Tras un intenso Camino de Santiago, finalmente llegamos a la capital de Galicia: Santiago de Compostela. La ciudad cuenta con casi 100.000 habitantes y pertenece a la provincia de A Coruña.
El casco antiguo es relativamente pequeño y, a pesar de sus constantes subidas y bajadas, se puede recorrer cómodamente a pie.
¿Cómo llegar a Santiago de Compostela?
Si viajamos en autobús o tren, llegaremos a la Estación de Tren de Santiago, situada junto a la Estación de Autobuses. Desde allí, el centro se encuentra a unos 20 minutos caminando. Entre las compañías que operan rutas hacia Santiago se encuentran Alsa, Monbus y Flixbus.
Si llegamos en avión, nada más salir del aeropuerto encontraremos el bus urbano de color verde, línea 6A, que nos lleva al centro en unos 35 minutos, haciendo varias paradas. Esta línea termina en las estaciones de tren y autobús, pasa aproximadamente cada 25 minutos y cuesta solo 1 €.
¿Qué ver en Santiago de Compostela?
Comenzamos nuestro recorrido en la mítica Plaza del Obradoiro (Praza do Obradoiro), siempre repleta de peregrinos recién llegados de todas partes del mundo, que se detienen exhaustos en medio de la plaza para contemplar la majestuosa Catedral.
Plaza del Obradoiro
Esta plaza es el núcleo de los cuatro poderes de la ciudad: el eclesiástico, representado por la Catedral de Santiago; el administrativo, con el Pazo de Raxoi o Ayuntamiento; el económico, con el Hostal de los Reyes Católicos; y el educativo, con la Universidad Compostelana.
1 - Catedral de Santiago. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, la Catedral de Santiago se construyó entre 1075 y 1211 en estilo románico tal y como podemos ver en esta imagen, aunque a lo largo del tiempo se ha ampliado y se le ha añadido la portada barroca que conocemos hoy. Es fundamental destacar al Maestro Mateo, contratado en 1168 para continuar la obra, cuya creación más célebre es el Pórtico da Gloria, un referente de la arquitectura románica española.
Tradicionalmente, los peregrinos tocaban la columna central del Pórtico da Gloria como símbolo de comunión espiritual. Detrás de esta columna se encuentra una figura arrodillada que representa al propio Maestro Mateo, conocida como “Santo dos Croques”, ya que los visitantes —especialmente estudiantes— se daban suaves golpes en la frente contra la estatua para atraer suerte y sabiduría, práctica que hoy está prohibida. El acceso al pórtico está restringido y solo puede visitarse mediante una entrada especial con tour guiado; para quienes no dispongan de tiempo, hay una exposición sobre el Maestro Mateo en la Casa do Deán, cerca de la Praza das Praterías.
La fachada principal de la catedral es una obra de arte en sí misma. En ella se encuentra la figura del Apóstol Santiago y, un poco más abajo, sus discípulos Atanasio y Teodoro. El resto de las figuras representan principalmente santos vinculados al Apóstol.
La entrada a la Catedral es gratuita, aunque no se permite acceder con mochilas grandes. Se entra por el lado derecho, desde la Plaza de las Platerías. Su nave principal alberga primero un coro y, a continuación, el Altar Mayor, donde se encuentra la estatua del Apóstol Santiago, que parece esbozar una leve sonrisa dando la bienvenida a los peregrinos. Desde la pandemia de COVID-19, ya no está permitido abrazar ni besar la figura del Apóstol por detrás, como era tradición.
En el Altar Mayor se celebran diariamente las misas del peregrino a las 7:30, 9:30, 12:00 y 19:30, en las que se menciona, de manera general, cuántos peregrinos han llegado y qué rutas han seguido. De hecho, todas las misas celebradas en el Altar Mayor se consideran misas del peregrino.
Otro punto destacado es el famoso botafumeiro, de 54 kg, situado frente al Altar Mayor. Se activa en fechas especiales como el 6 de enero, el Domingo de Resurrección o el día de Todos los Santos. También puede moverse durante ciertas misas si alguien lo reserva, previo pago de 450 €, y ocurre más a menudo de lo que se piensa.
