Artículo actualizado en: 2024-09-22T11:45:22Z

Londres

Londres es, como todo el mundo sabe, la capital de Inglaterra y del Reino Unido. Además, con 8,9 millones de habitantes, es la tercera ciudad más poblada de Europa por detrás de Moscú (12,2 millones) y Estambul (15 millones).

La gran oferta cultural junto con zonas agradables a la vera del río Támesis hacen que Londres sea hoy en día, junto con París, la ciudad más visitada de Europa y una de las favoritas de los turistas españoles.

Aunque pueda resultar obvio, conviene recordar que aquí tienen la misma hora que en Canarias, es decir, una hora menos que en la península. Además, necesitaremos adaptadores puesto que los enchufes constan de tres clavijas en lugar de dos como hay en España.

    ¿Cómo moverse por Londres?

    Londres es una ciudad considerablemente grande por lo que para movernos entre varios distritos alejados es necesario coger el metro, el cual está dividido en 9 zonas.

    Lo mejor es comprar la Oyster Card, una tarjeta prepago que se puede alquilar por £5, dinero que luego te devuelven cuando entregas la tarjeta. Esta tarjeta ha de cargarse con saldo que se irá restando cada vez que uses el metro, de tal manera que si la cargáis con £10 y hacéis un trayecto de £2.40, al salir del metro os marcará la máquina £7.60. Es importante que paséis la tarjeta tanto al entrar como al salir pues si no lo hacéis al salir os detectará como que os habéis colado y puede acabar en multa. Lo positivo de esta tarjeta es que tiene un gasto máximo por día de £8.50 para la zona 1-2, por lo que una vez hayáis alcanzado dicha cantidad, el resto de viajes serán gratis; o lo que es lo mismo, viajes ilimitados durante un día (hasta las 4:30 de la mañana del día siguiente) por £8.50. Cuando acabéis vuestro viaje, podéis devolver la tarjeta en las máquinas de metro y recibiréis el dinero que os haya sobrado de vuelta, además del depósito de la tarjeta. Los niños hasta 10 años viajan gratis, siempre que vayan acompañados de un adulto. Salvo que solo hagáis un viaje por día, sale más cuenta la Oyster Card.

    Actualmente, las tarjetas de débito o crédito con contactless también se pueden usar a modo de Oyster Card, la única diferencia es que el dinero se descuenta automáticamente de tu cuenta bancaria, con la correspondiente comisión en caso de que esta esté en euros.

    Si vais a estar en la ciudad más de cinco días lo más económico puede ser comprar la llamada Travelcard, la cual tiene un precio fijo para 7 días, que es más económico que comprar siete días seguidos la Oyster Card.

    ¿Qué ver en Londres?

    Nosotros terminamos nuestro recorrido por el Reino Unido en Londres y pasamos allí 3 días. Realmente cualquier número de días son pocos, pero organizándose bien, da tiempo a ver muchas cosas. Además, es una ciudad a la que se suele venir más de una vez, así que no hay problema en dejar algo para futuras visitas.

    Vamos a dividir lo que hay que ver por distritos, de tal manera que os podáis planificar vuestro itinerario cada día según lo que queráis ver.

    Westminster

    El barrio de Westminster es el más céntrico de la ciudad, y se sitúa en los alrededores del St. James Park y junto a la orilla del río Támesis. Allí destacan algunos de los lugares más turísticos de Londres.

    Houses of Parliament es sin duda el monumento más conocido de la ciudad. El Palacio de Westminster (Westminster Palace), nombre por el cual también se le conoce, es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987 y la sede del Parlamento del Reino Unido, el cual se compone de dos cámaras: Cámara de los Lores (House of Lords) y  Cámara de los Comunes (House of Commons).

    El palacio se puede visitar por medio de una visita guiada de 90 minutos de duración o, por un precio un poco más barato, a través de un audio tour, que consiste en recorrerlo libremente siguiendo las explicaciones de la audioguía. Las entradas se compran en su página web oficial, seleccionando una hora de visita. Los residentes en el Reino Unido pueden visitarlo gratuitamente.

