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Artículo actualizado en: 2024-08-24T16:07:07Z

Paraty

Paraty, también escrita Parati, es una ciudad de algo más de 45.000 habitantes que se encuentra al sur del estado de Rio de Janeiro, justo en la frontera con el estado de São Paulo.

Es una preciosa ciudad colonial, con un centro histórico perfectamente cuidado y decorado, donde los coches tienen prohibida la circulación. Por ello, en 1958, fue listado por el “Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional” (IPHAN) y, en 2019, por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, junto con Ilha Grande. 

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Calle típica de Paraty

Su relativa cercanía a Río de Janeiro y São Paulo hacen de Paraty un destino ideal para visitar en un fin de semana. Por cierto, nosotros nos quedamos en el hotel Villas de Paraty y nos gustó mucho. En cuanto a seguridad, no hay de qué preocuparse, es muy turística y el centro histórico es muy seguro, se puede pasear de noche sin problema.

    ¿Cómo llegar a Paraty?

    Si venimos desde Río de Janeiro en transporte público, la mejor opción es el autobús. La compañía que realiza este trayecto es Costa Verde Transportes. Los billetes se pueden comprar en su página web creándose una cuenta (lo que nosotros hicimos) o en la estación Terminal Rodoviário Novo Rio, que es desde donde salen los buses. Aunque los compres online, cuando llegues a la estación tendrás que ir al puesto de Costa Verde para que te den los tickets en papel, con los que puedas pasar los tornos de seguridad para acceder al bus. Teóricamente dura 4h45, aunque la realidad es que nos llevó 6h15 porque 1h30 se fue prácticamente en salir de Río de Janeiro del tráfico que había. El bus te deja en el Terminal Rodoviário de Paraty.

    Nosotros vinimos desde Río de Janeiro y luego fuimos a Ilha Grande. Para ir a Ilha Grande desde Paraty, hay que tomar un bus hasta la ciudad de Angra dos Reis y, desde ahí, un barco. Hay dos opciones para ir de Paraty hasta Angra dos Reis:
    • Con el autobús de Costa Verde. En teoría, este trayecto no se ofrece, es decir, si vas a su página web, no existe la opción de ir de Paraty a Angra dos Reis. Sin embargo, casi todos los trayectos Paraty – Rio de Janeiro paran en Angra dos Reis, por tanto, se puede comprar un billete completo Paraty – Rio de Janeiro y bajarnos en Angra dos Reis. Lo mejor es comprarlos, no online, sino en la Bilheteria que tienen en la estación de Paraty (Terminal Rodoviário de Paraty), para asegurarte de comprar el bus que pare en Angra dos Reis, pues no todos paran. Es un poco caro, pues pagas un trayecto mucho más largo, pero ganas en comodidad. Dura unas 2 horas.
    • Con el autobús de Colitur. Este es un autobús de línea, como el de cualquier ciudad. Es la opción más barata, pero también la más lenta pues va haciendo bastantes paradas entre medias. En su página web tenéis los horarios, aunque es mejor confirmarlos en la estación de Paraty, pues no siempre se cumplen. Los tickets solamente se pueden comprar en la estación.
    Ambos autobuses te dejan en la Rodoviária de Angra dos Reis. De ahí son unos 20 minutos andando hasta la estación donde salen los barcos, que es Estação Santa Luzia.

    También está la opción más cara pero cómoda, que es el transporte privado, tanto para venir de o ir a Río como para Angra dos Reis. En Paraty veréis varias agencias que ofrecen esta opción, una de las típicas es Paraty Tours, les podéis escribir preguntando precios.

    Breve historia de Paraty

    Para disfrutar y entender la visita a la ciudad, es preciso saber brevemente qué aconteció en Paraty en los siglos anteriores.

