Artículo actualizado en: 2024-07-01T18:31:54Z

Siracusa

Siracusa es una ciudad de unos 115.000 habitantes localizada al sureste de la isla de Sicilia. Fue el mayor asentamiento griego en territorio siciliano y llegó a ser una de las polis griegas más importantes en aquella época. Hoy en día es visitada por sus yacimientos arqueológicos, su arquitectura y su gastronomía.

Como decíamos, la ciudad se fundó como colonia griega en torno al 734 a.C. En esta etapa hay que mencionar a Dionisio I de Siracusa, tirano que gobernó Siracusa durante el siglo IV a.C. y, con el cual, la ciudad progresó significativamente. También hay que hablar del célebre físico y matemático griego Arquímedes, nacido aquí en Siracusa en el 287 a.C. De colonia pasó pronto a ser una próspera polis griega, controladora de gran parte de Sicilia. Desde el 212 a.C. estuvo bajo dominio romano hasta la Caída del Imperio Romano de Occidente, cuando pasó al Imperio Bizantino. Más tarde, en el 878 d.C., fue conquistada por los árabes, quienes destruyeron gran parte de la ciudad a su paso. En 1038 fue reconquistada por los bizantinos aunque duraría poco, pues en 1043 acabó en manos de los alemanes de Hohenstaufen. En 1085 llegaron los normandos, y en el siglo XIII los aragoneses, y Siracusa ya siguió el mismo curso de la historia que el resto de Sicilia. En nuestro artículo de Palermo podéis leer un poco más detallada la historia de la región.

¿Cómo llegar a Siracusa?

La ciudad de Siracusa tiene dos partes: por un lado Siracusa como tal y, por otro, la Ortigia, una pequeña isla unida por puentes donde se encuentran la mayor parte de atractivos turísticos.

Si venís en coche, aparcar en Ortigia no es tarea fácil. La mejor opción es el “Parcheggio Talete”, una serie de aparcamientos cubiertos, uno a continuación de otro. Si el primero está lleno, continuad unos metros más adelante que, enseguida, veréis otra entrada. El precio es de 1,5€/hora. También por las inmediaciones hay zonas azules (strisce blu), donde podéis aparcar y pagar con la aplicación EasyPark, obligatoria en vuestro viaje por Sicilia si os vais a mover en coche de alquiler.

Si venís en transporte público podéis hacer uso del tren, cuyos horarios y conexiones podéis encontrar en Trenitalia, o en autobús con la compañía Interbus, quien tiene buses directos con el Aeropuerto de Catania, por ejemplo.

¿Qué ver en Siracusa?

Siracusa tiene dos núcleos de puntos de interés, el yacimiento arqueológico, ubicado en Siracusa, y la isla de Ortigia.

Comenzamos por el Parque Arqueológico Neapolis (Parco Archeologico Neapolis). La entrada es cara, pero lo cierto es que en el recinto tenemos una grata variedad de cosas. Por un lado, restos arqueológicos grecorromanos y, por otro, las latomías, que son unas enormes cuevas de las que hablaremos más adelante, algo poco habitual y distinto a lo que se visita en el resto de Sicilia.

La visita comienza por el Altar a Hierón II (Ara di Ierone II), un gigantesco altar dedicado a Zeus mandado construir por el gobernante tirano griego Hierón II en el siglo III a.C. Hoy en día no queda nada en pie, apenas los cimientos, pero sí se puede apreciar las colosales dimensiones de este: 198 metros de largo por 22,8 de ancho, lo que lo convierte en el altar más grande, descubierto/conocido, del mundo antiguo. Era un lugar donde se llevaban a cabo sacrificios, de hecho, se cree que pudo albergar sacrificios de más de 450 bueyes al mismo tiempo, lo cual explicaría por qué construyeron algo tan grande.

Después, a mano derecha, seguiremos un sendero rodeado de exuberante vegetación que nos adentrará en las Latomias (Latomie del Paradiso). Estas latomías eran profundas canteras de piedra caliza que, en la antigüedad, eran creadas y trabajadas a mano por prisioneros de guerra capturados por los temibles tiranos que gobernaban Siracusa. El sendero nos llevará por algunas de estas cuevas. Es curioso ver la cantidad de plantas que crecen del techo por el agua en forma de goteras que se filtra por las rocas y hacen que nazcan así.