    En cuanto al edificio, sus orígenes datan del siglo XI, si bien es cierto que el aspecto actual es del siglo XIX, ya que fue reconstruido después de un devastador incendio en 1834. El alma del palacio y probablemente de Londres es la Torre del reloj (Clock Tower), más conocida por ser la torre que alberga el Big Ben, la gran campana del reloj más famoso y puntual del mundo. Esta torre de 106 metros de altura es sin duda el símbolo de la ciudad.

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    Palacio de Westminster a la izquierda y Big Ben

    A su vera se encuentra la célebre abadía de Westminster (Westminster Abbey), una iglesia gótica en la que descansan los cuerpos de múltiples personalidades del Reino Unido. Es uno de los lugares más importantes de la ciudad, y es visitado cada año por millones de turistas.

    Además, en esta iglesia anglicana se han celebrado bodas reales, siendo la última la del príncipe Guillermo y Kate Middleton. También ha presenciado las coronaciones de los reyes y reinas británicos desde el siglo XI. De hecho, allí se encuentra la Silla de Coronación (Coronation Chair), una de las piezas más importantes del lugar, y que sigue en uso desde el siglo XIV. Por otro lado, 17 reyes se encuentran enterrados en esta abadía.

    Al fondo de la enorme abadía se encuentra la hermosa Capilla de Enrique VII, que destaca por su hermoso techo de bóveda de abanico, y por albergar los sepulcros de célebres monarcas como María Tudor (1516-1558), Isabel I de Inglaterra (1533-1603) o María Estuardo (1542-1587).

    Otro punto fuerte es el Poet's Corner o Rincón de los Poetas, donde se encuentran las tumbas de grandes literatos de la lengua inglesa, así como otros ilustres compositores, filósofos o científicos. Entre las celebridades enterradas en la abadía destacan el escritor inglés Charles Dickens, el compositor alemán Georg Friedrich Händel –nacionalizado inglés– y el científico inglés Isaac Newton. 

    También tienen una insignia conmemorativa en la iglesia William Shakespeare, Jane Austen, Michael Faraday y Oscar Wilde, entre otros, aunque sus cuerpos están enterrados en otros lugares.

    El precio de la entrada lo podéis encontrar aquí; si bien es bastante elevado –más barato si se compra online que en taquilla–, la verdad es que merece la pena. El precio incluye una audioguía que te va explicando cada sala del recorrido en distintos idiomas. En el interior de la abadía no está permitido hacer fotos.

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    Fachada de la Abadía de Westminster

    Cruzando el puente de Westminster, al otro lado del río Támesis, se obtienen las mejores fotos del House of Parliament (como la que os hemos mostrado un poco más arriba en este artículo). Una vez allí, perteneciente al barrio de South Bank (ribera sur en castellano), se puede aprovechar para subir al London Eye, la noria más famosa de Europa, inaugurada en el año 2000.

    Como casi todo en Londres, el precio por subir es bastante elevado, aquí lo podéis ver, aunque las vistas de la ciudad desde la parte alta son inmejorables gracias a sus 135 metros de altura por lo que merece la pena al menos una vez en la vida. Se pueden comprar online un poco más baratos o en las propias taquillas. Hay que hacer una cola para comprar la entrada (se compra justo enfrente de la noria), y esta incluye un corto de 5 minutos sobre Londres en 3D. Os darán hora para poder montar en la noria, normalmente una hora u hora y media después de comprar el ticket. Aunque pueda parecer mucho, realmente no es tiempo perdido pues la cola para subir físicamente a la noria es de unos 45 minutos por lo menos.

    En el lugar donde se compran los tickets, ofrecen también entradas combinadas a varias atracciones, de manera que salga más barato. Así que si tenéis pensado entrar a varios sitios pues esta es una muy buena opción. Las atracciones que se pueden combinar son el London Eye, el museo Madame Tussauds, el Sea Life London Aquarium, el London Dungeon y el Shrek's Adventure. 

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    Vistas desde el London Eye

    En el distrito de Westminster también se encuentra la Westminster Cathedral, un poco más alejada del parlamento. Es importante no confundirla con la Westminster Abbey, de hecho la catedral es de culto católico mientras que la abadía es anglicana. Esta catedral nos sorprendió bastante, pues es muy distinta al resto, con su fachada atípica de ladrillo rojo, el campanario de San Eduardo de 83 metros, y el interior de la misma realmente llamativo por sus techos y mosaicos.

