Sitges es una ciudad de unos 32.500 habitantes perteneciente a la provincia de Barcelona, a tan solo 35 kilómetros al sur de la capital siguiendo la línea de la costa. Tiene mucho ambiente internacional, entre sus habitantes hay muchísimos expats tanto españoles como del resto del mundo.
¿Cómo llegar a Sitges?
Si no disponéis de coche propio, en transporte público, la manera más rápida es el tren, ya que el trayecto solo dura media hora. Podéis ver los horarios en la web de Rodalies, poniendo como origen Barcelona-Sants y como destino Sitges.
Breve información de Sitges
Sitges es una ciudad conocida nacional e internacionalmente por tres cosas. La primera, su playa —hasta 19 playas tiene—. A los sitgetans o sitgetanos les encanta la playa, es habitual venir en familia y pasarse todo el día aquí tomando el sol, haciendo multitud de deportes acuáticos y simplemente pasar el rato hasta que se pone el sol.
La segunda cosa es la comunidad LGBTIQ+, ya que la de Sitges es una de las más importantes y activas de Europa. Ya desde las décadas de 1960 y 1970 se estableció como una referencia de tolerancia y refugio para la comunidad queer, época en la que España aún se encontraba en —o salía paulatinamente de— una dictadura franquista y la homosexualidad era perseguida. Por eso veréis bancos y sillas pintados con los colores del arcoíris en varios puntos de la ciudad. La fiesta local del orgullo LGBTIQ+ se llama Sitges Pride y tiene lugar a principios de junio, con una variedad de desfiles, espectáculos y actuaciones.
Y la tercera, por su Festival Internacional de Cine Fantástico, que se celebra desde 1968. En su momento fue el primer festival del mundo dedicado a este tipo de cine y actualmente se ha consolidado como uno de los más famosos de Europa.
¿Qué ver en Sitges?
Vamos ya con las cosas que ver. Lo más característico de Sitges es su paseo marítimo, llamado Passeig de la Ribera, delimitado por palmeras y un sinfín de terrazas donde sentarse a tomar algo y a disfrutar del buen tiempo. Al otro lado tenemos varias playas, una de ellas lleva el mismo nombre que el paseo: la Platja de la Ribera. Y en esta playa surgió una de las palabras más típicas españolas relacionadas con la playa: el chiringuito. Y es que en 1913 se instaló en esta playa un pequeño bar llamado “El Kiosket” donde, entre otras cosas, se servía café. En 1949, el periodista y escritor César González-Ruano, tras su viaje por Cuba, aprendió el término chiringo, que se refería a un chorrito de café filtrado con una tela o paño, y propuso al dueño rebautizar el local como “Chiringuito”. Con el paso del tiempo, la palabra se extendió y se empezó a usar para todos los bares de playa en la costa, pero el primer “chiringuito” como tal, está aquí, en Sitges, todavía con el mismo nombre: Chiringuito.
Siguiendo el paseo marítimo enseguida llegamos a ver a lo lejos, sobre una colina, la iglesia parroquial de Sant Bartomeu y Santa Tecla (Església de Sant Bartomeu i Santa Tecla), popularmente como “La Punta” por su ubicación. Con su fachada barroca y asimétrica con dos campanarios, es la estampa más reconocible de Sitges. Se construyó en el siglo XVII aunque se le añadieron elementos en varias ocasiones en épocas posteriores. Igualmente, antes que esta, hubo otras dos iglesias de estilos románico y gótico, respectivamente, en este mismo emplazamiento. Su interior está formado por tres naves y varios retablos. El acceso a su interior es gratuito.
Si bordeamos la iglesia por la izquierda, llegaremos a la plaza del Ayuntamiento, donde se alza el Ayuntamiento de Sitges (Ajuntament de Sitges - Casa de la Vila), un elegante edificio de estilo gótico catalán erigido en la década de 1880. Se encuentra justo en el lugar donde antiguamente hubo un castillo de la Edad Media, concretamente del siglo XI, alrededor del cual fue surgiendo y desarrollándose poco a poco la ciudad actual. De hecho, el nombre de Sitges proviene de la palabra en catalán sitja (en plural, sitges) que era el nombre de los depósitos bajo tierra donde se almacenaba el grano, lo que indica que en época medieval, aquí hubo un importante asentamiento y el almacenamiento de cereales jugaba un papel importante en la economía.
