Hoy os presentamos Lanzarote, perteneciente a la provincia de Las Palmas de Gran Canaria y, para muchos canarios, la isla más diferente de todas las del archipiélago. Dada su fabulosa y única fauna y flora, más de la mitad de su territorio está protegido por ley. El gentilicio de aquí es lanzaroteño/a aunque coloquialmente se les conoce como conejeros/as. Por otro lado, conviene recordar que esta fue la primera isla canaria en nacer hace 19 millones de años. Es un viaje al que hay que dedicarle 6 ó 7 días, ya que la isla cuenta con muchas atracciones que visitar. En este caso, las más turísticas son de pago todas, por lo que desde la Junta de Turismo se ofrecen unos bonos que incluyen varias de estas atracciones a elegir entre: Montañas del fuego (Parque Nacional de Timanfaya), Cueva de los Verdes, Jameos del Agua, Jardín de Cactus, Mirador del Río y MIAC (Museo Internacional de Arte Contemporáneo) – Castillo de San José.
Nosotros escogimos el bono de 4 centros con: Montañas del fuego, Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, Jardín de Cactus. Descartamos el MIAC y el Mirador del Río pues junto a este, hay otro mirador gratuito con vistas parecidas. El bono se compra en la primera atracción que visitéis y os lo irán sellando en las sucesivas.
Imprescindible es, lógicamente, alquilar un coche. Hay conexiones con autobús entre ciudades y otros lugares pero hay muchos a los que únicamente se puede llegar en coche. Nosotros lo cogimos con Cicar, que es la compañía canaria. Es altamente recomendable coger un coche grande tipo todo terreno, pues hay muchos caminos y aparcamientos sin asfaltar donde el coche tiene que aguantar. En nuestra opinión, coger un coche deportivo aquí no tiene mucho sentido.
Como la planificación depende mucho de dónde os alojéis y del tiempo que queráis dedicar a cada cosa, no tiene sentido poner aquí el itinerario que hicimos nosotros. En su lugar, vamos a poner qué ver en cada zona de la isla. Nosotros estuvimos 6-7 días. Todo es organizarse en función del tiempo del que dispongáis, y agrupar atracciones que estén más o menos juntas para aprovechar al máximo el tiempo.
Sur de la isla
En el punto más al sur de la isla se encuentra la Playa del Papagayo, la para muchos playa más bonita de Lanzarote. Lo ideal es llegar lo más temprano posible para que haya menos gente y poder colocar la toalla, ya que la playa es considerablemente pequeña. El aparcamiento es gratis pero hay que pagar 3€ por coche para poder entrar en el Monumento Nacional de Los Ajaches, que es donde se encuentra esta y otras playas. Solo se paga entre las 9:30 y las 17:00; nosotros fuimos a las 9 así que nos salió gratis. Eso sí, la carretera para llegar hasta la playa es terrible, de arena, piedras y llena de baches. Hay que ir muy despacio para no destrozar los bajos del coche.
La verdad es que la playa es muy bonita, con aguas de un color verde azulado precioso. Se nota que tiene fama porque está llena de turistas extranjeros. También es un sitio ideal para hacer snorkel, hay muchos pececillos y cangrejos entre las rocas. Nos sorprendió negativamente la cantidad de moscas que había, quizás porque estaba un poco sucia debido a todo este turismo que comentamos. Merece la pena también subir a las rocas altas que bordean la playa para tener unas vistas impresionantes.
Panorámica de la Playa del Papagayo
Aunque no es tan bonita, mucho más agradable, cuidada y limpia es Playa Mujeres, otra playa más grande y menos turística que se encuentra en esa serie de varias playas que hay en Papagayo. Desde la Playa del Papagayo no se puede ir andando hasta ella, al menos no fácilmente, así que hemos de coger el coche y llevarlo hasta el propio aparcamiento que tiene Playa Mujeres.
La ciudad más grande para alojarse en el sur es Playa Blanca, un antiguo pueblo de pescadores, hoy en día una localidad que vive del prácticamente del turismo. Destacamos recorrer el paseo marítimo, lleno de restaurantes, uno a continuación de otro, o darse un baño en alguna de sus playas vislumbrando la isla de Fuerteventura al fondo. A última hora os podéis acercar al puerto deportivo Marina Rubicón, que cuenta con lujosos resorts, restaurantes y un centro comercial. Es agradable pasear por las pasarelas de madera que hay sobre el agua, con vistas al puerto lleno de barcos y estos resorts que comentamos. Tanto Playa Blanca como Marina Rubicón (están un poco separados) cuentan con descampados varios donde aparcar el coche.
