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Artículo actualizado en: 2025-07-14T12:35:01Z

Jerez de la Frontera

La ciudad andaluza de Jerez de la Frontera fue el punto de partida y el campamento base en nuestra ruta por la provincia de Cádiz. Esta localidad, la más poblada de la provincia con unos 210.000 habitantes, se encuentra en un punto central en medio de los principales municipios y pueblos a visitar, además de que el alojamiento es más barato, en general, que en la propia ciudad de Cádiz. Aunque en un principio elegimos Jerez por motivos prácticos, su ambiente, su gente y su animado centro hicieron que se convirtiera en un imprescindible de la ruta, una ciudad a la que, sin duda, volveremos.

Una cosa que llamará la atención a aquellos que visiten la zona es que muchos municipios y pueblos, al igual que Jerez, tienen en su nombre el distintivo «de la Frontera» (Arcos de la Frontera, Vejer de la Frontera, Conil de la Frontera). Esta denominación proviene de la época de la Reconquista, es decir, cuando los reinos cristianos fueron ganándole poco a poco el poder territorial a los musulmanes en la península ibérica. En aquel entonces, durante dos siglos, esta zona fue una frontera natural entre ambos reinos, concretamente entre el Reino de Castilla y el Reino de Granada.

Y no podíamos hacer una introducción de la ciudad de Jerez de la Fontera sin mencionar su producto y emblema más célebre: el vino🍷. El vino de Jerez, o Sherry en inglés, es uno de los más famosos del país y del mundo. Tiene un sabor bastante intenso y característico, resultado de un complejo proceso de elaboración. Si sois aficionados al vino, no dudéis en realizar alguna visita o cata en las bodegas locales, que os detallaremos más adelante. Y aunque no lo seais, no podéis iros de Jerez sin probar en una de sus tascas o «tabancos» alguna de las variedades del vino de Jerez: fino, manzanilla, oloroso, amontillado, palo cortado o Pedro Ximénez.

Si al leer esto os habéis preguntado qué es un tabanco, no os preocupéis que os lo explicamos. Es una palabra utilizada en Andalucía, más concretamente en la ciudad de Jerez, y se trata de un establecimiento en el que se vende el vino local servido directamente de barricas. Con el tiempo, se convirtieron en lugares de encuentro social entre los locales. Además hoy en día suelen vender también tapas o aperitivos para acompañar al vino, como tablas de embutidos u otros pinchos. Jerez cuenta con muchos tabancos, que siempre están muy animados, y la gente suele reunirse allí para conversar, beber buen vino jerezano, comer y a veces incluso disfrutar de música flamenca en directo. Al final de este artículo os hablaremos de alguno de ellos.

Pero antes, hagamos un repaso a los puntos turísticos clave que ver en Jerez de la Frontera.

¿Qué ver en Jerez de la Frontera?

La mayoría de cosas importantes que visitar en Jerez se encuentran muy cerca unas de otras, en el mismo centro, y fácilmente accesible a pie. En un día entero da tiempo a ver prácticamente todo lo esencial.

Empezaremos por la céntrica Plaza del Arenal, denominada así ya que, trasn la Reconquista, este espacio estaba cubierto de arena del río Guadalete y albergaba fiestas populares, duelos, corridas de toros y torneos medievales. Anteriormente, cuando la ciudad estaba gobernada por el reino musulmán, esta plaza había sido una musara andalusí o almusara, es decir, un terreno situado fuera del recinto amurallado que servía como lugar de recreo o esparcimiento. También aquí se concentraban las tropas antes de salir a la batalla y albergaba, además, un cementerio islámico. A partir del siglo XIX pasó a ser una zona peatonal y se instalaron bancos, vegetación y una fuente central. Hoy en día destaca la estatua ecuestre situada justo en esta fuente, instalada en el siglo XX y que representa a Miguel Primo de Rivera, militar nacido en la ciudad de Jerez que, tras dar un golpe de Estado en 1923, gobernó el país en una dictadura que duraría hasta 1930. 
 