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Latomie del Paradiso

Parte de la Latomie del Paradiso es la siguiente cueva, la llamada Oreja de Dionisio (Orecchio di Dionisio), característica por su gran eco. Seguramente veáis a gente cantar para comprobarlo. Estas extraordinarias propiedades acústicas eran aprovechadas por el tirano Dionisio para escuchar a escondidas las conversaciones de sus prisioneros, según se imaginó el pintor Caravaggio, el que acuñó el nombre acorde a esta historia que él pensó durante una visita a Siracusa en 1608 y a la forma de la entrada de la cueva.

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Entrada a la Oreja de Dionisio a la izquierda

Salimos de las canteras y subimos a la parte alta, donde está situado el teatro griego (Teatro Greco), uno de los más grandes cuando se construyó (238 - 215 a.C.), con capacidad para 16.000 personas. Con forma semicircular, está estructurado en tres partes: la cávea (las gradas), la orquesta y el escenario. La cávea, asimismo, está atravesada por una diazoma, que es el pasillo que dividía los sectores de asientos. Desgraciadamente, como el teatro se utiliza para espectáculos contemporáneos, actualmente está cubierto casi por completo con un graderío de madera, lo cual hace que desluzca un poco, a nuestro juicio. En su defensa, hay que decir, que el lugar es idílico, en una zona elevada y con vistas al mar.

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Teatro griego de Siracusa

Aunque el teatro es lo más famoso del recinto, a nosotros nos gustó más el Anfiteatro Romano, pues está menos manipulado por el hombre. Se erigió durante la época del Imperio Romano, concretamente entre los siglos III-IV d.C. y en él se podía ver diversos espectáculos como carreras de caballos y luchas de gladiadores. Presentaba una forma elíptica, de diámetros 140 por 119 metros. Por dimensiones fue el tercer anfiteatro romano más grande del Imperio Romano, tras el Coliseo de Roma y el Arena de Verona. Además, tiene algunas distinciones con el resto; por ejemplo, se amoldó al terreno existente y se excavó, en parte, en la propia roca, tanto en la parte del suelo como en una parte lateral. Después de muchas guerras e ir y venir de pueblos durante su historia, el anfiteatro quedó en ruinas. Gran parte de culpa tuvieron los españoles, quienes, en el siglo XVI, destruyeron por completo la parte elevada y, por ello, hoy solo queda el primer anillo. En 1839 se descubrió y se comenzaron las tareas arqueológicas.

Otro dato, tanto en el anfiteatro como en otros sitios del parque, por ejemplo, en las latomías, encontramos esculturas del artista polaco Igor Mitoraj (1944-2014), quien realiza obras modernas en estilo clásico que encajan a la perfección con el entorno. Este mismo escultor tiene otra obra similar en Agrigento.

Con esto terminamos la visita al parque arqueológico, que nos llevó algo más de una hora. Los tickets se pueden comprar en las taquillas de la entrada, los precios y horarios, los podéis ver en su página web, las audioguías tienen un precio de 5€. Por cierto, el primer domingo de cada mes se accede gratuitamente. Se puede aparcar en zona azul en las calles de la zona, y hay algún parking también. También podéis subir en autobús público desde Ortigia, hay varias líneas (101, 103, 104 y 105) que cubren este trayecto.

Fuera del parque arqueológico pero muy cerca del mismo hay otra serie de cuevas llamada Necrópolis de Grotticelle, donde se dice que está la Tumba de Arquímedes. No se puede visitar por dentro pero sí ver desde fuera, el que tenga interés. Como curiosidad, en la película Indiana Jones y el dial del destino, los protagonistas buscan la tumba de Arquímedes y el escenario de esta es representado por la Oreja de Dionisio que vimos anteriormente.

Ahora tomamos el coche y vamos a Ortigia. Aparcamos en el “Parcheggio Talete” y nos dispusimos a ver la isla.

¿Qué ver en la isla de Ortigia?