Suroeste de la isla
Comenzaremos por El Golfo, un pueblo muy tranquilo y agradable que debe su nombre al cercano volcán El Golfo. Al ser un pueblo marinero, lo ideal es comer en alguno de sus múltiples restaurantes. Aquí todos son buenos y tienen pescados frescos del día. Nosotros recomendamos encarecidamente ir, previa reserva si no queréis arriesgar, a Casa Rafa Restaurante de Mar. Tienen un trato excelente y la comida es exquisita. Además, te explican qué pescados tienen ese día, cómo son y qué sabor tienen, y te lo desespinan y preparan después. Pedimos unas lapas, muy típicas en Canarias que no podéis dejar pasar, y un pescado del día, en concreto una fula de fondo. No esperéis conocer los nombres pues son pescados de la zona, son todos autóctonos, aunque tienen similitudes con los que podamos encontrar en la península. Normalmente los pescados, dependiendo del tamaño, están ya pensados para 2 ó 3 personas. El precio ronda los 18€ por ración para una persona. De postre, unos clásicos canarios: un polvito uruguayo y un helado de gofio, plátano y dulce de leche.
A continuación, continuamos con una serie de atracciones al suroeste de la isla. Son muchas, pero se ven rápido (10-15 minutos por cada una de ellas), están todas muy cerca entre sí y son gratis.
Charco Verde (o charco de los clicos). A simple vista parece solo un lago pero es, en realidad, una obra fascinante de la naturaleza. Acabamos de comentar que el pueblo de El Golfo se llama así por el volcán El Golfo. Este volcán erupcionó entre 1730 y 1736 como los de Timanfaya, y lo que queda de él actualmente es la llamada montaña de El Golfo. Y lo sorprendente es que esta montaña es tan solo la mitad del cráter de El Golfo, pues este volcán se originó en el océano, muy pegado a la costa, y precisamente por estar tan cerca del mar, el oleaje, viento y demás agentes erosivos que este conlleva, han hecho que la montaña se haya ido partiendo y desintegrando hasta quedarse en la mitad.
A los pies de esa media montaña se encuentra el antiguo cráter del volcán El Golfo, hoy en día medio sumergido en el agua dando lugar al llamado Charco Verde. El Charco Verde o Lago verde es una laguna con un color verde intenso debido principalmente a las algas y organismos que viven en el fondo, unido a otros factores como la alta cantidad de azufre que hay en sus aguas. Su nombre oficial, sin embargo, es el de Charco de los Clicos, en referencia a un molusco ya extinto que habitaba en estas aguas llamado clico.
El coche lo podéis aparcar en el restaurante El Siroco y desde ahí tomar el caminito de tierra que os lleva a un mirador desde donde se puede ver el charco. Aunque también podéis ir desde donde hayáis aparcado en El Golfo ya que la laguna se encuentra en este pueblo. Pertenece al Parque natural de Los Volcanes.
Charco Verde
Entre el Charco Verde y la siguiente parada, los Hervideros, justo antes de llegar a ellos, hay un pequeño parking a mano izquierda donde parar para ver una playa de arena negra muy bonita.
Los Hervideros. Los Hervideros son formaciones rocosas y cuevas que fueron creadas por la lava incandescente proveniente de las erupciones de las montañas de Timanfaya que, al contacto con el frío del Océano Atlántico, generaron estas curiosas formas. Es una zona con mucho oleaje por lo que cuando las olas chocan entre sí o contra las rocas de las cavidades, el agua sube por los huecos y suena como si estuviera hirviendo. También es muy bonito ver el contraste de la roca volcánica de color negro con el rojo del volcán Montaña Bermeja que hay detrás. En los propios Hervideros hay un aparcamiento.
