En Ciudad de México (CDMX), también llamada simplemente México, comenzamos nuestra ruta de tres semanas por las ciudades coloniales del centro del país. México es tan grande que un viaje vacacional típico no permite verlo todo, así que hay que elegir una zona según los intereses. Si os atraen las ciudades coloniales y la cultura mexicana, nuestro itinerario es ideal; si preferís naturaleza y paisajes, Chiapas es una excelente opción; y si lo que buscáis es relajación y playas paradisíacas, lugares como Cancún y Holbox, en la Península de Yucatán, son perfectos. Por supuesto, también se puede combinar un poco de todo: playas y ciudades, según cómo queráis organizar el viaje.
Nuestra ruta fue la siguiente:
- Ciudad de México - 4 días
- Taxco - 1 día (excursión de un día desde CDMX)
- Puebla - 1 día (excursión de un día desde CDMX)
- Santiago de Querétaro - 1 día
- San Miguel de Allende - 2 días
- Guanajuato - 2 días
- Oaxaca de Juárez - 4 días
¿Cómo moverse por México?
México es un país enorme, y para desplazarnos entre sus distintos destinos habrá que recorrer grandes distancias. Aunque algunos lugares parezcan cercanos, las conexiones no siempre son rápidas. La red de trenes está poco desarrollada, por lo que las opciones principales de transporte son las siguientes:
🚗En coche de alquiler: si optáis por esta alternativa, se recomienda evitar vehículos de alta gama, ya que suelen ser un imán para los asaltantes, algo relativamente frecuente en el país. Además, la conducción en México es muy distinta a la de Europa, por lo que, en nuestra opinión, esta opción debería considerarse como última alternativa.
🚌En autobuses: Para moverse desde CDMX hacia el norte, os recomendamos las empresas ETN y Primera Plus, y para ir hacia el sur, ADO. ETN y Primera Plus son autobuses de primera clase: los asientos son amplios y muy cómodos, además cuentan con televisión, auriculares y wifi limitado para usar WhatsApp, Facebook y Twitter. Entre las dos, nuestra favorita es Primera Plus.
Si compráis los billetes por internet, normalmente salen más baratos que en taquilla. Es importante también entender la diferencia entre “local” y “de paso”: local significa que el trayecto inicia en esa estación donde compráis el billete, mientras que de paso indica que el autobús viene de otra ciudad y hace parada allí, lo que puede ocasionar retrasos. Por último, los descuentos para estudiantes que aparecen en las webs aplican únicamente a estudiantes en México, no a extranjeros.
✈En avión: México cuenta con varios aeropuertos, pero la mayoría de los vuelos internos pasan por CDMX; en torno al 90 % de los casos hay que hacer escala en la capital. Por ejemplo, para ir de Guanajuato a Oaxaca de Juárez no encontramos vuelos directos y tuvimos que hacer escala en CDMX. Otra cosa a tener en cuenta es la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA), un cargo adicional que se aplica en cada vuelo nacional e internacional y que incrementa el coste final del billete. Por eso, no os sorprendáis si el precio que aparece en los buscadores de vuelos es menor que el que acabáis pagando al finalizar la compra.
¿Cómo moverse por Ciudad de México?
Como todo el mundo sabe, hay que tener cuidado a la hora de desplazarse por la ciudad para evitar riesgos tontos que nos puedan causar un disgusto en el viaje. Nosotros nos movimos en todo momento con Uber, pues es relativamente barato y seguro, ya que tienes matrícula, datos del conductor y evaluaciones sobre el mismo.
Otra opción es la red de metro, aunque esta solo la recomendamos coger por las mañanas, a plena luz del día y siempre echando un ojo a tus pertenencias. En este sentido, nada que no haya que hacer en el metro de Madrid o Barcelona. Algo curioso del metro de CDMX es que hay vagones mixtos y otros exclusivamente para mujeres.
En ningún caso toméis el taxi, la fama de los secuestros en taxis sin licencia es de sobra conocida, así que tomad taxis solo si os los han llamado desde el hotel donde os hospedáis y son de confianza.
Información y consejos
México es un país muy católico, más de un 80% de la población se declara de esta religión. Sin embargo, más que por Jesús o la Virgen María, sienten especial devoción por la Virgen de Guadalupe.
Bebed agua siempre embotellada y llevad Fortasec o medicamento similar por si os da diarrea, que no sería nada raro. Allí lo llaman la venganza de Moctezuma.
Por supuesto, llevad un seguro de viaje válido en el extranjero.
La moneda nacional es el peso mexicano (MXN). Un cambio aproximado y fácil de recordar y calcular es: 1 euro equivale a 20 pesos mexicanos.
Os recomendamos comprar una tarjeta SIM en el aeropuerto, no cuestan mucho y tener datos móviles en el viaje nos va a facilitar mucho la vida. Nos mencionaron la tarjeta de MOBO y fue la que cogimos. El precio fue de 249 MXN por 3 GB durante 30 días. En el aeropuerto, Terminal 2, hay un puesto de MOBO donde la puedes comprar, ellos te la instalan y te la dejan lista para usar.
Llevad una tarjeta una que os permita sacar en cajeros y que os hagan el cambio de moneda con las menores tasas posibles, como puede ser Revolut, que fue la que llevamos nosotros. De los cajeros que probamos para sacar dinero tanto en el aeropuerto como en la ciudad, el que menos comisión nos cobraba fue el de Banorte. En cualquier caso, siempre llevad efectivo, pues hay muchos sitios donde no aceptan tarjetas.
En cuanto a los enchufes, nos van a hacer falta adaptadores ya que en México usan clavijas tipo F mientras que en España tipo C.
También es conveniente que reviséis vuestra cartilla de vacunaciones ya que, dependiendo de la zona a la que viajes dentro del país, sobre todo si es zona de selva, serán necesarias unas vacunas u otras.
Seguridad
México
es un país precioso, pero para disfrutarlo hay que tener un poco más de
cuidado que cuando viajamos por Europa. Más que nada hay que tener
sentido común.
Si
no queréis correr ningún riesgo lo mejor es visitar los barrios más
turísticos de las ciudades y hacer todo a plena luz del día. Esto
incluye viajar, no se recomienda viajar de noche ya que aumentan las
posibilidades de sufrir asaltos, incluso si se va en autobús.
