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Artículo actualizado en: 2025-12-08T17:34:00Z

Dublín

Dublín, con 530.000 habitantes, es la capital y la ciudad más poblada de Irlanda. Es una urbe con muchísimo ambiente gracias a la gran cantidad de bares que alberga, y resulta perfecta tanto para una escapada de fin de semana como para una estancia más prolongada. En las últimas décadas, la ciudad se ha vuelto especialmente multicultural, atraída por la presencia de grandes multinacionales tecnológicas cuya actividad trae a profesionales de todo el mundo.

    Breve información sobre Irlanda

    🇪🇺El territorio irlandés se divide entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, siendo esta última parte del Reino Unido. Irlanda pertenece a la Unión Europea desde 1973 y su moneda oficial es el euro

    💶Irlanda sufrió una grave crisis financiera entre 2008 y 2010, debido a la burbuja inmobiliaria y los problemas en el sector bancario. En noviembre de 2010, se convirtió en el segundo país de la UE en recibir un rescate, tras Grecia. Gracias a las reformas, políticas de austeridad y apoyo internacional, Irlanda logró recuperarse económicamente y experimentó un notable crecimiento en los años siguientes.

    🗣Tiene dos idiomas oficiales: el irlandés gaélico y el inglés. De hecho, nos sorprendió la cantidad de letreros y textos en gaélico que encontramos por toda la ciudad.

    ⛪Aunque Irlanda no tiene una religión oficial, la mayor parte de su población es católica, en torno al 78-80%.

    ☘️San Patricio, patrón de Irlanda, nació hacia el año 385 d.C. en la Britania romana —probablemente en una zona que hoy correspondería a Escocia o Gales— y fue capturado a los 16 años por piratas irlandeses, que lo llevaron a Irlanda, donde pasó alrededor de seis años como esclavo. Según él mismo relata, gracias a un sueño profético en el que Dios le indicaba cómo escapar, consiguió huir y regresar a su hogar, donde se formó como sacerdote, probablemente en la Galia. Ya adulto, alrededor del 432, decidió volver a Irlanda para evangelizar una sociedad aún mayoritariamente pagana, siguiendo otra visión que tuvo. Existen numerosas leyendas sobre los milagros que habría realizado y que, según la tradición, ayudaron a que su mensaje calara y contribuyera a la expansión del cristianismo en la isla. Con el tiempo, se convirtió en una figura central de la cultura irlandesa. Su milagro más conocido es la leyenda de que expulsó a las serpientes de Irlanda; en realidad, la isla nunca tuvo serpientes, por lo que este relato se interpreta como una metáfora de la erradicación del paganismo y la cristianización del país.

    También es interesante mencionar algunos de sus símbolos más importantes:
    • El arpa es un símbolo nacional de Irlanda, y de hecho es el más antiguo de todos. Se trata de un arpa gaélica que podemos ver en las monedas de euro del país, en el logotipo de la cerveza Guinness y en numerosos elementos de origen irlandés, como la aerolínea Ryanair.
    • El trébol de tres hojas ☘ (shamrock). Otro símbolo nacional, no más antiguo pero probablemente más popular. Está asociado a San Patricio, quien, según la tradición, lo utilizaba para explicar el misterio de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
    • El leprechaun —el duendecillo irlandés—, aunque no es un símbolo oficial, sí es un icono muy representativo del folclore y la cultura popular irlandesa asociado a leyendas célticas.
    🔌Por cierto, al igual que en el Reino Unido, en Irlanda se utiliza el típico enchufe británico de tres clavijas, así que conviene llevar un adaptador si lo necesitáis.

    ¿Cómo movernos por Dublín?

    El transporte público de Dublín incluye autobuses (el medio más utilizado), tranvías Luas y trenes de cercanías DART (Dublin Area Rapid Transit), todos con Wifi disponible.

    Para utilizar estos medios de transporte, existe la Leap Card, una tarjeta recargable muy similar a la Oyster Card de Londres. Con ella se obtiene un descuento significativo sobre los billetes normales y, una vez superado un límite de gasto diario, los viajes dejan de costar. La tarjeta cuesta 5 €, que pueden devolverse al dejar de usarla si se registra en su página web y se completan algunos formularios. La recarga mínima inicial es de 5 €.

    Para los turistas, hay también la Leap Visitor Card, que permite viajes ilimitados durante un período determinado:
    • 24 horas: 8€
    • 3 días (72 horas): 16€
    • 7 días (168 horas): 32€
    Si viajáis un fin de semana y vuestro hotel no está en el centro, probablemente necesitéis coger autobuses y ahí suele convenir la tarjeta de 3 días. Además, muchas de las visitas recomendadas en este artículo requieren el uso del transporte público.

    Para quienes necesiten dejar las maletas en consignas temporalmente, en la Oficina de Turismo (Tourist Office Dublin), ubicada en College Green 37, se pueden guardar por 6 € al día. Allí también se puede conseguir un mapa de la ciudad de forma gratuita.

    ¿Cómo llegar al centro desde el aeropuerto de Dublín?

    Tanto la Leap Card como la Leap Visitor Card se pueden adquirir en el supermercado Wrights Food Fayre, ubicado en la Terminal 1 del aeropuerto de Dublín, junto al aparcamiento de los autobuses, y también en el supermercado SPAR de la Terminal 2. No hay máquinas ni indicaciones claras sobre dónde comprarlas, por lo que conviene dirigirse directamente a estos establecimientos.

    Con cualquiera de estas tarjetas se pueden tomar varios autobuses que van al centro de la ciudad (16, 747, 757, etc.), según indique la aplicación de mapas del móvil para vuestro destino. Estos autobuses salen desde el aparcamiento frente a la Terminal 1.

