Toledo es una ciudad de 86.500 habitantes, capital de la provincia de mismo nombre y capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
Es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el 26 de noviembre de 1986. Su cercanía a Madrid, hace que sea una excursión típica de día desde la capital de España, así como desde otras ciudades y pueblos de la zona.
Es una ciudad súper turística, en fin de semana colapsada por cientos de tours en varios idiomas que recorren todas sus calles. Recomendamos dedicarle, al menos, un día completo, aunque tiene actividades como para estar un fin de semana. Eso sí, todas atracciones turísticas son de pago, con algunas excepciones si se visitan en horarios concretos.
Existe una entrada conjunta llamada Pulsera turística de Toledo que permite ver 7 atracciones de la ciudad: la Sinagoga de Santa María La Blanca, la Iglesia de El Salvador, la Iglesia de Santo Tomé, la Mezquita del Cristo de la Luz, el Monasterio de San Juan de los Reyes, la Iglesia de los Jesuitas (San Ildefonso) y el Real Colegio de Doncellas Nobles. No incluye el acceso a la catedral ni el alcázar, que es lo principal, y te incluye el acceso a otras iglesias de menor relevancia, por eso es cuestión de cada uno ver si merece la pena comprarla o no. Sale cuenta si visitas 4 de ellas o más. En su página web podéis ver los precios.
¿Cómo llegar a Toledo?
Toledo cuenta con estación de tren y de autobuses, por lo que ambas opciones son buenas.
🚌Desde Madrid, el autobús es la opción más barata y flexible, pues el ticket es un billete abierto para tomar el bus que quieras dentro del día que seleccionaste. Salen desde el Intercambiador de Plaza Elíptica y se reserva a través de Alsa.
🚅El tren es la opción más rápida desde Madrid, el trayecto dura poco más de media hora y el precio es más o menos el doble que el del autobús, aun así no es muy caro. Los trenes salen desde Madrid-puerta De Atocha y se reserva a través de Renfe.
🚗También se puede ir cómodamente en coche. Nosotros escogimos esta opción y aparcamos gratuitamente en un aparcamiento gratuito junto a los Restos del circo romano. Recomendamos no entrar al casco antiguo con el coche porque hay muchas calles de menos de 2 metros de ancho y no todos los coches caben. No sería la primera vez que el GPS te manda por una calle no apta para todos los vehículos.
¿Qué ver en Toledo?
Toledo es una ciudad con un rico patrimonio cultural, algunos la llaman la ciudad de las tres culturas, pues, durante siglos, ha sido el hogar de cristianos, musulmanes y judíos. Reflejo de ello es su arquitectura, donde destacan sinagogas como la del Tránsito y Santa María la Blanca, mezquitas como la del Cristo de la Luz y templos cristianos como el Monasterio de San Juan de los Reyes y la Catedral.
Comenzaremos por la Rotonda Avenida de la Reconquista ya que se encuentra al lado del aparcamiento donde nosotros dejamos el coche y de otros aparcamientos. Esta rotonda, dominada por una enorme bandera nacional, se encuentra ubicada junto a la muralla medieval y, por tanto, al inicio del casco antiguo. Desde aquí nace la Escalera mecánica del Parque Recaredo, una escalera mecánica para subir desde la parte baja de la ciudad al casco antiguo. Una fantástica idea, sin duda.
Lo primero que veremos nada más subir por las escaleras mecánicas es el Convento de Santo Domingo El Antiguo, lugar donde está enterrado El Greco, quien nació en Creta en 1541 y murió aquí en Toledo en 1614. Destaca por los tres retablos de El Greco, diseñados por él, y que además incluyen pinturas suyas. Son tres retablos, uno mayor y dos laterales realizados entre 1577 y 1579, compuestos por nueve lienzos, de los cuales solo tres son originales (San Juan Evangelista y San Juan Bautista en el retablo mayor y La Resurrección de Cristo en el retablo lateral derecho), el resto son copias ya que los originales fueron vendidos. También se puede ver la tumba del pintor greco español. El acceso al convento tiene un precio de 3€ y no está incluido en la Pulsera turística de Toledo. Está anexa a la Parroquia de Santa Leocadia, pared con pared, pero son dos templos religiosos distintos.