Salinas y Playa de Janubio. Las Salinas de Janubio son unas antiguas salinas creadas en 1985 aunque aún están en funcionamiento. Antiguamente se extraían hasta 10.000 toneladas de sal marina anualmente, siendo en su momento las mayores plantas de extracción de sal de Canarias. Hoy en día, aunque bajo mínimos, aún sobrevive gracias, entre otras cosas, a la ayuda de fondos de la Unión Europea. Hay un aparcamiento junto a un mirador de las Salinas.
Después hemos de coger el coche de nuevo para ver la Playa de Janubio, una bonita playa de arena fina y negra junto a las salinas.
Si vuestra siguiente parada es Playa Blanca, os recomendamos parar en alguno de los cerros que hay para ver las vistas de las Salinas desde más arriba aún.
Centro de la isla
En el centro de la isla encontramos muchas atracciones. Empezamos el recorrido de más norte a más sur. Lo más norte del centro es la localidad de Teguise, uno de los pueblos más bonitos y pintorescos de toda Canarias, por lo que también es uno de los más turísticos. Lanzarote fue la primera isla en ser conquistada por los europeos, concretamente por los franceses Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle en cooperación con la Corona de Castilla, entre 1402 y 1404. Teguise fue fundada en 1406 por Maciot de Béthencourt, pariente del conquistador de la isla, convirtiendo a la ciudad en la primera capital canaria europea. Teguise se mantendría como capital de la isla hasta 1847, cuando se movió a Arrecife, la capital actual.
Con tan solo pasear por sus calles, os daréis cuenta de que se trata de un pueblo muy auténtico con sus casas y calles tan típicas canarias. En vuestro paseo recomendamos pasar por la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe y por el callejón de la sangre, ubicado detrás de esta, que debe su nombre a una masacre perpetrada por piratas bereberes procedentes del norte de África, quienes asesinaron y esclavizaron a la población en 1586, tras muchos años de ataques constantes, convirtiendo esta calle en un reguero de sangre. Dejando esta tragedia de lado, si tenéis ocasión, haced coincidir vuestra visita con un domingo, que es cuando tiene lugar el conocido mercadillo local en todo el centro histórico, más o menos de 9:00 a 14:00, uno de los más grandes de toda Canarias. Este es el lugar ideal para comprar algún souvenir, en nuestro caso nos llevamos uno de los famosos quesos canarios, los hay de muchos tipos, el de cabra es el tradicional de Lanzarote, pero a nosotros nos gusta el de con pimentón. Hablando de quesos, el semicurado de leche cruda de cabra de la quesería Filo del Cuchillo, ubicada en el pueblo de El Cuchillo (provincia de Tinajo), fue galardonado varias veces como mejor queso lanzaroteño y en 2024 como mejor queso de cabra de toda Canarias.
Muy cerca de Teguise se encuentra el Museo Lagomar. Se trata de una casa obra del artista majonero Jesús Soto Morales siguiendo la idea de César Manrique, del que hablaremos enseguida. A principios de la década de 1970, el actor Omar Sharif llegó a Lanzarote para rodar la película “La isla misteriosa” y, al ver esta casa, decidió comprarla. No obstante, no la llegó a disfrutar porque la perdió acto seguido en una apuesta de bridge. En 1989 se produjo una última renovación de la finca y acondicionarla para ser visitada. La casa es interesante y sorprendente de ver, la visita te llevará una media hora aproximadamente. También tiene un bar con cafés y cócteles, perfecto para relajarse frente a la piscina. El precio es de 10€ por adulto, 4€ por niño (4-12), 4€ por residente canario y 2€ por residente de Lanzarote. El horario es de 10:00 a 18:00 de lunes a domingo.
Museo Lagomar
Continuamos con la Fundación César Manrique, un centro cultural dedicado a la vida del pintor, arquitecto y escultor lanzaroteño. Lo cierto es que hablar Lanzarote es hablar de César Manrique, dedicó toda su vida a su isla natal y no pararemos de ver referencias al artista en casi todos los lugares que visitemos. También se dio a conocer internacionalmente al recibir en Berlín el Premio Mundial de Ecología y Turismo en 1978. El centro consta de dos partes, la Fundación Tahiche, ubicada en la localidad de Tahiche y la Casa-museo Haría, ubicada en el pueblo de Haría, al norte. Aquí tenéis los horarios y precios de los dos siendo la casa de Tahíche la más famosa y destacada.
