Bucarest (en rumano, București) es la ciudad más grande y la capital de Rumanía, con una población de 1,75 millones de habitantes —o 2,3 millones si contamos su área metropolitana. Situada históricamente en una zona de frontera entre el Imperio otomano, el Imperio ruso y el Imperio Austrohúngaro, la ciudad ha sido ocupada en varias ocasiones principalmente por turcos, rusos y austríacos. Esta historia de influencias se refleja en su cultura, que combina elementos orientales, balcánicos, eslavos y de Europa occidental.
Bucarest es una ciudad de contrastes: por un lado, avenidas y monumentos que recuerdan la elegancia parisina —de hecho, entre 1918 y 1939 fue conocida como «la pequeña París»— y, por otro, construcciones gigantescas de la época soviética. Su atractivo no reside tanto en la belleza estética como en su historia y curiosidades, aspectos que intentaremos transmitir de la mejor manera posible en este artículo.
La mejor época para visitarla es entre primavera y otoño, evitando el invierno, sobre todo de diciembre a febrero, cuando hace mucho frío y las temperaturas pueden llegar a -30 °C durante las olas de frío siberiano, además de que anochece muy temprano.
Información práctica y curiosidades sobre Rumanía
La primera mención histórica de Bucarest aparece en un documento de 1459 firmado por Vlad Țepeș, conocido como Vlad el Empalador, el príncipe valaco que inspiró la figura literaria de Drácula. Aunque no fundó la ciudad desde cero, su decisión de establecer allí una residencia principesca y otorgarle reconocimiento oficial ha hecho que tradicionalmente se le considere como fundador de Bucarest.
El nombre de la ciudad, București, se ha asociado con la palabra rumana bucurie, que significa “alegría”, o con un legendario fundador llamado Bucur, cuyo nombre compartiría esa raíz. Por ello, Bucarest es conocida como la “ciudad de la alegría”. Esta etimología es popular y ampliamente difundida, aunque no existe evidencia lingüística definitiva sobre su origen exacto.
A pesar de las influencias balcánicas, orientales y eslavas que hemos mencionado, Rumanía reclama su herencia latina: la palabra “România” deriva de Romanus (romano). El idioma oficial es el rumano, una lengua romance cercana al latín, como el español, el francés o el italiano. Además, muchas personas hablan español, generalmente porque han visto telenovelas españolas o latinoamericanas, o porque ellos o algún familiar ha vivido en España. De hecho, España se encuentra entre los tres países con mayor población rumana en el extranjero, junto con Italia —que ocupa el primer lugar— y Alemania.
Rumanía forma parte de la Unión Europea desde 2007 y se incorporó al espacio Schengen (libre circulación de personas) el 1 de enero de 2025. Sin embargo, no ha adoptado el euro, manteniendo su moneda, el leu (plural, lei), cuyo código ISO es RON. El nombre de la moneda significa “león” y proviene de los dibujos que tenían las antiguas monedas. Los billetes modernos están plastificados, lo que los hace más resistentes al agua y al desgaste, y algunos ilustran edificios emblemáticos, como el Ateneo Rumano, que aparece en el reverso del billete de 5 lei.
En Bucarest no hay edificios muy altos, principalmente porque Rumanía es el país de la Unión Europea con mayor riesgo sísmico. La ciudad ha sufrido numerosos terremotos a lo largo de su historia; uno de los más devastadores fue el Terremoto de Vrancea de 1977, de 7,4 grados en la escala de Richter, que causó la muerte de 1.578 personas.
La religión mayoritaria en Rumanía es la Iglesia Ortodoxa Rumana, a la que pertenece aproximadamente tres cuartas partes de la población. También existen minorías católicas, protestantes, musulmanas y judías. A diferencia del catolicismo romano, en la tradición ortodoxa los sacerdotes ortodoxos pueden estar casados, siempre que su matrimonio sea anterior a la ordenación. Una práctica característica es el bautismo por inmersión, donde el bebé se sumerge completamente en la pila bautismal, generalmente tres veces en referencia a la Santísima Trinidad. La sociedad rumana es en general bastante religiosa, y es habitual ver a la gente santiguarse tres veces en situaciones de solemnidad o riesgo, como al pasar frente a una iglesia, al entrar o salir de ella, en hospitales o al presenciar accidentes. Este conjunto de costumbres refleja el profundo arraigo cultural de la ortodoxia en la vida cotidiana del país.