Muy cerca veremos otra iglesia, la Iglesia de los Jesuitas, también conocida como Iglesia de San Ildefonso, construida por orden de los jesuitas entre 1629 y 1765 en el lugar donde, se supone (según la leyenda), nació San Ildefonso, que es el patrón de Toledo. Destaca por su arquitectura barroca, especialmente su fachada principal con sus dos torres gemelas de algo más de 50 metros de altura a las que se puede subir para obtener unas vistas panorámicas de toda la ciudad, incluido su casco antiguo, la Catedral y el Alcázar. El acceso cuesta 4€ por adulto, pero está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
En la ciudad de las tres culturas también tenemos templos religiosos musulmanes. Un ejemplo de ello es la Mezquita del Cristo de la Luz. Es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad, construida en el año 999 cuando la ciudad pertenecía al Califato de Córdoba. Sin embargo, tras la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, fue consagrada como iglesia y se le añadió un ábside (la parte semicircular que sobresale en un extremo de la iglesia) románico-mudéjar. Por tanto, es una mezquita con estilo andalusí transformada en iglesia cristiana. Originalmente se le llamó mezquita de Bab al-Mardum y tras la conquista cristiana se renombró a “Cristo de la Luz” por la imagen de un cristo crucificado que se colocó allí. El acceso cuesta 4€ por adulto, pero está incluido en la Pulsera turística de Toledo. Por fuera es llamativa, pero sobre si merece la pena entrar, hay diversidad de opiniones; algunos opinan que solo merece la pena si tenéis la pulsera, pero no pagar la entrada por separado, ya que es pequeña y tan solo tiene una sala.
La joya de la corona de la ciudad es la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo, también conocida como simplemente Catedral de Toledo. Su historia se remonta al año 1085, cuando se firman las Capitulaciones de Toledo, unos acuerdos para entregar la ciudad de Toledo al rey Alfonso VI de León y Castilla tras la reconquista cristiana. Este acuerdo establecía un respeto a la religión y costumbres musulmanes que hasta el momento habían dominado la ciudad. Sin embargo, en 1087, en un momento en que el rey se encontraba ausente, su esposa y el arzobispo de la ciudad decidieron tomar a la fuerza la Mezquita Mayor y convertirla en iglesia, violando las capitulaciones. Ya en 1226, en época de Fernando III el Santo, esa Mezquita Mayor consagrada posteriormente como iglesia cristiana fue profundamente reconstruida en lo que hoy conocemos como la catedral.
Es una obra maestra del gótico, con un interior impresionante gracias a sus vidrieras, su órgano, su detallado retablo ubicado en el altar mayor y las tallas de la sillería del coro. Por si fuera poco, la sala capitular alberga varios cuadros de El Greco, incluido su famoso El Expolio (1577) que muestra a Jesucristo siendo desnudado antes de ser crucificado. Es como si, por el mismo precio, puedes visitar una catedral y un museo de arte. La catedral es inmensa, os daréis cuenta si la rodeáis por fuera. Su torre, de 45 metros de altura, alberga varias campanas pero una es especial: la Campana Gorda, también conocida como San Eugenio, con un peso de casi 18 toneladas, y el subirla a lo alto de la torre fue todo un acontecimiento en 1755. Volviendo a la catedral, una de sus puertas más emblemáticas es la Puerta del Reloj, que es por la que se accede a misa. Es, de hecho, la puerta más antigua de la catedral, del siglo XIV y en su fachada alberga un reloj de una sola manecilla. En el tímpano de la puerta (la zona decorativa entre el arco y la propia puerta) se representan escenas de la biblia y vida de Cristo divididas en cuatro franjas horizontales: la Anunciación, la Natividad, la Adoración de los Reyes Magos, la Degollación de los Inocentes, la Huida a Egipto, la Circuncisión, el Bautismo de Jesús, las Bodas de Caná, etc. Las otras puertas son también impresionantes: la Puerta del Perdón y la Puerta de los Leones. La entrada como parte de la visita turística se hace por la Puerta Llana, que es una puerta sencilla al lado de la de los Leones.
En su página web podéis ver sus horarios y precios. Los tickets se pueden comprar en las taquillas que están en una tienda enfrente de la entrada principal o por internet, en cuyo caso ofrecen la entrada sencilla o una más cara que también da acceso a lo que llaman Lumina, un espectáculo nocturno de luces y sonido. Un truco si estáis de turismo entre semana es venir de 8:00 a 9:15 de la mañana (de lunes a viernes), una franja horaria en que el acceso es gratuito por la Puerta del Reloj.
