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Artículo actualizado en: 2025-12-24T16:58:43Z

Viena

Hoy os presentamos Viena —Wien en alemán—, capital del estado federado homónimo y del país, Austria, así como su ciudad más poblada, con 1,8 millones de habitantes. Se encuentra a orillas del Danubio, a 50 km de la frontera con Eslovaquia y 70 km de Hungría.

Viena es una ciudad ideal para visitar en un fin de semana largo, especialmente si coincide con un puente, ya que ofrece muchas cosas que ver, incluida una interesante oferta cultural con más de cien museos. Además, suele encabezar las listas de ciudades con mayor calidad de vida. En el lado menos positivo, se dice que sus habitantes no son particularmente conocidos por su simpatía.

    Breve historia de Viena y personajes ilustres

    Para empezar, vamos a repasar brevemente algunos acontecimientos de la historia de la ciudad y del país ya que nos serán muy útiles durante nuestra visita.

    En primer lugar, hay que hablar de la Casa de Habsburgo, originaria del siglo XI y una de las principales dinastías reales de Europa. Desde 1440 hasta 1740, los Habsburgo reinaron en el Sacro Imperio Romano Germánico (962–1806). También gobernaron el Imperio Español: el emperador Maximiliano I de Habsburgo (1459–1519) tuvo un hijo, Felipe I de Castilla, conocido como Felipe el Hermoso, quien se casó con Juana I de Castilla (Juana la Loca), hija de los Reyes Católicos. Su hijo, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, fue emperador entre 1520 y 1558. La rama española de los Habsburgo finalizó en 1700 con la muerte de Carlos II de España, mientras que la rama austriaca del Sacro Imperio concluyó en 1780 con la muerte de María Teresa I de Austria, dando paso a la Casa de Habsburgo-Lorena surgida de la unión de María Teresa con Francisco Esteban de Lorena.

    Años más tarde, con la formación del Imperio austrohúngaro en 1867, Viena se convirtió en su capital. Fue una gran potencia en Europa, ya que además de los actuales Austria y Hungría, incluía territorios como Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Bosnia y Herzegovina. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Imperio austrohúngaro comenzó a desintegrarse (1918–1919). Tras la derrota, varios pueblos proclamaron su independencia, y en noviembre de 1918, el emperador Carlos I de Habsburgo emitió una declaración en la que renunciaba a participar en los asuntos del Estado, sin abdicar formalmente. Al día siguiente, se proclamó la Primera República de Austria. Carlos y su esposa, Zita de Borbón-Parma, se exiliaron en Suiza, y en 1919 la nueva república confiscó las propiedades de la familia imperial. Tras dos intentos fallidos de restaurar la monarquía en Hungría, Carlos fue deportado a la isla de Madeira, donde falleció en 1922. Así concluyó el Imperio austrohúngaro (1867–1918).

    Durante este periodo destacó la figura de Isabel de Baviera (Elisabeth von Bayern) o Isabel de Austria (Elisabeth von Österreich-Ungarn), más conocida como la emperatriz Sissi (1837-1898). Nacida en Múnich y perteneciente a la Casa de Wittelsbach, era nieta del rey Maximiliano I de Baviera. Su madre, Ludovica de Baviera, planeó que su hija mayor, Elena de Baviera, se casara con el emperador Francisco José I de Austria (1830–1916). Sin embargo, Francisco José se enamoró de Sissi y se casaron en 1854, convirtiéndose ella en Emperatriz de Austria (1854–1898) y Reina de Hungría (1867–1898).

    Circular en Austria

    Para circular por las carreteras austriacas es necesario llevar una pegatina, también conocida como viñeta (Vignette en alemán). Estas se compran en las gasolineras, tanto en las primeras nada más cruzar la frontera como en algunas que nos encontremos según nos aproximemos a los límites del país. La viñeta ha de estar adherida al parabrisas, como cualquier pegatina de la ITV. No obstante, estas son solo obligatorias para conducir por autopistas y autovías —no por carreteras secundarias— y para vehículos de hasta 3,5 toneladas. Existen tres modalidades: para 10 días seguidos, para 2 meses y para 1 año; toda la información al respecto la podréis ver más detalladamente aquí, además de los precios correspondientes. Vehículos de peso superior a 3,5 toneladas, incluidas caravanas, han de comprar un dispositivo electrónico, cuya información la tenéis también en el anterior enlace.

    Además de personalmente en gasolineras, también se pueden comprar online en la página web oficial, introduciendo la matrícula del coche y el número de días. Es lo más cómodo para evitar colas o paradas en gasolineras. Una vez has comprado la Digitale Vignette, el segundo paso es, si se quiere, activar el Digitale Streckenmaut FLEX, que es para pasar por la zona de peaje automático, para lo que primero necesitas decir por qué tramo de autopista se va a pasar.

    En caso de que alquiléis un coche en la propia Austria, normalmente estos ya tienen incluida la viñeta, aunque siempre es mejor consultarlo con la agencia para asegurarse.

    ¿Cómo moverse en Viena?

    Con tanto turismo como tiene, lo cierto es que Viena está bien preparada para que los visitantes podamos movernos por la ciudad en todos los medios de transporte que dispone: autobús, metro y tranvía. Por ello, existen los siguientes tipos de billetes que se pueden comprar en las máquinas de metro o por internet, válidos para la zona central de Viena (zona 100):
    • Sencillo: 3,20 €
    • 24 horas: 8,60 €
    • 48 horas: 15,20 €
    • 72 horas: 18,40 €
    No es ningún secreto que Viena es una ciudad bastante cara, por lo que para los que quieran entrar en todos los museos y atracciones turísticas quizás les compense comprar la tarjeta Viena City Card, válida para 24, 48 o 72 horas. Aquí se pueden comprar onlineEstas son las atracciones incluidas con descuentos.

    ¿Qué ver en Viena?

    Viena se divide en 23 distritos (Bezirke), y cada uno de ellos incluye varios barrios. El Ring (Ringstrasse) es una avenida circular que rodea el primer distrito, la Innere Stadt, que es el casco antiguo de Viena. Asimismo, el centro está limitado al este por el Donaukanal, que actúa como frontera natural entre la Innere Stadt y el distrito de Leopoldstadt.