Después nos dirigimos a la Casa-Museo del Campesino, en esta caso de acceso gratuito. Se trata de una obra de César Manrique dedicada a la labor y esfuerzo de los campesinos lanzaroteños. La visita nos hace un recorrido sobre la cultura, ganadería, artesanía y gastronomía de la isla. El horario es de 10:00 de 18:00 todos los días.
Ahora haremos una breve parada en Las Grietas. Son, literalmente, unas grietas ―tres en total, una más grande y dos más pequeñas― en la ladera del volcán Montaña Blanca. Se crearon cuando la lava de una erupción volcánica de la Montaña Blanca se enfrió sobre la roca subyacente. Es impresionante ver la gama de colores de las distintas capas, producidas por distintas erupciones, sumadas a la erosión con el paso del tiempo. Se encuentran en la carretera LZ-35 el coche se aparca en "Aparcamiento las grietas", una pequeña explanada frente al camino que te lleva a Las Grietas, solo hay que caminar unos 5-10 minutos.
Algo imprescindible es, en nuestra opinión, visitar una los viñedos de La Geria. Merece mucho la pena, pues las viñas sobre terreno volcánico es uno de los paisajes más particulares de la naturaleza. La mejor manera de verlas y entenderlas es por medio de una visita a una bodega. La mayor parte de las bodegas de la isla se encuentran en la zona de La Geria, en la carretera LZ-30 desde Uga en dirección norte, prácticamente una detrás de otra.
Y es que esta área era una de las más fértiles que tenía la isla, y se usaba para plantar cereales, pero tras las erupciones de los volcanes de 1730-1736, toda esta tierra se cubrió de ceniza. Ya cuando la temperatura descendía, la ceniza se solidificaba y convertía en picón, que son como piedrecitas o granos de arena más gruesos, y cuya característica es que es que absorbe muy bien la humedad por la noche, por eso es posible plantar aquí. El ingenio de los campesinos hizo que decidieran plantar uva, pues cereales era imposible con estas condiciones. Para ello, con sus manos y la ayuda de camellos, tuvieron que cavar hoyos de 3-4 metros de profundidad para poner la cepa, ya que las primeras capas son pura ceniza volcánica. Al cavar tanto, necesitan de mucho espacio entre cepa y cepa, por eso las hectáreas se ocupan rápido y la producción es bastante baja. Otra característica importante es que está prohibido por ley regarlas, la única agua que reciben proviene de la humedad de la noche, de los escasos 14 días que llueve al año en Lanzarote y de los océanos arrastradas por los vientos alisios, algo muy habitual en Canarias. Muchos de estos detalles están regulados por la Denominación de Origen de Lanzarote, obtenida en 1993. Aunque hay otras, el tipo de uva más plantado aquí es la malvasía.
Las bodegas más destacadas son la de STRATVS y la bodega La Geria. Nosotros visitamos esta última ya que, aunque es la más turística, es la que mejor y más detalladamente lo explica. Las visitas guiadas duran 45 minutos, cuestan 12€ y se reservan desde su página web con un par de semanas de antelación. Además incluye una cata de 3 vinos, un seco, uno blanco dulce y un tinto o moscatel, a elegir.
Yaiza. Si tenéis una hora, podéis hacer un alto en el camino en este pequeño pueblo canario y comer en el Bar Stop, un bar de pueblo que sirve 5-6 platos canarios a buen precio. Aquí comimos las tradicionales garbanzas y, de segundo, sancocho (un guiso de un pescado salado que suele ser cherne, hecho con patatas, batatas, mojo y gofio). No esperéis platos sofisticados, son platos canarios de toda la vida. El local no es muy grande pero cuando se llenan te pasan al de al lado que es más espacioso.
Timanfaya
↦Timanfaya, montañas del fuego🌋, merece una sección propia. Es la visita al Parque Nacional de Timanfaya que está incluida en el bono de atracciones turísticas. La visita consiste en un recorrido en autobús por ellas donde te ponen
un audio en varios idiomas contándote información sobre las erupciones
que formaron Timanfaya para finalizar en la típica tienda de recuerdos
junto a un restaurante.