    Además, al no ser tan turística, no está masificada y su entrada es gratuita. Se encuentra junto a la estación Victoria.

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    Interior de la Westminster Cathedral

    Al norte de este distrito se halla el Buckingham Palace, residencia oficial de monarcas británicos desde 1837 y lugar de celebración de eventos y ceremonias reales. El Palacio fue construido en 1703 para el duque de Buckingham, John Sheffield. Reyes posteriores lo convirtieron en residencia privada y la célebre reina Victoria de Inglaterra hizo del Palacio la residencia real oficial. Ulteriormente se realizaron reformas y reconstrucciones varias que le han conferido su aspecto actual, destacando la fachada diseñada por el arquitecto Aston Webb. 

    El palacio consta de 775 habitaciones, de las cuales únicamente se pueden visitar unas pocas. El acceso a turistas está limitado a los meses de verano, de julio a septiembre. Hay que reservar con antelación y los horarios y precios los podéis ver en la web oficial de la Royal Collection.

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    Buckingham Palace

    Frente al palacio se encuentra el Victoria Memorial, un monumento de mármol de 25 metros de altura construido en 1924 en honor a la reina Victoria, cuyo reinado se extendió desde 1837 hasta su muerte en 1901. Se puede llegar hasta el palacio dando un paseo por el hermoso parque St. James Park.

    Una de las principales atracciones turísticas de Londres es ver el famoso Cambio de Guardia (Guard Mounting), que consiste en un desfile de los guardias reales al son de una orquesta. El relevo se realiza en el patio del Palacio de Buckingham a las 11:30 en verano (de mayo a julio) y el resto del año cada dos días, aunque el desfile comienza en los Cuarteles de Wellington (Wellington Barracks), lugar desde donde salen los nuevos guardias. Por tanto, podéis ir al cuartel y acompañar a la banda durante el camino o esperar directamente en el palacio. Eso sí, ya podéis ir con tiempo al palacio porque normalmente se llena rápidamente de gente y tocará verlo desde lejos. El cambio en sí suele durar unos tres cuartos de hora aproximadamente pero se suele suspender si el tiempo es muy malo; si solamente chispea es probable que se mantenga.

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    Cuarteles de Wellington: salida del cambio de guardia

    Kensington

    Esta zona, situada al norte del Buckingham Palace, es conocida por albergar los Kensington Gardens, unos jardines que forman parte de los ocho parques reales que hay en Londres. La parada de metro más cercana es Queensway.

    En este parque podemos ver el Kensington Palace, lugar de residencia de reyes británicos desde el siglo XVII. El arquitecto es Christopher Wren, más conocido por ser el diseñador de la Catedral de San Pablo de la que hablaremos más adelante, así como numerosos edificios destacables de Reino Unido. Asimismo, el palacio goza de gran importancia por haber sido el lugar que vio nacer a la Reina Victoria y donde residió la princesa Lady Diana desde 1981 hasta que falleciera en 1997.

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    Kensington Palace dentro de los Kensington Gardens

    Siguiendo con nuestro recorrido por el parque nos encontraremos con la estatua de Peter Pan (Peter Pan Statue), dedicada al famoso personaje que "no quería crecer", protagonista del libro del mismo nombre. La estatua fue encargada por J. M. Barrie, el autor del cuento publicado en 1902, ya que estos jardines habían servido como inspiración para escribir el libro. En cuanto a su construcción, esta se erigió en 1912.

    Tras visitar la galería de arte Serpentine Gallery, situada en los mismos jardines, queda por ver el Albert Memorial, monumento con una estatua del Príncipe Albert en su parte más alta, y que se inauguró en 1872. Este homenaje fue encargado por su mujer, la reina Victoria, después de la muerte de Albert en 1861. Este no fue el único detalle con su marido pues poco antes ya había inaugurado otra estatua del príncipe en su ciudad natal, Coburgo.

