Artículo actualizado en: 2024-05-24T07:01:43Z

Český Krumlov

Český Krumlov (en alemán, Krumau an der Moldau) es una ciudad de unos 13.000 habitantes ubicada en la región de Bohemia del Sur, en la República Checa. A pesar de su pequeño tamaño, es uno de los destinos turísticos más importantes del país, junto con Praga y Karlovy Vary. La ciudad se ve en un día, pero recomendamos pasar una noche aquí, para verla tranquilamente e iluminada y poder dedicar tiempo para entrar a las partes del castillo y a algún museo si se quiere.

La ciudad se fundó en 1253 a los pies del Castillo de Český Krumlov, el segundo más grande de la República Checa después del Castillo de Praga. La ciudad tiene un casco antiguo bien conservado que refleja su origen medieval y arquitectura gótica, renacentista y barroca. Además, desde 1992 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Recordad que aunque la República Checa sea miembro de la Unión Europea, acuñan su propia moneda, la corona checa (koruna česká o kč). Siempre es bueno tener algo de efectivo si bien es cierto que en casi todos los sitios se puede pagar con tarjeta y en los puestos callejeros aceptan euros, aunque a un cambio malo, lógicamente.

    ¿Cómo llegar a Český Krumlov?

    🚌La forma más económica para llegar en transporte público es con autobús. La compañía Regiojet es una de las mejores para moverse por el país. Por ejemplo, desde Praga hay autobuses directos que conectan ambas ciudades en poco menos de 3 horas. Otra típica de Europa es la empresa Flixbus, también encontraréis ahí conexiones con otros países.

    También podéis usar compañía de buses de la zona, Busem, que tiene trayectos a poblaciones cercanas, como České Budějovice con mucha frecuencia.

    La estación de autobuses se llama Autobusové nádraží Český Krumlov y está relativamente cerca del centro. De hecho, de camino al mismo hay un bonito mirador que nos adelanta lo que vamos a ver. Lo podéis localizar bajo el nombre de Vyhlídka, junto a la estación.

    🚗En coche está más complicado pues no se puede aparcar en el casco antiguo, hay que dejarlo en alguno de los aparcamientos que hay fuera del mismo, por ejemplo el [P] Parkoviště P3 Městský park.

    ¿Qué es la Český Krumlov Card?

    Como en muchas ciudades turísticas, Český Krumlov cuenta también con su propia tarjeta de descuentos para turistas, llamada Český Krumlov Card. Lo bueno es que es muy sencilla de entender, te otorga un 50% de descuento en la entrada de los siguientes 5 museos, solo se puede entrar una vez a cada uno y tiene una caducidad de un año. Los museos incluidos son: el Museo del Castillo y la Torre del Castillo, el Museo Regional de Český Krumlov, el Museo Fotoatelier Seidel, el Egon Schiele Art Centrum y el Monasterio de Český Krumlov. Salvo que tengas muchos días en Český Krumlov y quieras entrar a todos, no merece la pena, pues sale más cuenta pagar la entrada individual del museo al que quieras entrar si solo es uno o dos.

    Breve historia sobre la región de Bohemia

    La ciudad de Český Krumlov es una ciudad con mucha historia y conviene entenderla un poquito para disfrutar más de la visita. Lo más importante es entender que su historia está muy vinculada al habla alemana. La región de Bohemia formó parte formó parte del Sacro Imperio Romano Germánico desde el año 950, lo que supuso que estuviera gobernada por emperadores alemanes, austríacos y húngaros. 

    En 1866, tras la guerra austro-prusiana, Prusia derrota a Austria y se forma el estado de Alemania. Austria forma un pacto con Hungría, a pesar de que había un gran rechazo a los Habsburgo por parte de los húngaros, y se crea el Imperio Austrohúngaro, al cual quedó adherida la región de Bohemia. En 1918, tras la derrota del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial, Bohemia pasó a ser una provincia de la región de Checoslovaquia

    En 1939, los nazis ocupan el territorio checo por lo que Bohemia pasó a pertenecer a Alemania hasta el fin de la guerra, cuando fue devuelta a Checoslovaquia y esta pasó a ser un estado socialista de la Unión Soviética. En 1993, Chequia y Eslovaquia se separan y Bohemia se queda, lógicamente en Chequia.

    ¿Qué ver en Český Krumlov?

    La ciudad de Český Krumlov queda rodeada por un meandro del río Moldava. Para una fácil orientación, vamos a dividir las cosas que ver en: interior del meandro (casco antiguo) y norte del meandro (castillo). Si solo se dispone de un día, recomendamos visitar el castillo por la mañana para reservar las visitas guiadas que están atadas a un horario fijo, y dedicar la tarde al centro.
     