Comenzaremos por el Mercato di Ortigia, un bullicioso mercado puramente siciliano, similar a otros que hay por otras ciudades de la región. Hay, cómo no, una parte de pescadería, puestos de frutas y verduras, especias y algunos con comida callejera ya preparada para comer. Famosos son, por ejemplo, los bocadillos del local Caseificio Borderi, siempre muy concurrido.

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Mercado de Ortigia

Ahora nos movemos al Tempio di Apollo, el templo más antiguo conocido en Sicilia, erigido por los griegos en el siglo VI a.C. Más tarde, los bizantinos lo usaron como iglesia y los árabes como mezquita. Posteriormente, volvió a reconstruirse como iglesia, conocida como la Basílica de San Salvador. Tras mucho tiempo semi enterrado, el templo se descubrió en 1860 y la excavación arqueológica se llevó a cabo entre 1939 y 1942. Es cierto que no queda mucho en pie, pero lo poco que queda sirvió a los historiadores para poder reconstruir el pasado. Originalmente el templo medía 58,1 metros de largo por 24,5 metros de ancho, con una serie de columnas por los cuatro lados, algunas de las cuales aún se conservan, parcialmente. Detrás de esas columnas también se conserva parte del muro que conformó la pared de la iglesia. El templo se encuentra al aire libre y se puede ver gratuitamente.

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Tempio di Apollo en Ortigia

A partir de aquí entraremos en el laberinto de calles estrechas preciosas y rincones ocultos que es la isla de Ortigia. Cada calle tiene una historia, incluso antes eran zonas distintas, aunque ahora parezca todo un mismo barrio. Por ejemplo, la Via Cavour era antes la zona de artesanos, especialmente de zapateros, y la zona entre Via della Giudecca y Via Larga era la antigua judería. No tengáis prisa, disfrutad del paseo y perdeos por estas callejuelas, llenas de tiendas de artesanías y restaurantes.

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Una de las calles de Ortigia

La siguiente parada es la Piazza Archimede, en honor al personaje más célebre que ha dado Siracusa, el matemático Arquímedes. Presidiendo la plaza se halla la Fontana di Diana, construida en estilo Art Nouveau en 1907 por Giulio Moschetti y, alrededor, varios palacios de los siglos XIV y XV, y un par de cafés restaurantes.

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Piazza Archimede

Proseguimos hasta llegar a la plaza principal de la ciudad, la Piazza del Duomo, una de las más bonitas de Sicilia, donde se encuentra la Cattedrale metropolitana della Natività di Maria Santissima. La catedral, vista desde fuera, es un ejemplo más de arquitectura barroca. Sin embargo, su interior esconde una sorpresa. Esta iglesia se construyó sobre un antiguo templo griego y hoy en día ambas construcciones forman una sinergia, están perfectamente integrados. El templo original, llamado Templo de Atenea, data del 580 a.C. y constaba de 6 columnas dóricas en el lado corto y 14 en el largo, algunas de ellas aún se conservan. En el siglo VII se construyó un templo cristiano encima de él, aprovechando las columnas existentes para la nueva estructura, las cuales se pueden ver tanto dentro como desde fuera. En el 878 se convirtió en una mezquita durante la época de dominación árabe y volvió a ser iglesia cuando llegaron los normandos en el 1085. La fachada barroca y parte exterior data de la renovación que se llevó a cabo entre 1725 y 1753 tras el terremoto de Sicilia de 1693. El precio de entrada es de 2€ y el horario es de 8.00-18.30 diariamente.

Además de la catedral, en la Piazza del Duomo destacan otros edificios tan bellos como el Duomo: el Palazzo del Vermexio (el ayuntamiento), el Palacio Beneventano del Bosco (Palazzo Beneventano Del Bosco), el Palazzo Borgia del Casale (precio entrada: 8€), el Palacio Arzobispal (Palazzo Arcivescovile) con su famosa Biblioteca Alagoniana (precio entrada: 4€) y, al fondo, la Iglesia de Santa Lucía alla Badia (Chiesa di Santa Lucia alla Badia).

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Piazza del Duomo en Siracusa

Desde la Plaza del Duomo nos dirigimos al mar para ver la Fuente Aretusa (Fonte Aretusa), un manantial o fuente de agua dulce, junto con un pequeño jardín y la mencionada fuente. Desde aquí se observan unas puestas de sol realmente bonitas.