La vista más completa de la catedral se obtiene desde la Plaza del Ayuntamiento, que da a la Puerta del Perdón. Esta plaza debe su nombre al lugar donde se alza el Ayuntamiento de Toledo, un precioso edificio renacentista. En su fachada ondean cuatro banderas que representan los distintos niveles de gobierno: la municipal de Toledo (la rosa carmesí), la de la comunidad autónoma Castilla-La Mancha, la nacional de España y la de la Unión Europea. Justo detrás, tallado en piedra, el escudo heráldico de Toledo, que muestra un águila bicéfala (símbolo del Sacro Imperio Romano Germánico) con la corona imperial, adoptado en el siglo XVI, en la época de Carlos I de España (Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico).
El otro edificio destacado de esta plaza es, además del ayuntamiento y catedral, el Palacio Arzobispal. Se trata de otra obra del Renacimiento español, diseñada por Alonso de Covarrubias en el año 1543 y que hoy en día sigue siendo una sede institucional vinculada al Arzobispado. El edificio actual es de 1543 con reformas posteriores, aunque se construyó sobre unas casas junto a la catedral que fueron donadas en el siglo XIII por el rey Alfonso VIII al arzobispo de la época, posteriormente conectadas a la catedral con el famoso Arco del Palacio. No está abierto al público, así que hay que conformarse con ver su fachada, dominada por la portada, con un arco de medio punto, columnas dobles jónicas y figuras de ninfas en la parte superior. El balcón de hierro forjado se añadió más tarde, en el siglo XVII.
De aquí vamos a tomar la calle del Comercio, como su propio nombre indica, la arteria comercial principal de la ciudad. Esta conecta la Catedral de Toledo con la Plaza de Zocodover y está llena de todo tipo de tiendas, desde souvenirs, artesanías, productos gastronómicos típicos de la ciudad como el mazapán, hasta bares y restaurantes. También tiene unas vistas tremendas de la torre de la Catedral de fondo.
La Plaza de Zocodover ha sido, desde la Edad Media, un centro neurálgico de la ciudad, lugar de mercado, de comercio, de encuentro y de múltiples eventos como ferias, fiestas locales, corridas de toros e incluso sentencias y ejecuciones públicas durante la Inquisición. Aunque existía desde hace siglos y se ha ido modificando con el paso del tiempo, el diseño actual de la plaza, con esa forma triangular tan característica, es obra del arquitecto Juan de Herrera durante el reinado de Felipe II en el siglo XVI. Actualmente se sigue usando para actos y eventos culturales, aunque en el día a día la gente viene aquí a sentarse en alguna de sus terrazas. Ya desde aquí se puede ver en una de sus esquinas la silueta de las torres del Alcázar, nuestra próxima parada. Por cierto, por estas calles junto al Alcázar, como en la calle Horno de los Bizcochos, hay algunas tiendas de souvenirs a buen precio, de los más baratos que encontramos en la ciudad.
Continuamos nuestro recorrido cruzando el Arco de la Sangre, una puerta construida por los árabes en el siglo X que servía para comunicar la medina (lo que es el casco antiguo actual) con la alcazaba (la fortaleza o alcázar) y que recibía el nombre de Bab-al-Yayl (“puerta de los caballos”). Tras el arco, bajando las escaleras, nos toparemos con un Monumento a Miguel de Cervantes. Se trata de una estatua de bronce a tamaño real de 2006 dedicada al escritor español más famoso de la historia, que vivió temporalmente en la ciudad en el siglo XVI.
Enseguida veremos el Museo de Santa Cruz, ubicado en un hermoso edificio renacentista que funcionó como hospital desde el siglo XVI hasta 1919 que fue transformado en museo. En la fachada del edificio todavía se pueden ver agujeros de balas de la Guerra Civil (1936-1939), de la que hablaremos enseguida en la parte del Alcázar. El museo destaca por su patio interior, claustro y escalera, y alberga colecciones de arqueología y cuadros del taller de El Greco, es decir pintados por él y por sus discípulos. El cuadro más importante que se custodia aquí es la Inmaculada Ovalle, una de sus últimas grandes obras, firmada incluso por él mismo con su nombre (Doménikos Theotokópoulos) en la esquina inferior derecha. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 18:00 y los domingos de 9:00 a 15:00 y el acceso es gratuito.