    Esta zona donde actualmente se halla Paraty, estuvo originalmente habitada por la tribu india de los Guaianás, quienes encontraron en este lugar unas condiciones de vida muy buenas, gracias a la cercanía de la selva y el mar. Los Guaianá crearon varios caminos para unir su asentamiento con valles y montañas de la región, tanto en dirección a Río de Janeiro como en dirección São Paulo. Además de los Guaianás, más adelante vendría también la tribu de los tupi, quienes procedían de la Amazonia y de Río de Janeiro. Parati es una palabra indígena que significa “pez blanco en abundancia” dada la gran cantidad de peces que había.

    No está claro cuándo llegaron los europeos exactamente, debió ser entre 1540 y 1560 y la primera villa donde se establecieron fue en la colina Morro do Forte, donde actualmente está el Museu Forte Defensor Perpétuo, mientras que los Guaianás estaban a orillas del mar. En torno a 1640 el asentamiento de la colina se bajó a lo que hoy es el centro histórico. Para acceder a esa petición de los colonos, se establecieron dos condiciones: que los indígenas fueran respetados y que los portugueses se comprometieran a construir una iglesia en honor a Nossa Senhora dos Remédios. La parte de la iglesia la cumplieron, construyeron la iglesia, aunque tuvo que ser reconstruida dos veces, la última es la que podemos ver actualmente, la Igreja da Matriz de Nossa Senhora dos Remédios. La parte de respetar a los indígenas…no. Se dieron cuenta de que los indígenas tenían rituales donde se comían corazones humanos, entre otras cosas, y decidieron exterminarlos acusándolos de caníbales. Los pocos que sobrevivieron huyeron hacia las montañas.

    En 1677, esta comunidad o asentamiento obtuvo la categoría de villa, bajo el nombre de Vila de Nossa Senhora dos Remédios de Paraty, en referencia a la nueva iglesia; y mucho más adelante, en 1844, pasó de villa a ciudad.

    Con el descubrimiento del oro en el estado de Minas Gerais a finales del siglo XVII, principalmente de ciudades como Ouro Preto y Ouro Branco y alrededores, se estableció el camino creado por los indígenas como la vía para llevar el oro y piedras preciosas desde Minas Gerais a Paraty y, de ahí, en barco hasta Río de Janeiro, para luego llevarlo a Lisboa. Este camino, ahora bien pavimentado, se le llamó el Camino del Oro (Caminho do Ouro) y Paraty se convirtió en el segundo puerto más importante de la colonia.

    Debido al riesgo que suponía transportar el oro por barco, debido a los ataques piratas y posibles naufragios, el Camino del Oro, posteriormente llamado Camino Antiguo (Caminho Velho), fue sustituido en 1707 por el Camino Nuevo (Caminho Novo), mucho más seguro y rápido. Esto redujo el tráfico que pasaba por la ciudad y tuvo un impacto económico negativo. No obstante, el camino (y otros cercanos) se utilizaron para el transporte de caña de azúcar y, más adelante, de café, procedente del valle del Paraíba, y también de esclavos, por supuesto. En 1864, con la introducción del ferrocarril que comunicaba Río de Janeiro y São Paulo, el camino dejó de ser necesario y Paraty cayó en un periodo de decadencia y aislamiento. A todo esto se sumó la abolición de la esclavitud en 1888, después de la cual la población pasó de 16.000 habitantes a apenas 600.

    Realmente, gracias a ese abandono, la arquitectura urbana del centro histórico se ha mantenido prácticamente intacta. Luego, poco a poco, la gente empezó a poblarla ya que las casas estaban muy baratas. Y así hasta llegar al estado turístico actual, donde tan solo el 20% de las casas del centro son residenciales, el resto son comercios y viviendas vacacionales.

    ¿Qué ver en Paraty?

    Vamos ya con lo que ver en la encantadora Paraty, que a nosotros se nos dio un aire a con cierto aire a Mogán (Gran Canaria). El casco antiguo se ve tranquilamente en una mañana, y la tarde se puede dedicar a subir al fuerte o relajarse en la playa. Una de las opciones más populares de visitar la ciudad es mediante un free tour, normalmente son a diario a las 10:30, en portugués e inglés, y duran una hora y media. Nosotros hicimos el de portugués y, más o menos, se entendió bien.

