Artículo actualizado en: 2021-04-02T18:07:41Z

Tsárskoye Seló

El Palacio de Tsárskoye Seló (Цаaрское Селo) también conocido como el Palacio de Catalina es una de las residencias imperiales que se encuentran en los alrededores de San Petersburgo. Constituye una visita perfecta de una mañana o un día si nos encontramos en la ciudad.

Historia del Palacio de Tsárskoye Seló

El complejo palaciego está situado al sur de San Petersburgo, a unos 25 kilómetros, concretamente en la pequeña ciudad de Pushkin. La región en la que se encuentra perteneció al reino de Suecia en el siglo XVII, periodo durante el cual se construyó en este lugar una modesta mansión con un jardín. Tras la Gran Guerra del Norte, una contienda ocurrida a principios del siglo XVIII y capitaneada por Pedro el Grande, dicho territorio volvió a formar parte del imperio ruso. El Zar donó la propiedad a su segunda esposa, Catalina I, y mandó construir un palacio de piedra de dos plantas que recibió finalmente el nombre de la soberana: el Palacio de Catalina. El nombre de Tsárkoye Seló proviene del original sueco, con una adaptación según la etimología popular rusa. Se realizó una enorme reforma del jardín para crear una serie de terrazas y se amplió. También se construyeron canales y lagos artificiales ya que no existían de forma natural en esta región. El desarrollo de los suministros de agua fue un proceso muy costoso que tardó décadas en resolverse.

Durante el reinado de Isabel I de Rusia, hija de Pedro el Grande y Catalina I, Tsárskoye Seló pasó a ser residencia imperial de la familia. Durante las primeras décadas de su reinado, el edificio del palacio se convirtió en una lujosa residencia de verano, y para ello hubo de ser reconstruido casi en su totalidad, lo que conllevó un cuantioso gasto para el Imperio. El arquitecto escogido para tan grande encargo fue Francesco Bartolomeo Rastrelli, al que ya habíamos mencionado en nuestro post sobre San Petersburgo, ya que se trata de un prolífico diseñador durante el siglo XVIII en Rusia, teniendo la autoría de numerosas obras como el archiconocido Palacio de Invierno, la catedral de Smolny o la restauración del Palacio de Peterhof. La imagen que observamos hoy en día del palacio es la que le dio Rastrelli en esa época. Durante todo el siglo XVIII también se fue expandiendo el parque que rodea los edificios del palacio. Asimismo, se realizaron muchas y muy diversas construcciones repartidas por todo el terreno, como pequeños palacetes o monumentos, la mayoría de los cuales pueden visitar hoy en día ya que albergan salas de exposiciones o algún restaurante.

La fachada y su hermoso y llamativo color azul es sin duda el punto fuerte de este edificio. Cabe destacar que los adornos decorados con pintura ocre fueron en un principio dorados, si bien se decidieron cambiar ya que el clima los estropeaba constantemente. Solo la cúpula de la iglesia quedó con tonalidad dorada. En el interior del palacio destaca sin duda la célebre Cámara de Ámbar. Elaborada a principios del siglo XVIII en Prusia (actual Alemania), la habitación contaba con un magnífico y valiosísimo decorado fabricado con seis toneladas de ámbar y adornado con oro. El rey prusiano regaló a Pedro el Grande este espectacular aposento, que fue instalado posteriormente en Tsárskoye Seló por la emperatriz Isabel I.

Esta residencia imperial fue sin duda la favorita de la zarina Catalina la Grande, cuya historia os narramos en nuestro artículo sobre San Petersburgo. Ella pasó la mayor parte de su tiempo en este lugar acompañada por su familia, hasta que falleció en sus aposentos a la edad de 68 años. Durante su reinado también mandó construir un palacio en las inmediaciones del Palacio de Catalina, en el mismo recinto de Tsárskoye Seló. Este se llamaría Palacio de Alejandro, y que fue un regalo que hizo Catalina a su nieto favorito, el futuro zar Alejandro I de Rusia con motivo de su matrimonio. El último zar ruso, Nicolás II, y su familia vivieron aquí durante la mayor parte de su reinado ya que les proporcionaba paz y privacidad que no encontraban en el Palacio de Invierno de San Petersburgo. Por otro lado, esto hizo que se alejaran más de la población rusa, que comenzaron a verlos como unos soberanos fríos y distantes, hecho que ayudó a propiciar su posterior y trágica caída. Hoy en día este palacio también es un museo y se conserva la decoración de principios del siglo XX.