    Una forma muy práctica de conocer la zona es subir a los tranvías públicos 1 y 2, haciendo un transbordo en Schwedenplatz. Si contamos con un billete de día o de varios días, no tendremos que pagar nada adicional.

    Para organizar la visita, podemos dividir lo que ver entre el primer distrito —el corazón histórico de la ciudad— y las áreas que quedan fuera de él. En el centro, lo ideal es seguir un recorrido circular: comenzar por el este, en la Stephansdom, y avanzar hasta el sur, hacia la Secession, o hacerlo en sentido inverso.

    ¿Qué ver en el centro de la ciudad de Viena (distrito 1)?

    Empezaremos por el centro neurálgico de la ciudad, la Plaza de San Esteban (Stephansplatz), donde se encuentra la catedral de San Esteban (Stephansdom). En esta plaza hubo una primera iglesia románica del siglo XII dedicada a San Esteban, alrededor de la cual se formó un cementerio, como era costumbre en la época. Este cementerio permaneció activo hasta 1732, cuando fue trasladado fuera de las murallas por razones de salubridad. La catedral actual, de estilo gótico, es el edificio religioso más destacado de la ciudad y es conocida por su llamativo tejado de colores y líneas que crean un curioso contraste con el resto de la estructura. Su construcción comenzó en el siglo XIV sobre los cimientos de la antigua iglesia románica y, aunque sobrevivió a múltiples guerras, fue gravemente dañada durante los bombardeos de 1945 en la Segunda Guerra Mundial. En la fachada hay un detalle curioso: un grabado en la pared con los caracteres “O 5”, cuyo origen ha causado cierto desconcierto entre los historiadores. Se interpreta que la “O” representa Austria (Österreich) y que el “5” equivale a la letra “E” (quinta letra del abecedario), formando así “OE”, una abreviatura de Österreich. Según una leyenda popular, este símbolo habría servido como punto de encuentro de la resistencia local durante el Tercer Reich, ya que, en una época en la que las reuniones multitudinarias estaban prohibidas, los habitantes aprovechaban las misas para reunirse sin llamar la atención.

    Se puede entrar a su interior gratuitamente si bien solo se tiene acceso a una parte, para ver la iglesia al completo hay que pagar 7€. En su interior destaca la gran cantidad de altares que tiene, prestando especial atención al altar mayor así como a la gran cantidad de obras de arte que hay en las bóvedas. Por otro lado, hemos de fijarnos en el púlpito de piedra —la estructura en alto sobre la que se lee o predica— en el que se aprecian varias figuras: el enfrentamiento entre los sapos, animales que representan el bien, y los lagartos, animales que representan el mal, mientras que en la parte superior, el perro trata de evitar que estos influyan en el predicador. Atención también al llamado “mirón” en la parte inferior.

    Podéis completar la visita con alguna de las siguientes actividades de pago: entrar a las catacumbas (7 €); ver la Campana Pummerin en la torre norte (7 €) —pesa 21 toneladas y tiene la curiosa anécdota de que se desplomó en 1945, destruyendo lo que había debajo, aunque la propia campana sobrevivió—; y subir a la torre sur, de 136 metros de altura (6,5 €), apodada cariñosamente Steffl por los locales, ya que es la torre más emblemática de la catedral. Si decidís subir, desde arriba se puede disfrutar de una panorámica de toda la ciudad —y, si el día es claro, incluso se ven los montes al fondo—, además de contemplar mucho más de cerca las coloridas tejas del tejado. Tiene más de 250.000 azulejos, y lo más impresionante es que son los originales: durante las guerras mundiales se retiraron para protegerlos de posibles daños y posteriormente se volvieron a colocar. Una parte de ellos muestra un diseño con dos águilas, símbolo del Imperio austrohúngaro. También existe una entrada conjunta que incluye el acceso a la parte de pago del interior de la iglesia, las catacumbas, la campana de la torre norte y la torre sur, todo ello por 25 €.

    Y dos datos más curiosos, hay regulaciones estrictas que impiden la construcción de un edificio más alto en el centro histórico de Viena que la catedral de San Esteban, aunque fuera del centro sí se puede. El otro dato interesante es que la catedral de San Esteban es la imagen de la moneda de 10 céntimos del país.

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    Catedral de San Esteban

    Saliendo de la catedral, a escasos metros podemos acercarnos a ver la iglesia de San Pedro (Katholische Kirche St. Peter), construida en 1733 en estilo barroco y acceso gratuito. Su horario es de lunes a viernes de 7:00 a 20:00 y sábados, domingos y festivos de 9:00 a 21:00.

    El Reloj Anker (Ankeruhr). Es una muestra del estilo art nouveau en Viena construido en 1914, ubicado en la plaza Hoher Markt. Todos los días a las 12 horas el reloj representa un pequeño teatro musical de 12 figuritas de personajes históricos como emperadores romanos, los Habsburgo e incluso músicos.

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    Reloj Anker

    También se puede tomar un café en el café más antiguo de Viena, el Café Central, inaugurado en 1876. Es un sitio emblemático y bastante caro, pero merece la pena aunque sea tomarse un café y un dulce como el Apfelstrudel, una tarta Sacher o el Kaiserschmarrn. Está ubicado en la calle Herrengasse 14.

    En la plaza Josefsplatz, merece la pena entrar en la Biblioteca Nacional de Austria (Österreichische Nationalbibliothek). Fue construida en el siglo XVIII por el emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico como biblioteca para la corte, convirtiéndose en la biblioteca barroca más antigua de Europa. Su sala principal, la Prunksaal, es la joya de este lugar. Los precios los podéis encontrar en su página web.

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    Sala Prunksaal en el interior de la Biblioteca Nacional de Austria

    La siguiente parada es la Michaelerplatz, veréis también ruinas romanas con restos arqueológicos (Ausgrabungen Michaelerplatz) de cuando la ciudad perteneció al Imperio Romano. De hecho esta ciudad fue muy importante ya que se cree que el gran emperador romano Marco Aurelio (121-180) murió aquí, entonces llamada Vindobona.