    Comenzamos el recorrido por la ciudad por la Praça da Matriz, una de las plazas principales de la ciudad y lugar donde comienzan los free tours. Antiguamente un cementerio, hoy en día plaza, aquí se encuentra la Igreja da Matriz de Nossa Senhora dos Remédios que hemos mencionado anteriormente en la parte de la historia. El primer edificio era una capilla que se erigió en 1646 al otro lado de la plaza; en 1668 se demolió y se construyó una nueva, en piedra. Con el crecimiento de la ciudad gracias al paso del oro desde Minas Gerais, se decidió construir una nueva iglesia más amplia en la ubicación actual. Es decir, esta es la tercera (y definitiva) iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Remedios (Nossa Senhora dos Remédios), la patrona de la ciudad. Esta última fue muy costosa económicamente para los habitantes y tuvo que ser parada varias veces. Se inauguró en 1873, la idea era replicar el diseño original, sin embargo, nunca se llegó a completar, tal y como se puede apreciar en las torres, que están sin terminar. Se construyó en estilo neoclásico sobre cimientos de palos de madera anclados al suelo, como en Venecia, ya que el terreno no es muy consistente; de hecho, se ve como está levemente inclinada, a la derecha tiene un rodapié pequeño y a la izquierda no. Su interior se distribuye en una nave principal y dos laterales, con un total de 7 altares. Se cree que tiene varias referencias a la masonería, como la forma piramidal de los altares o la numerología en cuanto al número de altares y de eslabones que tiene cada altar. La iglesia está abierta al público de miércoles a domingo, de 9:00 a 11:00 y de 13:30 a 16:00 horas y su acceso es gratuito.

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    Praça da Matriz con la iglesia de fondo

    Vamos ahora al otro lado de la plaza, donde se encuentra la Pousada da Marquesa, para ver las casas de dos pisos (llamadas sobrados) típicamente paratienses. Nos fijamos en el edificio que hace esquina, blanco y amarillo. Se pueden apreciar detalles como los cuernos metálicos que hay encima de las puertas, que sirven para drenar el agua de los balcones cuando llueve. También vemos los diseños con esas figuras geométricas que hay en las columnas, nuevamente convicción de que son símbolos masónicos pues, al parecer, muchos de los portugueses que acabaron en Paraty y que se encargaron de la arquitectura de la ciudad eran masónicos. Obviamente no está probado, es solo una creencia. También llaman la atención las estructuras metálicas del segundo piso, decorados con piñas, símbolo de prosperidad y riqueza, es decir, las tienen aquellas que eran habitadas por nobles y gente poderosa; hay varias por la ciudad, aunque hay que fijarse bien, algunos son más sutiles. También veremos que hay casas con ventanas de vidrio (llamadas en forma de guillotina) y lo curioso es que están por fuera. Esto era una moda procedente de Francia, que imitaron los portugueses, y que tenía como objetivo ostentar, pues era muy caro traer este material desde Europa. Otra historia curiosa es la de la canoa que hay en el interior de la casa de las piñas y que se puede ver desde fuera. Es la canoa de un señor que cruzó el océano desde Guinea a Brasil, llegó a Paraty y decidió comprar esta casa y colgar ahí la barca, y así se ha mantenido.

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    Fachadas de las casas de Paraty

    Las fachadas que dan a la plaza principal eran estrechas porque se pagaban impuestos por metros de fachada principal, sin embargo, veréis que hacia el fondo son enormes. También nos habremos dado cuenta de lo incómodo que es caminar por el suelo empedrado de las calles de Paraty, que recibe el nombre de pé-de-moleque. Este fue construido piedra a piedra por esclavos africanos, los hombres traían las piedras y arena y los niños lo aplanaban, de ahí el nombre pé-de-moleque, que significa pie de niño, quienes presionaban las piedras con los pies para allanar el camino. Y originalmente era mucho peor, ahora está un poco más llano por el paso de carros de caballos durante muchos años. Así que ya sabéis, venid con zapatillas deportivas y calzado cómodo, nada de tacones ni cosas por el estilo. Desgraciadamente, aquellas personas que vayan en silla de ruedas lo van a tener muy complicado, pero bueno, paciencia, lo bueno es que no hay coches, así que no hay prisa.