    Desde la Terminal 2 también salen autobuses llamados Airlink, que van más directos al centro pero son más caros. Los tickets de Airlink se pueden comprar en las máquinas junto a las paradas.

    En general, los autobuses se pagan con estas tarjetas o en efectivo directamente al conductor, siempre con el dinero exacto, ya que no devuelven cambio.

    Dublin Pass

    La tarjeta turística de Dublín, conocida como Go City/Dublin Pass, está disponible para 1, 2, 3 o 5 días e incluye la mayoría de las atracciones que mencionamos en este artículo, así como el autobús Hop On Hop Off. Sin embargo, en general no suele ser rentable, ya que en Dublín muchas atracciones cierran temprano (sobre las 17-18 h) y aprovecharla al máximo requiere un ritmo muy acelerado que impide disfrutar de los lugares con calma. Además, no incluye la biblioteca del Trinity College ni la cárcel Kilmainham Gaol.

    Solo la recomendaríamos si planeáis visitar, en un mismo día, la fábrica de Guinness, la destilería de whisky Old Jameson y alguna otra atracción más.

    Nosotros no la compramos porque no nos compensaba, pero aquí tenéis los precios para que podáis valorar si os conviene según vuestro itinerario y el tiempo disponible.

    ¿Qué ver en Dublín?

    El río Liffey divide Dublín en dos partes: la zona norte se percibe como más auténtica y tradicional, mientras que la sur suele ser más acomodada y es donde pasaremos más tiempo en nuestra visita. Incluso se pueden notar ligeras diferencias en el acento entre ambos lados de la ciudad.

    Al norte del río Liffey

    En la parte norte de la ciudad destaca O’Connell Street, la calle principal de Dublín, conocida por su ambiente animado, con numerosos sitios para comer, salir y pasear. Es fácilmente reconocible por el monumento The Spire, oficialmente llamado Monumento de la Luz (Monument of Light), una enorme aguja de acero inoxidable de aproximadamente 120 metros de altura, con una base de 3 metros que se estrecha hasta pocos centímetros en el extremo superior. Construida en 2003, es considerada la escultura más alta del mundo.

    The Spire genera opiniones divididas: a algunos les gusta, mientras que otros lo consideran un monumento caro, innecesario y sin mensaje claro. Por ello, ha recibido varios apodos humorísticos y despectivos, como “The Spike” (el pincho), “The Stiffy at the Liffey” (la erección en el río Liffey) y “The Erection at the Intersection” (la erección en la intersección). Popularmente, también circulan bromas sobre su función: algunos dicen que sirve como “faro” para orientar a los borrachos por la noche o que se asemeja al dedo medio dirigido hacia Inglaterra.

    Antes de The Spire, en este mismo lugar se encontraba el Nelson’s Pillar, un monumento a Horatio Nelson erigido en 1809 como símbolo del poder británico en Irlanda, que fue destruido en 1966 por una bomba del IRA (Irish Republican Army).

    Junto a The Spire se encuentra la Oficina Central de Correos (General Post Office o GPO), un elegante edificio georgiano inaugurado en 1818 y aún en uso. Este lugar es uno de los más simbólicos de Irlanda, pues fue el cuartel general de los rebeldes durante el Levantamiento de Pascua de 1916, una insurrección organizada por los nacionalistas irlandeses contra el dominio británico con el objetivo de declarar la independencia de Irlanda. Desde su entrada principal, uno de sus líderes, el poeta Pádraig Pearse leyó la Proclamación de la República, dando inicio oficial a la insurrección. En el GPO se concentraron figuras clave como Pearse, James Connolly, Thomas Clarke y Joseph Plunkett, quienes izaron la bandera irlandesa en la azotea, sustituyendo a la británica. Aunque algunos creyeron que los británicos evitarían dañar un edificio georgiano tan importante, el ejército británico lo bombardeó intensamente, y aún hoy pueden verse muescas de balas en su fachada y columnas.

    Seguimos bajando por la calle hasta llegar al Puente O’Connell (O’Connell Bridge), famoso por ser casi tan ancho como largo, lo que lo hace único en su tipo. En él se encuentra la estatua de Daniel O’Connell —a menudo acompañada de gaviotas posadas sobre su cabeza—, una figura clave en la historia de Irlanda que, a principios del siglo XIX, luchó por la emancipación católica y la igualdad de derechos entre católicos y protestantes. El fruto de su trabajo llegó en 1829 con la Catholic Emancipation Act (Ley de Emancipación Católica), que permitió a los católicos ocupar cargos públicos y sentarse en el Parlamento británico.

    Otro puente emblemático que une ambas orillas de la ciudad es el Ha'penny Bridge, un puente peatonal de hierro construido en 1816. Su nombre proviene del precio que se debía pagar para cruzarlo en sus inicios: medio penique (half penny en inglés). Se puede contemplar desde lejos, desde el O’Connell Bridge o desde las calles que rodean el barrio de Temple Bar.

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    Ha'penny Bridge visto desde el barrio Temple Bar


    Al sur del río Liffey

    Cruzamos ahora al sur del río y damos comienzo al recorrido por el sureste de la ciudad. 

    Nuestra primera parada será Merrion Square, un parque urbano agradable y traqnuilo que invita a pasear entre su frondosa vegetación. En él destaca la célebre estatua de Oscar Wilde (1854–1900), probablemente el escritor irlandés más famoso. Wilde inició sus estudios en el Trinity College, que visitaremos a continuación, aunque más tarde se trasladó al Magdalen College de Oxford, donde finalmente se licenció. Entre sus obras más reconocidas figuran las inolvidables El retrato de Dorian Gray y La importancia de llamarse ErnestoMerrion Square es, junto con Saint Stephen’s Green —situado a tan solo cinco o diez minutos a pie—, una de las dos grandes zonas verdes del centro de Dublín.
     