El Parque Nacional de Timanfaya se formó tras las erupciones volcánicas de 1730-1736 y 1824, que arrasaron parte de la isla, incluyendo poblaciones y cultivos, y dejaron los paisajes que vemos actualmente. Timanfaya cuenta con más de 25 volcanes, entre los cuales destacan las montañas del fuego, aunque ambos términos se utilizan indistintamente para referirse a lo mismo. Aunque las erupciones terminaron hace un par de siglos, la zona aun está a alta temperatura. Por eso, durante la visita, nos hacen demostraciones como la de un géiser, la de una barbacoa natural con calor volcánico y la de poner unos arbustos en las rocas y ver cómo, solo con el calor de la zona volcánica (está a unos 250-300 grados a escasos metros de la superficie), este comienza arder.
No hay que reservar ninguna hora en concreto, los autobuses salen continuamente. Los tickets se canjean en la taquilla, no hace falta bajar del coche. Llegar a las taquillas es fácil, solo hay que poner “Islote de Hilario” en el navegador y, antes de llegar a él, nos encontraremos con el aparcamiento. Nosotros fuimos a primera hora, es decir, abren a las 9:30 y nosotros estábamos allí a las 8:55. En ese momento se forma una cola de coches a la entrada. Al irnos, más o menos una hora y pico más tarde, la cola de coches era kilométrica, así que merece la pena madrugar. ¡No olvidéis haceros una foto a la entrada con el famoso diablo de Timanfaya, símbolo del Parque Nacional creado por César Manrique!
Paisaje de las montañas del fuego
↦Otra actividad típica del parque es el paseo en camellos que tiene lugar en el conocido como Hechadero de los Camellos🐫, a unos metros del parque pero hay que ir en coche, tiene su propio aparcamiento. Se trata de una actividad independiente, suele durar unos 20 min y cuesta sobre 12€ por paseo en camello, válido para 1 ó 2 personas.
↦Lanzarote no es solo Timanfaya, tiene muchos otros volcanes que merecen ser visitados. Lo que haremos primero será una ruta por el Volcán el Cuervo. La ruta se conoce como Caldera de Los Cuervos y se trata de un recorrido de unos 3 km, circular, marcado, con carteles explicativos y sin apenas dificultad, apto para todos los públicos. El sendero se encuentra rodeado de lo que en Canarias se conoce como malpaís, un terreno volcánico cubierto de lava, generalmente poco erosionada. El punto de partida es el aparcamiento que está en la LZ-56 y desde aquí al inicio de la ruta circular hay unos 5-10 minutos de caminata. Este fue el primer volcán que erupcionó en las famosas erupciones de 1730-1736 y que formaron el aspecto de la isla que vemos actualmente, tal y como nos contarán en la visita guiada de las montañas del fuego. Frente al volcán El Cuervo se halla otro, la Montaña Colorada, nombre debido al potente color rojo de uno de sus lados. Tiene una altura de 465 metros de altura.
↦Otra excursión, independiente y a varios kilómetros de aquí, es la Ruta Volcan Caldera blanca, un volcán que se halla en el Parque natural de Los Volcanes, al norte del Parque Nacional de Timanfaya.
Durante las históricas erupciones volcánicas de los siglos XVIII y XIX, cerca de 200 km² de la isla fueron cubiertos por mares de lava y material piroclástico. En 1974, unos 50 km2 de este paisaje volcánico fueron declarados Parque Nacional de Timanfaya y lo que le rodea es el Parque natural de Los Volcanes. Mientras que por Timanfaya no se puede ir por nuestra cuenta, ir con el coche por el Parque natural de Los Volcanes es una delicia, ya que aquí tenemos total libertad para ir por donde queramos, parar y hacer tantas fotos como queramos.
🥾La caminata por la Caldera Blanca es de 10-11 kilómetros sumadas ida y vuelta por lo que hay que llevar calzado adecuado ya que gran parte del camino discurre por piedras volcánicas. La ruta comienza en el aparcamiento “Parking rando caldera Blanca” aunque, si está lleno, se puede ir al pueblo de Mancha Blanca que es el más cercano. Primero bordearemos el volcán Caldereta, el primero y más pequeño de los dos, en el que podremos además entrar en su cráter ya que uno de sus lados está totalmente erosionado. Después continuaremos con el objetivo de subir hasta el cráter del volcán Caldera Blanca, situado a 458 metros de altitud. El camino está bien marcado entre montañas de lava que veremos a ambos lados. Una vez llegamos a lo alto del cráter podemos finalizar la ruta ahí o bien bordearlo para obtener la mejor panorámica posible del volcán, aunque nos lleve unos 40 minutos adicionales más o menos. Lo que no se puede es bajar al cráter propiamente. A nosotros nos encantó, las vistas del parque a un lado, y el cráter del volcán al otro te dejan sin palabras.
