Hoy os presentamos Viena —Wien en alemán—, capital del estado federado homónimo y del país, Austria, así como ciudad más poblada del país con 1,8 millones de habitantes. Está situada a orillas del Danubio, a 50 km de la frontera con Eslovaquia y 70 km de Hungría.
Es una ciudad ideal para visitar en un fin de semana largo, mejor aún si hay algún puente de por medio, ya que tiene bastantes cosas que ver, incluida una oferta cultural interesantísima con más de cien museos. También es una de las ciudades que suelen encabezar las clasificaciones de ciudades con mayor calidad de vida, aunque en el otro de lado de la balanza, sus habitantes tampoco tienen fama de destacar por su simpatía.
Breve historia de Viena y personajes ilustres
Para empezar, vamos a repasar brevemente algunos acontecimientos de la historia de la ciudad y del país ya que nos serán muy útiles durante nuestra visita.
En primer lugar, hay que hablar de la Casa de Habsburgo, originaria del siglo XI y una de las principales dinastías reales de Europa. Desde 1440 hasta 1740, los Habsburgo reinaron en el Sacro Imperio Romano Germánico (962–1806). También gobernaron el Imperio Español: el emperador Maximiliano I de Habsburgo (1459–1519) tuvo un hijo, Felipe I de Castilla, conocido como Felipe el Hermoso, quien se casó con Juana I de Castilla (Juana la Loca), hija de los Reyes Católicos. Su hijo, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, fue emperador entre 1520 y 1558. La rama española de los Habsburgo finalizó en 1700 con la muerte de Carlos II de España, mientras que la rama austriaca del Sacro Imperio concluyó en 1780 con la muerte de María Teresa I de Austria, dando paso a la Casa de Habsburgo-Lorena surgida de la unión de María Teresa con Francisco Esteban de Lorena.
Años más tarde, con la formación del Imperio austrohúngaro en 1867, Viena se convirtió en su capital. Fue una gran potencia en Europa, ya que además de los actuales Austria y Hungría, incluía territorios como Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Bosnia y Herzegovina. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el Imperio austrohúngaro comenzó a desintegrarse (1918–1919). Tras la derrota, varios pueblos proclamaron su independencia, y en noviembre de 1918, el emperador Carlos I de Habsburgo emitió una declaración en la que renunciaba a participar en los asuntos del Estado, sin abdicar formalmente. Al día siguiente, se proclamó la Primera República de Austria. Carlos y su esposa, Zita de Borbón-Parma, se exiliaron en Suiza, y en 1919 la nueva república confiscó las propiedades de la familia imperial. Tras dos intentos fallidos de restaurar la monarquía en Hungría, Carlos fue deportado a la isla de Madeira, donde falleció en 1922. Así concluyó el Imperio austrohúngaro (1867–1918).
Durante este periodo destacó la figura de Isabel de Baviera (Elisabeth von Bayern) o Isabel de Austria (Elisabeth von Österreich-Ungarn), más conocida como la emperatriz Sissi (1837-1898). Nacida en Múnich y perteneciente a la Casa de Wittelsbach, era nieta del rey Maximiliano I de Baviera. Su madre, Ludovica de Baviera, planeó que su hija mayor, Elena de Baviera, se casara con el emperador Francisco José I de Austria (1830–1916). Sin embargo, Francisco José se enamoró de Sissi y se casaron en 1854, convirtiéndose ella en Emperatriz de Austria (1854–1898) y Reina de Hungría (1867–1898).
Circular en Austria
Para circular por las carreteras austriacas es necesario llevar una pegatina, también conocida como viñeta (Vignette en alemán). Estas se compran en las gasolineras, tanto en las primeras nada más cruzar la frontera como en algunas que nos encontremos según nos aproximemos a los límites del país. La viñeta ha de estar adherida al parabrisas, como cualquier pegatina de la ITV. No obstante, estas son solo obligatorias para conducir por autopistas y autovías —no por carreteras secundarias— y para vehículos de hasta 3,5 toneladas. Existen tres modalidades: para 10 días seguidos, para 2 meses y para 1 año; toda la información al respecto la podréis ver más detalladamente aquí, además de los precios correspondientes. Vehículos de peso superior a 3,5 toneladas, incluidas caravanas, han de comprar un dispositivo electrónico, cuya información la tenéis también en el anterior enlace.
Además de personalmente en gasolineras, también se pueden comprar online en la página web oficial, introduciendo la matrícula del coche y el número de días. Es lo más cómodo para evitar colas o paradas en gasolineras. Una vez has comprado la Digitale Vignette, el segundo paso es, si se quiere, activar el Digitale Streckenmaut FLEX, que es para pasar por la zona de peaje automático, para lo que primero necesitas decir por qué tramo de autopista se va a pasar.
En caso de que alquiléis un coche en la propia Austria, normalmente estos ya tienen incluida la viñeta, aunque siempre es mejor consultarlo con la agencia para asegurarse.
¿Cómo moverse en Viena?
Con tanto turismo como tiene, lo cierto es que Viena está bien preparada para que los visitantes podamos movernos por la ciudad en todos los medios de transporte que dispone: autobús, metro y tranvía. Por ello, existen los siguientes tipos de billetes que se pueden comprar en las máquinas de metro o por internet, válidos para la zona central de Viena (zona 100):
- Sencillo: 3,20 €
- 24 horas: 8,60 €
- 48 horas: 15,20 €
- 72 horas: 18,40 €
No es ningún secreto que Viena es una ciudad bastante cara, por lo que para los que quieran entrar en todos los museos y atracciones turísticas quizás les compense comprar la tarjeta Viena City Card, válida para 24, 48 ó 72 horas. Aquí se pueden comprar online. Estas son las atracciones incluidas con descuentos.
