sándwiches y abre hasta bastante tarde, por lo que puede ser una opción si llegáis por la noche a la ciudad.
El Lobo - El Rey de los Pinchitos – un sitio especializado en pinchos morunos, plato de origen árabe que hoy encontramos en prácticamente toda España, pero aquí en Zamora es particularmente querido.
Valenciana Shock – una heladería estupenda, ideal para bajar un poco la comida o la cena.
Excursiones desde Zamora
A una hora de aquí encontramos Miranda do Douro, un pequeño pueblo de unos 7.500 habitantes ubicado en Portugal, justo en la frontera con Zamora. El pueblo se pasea tranquilamente en una hora o así, lo más destacado son los restos de su castillo, la concatedral y un estupendo mirador junto a la concatedral. Sin embargo, lo que merece la pena y por lo que la gente visita Miranda es por hacer un crucero por los Arribes del Duero. Se trata de un recorrido en barco por los cañones que se forman en el río Duero a su paso por la frontera entre España y Portugal, acompañado de los comentarios de un guía certificado. Es un proyecto conjunto de ambos países, financiado por la UE, por lo que se oferta en español y portugués. Podéis reservarlo a través de su página web oficial. El punto de encuentro es la Estación Biológica Internacional DueroDouro, tiene aparcamiento. Tened cuidado al reservar la hora, pues en Portugal es una hora menos.
Lago de Sanabria, a una hora y media de Zamora ciudad, en el norte de la provincia. Es una excursión que no puede faltar en una ruta por Zamora, pues se trata de un lago glaciar enmarcado en un entorno natural precioso. También se puede hacer un crucero por el lago con la misma empresa que organiza los de los Arribes del Duero. El mejor lugar para ver el lago en su plenitud es desde el pueblo de San Martín de Castañeda, ubicado en una colina al norte del mismo. Ahí hay varios miradores, pero el mejor es el Mirador San Martín de Castañeda. No obstante, como pueblo, es pequeño, a nosotros nos gustó mucho más Puebla de Sanabria, un pueblo con aire medieval, con un castillo del siglo XV, calles empedradas y rincones preciosos.
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