Hoy os presentamos Lanzarote, perteneciente a la provincia de Las Palmas de Gran Canaria y para todos la isla más diferente de todas las Canarias. Por otro lado, conviene recordar que esta fue la primera isla canaria en nacer hace 19 millones de años. Es un viaje al que hay que dedicarle 6 ó 7 días ya que la isla cuenta con muchas atracciones que visitar. En este caso, las más turísticas son de pago todas, por lo que desde la Junta de Turismo se ofrecen unos bonos que incluyen varias de estas atracciones a elegir entre: Montañas del fuego (Parque Nacional de Timanfaya), Cueva de los Verdes, Jameos del Agua, Jardín de Cactus, Mirador del Río y MIAC (Museo Internacional de Arte Contemporáneo) – Castillo de San José.
Nosotros escogimos el bono de 4 centros con: Montañas del fuego, Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, Jardín de Cactus. Descartamos el MIAC y el Mirador del Río pues junto a este, hay otro mirador gratuito con vistas parecidas. El bono se compra en la primera atracción que visitéis y os lo irán sellando en las sucesivas.
Imprescindible es, lógicamente, alquilar un coche. Hay conexiones con autobús entre ciudades y otros lugares pero hay muchos a los que únicamente se puede llegar en coche. Nosotros lo cogimos con Cicar, que es la compañía canaria. Es altamente recomendable coger un coche grande tipo todo terreno, pues hay muchos caminos y aparcamientos sin asfaltar donde el coche tiene que aguantar. En nuestra opinión, coger un coche deportivo aquí no tiene mucho sentido.
Como la planificación depende mucho de dónde os alojéis y del tiempo que queráis dedicar a cada cosa, no tiene sentido poner aquí el itinerario que hicimos nosotros. En su lugar, vamos a poner qué ver en cada zona de la isla. Nosotros estuvimos 6-7 días. Todo es organizarse en función del tiempo que vaya a ir cada uno para agrupar atracciones que estén más o menos juntas para aprovechar al máximo el tiempo.
Sur de la isla
En el punto más al sur de la isla se encuentra la Playa del Papagayo, la para muchos playa más bonita de Lanzarote. Lo ideal es llegar lo más temprano posible para que haya menos gente y poder colocar la toalla, ya que la playa es considerablemente pequeña. El aparcamiento es gratis pero hay que pagar 3€ por coche para poder entrar en el Monumento Nacional de Los Ajaches, que es donde se encuentra esta y otras playas. Solo se paga entre las 9:30 y las 17:00; nosotros fuimos a las 9 así que nos salió gratis. Eso sí, la carretera para llegar hasta la playa es terrible, de arena, piedras y llena de baches. Hay que ir muy despacio para no destrozar los bajos del coche.
La verdad es que la playa es muy bonita, con aguas de un color verde azulado precioso. Se nota que tiene fama porque está llena de turistas extranjeros. También es un sitio ideal para hacer snorkel, hay muchos pececillos y cangrejos entre las rocas. Nos sorprendió negativamente la cantidad de moscas que había, quizás porque estaba un poco sucia debido a todo este turismo que comentamos. Merece la pena también subir a las rocas altas que bordean la playa para tener unas vistas impresionantes.
Panorámica de la Playa del Papagayo
Aunque no es tan bonita, mucho más agradable, cuidada y limpia es Playa Mujeres, otra playa más grande y menos turística que se encuentra en esa serie de varias playas que hay en Papagayo. Desde la Playa del Papagayo no se puede ir andando hasta ella, al menos no fácilmente, así que hemos de coger el coche y llevarlo hasta el propio aparcamiento que tiene Playa Mujeres.