La cantidad de iglesias y capillas en Bucarest es sorprendente, aproximadamente 300. Muchas de ellas parecen “escondidas” entre bloques de apartamentos y edificios administrativos, un efecto de las remodelaciones urbanísticas de la época de Ceaușescu, que buscaban modernizar la ciudad y reducir la presencia visible de los templos. Para construir grandes avenidas como el Bulevardul Unirii sin demoler los templos históricos, algunas iglesias fueron movidas sobre raíles y rodillos gracias al ingenio del ingeniero Aurel Iordăchescu, un método que se ha convertido en uno de los secretos urbanos más curiosos de Bucarest.
Para moverse por la ciudad, si el hotel está céntrico, es posible caminar por muchas zonas. Sin embargo, al ser una ciudad grande, en trayectos más largos suele ser más rápido y cómodo usar el metro o el transporte público. Además, Bucarest cuenta con servicio de Uber, muy económico: por 12-15 RON se cubren trayectos de media distancia, una opción que muchos visitantes utilizan en combinación con el transporte público.
Breve historia de Bucarest
Para entender mejor lo que veremos en la ciudad, conviene hacer una introducción a la historia reciente. En 1967 comienza en Rumanía el gobierno comunista de Nicolae Ceaușescu (pronunciado “Chau-sches-cu”), un zapatero que llegó a ser líder del Partido Comunista Rumano (PCR) desde 1965. Este régimen duró hasta 1989, en el marco de la República Socialista Rumana (1947-1989), influenciada y parcialmente dependiente de la Unión Soviética (URSS).
Durante la primera parte de su mandato, Ceaușescu gozaba de aceptación popular gracias al desarrollo económico que había impulsado en el país. La gente, aunque con recursos limitados, vivía relativamente bien y podía incluso viajar a otros países comunistas. Como era habitual en los estados soviéticos de la época, las tiendas de ropa pertenecían al Estado y casi toda la ropa era similar. Además, existían cartillas de racionamiento que regulaban la cantidad de alimentos que cada ciudadano podía comprar al mes, por ejemplo: un litro de aceite, diez huevos, 500 gramos de carne de cerdo o ternera, 1 kg de pollo, 1 kg de harina, 100 gramos de mantequilla, etc. Por otra parte, había políticas estrictas sobre la reproducción: las mujeres tenían prohibido abortar hasta haber tenido cuatro hijos, y a partir del quinto, el gobierno decidía si se les permitía o no. También se aplicaba toque de queda en ciertas situaciones para restringir la libertad de movimiento, especialmente en los últimos años del régimen.
En 1971, Ceaușescu y su esposa Elena, considerada por muchos como la más cruel e influyente del dúo, visitan China y Corea. Quedaron impresionados por el poder de sus gobiernos y sus grandiosas construcciones, y decidieron gastar ingentes cantidades de dinero para lograr un nivel similar de control y prestigio en Rumanía. Poco a poco, especialmente durante la última década del PCR, el régimen se convirtió en una dictadura estricta, lo que provocó crecientes enfrentamientos con la población.
El 17 de diciembre de 1989, en la ciudad de Timișoara, se produce una manifestación que Ceaușescu ordena reprimir con violencia, causando decenas de muertes. Este hecho provocó que la chispa de la revolución se extendiera a otras ciudades, incluida Bucarest. El 22 de diciembre, durante un discurso en la sede del Partido Comunista en Bucarest, la multitud comenzó a abuchear a Ceaușescu y el ejército que lo respaldaba se unió al pueblo. Ceaușescu y su esposa huyeron en helicóptero, pero no pudieron salir del país porque el espacio aéreo estaba controlado por las Fuerzas Armadas.
Finalmente, fueron capturados, juzgados y condenados a muerte por genocidio en Timișoara, y fusilados el 25 de diciembre en un cuartel militar de Târgoviște. Estos acontecimientos pasaron a la historia como la Revolución de Diciembre de 1989, que marcó el fin del régimen comunista en Rumanía.
¿Qué ver en Bucarest?
El Palacio del Parlamento, sede del Parlamento rumano —la Cámara de Diputados y parte del Senado—, es uno de los edificios más impresionantes del mundo. Es el segundo edificio administrativo más grande tras el Pentágono en Washington D.C., y según el Guinness World Records, es el más caro y el más pesado del mundo. Mide 84 metros de altura y tiene una superficie de 365.000 m², construido con materiales ostentosos, en su mayoría procedentes de Rumanía, aunque también se importaron algunos, como cristales de Murano para las lámparas.