    Tomamos la calle con la que hace esquina la casa de las piñas, Rua da Capela. A mano derecha, antes de llegar al mar, está el antiguo cementerio, en uso hasta 1900. Seguimos hacia el final, hasta ver el mar. Aquí está la Igreja de Nossa Senhora das Dores, iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en español. Primeramente, se erigió una capilla entre 1800 y 1820 por petición de la aristocracia portuguesa. A partir de 1865, con la decadencia de la ciudad, la capilla se abandonó hasta 1901 que fue reformada y apodada Capilla de los Dolores (Capela das Dores).

    Un dato curioso es que se planeó que tuviera dos torres, aunque solo se terminó una por falta de fondos. No obstante, sucede muy a menudo que en Brasil se ven muchas iglesias con solo una torre. Usualmente datan de la época del barroco en Brasil, y es que cuenta la leyenda que gobierno portugués cobraba impuestos una vez las construcciones estuvieran finalizadas. Entonces todos los planos para las iglesias constaban de dos torres, pero luego en la realidad solo construían una, de tal manera que el gobierno colonial no podía dictaminar que estuviera completo y aplicar los impuestos correspondientes. Si bien puede que esto se cumpliera alguna vez, en la mayoría de los casos si no se finalizaba la iglesia era por falta de fondos, como en esta Igreja de Nossa Senhora das Dores. La historia de los impuestos se queda en el limbo entre leyenda o situación verdaderamente excepcional.

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    Igreja de Nossa Senhora das Dores

    La ubicación de esta iglesia no es casualidad. Y es que en 1703 se construyeron 7 fuertes para proteger la ciudad, y los fuertes estaban conectados por muros. Por otro lado, todas las iglesias se construyeron en puntos estratégicos y siempre mirando al mar, por si venían atracadores estuvieran preparadas. En realidad a Paraty no llegaron nunca piratas porque era zona de aguas poco profundas. Los piratas solían ir en grandes embarcaciones y estas se quedaban en Ilha Grande. El oro procedente de Minas Gerais salía de Paraty en pequeñas embarcaciones con destino a Ilha Grande, donde se pasaba a barcos de mayor tamaño. Y es allí donde se producían los ataques piratas, pero no aquí.

    Continuamos por la derecha, calle Rua Fresca, en dirección contraria a la playa. La ciudad está a tan solo 5 metros sobre el nivel del mar, en un terreno delimitado por los ríos Perequê Açu y Mateus Nunes, por lo que es habitual que se inunde con marea alta y con fuertes lluvias. El salitre del agua va desgastando las casas, aunque, por otro lado, deja estampas muy bonitas jugando con el reflejo del agua, aunque solo sea en un simple charco.

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    Casas de Paraty reflejadas en el agua

    Nos paramos en el 229 de esta calle para ver la Casa do Principe (también llamada Sobrado do Principe), perteneciente a la familia imperial Orléans-Bragança. Si bien la casa data de 1850, João Maria de Orléans-Braganza (1916-2005), nieto de Isabel de Brasil (la que abolió la esclavitud en Brasil en 1888) y gran nieto del emperador Pedro II de Brasil, se estableció aquí en la década de 1960 para retirarse, hasta que falleció en 2005. Después fue habitada por su hijo, João Henrique de Orléans e Bragança. Como curiosidad, es la única casa que mira al mar. Se puede ver por fuera pero no entrar, no es una atracción turística.

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    Casa do Principe João Maria de Orléans-Braganza

    Pasada la casa giramos a la derecha, por la Rua Dr. Samuel Costa. Esta es un ejemplo de calle inclinada para tirar los excrementos desde las casas y que acabaran en el mar. También son curiosos los agujeritos que hay en las aceras en prácticamente todas las calles, sobre todo en las más cercanas al agua. Estos son las casas de unos pequeños cangrejos que viven en Paraty.