La ciudad más grande para alojarse en el sur es Playa Blanca, un antiguo pueblo de pescadores, hoy en día una localidad que vive del prácticamente del turismo. Destacamos recorrer el paseo marítimo, lleno de restaurantes, uno a continuación de otro, o darse un baño en alguna de sus playas vislumbrando la isla de Fuerteventura al fondo. A última hora os podéis acercar al puerto deportivo Marina Rubicón, que cuenta con lujosos resorts, restaurantes y un centro comercial. Es agradable pasear por las pasarelas de madera que hay sobre el agua, con vistas al puerto lleno de barcos y estos resorts que comentamos. Tanto Playa Blanca como Marina Rubicón (están un poco separados) cuentan con descampados varios donde aparcar el coche.
Suroeste de la isla
Comenzaremos por El Golfo. El pueblo de El Golfo es tranquilo y muy agradable. Al ser un pueblo marinero, lo ideal es comer en alguno de sus múltiples restaurantes. Aquí todos son buenos y tienen pescados frescos del día. Nosotros recomendamos encarecidamente ir, previa reserva si no queréis arriesgar, a Casa Rafa Restaurante de Mar. Tienen un trato excelente y la comida es exquisita. Además, te explican qué pescados tienen ese día, cómo son y qué sabor tienen, y te lo desespinan y preparan después. Pedimos unas lapas, muy típicas en Canarias que no podéis dejar de pedir, y un pescado del día, en concreto una fula de fondo. No esperéis conocer los nombres pues son pescados de la zona, aunque tienen similitudes con los que podamos encontrar en la península. Normalmente los pescados, dependiendo del tamaño, están ya pensados para 2 ó 3 personas. El precio ronda los 17€ por ración para una persona. De postre, unos clásicos canarios: un polvito uruguayo y un helado de gofio, plátano y dulce de leche.
A continuación, una serie de atracciones al suroeste de la isla. Son muchas pero se ven rápido (10-15 minutos por cada una de ellas), están todas muy cerca entre sí y son gratis.
Charco verde (o charco de los clicos). Se trata de una laguna con un color verde intenso debido a las algas que hay en el fondo. El coche lo podéis aparcar en el restaurante Siroco y desde ahí coger el caminito de tierra que os lleva a un mirador desde donde se puede ver el charco. Aunque también podéis ir desde donde hayáis aparcado en El Golfo pues la laguna se encuentra en este pueblo. Pertenece al Parque natural de Los Volcanes.
Charco verde
Entre el Charco verde y la siguiente parada, los Hervideros, justo antes de llegar a ellos, hay un pequeño parking a mano izquierda donde parar para ver una playa de arena negra muy bonita.
Los Hervideros. Los Hervideros son formaciones rocosas y cuevas de lava que fueron creadas por la lava incandescente proveniente de las erupciones de las montañas de Timanfaya que, al contacto con el frío del Océano Atlántico, generaron estas curiosas formas. Es una zona con mucho oleaje por lo que cuando estas chocan entre sí dentro de las cavidades, las aguas suben por los huecos y suenan como si estuvieran hirviendo. En los propios Hervideros hay un aparcamiento.
Salinas y Playa de Janubio. Las Salinas de Janubio son unas antiguas salinas creadas en 1985 aunque aún están en funcionamiento. Antiguamente se extraían hasta 10.000 toneladas de sal marina anualmente, siendo en su momento las mayores plantas de extracción de sal de Canarias. Hoy en día, aunque bajo mínimos, aún sobrevive gracias, entre otras cosas, a la ayuda de fondos de la Unión Europea. Hay un aparcamiento junto a un mirador de las Salinas.
Después hemos de coger el coche de nuevo para ver la Playa de Janubio, una bonita playa de arena fina y negra junto a las salinas.
Si vuestra siguiente parada es Playa Blanca, os recomendamos parar en alguno de los cerros que hay para ver las vistas de las Salinas desde más arriba aún.