Vistas del cráter del volcán Caldera Blanca
Un buen restaurante familiar para comer cerca de Mancha Blanca es Restaurante Grill Casa Satorno. Tinguatón, tienen platos canarios buenos como carne fiesta (carne de cerdo adobada con verduras), papas arrugadas, que en muchos sitios de Lanzarote se salan con sal del Janubio, queso frito y varias carnes a la brasa.
Este de la isla
Nosotros nos alojamos en Puerto del Carmen. Es la segunda ciudad más grande de la isla después de Arrecife, una ciudad ideada para el turismo, llena de hoteles y playas, ideales para relajarse por las tardes después de todo el día de turismo. Realmente no te sientes que estés en España pues solo oiréis inglés, de hecho en muchos sitios solo se habla este idioma. Creemos que acertamos quedándonos aquí pues está situada más o menos en el medio de la isla, tiene mucho ambiente y las playas eran muy bonitas, limpias y con vistas a la costa norte de Fuerteventura. Lo negativo es que no encontraremos sitios canarios ni sitios excelentes para comer, todo son restaurantes internacionales con comida de batalla. Nos gustó el Café la Ola por las vistas y la terraza que tienen y The Good Old Days, un sitio exclusivamente de británicos pero que tiene buen ambiente y música en directo de los 80-90. La comida no está mal, tienen hamburguesas y, cómo no, fish and chips.
Al norte de Puerto del Carmen visitaremos Arrecife que, con una población de 62.000 habitantes, es la capital de la isla desde 1847, aunque algunos historiadores dicen que fue en 1852. Se puede aparcar gratis (bueno pagando un eurillo al que controla el aparcamiento) cerca del Charco San Ginés o bien pagando en el aparcamiento del Gran Hotel.
→Comenzaremos por el Charco San Ginés, una laguna natural con unas barquitas, aquí llamadas chalanas, rodeada de pintorescas casas de pescadores. Y es que antiguamente en Lanzarote se vivía de la pesca, esta era una zona que servía como puerto pesquero y desde aquí salían muchas chalanas que iban al mar en busca del pescado fresco. Fue remodelada por César Manrique y es, sin duda, el paisaje más bonito de la ciudad. Es un sitio muy fotografiable y con mucho ambiente gracias a los varios bares y restaurantes que hay por aquí.
Charco San Ginés
→Al lado del Charco de San Ginés nos acercaremos a ver la iglesia de San Ginés, en la Plaza de las Palmas, característica por su torre cuadrada y paredes blancas. Muy cerca vamos a pasear por el Callejón "El Aguaresío", una calle dedicada a Luis Hernández Fuentes “El Aguaresío” un marinero que habitó en esta calle durante los 89 años que vivió. Es una muestra única de arquitectura de Arrecife. Seguimos con la Casa Amarilla, edificio que albergó el Cabildo de Lanzarote en la calle León y Castillo donde se hacen exposiciones temporales dedicadas a la cultura y tradiciones lanzaroteñas.
→También es imprescindible ver el Castillo de San Gabriel y Puente de las Bolas. Se trata de un castillo que se construyó en el siglo XVII con el objetivo de proteger a la isla de ataques piratas, principalmente procedentes de los bereberes del continente africano. Se encuentra frente al paseo marítimo, en una islote. A la fortaleza se puede llegar a través de dos puentes, siendo el puente de las Bolas el más emblemático, pues se trata del único puente levadizo en Canarias. Actualmente el castillo alberga el Museo de Historia de Arrecife.
→Opcionalmente, para por la tarde noche, qué mejor que ir a la 17 planta del Arrecife Gran Hotel & Spa, al llamado Star City on the 17th floor y disfrutar de unas vistas espectaculares.