    Giramos a la izquierda por la Rua Doutor Pereira y nos paramos en el número 211, que es donde está la Casa de las Piñas (Solar dos Abacaxis), el ejemplo más clásico de arquitectura de Paraty. Tiene pequeños balcones con barandillas de hierro y lámparas decoradas con piñas, de ahí el nombre de la casa. Asimismo, se pueden ver los cuernos metálicos de desagüe de los balcones que ya vimos anteriormente y los decorados verticales masónicos con figuras geométricas en las columnas. El terreno de esta casa fue comprado por un señor holandés y buscó en fotos antiguas cómo era la casa para reconstruirla igual. Curiosamente, vio que la casa original tenía muchas puertas arriba, pero él no necesitaba tantas, por eso algunas simplemente las pintó, es decir, son falsas, parecen puertas, pero en realidad son pinturas, fijaos. Lo mismo sucede en la parte de abajo a la derecha, el solar de al lado pero que también le pertenecía; tiene dos puertas azules que, en realidad, es una gran portada de garaje, pues hace unas décadas la gente se movía en carros de caballos y necesitaban garajes para guardarlos. No aquí, pero en otras casas veréis anillas junto a las puertas que se usaban para atar a los caballos.

    Y es que desde que Paraty es patrimonio histórico y artístico nacional, la ciudad está obligada a preservar las fachadas, están protegidas. El interior ya es libre de cada propietario.

    Este cruce es otro ejemplo con detalles masones. Y es que en Paraty hay pilares de piedra tallada en las esquinas de las casas, de manera aleatoria, pero siempre se colocan en 3 casas, de tal manera que se forma un triángulo (representa la libertad, igualdad y fraternidad), símbolo habitual en la masonería. Este cruce de calles es un ejemplo, pues solamente 3 de las 4 esquinas tienen esos pilares en las partes bajas de las esquinas.

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    Cruce de calles con la Casa de las Piñas a la izquierda

    Avanzamos hasta el número 139 de la calle donde hay otra casa especialmente bonita. Ahí giramos a la derecha, por la Rua da Lapa. En ese primer edificio que hace esquina, con las puertas azules nos paramos. Aquí se ve muy bien en los rodapiés las marcas de agua de cuando sube la marea o hay fuertes lluvias. La última gran inundación fue en abril de 2022. Si nos fijamos, las marcas de agua están por encima del escalón, lo que significaría que el agua se pasaría al interior de la vivienda, pero no es así. Las casas de aquí están, la mayoría, preparadas para esto y tienen una escalera a la entrada, nada más abrir la puerta, para evitar que se inunde el suelo.

    Antes, estos inmuebles eran principalmente locales comerciales, por eso tenían solo puertas y no ventanas. Sin embargo, en el siglo XX, los propietarios querían transformarlos en viviendas, poner ventanas y quitar algunas puertas, pero quisieron respetar el diseño original de la fachada. Y ya con la protección de las fachadas tras la designación de Patrimonio de la Humanidad, el exterior de las viviendas no se puede cambiar. Así que la práctica habitual era tapiar la parte de debajo de la puerta y dejar la de arriba a modo de ventana, manteniendo el marco de la puerta. Por eso se ven muchos marcos de puertas, algunas de ellas son falsas (solo pintura) y otras son ventanas en vez de puertas.

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    Arquitectura de Paraty: puertas reales y puertas tapiadas transformadas en ventanas

    Giramos ahora a la izquierda, por Rua Dona Geralda, una calle preciosa que nos lleva hasta la plaza Largo de Santa Rita, lo que antiguamente era el puerto. Aquí encontramos la Igreja Santa Rita, hoy en día convertida en el Museu Arte Sacra, con imágenes de las iglesias originales de Paraty. La iglesia se erigió en 1722, lo que la convierte en la más antigua de Paraty, después de que otras anteriores como la Igreja da Matriz de Nossa Senhora dos Remédios fuera demolida y reconstruida. Su estilo es barroco, pero nada recargado ni ornamentado como el de otras iglesias, sino más suave. A su izquierda hay un pequeño edificio que era un antiguo cementerio –ya hemos visto que siempre al lado de las iglesias ponían un cementerio–. Una de las fiestas más importantes de la ciudad es la que se celebra anualmente en esta plaza es la Festa de Santa Rita, con diversas procesiones, misas y eventos.