Con la expulsión y asesinato de la familia imperial en 1918 y la llegada del comunismo, todo el complejo de Tsárskoye Seló fue nacionalizado y se convirtió en un museo abierto al público. Décadas más tarde, en 1941, la ciudad de Pushkin fue invadida por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Durante los saqueos al palacio muchas obras de arte fueron robadas, incluida la maravillosa y célebre Sala de Ámbar del Gran Palacio, que había sido cubierta con papel por los soviéticos en un intento por protegerla. La cámara fue robada y llevada a un castillo alemán donde se perdió su pista a finales de la guerra. No se sabe qué ocurrió con ella, si fue destruida en algún bombardeo o si está aún escondida en algún lugar del mundo. Tras años buscándola sin éxito, el gobierno ruso decidió rendirse y construir una réplica en el Palacio, que podremos visitar hoy en día y es, sin duda, el punto fuerte de la visita al Palacio.

Los soldados alemanes ocuparon el palacio, utilizándolo como garaje y almacén. Pushkin fue liberada en 1944, cuando el edificio del palacio fue encontrado en un lamentable estado ruinoso. También encontraron muchas bombas escondidas en sus aposentos que fueron finalmente desactivadas. Al igual que ocurrió con el Palacio de Peterhof, las obras de restauración del Palacio de Catalina comenzaron nada más acabar la guerra y siguen en curso hoy en día. En 1989, el conjunto de palacios y parques de la ciudad de Pushkin fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco.

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Palacio de Catalina en Tsárskoye Seló

¿Cómo llegar al Palacio de Catalina desde San Petersburgo?

Si queréis visitar el complejo del palacio y sus jardines en Pushkin por vuestra cuenta, podéis llegar fácilmente en transporte público desde San Petersburgo, en caso de que no dispongáis de vehículo propio. Para ello la mejor opción es viajar en tren suburbano. Los trenes salen de la estación de Vitebsky (Vitebskiy Vokzal, Витебский вокзал), que se sitúa al sur del centro histórico de San Petersbugo. Para llegar hasta ella hay que tomar la calle Gorokhovaya, que parte del edificio del almirantazgo perpendicular al río, y seguirla en dirección sur hasta el final de la misma. A mano derecha, encontraréis la estación.

Una vez entréis a la estación y paséis los controles de seguridad de la entrada, encontraréis unas máquinas de venta de billetes en todos los idiomas −incluido el castellano− donde podréis comprar vuestro billete, de ida o de ida y vuelta. En destino tenéis que poner Tsárskoye Seló y elegir standard ticket que tiene un precio de 47 rublos; son asientos sin numerar. Una vez lo tengáis comprado, le dais al panel de ver horarios (Train Schedule), introducís el destino y así podréis ver los horarios de salida, número de tren y destino final, con tal de ver a qué andén tenemos que dirigirnos.

Los trenes que pasan por Tsárskoye Seló (Carskoe Selo o Цaрское Селo, según está escrito en los paneles) los hay cada 20-25 minutos y tienen una duración de media hora. Dada esta alta frecuencia, no hay necesidad de comprar este billete con antelación. Los trenes son bastante modestos, y allí veréis sobre todo a ciudadanos rusos, ya que los turistas normalmente visitan el Palacio de Catalina con tours privados. Como curiosidad, durante los trayectos observaréis a menudo como algunas personas intentan vender a los pasajeros todo tipo de objetos en los vagones, desde cortinas hasta helados. El viaje en tren es una experiencia muy auténtica si queréis escapar un poco de las rutinas turísticas. MUY IMPORTANTE: guardad el ticket hasta el final porque hay que escanearlo para salir de la estación.

