El Castillo de Haut-Koenigsbourg (Château du Haut-Kœnigsbourg en francés, Hohkönigsburg en alemán) o castillo del Alto-Koenigsbourg, es una de las atracciones más visitadas de Alsacia y de Francia, con más de 500,000 visitantes al año. Lo que lo hace especial es su privilegiada posición, en lo alto de un monte, a unos 755 metros sobre el nivel del mar, lo que le permitía tener unas vistas panorámicas de todo el valle y controlar las rutas comerciales que pasaban por ahí.
¿Cómo llegar al Castillo de Haut-Koenigsbourg?
🚌En transporte público. Se puede llegar tanto desde Estrasburgo como de Colmar de la misma manera: tomando un tren hasta la parada Sélestat que está entre medias de ambas ciudades, aunque a tan solo 10 minutos de Colmar. Los trenes se reservan desde la web de SNCF y, como hay muchos, no hay problema en reservarlos en el propio día. Una vez en Sélestat, debéis tomar el Bus Fluo 67, la línea 500, cuyo precio es de 5€ el billete de ida y vuelta. El trayecto dura media hora. Meteos en su página web, buscáis Fluo 67 - Bas-Rhin y luego la línea 500 para mirar antes los horarios y poder coordinar con los horarios del tren. Para la vuelta, el autobús sale del mismo sitio donde nos dejó, pero ojo, porque suele salir unos cinco minutos antes de la hora programada, así que tenéis que estar más que puntuales.
🚗En coche particular, se puede aparcar a ambos lados de la carretera que llega al castillo. Lógicamente, cuanto antes lleguéis, más cerca del castillo podréis aparcar. Es gratuito, lo podéis localizar en Maps como “Parc de stationnement gratuit”.
Junto a la parada de bus y de coches, que están al lado, hay una cafetería (lógicamente un tanto cara) donde tomar algo (tienen bocadillos, dulces, etc.) con unas vistas fabulosas.
Desde aquí (este) hasta el inicio de la visita (sur), hay un camino llano de unos cinco minutos que nos permitirá ver las primeras torres y murallas.
¿Cómo visitar el Castillo?
El castillo se visita de manera autoguiada, hay una ruta ya definida y bien indicada para asegurarse de que todos los visitantes pasen por todas las estancias y patios. La visita nos llevó una hora y media, más o menos. Los precios y horarios se encuentran actualizados en su página web. También se puede alquilar una audioguía por 4€ para obtener más información de cada habitación que vais visitando. También podéis coger un folleto en la recepción con un poco de información, aunque no tan detallada como la de la audioguía. En algunas habitaciones hay, asimismo, algún que otro panel explicativo más (en francés, inglés y alemán).
El castillo dispone de taquillas para dejar mochilas y abrigos si queréis.
Breve historia del Castillo de Haut-Koenigsbourg
El castillo se construyó en el siglo XII y por él pasaron distintas familias poderosas como los Hohenstaufen, los duques de Lorena, familias locales como los Rathsamhausen y Hohenstein, y, posteriormente, los Habsburgo y los condes de Tierstein (familia noble de la Edad Media procedentes del noroeste de Suiza), que lo reforzaron y modernizaron. Sin embargo, de esa época solo queda la base, el resto ha sido totalmente reconstruido entre 1900 y 1908 durante el dominio del emperador alemán Guillermo II, en época que los alemanes gobernaban Alsacia tras haber derrotado a Francia en la guerra franco-prusiana (1870–71). Prusia fue un reino que ocupaba el actual territorio alemán y el Imperio Alemán se creó como tal en el 1871, después de dicha guerra.
El castillo se encontraba en ruinas tras haber sufrido un incendio durante la Guerra de los Treinta Años, en el siglo XVII y haber sido abandonado durante dos siglos hasta que llegó Guillermo II, que quiso recuperar el histórico castillo como símbolo del poder alemán. Para la reconstrucción, se contrató al arquitecto Bodo Ebhardt, un alemán de Bremen, experto en castillos y construcciones medievales, que se basó en un estudio minucioso de las ruinas, documentos y escritos históricos, y otros castillos medievales como referencia. Por tanto, gran parte de lo que vemos hoy en día es una reconstrucción, aunque de la forma más auténtica posible, intentando recrear fielmente su estado original del siglo XV.
Alemania desembolsó una gran cantidad de dinero para su restauración, aunque, tristemente para ellos, tras el Tratado de Versalles (1919) que se firmó después de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, todos los bienes de la corona alemana pasaron a pertenecer a Francia, y así fue como, desde entonces, el Castillo de Haut-Koenigsbourg pasó a ser un castillo francés.
¿Qué ver en el Castillo de Haut-Koenigsbourg?