    Anexo a los Kensington Gardens se encuentra el parque más famoso de Londres, el Hyde Park, otro de los jardines reales de la ciudad. Este parque, el más antiguo de la ciudad, fue originariamente parte de la abadía de Westminster hasta que en 1637 se abrió al público. En 1851 albergó la Gran Exposición Universal, y se construyó entonces un impresionante Palacio de Cristal, diseñado por el arquitecto Joseph Paxton. La espectacular construcción de 564 metros de largo fue desmantelada posteriormente.

    El Lago Serpentine hace de frontera entre los Kensington Gardens y el Hyde Park. Como curiosidad, los domingos por la mañana la gente se acerca al Speakers Corner, lugar situado en el enorme parque, para charlar sobre diversos temas sin tapujos, y la gente puede ir a escuchar libremente.

    En navidad montan en Hyde Park el llamado Winter Wonderland, una enorme feria navideña realmente bonita en la que encontramos de todo, múltiples atracciones, puestos de comida varios, de regalos, de decoraciones navideñas, etc., todo ello a precio londinense, eso sí.

    El parque merece varias horas, para poder pasearlo y disfrutar de sus hermosos paisajes, al mismo tiempo que nos evadimos del estrés de la ciudad.

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    Al sur del parque, fuera de él, hay que hacer una parada para visitar Harrods, los grandes almacenes más conocidos del Reino Unido. Aunque no vayáis a comprar nada –pues es bastante caro– sí es recomendable dar una vuelta por ellos; de hecho, mucha gente simplemente compra la cosa más barata que haya para poder lucir la bolsa de Harrods. También destaca en su interior la estatua de la princesa Diana de Gales –Lady Di– y su novio Dodi Al Fayed, hijo del que fue dueño de Harrods, Mohamed Al-Fayed, desde 1985 hasta 2010. La estatua se levantó en 1998, un año después de la muerte de ambos en un accidente de coche en 1997.


    El edificio es bastante impresionante también por fuera, y data de principios del siglo XIX.  Si vamos en metro, la parada es Knightsbridge.


    Zona de Trafalgar Square

    Bajándonos en la parada de metro Trafalgar Square o en la parada de tren Charing Cross, nos encontraremos con esta inmensa plaza: la Trafalgar Square. Como su propio nombre indica, fue creada para conmemorar la Batalla de Trafalgar de 1805 en la que la armada británica vencía al ejército franco español liderado por Napoleón Bonaparte. La plaza fue construida en 1830 y en 1843 se erigió la Nelson’s Column, columna en honor al Almirante Nelson, quien falleció en dicha batalla al frente del ejército británico.

    Frente a la plaza vemos la National Gallery, uno de los museos de pintura más famosos de Londres ya que contiene más de 2000 cuadros de muchos de los grandes artistas de la historia. Destacan obras de Caravaggio, Rembrandt, Tiziano, Velázquez, Botticelli, Rubens, Da Vinci, Van Gogh y Miguel Ángel, siendo 'Los Girasoles' de Van Gogh su obra más destacada. El museo se agrupa por épocas y es gratuito –y tiene WiFi gratis también–, si bien hay que pagar £2 por el plano del mismo, aunque lo podéis descargar gratis en el móvil desde su página web o incluso llevarlo impreso previamente. El horario es de 10:00 a 18:00 diariamente, los viernes hasta las 21:00.

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    La National Gallery vista desde Trafalgar Square

    Si vamos ahora en dirección norte llegaremos en breves a otro popular barrio: Chinatown. Sus orígenes datan de principios de siglo XIX, cuando Londres empezaba poco a poco a congregar un gran número de marineros chinos. Hoy en día es uno de los sitios favoritos de la gente para comer, ya que tiene menús económicos para ser Londres. También es bonito el arco chino de entrada al barrio, aunque no tan impresionante como el de Liverpool

    A escasos metros de Chinatown llegamos a Piccadilly Circus, otro de los iconos de la ciudad. Es un cruce de calles famoso por sus letreros publicitarios luminosos, así como por sus bares, pubs y zonas de fiesta con mucho ambiente. Seguro que lo habréis visto en muchas películas. Si tenéis tiempo, merece la pena verlo también de noche, pues el contraste entre la oscuridad de la noche y la luminosidad de los carteles deja una imagen verdaderamente bonita.