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Plaza del Arenal

La rectangular Plaza del Arenal se encuentra delimitada en uno de sus costados por el Edificio de la Alhóndiga, en el que destaca una bonita galería de arcos en su fachada principal. Fue construido en el siglo XVII y ha sido utilizado desde entonces como mercado municipal, cuartel del ejército y sede de la Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento de Jerez, función que alberga actualmente. Aquí se encuentra, además, la oficina de turismo.

Dejando atrás la Plaza del Arenal nos dirigiremos a continuación al céntrico Barrio de San Miguel, uno de los más importantes de la ciudad. Se encuentra al sureste de la plaza y llegaremos a él siguiendo la Calle San Miguel o la Calle Caballeros. Tras la conquista de la ciudad por el rey castellano Alfonso X el Sabio en 1264 comienza a crearse en este lugar un arrabal, es decir, una agrupación de viviendas y comercios fuera de la muralla, que posteriormente se convertiría en el barrio que conocemos hoy. El edificio más importante del barrio es, sin duda, la Iglesia de San Miguel, junto a la calle del mismo nombre. Este templo comenzó a construirse a finales del siglo XV y, debido a que tardó mucho tiempo en culminarse, en su arquitectura se aprecia una mezcla de diferentes estilos: gótico, renacentista y barroco. Lo que más llama la atención es, sin duda, su preciosa fachada principal, ricamente ornamentada y de estilo gótico, y su torre, con un precioso tejado adornado con azulejos azules y blancos. Aunque para nosotros lo más bonito fue la vista de la iglesia desde fuera, con su preciosa fachada enmarcada por los naranjos de la Plaza de San Miguel, también se puede acceder a su interior. Eso sí, la visita es de pago. En esta página web encontraréis los detalles sobre los horarios y precios. 

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Vista de la Iglesia de San Miguel desde la plaza

Si deambulamos por las calles alrededor de la iglesia, nos toparemos con muchas casas señoriales, donde residían nobles y grandes comerciantes. Durante los siglos XVIII y XIX, en el Barrio de San Miguel residían algunas de las familias más ricas de la región, gracias al desarrollo económico de la ciudad por el éxito de la comercialización de sus vinos.

Una de las razones más importantes por las que el Barrio de San Miguel es conocido es, sin lugar a dudas, su gran historia flamenca. Y es que estas calles vieron nacer a algunos de los artistas flamencos más importantes del país. Sin ir más lejos, la mismísima Lola Flores nació aquí, así como otras figuras destacadas del flamenco como Antonio Chacón, Manuel Torre o el Torta. Si continuamos nuestro paseo por el Barrio de San Miguel siguiendo la calle Barja, encontraremos un busto dedicado a Antonio Chacón y, seguidamente, una estatua dedicada a Lola Flores.
 
Después de callejear un rato por el Barrio de San Miguel nos dirigiremos de nuevo en dirección a la Plaza del Arenal para visitar el Mercado Central de Abastos, muy cerca de la misma. Cuando llegamos a una ciudad, unos de los lugares que más nos gusta ver son sus mercados, ya que son espacios con mucha actividad y bullicio, donde sobre todo veremos personas locales y corrientes, y en los que poder conocer los productos de la zona. En el Mercado de Abastos de Jerez nos maravillamos con la cantidad ingente de pescados y mariscos que se vendían, con una pinta realmente estupenda y unos precios realmente competitivos. Merece la pena echar un vistazo. El edificio en sí es también bastante bonito, de estilo neoclásico y construido a finales del siglo XIX. En la fachada destaca el uso de la piedra, mientras que por dentro tiene una preciosa estructura de hierro de arcos y columnas entre las que se distribuyen los puestos. El mercado suele abrir de lunes a sábados por la mañana, hasta las 14:00. 
 
Cruzando de nuevo la ya conocida Plaza del Arenal llegamos a las joyas de la corona de nuestra visita a Jerez de la Frontera, situadas todas en la calle Manuel María González. 
 