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    Estatua de Oscar Wilde

    Seguimos nuestro recorrido por la ciudad visitando el Trinity College, el centro universitario que constituye la Universidad de Dublín, la más antigua de Irlanda. Al ser el único college que forma parte de la Universidad, al mencionar “Trinity College” normalmente se hace referencia a toda la institución. Fue fundado en 1592 por la reina Isabel I (Elizabeth I), con el objetivo de establecer en Dublín un centro de educación superior vinculado a la Corona inglesa y al mundo protestante. A lo largo de los siglos, Trinity se ha consolidado como una institución de enorme prestigio, y el acceso a ella requiere excelentes calificaciones, lo que la convierte en un símbolo de excelencia académica en Irlanda. Por sus pasillos y salas han estudiado célebres escritores como Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver), Oscar Wilde (El retrato de Dorian Gray) y Bram Stoker (Drácula).

    Se puede pasear gratuitamente por el campus, aunque hay que pagar para visitar el único edificio abierto al público, su biblioteca (Trinity College Library). Esta biblioteca tiene el estatus de Legal Deposit Library, lo que significa que recibe una copia de todos los libros publicados en inglés, acumulando millones de volúmenes, algunos de gran valor histórico. Entre ellos destaca el Libro de Kells (Book of Kells), un manuscrito ilustrado sobre el cristianismo celta, escrito en latín alrededor del año 800.

    La sala principal de la biblioteca es la impresionante Long Room, de 65 metros de longitud, que exhibe alrededor de 200.000 libros. Entre sus tesoros se encuentran la Proclamación de la República de 1916, un arpa celta (símbolo nacional de Irlanda) y una escalera de caracol histórica, que según la leyenda podría provenir de un barco de la Armada Invencible española hundido en las costas irlandesas. La biblioteca ha sido ampliada con la ayuda de donaciones, incluyendo contribuciones de la familia Guinness, que financiaron parte de la construcción del segundo piso y cuyo material de los barriles se utilizó en algunos elementos de la bóveda y de la sala.

    Además, la Long Room sirvió de escenario para una de las escenas de la película Star Wars: El ataque de los clones. Corre el rumor de que algunas escenas de las películas de Harry Potter fueron rodadas aquí, aunque esto es falso; no obstante, sí es cierto que la arquitectura de la biblioteca recuerda inevitablemente al famoso castillo de Hogwarts 🏰. 

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    Long Room

    La Old Library es la parte más antigua de la biblioteca y alberga la Long Room, donde se encuentra el Libro de Kells. Para acceder a ella hay que hacer cola. Existen dos filas: una para quienes han comprado la entrada online y otra para los que la adquieren directamente en taquilla. Como se puede comprobar en el enlace de la web oficial, el precio de la entrada puede resultar elevado, pero hay formas de aprovechar mejor la visita.

    En la entrada principal del Trinity College, situada en College Green, se ofrecen tours guiados por el campus, con un precio de 16 €, o una opción más completa que incluye también la entrada a la biblioteca. Los tours en inglés son frecuentes durante toda la semana, mientras que los en español se realizan únicamente los sábados y domingos a las 12:00, y también hay tours en francés para quien esté interesado. No es necesario reservar: basta con presentarse unos minutos antes de que comience el tour. Nosotros hicimos el tour en inglés, ya que no coincidía con el horario del tour en español, y la guía que nos tocó acababa de graduarse en Trinity College, lo que añadió mucho valor a sus explicaciones.

    El tour dura aproximadamente media hora y recorre por fuera los principales edificios del campus, explicando curiosidades de cada uno:
    • El Examination Hall: lugar donde se realizan los exámenes oficiales.
    • Trinity College Chapel: capilla donde alumnos o exalumnos (hasta cinco años después de graduarse) pueden casarse.
    • The Campanile: el campanario que se alza en medio de la plaza. Según la leyenda, si pasas por debajo y de repente suenan las campanas (que repican sin previo aviso durante funerales, bodas o graduaciones), no aprobarás los exámenes. La guía nos comentó que los estudiantes toman esta tradición muy en serio, por precaución.
    • Estatua de George Salmon: director del college que se opuso al ingreso de mujeres. Hoy en día es objeto de burlas por parte de las estudiantes al graduarse.
    • Residencia de estudiantes: el edificio principal tiene capacidad para 700 alumnos; el resto se alojan en otras residencias repartidas por la ciudad.
    El tour concluye frente a la entrada de la biblioteca, aunque será necesario hacer la cola para acceder al interior por separado.

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    Campus del Trinity College: Examination Hall a la izquierda y entrada principal a la derecha

    Saliendo del Trinity College enseguida veremos el Banco de Irlanda, ocupando el edificio que originalmente fue el Parlamento irlandés. En él se encontraban la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes, y cuentan que los miembros de ambas cámaras no se llevaban bien, por lo que se construyeron dos entradas separadas para cada grupo. Con el tiempo, el Parlamento dejó de utilizar el edificio y pasó a convertirse en la sede del Banco de Irlanda, función que mantiene hoy en día. Una de las curiosidades más famosas del edificio está relacionada con sus ventanas: en el pasado existía en Irlanda y Reino Unido un “impuesto por ventanas” (window tax), que gravaba a los propietarios según el número de ellas. La leyenda dice que los banqueros del banco tapiaron algunas ventanas para pagar menos impuestos, y aunque no hay confirmación oficial de que realmente lo hicieran con todas las ventanas, la historia se ha convertido en una anécdota popular que refleja la supuesta tacañería de los financieros.

    Continuamos de este a oeste en nuestro recorrido por Dublín. Pasaremos primero por la calle peatonal Grafton Street, la clásica gran calle comercial que hay en todas las ciudades.