    Esta plaza marca el final (o principio) del enorme complejo de 300.000 metros cuadrados que conforma nuestra siguiente visita, el Palacio de Hofburg. Fue la residencia de invierno de la Casa de los Habsburgo desde el siglo XIII hasta 1918 en Viena. Desde 1945 alberga la oficina de la Presidencia de Austria. Aquí nació la emperatriz María Teresa I de Austria, y también vivió en él la emperatriz Sissi, de la que se conservan algunos objetos. Recordemos que el emperador Francisco José I de Austria (Kaiser Franz Joseph I, 1830-1916) eligió a su prima Sissi (1837-1898) como su esposa en lugar de a la hermana de esta, Elena, prendado de su amor nada más conocerla. Tuvieron cuatro hijos. Sissi, nacida en Baviera (Alemania), tuvo que mudarse muy joven a la corte en Viena, donde nunca fue feliz, padeciendo depresión y problemas alimenticios. Ella era muy deportista, le gustaba montar a caballo, hablaba cinco idiomas y, físicamente, llamaba mucho la atención su estrecha cintura de apenas cincuenta centímetros y su cuidado pelo. Algunos de sus objetos que podemos ver el Hofburg son instrumentos de gimnasio donde hacía sus ejercicios diarios (algo que escandalizó a la corte en su momento por considerarlo impropio de una emperatriz) y prendas (algunas reconstrucciones y otras originales), donde destaca la réplica del vestido que llevó en su coronación como emperatriz en Hungría en 1867, otra réplica del vestido de novia que llevó en su celebración nupcial (Polterabend), algún corsé donde se puede apreciar esa cintura de avispa que tenía, y la capa negra que llevaba el día que murió, apuñalada en Ginebra (Suiza) por un anarquista italiano en 1898 a la edad de 60 años. Sissi fue enterrada en Viena, a pesar de que su deseo siempre fue que su cuerpo descansara en la isla griega de Corfú.

    El museo consta de tres partes: la Platería de la Corte (Silberkammer) con múltiples vajillas que usaron los distintos emperadores; Apartamentos Imperiales (Kaiserappartements) que muestra habitaciones del palacio; y el Museo Sissi (Sisi Museum) que repasa la vida residencial de la emperatriz aquí en Viena. Es curioso que al pasar de los aposentos del emperador Francisco José a los de Sissi hay un timbre, y es que tenía que llamar antes de entrar, a pesar de ser marido y mujer... cosas de palacio. La visita incluye audioguía y dura unas 2 horas y cuarto aproximadamente. Estos son los precios y horarios.

    Hay un billete especial llamado Sisi Ticket que incluye el Palacio de Hofburg, el grand tour del Palacio de Schönbrunn y el Museo del Mueble (Möbelmuseum Wien). Aunque solo vayáis a entrar a los palacios de Hofburg y Schönbrunn, que son los principales, es posible que salga mínimamente rentable. Aquí tenéis los precios. El ticket se puede comprar en cualquiera de los dos palacios.

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    Fachada del Palacio de Hofburg vista desde la plaza Michaelerplatz

    Esta es una de las fachadas principales del Palacio de Hofburg, pero es un complejo tan grande que hay más. La otra destacada es la que da a la Plaza de los Héroes (Heldenplatz), diseñada en el siglo XIX, durante el reinado del emperador Francisco José I, como parte del proyecto de ampliación del palacio imperial. Su nombre, Heldenplatz, hace referencia a los “héroes” nacionales del Imperio, especialmente militares. En la plaza se encuentran dos grandes estatuas ecuestres: la más lejana al palacio es la del archiduque Carlos de Austria (Erzherzog Karl), portando una bandera como símbolo del patriotismo austriaco y de las guerras napoleónicas, mientras que la más cercana muestra al príncipe Eugenio de Saboya (Prinz Eugen von Savoyen), famoso general que luchó contra los turcos en los siglos XVII–XVIII.

    Al cruzar Heldenplatz, entraremos en el Volksgarten, un precioso jardín en el que hay una estatua de Sissi (Kaiserin-Elisabeth-Denkmal) en uno de sus extremos.

    El Parlamento de Austria (Österreichisches Parlament). Este imponente edificio se construyó entre 1874 y 1883 inspirándose en la Grecia Clásica para simbolizar los ideales de la democracia y la participación ciudadana. En sus inicios fue sede del Parlamento del Imperio austrohúngaro, aunque solo de la parte austríaca, y durante la Segunda Guerra Mundial fue gravemente dañado por lo que se tuvo que reconstruir en 1956. Recordemos que Austria, igual que su vecina Alemania, es una república, consta de un presidente de la república, que ejerce de Jefe de Estado, y de un canciller, que ejerce de Jefe de Gobierno y quien tiene el poder ejecutivo. El Parlamento tiene dos cámaras: el consejo nacional (Nationalrat) y el consejo federal (Bundesrat). Si entráis en su interior, podréis visitar la sala nacional (Sitzungssaal des Nationalrats), donde se celebra el pleno, y la sala federal (Sitzungssaal des Bundesrates). Sin embargo, lo más impresionante es la Sala de reuniones histórica de la Asamblea Federal de Austria (Historischer Sitzungssaal), también decorada con motivos griegos clásicos.

    El Parlamento se puede visitar por libre o por medio de una visita guiada, ambas opciones son gratuitas. Lógicamente, siendo gratuito, se recomienda participar en una visita guiada, que se recomienda reservar online con antelación, hay varios horarios e idiomas pero los que son en inglés y español se acaban rápido, el plazo de reservas se abre 28 días antes. También se puede ir in situ y apuntarse a la próxima visita que haya disponible. En cualquier caso, hace falta presentar un documento de identidad con foto. La visita acaba en la terraza, desde donde hay unas vistas fabulosas de la Plaza de los Héroes y del Hofburg al fondo. Los horarios de apertura los podéis ver en su página web.
     