Además, es mejor no llevar llamativas joyas ni nada ostentoso. En general nada que pueda sugerir que se tiene dinero.
Se
recomienda dejar el pasaporte, tarjetas y dinero en la caja fuerte del
hotel, y salir a hacer turismo únicamente con lo justo, es decir, un
poco de efectivo, una tarjeta y una fotocopia del pasaporte, no el
original.
Para
evitar riesgos también se recomienda sacar dinero en cajeros donde haya
más gente, por ejemplo en los de un centro comercial o en una sucursal
de un banco con video vigilancia, nada de en cajero de una calle poco
transitada y de noche.
Breve historia de México
Para disfrutar del viaje al cien por cien es imprescindible entender bien, aunque sea de manera breve, la historia del país, o al menos los principales acontecimientos.
Antes de la conquista española, esta región se conocía como el Imperio Azteca o Imperio Mexica (1325-1521 d.C.) cuya capital era México-Tenochtitlan, lo que hoy en día es CDMX. Los mexicas o aztecas, eran los habitantes de este imperio. El idioma oficial era el náhuatl y su último rey antes de la conquista fue Moctezuma II. La conquista en sí sucedió entre 1519 y 1521, fue obra del reino de Castilla con Hernán Cortés a la cabeza, así como de otros pueblos indígenas de Mesoamérica (territorio que abarcaba México, Belize, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y el norte de Costa Rica) como los tlaxcaltecas que se unieron a la causa al estar sometidos a la tiranía de los mexicas y que supuso el fin del Imperio Azteca en 1521. En ese momento, México pasó a formar parte del territorio español bajo el nombre de Nueva España y se fundó la Ciudad de México en el lugar que ocupaba México-Tenochtitlan. Además de Hernán Cortés, hay que destacar a dos personajes más en esta parte de la historia, a sus dos traductores. El primero fue Jerónimo de Águilar, un prisionero de los mayas que estuvo preso del 1511 al 1519 en Yucatán, lo que le permitió aprender la lengua maya y ejercer de traductor para Cortés cuando este le rescató en 1519. Aún más importante que de Aguilar fue La Malinche, una indígena esclava que fue ofrecida como regalo a Cortés durante su avance por el país. Fue de vital importancia pues ella dominaba el maya y el náhuatl, lo que le permitió ejercer de traductora durante la mayor parte de la conquista. Aunque algunos la tachan de traidora por ayudar a los conquistadores extranjeros frente a los de su país, lo cierto es que en aquel momento México no era México sino un conjunto de distintos pueblos indígenas y el suyo era otro de los que estaban sometidos a los mexicas, motivo por el cual, al igual que los otros pueblos indígenas, decidieron ayudar a Cortés.
Tres siglos más tarde comienza guerra por la independencia (1810-1821), concretamente el 16 de septiembre de 1810. El 27 de septiembre de 1821, México es declarada independiente del Imperio Español, formándose de esta manera el Imperio mexicano. Luego hubo varios cambios políticos y de gobierno en el paso hacia formar una república.
Años más tarde tiene lugar otro periodo revuelto de la historia mexicana. Entre 1858 y 1861 tiene lugar la Guerra de Reforma que enfrenta a liberales (republicanos) y conservadores (monárquicos). Los liberales se alzan con la victoria y Benito Juárez es proclamado presidente del país. Esta guerra dejó sin un duro al país por lo que Juárez decide no pagar la deuda externa que tenía con países como España, Reino Unido o Francia. Entonces, en 1864, Napoleón III, amigo de Austria, en su deseo de expansión territorial, aprovecha esta situación para enviar a México a Maximiliano I de Habsburgo, el hermano de Francisco José de Habsburgo, con el objetivo de reinar en el país.
Cuadro del Museo Nacional de Historia que muestra a Benito Juarez imponente ante la invasión francesa
Lógicamente, esto fue una putada para Maximiliano, pues tenía que ir a gobernar un país que no conocía en absoluto, donde no dominaba el idioma, y donde nadie le había elegido. Al principio contaba con el apoyo de los conservadores mexicanos, que acababan de perder la guerra frente a los liberales, pero las ideas liberales del propio Maximiliano como libertad en la religión y regulación de las condiciones del trabajo de los indígenas hicieron que los conservadores mexicanos dejaran de apoyarle y los liberales mexicanos, aunque compartían ideales, seguían viéndolo como otro conquistador europeo más. Maximiliano I, pese a su esfuerzo por integrarse y mejorar la prosperidad al país, se encuentra solo después de que Francia retirara su ejército de México y su mujer Carlota volviera a Europa a buscar apoyo. Trató de abdicar pero su madre, Sofía de Baviera, le invitó a que aguantara. Ante el avance de las tropas liberales, Maximiliano se recluye en un monasterio en Santiago de Querétaro donde, finalmente, es fusilado en mayo de 1867.
Benito Juárez llega a la presidencia del país en 1867 y se convierte, además de en el primer y único presidente indígena de México, en uno de los mejor valorados de la historia. En 1871 vuelve a ser elegido presidente en las elecciones por delante del general Porfirio Díaz. Este alega que las elecciones han sido fraudulentas y en ese mismo año se produce un intento de golpe de estado por parte de otros militares bajo el mando de Miguel Negrete.
En 1876 el general Porfirio Díaz asciende al poder e instaura una dictadura militar en lo que se conoce como el Porfiriato (1876-1911). Con el paso del tiempo crece el descontento social y se produce la Revolución Mexicana, que dio comienzo en 1910 y consiguió derrocar al dictador gracias a varios nombres propios: Francisco I. Madero, que fue elegido en 1911 nuevo presidente de México; y Emiliano Zapata y Pancho Villa, dos líderes militares de la revolución: Zapata al sur de la capital y Villa al norte.
Un dato importante sobre Porfirio Díaz es que, antes de subir al poder e instaurar una dictadura militar, fue un general que promovió muchas obras públicas y por eso hoy muchas calles, plazas y monumentos llevan su nombre. Todas se referirán a él como General Porfirio y no como Presidente Porfirio, con el objetivo de ensalzar dicha etapa y no recordar la parte oscura de su historia que es cuando fue presidente.