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    Piccadilly Circus

    Covent garden

    Aunque se puede ir andando desde Chinatown, en dirección contraria a Piccadilly, lo mejor para visitar Covent Garden es coger el transporte público y llegar hasta la parada de metro del mismo nombre. Es uno de los barrios que más nos gustó, ya que en su entresijo de calles encontraremos numerosos bares y restaurantes de todo tipo, y un ambiente fantástico gracias a gente que se dedica a animar las calles con sus trucos de magia, música en directo, etc. Es un lugar ideal para comer, cenar o tomarse una cerveza. 

    El centro neurálgico es la Covent Garden Piazza, lugar donde se ubicaba históricamente el mercado de frutas y verduras que, desde 1974, posee su propio edificio en otra parte de la ciudad. En el lugar del antiguo mercado vemos hoy en día, desde 1980, un edificio meramente comercial con pequeñas tiendas y bares.

    Desde el metro hasta el edificio del mercado hemos de pasar por otra importante construcción: la Royal Opera House, hogar de la Royal Opera y el Royal Ballet desde 1945, si bien se construyó en 1732 como teatro real.

    Camden Town

    Seguramente muchos habréis oído hablar de él, ya que es el barrio preferido de los turistas. Olvidad todo lo que hayáis visto en Londres porque esta zona, al norte de la ciudad, es totalmente distinta al resto. En sus calles predominan las casas desiguales, de distintas alturas y diferentes estilos, pero lo que más llama la atención son, sin duda alguna, sus fachadas cubiertas con inmensas y coloridas figuras.

    El punto de partida siempre es la estación de metro de mismo nombre, Camden Town. Debéis tener especial cuidado si vais un domingo ya que, dada la gran afluencia de gente y para evitar problemas de seguridad, suelen cerrar la estación de metro por las tardes; por lo que para volver os tendréis que ir a alguna de las estaciones de metro más cercanas: Chalk Farm o Mornington Crescent, donde acabamos yendo nosotros.

    Nada más salir del metro de Camden Town estaremos ya en Camden High Street, la calle más importante del barrio. La podemos pasear tranquilamente, entrando en las múltiples tiendas de souvenirs que hay, hasta llegar a un pequeño puente. A partir de este punto, entramos en la zona de Camden Lock, en la que destaca el popular mercadillo Camden Lock Market. En esa misma parte encontramos también un conocido mercadillo de comida, en el que podemos probar comida de todo el mundo a un módico precio.

    A continuación del Camden Lock Market se sitúa otro mercadillo, el Stables Market, ya a la altura de la calle Chalk Farm Road.

    Lo dicho, lo mejor para hacer por aquí es dar una vuelta, comprar alguna cosilla que veamos y comer en alguno de los múltiples puestos que se encuentran cerca del río o en el mercado de comidas del mundo. Se trata de un plan ideal para pasar una agradable mañana en Londres.

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    Calle de Camden Town

    Otra opción para visitar Camden es partir desde Little Venice o la Pequeña Venecia. Esta es una zona cercana llena de canales que nos recuerda a la ciudad italiana de Venecia, salvando las distancias. Un plan típico es ir en metro hasta la estación de Paddington, caminar hasta Little Venice y después hasta Camden Town. Otros optan por ir de un sitio a otro en barco. La London Waterbus Company es una de las que realizan el trayecto Little Venice - Camden a lo largo del Regent's Canal. Lógicamente es un poco caro pero bueno, es una experiencia.

    The City

    Se conoce como The City al distrito financiero de Londres, uno de los más famosos del mundo, y que se sitúa al este de Westminster y en la orilla norte del río Támesis. En este área que abarca hasta el famoso Tower Bridge encontraremos numerosos atractivos turísticos.

    Catedral de San Pablo (St. Paul Cathedral). Es sin duda la catedral más famosa de Londres, de culto anglicano. Como ya mencionamos anteriormente, fue construida por el arquitecto Sir Christopher Wren en 1710 en estilo barroco. Tanto su cúpula como sus dos torres se divisan desde muchos puntos de la ciudad, sobre todo desde el otro lado del río, desde donde se contempla una imagen idílica. Gracias a sus 111 metros de altura es una de las catedrales más grandes del Reino Unido, solo superada por la Catedral de Liverpool.