El palacio cuenta con 12 plantas sobre el suelo y 8 subterráneas, incluyendo un búnker con una red de túneles que permitía a Ceaușescu escapar a distintos puntos de la ciudad en cualquier momento. En total, dispone de unas 3.100 habitaciones, algunas de dimensiones realmente enormes.
Su construcción comenzó en 1985 en estilo neoclásico, por decisión de Ceaușescu, que quería que Rumanía tuviera el Parlamento más grande del mundo como demostración de su poder. El proyecto, llamado Casa del Pueblo (Casa Poporului), contó con 20.000 empleados trabajando en tres turnos, cubriendo las 24 horas del día. Se tardó aproximadamente cinco años en construir, aunque quedó incompleto en diciembre de 1989, durante la Revolución.
La edificación implicó la demolición masiva de barrios enteros y parte del Parque Izvor. Lo que había antes era prácticamente una ciudad: unas 12 iglesias, 3 sinagogas y 10.000 viviendas, por lo que unas 40.000 personas fueron desalojadas y reubicadas en otros barrios
En su página web se puede encontrar información sobre las visitas guiadas, que permiten recorrer este majestuoso edificio y conocer más sobre su historia y arquitectura.
Palacio del Parlamento e inicio del Bulevardul Unirii
Frente al Parlamento se extiende una enorme avenida llamada Bulevardul Unirii, flanqueada por restaurantes, hoteles y tiendas de marca. Fue construida por Ceaușescu con el objetivo de impresionar y emular los Campos Elíseos de París, buscando incluso superar su monumentalidad. Esta ostentación de poder requirió nuevas demoliciones y reestructuraciones urbanas, pero logró el efecto de grandiosidad que Ceaușescu buscaba.
Un elemento que le da un toque especial es el espectáculo de luces y agua llamado Bucharest Fountains (Fântânile București), que tiene lugar en las fuentes de la avenida, con epicentro en la Plaza de la Unión (Piața Unirii). El espectáculo solo se realiza en verano, entre mediados de mayo y octubre, y dura aproximadamente 45 minutos. Los horarios varían según el mes: en mayo empieza a las 21:00, en junio y julio a las 21:30, en agosto a las 21:00 y en septiembre y octubre a las 20:00.
La Plaza de la Unión (Piața Unirii) es otra de las obras mastodónticas de la época de Ceaușescu. A un lado de la plaza se encuentran varias fuentes, que normalmente están secas, pero permiten apreciar los bonitos mosaicos con los que están decoradas. Hoy en día, el contraste es evidente: junto a la arquitectura de la era comunista se alzan grandes carteles publicitarios en lo alto de los edificios, mostrando la transformación del país hacia el capitalismo.
Desde la plaza nos adentramos en el casco antiguo, conocido como Lipscani, la zona más pintoresca y agradable de la ciudad. Casi todas sus calles son peatonales, y el ambiente es inmejorable, especialmente en verano por la tarde y la noche, cuando las terrazas y bares se llenan de gente. Aunque los rumanos no suelen salir a comer con frecuencia, es habitual que al terminar su jornada laboral se reúnan a tomar algo, lo que convierte a Lipscani en un punto de encuentro muy animado.
Lo primero que encontramos viniendo de la Plaza Unirii es la iglesia de San Antonio (Biserica Sfântul Anton), ubicada en Strada Franceză. Es de culto ortodoxo y se considera la iglesia más antigua de Bucarest, construida en 1554, conservando su importancia histórica y arquitectónica hasta hoy.
Iglesia de San Antonio
Subiendo hacia el norte, llegamos a la Plaza Roma (Piața Roma), donde se encuentra la Estatua de la Loba Capitolina (Statuia Lupoaicei), que representa a la loba amamantando a Rómulo y Remo, los fundadores legendarios de Roma. Se trata de una copia en bronce del original que se conserva en los Museos Capitolinos de Roma. La estatua fue un regalo de la ciudad de Roma en 1906, simbolizando los lazos culturales e históricos entre la antigua Roma y la región de Dacia, la provincia romana que ocupaba la mayor parte de la actual Rumanía y partes de Moldavia, Serbia y Hungría. A lo largo de su historia, la estatua ha sido trasladada varias veces dentro de la ciudad hasta situarse en su ubicación actual.