El skyline de la ciudad está dominado por el Alcázar de Toledo, ubicado en su parte más alta, se ve incluso desde la carretera que viene desde Madrid. La primera construcción en este lugar data del siglo III, cuando se erigió un palacio romano, y fue reconstruyéndose según los pueblos que habitaron la ciudad: visigodos, musulmanes y cristianos. De su época musulmana procede su actual nombre, ya que ellos lo llamaron «Al Qasar» que, en árabe, significa “fortaleza”. El cambio más importante tuvo lugar en el siglo XVI, cuando Carlos I de España (Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico) lo reformó profundamente para convertirlo en su residencia, si bien nunca llegó a vivir aquí habitualmente, sino temporalmente. No obstante, Carlos V eligió Toledo como la capital del Imperio, mudó su Corte aquí, y en el Alcázar sucedieron eventos históricos como la recepción de Hernán Cortés en 1528, que acababa de conquistar México. Cortés trajo tesoros del imperio mexica, animales exóticos e incluso aborígenes que hicieron bailes típicos y juegos, como el famoso juego de pelota de las culturas mesoamericanas. Durante la Guerra Civil Española (1936), tras el levantamiento militar contra el gobierno de la Segunda República Española, el Alcázar fue ocupado ilegalmente por militares franquistas del bando nacional y convertido en un núcleo de resistencia de este bando. El otro bando, el Frente Popular, asedió sin éxito durante 70 días la fortaleza, quedando el Alcázar en un estado ruinoso al final de la guerra. También sucedió un momento icónico, cuando el hijo del coronel José Moscardó Ituarte (coronel que participó en del alzamiento militar y lideraba la ocupación del Alcázar) fue secuestrado por el Frente Popular. Estos llamaron al coronel y le dijeron que o se rendía o matarían a su hijo, a lo que el coronel le dijo que no se iba a rendir y que moriría como un héroe. Y así fue, el hijo fue ejecutado un mes más tarde, y su historia se usó como un acto de sacrificio por el bando franquista. Más tarde, ya durante el Franquismo, el Alcázar fue reconstruido y convertido en un símbolo propagandístico del régimen, así como sede del Museo del Ejército, que todavía se encuentra en su interior.
El precio es de 5€ aunque hay descuentos para personas con discapacidad y familia numerosa, e incluso los domingos es gratis para todo el mundo. Además del Museo del Ejército, el Alcázar también alberga la Biblioteca de Castilla-La Mancha, que es la única parte gratuita del Alcázar. La biblioteca tiene una cafetería mirador en la última planta, si os gustan las ciudades desde arriba puede ser una buena opción.
Ahora nos vamos a la otra punta de la ciudad para ver el barrio de la Judería de Toledo, que debe su nombre a la época en que la comunidad judía se estableció, entre los siglos XII y XV principalmente. No es que todos vivieran allí, pero era el núcleo de la comunidad. A los judíos que vivían en España se les conocía como judíos sefardíes porque Sefarad es un nombre bíblico que hace referencia a la Península Ibérica, según la tradición judía. A pesar del pogromo de 1391 —la serie de ataques contra la comunidad judía en España y obligación a convertirse al cristianismo— y la expulsión de los judíos en 1492 por los Reyes Católicos, el barrio mantuvo su nombre. Hoy en día, pasear por sus calles es hacer un recorrido por la historia de la ciudad y sus culturas: hebrea, cristiana y musulmana.
Por la judería encontraremos varios símbolos en forma de adoquines o azulejos, tanto en el suelo como en las paredes. Por ejemplo, el candelabro de siete brazos, símbolo del judaísmo; la estrella de David, otro símbolo judío; uno con la silueta de la Península Ibérica que también hemos visto en otras ciudades como Segovia y que representa la Red de Juderías de España; y otros con escrituras en hebreo.