En primer lugar nos adentramos en el recinto del Alcázar, una fortaleza de origen musulmán, concretamente almohade, que data del siglo XII, si bien se han ido añadiéndo construcciones a su estructura a lo largo de los siglos siguientes. 
 
El Imperio Almohade fue un Estado musulmán que reinó en el norte de África y en una gran parte de la peninsula ibérica desde mediados del siglo XII hasta la mitad del XIII aproximadamente. En esta época se emprendió la construcción del Alcázar como fortaleza. Hoy en día prevalecen algunos elementos arquitectónicos de este periodo: la mezquita, los baños árabes, las colosales puertas de entrada al recinto y una torre octogonal de vigía. 
 
Como mencionamos anteriormente, en 1264 el rey castellano Alfonso X asedia la ciudad conquistando también el Alcázar y expulsando a todos los musulmanes de Jerez. Dos siglos más tarde, en el siglo XV, debido al penoso estado de conservación en el que se hallaba el conjunto del Alcázar, se llevaron a cabo reformas en los edificios existentes y se construyó la Torre del Homenaje. Tras estas obras, incluso los Reyes Católicos llegaron a hospedarse aquí. Sin embargo, posteriormente, el Alcázar sufrió de nuevo las consecuencias del abandono, y algunas partes se deterioraron de manera irreversible. En el siglo XVIII se acabó construyendo un palacio barroco, el Palacio de Villavicencio, sobre las ruinas de la antigua residencia almohade, que perdura también hasta el día de hoy y alberga un centro de visitantes con exposiciones, así como un impresionante molino de aceite.
 
El Alcázar fue probablemente lo que más nos gustó de Jerez, por lo que os recomendamos que lo incluyáis en vuestra visita. La mezcla de diferentes estilos y periodos arquitectónicos es veradaderamente llamativo y además está todo bastante bien conservado, destacando la mezquita y los baños árabes. Encontraréis los horarios de visita y precios en esta página web, así como un plano del conjunto. 

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Vista interior del Alcázar de Jerez

Rodeando el Alcázar en su fachada principal se extiende el parque de la Alameda Vieja, un precioso espacio pavimentado lleno de árboles con un bonito quiosco octogonal. Al otro lado del mismo, y contrastando con las altiguas murallas del Alcázar, encontramos uno de los símbolos de la ciudad, probablemente el más conocido a nivel nacional: las Bodegas Tío Pepe
 
Se trata de las Bodegas González Byass, que se fundaron en Jerez en 1835 y son, hoy en día, una de las más exitosas de España, exportando el vino de Jerez a todo el mundo. El nombre por el que se la conoce, "Tío Pepe", es un homenaje al tío del fundador, que le ayudó en sus inicios con sus conocimientos vinícolas, y el emblema de la bodega es una botella de vino con chaquetilla y sombrero andaluces, de color rojo, y una guitarra a los pies. Este símbolo es uno de los más populares en todo el país, seguramente te sonará. De hecho, si has pasado antes por la famosa puerta del Sol en Madrid, te habrá llamado la atención un cartel publicitario enorme y luminoso del Tío Pepe, sobre uno de los edificios de la plaza. Fue instalado en 1920 y en él, además del nombre de la bodega y el dibujo de la botellita con el sombrero, se puede leer el lema "Sol de Andalucía embotellado", y ya forma parte del imaginario colectivo. Tan querido es este cartel por los habitantes madrileños que, cuando hace unos años se reformó el edificio sobre el que se situaba en un principio, con la intención de quitarlo, la gente se opuso rotundamente a ello y se terminó colocando en lo alto de otro edificio adyacente. 

Si os interesan los vinos o tenéis curiosidad por la historia de esta bodega emblemática, podéis realizar una visita guiada con degustación en las instalaciones de la bodega, donde se muestra el proceso de elaboración del vino de Jerez. Las visitas están disponibles de martes a domingo y hay que reservar con antelación, por teléfono o en su página web oficial, en este enlace. El recinto también alberga hoy en día un hotel, una tienda y un restaurante.