Centro de la isla
En el centro de la isla encontramos muchas atracciones. Empezamos el recorrido de más norte a más sur. Lo más norte del centro es la localidad de Teguise, un bonito y pintoresco pueblo que además fue capital de la isla hasta 1847 cuando se pasó a Arrecife, la capital actual. Con tan solo pasear por sus calles, sin dejar de ver por supuesto la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, podréis disfrutar de un pueblo auténtico con sus casas y calles tan típicas canarias. Es, quizás, el pueblo más bonito de Lanzarote y, por ello, el más turístico. Por otro lado, si tenéis ocasión, venid en domingo, que es cuando tiene lugar el conocido mercadillo local, uno de los más grandes de toda Canarias. Este es el lugar ideal para comprar algún souvenir, en nuestro caso nos llevamos uno de los famosos quesos canarios con pimentón.
Muy cerca de Teguise se encuentra el Museo Lagomar. Se trata de una casa obra del artista majonero Jesús Soto Morales siguiendo la idea de César Manrique. A principios de los 70 el actor Omar Sharif llegó a Lanzarote para rodar la película “La isla misteriosa” y, al ver esta casa, decidió comprarla. No obstante, no la llegó a disfrutar porque la perdió acto seguido en una apuesta de Bridge. En 1989 se produjo una última renovación de la finca y acondicionarla para ser visitada. La casa es interesante y sorprendente de ver, la visita te llevará una media hora aproximadamente. También tiene un bar con cafés y cócteles, perfecto para relajarse frente a la piscina. El precio es de 10€ por adulto, 4€ por niño (4-12), 4€ por residente canario y 2€ por residente de Lanzarote. El horario es de 10:00 a 18:00 de lunes a domingo.
Museo Lagomar
Continuamos con la Fundación César Manrique, un centro cultural dedicado a la vida del pintor y escultor lanzaroteño. Lo cierto es que hablar Lanzarote es hablar de César Manrique, dedicó toda su vida a su isla natal y no pararemos de ver referencias al artista en casi todos los lugares que visitemos. El centro consta de dos partes, la Fundación Tahiche, ubicada en la localidad de Tahiche y la Casa-museo Haria, ubicada en el pueblo de Haría, al norte. Aquí tenéis los horarios y precios de los dos siendo la casa de Tahíche la más famosa y destacada.
Después nos dirigimos a la Casa-Museo del Campesino, en esta caso de acceso gratuito. Se trata de una obra de César Manrique dedicada a la labor y esfuerzo de los campesinos lanzaroteños. La visita nos hace un recorrido sobre la cultura, ganadería, artesanía y gastronomía de la isla. El horario es de 10:00 de 18:00 todos los días.
Ahora haremos una breve parada en Las Grietas. Son, literalmente, unas grietas ―tres en total, una más grande y dos más pequeñas― en la ladera del volcán Montaña Blanca. Se crearon cuando la lava de una erupción volcánica de la Montaña Blanca se enfrió sobre la roca subyacente. Es impresionante ver la gama de colores de las distintas capas, producidas por distintas erupciones, sumadas a la erosión con el paso del tiempo. Se encuentran en la carretera LZ-35 el coche se aparca en "Aparcamiento las grietas", una pequeña explanada frente al camino que te lleva a Las Grietas, solo hay que caminar unos 5-10 minutos.
Algo imprescindible es, en nuestra opinión, visitar una bodega. Merece la pena pues los paisajes de las viñas sobre terreno volcánico es algo único de ver. En la carretera LZ-30 desde Uga en dirección norte se encuentran casi todas, prácticamente una detrás de otra. Las más destacadas son la de STRATVS y la bodega La Geria. Nosotros hicimos esta última ya que, aunque es la más turística, es la que mejor y más detalladamente lo explica. Así aprendimos, por ejemplo, que tienen que cavar 3-4 metros hacia abajo para poner la cepa ya que las primeras capas son pura ceniza volcánica. Y que tienen prohibido regarlas por ley, la única agua que reciben proviene de los 14 días que llueve al año en Lanzarote y de los océanos arrastradas por los vientos alisios, algo muy habitual en Canarias.