    La importancia de la catedral se refleja, entre otras cosas, en los actos que ha acogido, destacando los funerales de varios ilustres británicos. Nada más y nada menos que los del almirante Nelson, Sir Alexander Fleming y primeros ministros británicos como Winston Churchill o Margaret Tatcher.

    Tanto para ver la cripta donde se encuentran algunas de estas tumbas como para ver el interior de la iglesia y subir a su cúpula hay que pagar. Sin embargo, si vais a la hora de canto, a las 17:00 de la tarde, la iglesia está abierta al público y podréis admirar su interior.

    Tower Bridge. El final de la zona turística de Londres lo marca el llamado Puente de la Torre, el puente más famoso de la ciudad. Su nombre deriva de su cercanía a la Torre de Londres. Se construyó en la época de la reina Victoria, en 1894 concretamente, en estilo neogótico y, como podréis comprobar personalmente, es uno de los puentes no peatonales más transitados de Europa. Otro aspecto que hace único este puente de 244 metros de longitud es que es levadizo, a diferencia de muchos otros puentes.

    El puente alberga un museo en el que se muestra un poco de historia e información técnica sobre el mismo, por el precio de unas £8-9. Nosotros preferimos simplemente contemplarlo desde las inmediaciones de la Torre de Londres, y cruzarlo para obtener una hermosa vista de sus torres desde abajo. Además, desde el puente obtenemos una bonita visión del río y de los edificios que se encuentran en sus orillas, destacando a un lado el conjunto fortificado de la Torre de Londres y al otro, el ayuntamiento de la ciudad, un edificio oval acristalado del afamado arquitecto inglés Norman Foster.

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    Tower Bridge

    Tower of London. Este enorme recinto fortificado situado a la orilla del Támesis encierra en su interior diez siglos de historia británica, a lo largo de los cuales ha cumplido diversas funciones: residencia de reyes, prisión, fortaleza, armería, registro público o tesorería.

    El complejo está formado por varios edificios, entre los que destaca la Torre Blanca (White Tower), un edificio de planta rectangular que albergaba los aposentos del rey. Otras torres y una capilla componen los edificios interiores, que se ven rodeados por una doble muralla y un foso.

    A partir del siglo XII la torre fue utilizada como prisión, en el que tuvieron lugar numerosas torturas y ejecuciones. Las pésimas condiciones en las que vivían los presos y las muchas muertes que allí tuvieron lugar, hicieron que el edificio fuera considerado sinónimo de horror y miedo. Entre sus presos más destacados, se incluyen las reinas Ana Bolena y Jane Grey (ambas consortes del polémico Enrique VIII, creador de la Iglesia de Inglaterra o anglicana), o el pensador Tomás Moro.

    El precio de la entrada a la torre es bastante elevado como podéis ver en su página web. Por ello, nosotros decidimos no entrar y verla desde la pequeña explanada que la rodea. La entrada incluye algunos tours por los edificios interiores con explicación. Entre los principales atractivos turísticos, se incluyen las Joyas de la Corona británica. También en su interior podremos ver a los famosos Beefeaters (los guardias ceremoniales de la Torre), que además ejercen de guías turísticos. Y, por último, cabe mencionar a otros de los moradores de este lugar, ¡los cuervos! Y es que, según la leyenda, si algún día desaparecieran del recinto, se derrumbaría la torre y caería el reino. Por ello, hay personas encargadas de cuidarlos y mantener siempre una pequeña población en la Torre.

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    Complejo de Tower of London

    Leadenhall Market. En el mismo centro de la City, si buscamos bien, hallaremos esta pequeña galería comercial. En este edificio del siglo XIV, encontraremos varios restaurantes, bares y comercios de distinto tipo. Se trata de un lugar visitado por turistas no solo por su encanto, si no también porque, según dicen, fue fuente de inspiración para la escritora JK Rowling a la hora de crear el Callejón Diagon, escenario muy presente en las novelas de Harry Potter.