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    Vistas del casco antiguo y el meandro del río Moldava
     

    Al norte del meandro

    Empezaremos por el Castillo de Český Krumlov (Státní hrad a zámek Český Krumlov), la atracción más destacada de la ciudad y, como decíamos, el segundo más grande del país después del de Praga. Hay tres apellidos muy importantes ligados a la historia del castillo: los Rosenberg, los Eggenberg y los Schwarzenberg. El primer castillo se fundó en 1253 y sirvió de residencia para la noble familia de los Rosenberg, una de las familias más poderosas del Reino de Bohemia. Tal es la importancia de los Rosenberg en la historia de Český Krumlov, que la bandera de la ciudad lleva una rosa en referencia a la rosa del escudo de los Rosenberg. Uno de los más importantes fue William von Rosenberg (1535-1592), con el que el castillo se convirtió en un elegante un centro y referencia cultural en estilo renacentista. Como curiosidad, tuvo 4 esposas, aunque con ninguna consiguió concebir un hijo; con la tercera, Anna Marie von Rosenberg, se casó en 1578 por todo lo alto en este castillo, mientras que la cuarta fue una noble española a la que sacaba 30 años de edad. La Familia Rosenberg estuvo hasta que en 1611 se acabó extinguiendo. El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en aquel momento concede la ciudad a Hans Ulrich von Eggenberg y, con esta, el castillo. Su hijo Johann Christian I von Eggenberg, al heredar el castillo años más tarde, lo reforma y amplía en estilo barroco. En 1717 los Eggenberg se quedan sin descendencia masculina y el ducado de la ciudad junto con el castillo pasan a los dominios de Schwarzenberg. Así se mantuvo hasta 1947, cuando el castillo pasó a manos del estado.

    El castillo consta de varias partes y museos que requieren distintos tickets. Se puede pasear gratis por los aledaños, los varios patios, el puente y los jardines, de los que hablaremos más adelante. Sin embargo, todo lo que es interior es de pago. Concretamente hay cuatro áreas distintas que requieren comprar distintas entradas:
    • Tour Route I of Český Krumlov Castle (basic tour I.) – sirve para visitar el interior del castillo, el cual fue decorado en estilos renacentista y barroco (siglos XVI-XVIII). Se requiere una visita guiada y el punto de encuentro para hacerla (una vez se han comprado los tickets) es el tercer patio. La visita dura una hora.
    • Tour Route II of Český Krumlov Castle (basic tour II.) – mediante el cual se visita la galería de cuadros de la familia Schwarzenberg y el puente Cloak Bridge. Se requiere una visita guiada y el punto de encuentro es también el tercer patio. La visita dura una hora.
    • Castle Museum and Castle Tower – El Museo del Castillo y la Torre del Castillo. Se puede visitar por libre.
    • Baroque Castle Theatre in Český Krumlov – visita al teatro barroco. Se requiere una visita guiada y el punto de encuentro es el quinto patio. La visita dura unos tres cuartos de hora.
    En su página web podéis ver los distintos tickets y a qué dan acceso, así como los horarios y precios. El precio es individual para cada tour, por lo que entrar a todos puede alcanzar un precio un tanto elevado. Cuidado que muchas partes cierran los lunes.

    Dicho esto, a nosotros nos pareció interesante el Tour I, pues al ser tour guiado, la guía iba explicando cada sala, así como la historia del castillo. Comienza por la capilla del castillo, luego pasa a las habitaciones de los Rosenberg, decoradas en estilo renacentista, donde destacan los techos con la simbología de la familia Rosenberg y las pinturas murales; después se pasa al pasillo decorado con los escudos de armas de los Rosenberg y continúa por el segundo piso para ver las salas barrocas de los Schwarzenberg del siglo XVIII donde destacan la sala Eggenberg con su carroza dorada, el comedor y el dormitorio. Cabe resaltar que casi todo el mobiliario, incluidos los tapices, son originales. El tour finaliza en la famosa Sala de Máscaras (Masquerade Hall), con una decoración y pinturas excelentes, de estilo barroco. Era el lugar de reunión antes de acudir al teatro por el puente, que conecta directamente la sala con el Teatro Barroco. Aún se utiliza hoy en día para conciertos y eventos especiales de la ciudad.
     