En la misma plaza del ayuntamiento tenemos también la Biblioteca Santiago Rusiñol, cuyo nombre recuerda al artista modernista catalán Santiago Rusiñol (1861-1931), conocido por sus pinturas, obras literarias y teatrales.
Si volviendo a la iglesia, la bordeamos por la derecha, llegaremos a uno de los rincones más bonitos de la ciudad: el Racó de la Calma, una encantadora plaza junto a edificios históricos donde se suelen poner músicos callejeros a amenizar el ambiente.
Uno de esos edificios históricos de la plaza es el Palacio de Maricel (Palau de Maricel), una obra modernista del ingeniero catalán Miquel Utrillo construida entre 1910 y 1918. Es un poco de estilo ecléctico, pues se usaron motivos arquitectónicos de distintos estilos y épocas: novecentista (el principal), gótico, barroco, medieval, oriental, etc. Toda su majestuosidad se la reserva para su interior, llena de decoraciones de cerámicas y azulejos de color azul. El azul es un color muy usado en la ciudad, ya que recuerda al mar Mediterráneo, tanto que se ha acunado el término de “blau Sitges” o “blauet” como un tono único de azul de Sitges que adorna algunas casas y los zócalos y marcos de las fachadas. En su interior destacan sus patios, sus fuentes, el Saló Blau, sus múltiples obras de arte y sus terrazas con vistas al mar. Solo se puede visitar por medio de una visita guiada de pago, disponibles en inglés, catalán y castellano, cuyos horarios podéis ver en esta página web.
Como curiosidad, justo al lado del Palau Maricel nace la callejuela más estrecha de la ciudad, llamada el Correló de la Rectorìa, por donde apenas cabe una persona.
Perteneciente al mismo conjunto museístico, pero en otro edificio separado, también se puede visitar el Museu del Cau Ferrat, fundado en 1893 por el artista Santiago Rusiñol, que lo usó como residencia, taller y lugar de conservación de sus obras. En 1933, tras su fallecimiento, esta casa pasó a funcionar como museo. Los horarios y precios los podéis ver en la web anterior del Palau de Maricel.
Al final de esta calle que va paralela al mar, podéis acercaros al Mirador de la Playa de San Sebastián, el mejor sitio para ver la Platja de Sant Sebastià, que debe su nombre a la cercana Ermita de San Sebastià. Como curiosidad, en 2009 hubo un hermanamiento entre la Playa de San Sebastián de Sitges y la famosa Playa de La Concha de San Sebastián, por eso en el paseo marítimo de Sitges frente a la playa se colocó un trozo de la barandilla original de La Concha.
Al otro lado de la plaza del ayuntamiento se encuentra el Mercado Viejo de Sitges (Mercat Vell de Sitges), edificio modernista de 1890. Es un edificio con mucha historia: comenzó funcionando como mercado municipal, y así estuvo durante un siglo, hasta que, a partir de la década de 1990, tras la apertura de otro mercado municipal en la calle Carrer de l'Hort Gran, se pasa a usar como lugar de exposiciones culturales. En 2010, Bacardí, la reconocida marca de ron cubano, alquila el recinto y monta un museo conocido como Casa Bacardí dedicado a la historia del ron y a la de su fundador, don Facundo Bacardí Massó, que nació en Sitges en 1813. En 2020, Bacardí devuelve su uso al ayuntamiento y retoma su actividad como centro de exposiciones culturales.
Llegados a este punto, lo mejor que podéis hacer es recorrer el centro histórico, perderos por sus calles estrechas y empedradas, con casas blancas y balcones con flores. Podéis pasar por rincones con encanto como el Palau del Rei Moro, un edificio del siglo XIV integrado en la muralla medieval que hoy funciona como sede de la Agrupació de Balls Populars de Sitges, o la Casa Bartomeu Carbonell, casa modernista construida entre 1913 y 1915 y diseñada por el arquitecto Ignasi Mas i Morell por encargo del importador de tejidos Bartomeu Carbonell i Mussons.
Para comer, un restaurante que nos recomendaron, con vistas al mar y especializado en arroces y fideuá, es el Vivero beach club.
Si os gusta el vino, también podéis acercaros al Centro de Interpretación de la Malvasía (Centre d'Interpretació de la Malvasia de Sitges), un centro cultural y museo sobre la Malvasía de Sitges, una variedad de uva blanca producida aquí para elaborar vinos locales. Organizan visitas al museo, catas y visitas a la viña urbana.
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