En 1913 se produce otro golpe de estado, esta vez efectivo, por parte del militar Victoriano Huerta, que torturó a Madero hasta que firmó su renuncia al poder. No contentos con eso, poco más tarde, le fusilarían hasta acabar con su vida. El golpista Huerta se autonombró presidente de México pero varios problemas con sus aliados Félix Díaz (sobrino del dictador Porfirio Díaz) así como con el gobierno de EEUU, hicieron que en 1914 renunciara al cargo y huyera.
Hay algunas películas y/o documentales interesantes que ayudan a entender partes de la historia mexicana. Por ejemplo, la película de Viva Zapata de 1952, o los documentales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se pueden ver en YouTube, donde destacan los de Maximiliano I y Hernán Cortés.
¿Qué ver en Ciudad de México?
Estamos ante una ciudad muy extensa muy poblada, concretamente con 9,2 millones de habitantes en su área municipal y hasta 21 millones en su área metropolitana, así que vamos a dividir lo que ver en distritos, para poder dividirlos en días distintos y no estar yendo de uno a otro, que nos llevaría mucho tiempo. El territorio en CDMX se divide en 16 municipios, los cuales están formados por colonias; hay un total de 207 colonias dentro de los 16 municipios. Aunque de manera incorrecta, para facilitar las cosas, nos vamos referir a todos ellos como barrios o distritos.
De todos los distritos que hay, nosotros vamos a visitar los siguientes: Centro, Coyoacán, Roma Norte, Tlatelolco, Miguel Hidalgo, Xochimilco y San Ángel. Asimismo, debemos evitar pasar por los siguientes: Morelos, Lagunilla y Tepito. Si los veis en el mapa, son los barrios colindantes con el norte de Centro, por lo que conviene estar atento, vaya que paseando sin rumbo acabemos sin darnos cuenta en alguno de estos barrios.
Recordamos que el nombre oficial es Ciudad de México, hasta 2016 se llamaba México DF (Distrito Federal) ya que estaba considerada un distrito federal de la Ciudad de México. En 2016 dejó de ser un distrito federal y pasó a ser el estado número 32 del país.
Aclarado esto, vamos ya con las cosas que visitar en la ciudad.
CENTRO
En este barrio se concentran la mayoría de los atractivos que vamos a visitar, por lo que es fácil dedicarle uno o incluso dos días completos. El Centro Histórico, además, es Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
Comenzamos por el corazón de Ciudad de México: el Zócalo, también llamado Zócalo capitalino, cuyo nombre oficial es Plaza de la Constitución, en honor a la Constitución de Cádiz firmada en España en 1812. El Zócalo actual se encuentra exactamente sobre lo que fue el centro ceremonial y político de México-Tenochtitlan, la capital mexica. Tras la invasión española, la ciudad fue destruida y la plaza se creó después, en 1524. Hoy es un espacio público con una intensa vida cultural y social, donde es habitual encontrar conciertos, festivales de todo tipo (música, cine, danza), exposiciones, ferias y mercados. Un detalle interesante es que cada día, a las 6 de la mañana, se iza la enorme bandera mexicana que preside la plaza, y a media tarde se realiza la ceremonia para retirarla. La plaza está rodeada por varios edificios, todos ellos dignos de mención:
⮚Catedral Metropolitana de la Ciudad de México – Fue construida entre 1571 y 1813 sobre parte del antiguo recinto sagrado de Tenochtitlán, siguiendo el estilo arquitectónico de las catedrales españolas. Es, por tanto, una catedral de culto católico. Para levantarla, los españoles utilizaron piedras procedentes del Templo Mayor, que habían destruido.
Su interior puede visitarse de manera gratuita, donde llama la atención el Cristo negro o Señor del Veneno. La leyenda cuenta que un hombre acudió a confesarse por un robo y un asesinato, y que el sacerdote le dijo que no bastaba con el perdón de Dios: debía entregarse a la justicia. Molesto por la respuesta, el hombre decidió envenenar los pies del Cristo, pues sabía que el cura los besaba cada noche durante sus rezos. Sin embargo, cuando el sacerdote fue a besarlos, ocurrió el milagro: el Cristo retiró los pies y su propio cuerpo absorbió el veneno, volviéndose de color negro.
⮚Palacio Nacional – Este imponente edificio barroco comenzó a construirse en 1522 como residencia de Hernán Cortés, levantándose precisamente sobre el antiguo palacio donde vivía el último rey azteca, Moctezuma II. Durante el periodo virreinal, el edificio funcionó como sede administrativa del Virreinato de Nueva España, la parte del Imperio español que abarcaba los territorios conquistados en Norteamérica.
Tras la independencia de México en 1821, el Palacio Nacional continuó desempeñando prácticamente las mismas funciones: fue sede de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y residencia de presidentes y gobernantes. Hoy en día alberga la sede del Poder Ejecutivo Federal y sigue siendo residencia y lugar de trabajo del presidente, que vive en un ala del edificio.
El palacio también es escenario de uno de los actos más importantes del calendario cívico: cada 15 de septiembre, el presidente de la República pronuncia el discurso conmemorativo del Grito de Independencia, en recuerdo del llamado del cura Miguel Hidalgo a la población de Dolores la noche del 15 de septiembre de 1810, que dio inicio a la revolución contra el dominio español. Aunque el grito original fue distinto, actualmente se corea “¡Viva México!” para conmemorar aquel acontecimiento. Tras el discurso, el presidente hace sonar la Campana de Dolores 🔔, la misma que Hidalgo tocó en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. La campana fue trasladada desde Dolores Hidalgo (Guanajuato) a la capital en 1896 por Porfirio Díaz. Por eso, el 15 de septiembre se celebra el acto oficial, y el 16 de septiembre es día festivo nacional, Día de la Independencia de México.
El Palacio Nacional puede visitarse gratuitamente. En su interior destacan el patio central y los magníficos murales de Diego Rivera —del que hablaremos más adelante—. El horario de visita es de martes a domingo, de 10:00 a 17:00, y la entrada se realiza por la Puerta Mariana, en la calle Moneda.