→Por último, para los que tengan tiempo y/o ganas, pueden acercarse a ver el Barco fantasma (Telamon): un enorme buque escocés de 140 metros de largo que naufragó en 1981 durante una travesía que hacía desde Costa de Marfil a Grecia. Lo cierto es que no es una atracción turística, es un barco considerablemente oxidado y viejo. Está lejos del centro de Arrecife, a unos 5-10 minutos en coche y no se puede parar para verlo, hay que hacerlo desde la carretera.
Noroeste de la isla
Caleta de Famara es un pequeño pueblo de cerca de 1000 habitantes con un aire alternativo y un tanto decadente, como medio abandonado, nos dio la sensación. Originalmente en Famara apenas vivían unas pocas personas relacionadas con la pesca, que solían tener edificios de almacenamiento de barcas y material de pesca. Ya a finales del siglo XIX se empezaron a construir casas veraniegas para familias acomodadas de Teguise que venían aquí a pasar periodos vacacionales y, poco a poco, el pueblo fue creciendo.
La playa de Famara es famosa en el mundo del surf y, por eso, el pueblo tiene varios clubs donde aprender a hacer surf y tiendas de tablas y elementos de este deporte🏄. El turismo que recibe, por tanto, no es el típico turismo vacacional que busca sol y playa. Lo cierto es que fue el sitio donde más nos costó aparcar, tanto el aparcamiento de la playa como el pueblo en sí estaba saturado de coches, había que llegar casi hasta el final del mismo para encontrar un hueco libre.
Después, coged el coche y subid al Mirador el Bosquecillo, un mirador menos conocido pero que merece la pena. Las vistas son de un acantilado y de la Playa de Famara. El navegador debería ser capaz de llevarte hasta él pero, si no, tan solo hay que coger un desvío desde la carretera LZ-10. Este último tramo después del desvío es bastante malo, la carretera es sin asfaltar y llena de piedras y baches.
Vistas de la Playa de Famara desde el Mirador El Bosquecillo
Noreste de la isla
Vienendo desde el sur, la primera parada será el Jardin del Cactus🌵, el último trabajo del gran César Manrique en la isla, en 1991 concretamente. Donde antiguamente se hallaba una cantera para la extracción de lapilli, Manrique lo convirtió en una enorme reserva de 4500 cactus y 450 especies diferentes. Es otra de las atracciones que incluye el bono y se puede aparcar junto a la entrada al jardín.
Jardín de Cactus
Si podéis, haced coincidir la hora de la comida con una visita a Arrieta. Es un pueblo de tradición gastronómica, lleno de buenos restaurantes de pescado con vistas al mar. Aunque hay muchos, es conveniente reservar en el que vayáis a ir.
El siguiente pueblo en dirección norte es Punta Mujeres, que tiene unas piscinas naturales entre rocas y acantilados. Si la marea es baja se puede uno dar un remojón y, si no, también es buen sitio para dar un paseo.
Y un poco más al norte visitaremos las otras dos atracciones que nos quedaban pendientes del bono turístico que compramos. Hay que ir pronto porque ambas cierran a las 17:00.
Jameos del Agua. El término jameos se refiere a túneles o tubos subterráneos formados tras erupciones volcánicas en los que la lava discurre por su interior mientras que la parte que da al exterior se solidifica, dando lugar a estas formas de tubos. Tanto los Jameos del Agua como la Cueva de los Verdes, nuestra siguiente visita, son jameos que forman parte de un tubo volcánico de unos seis kilómetros de longitud que nace en el Volcán de la Corona, cerca de Haría, y acaba en el mar, y se produjeron tras la erupción de este hace veinte mil años.
Entre 1964 y 1968, César Manrique transformó estos jameos en un espacio natural con piscinas, jardines, restaurantes e incluso un auditorio, en lo que fue su primera obra en la isla. Además, este lugar es único para descubrir los cangrejos albinos ciegos, una especie endémica de Lanzarote. La visita es libre y suele llevar unos 30 minutos. El horario es de 10 a 17:00.