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    Sala de las Máscaras en el Castillo

    Por otro lado, el Museo del Castillo se inauguró en 2011, es muy pequeño, se visita en 10-15 minutos por lo que no merece la pena en nuestra opinión; se visita por libre, pero hay textos en las habitaciones en inglés, alemán y checo, y también se pueden pedir audioguías. Es cierto que la entrada incluye la subida a la Torre del Castillo, pero para el precio que cuesta hay mejores miradores en la ciudad. Así que en caso de que queráis ahorrar tiempo y/o dinero, esta sería la visita que nosotros sacrificaríamos. Además, lo más bonito de la torre es la propia torre, con su forma redondeada y su mezcla de estilos: data del siglo XIII cuando se empezó a construir la planta baja y la primera; a partir del siglo XVI se continuó con las siguientes hasta completar los 6 pisos en total de los consta actualmente, incluido el campanario en estilo renacentista. Son 162 escalones los que hay que subir, con zonas más estrechas y vigas bajas, ya que cada piso prácticamente se hizo en una época distinta e incluso estilos distintos. La recompensa es la vista panorámica desde arriba, pero, como decimos, es la misma vista que se obtiene desde otros miradores de la ciudad, solo que un poco más alto.
     
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    Museo del Castillo y Torre del Castillo al fondo

    El recorrido por el Teatro Barroco 🎭es también muy recomendable. Fue construido en 1680 durante la época de los Eggenberg y reformado por Adam von Schwarzenberg en 1766, otorgándole el aspecto que tiene hoy en día. Su excepcional estado de conservación lo han convertido en todo un ejemplo de teatro barroco en Europa y en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Se encuentra a continuación del puente y se requiere una visita guiada como mencionábamos.

    Recomendamos ir a primera hora y reservar los recorridos que queráis hacer que requieran visita guiada, pues estas son a ciertas horas y se agotan enseguida. Los tours son en inglés, alemán o checo. También podéis reservarlos con antelación pagando una pequeña tasa.

    Como decíamos, hay partes que pertenecen al castillo, pero son de libre acceso. La primera que nos encontraremos nada más subir es el Foso de los Osos (Medvědí příkop). El oso ha sido un animal muy apreciado en Český Krumlov, encontraron aquí su hábitat desde mitad del siglo XVI, bajo el mandato de William von Rosenberg. En 1707 se construyó este foso y en ese momento fueron movidos a aquí – se desconoce dónde estaban antes –. La relación entre Český Krumlov y los osos es curiosa. La historia dice que la familia Rosenberg decían que estaban relacionados con la noble familia italiana de Orsini. Orsa significa oso en italiano y por eso empezaron a usar el animal en el escudo de armas y a acoger osos en el castillo, procedentes de zoos o regalos de otros nobles. Por esa razón, incluso hoy en día podemos ver osos en este lugar.

    También se puede pasear por libre por el puente Plášťový most (Cloak Bridge en inglés). El puente consta de tres pisos, aunque solo dos son de conexión, más uno abierto techado de libre tránsito. Uno de esos pisos conecta la Sala de Mascaradas que se visita en el Tour I con el Teatro Barroco mientras que el otro piso conecta la galería de cuadros que se visita en el Tour II con los jardines del castillo. El puente existió desde la Edad Media, si bien anteriormente era de madera y con los años y sucesivas reformas, llegó a tener el aspecto actual.

    Pasado el puente y pasado el Teatro Barroco, aparece otro mirador excepcional, casi que el que más nos gustó de todos. Desde aquí se obtienen unas vistas de todo el meandro, el casco antiguo, el castillo y la torre del castillo. El mirador es gratuito y junto a él hay una pequeña cafetería donde tomar algo. Se encuentra sin problemas, pero podéis localizarlo en esta dirección K Zámecké zahradě 60.
     
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    Vistas del Castillo desde el mirador de enfrente del Teatro Barroco

    Pasado el mirador comenzamos la subida para visitar los Jardines del Castillo (Zámecká zahrada), creados en el siglo XVII con un diseño barroco dividido en dos niveles y una fuente barroca entre ambos. Nada tienen que ver con los elegantes jardines de otros palacios, pero merece la pena pasear por ellos a media tarde, no son muy grandes así que se ven tranquilamente en 15-20 minutos. El acceso es gratuito y el horario de apertura es de abril a octubre de 8:00 a 17:00 y de mayo a septiembre de 8:00 a 19:00.

    Otra zona imprescindible de visitar es la calle Latrán. Como mencionamos al principio, la ciudad se comenzó a constituir en los alrededores del castillo, concretamente por la actual calle Latrán, ya que se sitúa justo debajo de él. Ahí es donde, en aquella época, vivieron los sirvientes y trabajadores del castillo. Actualmente vemos una preciosa calle empedrada, con un aire medieval y bonitas casas coloridas llenas de restaurantes y establecimientos varios.
     