¿Qué ver en Viena?
Primeramente vamos a ver lo que queda dentro del casco antiguo, el cual está delimitado por la calle circular Ringstraße y el canal Donaukanal paralelo al río del que proviene, el Danubio. Por eso, es posible que a veces oigamos hablar del centro como “el Ring”.
Una buena opción para conocerlo es subiéndote a los tranvías públicos 1 y 2, haciendo transbordo en Schwedenplatz. Si tenemos el ticket de día o varios días, no nos supondrá ningún coste adicional.
Vamos a dividir lo que ver entre lo que es el distrito 1 (1. Gemeindebezirk) o centro de la ciudad (Innere Stadt) y fuera de él. Para recorrer el centro, la clave está en seguir un recorrido circular, empezando en el este (Stephansdom) y terminando hacia el sur (Secession) o viceversa.
¿Qué ver en el centro de la ciudad de Viena (distrito 1)?
Empezaremos por el centro neurálgico de la ciudad, la Plaza de San Esteban (Stephansplatz), donde se encuentra la catedral de San Esteban (Stephansdom). En esta plaza hubo una primera iglesia románica del siglo XII dedicada a San Esteban, alrededor de la cual se formó un cementerio, como era costumbre en la época. Este cementerio permaneció activo hasta 1732, cuando fue trasladado fuera de las murallas por razones de salubridad. La catedral actual, de estilo gótico, es el edificio religioso más destacado de la ciudad y es conocida por su llamativo tejado de colores y líneas que crean un curioso contraste con el resto de la estructura. Su construcción comenzó en el siglo XIV sobre los cimientos de la antigua iglesia románica y, aunque sobrevivió a múltiples guerras, fue gravemente dañada durante los bombardeos de 1945 en la Segunda Guerra Mundial. En la fachada hay un detalle curioso: un grabado en la pared con los caracteres “O 5”, cuyo origen ha causado cierto desconcierto entre los historiadores. Se interpreta que la “O” representa Austria (Österreich) y que el “5” equivale a la letra “E” (quinta letra del abecedario), formando así “OE”, una abreviatura de Österreich. Según una leyenda popular, este símbolo habría servido como punto de encuentro de la resistencia local durante el Tercer Reich, ya que, en una época en la que las reuniones multitudinarias estaban prohibidas, los habitantes aprovechaban las misas para reunirse sin llamar la atención.
Se puede entrar a su interior gratuitamente si bien solo se tiene acceso a una parte, para ver la iglesia al completo hay que pagar 7€. En su interior destaca la gran cantidad de altares que tiene, prestando especial atención al altar mayor así como a la gran cantidad de obras de arte que hay en las bóvedas. Por otro lado, hemos de fijarnos en el púlpito de piedra —la estructura en alto sobre la que se lee o predica— en el que se aprecian varias figuras: el enfrentamiento entre los sapos, animales que representan el bien, y los lagartos, animales que representan el mal, mientras que en la parte superior, el perro trata de evitar que estos influyan en el predicador. Atención también al llamado “mirón” en la parte inferior.
Podéis completar la visita con alguna de las siguientes actividades de pago: entrar a las catacumbas (7 €); ver la Campana Pummerin en la torre norte (7 €) —pesa 21 toneladas y tiene la curiosa anécdota de que se desplomó en 1945, destruyendo lo que había debajo, aunque la propia campana sobrevivió—; y subir a la torre sur, de 136 metros de altura (6,5 €), apodada cariñosamente Steffl por los locales, ya que es la torre más emblemática de la catedral. Si decidís subir, desde arriba se puede disfrutar de una panorámica de toda la ciudad —y, si el día es claro, incluso se ven los montes al fondo—, además de contemplar mucho más de cerca las coloridas tejas del tejado. Tiene más de 250.000 azulejos, y lo más impresionante es que son los originales: durante las guerras mundiales se retiraron para protegerlos de posibles daños y posteriormente se volvieron a colocar. Una parte de ellos muestra un diseño con dos águilas, símbolo del Imperio austrohúngaro. También existe una entrada conjunta que incluye el acceso a la parte de pago del interior de la iglesia, las catacumbas, la campana de la torre norte y la torre sur, todo ello por 25 €.
Y dos datos más curiosos, hay regulaciones estrictas que impiden la construcción de un edificio más alto en el centro histórico de Viena que la catedral de San Esteban, aunque fuera del centro sí se puede. El otro dato interesante es que la catedral de San Esteban es la imagen de la moneda de 10 céntimos del país.
Catedral de San Esteban
Saliendo de la catedral, a escasos metros podemos acercarnos a ver la iglesia de San Pedro (Katholische Kirche St. Peter), construida en 1733 en estilo barroco y acceso gratuito. Su horario es de lunes a viernes de 7:00 a 20:00 y sábados, domingos y festivos de 9:00 a 21:00.
El Reloj Anker (Ankeruhr). Es una muestra del estilo art nouveau en Viena construido en 1914, ubicado en la plaza Hoher Markt. Todos los días a las 12 horas el reloj representa un pequeño teatro musical de 12 figuritas de personajes históricos como emperadores romanos, los Habsburgo e incluso músicos.
También se puede tomar un café en el café más antiguo de Viena, el Café Central, inaugurado en 1876. Es un sitio emblemático y bastante caro, pero merece la pena aunque sea tomarse un café y un dulce como el Apfelstrudel, una tarta Sacher o el Kaiserschmarrn. Está ubicado en la calle Herrengasse 14.