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    Edificio del Parlamento de Austria

    Aparte de este edificio, el Parlamento también usa el de al lado, llamado Palacio Epstein (Palais Epstein), el cual se puede ver con visita guiada los sábados a las 11:30 y a las 13:30 horas en inglés o a las 10:30 y 12:30 en alemán. Podéis reservarlo con antelación o pasaros espontáneamente a ver si hay hueco. La web de reservas es la misma que la del parlamento, solamente tenéis que buscar los sábados a la hora de reservar, pues es el único día en que se ofrecen los tours del Palacio Epstein.

    El Ayuntamiento de Viena (Wiener Rathaus). Es otro de los edificios más destacados de la ciudad, construido en 1883 en estilo neogótico y coronado por una singular figurilla llamada Rathausmann, todo un icono de Viena. Bajo el edificio se halla un elegante restaurante, el Wiener Rathauskeller, literalmente “Sótano del Ayuntamiento”. Y en invierno, entre enero y marzo, justo delante, montan una bonita pista de patinaje sobre hielo.

    El interior del Ayuntamiento se puede ver gratuitamente con visita guiada en alemán los lunes, miércoles y viernes a las 13:00, aunque hay audioguías gratis en otros idiomas, incluido español, para seguir el hilo de lo que cuentan.

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    Pista de hielo y Ayuntamiento de Viena en invierno

    El Teatro Imperial (Burgtheater), situado justo enfrente del Ayuntamiento, en el límite del Ring. Este majestuoso edificio se erigió en 1888, en el lugar donde antes había otro Burgtheater, de 1741. El original fue fundado por la Emperatriz María Teresa con el objetivo de tener un teatro cerca del palacio de Hofburg. Fue tal la importancia que Mozart estrenó aquí tres óperas, siendo la más famosa Las bodas de Fígaro, estrenada en 1786. Los amantes de la arquitectura se habrán dado cuenta de que el actual edificio de estilo neobarroco lleva el sello del arquitecto alemán Gottfried Semper —el mismo de la Ópera de Dresde—, en este caso junto con Karl Freiherr von Hasenauer. Un detalle curioso del edificio es el conjunto de nueve bustos de escritores que decoran la fachada. En la parte derecha y central se encuentran los bustos alemanes y austríacos: Halm, Grillparzer, Hebbel, Goethe, Lessing y Schiller; en la parte izquierda veremos tres internacionales: el francés Molière, el inglés William Shakespeare y el español Calderón de la Barca.

    MuseumsQuertier, el barrio de los museos. En él destaca la plaza Maria-Theresien-Platz, donde hay un Monumento a María Teresa de Austria (Maria-Theresien-Denkmal), la única soberana de toda la dinastía de los Habsburgo, emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de Hungría, Croacia, Eslovenia y Bohemia entre los años 1740 a 1780. En 1780 falleció, poniéndose fin a la era de los Habsburgo y dando comienzo la era de la Casa de los Habsburgo-Lorena. En esta plaza, además del monumento central, vemos dos enormes edificios gemelos: a un lado, el Museo de Historia Natural de Viena (Naturhistorisches Museum Wien) y, al otro, el Museo de Historia del Arte de Viena (Kunsthistorisches Museum Wien), ambos inaugurados por el emperador Francisco José en 1889 y 1891, respectivamente. Ambos edificios son prácticamente copias, solo se diferencian en las estatuas de la fachada. En la parte final del artículo hablaremos más en detalle de los museos de Viena y en la parte de restaurantes hablaremos de un café precioso en el interior de uno de estos museos.

    El Pabellón de la Secesión (Wiener Secession). Este llamativo edificio de cúpula dorada es uno de los mejores ejemplos del estilo “Secesión vienesa”, una rama del modernismo. Este estilo, al igual que el propio Pabellón, fue fundado en 1897 y su primer presidente fue precisamente Gustav Klimt (1862-1918). Además es el edificio que da imagen a la moneda de 50 céntimos de Austria. Aquí tenéis los horarios y precios.

    El Musikverein Wien, traducido como club de música, un edificio inaugurado en 1870 que alberga los conciertos de la Orquesta Filarmónica de Viena, entre otros. En su interior se encuentran varias salas de conciertos, destacando la impresionante Sala dorada (Goldener Saal) que es donde tiene lugar el Concierto de Año Nuevo cada 1 de enero.

    Seguimos en el tema de la música con la visita a la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper). Se construyó en estilo neorrenacentista y se inauguró el 25 de mayo de 1869 con la ópera de Mozart Don Giovanni (que se basa en la historia del personaje de la literatura española don Juan), repitiendo el éxito total que tuvo en su estreno en el Teatro Estatal de Praga en 1787. Esta inauguración contó con la presencia, ni más ni menos, del emperador Francisco José y la emperatriz Sissi.

    Su construcción, sin embargo, tiene una macabra historia. Salió a concurso en 1860 y el proyecto ganador fue el presentado por los arquitectos Eduard van der NüllSicard von Sicardsburg. A mitad de la construcción el proyecto empezó a recibir muchas críticas debido a que no estaba alineado con los planes urbanísticos de la ciudad y estaba en una zona ligeramente hundida con respecto al nivel de la calle. También fue criticado por la mezcla de estilos gótico y renacentista. Total que Eduard van der Nüll cayó en depresión y, aun estando su mujer embarazada, se acabó suicidando en 1868, mientras que Sicard von Sicardsburg continuó en principio con el proyecto pero terminaría falleciendo diez semanas después de tuberculosis. En definitiva, que los dos principales arquitectos de la Ópera no la llegaron a ver nunca terminada.

    Durante la Segunda Guerra Mundial el edificio de la Ópera Estatal quedó parcialmente destruido, inaugurándose en 1955 de nuevo tras tener que ser reconstruido. Por la amplia historia musical vienesa, esta Ópera es una de las más importantes del mundo junto con el Teatro alla Scala de Milán y la Metropolitan Opera House de Nueva York. Los mejores directores y solistas han pasado por aquí. Compositores de renombre como Gustav Mahler o Richard Strauss, entre otros, dirigieron la Ópera en el siglo XX, mientras que cantantes como Luciano Pavarotti o Plácido Domingo, también actuaron aquí. 