En un ataúd de la cripta sepulcral se encuentran los supuestos restos del Apóstol Santiago, aunque no está científicamente confirmado que realmente sean suyos. Según la tradición, Santiago el Mayor murió en el 44 d.C. en Jerusalén. En 813, un lugareño cristiano vio una estrella brillante sobre un monte; junto con el obispo, descubrieron una tumba con un cuerpo decapitado y un texto que decía: “Aquí yace Santiago, hijo del Zebedeo y de Salomé”. Se aceptó como cierto y allí comenzó la construcción de la iglesia y la ciudad, dando origen al nombre Campus Stellae, que posteriormente evolucionó a Compostela. En 1589, cuando piratas ingleses atacaron La Coruña, el arzobispo escondió los restos, que no fueron redescubiertos hasta 1886, cuando se analizaron y no se pudo confirmar su autenticidad.
En la fachada que da a la Plaza del Obradoiro hay dos entradas adicionales a la catedral: a la izquierda, el Pazo de Xelmírez, antiguo palacio episcopal hoy convertido en museo dedicado al Maestro Mateo; a la derecha, el Museo da Catedral de Santiago, centrado en la historia y arquitectura del templo. Existen entradas combinadas para ambos museos, y en la página web oficial se pueden consultar distintos tipos de tickets, incluida la opción gratuita en la sección de “invitaciones” para visitar el Pórtico da Gloria, limitada a dos invitaciones por persona y franja horaria. También hay un ticket llamado “cubierta” que permite subir a la Torre de la Carraca, una de las dos torres barrocas de la catedral.
En el centro de la plaza, frente a la catedral, se encuentra una placa que marca el kilómetro 0, el final del Camino de Santiago. Las sendas que parten o llegan a la placa simbolizan, de manera aproximada, los cinco caminos principales que culminan aquí. Para quienes vienen recorriendo el Camino, la Oficina de Acogida al Peregrino se ubica en Rúa das Carretas, 33, en una calle paralela a la plaza del Obradoiro.
Catedral de Santiago de Compostela
2 – Pazo de Raxoi. Frente a la Catedral se encuentra el Pazo de Raxoi, conocido en español como Palacio de Rajoy, ordenado construir por el arzobispo Bartolomé Raxoi en el siglo XVIII. Este edificio neoclásico alberga hoy tanto el Ayuntamiento de la ciudad como el gobierno de la comunidad autónoma.
3 – Antiguo edificio universitario. A la derecha de la Catedral podemos ver el antiguo segundo edificio de la Universidad, que en su momento estaba destinado a estudiantes con menos recursos económicos. Actualmente funciona como residencia universitaria bajo el nombre de La Estela. El edificio principal de la Universidad es el que se encuentra justo detrás, identificable por la torre con banderas.
4 – Hostal de los Reyes Católicos. El último edificio destacado de la Plaza del Obradoiro es el monumental Hostal de los Reyes Católicos, reconocible por los dos escudos reales que flanquean la puerta principal. Es uno de los hoteles más antiguos de Europa y actualmente funciona como Parador de Santiago de Compostela. Originalmente fue construido en 1501 como hospital para atender a peregrinos enfermos a su llegada a la ciudad.
En la portada se pueden observar diversas figuras: en la parte inferior, a ambos lados, Adán y Eva —indicando que el ala izquierda estaba destinada a los hombres y la derecha a las mujeres—; sobre Adán se distinguen Santa Catalina y San Juan Bautista, mientras que sobre Eva se encuentran Santa Lucía y María Magdalena; en la parte superior, los doce apóstoles; y la ventana principal se sitúa entre las figuras de Cristo y la Virgen María.
El Hostal está organizado en cuatro claustros, cada uno dedicado a una función distinta del hospital: alojamiento, atención médica, servicios religiosos y administración. El claustro vinculado a la atención médica se llama claustro de la Botica, ya que los médicos que atendían a los peregrinos dependían de los boticarios para preparar las medicinas.
A pesar de ser un Parador, no es excesivamente caro, por lo que merece la pena echar un vistazo a los precios y, si se puede, darse un pequeño capricho.