    En el interior del mercado, destaca un pub llamado Old Tom's Bar, ambientado en la época victoriana y cuyo nombre rememora a un personaje muy famoso que vivió más de 30 años en la galería: un amigable ganso llamado Old Tom!

    Shakespeare Globe Theatre. En el lado sur del río, justo enfrente de la City y junto al Millennium Bridge, se encuentra este pequeño edificio de planta circular. Se trata de una reproducción bastante exacta de un teatro construido en el siglo XVII, famoso por ser el lugar en el que Shakespeare estrenó varias de sus obras más reconocidas.

    El edificio quedó destruido en 1613 debido a un incendio, siendo en ese momento uno de los teatros más importantes de Inglaterra. Hace unos 40 años comenzaron las obras de reconstrucción del mismo.

    Lo mejor para contemplar el teatro y sentirnos como en otra época, es yendo a ver una de sus funciones. Por un precio razonable podremos degustar, entre otras, varias obras de Shakespeare, que suelen estar en cartel.

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    Shakespeare Globe Theatre

    Notting Hill

    Este encantador barrio se sitúa al oeste de la ciudad, cerca de la esquina noroccidental del Hyde Park. Notting Hill tiene una doble cara: por un lado, se trata de un área alternativa, con tiendas de segunda mano y poco convencionales; por otro, es un foco turístico con numerosas tiendas de souvenirs.

    El apogeo del barrio tiene lugar cada sábado por la mañana, cuando la calle Portobello Road, que lo atraviesa de un lado a otro, se cubre con un mercadillo muy concurrido. El Portobello Market se hizo famoso, sobre todo, gracias a la película Notting Hill, de Julia Roberts y Hugh Grant.

    La mejor forma para conocer la zona es yendo un sábado por la mañana, ya que además de los numerosos comercios y bares existentes, las tiendas sacan mesas y puestos a la calle y todo tiene un gran ambiente. Además, si vuestra visita a la ciudad se realiza en agosto, igual coincidís con el famoso Notting Hill Carnival, según dicen, uno de los carnavales más grandes de Europa.

    Para llegar al barrio, las paradas de metro más cercanas son Bayswater, Ladbroke Grove o Notting Hill Gate.

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    Una de las calles del barrio Notting Hill

    Bloomsbury

    British Museum. Situado al norte de Covent Garden, entre las estaciones de metro de Tottenham Court Road y Holborn, se alza este majestuoso edificio del siglo XVIII que alberga uno de los museos más importantes del mundo. Los millones de visitantes que recibe cada año le otorgan el tercer puesto en cuanto a museos más visitados del mundo.

    Para visitar el museo completo se necesitaría, como mínimo, una mañana. Además, merece la pena dedicar un tiempo a contemplar su espectacular y luminoso atrio interior, diseñado por el arquitecto Norman Foster.

    El museo contiene una enorme colección de objetos procedentes de todo el mundo, si bien la parte más destacada es la dedicada a las civilizaciones antiguas de Egipto y Grecia, así como un moái procedente de la Isla de Pascua (Chile) 🗿. Probablemente la pieza más destacada es la Piedra Roseta, que acapara la atención de todos los visitantes del museo. Se trata de un texto escrito en tres idiomas que sirvió para descifrar y comprender, en el siglo XVIII, los jeroglíficos egipcios.

    Lo mejor del museo es su precio: ¡gratis! El mapa cuesta £2, la audioguía £5 y, el Wifi, gratis también.

    Por tanto, os recomendamos que dediquéis algunas horas de vuestro viaje a visitarlo y a contemplar su amplísima colección, ya que se trata de uno de los lugares más interesantes que ofrece la ciudad.

    Más alternativas en Londres

    Como Londres tiene cosas para ver para prácticamente todos los días que quieras, a nosotros siempre nos gusta dar unas cuantas alternativas más para aquellos que ya han visitado todo lo anterior, que es lo más destacado.

    Oxford Street. En la parte alta del distrito de Westminster, se extiende de este a oeste esta famosa calle comercial, que llega a medir hasta 2 kilómetros de longitud y posee alrededor de 300 comercios. Las principales marcas poseen una tienda en esta calle, así que es un lugar perfecto para pasear en una tarde de compras. Para llegar, las estaciones más adecuadas son: Marble Arch, Bond Street, Oxford Circus y Tottenham Court Road.