Seguimos al sur hasta llegar al Castello Maniace. Este se construyó sobre antiguas fortificaciones griegas en 1038 por orden del comandante del Imperio Bizantino Jorge Maniace tras reconquistar Siracusa a los árabes, de ahí el nombre del castillo. El diseño actual es de 1240 durante el reinado de Federico II de Hohenstaufen. En su página web podéis ver los horarios y precios, aunque si vais justos de tiempo, podéis simplemente verlo por fuera. En las inmediaciones del castillo no dejéis de acercaros a la Escultura de Igor Mitoraj (Mitoraj sculpture), el mismo artista que hemos mencionado anteriormente, en este caso hecha en bronce y representa a Ícaro.

De aquí, vamos a dar un paseo a orillas del mar por el Lungomare d'Ortigia, el paseo marítimo de Siracusa, una de las zonas más bonitas de la ciudad.

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Lungomare d'Ortigia

¿Dónde comer en Siracusa?

A Putia (Via Roma, 8) – Cuidado no confundir con otros que tienen nombres similares. Es uno de los más populares, especialidad en pasta, sobre todo la de pesto de pistacho. No admiten reservas, simplemente hay que ir y apuntarse en la lista de espera, hasta que te llamen.

En el mercado de Ortigia. Comer comida callejera o un aperitivo en alguno de los puestos de un mercado siciliano es una experiencia en sí, y casi nunca falla.

Otro que nos recomendaron que no nos dio tiempo a probar es Davè Sicilian Taste.

Excursión al Valle de Noto: Ragusa, Módica, Noto y Scicli

Una excursión muy popular de un día desde Siracusa es visitar algunos de los pueblos que componen el Valle de Noto, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, caracterizados por su exquisito conjunto arquitectónico barroco erigido tras el devastador terremoto de 1693 que arrasó toda la zona. Hay cuatro pueblos que destacan:

Ragusa, una ciudad dividida en dos partes. La parte baja es el casco antiguo, reconstruido tras el terremoto, mientras que la parte alta (Ragusa Superiore) es una zona más moderna donde se mudó parte de la población tras el desastre. En Ragusa Superiore podéis ver Cattedrale di San Giovanni Battista y la Chiesa di Santa Maria delle Scale. En Ragusa Ibla no dejéis de visitar el Duomo di San Giorgio, el Giardino Ibleo y, simplemente, pasear por todas las callejuelas estrechas y plazas de esta parte.

Modica, también separada en dos partes: Modica Alta y Modica Bassa. Se puede ir andando entre ellas pero es un poco costoso; también hay autobuses. La calle principal de Modica Alta es Corso Umberto, donde aparecen el Palazzo De Leva, el Teatro Garibaldi y el Museo Cívico. También hay varias iglesias dignas de mención: Duomo di San Giorgio (Alta), Duomo di San Pietro (Bassa), Chiesa di San Giovanni Evangelista (Alta), Chiesa Rupestre di San Nicolò Inferiore. Asimismo, destaca el Castello dei Conti, ubicado en lo alto de la ciudad. Y una última cosa sorprendente, el chocolate siciliano, traído aquí en la época de dominación española, quienes trajeron el cacao procedente de sus viajes a América. En este sentido, podéis visitar el Museo del Cioccolato di Modica y la Antica Dolceria Bonajuto, la chocolatería más antigua de Sicilia.

Noto, otra joya barroca. En vuestro paseo por la ciudad no podéis pasar por alto su catedral (Cattedrale di San Nicolò) con su escalinata y su ayuntamiento (Palazzo Ducezio). La calle principal es Corso Vittorio Emanuele, recorriendo la cual os iréis topando con los principales puntos de interés.

Scicli, también ideal para dar un paseo por sus calles, visitar el Palazzo Beneventano y tomar un helado. También es un lugar de peregrinación de los fans del comisario Montalbano, la exitosa saga italiana de libros y, posteriormente, serie de televisión, rodada principalmente en esta ciudad. En los libros también mencionan a menudo las anteriores.
 

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