Fachada principal del Parador de Santiago
En la parte baja de la Plaza del Obradoiro, detrás del Pazo de Raxoi, nos acercamos brevemente a la Iglesia de San Fructuoso (Igrexa de San Frutuoso), conocida popularmente como la “iglesia de las cuatro sotas”, en referencia a las figuras que representan las cuatro virtudes cardinales de la Iglesia Católica: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Esta iglesia fue construida en el siglo XVII bajo el auspicio del Hospital Real, es decir, pertenecía a la realeza, como se puede comprobar en el enorme escudo real que adorna su fachada. Todo lo relacionado con la iglesia tiene tallado una concha, mientras que los símbolos de la realeza aparecen en escudos, como los que vemos aquí o en el Parador. La entrada es gratuita, al igual que en la mayoría de las iglesias de Santiago.
A la izquierda de la iglesia se encuentra el Cementerio de Peregrinos, construido en el siglo XIII. En aquella época, cuando los hospitales eran escasos y la medicina menos avanzada, muchos peregrinos morían en el Camino, por lo que se creó este espacio para enterrarlos. El cementerio estaba fuera de los muros de la ciudad y estaba destinado principalmente a extranjeros y personas con pocos recursos. Junto a él, en la pared blanca de la iglesia, se puede ver una pequeña escultura de una calavera con la inscripción: “Como tú me ves, te verás. Como tú te ves, me vi”. Hoy en día no queda prácticamente nada del cementerio; solo los cinco cipreses plantados nos recuerdan su antiguo uso.
Regresamos a la Plaza del Obradoiro para descubrir las tres plazas que rodean la Catedral: la Azabachería, la Plaza de la Quintana y la Praza das Praterías.
Plaza de la Azabachería. Rodeando por la izquierda y pasando por el túnel donde siempre encontramos un gaitero animando la calle, llegamos a la Plaza de la Azabachería, oficialmente Praza da Inmaculada. Su nombre proviene de la actividad histórica relacionada con el azabache, un mineral de intenso color negro. Hoy en día, todavía hay muchas tiendas que venden azabache, especialmente en forma de figa, un amuleto en forma de puño cerrado utilizado para proteger a los peregrinos durante el Camino de Santiago.
En esta plaza destacan dos edificios. Por un lado, el Monasterio de San Martín Pinario, un monasterio benedictino del siglo X. Los benedictinos, que contaban con recursos, habían planeado construir una gran torre, pero en Santiago existe (y sigue vigente) una normativa que impide que los edificios superen en altura a la Catedral, así que decidieron construir a lo ancho y largo, creando uno de los monasterios más grandes de España.
Frente al Monasterio se encuentra la Puerta Norte de la Catedral, conocida como la Puerta del Paraíso, que actualmente funciona solo como salida. Por esta plaza pasan varios caminos del Camino de Santiago, como el Francés o el Primitivo. En la Edad Media, los peregrinos solían entrar a la Catedral por la primera puerta que veían, que a menudo era esta, sin necesidad de llegar primero a la Plaza del Obradoiro.
Fachada norte de la Catedral desde la Plaza de la Azabachería
Plaza de la Quintana. La Plaza de la Quintana se sitúa sobre el antiguo cementerio de la ciudad, pero no cualquiera: era el cementerio de los ricos, mientras que el de los pobres, como vimos antes, se encontraba fuera de los muros de la ciudad.
En esta plaza se aprecia otra impresionante fachada barroca de la Catedral, construida en 1658. Su elemento más destacado es la Puerta Santa, llamada así porque solo se abre durante los Años Santos Compostelanos. El Año Xacobeo o Año Santo ocurre cada 6, 5, 6 y 11 años, cuando el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, cae en domingo. Según la tradición, al pasar por esta puerta se limpian todos los pecados. Eso sí, no basta con atravesarla: es necesario haber realizado el Camino y haberse confesado previamente. Hasta principios del siglo XXI, la Puerta Santa estaba sellada con un muro de piedra, que se derribaba ceremoniosamente cada 31 de diciembre anterior al Año Santo. Esto provocaba que muchos fieles hicieran largas colas para llevarse un trocito del muro como recuerdo. En 2004, se decidió no reconstruir más el muro, dejando la puerta permanentemente visible, aunque cerrada por una reja.
La Puerta Santa está rodeada por 24 figuras de santos, también obra del Maestro Mateo, y presidida nuevamente por la escultura del Apóstol Santiago junto a sus dos discípulos.
Unas grandes escaleras dividen la plaza en Quintana de Vivos (parte superior) y Quintana de Mortos (parte inferior), recordando así la historia de este lugar entre la vida y la muerte.