A continuación, nos dirigimos a la Plaza de la Universidad (Piaţa Universităţii), en el barrio de Universitate. Podemos llegar andando desde la Plaza Roma o tomar el metro hasta la parada del mismo nombre. Esta plaza es una de las más importantes de Bucarest, comparable simbólicamente con la Puerta del Sol de Madrid por su centralidad y porque marca el kilómetro cero de las carreteras rumanas. En la plaza se pueden ver varias esculturas de figuras históricas e intelectuales rumanos, destacando especialmente la estatua de Mihai Viteazul (Miguel el Valiente). Fue príncipe de Valaquia entre 1593 y 1601 y logró la primera unión temporal de Valaquia, Transilvania y Moldavia, convirtiéndose en un símbolo precursor de la Rumanía moderna.
Muy cerca de la Piața Universității se encuentra la Iglesia Rusa de San Nicolás (“Biserica Rusă “Sfântul Nicolae”), un pequeño templo de estilo ruso con sus inconfundibles cúpulas en forma de bulbo. Fue construida entre 1905 y 1909 por orden del zar Nicolás II para servir a la comunidad rusa —especialmente estudiantes y profesores— que vivía en Bucarest a principios del siglo XX.
La zona de Universitate es fácilmente reconocible por estar junto al Grand Hotel Bucharest, uno de los edificios más altos de la ciudad, construido en 1970 para alojar principalmente a los extranjeros que visitaban Bucarest durante el régimen comunista. Junto a él se encuentra el Teatro Nacional de Bucarest (Teatrul Național București), otro edificio de la era de Ceaușescu, levantado en 1973.
Frente al hotel se extiende la Plaza 21 de Diciembre de 1989 (Piața 21 Decembrie 1989), que conmemora la Revolución de diciembre de 1989. El edificio más destacado de esta plaza es la Facultad de Arquitectura (Facultatea de Arhitectură), un imponente ejemplo del estilo institucional de la época.
La siguiente parada es la Plaza de la Revolución (Piața Revoluției), un lugar clave en la historia reciente de Rumanía. Aquí se encuentra la antigua sede del Partido Comunista, desde cuyo balcón el 22 de diciembre de 1989 Nicolae y Elena Ceaușescu dieron un discurso negando la existencia de una dictadura o represión. Sin embargo, la multitud empezó a abuchearlos y silbar, dejando claro que todo el pueblo estaba en su contra. Los Ceaușescu tuvieron que retirarse al edificio y, poco después, intentaron huir en helicóptero, pero fueron capturados y trasladados a Târgoviște, donde serían juzgados y fusilados.
En medio de la plaza se alza el Memorial del Renacimiento (Memorialul Renașterii), un obelisco de mármol blanco de 25 metros de altura que rinde homenaje a los fallecidos durante la Revolución de diciembre de 1989. El pilar simboliza al pueblo rumano, mientras que la corona metálica negra representa el período comunista que la nación logró superar.
Plaza de la Revolución: antigua sede del PC a la izquierda y memorial a los fallecidos
Muy cerca se encuentra la Iglesia Kretzulescu (Biserica Crețulescu), construida en 1722, cuyo interior es un buen ejemplo del arte ortodoxo: lleno de iconos y representaciones de la Virgen, con colores y detalles que llaman la atención de inmediato. Si coincidís con algún rumano rezando, veréis cómo se persignan tres veces de derecha a izquierda, al contrario que en el catolicismo. Tradicionalmente, solo los hombres podían acceder al altar, y los fieles permanecían de pie o de rodillas durante la misa; hoy en día, la iglesia cuenta con sillas para mayor comodidad.
En la misma plaza se alza la estatua ecuestre de Carol I (Statuia Ecvestră a lui Carol I), primer rey de Rumanía, que gobernó de 1866 a 1914, y que simboliza la consolidación de la monarquía rumana moderna.
Muy cerca está también el Museo Nacional de Arte de Rumanía (Muzeul Național de Artă al României), un majestuoso edificio que fue Palacio Real y que data aproximadamente de 1820, remodelado por Carol I en 1885 con un estilo neoclásico. Durante el siglo XX sufrió incendios y bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que ha sido reconstruido varias veces. Hoy, visitar el museo permite disfrutar tanto de su colección de arte como de la imponente arquitectura del edificio, y el precio de la entrada es bastante accesible. Aquí tenéis los precios y horarios.