⮚Antiguo Palacio del Ayuntamiento – Este edificio fue mandado construir por la Corona de Castilla tras la conquista y hoy continúa funcionando como sede de instituciones gubernamentales.
⮚Edificio de Gobierno – Construido en 1948 como réplica del anterior, también cumple funciones administrativas y alberga dependencias del gobierno, tal como indica su nombre.
El Zócalo con la Catedral de fondo en el acto de recogida de bandera por la tarde
A un lado de la catedral se encuentra el Templo Mayor, la estructura religiosa más importante de Tenochtitlan, ubicada justo al costado del Zócalo actual. Sus restos fueron descubiertos formalmente en 1978 y hoy conforman un recinto arqueológico compuesto por las ruinas conservadas, ya que queda muy poco en pie. Originalmente consistía en una gran pirámide con dos altares paralelos en la cima. En el Templo Mayor se llevaban a cabo sacrificios humanos, rituales agrícolas y guerreros, así como ceremonias y festividades religiosas mexicas. Durante la visita podréis ver una maqueta que muestra cómo era el templo en su forma original; además, en el Museo de Antropología hay otra maqueta que representa México-Tenochtitlan completa, ideal para comprender cómo se integraba el templo en la antigua ciudad.
El recorrido permite observar simulaciones del aspecto original del recinto, los restos arqueológicos del templo y de algunos edificios circundantes, además de un museo que exhibe objetos hallados en el sitio. La entrada cuesta 85 MXN y el recinto abre de martes a domingo, de 9:00 a 17:00. Un detalle importante: no se permite acceder con agua ni comida en las mochilas, así que tendréis que consumirla antes de entrar si lleváis algo.
Zona arqueológica del Templo Mayor y con la Catedral Metropolitana al fondo
La entrada al Templo Mayor también permite acceder al Templo de Ehécatl, cuyas ruinas actualmente se encuentran bajo tierra y han sido acondicionadas como museo para su exhibición. En este espacio también se aborda el Tlachtli, o “juego de pelota”, practicado en la época prehispánica, aunque profundizaremos más sobre él en el Museo de Antropología. La entrada a esta zona arqueológica se encuentra detrás de la Catedral Metropolitana.
A continuación, nos dirigiremos brevemente hacia el norte para visitar los Murales de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La SEP ocupa un majestuoso conjunto de edificios barrocos de varios siglos de antigüedad, y en uno de ellos se encuentra una serie de murales pintados por Diego Rivera entre 1923 y 1928 como decoración. Estas obras representan tradiciones, costumbres y pasajes importantes de la historia mexicana. La visita es gratuita; únicamente se solicita dejar un carné identificativo en la entrada.
No es recomendable avanzar más al norte, ya que empezaríamos a entrar en barrios más peligrosos. El punto más al norte que sugerimos visitar es Plaza Garibaldi, famosa por ser frecuentada por mariachis. No es que estén tocando constantemente, sino que esperan a ser contratados. No solo turistas los buscan: también es habitual que mexicanos los contraten para bautizos, bodas o fiestas de quince años, una tradición muy típica en México. En la plaza se encuentran varias esculturas de mariachis famosos, destacando especialmente la de Javier Solís. Cabe mencionar que la plaza tiene un aspecto algo decadente, por lo que se recomienda visitarla únicamente durante el día y luego regresar al centro. Un lugar emblemático de la plaza es el Salón Tenampa, fundado en 1925, por donde han cantado artistas como José Alfredo Jiménez (el cantante de canciones como “El rey”, “Si nos dejan” o “Camino de Guanajuato”) y Chavela Vargas.
Ahora nos dirigimos hacia el este, donde encontramos otro sector con varios lugares de interés. Primero llegamos a la Plaza Manuel Tolsá, nombrada en honor al arquitecto y escultor español que se trasladó a Nueva España en 1791 para continuar con su obra. En el centro de la plaza se encuentra la Estatua Ecuestre de Carlos IV, rey de España entre 1788 y 1808, esculpida por Tolsá en 1802. A ambos lados de la estatua destacan dos importantes museos: el Museo de la Minería, también obra de Tolsá, inaugurado en 1813, y el Museo Nacional de Arte.
A continuación, vale la pena detenerse para admirar el Palacio de Correos de México, construido en 1907 durante la dictadura de Porfirio Díaz. Todavía hoy se pueden enviar cartas desde este histórico edificio, pero lo más impresionante es su interior, que se puede visitar gratuitamente. En la planta baja hay un pequeño museo explicativo; es importante destacar que solo se puede recorrer esta planta, ya que las superiores no están abiertas al público.
Interior del Palacio de Correos
Desde aquí seguramente veremos una torre alta que se eleva en la calle contigua: se trata de la Torre Latinoamericana. Este rascacielos mide 181,3 metros de altura, incluida la antena, y fue construido en 1956, lo que lo convirtió en el edificio más alto de México y de toda Latinoamérica hasta 1972, cuando se inauguró la Torre World Trade Center.
Fue también uno de los primeros rascacielos del mundo en incorporar ingeniería antisísmica, algo crucial en un país donde confluyen cinco placas tectónicas y se registran miles de sismos al año. La torre ha resistido con éxito los terremotos (temblores como dicen aquí) más fuertes de México, incluidos los de 1957, 1985 y 2017. Hoy en día, los sismos se anuncian con megafonías en la ciudad para que la población pueda prepararse.
Actualmente, la Torre Latinoamericana es un excelente mirador, con vistas de 360° a los edificios más importantes del centro de la ciudad. Recomendamos visitarla al final del día, ya que es uno de los pocos lugares que permanece abierto hasta tarde y las vistas al atardecer, con los edificios iluminados, son espectaculares. El horario es lunes a domingo de 9:00 a 22:00, y la entrada cuesta 160 MXN para adultos y 120 MXN para niños de 4 a 11 años.
Vistas desde la Torre Latinoamericana al anochecer
La Torre Latinoamericana se encuentra en la Avenida Francisco I. Madero, una de las calles más importantes de la ciudad, ya que conecta el Palacio de Bellas Artes con el Zócalo. Además, es una de las vías peatonales más transitadas, repleta de comercios, por lo que seguramente pasaréis por ella más de una vez durante vuestra estancia en la CDMX.