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    Igreja Santa Rita

    De esta plaza sale una calle perpendicular llamada Rua do fogo especialmente bonita por sus plantas y flores que decoran la hilera de casas de colores. Esta era muy conocida en el pasado porque las chicas de la ciudad salían a escondidas de las casas para encontrarse con sus novios o para conocer marineros, pero no eran prostitutas, el área de prostitutas –tan habitual en las ciudades portuarias– estaba en otra zona.

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    Rua do fogo

    Al final de esa calle vamos a la izquierda hasta llegar a la Rua do Comércio (también llamada Rua Tenente Francisco Antônio). Ahí hay otra casa famosa, el Sobrado dos Bonecos, la Casa de las Cinco Muñecas Desaparecidas. Es una vivienda de lujo del siglo XIX, se la distingue por las tejas típicas portuguesas de color blanco con motivos azules, sus marcos de puertas de piedra y las barandillas de los balcones de hierro. Antiguamente tenía cinco soportes con cinco muñecas de porcelana portuguesa, pero una fue destruida por un rayo y el propietario decidió quitar definitivamente las otras cuatro.

    Por último, continuando por la Rua do Comércio, vamos a acercarnos a ver la Igreja de Nossa Senhora do Rosário e São Benedito, de 1725. En el siglo XVIII, en la época del Brasil colonial, las iglesias se dividían por clases sociales, que en aquellos tiempos era el color de la piel: blancos, mulatos y negros. Pues esta es la iglesia que pertenecía a los esclavos negros provenientes de África. Tiene un estilo colonial por fuera y barroco por dentro, típico de Paraty.

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    Rua Doutor Samuel Costa con la Igreja de Nossa Senhora do Rosário e São Benedito al fondo

    Con esto terminamos el recorrido por el casco antiguo de Paraty. Por supuesto, es tan bonito que merece la pena pasear un poco más y perderse por cualquier calle. Incluso, si tenéis ocasión, haced noche allí y disfrutad de las calles iluminadas, es otro placer para la vista. Suele haber mucho ambiente, todos los bares abren hasta media noche más o menos, y algunos tienen música en directo (que luego cobrarán al cliente con una tasa suplementaria). 

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    Paraty de noche

    Para por la tarde o para por la mañana si queremos madrugar, recomendamos caminar hasta el Fuerte. La subida al fuerte se inicia junto a la Praia do Pontal, la playa urbana de Paraty, que está bien para tomar algo en un chiringuito, pero no para bañarse, por polución. De ahí parte una carretera de subida y, a los pocos metros, sube un sendero hacia la derecha a través del Bosque Atlántico, con carteles informativos sobre los distintos árboles que encontramos en estos bosques. En apenas 15-20 minutos llegamos al Museu Forte Defensor Perpétuo. El Fuerte se encuentra en una explanada con una serie de cañones de la época colonial (que nunca se llegaron a usar, por cierto) y unas vistas al mar preciosas. En el interior del fuerte (el edificio blanco) hay una breve exposición en portugués e inglés sobre cómo se formó Paraty, así como de su cultura, tradiciones y vida cotidiana.

    El edificio donde se encuentra el museo data de 1793, construyéndose en el lugar del primer asentamiento de la ciudad de Paraty. El objetivo de construir aquí una fortaleza era para proteger el Camino del Oro y la industria azucarera, tan importante en aquella época para Paraty. De los siete fuertes que tenía Paraty en esa época, este es el único que queda en pie. Tuvo un breve periodo de abandono, coincidiendo con el declive de la ciudad, pero fue reconstruido a mediados del siglo XIX para ser usado por el ejército. Ya en la década de 1970, fue rehabilitado y abierto al público como museo. Esta abierto diariamente de 8:30 a 12:00 y de 14:00 a 17:30, a excepción de los martes, que está cerrado.