    El programa anual de la Ópera Estatal de Viena incluye alrededor de 60 óperas y ballets distintos, que se representan durante unos 300 días al año. Es decir, hay función prácticamente todos los días, excepto durante el verano (julio y agosto), cuando la compañía hace una breve pausa. Cada temporada asisten más de 600.000 espectadores, con una ocupación media cercana al 98 %, lo que la convierte en una de las casas de ópera más activas y exitosas del mundo. Esto conlleva una carga de trabajo descomunal, a veces subestimada. La Ópera de Viena en concreto necesita cerca de 1.000 empleados para las representaciones, entre decoradores, coristas, cantantes, bailarines, músicos de la orquesta, técnicos, personal adminsitrativo, etc. La orquesta está formada por músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena mientras que el coro y el ballet son cuerpos propios de la institución.

    Para verla tenemos dos opciones, mediante una visita guiada en español/inglés/alemán o yendo a una función. Las entradas para las funciones se pueden comprar aquí. El rango de precios oscila entre 18 € y 250 €, aproximadamente, si bien las más baratas son de visibilidad reducida que, según nos dijeron, no merecen en absoluto la pena. Sin embargo, existe una mejor opción y más económica. El teatro tiene una zona en la parte alta de sitios de pie (Stehplatz en alemán o Standing Room en inglés) los cuales no se venden con antelación y solo se pueden comprar en las taquillas que hay en el lateral izquierdo del edificio si nos situamos frente a él desde una hora y media antes de que empiece la ópera. Las colas suelen ser bastante largas así que mucha gente comienza la fila bastante antes de esa hora y media. Los precios son de tan solo 10 € en tres zonas concretas (Parterre, los mejores, Galerie, los segundos mejores, y Balkon, los peores), un precio tirado para estar en la Ópera de Viena. Al ser sitios de pie, las filas están separadas por barandillas y no hay sitios fijos, por lo que la gente suele ir rápidamente en cuanto abren las puertas para coger las primeras filas.

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    Ópera Estatal de Viena

    A un lado de la Ópera, en el llamado Opernpassage, se encuentra el Paseo de la Fama de Viena (Wiener Walk of Fame), donde, al más puro estilo de Hollywood, vemos estrellas en el suelo dedicadas a los compositores y directores de orquesta más importantes. Podréis ver las estrellas de Antonio Vivaldi, Giuseppe Verdi, Ludwig van Beethoven, Richard Strauss, Franz Liszt, y otras quizás menos conocida como la de Karl Böhm, el director de orquesta que dirigió en 1955 la reapertura después de las obras posteriores a los destrozos de la IIGM, interpretando la ópera Fidelius, de Beethoven —su única ópera, por cierto—.

    La calle Kärntner, que conecta la catedral de San Esteban con la Ópera, es la calle comercial por antonomasia de Viena, pasando por el Hotel y Café Sacher donde podréis probar la tarta Sacher (Sachertorte), uno de los dulces más famosos de Austria, elaborado con bizcocho de chocolate, una fina capa de mermelada de albaricoque, y cobertura de chocolate glaseado. La receta original nació en 1832, cuando el joven aprendiz Franz Sacher tuvo que sustituir al pastelero jefe —enfermo aquel día— y preparar un postre especial para el príncipe Metternich. Décadas después, su hijo Eduard Sacher fundó el hotel que lleva su apellido y fue quien realmente popularizó la tarta. En el Hotel Sacher se producen más de 350.000 tartas al año, y se exportan por todo el mundo.

    Por último, Stadtpark, un elegante parque urbano dentro del casco antiguo de la ciudad. Es uno de los espacios verdes más queridos por los vieneses, famoso por sus estanques y escultura, como la estatua dorada de Johann Strauss (1825-1899), compositor vienés mundialmente conocido por sus valses, siendo El Danubio azul (1866) su obra más importante.

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    Estatua de Johann Strauss en el parque Stadtpark

    ¿Qué ver fuera del centro de la ciudad?

    La Estación de Karlsplatz, situada prácticamente al lado de la Ópera, es la antigua estación del S‑Bahn diseñada por el arquitecto austriaco Otto Wagner (1841–1918) e inaugurada en 1899. Lo primero que llama la atención es su diseño modernista, muy distinto al de una estación de metro convencional, con una fachada que se ha convertido en uno de los iconos arquitectónicos de Viena.

    Hoy en día, uno de los pabellones funciona como entrada al Pabellón de Otto Wagner (Otto Wagner Pavillon Karlsplatz), una pequeña galería dedicada al arquitecto, mientras que el otro edificio de la estación alberga un café. El pabellón abre únicamente de abril a octubre, y la entrada es gratuita el primer domingo de cada mes; el resto de los días cuesta 5 € (4 € la tarifa reducida).
     
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    Estación de Karlsplatz

    La iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche) se encuentra junto a la plaza Karlsplatz, en el límite del Ring. Construida en 1737 en estilo barroco, fue levantada por orden del emperador Carlos VI para conmemorar el fin de la epidemia de peste que asoló Viena en 1679. La elección del santo no fue casual: San Carlos Borromeo (1538–1584), arzobispo de Milán, se hizo célebre por asistir personalmente a los enfermos durante la peste que afectó a su ciudad entre 1576 y 1577, sin temor al contagio. Cuando la enfermedad llegó más tarde a Austria, Carlos VI decidió dedicarle un templo en agradecimiento. La fachada está considerada por muchos como una de las más bellas de Viena, dominada por dos columnas de 33 metros inspiradas en modelos romanos, un guiño al contexto del Sacro Imperio Romano Germánico. En el interior destacan especialmente sus frescos. Abre en los siguientes horarios: de lunes a viernes: 7:30-19:00; sábados: 8:30-19:00; domingos: 9:00-19:00.

    En cuanto a la religión, la población austriaca es mayoritariamente católica y, al igual que en Alemania, quienes se declaran miembros de una confesión deben pagar el Kirchensteuer, o impuesto eclesiástico, un porcentaje que se descuenta directamente de la nómina y se destina a la iglesia correspondiente.
     