Cerca de la torre, merece la pena detenerse para admirar la Casa de los Azulejos, llamada así por su fachada decorada con azulejos de talavera poblana. La talavera es un tipo de cerámica originaria de Puebla, al sureste de la capital. Construida en el siglo XVI, como gran parte del casco antiguo, la casa también es conocida como Palacio de los Condes del Valle de Orizaba, pues perteneció a esta adinerada familia, que además ocupaba cargos en el gobierno de la Nueva España.
Desde 1917, el palacio se adaptó a un nuevo uso: alberga un restaurante y tienda del grupo Sanborns. Podéis acceder al patio entrando brevemente al restaurante, e incluso sentaros a tomar algo o comer. No olvidéis rodear el edificio, ya que las vistas cambian según la perspectiva desde cada lado.
Casa de los Azulejos
De manera opcional, podéis acercaros al Palacio de Iturbide, a apenas dos minutos a pie desde aquí. Este impresionante edificio barroco, construido en 1785, alberga exposiciones temporales y su entrada es gratuita. En el momento de nuestra visita, se podía ver una exposición de cuadros religiosos. También es conocido como Palacio de Cultura Citibanamex, ya que el Banco Nacional de México (Banamex) adquirió el inmueble en 1964 y lo transformó en un centro cultural. El horario de visita es de lunes a domingo, de 10:00 a 19:00.
A continuación, vamos a visitar el Palacio de Bellas Artes, el edificio que aparece en prácticamente todas las portadas de las guías de viaje de la CDMX. Su construcción comenzó en 1904, durante el Porfiriato, pero se detuvo varios años debido a la Revolución Mexicana y no pudo inaugurarse hasta 1934. Es un edificio multiusos: alberga el Museo Palacio de Bellas Artes y el Museo Nacional de Arquitectura, además de salas de exposiciones. También es sede del teatro lírico más importante de México, de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Compañía Nacional de Ópera, entre otros.
En cuanto a su arquitectura, el edificio está construido principalmente en mármol, con un estilo Art Nouveau en el exterior y Art Déco en el interior. Lamentablemente, ha presentado problemas estructurales por hundimiento, debido a que se edificó sobre el suelo blando del antiguo lago de Texcoco. Por ello, sobre todo en un lado y en la parte trasera se notan desniveles, que se han compensado con escalones y otras adaptaciones.
El palacio alberga varios museos de arte: dos temporales —en nuestro caso uno sobre la pintora Rina Lazo y otro sobre el surrealismo/dadaísmo—, y uno permanente, en la última planta, dedicado a los muralistas mexicanos como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera. Su mural más famoso es El hombre controlador del universo, que Rivera pintó originalmente en el Rockefeller Center de Nueva York. La obra fue destruida allí porque a la familia Rockefeller no le gustó que incluyera la imagen de un líder comunista como Vladimir Lenin, pero en CDMX se le pidió repetirla para el Palacio de Bellas Artes.
La entrada al museo cuesta 80 MXN (solo en efectivo), abre a las 10:00, y se hace la cola por la entrada izquierda si estamos frente a la fachada principal. La visita suele durar aproximadamente una hora.
Para obtener las mejores vistas del palacio, recomendamos subir a la Cafetería Finca Don Porfirio, situada en el edificio de enfrente. Se accede por la puerta debajo de Sears y hay que subir hasta la planta 8. Es obligatorio consumir algo, aunque los precios no son elevados; ofrecen croissants, cafés y desayunos variados. Lo ideal es visitar primero el Palacio nada más abrir, a las 10:00, y luego subir a la cafetería a partir de las 11:00, así se puede conseguir un buen lugar antes de que llegue mucha gente.
Vistas del Palacio de Bellas Artes desde la Cafetería Finca Don Porfirio
El Palacio de Bellas Artes se encuentra justo frente a la Alameda Central, el parque público más antiguo de México. Fue construido en 1592 siguiendo el modelo de la Alameda de Hércules en Sevilla, recién inaugurada por entonces. Dentro del parque, destaca un gran monumento semicircular: el Hemiciclo a Juárez, erigido en 1910 en homenaje al presidente mexicano Benito Juárez, del que ya hablamos en la sección de historia de México. De estilo neoclásico, el hemiciclo cuenta con 12 columnas dóricas y una estatua de Juárez en el centro. Además, la Alameda alberga varias fuentes y esculturas, todas recientemente restauradas y en perfecto estado. En uno de los laterales del parque se encuentra un mural en miniatura del Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, del que hablaremos a continuación.
Saliendo del parque por el oeste llegamos al Museo Mural Diego Rivera, que además de albergar exposiciones temporales, custodia el gran fresco pintado por Diego Rivera en 1947, titulado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Originalmente estaba en el Hotel El Prado, pero tras el terremoto de 1985 se construyó un museo especialmente para protegerlo.
El mural representa más de 100 personajes emblemáticos de la historia de México, por lo que requiere cierto conocimiento del país para interpretarlo completamente. Para los visitantes con conocimientos básicos, lo más fácil es identificar algunos elementos centrales: en el centro aparece La Catrina, el icónico personaje femenino del Día de Muertos, tomada de la mano de Diego Rivera, quien se autorretrató en forma de niño. Detrás de ellos se ve a Frida Kahlo con el símbolo del yin y el yang en la mano.
La parte izquierda del mural refleja los momentos más importantes de la historia de México: la llegada de los españoles, la época colonial y la independencia, entre otros, con personajes como Hernán Cortés, representado con las manos manchadas de sangre en referencia a la conquista. La sección derecha ilustra la Revolución y la lucha de clases, donde se pueden identificar figuras como el dictador Porfirio Díaz, el expresidente Madero y el revolucionario Emiliano Zapata.
No obstante, el propio museo ofrece además explicaciones detalladas sobre cada personaje. La entrada es de pago, solo se acepta efectivo, y el horario de visita es hasta las 18:00.