    Justo al lado, en la calle Suffolk Street, se encuentra la famosa estatua de Molly Malone. Según la leyenda, Molly Malone fue una mujer que vivió en el siglo XVII, de familia de vendedores ambulantes; durante el día vendía marisco con su carrito, y por la noche se dedicaba a la prostitución. No se sabe con certeza si este personaje fue real o ficticio, pero se ha convertido en un ícono popular de Dublín.

    El grupo The Dubliners popularizó la canción inspirada en ella, conocida como Molly Malone o Cockles and Mussels (berberechos y mejillones), que se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad. Su letra dice así: In Dublin's fair city, where the girls are so pretty, I first set my eyes on sweet Molly Malone, As she wheeled her wheelbarrow, through the streets, broad and narrow, crying, "Cockles and mussels, alive, alive, oh". La estatua se erigió originalmente en Grafton Street en 1988, pero actualmente se encuentra temporalmente en Suffolk Street. Una leyenda urbana dice que si tocas su pecho derecho, volverás a Dublín, y si tocas el izquierdo, te quedarás a vivir allí.
     
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    Estatua de Molly Malone

    Si tomamos la calle que sale frente a la estatua y cruzamos la gran avenida College Green, entramos de lleno en el distrito de Temple Bar, el barrio de fiesta y más ambiente de Dublín. Temple Bar debe su nombre a Sir William Temple, rector del Trinity College Dublin entre 1609 y 1627, y la palabra “Bar” hacía referencia originalmente a un límite o zona delimitada de la ciudad.

    Situado a orillas del río Liffey, Temple Bar alberga una gran cantidad de bares, casi todos con música en directo durante gran parte del día. Por las noches, y sobre todo los fines de semana, encontrar sitio puede convertirse en una auténtica misión imposible. El barrio está principalmente frecuentado por turistas, aunque los locales también lo visitan, pero en menor medida.

    Entre los bares más emblemáticos se encuentran The Quays Dublin, Porterhouse Temple Bar y Oliver St John Gogarty’s, mientras que otros más modestos, como The Dame Tavern, ofrecen igualmente un ambiente excelente. Y, por supuesto, está el mítico The Temple Bar Pub, que aparece en todas las postales de la ciudad y se ha convertido en un verdadero símbolo de Dublín. Contra todo pronóstico, nosotros logramos disfrutar de una cerveza en su interior mientras escuchábamos a un músico en directo, aunque para ello tuvimos que esperar hasta un lunes al mediodía; durante el fin de semana, como comentábamos, es prácticamente imposible entrar. Cabe señalar que los precios de las cervezas en todo el barrio son bastante elevados, y en The Temple Bar Pub todavía más. Una pinta de 0,5 litros puede costar entre 8 y 10 euros.

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    The Temple Bar

    Hablando de música, en la calle Essex Street, en pleno barrio de Temple Bar y justo frente al The Clarence Hotel, comenzó a tocar la banda irlandesa U2, ganadora de 9 premios Grammy, 3 Globos de Oro y 3 premios MTV, entre otros reconocimientos. Cuenta la anécdota que, cuando eran adolescentes, solían tocar en esta calle, y el dueño del restaurante del hotel se enfadaba porque el ruido espantaba a los clientes. Según la historia, Bono, líder del grupo, le propuso tocar dentro del restaurante para que los espectadores consumieran allí, pero el dueño lo rechazó. La banda se prometió que algún día el hotel sería suyo, y así ocurrió: desde 1992, Bono y The Edge, guitarrista principal de U2, son propietarios del Clarence Hotel junto con su manager, Paul McGuinness.

    Volvemos a la calle College Green, donde el siguiente edificio destacado que veremos es el Ayuntamiento de Dublín (City Hall), un magnífico ejemplo de arquitectura georgiana, construido en 1779. Este estilo, característico de Reino Unido e Irlanda entre 1720 y 1840, se desarrolló durante el reinado de los cuatro reyes Jorge —George I, George II, George III y George IV— de la Casa de Hannover.
     
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    Ayuntamiento de Dublín

    Ahora llegamos a un lugar lleno de historia: el Dubh Linn Garden, situado en el lugar donde los primeros vikingos se asentaron en Dublín durante el siglo IX. Lo que hoy es un tranquilo parque, en aquel entonces era un pequeño estanque o charca donde los vikingos guardaban sus barcos, en la confluencia del río Liffey con su afluente, el río Poddle (que hoy discurre bajo tierra en este punto). Esta zona solía acumular agua estancada y lodo de color oscuro, de ahí el nombre Dubh Linn, que en irlandés antiguo significa “estanque negro” y dio origen al nombre de la ciudad.

    Los vikingos llegaron al área del actual Dublín hacia el año 841 d.C., donde establecieron una base fortificada que, con el tiempo, evolucionó hasta convertirse en un importante centro de comercio —incluso de esclavos— y en el núcleo urbano de la futura ciudad. Por ello, suele decirse que Dublín fue fundada por los vikingos. Sin embargo, antes de su llegada ya existían asentamientos celtas dispersos, aunque no una ciudad consolidada como tal. Los vikingos llegaron atraídos por los tesoros de los monasterios celtas, que albergaban gran cantidad de oro y objetos valiosos. Pero su legado no fue solo bélico: introdujeron el uso de la moneda en la región (donde hasta entonces predominaba el trueque) y establecieron asentamientos permanentes, sentando así las bases del desarrollo urbano que daría lugar a la Dublín medieval.

    En este parque nos llamará la atención un diseño trazado en el suelo, que forma un laberinto con apariencia de anguila, inspirado en motivos de la simbología celta: una interpretación moderna para decorar el jardín. Desde aquí también se obtienen muy buenas vistas del castillo y de varios edificios que destacan por su forma y coloridoDe izquierda a derecha podemos ver la Bermingham Tower (siglo XIII), los State Apartments y la Octagon Tower (1812), cada uno de una época y estilo distintos, aunque redecorados de forma armoniosa. Por su aspecto colorido y geométrico, estos edificios son conocidos coloquialmente como las Lego Houses”.