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    Calle Latrán

    Desde la calle Latrán se llega, a la izquierda, al castillo y, a la derecha, al Monasterio de las Minoritas (Minoritský klášter). Se trata de un gran complejo compuesto por una iglesia, dos conventos – uno grande y otro pequeño – y un bonito jardín. Se fundó en 1350 y todas sus partes se construyeron en estilo barroco. Lo curioso de este monasterio era que en él convivían tanto monjes como monjas. En 1560 sufrió un incendio y el William von Rosenberg trató de construir una cervecería en este lugar, si bien su idea fue denegada por la abadesa, y construyó la cervecería justo detrás. El monasterio fue finalmente disuelto por el régimen comunista que gobernaba en Checoslovaquia en 1950 y actualmente funciona como museo. El acceso al interior del monasterio es de pago (150 Kč) aunque tiene descuento con la Český Krumlov Card.
     
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    Monasterio de las Minoritas

    No dejéis de llegar hasta el final de la calle Latrán para ver la Puerta de České Budějovice (Budějovická brána), que data de 1602 y es la única de las 9 puertas que conformaban la muralla de Český Krumlov que queda en pie, el resto fueron demolidas en el siglo XIX. Lo curioso es que la puerta tiene dos fachadas totalmente diferentes, cruzadla para comprobarlo y para disfrutar nuevamente de otras vistas preciosas desde el puente de las zonas verdes con el Castillo y la Torre del Castillo de fondo.


    En el interior del meandro

    Ahora cruzamos el puente de madera Lazebnický most –una de las varias veces que lo vamos a cruzar a lo largo del día– para dirigirnos al casco antiguo. El casco antiguo, también llamado Ciudad Vieja, surgió como un asentamiento nuevo distinto del que estaba en la calle Latrán y el castillo. No es muy grande así que merece la pena recorrerse todas y cada una de sus calles, pues no hay rincón feo en él. La plaza principal del mismo es la Plaza Svornosti (Náměstí Svornosti), el alma de la ciudad donde se celebran los principales eventos, como el mercadillo de navidad. La plaza está presidida por la Fuente y Columna de la Peste (Kašna a morový sloup), construida en 1716 en estilo barroco para celebrar el fin de la enfermedad que acabó con una importante población del país entre 1680 y 1682. Alrededor de ella encontramos una hilera de edificios, entre los que destacan el Ayuntamiento (Radnice) del siglo XVII, que alberga el Museo de la Tortura (Muzeum Tortury), y la Oficina de Información Turística (Infocentrum Český Krumlov). También encontramos bancos en la plaza donde descansar simplemente y varias terrazas donde tomar algo.
     
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    Plaza Svornosti en el casco antiguo

    Otro atractivo de la Ciudad Vieja es el mirador Seminární Zahrada, un pequeño parque desde donde se obtienen unas vistas espectaculares de los tejados del casco antiguo y las distintas edificaciones que conforman el castillo, donde destaca su característica torre circular. Es un parque así que se puede acceder libremente a él. No dejéis de venir de noche, cuando el castillo está bellamente iluminado y destaca sobre la ciudad.
     
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    Vistas de la ciudad desde el mirador Seminární Zahrada

    Volvemos a la plaza central, desde donde vemos asomar la torre de la Iglesia de San Vito (Kostel svatého Víta), precisamente a donde nos dirigimos ahora. Su construcción data de los años 1407-1439 en estilo gótico tardío, si bien en los siglos XVII y XVIII se reformó y amplió. Asimismo, tiene una importancia histórica pues algunos miembros de las familias Schwarzenberg y Rosenberg están enterrados aquí. Se puede acceder gratuitamente en su interior siempre que no haya misa.

    La mejor vista de la iglesia, sin embargo, es desde el otro lado del río. Recomendamos cruzar por el puente y visitar esta parte, es un paseo súper agradable a orillas del río y acabar en el parque Městský park Český Krumlov, un oasis de tranquilidad lejos de las masas de turistas que hay por el centro.
     