Comenzaremos el recorrido por la judería por la Iglesia de Santo Tomé, iglesia católica del siglo XIV construida sobre una antigua mezquita musulmana. Está construida en estilo mudéjar (combinación entre musulmán y cristiano) y destaca por su icónica torre de ladrillo. Su interior alberga un tesoro, el El Entierro del Señor de Orgaz (1586–1588), uno de los cuadros más famosos de El Greco, que consta de dos partes: la parte inferior, con el entierro del noble toledano Don Gonzalo Ruiz de Toledo; y la parte superior, que muestra el cielo, con Cristo, la Virgen, San Juan Bautista y ángeles; una fusión entre lo terrenal y lo celestial. El acceso cuesta 4€ por adulto, pero está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
Muy cerca se encuentra el Museo del Greco, dedicado al pintor cretense Domenikos Theotokopoulos, que vivió en Toledo desde 1577 hasta su muerte en 1614, es decir, 37 años. No es una visita imprescindible, pero como la entrada cuesta solo 3€, e incluso gratis los sábados desde las 14:00 y los domingos todo el día, puede merecer la pena si os gusta la pintura. No está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
Estamos en la judería, es decir, no puede faltar la visita a alguna sinagoga. En Toledo destacan dos, la primera de ellas, la Sinagoga del Tránsito, aunque por fuera engaña porque parece una iglesia cristiana o, simplemente, un edificio medieval. Tiene una formidable sala de oración y un pequeño museo, el Museo Sefardí, pero es todo un conjunto con una única entrada. Dicha sala está cubierta por un artesonado (techo) de madera y decorada con inscripciones en hebreo y yeserías de estilo mudéjar ya que, como ciudad de convivencia de tres culturas, era habitual que artistas musulmanes decoraran también edificios judíos. Tras la expulsión de los judíos en 1492, los Reyes Católicos cedieron el edificio a la Orden de Calatrava, que lo convirtió en hospital y, más tarde, fue reformado para usarse como iglesia cristiana. La entrada cuesta 3€, aunque se puede acceder gratis los sábados desde las 14:00 y los domingos todo el día, puede merecer la pena si os gusta la pintura. No está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
La otra sinagoga del barrio es la Sinagoga de Santa María La Blanca, un edificio único y que representa muy bien la diversidad de culturas que es Toledo. Se erigió como sinagoga en el siglo XII, concretamente en 1180, aunque fue reformada en el siglo XIII. Lo más curioso es que su interior parece el de una mezquita, —arcos de herradura, columnas blancas y decoración mudéjar— pero nada tiene que ver con eso, no fue mezquita antes ni después. Simplemente fue decorada por artesanos árabes, tal y como sucedió con la otra sinagoga. Es muy curioso de ver. Consta de cinco naves, separadas por arcos de herradura y pilares o columnas octogonales, cuyos capiteles de yeso ricamente ornamentados, típicos del arte mudéjar, presentan motivos de piñas y elementos vegetales. Tras el pogromo de 1391 la sinagoga fue expropiada a los judíos y convertida en iglesia cristiana en 1411, poniendo una imagen de la Virgen Blanca que le daría el nombre con el que se sigue conociendo actualmente. El acceso cuesta 4€ por adulto, pero está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
A continuación de la Mezquita, nos toparemos con el Monasterio de San Juan de los Reyes, otro de los edificios emblemáticos de Toledo. Este se concibió como panteón real, si bien los Reyes Católicos fueron enterrados en la Capilla Real de Granada. Pero sí se construyó como símbolo de orgullo y propaganda de la dinastía real y la religión cristiana, para celebrar la victoria en la Batalla de Toro (1476), que enfrentó en el contexto de la Guerra de Sucesión Castellana a las tropas de Isabel la Católica y las del rey portugués Alfonso V, quien apoyaba a Juana la Beltraneja (hija de Enrique IV de Castilla, hermano de Isabel, y Juana de Portugal). Muestra de esa propaganda religiosa son las cadenas que cuelgan de la fachada, que fueron llevadas por presos cristianos durante el dominio del Reino nazarí de Granada y que los Reyes Católicos decidieron colgar aquí tras ganar batallas claves (como la de Málaga o Almería) durante la Reconquista. El acceso cuesta 4€ por adulto, pero está incluido en la Pulsera turística de Toledo.