Las visitas guiadas duran 45 minutos, cuestan 12€ y se reservan desde su página web con un par de semanas de antelación. Además incluye una cata de 3 vinos, un seco, uno blanco dulce y un tinto o moscatel a elegir.
Yaiza. Si tenéis una hora, podéis hacer un alto en el camino en este pequeño pueblo canario y comer en el Bar Stop, un bar de pueblo que sirve 5-6 platos canarios a buen precio. Aquí comimos las tradicionales garbanzas y, de segundo, sancocho (un pescado que suele ser cherne) con papas arrugadas y boniato rojo. No esperéis platos sofisticados, son platos canarios de toda la vida. El local no es muy grande pero cuando se llenan te pasan al de al lado que es más espacioso.
Timanfaya
↦Timanfaya, montañas del fuego🌋, merece una sección propia. Es la visita al Parque Nacional de Timanfaya que está incluida en el bono de atracciones turísticas. La visita consiste en un recorrido en autobús por ellas donde te ponen
un audio en varios idiomas contándote información sobre las erupciones
que formaron Timanfaya para finalizar en la típica tienda de recuerdos
junto a un restaurante.
El Parque Nacional de Timanfaya se formó tras las erupciones volcánicas de 1730-1736 y 1824, que arrasaron parte de la isla, incluyendo poblaciones y cultivos, y dejaron los paisajes que vemos actualmente. Timanfaya cuenta con más de 25 volcanes, entre los cuales destacan las montañas del fuego, aunque ambos términos se utilizan indistintamente para referirse a lo mismo. Aunque las erupciones terminaron hace un par de siglos, la zona aun está a alta temperatura. Por eso, durante la visita, nos hacen demostraciones como la de un géiser, la de una barbacoa natural con calor volcánico y la de poner unos arbustos en las rocas y ver cómo, solo con el calor de la zona volcánica (está a unos 250-300 grados a escasos metros de la superficie), este comienza arder.
No hay que reservar ninguna hora en concreto, los autobuses salen continuamente. Los tickets se canjean en la taquilla, no hace falta bajar del coche. Llegar a las taquillas es fácil, solo hay que poner “Islote de Hilario” en el navegador y, antes de llegar a él, nos encontraremos con el aparcamiento. Nosotros fuimos a primera hora, es decir, abren a las 9:30 y nosotros estábamos allí a las 8:55. En ese momento se forma una cola de coches a la entrada. Al irnos, más o menos una hora y pico más tarde, la cola de coches era kilométrica, así que merece la pena madrugar. ¡No olvidéis haceros una foto a la entrada con el famoso diablo de Timanfaya, símbolo del Parque Nacional creado por César Manrique!
Paisaje de las montañas del fuego
↦Otra actividad típica del parque es el paseo en camellos que tiene lugar en el conocido como Hechadero de los Camellos🐫, a unos metros del parque pero hay que ir en coche, tiene su propio aparcamiento. Se trata de una actividad independiente, suele durar unos 20 min y cuesta sobre 12€ por paseo en camello, válido para 1 ó 2 personas.
↦Lanzarote no es solo Timanfaya, tiene muchos otros volcanes que merecen ser visitados. Lo que haremos primero será una ruta por el Volcán el Cuervo. Se trata de un recorrido de unos 3 km, circular, marcado, con carteles explicativos y sin apenas dificultad, apto para todos los públicos. El sendero se encuentra rodeado de lo que en Canarias se conoce como malpaís, un terreno volcánico cubierto de lava, generalmente poco erosionada. El punto de partida es el aparcamiento que está en la LZ-56 y desde aquí al inicio de la ruta circular son unos 5-10 minutos de caminata. Este fue el primer volcán que surgió en las famosas erupciones de 1730-1736 y que formaron el aspecto de la isla que vemos actualmente, tal y como nos contarán en la visita guiada de las montañas del fuego. Frente al volcán El Cuervo se halla otro, la Montaña Colorada, nombre debido al potente color rojo de uno de sus lados. Tiene una altura de 465 metros de altura.