El Ateneo Rumano, inaugurado en 1888 y diseñado por el arquitecto francés Albert Galleron en estilo neoclásico con columnas monumentales que recuerdan a un templo de la Antigua Roma. Es la sede de la Orquesta Filarmónica “George Enescu” (célebre músico y compositor rumano). Además de conciertos, el Ateneo se utiliza para conferencias, exposiciones y diversos eventos culturales y artísticos, consolidándose como un símbolo del patrimonio musical y cultural de Rumanía.
Ateneo Rumano
Desde la Plaza de la Revolución, nos dirigimos a la Calle Victoria (Calea Victoriei), una de las avenidas más famosas y elegantes de Bucarest. Con sus 3 km de longitud, en ella se concentran tiendas de lujo, hoteles históricos, galerías de arte y monumentos, incluyendo el Museo Nacional de Arte de Rumanía, que ya hemos visitado.
Tras recorrerla brevemente, llegamos al Hotel Novotel Bucharest City Centre, cuya curiosa fachada nos llama inmediatamente la atención. Este edificio tiene un trasfondo histórico: fue el antiguo Teatro Nacional de Bucarest, construido en 1852 en estilo barroco. Fue destruido durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en 1944, y durante décadas el lugar quedó en desuso. En 2002, la cadena AccorHotels inauguró el hotel, incorporando una reconstrucción parcial de la fachada original del teatro. Tal como mencionamos antes, el Teatro Nacional actual se encuentra hoy en día en la Plaza de la Universidad (Piața Universității).
Recreación de la fachada del Antiguo Teatro Nacional en el Hotel Novotel
Frente al hotel encontramos el Pasajul Victoria, un pasaje famoso por su techo decorado con paraguas de colores, un estilo que se ha puesto de moda en varias ciudades europeas, aunque el primero en implementarlo fue Águeda, en Portugal.
Continuamos bajando por la Calea Victoriei hasta llegar a la siguiente plaza, donde destaca el Gran Hotel Boulevard (Grand Hôtel du Boulevard), construido con estilo francés. Su construcción fue muy costosa y, al abrirlo, ninguna aseguradora quiso cubrirlo debido al riesgo de que se derrumbara el alto edificio que se encuentra detrás. Como resultado, el hotel permanece cerrado y sin uso en la actualidad, convirtiéndose en una curiosidad arquitectónica de la ciudad.
Desde esta plaza, tomamos la Strada Constantin Mille 13 hasta llegar a la izquierda al Teatro Capitol (Teatrul de vară Capitol). Inaugurado en 1923 como teatro y cine de verano tras varios años de planificación y construcción, fue durante décadas un lugar muy popular para los habitantes de Bucarest. A finales del siglo XX cerró, y aunque no ha sido completamente rehabilitado, todavía se organizan algunos eventos durante el verano, conservando su encanto histórico.
Volviendo a Calea Victoriei y siguiendo hacia abajo, unos metros más adelante veremos a nuestra izquierda el Pasajul Macca - Villacrosse, uno de los rincones más pintorescos del centro histórico de Bucarest, se caracteriza por su elegante techo de vidrio amarillo, que protege de la lluvia y deja entrar la luz natural, creando un ambiente único. Su nombre proviene de dos cuñados, Xavier Villacrosse y Mihalache Macca, responsables de la construcción de los distintos tramos del pasaje. Históricamente, en este lugar se ubicó el primer edificio de la Bolsa de Bucarest, y en sus primeros años albergaba principalmente joyerías. Hoy en día, el pasaje ha sido revitalizado y acoge cafeterías, bares y locales de ocio.
Pasajul Macca-Vilacrosse
Finalmente, en esta calle llegamos al Monasterio Stavropoleos (Biserica Mănăstirii Stavropoleos), una pequeña iglesia de culto ortodoxo fundada en 1724 por un monje griego. Es considerado uno de los edificios religiosos más bellamente decorados de Rumanía, gracias a la fusión de influencias bizantinas, otomanas y renacentistas. En su interior destacan los frescos y la ornamentación en piedra y madera, mientras que su precioso patio ofrece un espacio tranquilo en pleno centro histórico. El acceso a todo el recinto es gratuito, lo que permite disfrutar de su arte sin coste alguno. Curiosamente, con el desarrollo urbano, la iglesia ha quedado situada en pleno barrio Lipscani, una de las zonas más animadas de Bucarest, repleta de bares, terrazas y discotecas que contrastan con la serenidad del monasterio.