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    Iglesia de San Carlos Borromeo
     
    Naschmarkt, el mercado más grande de la ciudad, muy popular entre locales y turistas, y abarrotado los fines de semana. El mercado existe desde el siglo XVI: originalmente se vendía leche (en botellas de barro) y productos básicos. Antiguamente, aquí llegaban los alimentos transportados por vía terrestre, mientras que los productos que llegaban por el Danubio se distribuían en otros mercados de Viena. Sin embargo, hoy en día se puede encontrar de todo: frutas, verduras, especias, carnes, pescados, flores y productos internacionales, aunque es cierto que es más caro que otros mercados locales. También hay puestos donde puedes tomar un vino o algo para picar, un pequeño placer cuando el tiempo acompaña. Además, un dato curioso: Viena es la única capital del mundo que cuenta con viñedos y vino con denominación de origen dentro de sus propios límites urbanos, situados en las colinas que rodean la ciudad.

    Majolikahaus. Otro edificio de Otto Wagner, el máximo exponente de art nouveau en Viena. Su construcción data de 1898 y la fachada es sencillamente impresionante.

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    Fachada de la Casa Majolikahaus

    Hundertwasserhaus. Se trata de un conjunto de viviendas de colores vivos y formas atípicas, construido entre 1983 y 1985 (no 1986) por el artista vienés Friedensreich Hundertwasser (1928-2000), a quien muchos apodan el Gaudí austríaco. Hundertwasser, además de pintor, fue también arquitecto autodidacta, escultor y ecologista. Durante una visita a España quedó fascinado por la arquitectura modernista de Gaudí, cuya influencia se aprecia en el carácter orgánico y colorido de su obra. En sus diseños buscaba la integración entre arquitectura y naturaleza, por eso podemos ver jardines en las terrazas e incluso árboles que crecen desde el interior de las viviendas, cuyas ramas asoman por las ventanas. Tampoco le gustaban las líneas rectas —decía que no existían en la naturaleza—, por lo que prefería las formas onduladas y acabó desarrollando un estilo completamente personal. Las viviendas son de propiedad privada, por lo que no se pueden visitar por dentro, solo contemplar desde el exterior. Como curiosidad, frente al edificio hay una cabina telefónica londinense roja (que funciona): Hundertwasser pensaba que armonizaba mejor con su diseño que las cabinas telefónicas austríacas convencionales. La Hundertwasserhaus se encuentra en la Kegelgasse 37-39, y la forma más sencilla de llegar es en el tranvía número 1 hasta la parada de Hetzgasse.

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    Hundertwasserhaus

    El Palacio de Schönbrunn (Schloss Schönbrunn), cuyo nombre significa “hermoso manantial”, es la atracción turística más visitada de Viena. Fue la residencia de verano de los Habsburgo y suele conocerse como el Versalles vienés por su tamaño y esplendor. Es un palacio más majestuoso e impactante que el de Hofburg, así que, si no disponéis de tiempo para visitar ambos, nuestra recomendación es que prioricéis este.

    Maximiliano II adquirió estos terrenos en 1569 para utilizarlos como reserva de caza. Más tarde, tras los daños provocados por el asedio otomano de 1683, el emperador Leopoldo I encargó en 1696 la construcción de un nuevo palacio, que se completó hacia 1712. Su intención era crear una residencia para su hijo, José I, padre de María Teresa I de Austria. Sería precisamente María Teresa, la primera mujer en gobernar los territorios austríacos por derecho propio, quien transformaría Schönbrunn y lo convertiría en la gran residencia imperial de verano que conocemos hoy.

    Se trata de un palacio cargado de historia: aquí nació y murió Francisco José I de Austria, y fue también el lugar donde Mozart, con tan solo seis años, se dio a conocer como niño prodigio ofreciendo un concierto el 13 de octubre de 1762 ante nada menos que María Teresa de Habsburgo. Para quienes no deseen entrar, basta con acercarse a los jardines, cuya visita es gratuita y que por sí solos ya merecen la pena. Fueron diseñados al estilo francés barroco, inspirados en el modelo de Versalles.

    El palacio es enorme: de las 1.441 salas y habitaciones que posee, solo 40 están abiertas al público. En la visita se recorren habitaciones, salas de representación, comedores y estancias privadas. Entre las más destacadas se encuentra la Sala de los Niños (Kindersaal), donde pueden verse retratos de los hijos de María Teresa —tuvo 16—, incluido uno de María Antonieta (el situado arriba a la derecha en la pared izquierda), futura reina de Francia y esposa de Luis XVI. También llama la atención la Sala de los Espejos (Spiegelsaal), decorada en estilo rococó blanco y dorado, con espejos que recubren las paredes y donde Mozart, con solo seis años, tocó para la emperatriz María Teresa.

    Otro punto importante del recorrido son las estancias personales del emperador Francisco José, que incluyen su dormitorio y su despacho. El emperador nació en Schönbrunn en 1830 y murió allí en 1916, en la misma cama que se conserva hoy; cerca de sus aposentos se expone un retrato que representa el momento de su muerte. La Sala de Ceremonias (Zeremoniensaal), más íntima y privada, se utilizaba para actos familiares, recepciones y celebraciones. Finalmente, la Galería Mayor (Große Galerie), la sala más impresionante del palacio, mide 43 metros de largo por 10 de ancho y está decorada con oro, estuco, espejos y lámparas de cristal. Fue escenario de bailes, recepciones y banquetes de la corte de los Habsburgo.

    Hay tres tickets que permiten la visita al palacio: el Sisi Ticket que comentábamos más arriba; el llamado Grand Tour, de una hora y media de duración que incluye 40 salas; y el Imperial Tour, que incluye 22 salas (como los apartamentos de Francisco José y Sisi), dura poco menos de una hora y es más barato. Todos los tours son se hacen por libre con una audioguía. Aquí tenéis los horarios y aquí los precios de todos los billetes que hay. Se llega fácilmente en metro con la línea U4 hasta la estación Schönbrunn.

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    Palacio de Schönbrunn

    Museos en Viena

    En este apartado, sin duda hay que destacar dos museos por delante del resto: la Albertina y el Palacio de Belvedere.