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    Dubh Linn Garden con símbolos celtas y castillo de Dublín de fondo
     
    Junto al Dubh Linn Garden veremos el Castillo de Dublín (Dublin Castle). Como hemos visto, se encuentra en el lugar donde se asienta fue en su día el centro de la ciudad fundada por los vikingos en el siglo IX. En el siglo XII, los normandos construyeron aquí el castillo como principal fortaleza de la pequeña ciudad amurallada de Dublín, con torres, fosos y puentes levadizos. Con el paso de los siglos, el castillo se utilizó como residencia del representante de la Corona británica en Irlanda y sede administrativa y judicial. Su aspecto exterior actual, sin embargo, no recuerda del todo a un castillo medieval, ya que tras un incendio en 1684 fue prácticamente reconstruido en estilo georgiano, conservándose únicamente algunos elementos originales, siendo la Record Tower, la única de las cuatro torres originales, la más destacada. Hoy en día, el conjunto se presenta como un palacio georgiano. Es posible admirarlo gratuitamente desde el exterior y pasear por su patio, aunque para visitar su interior se requiere entradaAquí tenéis los horarios y precios.

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    Castillo de Dublín

    Muy cerca de donde estamos se halla la Chester Beatty Library, una biblioteca-museo de acceso gratuito que alberga múltiples manuscritos y libros sobre la escritura en diversas épocas y culturas. No es algo imprescindible de ver pero, siendo gratis, si os interesa y estáis con tiempo por la zona, podéis pasar a visitarlo. 

    Volvemos de nuevo a la calle College Green, que desemboca en la catedral de Christ Church. Oficialmente llamada Cathedral of the Most Holy Trinity (Catedral de la Santísima Trinidad), es la catedral más antigua de Dublín. La primera iglesia construida en este lugar data de 1038 y fue obra de los vikingos, quienes levantaron un templo de madera que, con el tiempo, dio paso a la catedral de piedra que vemos hoy. Se puede acceder pagando entrada. En su interior destaca no solo la nave principal, sino también su impresionante cripta subterránea de 64 metros, la más grande de todas las catedrales de Irlanda y Reino Unido. En ella llaman especialmente la atención los famosos cuerpos momificados de un gato y un ratón (The Cat & The Rat), encontrados enredados en un tubo del órgano en 1850, atrapados mientras uno perseguía al otro, como si de Tom y Jerry se tratara.

    El puente cubierto que conecta Christ Church con el edificio de Dublinia —del que hablaremos más adelante— suele llamar la atención de todos los visitantes. Construido en 1870, fue creado para enlazar la catedral con el recién levantado Synod Hall, entonces sede administrativa del sínodo de la Iglesia de Irlanda y que hoy alberga el museo Dublinia.

    En cuanto a la visita, aquí tenéis los precios. Nosotros compramos la entrada conjunta para la catedral y para Dublinia; como veréis en la web, al adquirir ambas hay un pequeño descuento. No es necesario reservar con antelación: tanto las entradas individuales como las combinadas pueden comprarse directamente en la catedral. Aquí tenéis también los horarios.
     
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    Catedral Christ Church y puente que conecta con Dublinia

    Frente a este arco, en la calle Winetavern Street, veremos una serie de casas de estilo georgiano, reconocibles por sus fachadas de ladrillo, las chimeneas en la parte alta y sus ventanas simétricas. Posteriormente, muchas de estas casas pintaron sus puertas de colores, una de las curiosidades más llamativas de la ciudad. Sobre este hecho circulan varias leyendas: una cuenta que, tras la muerte del marido de la reina Victoria en 1861, ella habría ordenado pintar todas las puertas de negro en señal de luto, pero los irlandeses se habrían negado y las pintaron de colores. Otra leyenda más humorística dice que se eligieron colores vivos para que los borrachos no confundieran su puerta con la de sus vecinos. Lo más probable, sin embargo, es que las puertas se pintaran de colores simplemente por estética, para contrastar con las fachadas uniformes y dar personalidad a cada vivienda. Estas puertas de colores pueden verses en muchos sitios de la ciudad, tanto en esta calle como por la zona de Merrion Square que es más residencial, sobre todo en las calles Fitzwilliam Square y Baggot Street.

    Desde aquí nos desplazamos al sur para visitar la otra gran catedral medieval de Dublín: la Catedral de San Patricio (Saint Patrick's Cathedral). Situada frente a un agradable parque, sus dimensiones se aprecian a primera vista: estamos ante la iglesia más grande de Irlanda, dedicada a San Patricio, patrón del país. La catedral actual comenzó a reconstruirse en 1191, utilizando piedra sobre los cimientos de una antigua iglesia de madera del siglo V, y tardó cerca de setenta años en completarse. Se eligió este emplazamiento porque, según la tradición —aunque sin pruebas arqueológicas—, aquí se encontraba un pozo donde San Patricio habría bautizado a los primeros conversos del paganismo al cristianismo.

    En su interior se aprecia mejor su estilo gótico, visible en las bóvedas de crucería, los altos techos y las coloridas vidrieras. Uno de sus elementos más llamativos es el suelo de azulejos ornamentales, restaurados durante la gran renovación del siglo XIX gracias a las generosas donaciones de la familia Guinness.

    El coro es otro de los puntos más impresionantes: allí se encuentran las sillas talladas en madera donde se sentaban los caballeros de la Orden de San Patricio, fundada en 1783 por el rey Jorge III. Sobre ellas cuelgan las banderas con los escudos de armas de la orden. Aunque esta dejó de funcionar hace tiempo, las banderas se mantienen para recordar su historia y el periodo en el que varios duques y condes —títulos creados por la Corona británica en Irlanda— formaron parte de ella.