    Baker St. El nombre de esta otra calle os sonará si sois fans de las novelas de Conan Doyle ya que, en efecto, en esta calle se sitúa la casa del detective más famoso de la historia: Sherlock Holmes.

    Aunque se trata de un personaje ficticio, en el número 221 B de la calle (la dirección que aparece en los libros), encontramos un museo dedicado al detective, con una representación al detalle de la vivienda y estudio de Holmes y Watson, según los relatos de Conan Doyle. Se trata de un museo interesante sólo si sois unos verdaderos fans de las novelas, ya que el precio asciende a £15. La estación de metro más cercana es Baker Street. Además, en la salida de metro situada en Marylebone Road, encontraremos una estatua de Sherlock Holmes, muy cerca del popular museo de cera Madame Tussauds. El de Londres es el más conocido, pero también encontramos Madame Tussauds en otras ciudades del mundo. Su precio es de £35 comprándolo en el propio museo o £29 por internet. Como dijimos en el London Eye, existen entradas combinadas con descuentos interesantes. En su página web podéis ver estos descuentos y los precios finales.

    King's Cross Station. Para los verdaderos fanáticos de otro personaje de novela, en este caso del mago Harry Potter, traemos aquí otra curiosidad. En la estación de King's Cross St. Pancras, situada al norte del centro de Londres, y donde, como sabréis, el joven mago traspasaba el andén 9 ¾ para adentrarse en un tren camino a Hogwarts, hallamos un pequeño monumento dedicado al libro. Se trata de un carrito de Hogwarts, con su equipaje y jaula de lechuza incluidos, que se encuentra "atravesando" la pared de la estación. Son muchos los turistas y fanáticos que cada día se sacan la típica foto llevando el carrito. Para llegar, solo basta con ir en metro a la estación de King's Cross y, si buscáis un poco, lo veréis. Además, junto al carrito, se encuentra una tienda dedicada exclusivamente a las novelas de Harry Potter. En su día este carrito se encontraba literalmente en una columna entre los andenes 9 y 10 pero la gran afluencia de turistas hizo que lo tuvieran que mover a la parte central de la estación, fuera de la zona de los trenes.
     

    ¿Dónde comer en Londres?

    La oferta gastronómica que podemos encontrar en Londres es prácticamente infinita. Es verdad que la cocina británica, aunque tenga algunos platos buenos, no se puede comparar con la mediterránea, pero en Londres se pueden comer todos los tipos de comida y seguramente sin siquiera salir del mismo barrio.
     
    Una zona que descubrimos muy animada para comer a pocos minutos de Piccadilly es Kingly Court, un gran patio con varias plantas todo lleno de restaurantes y bares (y alguna tienda); los hay para todos los gustos.

    Los desayunos son también culturalmente importantes para los ingleses. Comenzando por el famoso English Breakfast, el tradicional desayuno inglés compuesto de beicon, salchichas, judías, huevos, entre otros. 
     
    Un concepto relativamente reciente es el llamado Bottomless brunch. Desde hace unos años se ha puesto de moda esta peculiar forma de hacer brunch. Partiendo de la misma idea de este desayuno (breakfast) - comida (lunch), por un precio extra que suele rondar las £20-30, tienes barra libre de bebidas alcohólicas. 

    Un sitio top para desayunar o tomar un brunch es Duck & Waffle, situado en la City de Londres. Se encuentra en la planta 40 de uno de los rascacielos y se llega a él a través de un ascensor panorámico espectacular. Lógicamente, la ubicación y las vistas se pagan.

    Similar al anterior en cuanto a estilo de restaurante, vistas y ubicación es el Sushisamba London, en este caso es un restaurante japonés muy bueno, ideal para ocasiones especiales ya que su precio es muy elevado.

    Brigadiers, cerca de la estación Bank Station. Es uno de los mejores restaurantes indios de la ciudad, con un interior bellamente decorado y calidad de la comida acorde. Tienen incluso whiskey indio.

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