    La Albertina. Este antiguo palacio de los Habsburgo alberga, hoy en día, la colección de pintura más destacada de la ciudad. Aparte de una gran cantidad de obras de Alberto Durero, en el museo también se encuentran obras de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, El Bosco, Rubens, Van Dyck, Rembrandt y otras del siglo XX de Renoir, Cézanne o Klimt, entre muchos otros. Aquí tenéis los horarios y precios en castellano, al final de la página.

    Palacio de Belvedere (Schloss Belvedere). Se trata de un antiguo palacio barroco, construido entre 1714 y 1723 como residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya (1663-1736), un noble francés al servicio de Sacro Imperio Romano Germánico durante muchos años, hoy en día convertido en museo. Alberga la mayor colección de cuadros del pintor austriaco Gustav Klimt en el mundo (24 pinturas), siendo la atracción principal su obra El beso. Para los que quieran aprender más sobre Klimt y la Galería Belvedere, os recomendamos antes de visitar Viena ver la película La dama de oro, una historia basada en hechos reales sobre el cuadro de Gustav Klimt Retrato de Adele Bloch-Bauer I. El complejo del palacio consta, en realidad, de dos palacios, el Belvedere Superior (Oberes Belvedere), que es el principal y que podéis ver en la siguiente imagen, y el Belvedere Inferior (Unteres Belvedere), ambos separados por unos hermosos jardines. El Belvedere Superior es la imagen de la moneda de 20 céntimos de Austria. Para llegar hasta aquí, la parada más cercana de metro es Südtiroler Platz, en la línea U1.
     
    palacio belvedere viena
    Palacio de Belvedere

    Además de estos, Viena cuenta con muchos otros espacios culturales: es una ciudad extraordinariamente rica en museos. Varios de ellos, como ya comentamos, son gratuitos el primer domingo de cada mes. Entre ellos se encuentran el Wien Museum Karlsplatz; el Otto Wagner Pavillon en Karlsplatz; el Museo de Historia Militar (Heeresgeschichtliches Museum); el Museo Romano (Römermuseum) en Hoher Markt; los Frescos Neidhart (Wien Museum Neidhart Festsaal) en la casa Tuchlauben; el palacio de Hermesvilla en el Lainzer Tiergarten; el Museo del Reloj (Uhrenmuseum); el Museo del Prater (Pratermuseum); la Virgilkapelle en Stephansplatz; el Beethoven Museum; la Beethoven Pasqualatihaus; la vivienda de Johann Strauss (Johann Strauss Wohnung); la casa natal de Schubert (Schubert Geburtshaus) y la casa de Haydn (Haydnhaus).

    Viena es conocida mundialmente como la capital de la música clásica, un título que debe en gran medida al mecenazgo de los Habsburgo, quienes impulsaron las artes y atrajeron a numerosos compositores a su corte. Gracias a este legado, hoy es posible visitar varias de las viviendas donde vivieron o trabajaron algunos de ellos, muchas de las cuales, como mencionamos antes, son gratuitas el primer domingo de cada mes. Entre ellas se encuentran la casa de Mozart (Mozartwohnung), la de Haydn (Haydnhaus), la de Johann Strauss (Johann Strauss Wohnung), las dos viviendas de Schubert (Schubert Geburtshaus y Schubert Sterbewohnung) y las dedicadas a Beethoven (Beethoven Museum, Beethoven Eroicahaus y Beethoven Pasqualatihaus). Otro museo especialmente interesante relacionado con la música es la Casa de la Música (Haus der Musik), un espacio interactivo dedicado al sonido, la música y sus compositores. Entre sus experiencias más llamativas destaca la posibilidad de dirigir virtualmente a la Orquesta Filarmónica de Viena, ajustando el tempo y observando cómo “responde” la orquesta. En su página web podéis ver sus horarios y precios.

    Muchos de estos museos pertenecen al Museo de Viena (Wien Museum), aquí podéis ver una lista de todos ellos.

    Otro museo interesante e independiente del Museo de Viena es el Museo Etnográfico de Viena (Weltmuseum Wien), museo que expone objetos de diferentes culturas y épocas, siendo el penacho de Moctezuma II, es decir, la corona de plumas del último emperador de México-Tenochtitlán antes de la conquista española. Obviamente, es preciso mencionar que no está probado que perteneciera a él realmente. Actualmente no se presta a México por motivos de conservación. En su página web podéis ver sus horarios y precios. 

    Más alternativas en Viena

    Si ya habéis visto lo anterior y os sobra tiempo, podéis completar vuestra visita con alguno de estos lugares.

    →El Cementerio Central de Viena (Wiener Zentralfriedhof), inaugurado en 1874, es un gigantesco camposanto: el segundo más grande de Europa y uno de los mayores del mundo, con cerca de tres millones de personas enterradas en él. Entre sus tumbas se encuentran las de numerosas figuras ilustres, como los compositores austriacos Franz Schubert, Johann Strauss y Wolfgang Amadeus Mozart —aunque este último fue enterrado originalmente en el cementerio de St. Marx, hoy convertido en parque—, así como la del alemán Ludwig van Beethoven.

    Además de músicos, una de las sepulturas más visitadas es la de Hedy Lamarr (1914–2000), actriz austroestadounidense e inventora cuyas investigaciones sobre el salto de frecuencia sentaron las bases de tecnologías como el WiFi, el GPS o el Bluetooth. Dentro del recinto también se encuentra una iglesia dedicada a San Carlos Borromeo, aunque su estilo arquitectónico difiere notablemente del de la famosa Karlskirche del centro de la ciudad.

    Incineradora de Basura de Hundertwasser (Müllverbrennungsanlage Spittelau). Si os han gustado las casas anteriores y el estilo arquitectónico de Hundertwasser, este edificio os va a parecer una pasada. Algo tan concreto como una incineradora de basura fue lo que eligió Hundertwasser para hacer su enésima obra. El edificio es de 1971 y la colorida fachada data de 1989 después de que sufriera un gran deterioro a causa de un incendio en 1987.