La visita comienza entrando por la fachada sur (façade sud). Desde aquí se aprecian las enormes murallas unidas al espolón rocoso sobre el que se sustentan que protegían esta fortaleza, con elementos de todas las épocas que se fueron añadiendo a lo largo de su historia. La puerta-torre principal, conocida como el Portal de Honor del castillo (Portail d’Honneur du Château), está decorada con los escudos de armas de Carlos V (abajo) y Guillermo II (arriba). A pesar de que Guillermo II pertenecía a la dinastía de los Hohenzollern, quiso incluir el escudo de armas de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico para honrar el pasado glorioso del castillo bajo dominio de los Habsburgo. También quiso incluir su escudo de armas junto al texto “Diese Burg ward wieder hergestellt durch Wilhelm II., Deutscher Kaiser und König von Preußen”, es decir, “Este castillo fue restaurado por Guillermo II, emperador alemán y rey de Prusia”.
Cruzamos la puerta y lo primero será ir a comprar las entradas y, al salir, estaremos en el patio inferior (Basse-Cour), donde se encuentran una fuente del siglo XV que se usaba para almacenar agua de lluvia, la herrería (a la izquierda), un antiguo molino (enfrente en lo alto de la torre), y la posada y cuadras en la casa de entramado de madera (detrás, donde se venden los tickets actualmente).
En este patio vemos otra puerta, con los escudos de armas de los Hohenzollern y Tierstein tallados en piedra. Aquí debemos enseñar nuestro ticket y subir los escalones. Pasaremos por un pozo de 62 metros de profundidad y, a continuación, la despensa, donde actualmente hay una pequeña exposición sobre la reconstrucción llevada a cabo por Bodo Ebhardt.
Llegamos a uno de los platos fuertes: el patio interior (cour intérieure), donde se encuentra la cocina, una cisterna donde se almacenaba agua llovida y, la joya del patio, la escalera hexagonal, restaurada en el siglo XX por Ebhardt en estilo neogótico, siguiendo notas y escritos encontrados que databan de 1558 y 1559. Con ello pudo recrear, más o menos, la estructura original. Hay un panel con fotos que permite comparar el estado de este patio antes y después de la reconstrucción, para entender mejor el estado de ruinas en que se encontraba. En este patio hay otro panel que explica que hay símbolos grabados en las piedras, como el águila, símbolo del Imperio Alemán.
Subimos por la escalera de caracol para llegar a las alas residenciales, habitaciones los condes de Tierstein, cuando residían aquí en el siglo XVI. Primeramente, veremos salas como la habitación de invitados y la antecámara de la emperatriz, donde predominaba el mobiliario de madera, que era el material que se utilizaba generalmente en el siglo XV, y una estufa de azulejos que ha sido reconstruida. Después se continúa por la sala del Kaiser (salle du Kaiser), una de las más impresionantes, en este caso creada a gusto de Guillermo II, es decir, no es ninguna restauración medieval. Lo que le gustaba a Guillermo II era su poder imperial, por eso la sala está decorada con frescos del artista alsaciano Leo Schnug de principios del siglo XX que representan escenas de guerras y cacerías y una enorme águila imperial en el techo para recalcar que Alsacia pertenece al legado del Imperio Alemán.
Luego se pasa por la capilla del castillo, que, aunque es estrecha, tiene la peculiaridad de ocupar dos plantas, así el párroco podía oficiar la misa abajo y mientras que los señores podían escucharla desde alguna de las habitaciones de la planta de arriba. Todavía en la segunda planta se pasa por dos pequeñas habitaciones con más estufas de azulejos y mobiliario de época (cofres, cajas y armarios).
A continuación, se baja a la primera planta, donde podemos ver la capilla de nuevo desde otra perspectiva y se llega a la sala de trofeos de caza y a la sala de armas (salle d’armes), con una colección impresionante de armas blancas de finales de la Edad Media. Originalmente era un comedor destinado a banquetes y recepciones de gala, no una armería, el aspecto y función actual proviene de la restauración del siglo XX. Las armas no son originales del castillo, aunque sí son de esa época, pues el objetivo era tratar de crear el ambiente medieval. Las vidrieras muestran los escudos de armas de las distintas dinastías que han poseído el castillo.
Salimos de la sala de armas a través de un puente levadizo sobre un foso y llegamos al jardín superior, del siglo XVI, pero con restos de construcciones anteriores. Tras cruzarlo, podremos subir al Gran Bastión (Grand Bastion), que se construyó para proteger el oeste del castillo, la parte más vulnerable. Consta de dos torres, desde donde se obtienen unas vistas magníficas de gran parte del castillo de Haut-Kœnigsbourg y de la llanura alsaciana. Además, en el Gran Bastión hay varias ventanas en distintas direcciones por lo que, si el día es claro y vuestra vista es buena, se pueden ver otros castillos vecinos en la Cordillera de los Vosgos como el Château de l'Ortenbourg o el Château du Frankenbourg. También veremos en esta parte varios cañones antiguos.
La visita finaliza fuera del recinto del castillo, en el jardín medieval, que realmente fue creado en los 2000 tratando de emular el jardín de la Edad Media original, ya que en esa época era habitual tener un huerto con plantas medicinales, a falta de medicamentos modernos. Contiene más de 200 especies y hay unos carteles que ayudan a identificar los tipos de plantas. También veremos en esta parte, de camino a la salida, más paneles explicativos sobre la reconstrucción del castillo.
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