Cueva de los Verdes. Para nosotros, de lo más espectacular de Lanzarote. Se ve a través de una visita guiada de unos 50 minutos que nos acompañará durante todo el recorrido por la cueva. Al llegar te han de sellar el bono y esperar un poco a que haya gente suficiente como para formar un grupo. El nombre no tiene nada que ver con que vayamos a ver rocas o minerales verdes en su interior, simplemente era el nombre de la familia, "los Verdes", que vivía antaño en este lugar con su ganado. Jesús Soto Morales, el mismo del Museo Lagomar, fue el arquitecto que habilitó la cueva y permitió que pudiera abrirse al turismo. Aunque esta tiene 7 kilómetros de largo, solo se puede visitar 1 kilómetro. El horario es de 10 a 17:00, siendo a las 16:00 la última visita.
Interior de la Cueva de los Verdes
Norte de la isla
Una breve parada merece el pueblo de Haría, una bonita localidad famosa por sus palmerales. Nosotros aprovechamos para comer en el Centro Sociocultural La Tegala, un sitio tradicional canario, que es lo que buscábamos. Pedimos un par de raciones de pescado del día: bocinegro y picuda y, de postre, bienmesabe canario, que es un postre, no cazón como es en la península.
Al norte de Haría subiremos hasta el Mirador del Río, desde el cual se obtienen unas vistas espectaculares de la isla vecina de La Graciosa separadas por el mar que, desde este punto de vista, hace que parezca un río, de ahí el nombre. Existe un mirador oficial creado en 1973 por César Manrique, otra obra maestra del arquitecto canario en la mezcla arquitectura moderna y naturaleza, integrando este mirador con cafetería incluida en el Risco de Famara, a 400 metros de altura.
Es otra de las actividades que incluye el bono de atracciones, aunque en nuestro caso no la escogimos pues, aunque no ves el mirador propiamente dicho, sí se puede disfrutar de las mismas vistas caminando por una carretera a la izquierda del aparcamiento gratuito que hay junto a las instalaciones. Nos gustó mucho también el paisaje de esta zona con el imponente Volcán de la Corona que se divisa de camino al mirador.
Vistas de La Graciosa desde el Mirador del Río
Playa Caletón Blanco. Esta es una playa muy cercana al pueblo de Órzola, muy bonita y agradable por el contraste entre la arena blanca y las rocas que forman varias piscinas naturales. Nos decepcionó un poco que estuviera un tanto sucia, algo por otro lado lógico ya que no da a mar abierto y, por tanto, no se renueva el agua.
Excursión a La Graciosa. Si tenéis un día o medio día más, un buen plan es hacer una escapadita a la isla de La Graciosa, declarada octava isla canaria en 2018. Hay líneas de ferry desde el puerto de Órzola y el billete cuesta 28€ ida y vuelta para los no residentes y 8,5€ para los residentes, con precios especiales para los niños menores de 12 años. Si compráis los billetes con al menos un día de antelación hay un 20% de descuento. Podéis poner en el navegador Puerto Órzola y aparcar en los alrededores, hay unos cuantos aparcamientos públicos. El trayecto en ferry a La Graciosa dura aproximadamente 30 minutos. La última vuelta es a las 19:00 desde La Graciosa (Caleta del Sebo).
La isla no es muy grande, casi todo es arena blanca (jable, como se dice en Canarias) y consta únicamente de dos pueblos, Caleta del Sebo, la capital, y Pedro Barba, sumando un total de 700 habitantes. Pedro Barba fue el primer núcleo urbano de la isla, formado por unas familias pescadoras procedentes de Lanzarote, aunque con el paso del tiempo esas casas las vendieron a gente adinerada de Tenerife y Gran Canaria y esas familias se mudaron a Caleta del Sebo. Hoy en día en Pedro Barba no vive nadie durante el año, solo hay gente en temporada alta.
Aunque La Graciosa siempre se dedicó a la pesca, hoy en día vive prácticamente del turismo. Como decíamos, la mayor parte de la isla es arena, no hay carreteras asfaltadas, pues es un terreno protegido y está prohibido. Una excursión típica por La Graciosa consiste en alquilar unas bicis en Caleta del Sebo y recorrer la isla y sus playas, en particular a la playa de las Conchas, una de las más bonitas de España según algunos rankings, gracias a los contrastes entre el color de la arena blanca, el rojo oscuro del volcán Montaña Bermeja (160 metros de altura) que hay detrás y del verde turquesa del mar. Es una playa con mucho viento, por lo que está pensada para pasear más que para bañarse. También podéis hacer un tour en los llamados Taxi-Jeep que se ofrecen en Caleta de Sebo.
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