↦Otra excursión, independiente y a varios kilómetros de aquí, es una caminata por la Caldera Blanca, un volcán que se halla en el Parque natural de Los Volcanes, al norte del Parque Nacional de Timanfaya.
Durante las históricas erupciones volcánicas de los siglos XVIII y XIX, cerca de 200 km² de la isla fueron cubiertos por mares de lava y material piroclástico. En 1974, unos 50 km2 de este paisaje volcánico fueron declarados Parque Nacional de Timanfaya y lo que le rodea es el Parque natural de Los Volcanes. Mientras que por Timanfaya no se puede ir por nuestra cuenta, ir con el coche por el Parque natural de Los Volcanes es una delicia, ya que aquí tenemos total libertad para ir por donde queramos, parar y hacer tantas fotos como queramos.
🥾La caminata por la Caldera Blanca es de 11 kilómetros sumadas ida y vuelta por lo que hay que llevar calzado adecuado ya que gran parte del camino discurre por piedras volcánicas. La ruta comienza en el aparcamiento “Volcanic Trail Parking (tinajo)” aunque, si está lleno, se puede ir al pueblo de Mancha Blanca que es el más cercano. Primero bordearemos el volcán Caldereta, el primero y más pequeño de los dos, en el que podremos además entrar en su cráter ya que uno de sus lados está totalmente erosionado. Después continuaremos con el objetivo de subir hasta el cráter del volcán Caldera Blanca, situado a 458 metros de altitud. El camino está bien marcado entre montañas de lava que veremos a ambos lados. Una vez llegamos a lo alto del cráter podemos finalizar la ruta ahí o bien bordearlo para obtener la mejor panorámica posible del volcán, aunque nos lleve unos 40 minutos adicionales más o menos. Lo que no se puede es bajar al cráter propiamente. A nosotros nos encantó, las vistas del parque a un lado, y el cráter del volcán al otro te dejan sin palabras.
Vistas del cráter del volcán Caldera Blanca
Este de la isla
Nosotros nos alojamos en Puerto del Carmen. Es la segunda ciudad más grande de la isla después de Arrecife, una ciudad ideada para el turismo, llena de hoteles y playas, ideales para relajarse por las tardes después de todo el día de turismo. Realmente no te sientes que estés en España pues solo oiréis inglés, de hecho en muchos sitios solo se habla este idioma. Creemos que acertamos quedándonos aquí pues está situada más o menos en el medio de la isla, tiene mucho ambiente y las playas eran muy bonitas, limpias y con vistas a la costa norte de Fuerteventura. Lo negativo es que no encontraremos sitios canarios ni sitios excelentes para comer, todo son restaurantes internacionales con comida de batalla. Nos gustó el Café la Ola por las vistas y la terraza que tienen y The Good Old Days, un sitio exclusivamente de británicos pero que tiene buen ambiente y música en directo de los 80-90. La comida no está mal, tienen hamburguesas y, cómo no, fish and chips.
Al norte de Puerto del Carmen visitaremos Arrecife que, con una población de 62.000 habitantes, es la capital de la isla. Se puede aparcar gratis (bueno pagando un eurillo al que controla el aparcamiento) cerca del Charco San Ginés o bien pagando en el aparcamiento del Gran Hotel.
→Comenzaremos por el Charco San Ginés, una laguna natural rodeada de pintorescas casas de Pescadores ya que antiguamente servía como puerto pesquero. Fue remodelada por César Manrique. Es un sitio muy fotografiable y con mucho ambiente gracias a los varios bares y restaurantes que hay por aquí. Sin duda el paisaje más bonito de la ciudad.