Justo en la misma calle Manuel María González que, por cierto, es el nombre del fundador de las Bodegas Tío Pepe, encontramos precisamente una estatua suya junto a una barrica de vino, a la derecha de la fachada principal de las bodegas y enfrente de la entrada al Alcázar. Detrás de la estatua, una calle cuesta abajo nos llevará directos al último gran monumento que visitar en la ciudad: la Catedral de Jerez
 
La Catedral es un edificio realmente monumental, hecho de piedra, que destaca por su tamaño. Aunque no tiene mucha altura, al situarse en una calle en pendiente y precedida por una imponente escalera, la vista de su fachada principal es verdaderamente espectacular. El templo data del siglo XVII y en él predomina el estilo gótico. Fue construido sobre los restos de la antigua Mezquita Mayor de Jerez. En su poco habitual fachada destacan los arbotantes de piedra, en los laterales, que son los elementos estructurales en forma de arcos que transmiten el peso de la bóveda central a los laterales. Justo al lado de la Catedral está la torre campanario. 
 
Se puede visitar tanto el interior de la Catedral como la torre campanario, para poder disfrutar d elas vistas de Jerez desde las alturas. La información sobre los horarios y precios se detalla en esta página web

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Catedral de Jerez de la Frontera y campanario

Para terminar nuetsra ruta por Jerez de la Frontera deambularemos por las calles del Barrio de Santiago que es, junto con el de San Miguel, uno de los más célebres e históricos de la ciudad. Al igual que el otro, el Barrio de Santiuago se originó como un arrabal tras la Reconquista y debe su nombre a la iglesia de Santiago, mandada a construir originalmente por el rey Alfonso X. El centro del barrio es sin duda la Plaza de Santiago, destacando en él también otros edificios como la Basílica de la Merced, con su bonita fachada ornamentada del siglo XVII; el Antiguo Hospital de la Sangre, construido en el siglo XV; o los restos de la antigua muralla almohade. 
 
Al igual que en el de San Miguel, en el Barrio de Santiago el flamenco también está muy presente, siendo originarios de estas calles algunos artistas de renombre como José Merce o Diego Carrasco.

¿Dónde comer en Jerez de la Frontera?

Como ya os anunciamos al comienzo de este artículo, a continuación os nombraremos algunos restaurantes y tabancos que merece la pena probar en Jerez, recomendados por amigos locales:
 
- Tabanco el Pasaje: En primer lugar, no puede faltar este histórico tabanco. Si bien es bastante turístico y suele estar muy lleno, merece la pena pasarse por allí para probar el vino de Jerez, extraído directamente de barricas, y degustar algunas de sus deliciosas tapas presentadas, curiosamente, sobre pedazos de papel en vez de platos. Se encuentra en el barrio de San Miguel, muy céntrico, y cuenta con un pequeño escenario donde a veces actúan artistas flamencos. Es 100% recomendable. 

- Tabanco las Banderillas: Es otro de los tabancos emblemáticos de Jerez, aunque en cuanto al estilo se parece más a un restaurante. Al igual que el anterior, suele estar bastante lleno, pero la espera dio sus frutos, ya que la comida que probamos allí estaba deliciosa. Tiene una gran variedad de platos, siendo la especialidad de la casa el rabo de toro. Está en el barrio de San Miguel, justo al lado de la Plaza del Arenal. 

- Bar Juanito: En este céntrico restaurante cenamos una noche, recomendado por un amigo jerezano. Está situado a un lado del edificio de la Alhóndiga, en un pintoresco callejón, y los platos estaban realmente ricos.
 
- Restaurante el Gallo Azul: Este lugar nos llamó la atención sobre todo por el edificio en el que se encuentra. Se trata del Edificio Fundador, construido en los años 20 del siglo XX, con planta rectangular y con una bonita fachada y decoraciones interiores. El bar es un lugar perfecto para tomar algo y contemplar desde alguna de sus ventanas la animada calle Lancería. 

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