En la plaza Josefsplatz, merece la pena entrar en la Biblioteca Nacional de Austria (Österreichische Nationalbibliothek). Fue construida en el siglo XVIII por el emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico como biblioteca para la corte, convirtiéndose en la biblioteca barroca más antigua de Europa. Su sala principal, la Prunksaal, es la joya de este lugar. Los precios los podéis encontrar en su página web.
Sala Prunksaal en el interior de la Biblioteca Nacional de Austria
La siguiente parada es la Michaelerplatz, veréis también ruinas romanas con restos arqueológicos (Ausgrabungen Michaelerplatz) de cuando la ciudad perteneció al Imperio Romano. De hecho esta ciudad fue muy importante ya que se cree que el gran emperador romano Marco Aurelio (121-180) murió aquí, entonces llamada Vindobona.
Esta plaza marca el final (o principio) del enorme complejo de 300.000 metros cuadrados que conforma nuestra siguiente visita, el Palacio de Hofburg. Fue la residencia de invierno de la Casa de los Habsburgo desde el siglo XIII hasta 1918 en Viena. Desde 1945 alberga la oficina de la Presidencia de Austria. Aquí nació la emperatriz María Teresa I de Austria, y también vivió en él la emperatriz Sissi, de la que se conservan algunos objetos. Recordemos que el emperador Francisco José I de Austria (Kaiser Franz Joseph I, 1830-1916) eligió a su prima Sissi (1837-1898) como su esposa en lugar de a la hermana de esta, Elena, prendado de su amor nada más conocerla. Tuvieron cuatro hijos. Sissi, nacida en Baviera (Alemania), tuvo que mudarse muy joven a la corte en Viena, donde nunca fue feliz, padeciendo depresión y problemas alimenticios. Ella era muy deportista, le gustaba montar a caballo, hablaba cinco idiomas y, físicamente, llamaba mucho la atención su estrecha cintura de apenas cincuenta centímetros y su cuidado pelo. Algunos de sus objetos que podemos ver el Hofburg son instrumentos de gimnasio donde hacía sus ejercicios diarios (algo que escandalizó a la corte en su momento por considerarlo impropio de una emperatriz) y prendas (algunas reconstrucciones y otras originales), donde destaca la réplica del vestido que llevó en su coronación como emperatriz en Hungría en 1867, otra réplica del vestido de novia que llevó en su celebración nupcial (Polterabend), algún corsé donde se puede apreciar esa cintura de avispa que tenía, y la capa negra que llevaba el día que murió, apuñalada en Ginebra (Suiza) por un anarquista italiano en 1898 a la edad de 60 años. Sissi fue enterrada en Viena, a pesar de que su deseo siempre fue que su cuerpo descansara en la isla griega de Corfú.
El museo consta de tres partes: la Platería de la Corte (Silberkammer) con múltiples vajillas que usaron los distintos emperadores; Apartamentos Imperiales (Kaiserappartements) que muestra habitaciones del palacio; y el Museo Sissi (Sisi Museum) que repasa la vida residencial de la emperatriz aquí en Viena. Es curioso que al pasar de los aposentos del emperador Francisco José a los de Sissi hay un timbre, y es que tenía que llamar antes de entrar, a pesar de ser marido y mujer... cosas de palacio. La visita incluye audioguía y dura unas 2 horas y cuarto aproximadamente. Estos son los precios y horarios.
Hay un billete especial llamado Sisi Ticket que incluye el Palacio de Hofburg, el grand tour del Palacio de Schönbrunn y el Museo del Mueble (Möbelmuseum Wien). Aunque solo vayáis a entrar a los palacios de Hofburg y Schönbrunn, que son los principales, es posible que salga mínimamente rentable. Aquí tenéis los precios. El ticket se puede comprar en cualquiera de los dos palacios.
Fachada del Palacio de Hofburg vista desde la plaza Michaelerplatz
Esta es una de las fachadas principales del Palacio de Hofburg, pero es un complejo tan grande que hay más. La otra destacada es la que da a la Plaza de los Héroes (Heldenplatz), diseñada en el siglo XIX, durante el reinado del emperador Francisco José I, como parte del proyecto de ampliación del palacio imperial. Su nombre, Heldenplatz, hace referencia a los “héroes” nacionales del Imperio, especialmente militares. En la plaza se encuentran dos grandes estatuas ecuestres: la más lejana al palacio es la del archiduque Carlos de Austria (Erzherzog Karl), portando una bandera como símbolo del patriotismo austriaco y de las guerras napoleónicas, mientras que la más cercana muestra al príncipe Eugenio de Saboya (Prinz Eugen von Savoyen), famoso general que luchó contra los turcos en los siglos XVII–XVIII.
Al cruzar Heldenplatz, entraremos en el Volksgarten, un precioso jardín en el que hay una estatua de Sissi (Kaiserin-Elisabeth-Denkmal) en uno de sus extremos.
El Parlamento de Austria (Österreichisches Parlament). Este imponente edificio se construyó entre 1874 y 1883 inspirándose en la Grecia Clásica para simbolizar los ideales de la democracia y la participación ciudadana. En sus inicios fue sede del Parlamento del Imperio austrohúngaro, aunque solo de la parte austríaca, y durante la Segunda Guerra Mundial fue gravemente dañado por lo que se tuvo que reconstruir en 1956. Recordemos que Austria, igual que su vecina Alemania, es una república, consta de un presidente de la república, que ejerce de Jefe de Estado, y de un canciller, que ejerce de Jefe de Gobierno y quien tiene el poder ejecutivo. El Parlamento tiene dos cámaras: el consejo nacional (Nationalrat) y el consejo federal (Bundesrat). Si entráis en su interior, podréis visitar la sala nacional (Sitzungssaal des Nationalrats), donde se celebra el pleno, y la sala federal (Sitzungssaal des Bundesrates). Sin embargo, lo más impresionante es la Sala de reuniones histórica de la Asamblea Federal de Austria (Historischer Sitzungssaal), también decorada con motivos griegos clásicos.
El Parlamento se puede visitar por libre o por medio de una visita guiada, ambas opciones son gratuitas. Lógicamente, siendo gratuito, se recomienda participar en una visita guiada, que se recomienda reservar online con antelación, hay varios horarios e idiomas pero los que son en inglés y español se acaban rápido, el plazo de reservas se abre 28 días antes. También se puede ir in situ y apuntarse a la próxima visita que haya disponible. En cualquier caso, hace falta presentar un documento de identidad con foto. La visita acaba en la terraza, desde donde hay unas vistas fabulosas de la Plaza de los Héroes y del Hofburg al fondo. Los horarios de apertura los podéis ver en su página web.
Edificio del Parlamento de Austria
Aparte de este edificio, el Parlamento también usa el de al lado, llamado Palacio Epstein (Palais Epstein), el cual se puede ver con visita guiada los sábados a las 11:30 y a las 13:30 horas en inglés o a las 10:30 y 12:30 en alemán. Podéis reservarlo con antelación o pasaros espontáneamente a ver si hay hueco. La web de reservas es la misma que la del parlamento, solamente tenéis que buscar los sábados a la hora de reservar, pues es el único día en que se ofrecen los tours del Palacio Epstein.
El Ayuntamiento de Viena (Wiener Rathaus). Es otro de los edificios más destacados de la ciudad, construido en 1883 en estilo neogótico y coronado por una singular figurilla llamada Rathausmann, todo un icono de Viena. Bajo el edificio se halla un elegante restaurante, el Wiener Rathauskeller, literalmente “Sótano del Ayuntamiento”. Y en invierno, entre enero y marzo, justo delante, montan una bonita pista de patinaje sobre hielo.
El interior del Ayuntamiento se puede ver gratuitamente con visita guiada en alemán los lunes, miércoles y viernes a las 13:00, aunque hay audioguías gratis en otros idiomas, incluido español, para seguir el hilo de lo que cuentan.
Ayuntamiento de Viena en invierno con la pista de hielo frente a él
El Teatro Imperial (Burgtheater), situado justo enfrente del Ayuntamiento, en el límite del Ring. Este majestuoso edificio se erigió en 1888, en el lugar donde antes había otro Burgtheater, de 1741. El original fue fundado por la Emperatriz María Teresa con el objetivo de tener un teatro cerca del palacio de Hofburg. Fue tal la importancia que Mozart estrenó aquí tres óperas, siendo la más famosa Las bodas de Fígaro, estrenada en 1786. Los amantes de la arquitectura se habrán dado cuenta de que el actual edificio de estilo neobarroco lleva el sello del arquitecto alemán Gottfried Semper —el mismo de la Ópera de Dresde—, en este caso junto con Karl Freiherr von Hasenauer. Un detalle curioso del edificio es el conjunto de nueve bustos de escritores que decoran la fachada. En la parte derecha y central se encuentran los bustos alemanes y austríacos: Halm, Grillparzer, Hebbel, Goethe, Lessing y Schiller; en la parte izquierda veremos tres internacionales: el francés Molière, el inglés William Shakespeare y el español Calderón de la Barca.
MuseumsQuertier, el barrio de los museos. En él destaca la plaza Maria-Theresien-Platz, donde hay un Monumento a María Teresa de Austria (Maria-Theresien-Denkmal), la única soberana de toda la dinastía de los Habsburgo, emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de Hungría, Croacia, Eslovenia y Bohemia entre los años 1740 a 1780. En 1780 falleció, poniéndose fin a la era de los Habsburgo y dando comienzo la era de la Casa de los Habsburgo-Lorena. En esta plaza, además del monumento central, vemos dos enormes edificios gemelos: a un lado, el Museo de Historia Natural de Viena (Naturhistorisches Museum Wien) y, al otro, el Museo de Historia del Arte de Viena (Kunsthistorisches Museum Wien), ambos inaugurados por el emperador Francisco José en 1889 y 1891, respectivamente. Ambos edificios son prácticamente copias, solo se diferencian en las estatuas de la fachada. En la parte final del artículo hablaremos más en detalle de los museos de Viena y en la parte de restaurantes hablaremos de un café precioso en el interior de uno de estos museos.
El Pabellón de la Secesión (Wiener Secession). Este llamativo edificio de cúpula dorada es uno de los mejores ejemplos del estilo “Secesión vienesa”, una rama del modernismo. Este estilo, al igual que el propio Pabellón, fue fundado en 1897 y su primer presidente fue precisamente Gustav Klimt (1862-1918). Además es el edificio que da imagen a la moneda de 50 céntimos de Austria. Aquí tenéis los horarios y precios.
El Musikverein Wien, traducido como club de música, un edificio inaugurado en 1870 que alberga los conciertos de la Orquesta Filarmónica de Viena, entre otros. En su interior se encuentran varias salas de conciertos, destacando la impresionante Sala dorada (Goldener Saal) que es donde tiene lugar el Concierto de Año Nuevo cada 1 de enero.
Seguimos en el tema de la música con la visita a la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper). Se construyó en estilo neorrenacentista y se inauguró el 25 de mayo de 1869 con la ópera de Mozart Don Giovanni (que se basa en la historia del personaje de la literatura española don Juan), repitiendo el éxito total que tuvo en su estreno en el Teatro Estatal de Praga en 1787. Esta inauguración contó con la presencia, ni más ni menos, del emperador Francisco José y la emperatriz Sissi.
Su construcción, sin embargo, tiene una macabra historia. Salió a concurso en 1860 y el proyecto ganador fue el presentado por los arquitectos Eduard van der Nüll y Sicard von Sicardsburg. A mitad de la construcción el proyecto empezó a recibir muchas críticas debido a que no estaba alineado con los planes urbanísticos de la ciudad y estaba en una zona ligeramente hundida con respecto al nivel de la calle. También fue criticado por la mezcla de estilos gótico y renacentista. Total que Eduard van der Nüll cayó en depresión y, aun estando su mujer embarazada, se acabó suicidando en 1868, mientras que Sicard von Sicardsburg continuó en principio con el proyecto pero terminaría falleciendo diez semanas después de tuberculosis. En definitiva, que los dos principales arquitectos de la Ópera no la llegaron a ver nunca terminada.
Durante la Segunda Guerra Mundial el edificio de la Ópera Estatal quedó parcialmente destruido, inaugurándose en 1955 de nuevo tras tener que ser reconstruido. Por la amplia historia musical vienesa, esta Ópera es una de las más importantes del mundo junto con el Teatro alla Scala de Milán y la Metropolitan Opera House de Nueva York. Los mejores directores y solistas han pasado por aquí. Compositores de renombre como Gustav Mahler o Richard Strauss, entre otros, dirigieron la Ópera en el siglo XX, mientras que cantantes como Luciano Pavarotti o Plácido Domingo, también actuaron aquí.
El programa anual de la Ópera Estatal de Viena incluye alrededor de 60 óperas y ballets distintos, que se representan durante unos 300 días al año. Es decir, hay función prácticamente todos los días, excepto durante el verano (julio y agosto), cuando la compañía hace una breve pausa. Cada temporada asisten más de 600.000 espectadores, con una ocupación media cercana al 98%, lo que la convierte en una de las casas de ópera más activas y exitosas del mundo. Esto conlleva una carga de trabajo descomunal, a veces subestimada. La Ópera de Viena en concreto necesita cerca de 1000 empleados para las representaciones, entre decoradores, coristas, cantantes, bailarines, músicos de la orquesta, técnicos, personal adminsitrativo, etc. La orquesta está formada por músicos de la Orquesta Filarmónica de Viena mientras que el coro y el ballet son cuerpos propios de la institución.
Para verla tenemos dos opciones, mediante una visita guiada en español/inglés/alemán o yendo a una función. Las entradas para las funciones se pueden comprar aquí. El rango de precios oscila entre 18€ y 250€, aproximadamente, si bien las más baratas son de visibilidad reducida que, según nos dijeron, no merecen en absoluto la pena. Sin embargo, existe una mejor opción y más económica. El teatro tiene una zona en la parte alta de sitios de pie (Stehplatz en alemán o Standing Room en inglés) los cuales no se venden con antelación y solo se pueden comprar en las taquillas que hay en el lateral izquierdo del edificio si nos situamos frente a él desde una hora y media antes de que empiece la ópera. Las colas suelen ser bastante largas así que mucha gente comienza la fila bastante antes de esa hora y media. Los precios son de tan solo 10 euros en tres zonas concretas (Parterre, los mejores, Galerie, los segundos mejores, y Balkon, los peores), un precio tirado para estar en la Ópera de Viena. Al ser sitios de pie, las filas están separadas por barandillas y no hay sitios fijos, por lo que la gente suele ir rápidamente en cuanto abren las puertas para coger las primeras filas.
Ópera Estatal de Viena
A un lado de la Ópera, en el llamado Opernpassage, se encuentra el Paseo de la Fama de Viena (Wiener Walk of Fame), donde, al más puro estilo de Hollywood, vemos estrellas en el suelo dedicadas a los compositores y directores de orquesta más importantes. Podréis ver las estrellas de Antonio Vivaldi, Giuseppe Verdi, Ludwig van Beethoven, Richard Strauss, Franz Liszt, y otras quizás menos conocida como la de Karl Böhm, el director de orquesta que dirigió en 1955 la reapertura después de las obras posteriores a los destrozos de la IIGM, interpretando la ópera Fidelius, de Beethoven —su única ópera, por cierto—.
La calle Kärntner, que conecta la catedral de San Esteban con la Ópera, es la calle comercial por antonomasia de Viena, pasando por el Hotel y Café Sacher donde podréis probar la tarta Sacher (Sachertorte), uno de los dulces más famosos de Austria, elaborado con bizcocho de chocolate, una fina capa de mermelada de albaricoque, y cobertura de chocolate glaseado. La receta original fue creada en 1832 por el joven pastelero Franz Sacher para el príncipe Metternich. Décadas más tarde, su hijo Eduard Sacher fundó el hotel y popularizó la tarta. En el Hotel Sacher se producen más de 350.000 tartas al año, y se exportan por todo el mundo.
Por último, Stadtpark, un elegante parque urbano dentro del casco antiguo de la ciudad. Es uno de los espacios verdes más queridos por los vieneses, famoso por sus estanques y escultura, como la estatua dorada de Johann Strauss (1825-1899), compositor vienés mundialmente conocido por sus valses, siendo El Danubio azul (1866) su obra más importante.
Estatua de Johann Strauss en el parque Stadtpark
¿Qué ver fuera del centro de la ciudad?
La Estación Karlsplatz, prácticamente al lado de la Ópera. Se trata de la que fue estación de S-Bahn de Karlsplatz, una construcción del arquitecto austriaco Otto Wagner (1841-1918) inaugurada en 1899. En cuanto la vemos, lo que más llama la atención es su diseño y fachada ya que nada tiene que ver con las estaciones de metro convencionales. Hoy en día sirve como entrada al Pabellón de Otto Wagner (Otto Wagner Pavillon Karlsplatz), una galería sobre el artista, mientras que el otro edificio de la estación es un café. Solo abre de abril a octubre y cada primer domingo de mes la entrada es gratuita, el resto hay que pagar 5€ (4€ reducida).
La iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), situada a un lado de la plaza Karlsplatz, al borde del ring. Construida en 1737 en estilo barroco, esta iglesia se levantó bajo el mandato del emperador Carlos VI para celebrar el fin de la epidemia de peste que sufrió la ciudad en 1679. Y es que San Carlos Borromeo (1538-1584) fue un arzobispo italiano que ayudó al pueblo sin miedo a contagiarse cuando la peste asoló Milán entre 1576 y 1577, así que cuando dicha epidemia llegó posteriormente a Austria, Carlos VI quiso erigir una iglesia en su honor. En cuanto a la fachada, estamos ante, para muchos, la iglesia más bonita de la ciudad, presidida con las dos columnas de 33 metros inspiradas en columnas romanas, ya que, recordemos, estamos en época del Sacro Imperio Romano Germánico. Lo más destacado del interior son sus frescos. Abre en los siguientes horarios: de lunes a viernes: 7:30-19:00; sábados: 8:30-19:00; domingos: 9:00-19:00.
La población austriaca es principalmente católica y aquí, igual que sucede en Alemania, los que se declaran creyentes de una iglesia, han de pagar un impuesto llamado impuesto de la iglesia o Kirchensteuer que va destinado expresamente esa iglesia; es un porcentaje que te retienen de la nómina a fin de mes.
Iglesia de San Carlos Borromeo
Naschmarkt, el mercado más grande de la ciudad, muy popular entre locales y turistas, y abarrotado los fines de semana. El mercado existe desde el siglo XVI: originalmente se vendía leche (en botellas de barro) y productos básicos. Antiguamente, aquí llegaban los alimentos transportados por carros, mientras que los productos que llegaban por el Danubio se distribuían en otros mercados de Viena. Sin embargo, hoy en día se puede encontrar de todo: frutas, verduras, especias, carnes, pescados, flores y productos internacionales, aunque es cierto que es más caro que otros mercados locales. También hay puestos donde tomarte un vino o algo para picar, un pequeño placer cuando el tiempo acompaña. Un dato curioso es que Viena es la única capital del mundo con viñedos y vino con denominación de origen dentro de sus límites urbanos (se encuentran en las colinas que rodean la ciudad).
Majolikahaus. Otro edificio de Otto Wagner, el máximo exponente de art nouveau en Viena. Su construcción data de 1898 y la fachada es sencillamente impresionante.
Hundertwasserhaus. Se trata de un conjunto de viviendas de colores vivos y formas atípicas, construido entre 1983 y 1985 (no 1986) por el artista vienés Friedensreich Hundertwasser (1928-2000), a quien muchos apodan el Gaudí austríaco. Hundertwasser, además de pintor, fue también arquitecto autodidacta, escultor y ecologista. Durante una visita a España quedó fascinado por la arquitectura modernista de Gaudí, cuya influencia se aprecia en el carácter orgánico y colorido de su obra. En sus diseños buscaba la integración entre arquitectura y naturaleza, por eso podemos ver jardines en las terrazas e incluso árboles que crecen desde el interior de las viviendas, cuyas ramas asoman por las ventanas. Tampoco le gustaban las líneas rectas —decía que no existían en la naturaleza—, por lo que prefería las formas onduladas y acabó desarrollando un estilo completamente personal. Las viviendas son de propiedad privada, por lo que no se pueden visitar por dentro, solo contemplar desde el exterior. Como curiosidad, frente al edificio hay una cabina telefónica londinense roja (que funciona): Hundertwasser pensaba que armonizaba mejor con su diseño que las cabinas telefónicas austríacas convencionales. La Hundertwasserhaus se encuentra en la Kegelgasse 37-39, y la forma más sencilla de llegar es en el tranvía número 1 hasta la parada de Hetzgasse.
Palacio de Schönbrunn (Schloss Schönbrunn), cuyo nombre se traduce como “hermoso manantial” y es la atracción turística número uno de la ciudad. Se trata del palacio de verano de los Habsburgo, apodado el Versalles de Viena. Es más impresionante y majestuoso que el de Hofburg, por lo que, si no os da tiempo entrar a los dos, os recomendamos que elijáis este. El Palacio de Schönbrunn comenzó a construirse en 1696, durante el reinado del emperador Leopoldo I, y se terminó alrededor de 1712. Leopoldo I lo encargó para su hijo José I (padre de María Teresa I de Austria). Fue precisamente María Teresa I de Austria, la primera mujer en gobernar los territorios austríacos por derecho propio, quien transformó el palacio y lo convirtió en residencia imperial de verano.
Se trata de un palacio histórico ya que en él nació y murió Francisco José I de Austria, e incluso Mozart se dio a conocer como niño prodigio dando un concierto el 13 de octubre de 1762 a los 6 años de edad delante de, nada más ni nada menos, que María Teresa de Habsburgo. Para el que no quiera entrar, simplemente acercarse a ver los jardines ya merece la pena, y es gratuito. Fueron diseñados al estilo francés barroco, inspirados en el modelo de Versalles.
El palacio es enorme, aunque hay que tener en cuenta que, de las 1.441 salas y habitaciones que posee, tan solo 40 están abiertas al público. Algunas de las más llamativas son la Sala de los Niños, donde se pueden ver retratos de los hijos de María Teresa —tuvo hasta 16—, incluido uno de María Antonieta (el de arriba a la derecha en la pared izquierda), la futura reina de Francia, casada con Luis XVI; las estancias personales del emperador Francisco José, que incluyen su dormitorio y su despacho —recordemos que el emperador nació en Schönbrunn en 1830 y murió allí en 1916, en la misma cama que se conserva hoy; incluso hay un retrato que representa el momento de su muerte, expuesto cerca de sus aposentos—; y, por último, la Galería Mayor (Große Galerie), la sala más impresionante del palacio, de 43 metros de largo y 10 de ancho, decorada con oro, estuco, espejos y lámparas de cristal, escenario de bailes, recepciones y banquetes de la corte de los Habsburgo.
Hay tres tickets que permiten la visita al palacio: el Sisi Ticket que comentábamos más arriba; el llamado Grand Tour, de una hora y media de duración que incluye 40 salas; y el Imperial Tour, que incluye 22 salas (como los apartamentos de Francisco José y Sisi), dura poco menos de una hora y es más barato. Todos los tours son se hacen por libre con una audioguía. Aquí tenéis los horarios y aquí los precios de todos los billetes que hay. Se llega fácilmente en metro con la línea U4 hasta la estación Schönbrunn.
Palacio de Schönbrunn
Museos en Viena
En este apartado, sin duda hay que destacar dos museos por delante del resto: la Albertina y el Palacio de Belvedere.
La Albertina. Este antiguo palacio de los Habsburgo alberga, hoy en día, la colección de pintura más destacada de la ciudad. Aparte de una gran cantidad de obras de Alberto Durero, en el museo también se encuentran obras de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, El Bosco, Rubens, Van Dyck, Rembrandt y otras del siglo XX de Renoir, Cézanne o Klimt, entre muchos otros. Aquí tenéis los horarios y precios en castellano, al final de la página.
Palacio de Belvedere
Aparte de estos hay muchos otros, Viena es una ciudad muy rica culturalmente. Los siguientes museos son gratis el primer domingo de cada mes: Wien Museum Karlsplatz; el Otto Wagner Pavillon, en Karlsplatz (mencionado antes); el Museo de Historia Militar (Heeresgeschichtliches Museum); el Museo Romano (Römermuseum), en Hoher Markt; Frescos Neidhart (Wien Museum Neidhart Festsaal), en la casa Tuchlauben; el palacio de Hermesvilla, en el Lainzer Tiergarten; el Museo del Reloj (Uhrenmuseum); el Museo del Prater (Pratermuseum); Virgilkapelle, en Stephansplatz; el Beethoven Museum; la Beethoven Pasqualatihaus, la vivienda de Strauss (Johann Strauss Wohnung), la casa de Schubert (Schubert Geburtshaus) y la casa de Haydn (Haydnhaus).
También en Viena hay varias viviendas de compositores, algunas de ellas gratis en el primero domingo de cada mes como acabamos de mencionar. Estas son todas: la casa de Mozart (Mozartwohnung), de Haydn (Haydnhaus), Strauss (Johann Strauss Wohnung), Schubert (Schubert Geburtshaus y Schubert Sterbewohnung) y Beethoven (Beethoven Museum, Beethoven Eroicahaus, Beethoven Pasqualatihaus).
Muchos de estos museos pertenecen al Museo de Viena (Wien Museum), aquí podéis ver una lista de todos ellos.
Otro museo interesante e independiente del Museo de Viena es el Museo Etnográfico de Viena (Weltmuseum Wien), museo que expone objetos de diferentes culturas y épocas, siendo el penacho de Moctezuma II, es decir, la corona de plumas del último emperador de México-Tenochtitlán antes de la conquista española. Obviamente, es preciso mencionar que no está probado que perteneciera a él realmente. Actualmente no se presta a México por motivos de conservación. En su página web podéis ver sus horarios y precios.
Más alternativas
Si ya habéis visto lo anterior y os sobra tiempo, podéis completar vuestra visita con alguno de estos lugares.
Cementerio Central de Viena (Wiener Zentralfriedhof). Construido en 1874, este enorme cementerio es el segundo más grande de Europa y uno de los más grandes del mundo, con cerca de tres millones de personas enterradas bajo sus suelos. Entre ellos hay muchos ilustres, como los compositores austriacos Franz Schubert, Wolfgang Amadeus Mozart (realmente aquí está su tumba, aunque en realidad fue enterrado en el cementerio de St. Marx que hoy es un parque) y Johann Strauss, o el compositor alemán Ludwig van Beethoven. Además de músicos, otra de las tumbas más buscadas es la de Hedy Lamarr (1914-2000), actriz austro estadounidense que además era ingeniera, de hecho, sus estudios sobre la tecnología de salto de frecuencia están considerados como los precursores de la invención del WiFi, el GPS o el Bluetooth. En el cementerio también hay otra iglesia dedicada a San Carlos Borromeo, si bien poco tiene que ver con la del centro de la ciudad, estéticamente hablando.
Incineradora de Basura de Hundertwasser (Müllverbrennungsanlage Spittelau). Si os han gustado las casas anteriores y el estilo arquitectónico de Hundertwasser, este edificio os va a parecer una pasada. Algo tan concreto como una incineradora de basura fue lo que eligió Hundertwasser para hacer su enésima obra. El edificio es de 1971 y la colorida fachada data de 1989 después de que sufriera un gran deterioro a causa de un incendio en 1987.
Canal del Danubio (Donaukanal). El Danubio es uno de los ríos más largos de Europa y atraviesa diez países (entre ellos Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Moldavia, Ucrania y Croacia) y desemboca en el mar Negro. Su cuenca hidrográfica tiene más de 800.000 km², lo que representa aproximadamente el 8% del territorio europeo, y ha sido históricamente una de las principales rutas de comercio. Una de las actividades más queridas de los locales en primavera y verano es ir al Canal del Danubio, brazo secundario del Danubio que se llena de gente cuando hace buen tiempo aprovechando los bares y terrazas que hay a lo largo de sus orillas, como el Strandbar Herrmann, un bar de estilo chill-out con arena de playa junto al canal. El Donaukanal es bastante largo, recorre unos 17 kilómetros atravesando Viena de noroeste a sureste, la zona con más ambiente es el tramo central, desde Schwedenplatz hacia el norte.
¿Dónde comer en Viena?
En algún momento de vuestro viaje debéis probar el plato estrella de la cocina austríaca:
- El Schnitzel (filete empanado). Como veréis distintos precios para este plato, es preciso que sepáis las diferencias: el Wiener Schnitzel original es más caro ya que está hecho de ternera (Kalb). En cambio, el llamado Schnitzel "Wiener Art" está hecho de cerdo (Schwein), de ahí que este sea más barato que el primero. Es un plato sencillo aunque muy querido, y tiene su técnica: la carne es aplastada antes de empanarla y freírla, ya que un buen Schnitzel tiene que tener un grosor muy fino.
- El Tafelspitz es otra especialidad de la cocina austriaca. Consiste en un trozo de ternera cocida en un caldo de verdura. Era el plato favorito del emperador Francisco José I.
- Para los postres, aparte del súper famoso Apfelstrudel (hojaldre de manzana), están los Buchteln (masa en forma de cubos o bloques que se hace a la sartén, a veces rellenos de mermelada) y el dulce más querido de toda la región, el Kaiserschmarrn (crêpe troceada con compota o mermelada de fruta). Hay muchas leyendas sobre la creación de este último, una de las más creídas es que un día de 1854, el emperador Francisco José estaba cansado y desganado, su cocinero le quiso llevar algo contundente, un revuelto de cosas, en este caso una mezcla de masa frita, pasas y compota, con el resultado de que el emperador quedó fascinado. De ahí se quedó el nombre Kaiser (emperador) + Schmarrn (tontería). Otra leyenda parecida habla de que el cocinero se lo preparó a Sissi para que cogiera un poco de peso, pero ella no lo quiso y se lo comió Francisco José, a quien le encantó. También hay leyendas que cuentan que no tiene nada que ver con los emperadores.
Restaurantes hay muchos y de todo tipo aquí, a nosotros nos recomendaron estos y los que probamos nos gustaron mucho.
Figlmüller, la parada obligatoria para probar el Wiener Schnitzel; para muchos, el mejor de la ciudad.
Café Bierbeisl Einstein, al lado del ayuntamiento, de comida austriaca-alemana. Es un sitio céntrico, elegante y desde luego nada caro.
Zwolf Apostelkeller, otro muy buen sitio de comida austriaca, situada en el sótano de un edificio, lo cual le da un ambiente especial.
Plachutta, un elegante y selecto restaurante de comida austriaca, visitado por muchos famosos, por lo que el precio es bastante alto. La especialidad es el Tafelspitz, aunque también tienen destaca su Schnitzel. Tiene dos locales, si bien el Plachutta Wollzeile es el original.
Centimeter. Si algún día andáis con hambre y/o queréis comer barato, este es vuestro sitio, hay varios por la ciudad. Platos considerablemente grandes a bastante buen precio. Hay de todo: hamburguesas, platos austríacos, húngaros (gulash), etc. Tiene ambiente estudiantil.
Bitzinger Würstelstand Albertina. Si buscáis algo para comer rápido, un bocadillo de salchicha quizás sea una buena opción. Las de este puesto callejero son bastante famosas. Tenéis desde la típica Bratwurst que va a la brasa, hasta la Käsekrainer, que va rellena de queso Emmental, pasando por la súper popular Currywurst, con salsa de ketchup y curry.
Four Bells - Pub, por si queréis variar un poco de comida o por si no queréis gastar tanto en comer. Un típico pub irlandés que sirve buenas hamburguesas; los domingos tienen oferta y las sirven a 5,90€ (abre a partir de las 16:00).
Ferhat Döner. Es el mejor sitio de kebap de la ciudad, y lo consigue con un concepto distinto: la carne es de ternera y está súper jugosa. Las colas son largas pero merece la pena.
Café Demel. Esta es una cafetería pastelería, famosa por sus tartas (por ejemplo, la tarta Sacher) y por su Kaiserschmarrn. Es verdad que puede ser un poco caro para las cantidades que ponen, pero como pasa en muchos sitios en Viena, simplemente hay que aceptar que es una ciudad cara. Suele haber cola.
Café im Kunsthistorischen Museum Wien. Un café en el interior de un edificio impresionante. Lo único malo es que la cola que hay que esperar es enorme, pero si tenéis tiempo de sobra, podéis daros el lujo. Además de un café, podéis disfrutar de dulces como el Apfelstrudel, el Kaiserschmarrn o los Buchteln que hemos mencionado anteriormente.


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