Esta calle desemboca en el río Dâmbovița, ubicado junto a la Piața Unirii desde la que iniciamos nuestro recorrido. El río Dâmbovița, que nace en los Cárpatos, atraviesa el corazón de Bucarest y constituye un lugar popular para pasear, sentarse en bancos o disfrutar de terrazas junto al agua.Aunque el río es natural, durante la época de Ceaușescu se llevaron a cabo importantes obras de canalización y rectificación en el centro de Bucarest, modificando parcialmente su curso con el objetivo de controlar inundaciones y embellecer sus márgenes. Hoy en día, sus orillas se han convertido en un espacio urbano agradable, combinando historia, ocio y vida cotidiana en la capital rumana.
Más alternativas en Bucarest
Para quienes dispongáis de varios días en Bucarest, aquí van algunas alternativas para complementar vuestra visita según vuestros intereses.
De la época en que la ciudad era conocida como “la pequeña París” (1918-1939), destaca un edificio muy representativo: el Arco de Triunfo (Arcul de Triumf). Aunque está situado al norte de la ciudad y requiere desplazarse en bus, es una copia exacta del Arco de París y cuenta con un mirador en la azotea, al igual que su homólogo francés. Se construyó en 1922 para conmemorar la victoria de Rumanía en la Primera Guerra Mundial.
Otro lugar interesante es el Mercado Obor, el más grande de Bucarest, que existe desde finales del siglo XVIII o principios del XIX. Originalmente, además de su función comercial, fue escenario de ejecuciones públicas, una práctica común en esa época. Hoy en día es un lugar muy concurrido, donde se venden frutas, verduras, carnes y productos tradicionales, y donde también podéis encontrar puestos y pequeños restaurantes para degustar la comida típica rumana..
Therme București (Bucharest Therme), uno de los mayores centros termales y de wellness de Europa, con capacidad para 4.000 personas y distintas zonas con con piscinas, toboganes y saunas. Sus aguas proceden de un acuífero ubicado a una profundidad de aproximadamente 3.100 metros, donde el agua está a una temperatura tan caliente (~80°C) que luego tienen que enfriarla.
Cotroceni es uno de los barrios más antiguos y elegantes de Bucarest, donde se ha conservado gran parte de la arquitectura anterior al comunismo. Sus calles arboladas y residencias de alto nivel reflejan estilos variados, desde neoclásico hasta art nouveau. En el corazón del barrio se encuentra el Palacio Cotroceni, residencia oficial del Presidente de Rumanía y museo histórico. Aunque posee gran valor cultural e histórico, Cotroceni no es un barrio turístico, manteniendo su atmósfera tranquila y residencial.
¿Qué comer en Bucarest?
Algunos de los platos tradicionales de la cocina rumana que debéis probar son:
- Mici: el plato más conocido. Son salchichas rumanas, hechas con una mezcla de carnes de res, cerdo y, a veces, cordero, picadas y sazonadas con ajo, pimienta y otras especias. Son algo grasosas porque tradicionalmente se consumían para combatir el frío en invierno.
- Sarmale: el Mici es el más conocido pero el Sarmale es el más tradicional. Son unos rollos de carne picada, generalmente cerdo o ternera, y arroz, envueltos en hojas de col y cocinados en salsa de tomate.
- Zacusca: un pisto frío de berenjena asada, pimiento, cebolla y tomate que se come con trozos de pan a modo de cuchara.
- Cholan de porc: codillo de cerdo, muy popular en Europa Central.
- Mămăligă: pan típico de Rumanía
- Ciorbă: sopa agria típica rumana
- Ciorbă de burta (de tripas de ternera)
- Ciorbă rădăuțeană (de Rădăuți, un pueblo de Rumanía, a base de carne y vegetales)
- Ciorbă de perisoare (de verduras con albóndigas de carne)
- Postres:
- Papanași: un postre tradicional rumano compuesto por discos de masa de queso fresco con un agujero central, generalmente fritos y servidos con mermelada (arándanos, cerezas o frutas rojas), nata agria y, en ocasiones, espolvoreados con azúcar glas.
- Palincă: un aguardiente bastante fuerte.