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    Museu Forte Defensor Perpétuo

    Se puede ir por detrás del fuerte, por la izquierda. Entre los árboles se ve la Praia do Jabaquara, otra de las playas de Paraty, y otro edificio pequeño, que era la casa donde vivía la gente pobre que trabajaba para el fuerte. La pena es que no se ve la propia ciudad de Paraty desde la colina, antiguamente se podía pero los árboles y la vegetación ha crecido mucho y, estando protegido por ley, no se pueden talar para abrir un mirador.

    ¿Qué comer en Paraty?

    La comida que encontramos en Paraty es básicamente la misma que podemos encontrar en Río de Janeiro, comida nacional pero nada en particular único de aquí, más allá de las cachaças, pues es una región rica en cultivos de caña de azúcar. 

    Pero por lo que sí es famoso Paraty es por sus dulces (doces de Paraty). Por la tarde noche es habitual ver por las calles carritos con pastelitos variados, pero no hechos en un puesto ambulante de mala manera sino por pasteleros profesionales. Los hay de todos los tipos como las clásicas cocadas (tiras de coco con azúcar y leche condensada), quebra-queixo (como cocada pero mucho más duras y crujientes), rapaduras (dulces de caña de azúcar), quindins (flanes de yema de huevo), cuscuz de tapioca (dulce de tapioca, coco rallado, leche condensada y azúcar) o brigadeiros (bombones o trufas de chocolate), así como de sabores para todos los gustos (tapioca, chocolate, banana, maracujá, etc.). Suelen tener un precio de 12 reales por porción.

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    Carritos ambulantes de dulces por las calles de Paraty

    En cuanto a locales fijos, sí queremos recomendar la Padaria Esperança para tomar un tentempié o algo para llevar, una panadería que tiene buenos bollos, tanto salados tipo pão de queijo y coixinhas, como dulces.

    Excursiones desde Paraty

    Si solo deseas ver la ciudad de Paraty, basta con quedarse uno o dos días, pero sí decides quedarte más días, es una excelente oportunidad para explorar la naturaleza del Bosque Atlántico (Atlantic Forest), el bosque de esta zona. En este enlace podéis coger alguna idea. Estas son algunas de las caminatas típicas:

    Piscinas naturais do cachadaço. Hay que tomar un bus de Paraty a Trindade de la empresa Colitur (concretamente la línea L25, tiene salidas cada hora y dura 45 minutos de trayecto aprox). Y luego un paseo de media hora hasta Piscinas naturais do cachadaço (también llamadas Caixa D’Aço). Es una caminata tranquila y pasa por las principales atracciones del pueblo de Trindade, como la Praia do Meio y la Praia do Cachadaço. La isla de Trindade y el monumento natural Pedra Cabeça do Índio, que divide los estados de São Paulo y Río de Janeiro, también se pueden ver a lo largo del camino o incluso llegar hasta él caminando unos metros más. Aquí podéis ver el recorrido detalladamente.

    Praia do Sono. la caminata para llegar a esta playa empieza en el pueblo Laranjeiras (Paraty, no el barrio de Rio de Janeiro). Hay que tomar un autobús desde Paraty con la compañía de autobuses Colitur (línea 1040 - Paraty x Laranjeiras). El sendero tiene unos 3 kilómetros, principalmente de subida, que te lleva hasta un mirador desde donde se ve la playa, y luego ya puedes bajar. Si no te has cansado de la caminata hasta Praia do Sono, es posible seguir hasta la Praia de Antigos, otra playa preciosa aislada del mundo y rodeada de vegetación.

    Trilha do Ouro. Y aquí una caminata por si no queréis nada de playa. Esta discurre por la llamada Ruta del Oro, la carretera construida por indígenas que unía Paraty con el estado de Minas Gerais, para el transporte del oro hasta el puerto, que estaba en Paraty. Una parte de dicha carretera se rehabilitó y es apta para todos públicos. A esta no se puede llegar en transporte público, hay que ir con un tour, por ejemplo, la agencia de Paraty Tours la ofrece.

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