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     Iglesia de San Vito junto al río Moldava


    Más alternativas

    El que tenga mucho tiempo en la ciudad puede optar por completar su visita con alguna de estas atracciones:

    Museos. Recordad que con la Český Krumlov Card teníamos acceso con descuento a varios museos. La mayoría son secundarios, pues quedan a la sombra del castillo, la atracción principal de la ciudad. Pero si pasáis varios días y, en función de vuestros intereses, podéis entrar en alguno de ellos. Estos son: el Museo del Castillo y la Torre del Castillo (ya hemos hablado de ellos en el artículo), el Museo Regional de Český Krumlov (museo sobre la historia de la ciudad y sus habitantes), el Museo Fotoatelier Seidel (Casa restaurada de la familia de un fotógrafo del siglo XIX, con muebles y fotos originales), el Egon Schiele Art Centrum (situado en el edificio renacentista de la antigua cervecería municipal, este museo nos acerca a la figura del pintor austriaco Egon Shiele) y el Monasterio de Český Krumlov (también mencionado más arriba en el artículo).

    Rafting en el río Moldava. Una actividad diferente que hacer en Český Krumlov es hacer rafting por el meandro del río Moldava. Hay diferentes tipos de canoas y distintas travesías en función del número de kilómetros que recorren, si bien todos pasan por el centro. Hay dos o tres organizaciones que proveen barcas, una de ellas es Maleček Rafting, tiene su oficina un poco más delante del parque mirador Seminární zahrada, podéis ir derectamente allí y contratarla. Y otra es Vltava sport Service, con oficinas en la calle Hradební 60. Los precios son un pelín caros para ser República Checa, y dependen del tipo de canoa, número de personas, y si la conduces tú mismo o si la compartes con otra gente y es conducida por un empleado de la empresa.

    ¿Dónde comer en Český Krumlov?

    Vamos con la sección culinaria. En general, mencionar que en época alta como verano y los fines de semana, la ciudad está a reventar. Muchos de los restaurantes están llenos así que hay que tener paciencia hasta encontrar uno o reservar con antelación alguno si tenéis mucho interés. También hay que acordarse de que estamos en pleno centro de Europa y aquí se cena antes; por tanto, mejor no dejarlo para muy tarde no vaya a ser que os encontréis con todo cerrado. En general en todos los sitios se puede pagar con tarjeta, con algunas excepciones. Lo bueno es que en donde no aceptan tarjetas suelen aceptar también euros, no solo coronas checas.
    • Brauerei-Restaurant – La histórica cervecería fundada en 1560 por William von Rosenberg como hemos mencionado anteriormente. En 1621 el dominio de Český Krumlov (Krumau por aquel entonces) pasó de los Rosenberg a los Eggenberg, quienes cambiaron el nombre a Pivovar Eggenberg. En 1719, con la llegada de los Schwarzenberger, la cervecería cambió nuevamente de nombre, aunque en el siglo XX se recuperó el nombre de Pivovar Eggenberg. Además de ser histórica, es un buen sitio para probar la cerveza Eggenberg que es la local, y platos tradicionales checos como el Svíčková na smetaně (filetes de ternera en salsa de verduras con nata), el Goulash (guiso de ternera típico de Hungría y Rep. Checa), Pečené vepřové (cerdo asado) o el Pečená kachna (pato asado).
    Además de comida checa, al ser tan turística, la ciudad cuenta con restaurantes de todo tipo de cocinas, también interesantes si estamos cansados de la comida checa.
    • Nonna Gina – una pizzeria situada junto al Monasterio de las Minoritas. En fin de semana está muy solicitado y suele ser necesario reservar. Solo aceptan dinero en efectivo.
    • My Saigon – un restaurante vietnamita, con platos de sushi, muy rico. En este no tuvimos problema para cenar sin reservar, es una buena opción cuando la ciudad está abarrotada. Además, cierra un poco más tarde que otros, cosa de agradecer para los que comemos y cenamos tarde.
    • Můstek Beer&Burger – hamburguesería muy rica y cervezas de distintos tipos.
    • Bistro 53 Beer Point – una microcervecería con distintos tipos de cervezas de barril; también sirven comida.

    Más allá de la comida:
    • Kolektiv cafe & wine bar – la cafetería que más nos gustó. Vale para desayunar, tomar un café, merendar, y tienen de todo: huevos Benedict, huevos fritos, cruasanes, muffins, pancakes, etc.
    • Kafemlejnek – una cafeteria a orillas del rio, con una terraza súper agradable y buenos precios. Nosotros vinimos una tarde a tomar una cerveza Eggenberg. Lo único malo es que cierran pronto, sobre las siete de la tarde.
    • MLS Crêperie Kájovská – puesto callejero en la calle Latrán, ideal para probar el dulce más típico checo: el trdelník, consistente en una masa enrollada al horno, con canela o distintos frutos secos picados por encima. También los ponen con helado dentro.
    • Apotheka cafe bar – Un moderno bar de cócteles, desde clásicos hasta invenciones suyas. De día, también puedes sentarte en su terraza a tomar un café.

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