Plaza de la Quintana: Catedral con Puerta Santa y Torre del reloj a la izquierda
Praza das Praterías. La fachada sur de la Catedral da a esta plaza y es la única fachada románica que se conserva, considerada por muchos la más hermosa de todas. Sin embargo, su diseño principal no está del todo claro, ya que ha sido restaurada y modificada varias veces a lo largo de los siglos. De hecho, todas las figuras que rodean la puerta fueron traídas de otras portadas, creando un curioso popurrí que, aun así, resulta muy atractivo.
En el centro, entre las dos puertas, destaca el crismón con las letras alfa (primera del alfabeto griego) y omega (última), símbolo que representa el final del Camino (omega) y el comienzo de la vida espiritual (alfa). Encima del crismón, dos leones miran hacia afuera, como si estuvieran protegiendo la catedral.
Recordad que esta es la puerta oficial de entrada a la catedral. Normalmente no se forman colas; solo ocurren cuando hay misas, pero no merece la pena esperar. Es mejor visitarla en otro momento, cuando seguramente se podrá entrar directamente. Las mejores horas son a primera hora (8-9 h), a mediodía (14-15 h) o al final de la tarde, antes de que cierren (20 h).
A la derecha de la puerta se alza la Torre del Reloj, del siglo XIV y con 72 metros de altura, también conocida como Torre de la Berenguela, en honor al arzobispo francés Berenguel de Landoira, quien impulsó su construcción. Las campanas que hay en su interior fueron fabricadas en Holanda en 1990, reemplazando a las antiguas que estaban deterioradas. Aunque son réplicas, se dice en broma que no suenan del todo bien, y que los holandeses, siendo mayormente protestantes, las habrían fabricado así de mal a propósito.
En el centro de la Praza das Praterías encontramos la Fonte dos Cabalos, una fuente barroca que representa a cuatro caballos marinos expulsando agua por la boca y a una mujer con una estrella en la mano, en referencia a la leyenda de la estrella que guió al descubrimiento de la tumba del Apóstol y que dio origen a la ciudad de Compostela.
Dejando atrás la catedral, nos dirigimos al Mercado de Abastos, el segundo lugar más visitado por los turistas. Aunque parece más antiguo, su construcción es del siglo XIX. Aquí se encuentran los productos locales más frescos: carnes, pescados, mariscos y quesos. Es un sitio ideal para llevarse recuerdos gastronómicos; nosotros compramos el famoso Queso de Arzúa-Ulloa y un semicurado de Cebreiro (aunque el fresco es el más auténtico, no aguanta más de una hora fuera de refrigeración, así que no es apto para viajes largos).
El mercado abre todos los días de 9 a 15 h, aunque a partir de las 14 muchos puestos comienzan a cerrar. Además de los puestos, en la entrada hay locales donde se sirve cocina de mercado, perfecta para probar mariscos como volandeiras, zamburiñas, vieiras, navajas, percebes (que se abren “hacia abajo” para no salpicar) o berberechos (se come uno y se usa la concha como pinza para el resto).
Entrada principal del Mercado de Abastos
A ambos lados del Mercado de Abastos se encuentran dos iglesias: la más cercana, la Igrexa de Santo Fiz de Solovio, y, al otro lado y un poco más alejada, la Igrexa de Santo Agostiño. Un rincón muy agradable es la Praza de Entrepraciñas, junto a la Universidad, donde se puede ver la estatua de Alfonso II “El Casto”, reconocido como el primer rey peregrino en completar el Camino de Santiago en el año 813.
Desde aquí nos acercamos al Monasterio de San Pelayo (Monasterio de San Paio de Antealtares), un convento benedictino fundado en el siglo IX por Alfonso II. Actualmente es un monasterio de monjas de clausura, de ahí los barrotes en las ventanas; en su día acogió a todas las monjas de Galicia, y hoy solo quedan unas ocho. Como es tradición, las monjas elaboran y venden dulces y tartas de Santiago siguiendo sus propias recetas, que pueden adquirirse dentro del convento.