Museo Mural de Diego Rivera
Nos dirigimos ahora hacia el sur para visitar dos mercados. Primero, el Mercado de San Juan Pugibet, ubicado en un edificio moderno. Aunque también cuenta con algunos puestos de souvenirs, su fama proviene de la alta calidad de sus productos gastronómicos. No solo es un lugar ideal para que turistas y locales prueben y compren comida, sino que muchos restaurantes de la zona también realizan aquí sus compras. Además de los puestos habituales de carnes, frutas, quesos y verduras, hay otros con alimentos más exóticos, como insectos (tarántulas, escorpiones, cucarachas de Madagascar, gusanos) y carnes poco comunes (león, cocodrilo, jabalí o avestruz). Entre los insectos, lo más típico y aceptado por los visitantes son los chapulines, pequeños saltamontes fritos y sazonados con limón y chile. También llaman la atención los puestos de chiles secos de todo tipo: chipotle, ancho, de distintos tamaños, colores, formas y niveles de picante. El mercado abre todos los días de 7:00 a 18:00, aunque algunos puestos cierran antes según decidan ese día.
A unos cinco minutos caminando se encuentra el Mercado de Artesanías La Ciudadela, dedicado exclusivamente a las artesanías tradicionales mexicanas. Es el mejor lugar para comprar souvenirs auténticos, tanto por la variedad como por la seguridad de que el producto es genuino. Este mercado nos gustó más por representar mejor la esencia de un mercadillo mexicano: un espacio laberíntico con puestos uno tras otro. Aquí no se regatea, pero suelen hacer un pequeño descuento si se paga en efectivo en lugar de con tarjeta.
TLATELOLCO
En Tlatelolco visitaremos principalmente una plaza: la Plaza de las Tres Culturas, llamada así porque en un mismo lugar conviven construcciones de tres épocas totalmente distintas:
→Época mesoamericana – Aquí se encuentra la zona arqueológica de Tlatelolco. En la época prehispánica, México-Tlatelolco era una ciudad separada de México-Tenochtitlan, habitada por el pueblo tlatelolca, una rama de los mexicas. Aunque compartían cultura y religión —adoraban a Huitzilopochtli—, acabaron separándose por distintas desavenencias. La conquista española destruyó la ciudad, uno de los núcleos principales de los mexicas. Se sabe que el mercado de Tlatelolco era impresionante por la cantidad de gente y productos que había; en el Museo de Antropología se puede ver una representación de cómo podría haber sido. La visita a la zona arqueológica es gratuita y cierra a las 17:00. Incluye un museo con piezas y objetos encontrados, así como las ruinas de la ciudad, donde aún se pueden distinguir las bases de algunas pirámides, siendo la más importante el Templo Mayor de Tlatelolco (no confundir con el Templo Mayor de Tenochtitlan, junto al Zócalo).
→Época española – Tras la conquista, los españoles destruyeron la ciudad y, utilizando las piedras de las pirámides, construyeron en 1527 el Templo de Santiago Apóstol. Por eso, aunque todo parezca un conjunto uniforme, estas edificaciones son de épocas completamente diferentes.
→Época mexicana – Representada por la moderna Torre de Tlatelolco y los edificios alrededor de la plaza, obra del arquitecto Mario Pani Darqui. Su diseño se inspira en los conceptos de Le Corbusier, especialmente en la Unidad Habitacional de Marsella.
Más allá de sus edificaciones, la plaza fue testigo de un evento trágico en la historia de México: la Masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Ese día se realizaba un discurso de movimientos estudiantiles en protesta por la represión policial, cuando el ejército intervino y acabó con la vida de entre 300 y 400 jóvenes. Hoy, una placa conmemorativa en el centro de la plaza recuerda esta tragedia.
Para llegar a Tlatelolco, lo más recomendable es tomar un Uber, ya que está un poco alejado y se atraviesan barrios poco turísticos. De todas formas, si se va a plena luz del día, también se puede ir caminando. Nosotros fuimos en Uber y bajamos andando hasta Plaza Garibaldi; aunque se nota que es una zona más humilde, descuidada y, en teoría, insegura, no tuvimos ningún problema.
Complejo arqueológico de Tlatelolco y Templo de Santiago apóstol a la derecha
ROMA NORTE, JUÁREZ, CONDESA
Estos barrios están en parte delimitados por la Avenida de los Insurgentes, una de las calles más largas del mundo, con 30 km de longitud, que recorre la ciudad de norte a sur. Roma Norte, Juárez y la Condesa son actualmente los barrios con más ambiente, lo que hace que sus calles estén bastante concurridas y, por tanto, sean relativamente seguras durante el día. También son los barrios más modernos, y en consecuencia, los más caros. Parte de Juárez corresponde a la famosa Zona Rosa, una gran zona de ocio y el centro de la comunidad LGTBI+ en la ciudad.
A continuación, vamos a desglosar lo que se puede ver en estos tres barrios. Empezaremos por la Avenida Paseo de la Reforma, la gran vía que se asemeja a los Campos Elíseos de París o al Paseo de la Castellana de Madrid, y que delimita Juárez por el norte. A lo largo de esta avenida hay varios monumentos importantes, aunque están bastante separados entre sí, por lo que será necesario utilizar autobús o Uber para moverse cómodamente. Un detalle curioso: la mayoría de las calles del barrio de Juárez llevan nombres de ciudades internacionales, mientras que en la vecina Colonia Cuauhtémoc las calles llevan nombres de ríos.
- Rascacielos – La Avenida Reforma es la zona de los rascacielos de Ciudad de México. Algunos de los más altos, como la Torre Mayor (225 metros) o la Torre Reforma (246 metros), se encuentran en esta avenida. No obstante, el edificio más alto de toda la ciudad está en el barrio de Coyoacán.
- El Ángel de la Independencia – Uno de los símbolos patrios más reconocibles de México. Este monumento fue inaugurado en 1910 por Porfirio Díaz para conmemorar el centenario del inicio de la Guerra de Independencia. Representa a la diosa griega de la victoria, Nike, y está hecho de bronce recubierto de pan de oro. En una mano sostiene una cadena rota, símbolo de la libertad, y en la otra una corona de laurel, símbolo de la victoria. En la base del monumento hay un mausoleo con los restos de héroes de la Independencia, como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Vicente Guerrero. Curiosamente, durante el terremoto de 1957, la cabeza del ángel se cayó y fue reemplazada por una réplica; la original se conserva en el Archivo Histórico de la Ciudad de México (Casa de los Condes de Heras). Llegar a la base del monumento puede ser complicado, ya que está rodeado por una rotonda muy transitada, sin semáforos ni pasos de cebra. Durante las celebraciones de quinceañeras, es común ver a chicas haciéndose fotos en sus escaleras, ya que es un lugar emblemático.