El tren nos dejará en la estación de Pushkin, desde donde tendremos que andar unos 25-30 minutos hasta los jardines de Tsárskoye Seló. La forma más fácil, si no tenéis ningún mapa, es salir de la estación por su puerta principal y tomar una de las calles que salen radialmente desde la misma, en concreto la calle Liningradskaya Ulitsa, a mano derecha. La seguís hasta girar a la derecha por la calle Oranzhereynaya Ulitsa y continuáis andando unos 20 minutos hasta toparos de frente con los jardines de Tsarskoye Selo. Este mismo recorrido es el que siguen algunos autobuses que parten desde la salida de la estación y nos dejan junto al perímetro del parque, y podéis elegir tomarlos si no queréis andar. Son los buses 370, 376 y 378 con destino a Aleksandrovskaya Station, y parada en Sadovaya St, en total 4 paradas desde la estación de trenes, unos 8 minutos de trayecto. 

Para volver a San Petersburgo podéis hacer el mismo recorrido de venida, a la inversa. En la estación de Pushkin el andén dirección San Petersburgo es siempre el 2. También tenéis aquí las mismas máquinas de comprar billetes en castellano, por si no hubiéramos comprado ida y vuelta antes. De nuevo, guardad el ticket hasta el final, será necesario para salir de la estación de San Petersburgo.

¿Qué ver en Tsarskoye Selo?

Jardines de Catalina

Lo primero que veremos al entrar será el recinto de los jardines de Catalina, que está abierto todos los días hasta la noche. De octubre a abril la entrada a los mismos es gratuita, aunque durante el resto del año hay que pagar. A la entrada hay unas taquillas donde comprar los tickets, cuyo precio podéis ver en la página web. Es obligatorio comprarlo para poder entrar luego al Palacio de Catalina. Los jardines son realmente inmensos, de tipo paisajísticos y con numerosas construcciones secundarias que podéis descubrir paseando por ellos. Hay un enorme lago artificial que podéis recorrer en góndola. También encontraremos algún restaurante o puesto de comida, sobre todo en las inmediaciones del Palacio de Catalina, así como una tienda de souvenirs

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Los Jardines de Catalina


Palacio de Catalina

La principal atracción de los terrenos de Tsárskoye Seló es sin duda el Gran Palacio de Catalina, cuya imponente fachada azul y blanca vislumbraréis nada más entrar en los jardines. Para visitar su interior existen dos tours diferentes, con distinto recorrido, que se llaman Tour I y Tour II.

Ambos itinerarios tienen una duración similar, unos 30-45 minutos. Las estancias más importantes están incluidas en los dos tours: la escalera principal, el Gran Salón, la Sala de Ámbar −la única en la que está prohibido hacer fotos− y la sala de los retratos, entre otras. Digamos que una mitad de cada tour es igual, ya que la gente recorre las mismas salas solo que separados por un cordón, y la otra mitad es diferente en cada uno. Aunque el más famoso es el tour número 1, nosotros os recomendamos que escojáis el número 2 por una razón fundamental: el tiempo de espera. Las dos entradas de los dos tours están en puertas separadas, situándose la del primero aproximadamente en el eje central de la fachada principal del palacio y la del segundo, en uno de los extremos de esa misma fachada, más escondida por así decirlo. Normalmente, y sobre todo en los meses de verano, las colas que se forman para comprar los tickets de los tours son inmensas, y mientras que para el del primer tour puede suponer hasta más de tres horas de cola −sin exageraciones−, en la del segundo tour puede reducirse a una hora u hora y media normalmente. Por eso no creemos que merezca la pena esperar en el primero, a no ser que vayáis en temporada baja, ya que al fin y al cabo las salas importantes se ven en ambos tours. En ambas taquillas de venta de tickets, se permite entrar a un máximo de 25 personas cada 15 minutos exactos; no obstante, a la hora de calcular, debéis tener en cuenta que hay muchos grupos guiados en los que, a pesar de que esté una sola persona esperando en la cola, luego al llegar a la taquilla aparece todo su grupo, retrasando así el movimiento de la gente que está detrás. Mientras esperáis podéis tomar un helado u otro tentempié de los puestos de comida que suele haber alrededor. 

Los horarios y precios de ambos tours son exactamente los mismos, y podéis consultarlos en la página web oficial. Tened en cuenta que el palacio cierra los martes.

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Fachada principal del Palacio de Catalina en Tsárskoye Seló

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