    Canal del Danubio (Donaukanal). El Danubio es uno de los ríos más largos de Europa y atraviesa diez países (entre ellos Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Moldavia, Ucrania y Croacia) y desemboca en el mar Negro. Su cuenca hidrográfica tiene más de 800.000 km², lo que representa aproximadamente el 8% del territorio europeo, y ha sido históricamente una de las principales rutas de comercio. Una de las actividades más queridas de los locales en primavera y verano es ir al Canal del Danubio, brazo secundario del Danubio que se llena de gente cuando hace buen tiempo aprovechando los bares y terrazas que hay a lo largo de sus orillas, como el Strandbar Herrmann, un bar de estilo chill-out con arena de playa junto al canal. El Donaukanal es bastante largo, recorre unos 17 kilómetros atravesando Viena de noroeste a sureste, la zona con más ambiente es el tramo central, desde Schwedenplatz hacia el norte.

    ¿Dónde comer en Viena?

    En algún momento de vuestro viaje debéis probar el plato estrella de la cocina austríaca:
    • El Schnitzel (filete empanado). Como veréis distintos precios para este plato, es preciso que sepáis las diferencias: el Wiener Schnitzel original es más caro ya que está hecho de ternera (Kalb). En cambio, el llamado Schnitzel "Wiener Art" está hecho de cerdo (Schwein), de ahí que este sea más barato que el primero. Es un plato sencillo aunque muy querido, y tiene su técnica: la carne es aplastada antes de empanarla y freírla, ya que un buen Schnitzel tiene que tener un grosor muy fino.
    • El Tafelspitz es otra especialidad de la cocina austriaca. Consiste en un trozo de ternera cocida en un caldo de verdura. Era el plato favorito del emperador Francisco José I.
    • Para los postres, además del archiconocido Apfelstrudel (hojaldre de manzana), destacan los Buchteln —una masa esponjosa en forma de cubos o bloques, cocinada a la sartén y a veces rellena de mermelada— y el dulce más querido de la región: el Kaiserschmarrn, una especie de crêpe troceada que se sirve con compota o mermelada de fruta. Sobre el origen del Kaiserschmarrn circulan numerosas leyendas. La más extendida cuenta que, en 1854, el emperador Francisco José llegó cansado y sin apetito, y su cocinero decidió prepararle algo contundente: una mezcla improvisada de masa frita, pasas y compota. El emperador quedó tan encantado que el plato pasó a llamarse Kaiser (emperador) + Schmarrn (tontería o revuelto). Otra versión similar afirma que el cocinero lo creó para animar a Sissi a comer un poco más, pero ella lo rechazó y fue Francisco José quien lo probó y se enamoró del plato. También existen historias que aseguran que su origen no tiene relación alguna con los emperadores.

    Restaurantes hay muchos y de todo tipo aquí, a nosotros nos recomendaron estos y los que probamos nos gustaron mucho.

    Figlmüller, la parada obligatoria para probar el Wiener Schnitzel; para muchos, el mejor de la ciudad.

    Café Bierbeisl Einstein, al lado del ayuntamiento, de comida austriaca-alemana. Es un sitio céntrico, elegante y desde luego nada caro.

    Zwolf Apostelkeller, otro muy buen sitio de comida austriaca, situada en el sótano de un edificio, lo cual le da un ambiente especial.

    Plachutta, un elegante y selecto restaurante de comida austriaca, visitado por muchos famosos, por lo que el precio es bastante alto. La especialidad es el Tafelspitz, aunque también tienen destaca su Schnitzel. Tiene dos locales, si bien el Plachutta Wollzeile es el original.

    Centimeter. Si algún día vais con hambre o simplemente queréis comer barato, este es vuestro sitio. Hay varios locales repartidos por la ciudad y sirven platos muy abundantes a precios económicos. La carta es variada: hamburguesas, especialidades austríacas, opciones húngaras como el goulash… El ambiente es desenfadado y con un toque claramente estudiantil.

    Si algún día andáis con hambre y/o queréis comer barato, este es vuestro sitio, hay varios por la ciudad. Platos considerablemente grandes a bastante buen precio. Hay de todo: hamburguesas, platos austríacos, húngaros (gulash), etc. Tiene ambiente estudiantil.

    Bitzinger Würstelstand Albertina. Si buscáis algo para comer rápido, un bocadillo de salchicha quizás sea una buena opción. Las de este puesto callejero son bastante famosas. Tenéis desde la típica Bratwurst que va a la brasa, hasta la Käsekrainer, que va rellena de queso Emmental, pasando por la súper popular Currywurst, con salsa de ketchup y curry.

    Four Bells - Pub, por si queréis variar un poco de comida o por si no queréis gastar tanto en comer. Un típico pub irlandés que sirve buenas hamburguesas; los domingos tienen oferta y las sirven a 5,90€ (abre a partir de las 16:00).

    Ferhat Döner. Es el mejor sitio de kebap de la ciudad, y lo consigue con un concepto distinto: la carne es de ternera y está súper jugosa. Las colas son largas pero merece la pena.

    Café Demel. Esta histórica cafetería‑pastelería es famosa por sus tartas —incluida la Sacher— y por su delicioso Kaiserschmarrn. Es cierto que los precios pueden resultar elevados para las raciones que sirven, pero, como ocurre en muchos locales de Viena, forma parte del coste de disfrutar de la ciudad. Eso sí, suele haber cola.

    Café Landtmann, un café histórico, fundado en 1873 por Franz Landtmann, quien lo promocionó como “el café más elegante de Viena”. Celebridades como Sigmund Freud y Paul McCartney visitaron este café, que está catalogado como monumento protegido (Denkmalschutz) por su valor histórico y artístico. Tienen cafés vieneses tradicionales así como la célebre Sachertorte.

    Café im Kunsthistorischen Museum Wien. Un café en el interior de un edificio impresionante. Lo único malo es que la cola que hay que esperar es enorme, pero si tenéis tiempo de sobra, podéis daros el lujo. Además de un café, podéis disfrutar de dulces como el Apfelstrudel, el Kaiserschmarrn o los Buchteln que hemos mencionado anteriormente.

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