Charco San Ginés
→Al lado del Charco de San Ginés nos acercaremos a ver la iglesia de San Ginés, en la Plaza de las Palmas, característica por su torre cuadrada y paredes blancas. Muy cerca vamos a pasear por el Callejón "El Aguaresío", una calle dedicada a Luis Hernández Fuentes “El Aguaresío” un marinero que habitó en esta calle durante los 89 años que vivió. Es una muestra única de arquitectura de Arrecife. Seguimos con la Casa Amarilla, edificio que albergó el Cabildo de Lanzarote en la calle León y Castillo donde se hacen exposiciones temporales dedicadas a la cultura y tradiciones lanzaroteñas.
→También es imprescindible ver el Castillo de San Gabriel y Puente de las Bolas. Se trata de un castillo que se construyó en el siglo XVII con el objetivo de proteger a la isla de ataques piratas. Se encuentra frente al paseo marítimo, en una islote. A la fortaleza se puede llegar a través de dos puentes, siendo el puente de las Bolas el más emblemático, pues se trata del único puente levadizo en Canarias. Actualmente el castillo alberga el Museo de Historia de Arrecife.
→Opcionalmente, para por la tarde noche, qué mejor que ir a la 17 planta del Arrecife Gran Hotel & Spa, al llamado Star City on the 17th floor y disfrutar de unas vistas espectaculares.
→Por último, para los que tengan tiempo y/o ganas, pueden acercarse a ver el Barco fantasma (Telamon): un enorme buque escocés de 140 metros de largo que naufragó en 1981 durante una travesía que hacía desde Costa de Marfil a Grecia. Lo cierto es que no es una atracción turística, es un barco considerablemente oxidado y viejo. Está lejos del centro de Arrecife, a unos 5-10 minutos en coche y no se puede parar para verlo, hay que hacerlo desde la carretera.
Noroeste de la isla
Caleta de Famara es un pueblo turístico aunque con un aire decadente, de medio abandonado, nos dio la sensación. La playa de Famara es famosa en el mundo del surf y, por eso, el pueblo tiene varios clubs donde aprender a hacer surf y tiendas de tablas y elementos de este deporte🏄. El turismo que recibe, por tanto, no es el típico turismo vacacional que busca sol y playa. Lo cierto es que fue el sitio donde más nos costó aparcar, tanto el aparcamiento de la playa como el pueblo en sí estaba saturado de coches, había que llegar casi hasta el final del mismo para encontrar un hueco libre.
Después, coged el coche y subid al Mirador el Bosquecillo. Es un mirador menos conocido pero lo cierto es que merece la pena. Las vistas son de un acantilado y de la Playa de Famara. El navegador debería ser capaz de llevarte hasta él pero, si no, tan solo hay que coger un desvío desde la carretera LZ-10. Este último tramo después del desvío es bastante malo, la carretera es sin asfaltar y llena de piedras y baches.
Vistas de la Playa de Famara desde el Mirador El Bosquecillo
Noreste de la isla
Vienendo desde el sur, la primera parada será el Jardin del Cactus🌵, el último trabajo del gran César Manrique, en 1991 concretamente. Donde antiguamente se hallaba una cantera para la extracción de lapilli, Manrique lo convirtió en una enorme plantación de 4500 cactus de 450 especies diferentes. Es otra de las atracciones que incluye el bono y se puede aparcar junto a la entrada al jardín.
Jardín de Cactus
Si podéis, haced coincidir la hora de la comida con una visita a Arrieta. Es un pueblo de tradición gastronómica, lleno de buenos restaurantes de pescado con vistas al mar. Aunque hay muchos, es conveniente reservar en el que vayáis a ir.
El siguiente pueblo en dirección norte es Punta Mujeres, que tiene unas piscinas naturales entre rocas y acantilados. Si la marea es baja se puede uno dar un remojón y, si no, también es buen sitio para dar un paseo.
Y un poco más al norte visitaremos las otras dos atracciones que nos quedaban pendientes del bono turístico que compramos. Hay que ir pronto porque ambas cierran a las 17:00.