- Fuente de la Diana Cazadora – Esta escultura de estilo Art Déco, acompañada de una fuente, se construyó entre 1939 y 1942. Representa a Diana, la diosa romana de la caza (o Artemisa, según la mitología griega). Curiosamente, si seguimos la dirección del arco, encontraremos la flecha clavada en la fachada de unos cines. En la actualidad, la escultura se ha reinterpretado como un símbolo de la lucha contra la violencia hacia la mujer, un problema grave y frecuente en México.
- Monumento a la Revolución – Este imponente edificio rinde homenaje a la Revolución Mexicana y alberga un mausoleo donde descansan los restos de héroes como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Pancho Villa. En 1910, Porfirio Díaz planeó construir un palacio gubernamental similar al Parlamento de Budapest, contratando arquitectos franceses. Sin embargo, ese mismo año estalló la Revolución y la obra quedó abandonada durante 20 años. En 1933 se retomó el proyecto, pero con un nuevo propósito, convirtiéndolo en mausoleo. Entre sus usos destacan el mirador y el Museo Nacional de la Revolución, con diversos objetos históricos. El mirador se accede mediante un ascensor moderno y transparente, aunque los últimos metros se recorren por escaleras algo estrechas y claustrofóbicas. En nuestra opinión, el ascensor moderno queda un poco fuera de lugar en el edificio histórico. Las vistas son buenas, aunque no comparables con las de la Torre Latinoamericana. Los horarios y precios se pueden consultar en su página web.
Ángel de la Independencia y rascacielos en la Avenida de la Reforma
Saliendo de la Avenida Paseo de la Reforma, también podéis echar un ojo a la Fuente de Cibeles. Sí, habéis oído bien, en CDMX existe una réplica de la plaza homóloga de Madrid. Se erigió en 1980 como para icono del hermanamiento entre Ciudad de México y Madrid y se reformó en 2011.
Otra actividad diferente que podéis hacer por esta zona, siempre que tengáis días suficientes, es asistir a un espectáculo de lucha libre mexicana. Esta tradición fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de México en 2018 por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Los combates se realizan en el Arena México, conocido como “la catedral de la lucha libre”, con una capacidad aproximada de 14.500 espectadores. Es un espectáculo muy entretenido y divertido, en el que luchadores con máscara se enfrentan en combates emocionantes. La máscara tiene un valor simbólico muy importante, ya que representa la identidad del luchador; perderla durante un combate es considerado la mayor humillación que puede sufrir.
MIGUEL HIDALGO
El Paseo de la Reforma del que hablábamos antes se inicia precisamente en el Parque de Chapultepec, el cual se encuentra ya en el barrio de Miguel Hidalgo y va a ser nuestra primera parada del recorrido. El bosque o parque de Chapultepec es uno de los parques urbanos más grandes de América, más incluso que el Central Park de Nueva York, que siempre se pone como ejemplo para que seamos conscientes de las dimensiones de este. Chapultepec es un nombre puesto por los mexicas, que en náhuatl significa cerro del chapulín, por su semejanza al cuerpo de este insecto, comúnmente conocido como saltamontes. También alberga varios museos importantes como el de historia, el de arte moderno, el de ciencias naturales, el Museo Tamayo, el Museo Casa de la Bola y el Museo del Caracol. No es casualidad, pues Ciudad de México es la segunda ciudad después de París con mayor número de museos del mundo.
De entre todas las cosas que podemos encontrar en el parque, destaca lo siguiente:
El monumento a los Niños Héroes (1926), en memoria de los seis cadetes mexicanos que perdieron la vida defendiendo el Castillo de Chapultepec en la llamada Batalla de Chapultepec del 13 de septiembre de 1847 en el contexto de la guerra entre EE.UU. y México (1846-1848). Esta guerra se inició después de que Estados Unidos se anexionara Texas en 1845 y posterior invasión por varios flancos en territorio mexicano. Estados Unidos ganó la guerra y México tuvo que cederle el 55% de su territorio, incluyendo estados como California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y parte de Colorado y Wyoming.
El Castillo de Chapultepec, único castillo real en toda Latinoamérica. Fue construido en 1788 como residencia de verano para el virrey de Nueva España y luego se convirtió en palacio imperial del emperador Maximiliano I durante el Segundo Imperio Mexicano. Es de estilo barroco y neoclásico y actualmente alberga el Museo Nacional de Historia.
Digamos que el castillo está dividido en dos partes:
- el Museo Nacional de Historia, que consta de 12 salas sobre la historia del país. Un repaso sobre la conquista, sobre Benito Juárez, sobre los llamados héroes de la independencia como Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y José María Morelos, sobre la pérdida de Texas y otros estados durante la guerra mexicano-estadounidense en 1848, y sobre Porfirio Díaz y los revolucionarios Pancho Villa y Emiliano Zapata.
- el Alcázar, con 22 salas que muestran las habitaciones del castillo en el que vivieron, entre otros, Porfirio Díaz, Maximiliano I y Carlota de México. Maximiliano I era el hermano pequeño del emperador de Austria Francisco José I, y ejerció de emperador de México de 1864 a 1867, tal y como hemos contado más arriba en la historia de México. Maximiliano I y Carlota, acostumbrados a los lujosos palacios de Viena, encontraron en este castillo lo más parecido a su Europa natal. Una de las piezas de más valor del museo es el carruaje oficial de Maximiliano. La verdad es que el palacio nos encantó, los jardines bien cuidados, los suelos de la terraza preciosos y las vistas de la ciudad sublimes. También nos sorprendió la manera en que se visita, las habitaciones se ven desde el balcón, no desde su interior. Además, está muy bien explicado los usos de cada habitáculo según quién vivió en él.