El último punto de nuestra visita es la Plaza de Cervantes, un lugar muy agradable para reunirse, gracias a sus numerosos cafés y restaurantes. Aquí encontramos el Concello de Santiago de Compostela, sede del antiguo ayuntamiento entre 1583 y 1787, hasta que se trasladó al Pazo de Raxoi, y la Iglesia de San Benito del Campo, del siglo XVIII. Desde esta plaza nace la Rúa do Preguntorio, llamada así porque los peregrinos, al llegar y no encontrar indicaciones, preguntaban cómo llegar a la Plaza del Obradoiro. No obstante, no es la Rúa do Preguntorio la que hay que seguir, sino la que está a su derecha, la Rúa da Azabachería.
Antiguamente esta plaza se llamaba Plaza del Campo, en referencia al mercado que se celebraba aquí hasta el siglo XIX. Cuando el mercado se trasladó a la Plaza de Abastos, se cambió el nombre a Plaza de Cervantes, en honor al escritor español, quien, aunque nacido en Alcalá de Henares, tenía dos apellidos gallegos: Cervantes y Saavedra.
Plaza de Cervantes
Para finalizar, nada mejor que pasear por el casco antiguo, siguiendo sus cuatro calles principales, todas ellas nacen de la Catedral: Rúa do Vilar, donde se encuentra la Oficina de Turismo; Rúa Nova, famosa porque antiguamente todos los bares servían pincho de tortilla como tapa; Rúa do Franco, llamada así en honor a los peregrinos franceses que se establecieron en la ciudad durante la Edad Media; y la Rúa da Raíña, en recuerdo de la reina Santa Isabel de Portugal, que peregrinó a Santiago en el siglo XIV.
Si queréis escapar un poco del bullicio del casco antiguo, podéis dar un paseo por el Parque da Alameda, la zona verde más importante de la ciudad. Allí, la gente viene a relajarse, disfrutar de la tranquilidad o hacer deporte. Desde el mirador Miradoiro da Catedral, en el extremo norte del parque, se obtienen vistas espectaculares de la ciudad y de la Catedral. Este lugar es conocido también como el “Eucalipto de los enamorados” o el “banco de los enamorados”, ideal para disfrutar del paisaje y un momento de calma.
¿Dónde comer en Santiago de Compostela?
No podemos irnos sin disfrutar de la maravillosa gastronomía gallega. En nuestro artículo sobre el Camino de Santiago hablamos de los platos típicos que fuimos probando, y ahora toca recomendar algunos lugares donde degustarlos aquí, en la capital.
Mariscomanía - una de las experiencias más típicas en Santiago es comer una mariscada. Es sabido que el marisco suele ser caro, especialmente en los restaurantes del centro, pero existe una alternativa genial en el Mercado de Abastos. La idea es la siguiente: recorres los distintos puestos del mercado, compras el marisco que te apetezca y luego lo llevas al local Mariscomanía, donde te lo cocinan al momento. Así, pagas el producto a precio de mercado y únicamente 9 € por comensal por la elaboración, sin importar la cantidad que lleves.
Además del marisco, también preparan carnes (no cocinan pescados ni cefalópodos como pulpo o calamares). Si os apetece carne, las mejores están en el puesto Chelo & Muñico. Y si queréis probar ostras, podéis hacerlo en La Ostrería.
Taberna O gato negro - una taberna gallega de las de toda la vida: pequeña, con pocas mesas y sin reservas. Lo habitual es acercarse, pedir turno y apuntarse en la lista de espera, y mientras tanto tomar una caña en el bar de al lado hasta que avisen. Ofrecen comidas y vinos gallegos a muy buen precio, en un ambiente auténtico y sin pretensiones.
Restaurante María Castaña, justo al lado del anterior. Este es un restaurante, no taberna, y tiene también varios platos gallegos. Nosotros probamos el caldo gallego y la empanada de pulpo y muy bien.
Mesón 42 - tanto para comer/cenar como para tomar algo. Un acierto siempre.
Casa de Xantar O Dezaseis - un poco fuera del centro pero precisamente por eso es más auténtico y menos turístico. Buen menú del día. Justo al lado hay otro llamado Casal do Cabildo, con buen menú del día también.
Restaurante Casa Felisa - un poco más caro que los anteriores, tiene un patio interior bonito.
Por otro lado, para llevaros una Tarta de Santiago, los mejores sitios son Casal Cotón, en Rúa do Franco, y Pastelaría La Perla, en Rúa de San Francisco.








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