¿Dónde comer en Bucarest?
A los rumanos les encanta salir a tomar algo, pasear y socializar, y el lugar ideal para hacerlo es el Centrul Vechi (Old Town), el corazón histórico y la zona más animada de la ciudad. Sus calles peatonales están llenas de bares, restaurantes y cafeterías, decoradas con luces, colores y elementos artísticos, y es allí donde se concentra la mayor oferta gastronómica y de ocio de Bucarest..
Entre los lugares que os recomendamos se encuentra el archiconocido Caru’ cu Bere, situado junto al Monasterio Stavropoleos. Este restaurante de comida tradicional rumana destaca tanto por su interior espectacular, como por el ambiente animado, que a veces incluye música y bailes en directo. Se puede reservar mesa con antelación o llegar directamente y esperar un tiempo hasta que haya disponibilidad.
Otro muy popular es el Restaurant Hanu' lui Manuc, ubicado en un edificio histórico del siglo XIX se firmó el Tratado de Paz de Bucarest el 16 de mayo de 1812, que puso fin a la guerra entre Rusia y el Imperio Otomano. Sirven comida tradicional, tienen una terraza muy agradable con música en vivo y danza folclórica rumana varias noches a la semana.
Otro restaurante recomendable, más contemporáneo y de comida variada, es Gallery Concept. La comida es de buena calidad y los precios son aceptables, una experiencia más moderna frente a los locales tradicionales.
Si buscáis una cafetería, una de las más populares es Perfect Simplu Specialty Coffee & Bites, parte de la creciente tendencia de cafeterías de especialidad que se han puesto de moda en Bucarest en los últimos años.
Para salir de bares, nos recomendaron los siguientes: Mojo Music Club (karaoke), Kulturhaus Dialog Bukarest y The Vintage Pub.
Excursiones desde Bucarest
Si pasáis aquí varios días podéis completer el viaje con alguna excursion de un día a alguna ciudad cercana:
Brașov. Podéis ir con tren que cuyo tique podéis comprar en la Estación de Trenes del Norte (Gara de Nord) o en la página web que os contamos más abajo.
Castillo Peleș, explicado en nuestro artículo de Brasov. El mismo tren que une Bucarest con Brașov tiene una parada intermedia que es Sinaia, esa es la parada. Desde ahí se llega en unos 20 minutos andando.
Castillo Bran, explicado en nuestro artículo de Brașov.
Al norte de Bulgaria, hay varias ciudades interesantes que se pueden visitar desde Bucarest: Ruse (1 hora 45 minutos), Veliko Tarnovo (casi 4 horas) y Varna (4 horas y media). Ruse es perfecta para una excursión de un día, mientras que Veliko Tarnovo y Varna (esta última ciudad costera, recomendable solo en verano) conviene dedicarles un fin de semana debido a la distancia. Para llegar a estos destinos, podéis comprar los billetes con la compañía Pegasus, cuyo bus sale frente al Hotel Horoscop, junto a la Piața Unirii.
¿Cómo moverse entre ciudades en Rumanía?
Coche. La opción más cómoda para desplazarse es en coche. En Bucarest no es estrictamente necesario, pero resulta muy práctico si planeáis visitar otras ciudades del país.
Tren. Nosotros recomendamos viajar en tren dentro de Rumanía. A diferencia de los autobuses, los billetes se pueden comprar con antelación a través de la página web de CFR, la red de trenes rumanos. Lo ideal es optar por IC (Intercity) o IR (InterRegio), ya que los RE (Regio) son mucho más lentos y realizan numerosas paradas. También se pueden adquirir en las taquillas de la Estación de Trenes del Norte (Gara de Nord).
Autobús: Viajar en autobús es otra alternativa, aunque la mayoría de las compañías rumanas no permite comprar billetes por internet. Esta es la página de consulta de autobuses en Rumanía. Por tanto, suele ser necesario comprarlos llamando por teléfono (con suerte encontraréis a alguien que hable inglés) o enviando un correo electrónico. Nuestra experiencia indica que, incluso así, pueden surgir imprevistos: en nuestro caso, quedamos con una empresa y el día del viaje no apareció nadie.
Taxi: Como última opción, más cara, se puede optar por taxi para desplazamientos a ciudades cercanas, incluso solicitándolo sobre la marcha. Es muy importante acordar el precio previamente con el conductor para evitar sorpresas.






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