    En el ala norte sorprende la presencia de banderas militares británicas, que pueden resultar extrañas en una catedral irlandesa. Se conservan porque acompañan a los memoriales de soldados irlandeses que sirvieron en regimientos británicos con base en Irlanda, reflejo de los vínculos históricos con la Iglesia de Irlanda, de tradición anglicana. Esta circunstancia crea una paradoja histórica: la catedral dedicada al santo que introdujo el cristianismo en Irlanda en el siglo V no es católica, sino anglicana, fruto de la reforma del rey Enrique VIII, quien convirtió numerosos templos irlandeses al culto de la nueva Iglesia de Irlanda en el siglo XVI. Como esta confesión representa apenas el 2–3% de la población, la catedral depende en gran medida de donaciones y del precio de las entradas, que pueden consultarse junto con los horarios en su página web.

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    Catedral de San Patricio vista desde el parque que hay enfrente

    Más alejado del centro de Dublín 

    Fuera del centro nos quedan tres visitas por hacer:

    Cárcel de Kilmainham (Kilmainham Gaol). Es una de las experiencias más interesantes de la ciudad. Al fin y al cabo, en la mayoría de destinos se suelen visitar lugares similares, pero pocas veces se tiene la oportunidad de recorrer una cárcel auténtica y con una historia tan intensa como esta. Además, ha servido de escenario para numerosas películas, siendo la más conocida En el nombre del padre (1993), centrada en el conflicto de Irlanda del Norte.

    Las visitas son guiadas, duran una hora y se realizan únicamente en inglés. Es imprescindible reservar las entradas en su página web, ya que se agotan con rapidez. Vimos a varias personas llegar sin reserva y tener que marcharse tras una buena caminata por falta de disponibilidad. Aquí encontraréis también los horarios y las líneas de autobús que os llevan hasta la entrada.

    Durante el recorrido se repasa la historia de la prisión y se cuentan anécdotas curiosas sobre algunos de los presos que pasaron por sus celdas. La narración se centra principalmente en los líderes de la revolución que condujo a Irlanda hacia la independencia del Reino Unido, uno de los capítulos fundamentales de la historia del país. Para aprovechar al máximo el tour en inglés, es útil tener presente esta breve línea temporal:
    • 1796 – Apertura de la cárcel.
    • 1916 – Alzamiento de Pascua (Easter Rising), cuando los republicanos irlandeses trataron de proclamar la independencia.
    • 1919 – 1921 Guerra de la Independencia Irlandesa y fundación del IRA (Irish Republican Army).
    • 1922 – Independencia de Irlanda.
    • 1922 – 1923 Guerra Civil Irlandesa.
    • 1924 – Clausura de la cárcel.
    La visita concluye en el patio donde fueron ejecutados 14 de los revolucionarios detenidos tras el levantamiento de 1916. Al terminar el tour guiado, se dispone de tiempo para recorrer el museo de la cárcel y ampliar la información recibida. En definitiva, nos pareció una visita imprescindible.

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    Patio interior de la Cárcel de Kilmainham

    Guinness Storehouse. La atracción más turística de la ciudad es, sin duda, la Guinness Storehouse, la fábrica de la cerveza más consumida en Irlanda y exportada a más de 120 países. La familia Guinness ha sido clave en la historia de Dublín: ejercieron de grandes mecenas, financiaron la restauración de la catedral de San Patricio y la renovación del St. Stephen’s Green, convirtiéndose para la ciudad en algo parecido a lo que los Médici fueron para Florencia. Arthur Guinness firmó aquí en 1759 el famoso contrato de arrendamiento del edificio por 9.000 años, documento que puede verse expuesto en una vitrina en el suelo. Durante el recorrido se explica en detalle el proceso de elaboración de la Guinness, basada en cebada, agua, lúpulo y su elemento clave y secreto, la levadura, cuyo cultivo original se conserva en una caja fuerte metálica. Como curiosidades, en la antigua fábrica se usaban gatos para evitar plagas de ratas y pueden verse enormes tanques de producción con capacidades colosales. La Guinness clásica es una cerveza tipo stout, negra, de alta fermentación (ale), textura densa, espuma cremosa y un 4,2 % de alcohol. El famoso Guinness World Records también nació aquí, creado por la propia compañía para recopilar récords y zanjar discusiones populares; con el tiempo se convirtió en uno de los libros más vendidos del mundo

    El tour termina en la última planta, en el Gravity Bar, situado a unos 46 metros de altura, desde donde se disfrutan vistas panorámicas de toda la ciudad —Dublín es muy llana— y de los edificios cercanos que aún forman parte del complejo Guinness. Podéis tomar una cerveza con estas vistas y brindar con el tradicional “Sláinte!” (pronunciado “Slón-cha”), que en gaélico significa “salud”. Las entradas pueden comprarse por internet a un precio algo más económico, aunque con horario fijado, o directamente en taquilla a un coste superior. Aquí podéis comprarlas online.

    The Old Jameson Distillery. Si os ha gustado la visita a la Guinness Storehouse, podéis optar por conocer también esta destilería, menos famosa pero igualmente interesante, donde se elabora whisky y cuya visita incluye una cata final.

    Museos en Dublín

    Para empezar, conviene hablar de los museos nacionales. Hay varios y, además, la entrada es gratuita, así que os animamos a elegir los que más os interesen y acercaros a conocerlos. Por un lado, se encuentra la National Gallery of Ireland, el principal museo de arte de la ciudad. Su colección más destacada es la serie de obras de Caravaggio, con The Taking of Christ como pieza estrella. También alberga algunas pinturas de Picasso, Goya y Monet. Aquí podéis consultar los horarios.

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    Edificio de la National Gallery

    Por otro lado, Dublín cuenta con cuatro museos nacionales, todos ellos de acceso gratuito:
    • National Museum of Ireland – Archaeology
    • National Museum of Ireland – Decorative Arts & History
    • National Museum of Ireland – Natural History (conocido como “the dead zoo”)
    • National Museum of Ireland – Country Life
    Según vuestros intereses, podéis inclinaros por uno u otro. El de Natural History nos llamó especialmente la atención al descubrir que lo apodan “the dead zoo” y quisimos averiguar el motivo. Efectivamente, este museo —situado prácticamente a continuación de la National Gallery— exhibe una enorme colección de animales disecados, colocados tan cerca unos de otros que en algunos momentos resultan incluso impactantes. No es muy grande, así que merece la pena visitarlo, aunque solo sea por curiosidad.

    En cuanto a museos de pago, Dublín también ofrece algunas opciones muy interesantes:

    → El más destacado es Dubliniaun museo interactivo ideal para familias con niños. Recorre la historia de Irlanda y de la propia Dublín, con especial énfasis en la época vikinga (desde el año 841) y normanda (desde 1167), cuyo líder fue un Lord llamado Strongbow. Como mencionamos antes, está ubicado en la ala conocida como “Synod Hall”, un edificio histórico conectado con la Christ Church Cathedral. Al entrar, se entrega una guía del museo en tu idioma, mientras que las explicaciones se ofrecen en inglés, aunque hay numerosos audios disponibles en español.

    The Jeanie Johnston Famine Ship. Este barco —réplica de un galeón del siglo XIX— está atracado en el río Liffey y con él muchos irlandeses huyeron de la hambruna para emigrar a América. Realizó 16 travesías entre 1848 y 1855, llevando a bordo a unas 2.500 personas. Hoy en día funciona como museo flotante sobre la emigración irlandesa, las duras condiciones del viaje e historias de quienes se vieron forzados a partir. Aquí tenéis los horarios y precios.

    Hablando de las circunstancias que obligaron a muchos irlandeses a emigrar, aunque no se trate de un museo sino de una instalación callejera, justo al lado del Jeanie Johnston se encuentra el Famine Memorial. Estas esculturas conmemoran la Gran Hambruna de Irlanda (1845–1849), provocada por una plaga de la patata que destruyó gran parte de los cultivos. Durante esos años murieron aproximadamente un millón de personas y otro millón emigró, muchos de ellos a Estados Unidos y Canadá. La respuesta del gobierno británico fue limitada y muy controvertida, lo que agravó aún más el sufrimiento de la población.

    Día de San Patricio

    Si tenéis ocasión, no dudéis en viajar a Dublín el día de San Patricio (Saint Patrick's Day) 🍀. Es una festividad nacional que conmemora la muerte de San Patricio, patrón de la isla de Irlanda, ocurrida alrededor del 467. Se trata de un acontecimiento casi mundial, y aquí en Dublín se vive de una manera especialmente vibrante, prácticamente duplicándose la población de la ciudad, pasando de medio millón a más de un millón de personas.

    La celebración tiene lugar cada año el 17 de marzo, aunque normalmente se organizan 4-5 días de festejos con desfiles, atracciones, actuaciones, exposiciones, carreras y todo tipo de eventos. El color verde, asociado tradicionalmente a la isla —conocida como “la isla esmeralda” por sus vegetación— se vuelve protagonista: la leyenda cuenta que si no vistes algo verde, los duendecillos vendrán a pellizcarte.

    El desfile de Dublín se celebra oficialmente desde 1996, aunque el primer desfile de San Patricio registrado tuvo lugar en Boston en 1762, gracias a la numerosa comunidad irlandesa en Estados Unidos. De hecho, debido a la intensa migración irlandesa durante los siglos XVIII y XIX, especialmente tras la Gran Hambruna, se estima que alrededor del 35% de la población estadounidense tiene raíces irlandesas, lo que convierte a esta comunidad en una de las más grandes e influyentes del país, solo por detrás de la alemana.

    Más alternativas en Dublín

    Al principio del artículo hemos mencionado que las grandes multinacionales tecnológicas tienen sus sedes centrales europeas en Dublín, y el lugar exacto donde se encuentran es Misery HillEn tiempos pasados, esta zona estaba asociada con la enfermedad y la marginación: muchos enfermos, incluidos leprosos, eran abandonados o enterrados aquí, de ahí su nombre. Hoy, sin embargo, es una de las áreas más modernas de la ciudad, conocida como Silicon Docks, donde se encuentran las oficinas de importantes empresas tecnológicas como Google, Meta, Amazon y LinkedIn. Además, la zona cuenta con numerosos apartamentos y residencias modernas. No está muy lejos del centro: se encuentra en el sureste de la ciudad y se puede llegar en unos 25 minutos a pie.

    Phoenix Park, situado a unos 3 km del centro de Dublín y considerado uno de los parques urbanos vallados más grandes de Europa, con aproximadamente 707 hectáreas. Recorrerlo por completo puede llevar alrededor de 4 horas. Originalmente, este espacio fue un coto real de caza privado de los Lord Lieutenants de Irlanda, pero hoy es un parque público abierto a todos. Uno de sus mayores atractivos son los ciervos que viven en semi-libertad, descendientes de los animales que antaño se mantenían en el coto real. La gente se acerca a ellos a verlos y darle unas zanahorias traídas de casa, aunque conviene no alimentarlos de manera habitual. Dentro del parque también se encuentran el Dublin Zoo y la residencia oficial del Presidente de Irlanda, conocida como Áras an Uachtaráin, lo que lo convierte en un lugar de ocio, historia y naturaleza.

    Excursión a Howth

    Howth es un pintoresco pueblo de pescadores de unos 8.500 habitantes, situado en la península al este de Dublín. Es ideal para visitar durante una mañana después de recorrer la capital irlandesa. La zona tiene historia: fue uno de los primeros lugares asediados por los vikingos en su llegada a Irlanda a principios del siglo IX.

    Para llegar, se puede tomar el tren de cercanías DART desde la estación Tara Street en dirección Howth, que es la última parada. El trayecto dura poco más de media hora y los trenes circulan con bastante frecuencia. La estación de llegada es Howth Railway Station, la única de DART en el pueblo.

    Al salir de la estación, enfrente se encuentra Howth Market, un mercado al aire libre donde se venden productos locales. Detrás del mercado está Howth Harbour, el puerto del pueblo, con vistas a la isla deshabitada Ireland’s Eye. Pasear por el puerto es un plan típico por la tarde para los locales. Además, es habitual ver focas nadando alrededor de los barcos atracados, esperando poder conseguir algo de comida.

    En el puerto se concentran muchas pescaderías que venden pescado fresco, como la tradicional Wrights of Howth, y algunas ofrecen bocadillos de pescado. También hay restaurantes especializados en pescado fresco, aunque curiosamente en Irlanda no se consume tanto pescado; gran parte se exporta a otros países, incluido España. Para una parada rápida, destaca Beshoff Bros Howth, el local de fish and chips más famoso de Howth.

    Más allá del puerto, merece la pena recorrer el centro del pueblo y subir a la zona más alta, Howth Summit, desde donde se obtienen magníficas vistas de la península. También se puede visitar Howth Castle, que forma parte del paisaje histórico de la localidad

    howth irlanda
    Puerto de Howth: isla Ireland's Eye a la izquierda y faro de Howth a la derecha 

    ¿Qué comer en Dublín?

    Aunque la cocina local es muy distinta a la española, no podemos irnos de Dublín sin antes probar algunos de los platos tradicionales irlandeses. 
    • El irish stew, estofado irlandés, en general hecho con carne de mutton (oveja adulta) o lamb (cordero).
    • Beef and Guinness stew, estofado de ternera a la Guinness. Este lo probamos y estaba riquísimo. Nos preocupaba que supiera mucho a cerveza pero no fue así, de hecho apenas lo notamos.
    • Dublin coddle, una cazuela compuesta de salchichas de cerdo, beicon, cebolla y patatas. Este es más raro de encontrar, pero también típico. 
    • Lamb shank: jarrete de cordero, es decir, la parte de la pata del animal, cocinado a fuego lento hasta que la carne queda tierna. Se guisa con verduras como cebolla, ajo, patatas y zanahoria, y en algunas recetas se añade vino tinto. Suele servirse acompañado de las verduras o, a veces, con puré de patatas.
    • Seafood chowder, sopa de marisco y pescado, muy habitual en la costa y en Dublín. Es el más clásico, lo tienen prácticamente en todos los restaurantes.
    • Full Irish breakfast, desayuno completo irlandés: beicon, salchichas, baked beans (alubias en salsa de tomate), huevos (fritos o revueltos), boxty (un pequeño pancake de patata típico irlandés) y champiñones. Se toma como desayuno, brunch y en muchos sitios lo sirven practicamente a todas horas. 
    También hay otros platos originarios de la isla vecina pero totalmente integrados en la gastronomía irlandesa:
    • Shepherd's pie / Cottage pie, pastel de carne con puré de patatas. En la costa del país es habitual ver también la versión con marisco, llamada Seafood pie o Irish fish pie.
    • Fish & chips. El pescado tradicional que va empanado es merluza fresca, y lo sirven tanto en puestos de la calle como en restaurantes. Uno de los más famosos es Leo Burdock, donde lo envuelven en bolsas de papel como se hacía tradicionalmente. También se dice que lo suyo es comerlo con las manos, siempre y cuando tengas una servilleta a mano, aunque, dado que puede estar un poco grasiento, muchos prefieren usar el tenedor.
    • Bangers and mash, salchichas con puré de patatas. También lo tienen en casi todos los sitios. Es un plato sencillo y no falla.
    Los pubs son un elemento central de la vida social irlandesa, y es bastante habitual que muchas personas se reúnan en ellos después del trabajo para socializar y tomar algo. En el barrio de Temple Bar, algunos pubs ideales para comer o cenar son: O’Sheas Restaurant (23 Anglesea St), con muy buen precio para la zona; The Old Storehouse Bar and Restaurant (3 Crown Alley); y Bad Bobs Temple Bar (35-37 Essex St E).

    En otros barrios de la ciudad destacan: The Celt (81 Talbot St), más tranquilo al estar alejado de Temple Bar; y The Ginger Man, especialmente recomendable en época navideña por su cuidada decoración.

    Fuera de los pubs, aquí una recomendación distinta: The Church Café Bar. Este bar y restaurante ocupa un antiguo edificio religioso, la St. Mary’s Church, que dejó de funcionar como iglesia anglicana y fue reconvertido en un local comercial. Hoy se puede comer, tomar una cerveza e incluso disfrutar de la discoteca en la planta baja. Es un ejemplo de cómo en Dublín muchas iglesias anglicanas en desuso se desacralizan (se les quita el carácter sagrado) y se transforman en espacios comerciales, manteniendo su arquitectura histórica.

    Por otro lado, algo genial de Dublín es que en los restaurantes se puede pedir agua del grifo (tap water) gratis. Si sueles beber agua durante las comidas, sabrás que en muchos países las botellas pueden costar 5-6 € y a veces ni siquiera sirven agua del grifo. En Dublín ocurre todo lo contrario: en muchos restaurantes te traen el agua automáticamente al sentarte, sin necesidad de pedirla.

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