Jameos del Agua. El término jameos se refiere a túneles o tubos subterráneos formados tras erupciones volcánicas en los que la lava discurre por su interior mientras que la parte que da al exterior se solidifica, dando lugar a estas formas de tubos. Tanto los Jameos del Agua como la Cueva de los Verdes, nuestra siguiente visita, son jameos formados tras la erupción del Volcán de la Corona hace veinte mil años.
César Manrique transformó estos jameos naturales en un espacio natural con piscinas, jardines, restaurantes e incluso un auditorio. Además, este lugar es único para descubrir los cangrejos albinos ciegos, una especie endémica de Lanzarote. La visita es libre y suele llevar unos 30 minutos. El horario es de 10 a 17:00.
Cueva de los Verdes. Para nosotros, de lo más espectacular de Lanzarote. Se ve a través de una visita guiada de unos 50 minutos que nos acompañará durante todo el recorrido por la cueva. Al llegar te han de sellar el bono y esperar un poco a que haya gente suficiente como para formar un grupo. El nombre no tiene nada que ver con que vayamos a ver rocas o minerales verdes en su interior, simplemente era el nombre de la familia, "los Verdes", que vivía antaño en este lugar con su ganado. Jesús Soto Morales, el mismo del Museo Lagomar, fue el arquitecto que habilitó la cueva y permitió que pudiera abrirse al turismo. Aunque esta tiene 7 kilómetros de largo, solo se puede visitar 1 kilómetro. El horario es de 10 a 17:00, siendo a las 16:00 la última visita.
Interior de la Cueva de los Verdes
Norte de la isla
Una breve parada merece el pueblo de Haría, una bonita localidad famosa por sus palmerales. Nosotros aprovechamos para comer en el Centro Sociocultural La Tegala, un sitio tradicional canario, que es lo que buscábamos. Pedimos un par de raciones de pescado del día: bocinegro y picuda y, de postre, bienmesabe canario, que es un postre, no cazón como es en la península.
Al norte de Haría subiremos hasta el Mirador del Río, desde el cual se obtienen unas vistas espectaculares de la isla vecina de La Graciosa. Es otra de las actividades que incluye el bono de atracciones, aunque en nuestro caso no la cogimos pues las hay las mismas vistas caminando por una carretera a la izquierda del aparcamiento gratuito que hay junto a las instalaciones. Nos gustó mucho también el paisaje de esta zona con el imponente volcán de la corona que veremos de camino al mirador.
Vistas de La Graciosa desde el Mirador del Río
Playa Caletón Blanco. Esta es una playa muy cercana al pueblo de Órzola, muy bonita y agradable por el contraste entre la arena blanca y las rocas que forman varias piscinas naturales. Nos decepcionó un poco que estuviera un tanto sucia, algo por otro lado lógico ya que no da a mar abierto y, por tanto, no se renueva el agua.
Excursión a La Graciosa. Si os sobra un día o medio día, un buen plan es hacer una escapadita para visitar la isla de La Graciosa, declarada octava isla canaria en 2018. Hay líneas de ferry desde el puerto de Órzola y el billete cuesta 26€ ida y vuelta para los no residentes y 6€ para los residentes. Si compráis los billetes con al menos un día de antelación hay un 20% de descuento. Podéis poner en el navegador Puerto Órzola y aparcar en los alrededores, hay unos cuantos aparcamientos públicos. El trayecto en ferry a La Graciosa dura aproximadamente 30 minutos. La última vuelta es a las 19:00 desde La Graciosa (Caleta de Sebo).
La isla no es muy grande y apenas viven unos 700 habitantes en ella. Una excursión típica por La Graciosa consiste en alquilar unas bicis en Caleta de Sebo y recorrer la isla y sus playas, en particular a la playa de las Conchas, la más bonita de la isla. También podéis hacer un tour en los llamados Taxi-Jeep que se ofrecen en Caleta de Sebo.
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