Junto al monasterio se encuentra la Puerta del Cambrón, una de las puertas monumentales, como la Puerta de Bisagra, reconstruidas por los cristianos como parte de la muralla de la ciudad. La muralla que rodea el casco antiguo fue primeramente creada por los romanos en el siglo II a.C. y más tarde ampliada por los visigodos (siglo VII), musulmanes (siglos VIII – XI) y cristianos (tras la conquista en 1085). Esta puerta, la del Cambrón, se cree que ya existía en la época visigoda, y durante la época musulmana y cristiana se conoció como la Puerta de los Judíos, por su cercanía al barrio judío y ser la entrada principal al mismo. La arquitectura y estilo renacentistas actuales proceden de la reforma que se hizo en el siglo XVI, con dos fachadas distintas, una mirando a la ciudad y otra al río Tajo. El nombre vino después, cuando tras la expulsión de los judíos en 1492 la puerta quedó abandonada y crecieron alrededor unas zarzas llamadas cambrones.
Hasta aquí lo más destacado que ver en la ciudad de Toledo. Por supuesto, hay más cosas, si vais a pasar dos o tres días, o si tenéis la Pulsera turística, podéis completar vuestra visita con las otras atracciones que están incluidas pero que no hemos mencionado en el artículo porque son menos relevantes si solo dispones de un día: el Real Colegio de Doncellas Nobles y la Iglesia de El Salvador, que tiene la curiosidad de haber sido construida sobre una mezquita musulmana y por albergar restos visigodos en el subsuelo.
¿Dónde comer en Toledo?
En Toledo hay muy buenos sitios para comer, pero como la ciudad se ha vuelto tan turística, también los hay no tan buenos. Es mejor siempre echar un ojo antes de entrar.
A continuación, os dejamos una lista de sitios recomendados por gente local:
- El Trébol, junto a la Plaza de Zocodover. En fin de semana suele haber cola, así que mejor ir un poco antes de la típica hora de la comida o cena.
- Cervecería La Abadía, un sitio con tapas diversas y cervezas artesanas. Suele haber mucha gente pero como el sitio es grande, no hay que esperar mucho. Normalmente te permiten pasar a la barra donde podéis pedir algo hasta que os recoloquen cuando se libere una mesa.
- Taberna Embrujo, junto a la Diputación provincial.
- La Maruja Patio, junto al Museo del Greco.
El plato más típico de Toledo, que encontraréis en todos los restaurantes, son las carcamusas toledanas, un guiso de carne, tomate y guisantes.
Para desayunar, un muy buen sitio es Alfileritos 24. Tienen desayunos (de 10:30 a 12:30) por menos de cinco euros, tanto dulces como salados, bebidas incluidas.
Otro sitio que queríamos mencionar es el Restaurante Terraza Recaredo. Fuera del casco antiguo, esta es una terraza genial al aire libre, para tomar algo por la tarde, ver la puesta de sol, tapear, o tomar unos cócteles por la noche. Vale para todo.
Y luego, uno especial es el Restaurante Terraza Azotea de Carlos, un rooftop donde tomar un vermut o algo con unas vistas fantásticas. Aunque también tienen comida, es más popular para ir a beber. Está en la terraza del Hotel Carlos V Toledo y abre a partir de las 17:00.
Y si buscáis fiesta, un sitio curioso es el Círculo de Arte, una iglesia (Iglesia de San Vicente) transformada en lugar de eventos, conciertos e incluso discoteca por las noches.
Más alternativas en Toledo
Una de las actividades más entretenidas y únicas, para niños y adultos, es el parque temático de Puy du Fou España, al que hay que dedicarle un día entero. Tras su éxito en Francia, este parque se expandió por otros países y el de España se encuentra aquí, en Toledo. Es algo único porque no es un parque de atracciones al uso, sino un lugar donde montan distintos espectáculos y recreaciones relacionadas con la historia y la naturaleza, es como ver en vivo alguna etapa de la historia. Hay que organizarse para poder ver los espectáculos que queráis y aprovechar el tiempo para ver varios, cuanto más madruguéis, más espectáculos podéis ver y con menos afluencia de gente. Hay uno nocturno también, “El sueño de Toledo”, pero que se paga aparte. Aquí podéis ver todos los espectáculos ofertados, algunos de los más populares son “A Pluma y Espada”, “El Último Cantar”, “Cetrería de Reyes” y “Tambor de la Libertad”. Lo mejor es hacerse con un mapa del recinto y un horario de las actuaciones en la entrada. En su página web podéis ver sus horarios y precios. Hay restaurantes y bares para comer, aunque os podéis llevar comida y bebida de casa, no hay problema. El aparcamiento es gratuito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario