Hoy visitamos Ginebra (Genève en francés), una ciudad de algo más de 200.000 habitantes situada en la zona francófona de Suiza, en el suroeste del país. Forma parte del cantón de Ginebra, uno de los 26 cantones en los que se divide Suiza, similares a las Comunidades Autónomas españolas.
La buena situación económica y laboral del país hace que en Suiza vivan muchos inmigrantes, a menudo vinculados a empleos de alta cualificación. Un dato curioso es que, después de los franceses, la comunidad extranjera más numerosa en Ginebra es la portuguesa, por delante de italianos, españoles o ingleses.
Al viajar a Suiza hay que recordar que el país no pertenece a la Unión Europea, por lo que conviene desactivar los datos móviles para evitar sorpresas en la factura. Actualmente, la única compañía española que ofrece roaming gratuito en Suiza es Vodafone. Si llegáis en coche, no olvidéis adquirir la viñeta obligatoria para circular por las autopistas suizas: cuesta 40 CHF al año y no existe en versiones de menor duración.
Por último, recordad que la moneda del país es el franco suizo (CHF) y que 1 CHF equivale aproximadamente a 1,07 EUR.
¿Cómo llegar desde el aeropuerto de Ginebra (GVA) al centro?
A pesar de que Ginebra es una ciudad cara para los visitantes, hay un aspecto que destaca positivamente: el transporte público. Para ir del aeropuerto al centro, el trayecto es… ¡gratuito! Solo hay que buscar las máquinas situadas en la zona de recogida de equipajes, pulsar un botón y obtener un billete válido durante 80 minutos desde el momento de emisión.
Además, la mayoría de hoteles de la ciudad ofrecen a sus huéspedes la Geneva Transport Card, totalmente gratuita. Esta tarjeta permite utilizar toda la red de transporte público durante toda la estancia: tranvías, autobuses, trolebuses e incluso los pequeños barcos que cruzan el lago de un lado a otro.
Para quienes no se alojen en un hotel, el billete individual de tranvía o autobús cuesta 3,50 CHF, y el billete diario —válido a partir de las 9:00— cuesta 10 CHF.
La estación central de la ciudad es Cornavin, punto que tomaremos como referencia para movernos. Desde el aeropuerto se llega en menos de 10 minutos en tren, o en 20–25 minutos con alguna de las líneas de autobús disponibles.
¿Qué ver en Ginebra?
Ginebra no es una ciudad muy grande, por lo que se puede recorrer cómodamente a pie y visitarla prácticamente al completo en uno o dos días.
Comenzaremos en la estación de Cornavin (Gare Cornavin), donde veréis escrito en grande SBB CFF FFS: las siglas de los Ferrocarriles Federales Suizos en alemán, francés e italiano (Schweizerische Bundesbahnen; Chemins de Fer Fédéraux Suisses; Ferrovie Federali Svizzere). Junto a la estación se encuentra el barrio de Pâquis, que será lo primero que visitemos. Es una zona muy multicultural, con abundancia de negocios y restaurantes regentados por personas inmigrantes. También es conocido como el “barrio rojo” de Ginebra debido a la presencia de prostitución en algunas de sus calles.
Tras dejar atrás esta zona, llegaremos al Lago Lemán (Lac Léman en francés), también llamado lago de Ginebra. Si observáis un mapa, veréis que el lago está dividido casi a partes iguales entre Suiza y Francia, ya que la frontera lo atraviesa en diagonal. Es el lago más grande de Suiza y uno de los más extensos de Europa, bañando ciudades importantes como Nyon, Lausanne o Montreux. Existe incluso un servicio de ferry que conecta todas estas localidades. Sus dimensiones aproximadas —73 km de largo y hasta 14 km de ancho— dan una idea de su magnitud.
Si tenéis suerte, podréis ver en funcionamiento el Jet d’Eau, el símbolo de Ginebra: un impresionante chorro que lanza 500 litros de agua por segundo y alcanza unos 140 metros de altura.
Suiza es un país intensamente marcado por el agua: cuenta con más de 1.500 lagos, y se estima que aporta alrededor del 6 % de las reservas de agua dulce de Europa. Además, prácticamente toda la población vive a menos de 15 km de un lago, un hecho sorprendente pero que refleja bien la geografía suiza.
Esta zona del lago ofrece una de las imágenes más icónicas de Ginebra: el lago Lemán con la Catedral de San Pedro recortada al fondo.
Una de las actividades preferidas de los ginebrinos, especialmente en verano, es visitar los Bains des Pâquis, un complejo situado en pleno lago que cuenta con saunas, restaurante (La Buvette des Bains) e incluso una pequeña playa urbana. La entrada cuesta tan solo 2 CHF, lo que lo convierte en uno de los planes más populares de la ciudad.
Otra actividad típica en los meses cálidos es hacer una barbacoa en La Perle du Lac, un parque situado al noroeste del lago que ofrece excelentes vistas y zonas verdes perfectas para relajarse.
Volviendo al lago Lemán, cruzaremos el famoso Pont du Mont-Blanc en dirección al casco antiguo. A mano izquierda aparece el Jardín Inglés (Jardin Anglais), un bonito parque donde se encuentra una noria permanente, ideal para obtener una panorámica de la ciudad. En este mismo parque también se encuentra el emblemático L’Horloge Fleurie, un reloj formado por flores que data de 1955 y que se ha convertido en uno de los símbolos de Ginebra. ¡Qué menos en un país tan famoso por sus relojes!
Antes de adentrarnos en el casco histórico veremos la Rue du Rhône, cuyo nombre alude al río Ródano (Rhône). Es la principal calle de lujo y compras de la ciudad, repleta de boutiques internacionales, relojerías y joyerías. Muy cerca se encuentra otra de las grandes arterias comerciales, la Rue de la Confédération, donde además de tiendas abundan los bancos. No es casualidad: Suiza cuenta con una larga tradición financiera y fue pionera en el desarrollo de la banca privada moderna.
A continuación nos dirigiremos hacia la Catedral de San Pedro de Ginebra (Cathédrale Saint-Pierre Genève), una antigua iglesia católica que se convirtió en templo protestante durante la Reforma. Ginebra fue uno de los centros más importantes del protestantismo gracias a figuras como Juan Calvino, uno de sus grandes impulsores junto a Martín Lutero. De hecho, en el interior puede verse una silla de madera utilizada por Calvino. La catedral, cuya construcción comenzó en el siglo XI, ha sido modificada y ampliada en varias ocasiones, algo que se refleja en su arquitectura. Su fachada neoclásica es quizá el elemento más llamativo. La entrada es gratuita, aunque para subir a las torres hay que pagar 7 CHF.
Nuestra siguiente parada es la Maison Tavel, considerada la casa más antigua de Ginebra, construida en el siglo XIV. Hoy alberga un museo distribuido en varias plantas: en el sótano hay una colección de numismática; en la planta baja, un vídeo que muestra la evolución de la ciudad y del lago a lo largo del tiempo; en la segunda planta se ha recreado una vivienda histórica, y en la superior se expone una impresionante maqueta en miniatura que representa Ginebra en 1850, cuando todavía estaba fortificada. Lo mejor de todo es que la entrada es gratuita. La encontraréis en Rue du Puits-Saint-Pierre 6.
A pocos metros, se encuentra la Oficina de los Archivos Estatales, antiguo arsenal de la ciudad (L’Ancien Arsenal). En sus soportales se exhiben varios cañones y frescos que narran episodios de la historia ginebrina. Está ubicado en Grand-Rue 39.
Como curiosidad, en una de las calles de este barrio residen Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, y no es raro ver vehículos o personas esperando a que salgan de su domicilio.
Continuamos ahora en dirección contraria al lago para alcanzar la parte alta del casco histórico, donde se encuentra el barrio universitario de Ginebra, junto a la Université de Genève. Aquí hay un bonito mirador con vistas panorámicas de la ciudad, del Lago Lemán y, hacia la izquierda, de las montañas que se levantan al otro lado del lago, especialmente el Mont Salève, que pertenece ya a Francia. En este mismo punto se encuentra el Banc de la Treille, el banco más largo de Europa, con 120 metros de longitud, perfecto para sentarse y disfrutar del paisaje.
Desde este mirador se divisa justo debajo el Parc des Bastions, nuestra próxima parada. Para llegar, solo hay que bajar la cuesta situada a la derecha del Banc de la Treille. Este parque es muy frecuentado por los ginebrinos —especialmente por personas jubiladas— tanto para pasear como para jugar en alguno de sus famosos tableros de ajedrez gigantes. El Parc des Bastions es conocido precisamente por sus enormes tableros de ajedrez y damas, donde gente de todas las edades disputa partidas a diario. En el parque también se encuentra el Muro de los Reformadores, construido en 1909 para conmemorar los 400 años del nacimiento de Juan Calvino, del que hablábamos antes.
Como ocurre en muchas ciudades de Europa central sin acceso directo al mar, una de las actividades favoritas de los locales es tomar el sol y bañarse en el río. En Ginebra esto se hace en el río Ródano (Rhône), que es el que desemboca en el lago, especialmente en la zona conocida como Plage du Rhône.
Si seguimos el curso del río hacia arriba, llegaremos a La Jonction, el punto en el que se unen los dos ríos de Ginebra: el Ródano y el Arve. Es un lugar muy curioso porque se aprecia claramente la diferencia de colores de sus aguas justo antes de mezclarse.
Visita al CERN
Una visita al CERN es prácticamente obligatoria en Ginebra. Esta institución, cuyo nombre corresponde a Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire (Organización Europea para la Investigación Nuclear), es una de las grandes atracciones científicas de la ciudad. Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa se había quedado rezagada en el ámbito científico frente a otros continentes, por lo que en 1952 se creó esta organización formada inicialmente por 12 países europeos —entre los que no estaba España— para investigar la estructura de la materia y el comportamiento de los átomos.
En la actualidad, el CERN está compuesto por 21 países miembros, entre ellos España. Estos países aportan financiación anual proporcional a su PIB y participan en la junta que toma las decisiones clave. Además, varios países no europeos participan como observadores, pudiendo colaborar en las actividades, aunque sin capacidad de voto. Numerosos países adicionales, sin ser miembros, también contribuyen a proyectos concretos.
Aunque el CERN se construyó originalmente en territorio suizo, la necesidad de ampliación obligó a extender sus instalaciones hacia Francia. Debido a esta particular ubicación fronteriza —y al menor coste de vida al otro lado de la frontera— muchos empleados residen en localidades francesas cercanas como Saint-Genis-Pouilly o Thoiry. Relacionado con esto, resulta curioso saber que toda la electricidad del CERN se compra a Francia, ya que es más económica que la suiza.
El CERN es mundialmente conocido por albergar el Large Hadron Collider (LHC), el acelerador y colisionador de partículas más grande del mundo. Está instalado en un túnel circular de 27 kilómetros de longitud, situado a unos 100 metros de profundidad. En él se hacen colisionar haces de protones a aproximadamente el 99 % de la velocidad de la luz, generando enormes cantidades de energía para recrear condiciones similares a las del Big Bang.
Dentro del LHC se desarrollan varios experimentos, siendo los cuatro principales ATLAS, CMS, LHCb y ALICE, de los que hablaremos más adelante.
Entre los hallazgos más importantes del CERN destacan: la creación de la World Wide Web en 1989, estudios fundamentales sobre antimateria —partículas de la misma masa que la materia pero con carga opuesta— y la confirmación experimental en 2012 del bosón de Higgs, cuya existencia ya había sido teorizada décadas antes. Este último descubrimiento llevó a Peter Higgs y François Englert a recibir el Premio Nobel de Física en 2013. De hecho, uno de los objetivos iniciales del LHC era precisamente comprobar la existencia de esta partícula… y lo consiguieron.
¿Qué y cómo se puede visitar el CERN?
Para llegar al CERN desde Ginebra lo más sencillo es tomar el tranvía 18, que os deja justo enfrente. También se puede ir en coche y, si se dispone de autorización, aparcar en los parkings del propio CERN.
En primer lugar, conviene saber que todas las visitas son gratuitas, ya que se trata de una institución pública. Lo más complicado, eso sí, es conseguir plaza en alguno de los tours guiados, muy demandados. El público general tiene acceso a diversas actividades y exposiciones, mientras que otras visitas más completas suelen estar reservadas para personal del CERN, grupos organizados, instituciones académicas (colegios/universidades) o visitas privadas. Los guías son trabajadores del propio CERN que realizan un curso específico de formación, independientemente de su antigüedad.
Comencemos con las visitas básicas, accesibles para todos. A través de la web oficial debéis crear una cuenta y, con un máximo de 15 días de antelación, reservar plaza en uno de los tours. Las visitas se ofrecen únicamente en inglés y francés. Esta visita incluye:
- El ATLAS Visitor Center (AVC): una exposición permanente con pantallas interactivas y vídeos que explican el funcionamiento de ATLAS, uno de los principales experimentos del LHC.
- El Synchrocyclotron (SC): el primer acelerador del CERN, operativo desde la década de 1950. Con el paso del tiempo quedó obsoleto y dejó de usarse en los 90. Tras ser limpiado y adaptado, se abrió al público en 2013 como exposición permanente.
Además de estas dos actividades guiadas, existen otras exhibiciones que no requieren reserva previa, accesibles en cualquier momento:
- Universe of Particles, ubicada en The Globe, el edificio esférico símbolo del CERN. The Globe fue originalmente construido para la Expo.02 —una exposición nacional suiza—, celebrada en Neuchâtel, y posteriormente donado a Ginebra. En 2004 fue completamente renovado e inaugurado de nuevo coincidiendo con el 50.º aniversario del CERN.
- Microcosm, situada en el edificio de recepción, donde también comienzan las visitas guiadas y se encuentra la tienda de souvenirs. Esta exposición ofrece una introducción al universo, las partículas y los aceleradores.
Edificio The Globe
Como comentábamos, todo lo anterior puede visitarlo cualquier persona, pero además existen otras salas y experimentos destinados a colegios, instituciones o al personal del CERN y sus contactos. En ocasiones se crean grupos abiertos para visitantes individuales, aunque suelen completarse muy rápido. Si, por casualidad, conocéis a alguien que trabaje allí, podrá apuntaros a estas listas, como fue nuestro caso. Esto permite acceder a las siguientes visitas especiales:
- ATLAS (A Toroidal LHC ApparatuS): es el detector de partículas más grande del LHC, con 46 metros de largo, cuya construcción comenzó en 1994. La visita consiste en descender bajo tierra para ver el detector en sí. Recordad que el ATLAS Visitor Center (AVC), del que hablamos antes, es solo el centro de visitantes y no el detector real. La visita al detector está disponible de lunes a viernes, pero está prohibida para mujeres embarazadas y personas con problemas cardíacos debido a la profundidad y los posibles riesgos asociados.
- CMS (Compact Muon Solenoid): es el segundo detector más grande del CERN, después de ATLAS. Su funcionamiento es equivalente al de ATLAS, pero con un diseño más compacto, de ahí su nombre. Al inicio de la visita se proyecta un breve vídeo sobre el experimento, disponible también en YouTube. La atracción principal consiste en descender a la llamada “Caverna”, ubicada a 100 metros de profundidad, donde se encuentra el detector. Por razones de seguridad, solo 12 personas pueden bajar al mismo tiempo. A diferencia del ATLAS, no existen restricciones para embarazadas ni personas con problemas cardíacos. Esta visita está guiada por un empleado del CMS, no por un trabajador general del CERN. Además, el CMS se encuentra más alejado del centro, por lo que es necesario trasladarse en autobús hasta Cessy, en Francia, para acceder al lugar.
La caverna del experimento CMS
La emisión de partículas del LHC impide visitar los experimentos anteriores cuando están en funcionamiento. Por ello, normalmente solo se puede acceder durante enero y febrero, cuando el acelerador está detenido.
- Otro lugar interesante es el Data Centre. El LHC genera millones de colisiones de partículas por minuto, lo que requeriría un número enorme de servidores para almacenar todos los datos. Por esta razón, en el CERN se realiza un filtrado previo, descartando las colisiones irrelevantes y almacenando solo aquellas que cumplen ciertas condiciones. Toda esta información se envía además a múltiples países del mundo como copia de seguridad. En el Data Centre se explica este proceso y se pueden ver algunos de los dispositivos de almacenamiento utilizados a lo largo de la historia del CERN.
¿Dónde comer barato en Ginebra?
Comer en Ginebra puede resultar bastante caro para los turistas, pero hay algunos lugares donde es posible disfrutar de buena comida a precios relativamente asequibles (aunque siempre algo más altos que en España):
- Chez ma cousine: Especializado en pollo asado a buen precio. Dirección: Place du Bourg-de-Four 6.
- La Buvette des Bains: Un restaurante con vistas al lago ubicado en el complejo Bains des Pâquis. Su especialidad es la fondue, que se suele servir con pan o patatas y, opcionalmente, tiras finas de carne para acompañar. Es un plato contundente, ideal para compartir.
- Parfums de Beyrouth: Restaurante libanés en el barrio de Pâquis. Tiene varios por la ciudad, nosotros fuimos al de la Rue de Berne 18.
- Inglewood: Hamburguesería gourmet con hamburguesas alrededor de 22 CHF (guarnición incluida) y tartas de queso, su especialidad. Dirección: Avenue de Frontenex 5.
- Edelweiss restaurant: Ubicado en el Hôtel Edelweiss, es algo más caro que los anteriores, pero perfecto para probar platos típicos suizos, sobre todo fondues y raclette. También ofrecen carnes y pescados.
Más alternativas en Ginebra
Si disponéis de más tiempo en la ciudad, podéis complementar la visita con distintas actividades según vuestros intereses:
⇒Sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): Se pueden realizar visitas guiadas; aquí encontraréis información sobre precios y horarios.
⇒Subir al Mont Salève (en Francia): Desde lo alto se obtienen las mejores vistas de Ginebra y de las montañas que la rodean. Nosotros subimos en coche, lo que permite parar en varios miradores desde los que, si el día está claro, se puede contemplar el Mont Blanc —el pico más alto de Europa, con 4.810 metros— y el lago de Annecy. El mirador principal con vistas a la ciudad se encuentra cerca de L’Observatoire, un restaurante situado en la cima del monte. Para quienes no dispongan de coche, hay un teleférico que lleva a la cima, y los más deportistas pueden subir andando o en bicicleta.
⇒Si disponéis de un día extra, podéis hacer una excursión a Annecy, un pintoresco pueblo francés apodado la “Venecia de los Alpes” por sus canales que recorren el casco histórico.






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