Se puede pagar en efectivo en la caja o con tarjeta en las máquinas que hay al lado. No se pueden pasar botellas de agua ni comida al recinto. Aquí podéis ver los horarios y precios. La visita nos llevó 2 horas y media.
Patio del Alcázar en el Castillo de Chapultepec
El Museo de Antropología. Casi todo lo que vemos en México son cosas de le época colonial, es decir, posterior al 1519 aproximadamente pero desgraciadamente, la conquista trajo consigo mucha destrucción del arte y cultura azteca. Por eso, este museo es uno de los imprescindibles pues en él podemos encontrar interesantes exposiciones, objetos y esculturas prehispánicos. Hay muchas salas: introducción a la antropología, Teotihuacán, Mexica, Culturas de Oaxaca, Culturas de la Costa del Golfo, Los Mayas, Culturas de Occidente y Pueblos Indios de hoy. Las salas están alrededor del patio central y se empieza por la derecha. Si vais justos de tiempo, las más destacadas son la Sala Teotihuacán y la Sala Mexica que alberga la Piedra del Sol, también conocido como el calendario Azteca. También aprenderéis en qué consiste el famoso juego de pelota que jugaban los distintos pueblos indígenas. Lo curioso es que se jugaba paralelamente en muchas zonas de Mesoamérica por distintos pueblos (mayas, aztecas/mexicas, zapotecas, etc.) y con reglas similares con alguna diferencia. El juego consistía en pasar una pelota de caucho de 4 kg por unos aros de piedra que había a los lados del campo, pero solo se podía utilizar la cadera, antebrazos, codos y rodillas para golpearla, según la región donde se jugara. No está claro cuándo se acababa el juego pero sí se sabe que o bien el perdedor, o bien el mánager del jugador perdedor era sacrificado. Algunas teorías dicen que era el ganador el que era sacrificado pero se sabe que los ganadores eran promocionados por sus mánager por otros territorios por lo que no podían ser estos los que murieran. Podéis ver una simulación de un campo de juego de pelota en el museo. No solo era un deporte sino también un ritual con mucho simbolismo en relación con el sol, la luna, el Dios Huitzilopochtli.
Se puede pagar en efectivo en la caja o con tarjeta en las máquinas que hay al lado y así ahorrarnos la cola. En su página web podéis ver sus horarios y precios. La visita nos llevó 3 horas y media y eso que fuimos rápido por algunas salas, la verdad es que es un museo en el que puedes echar tranquilamente el día entero.
Sala Mexica con la Piedra del Sol al fondo en el Museo de Antropología
COYOACÁN
Nos dirigimos ahora a otro de los barrios más emblemáticos de la ciudad. Aunque hoy forma parte de CDMX, Coyoacán fue durante siglos una localidad independiente y, gracias a su clima más fresco, su ambiente apacible y su abundante vegetación, se convirtió en un lugar de casas de descanso y veraneo para familias acomodadas. Si estáis organizando vuestra ruta, lo ideal es visitarlo el mismo día que Xochimilco —antes o después—, ya que ambos quedan en la misma zona sur de la ciudad.
Si podéis, intentad ir de viernes a domingo, cuando el ambiente es especialmente animado. Fue una de las áreas que más nos gustó: plazas llenas de vida, terrazas agradables, zonas con sombra, músicos callejeros en cada esquina y muchos puestos de comida. En definitiva, un plan perfecto de tarde.
En 1521, tras la conquista de México-Tenochtitlan, Hernán Cortés estableció su residencia aquí, en Coyoacán y tanto Coyoacán como México-Tenochtitlan (que eran ciudades independientes) pasaron a formar parte del nuevo dominio colonial llamado Nueva España, siendo Coyoacán el centro del poder político, ya que la primera había quedado devastada tras la conquista. Por eso vemos en este barrio muchas casas de estilo colonial, así como conventos e iglesias. En las décadas de 1930 y 1940, Coyoacán tenía un aire bohemio y apacible que atrajo a intelectuales, políticos y artistas, convirtiéndose en un importante centro cultural en México.
Plaza Jardín Hidalgo en Coyoacán
Empezaremos por la visita más emblemática de Coyoacán: el Museo Frida Kahlo, también conocido como la Casa Azul, la antigua residencia familiar donde Frida nació, vivió y murió. Frida Kahlo (1907-1954) es, probablemente, la artista mexicana más reconocida y querida a nivel internacional; una mujer fuerte, que se mostró siempre tal y como era, con sus rasgos característicos —cejas pobladas y unidas, y un ligero bigote— convertidos hoy en iconos de su identidad. Antes de viajar nos leímos una biografía suya, y realmente lo que no le pasara a ella, no le pasó a nadie.
Brevemente, Frida se dedicó a la pintura, siguiendo los pasos de sus padres: la mexicana Matilde Calderón y el alemán Carl Wilhelm Kahlo. Su juventud quedó marcada por dos hechos decisivos: primero, la polio que contrajo a los seis años y que le dejó una secuela permanente en la pierna derecha; y, después, el gravísimo accidente de autobús de 1925, en el que sufrió fracturas en la columna vertebral, varias costillas, la clavícula y múltiples huesos. A raíz de este accidente fue operada más de 30 veces y pasó largas temporadas en cama, lo que la llevó a dedicarse a la pintura de manera más constante.
En 1929 se casó con el también célebre pintor mexicano Diego Rivera, con quien mantuvo una relación intensa y llena de altibajos: se divorciaron y volvieron a casarse tiempo después. Diego era conocido por sus numerosas infidelidades, incluida una con Cristina Kahlo, la hermana de Frida, lo que provocó su primera separación. Frida, por su parte, también tuvo algunas relaciones extramatrimoniales, entre ellas con el líder comunista León Trotsky, exiliado en México mientras huía de Stalin. Entre 1931 y 1934, la pareja vivió en Estados Unidos debido a diversos encargos que Rivera tenía allí. A partir de 1940, Frida comenzó a recibir un reconocimiento mucho mayor por su obra y alcanzó gran notoriedad. Finalmente, en 1954 falleció en Coyoacán, y sus cenizas se conservan en la Casa Azul, la misma casa en la que pasó gran parte de su vida y que hoy se ha convertido en un museo dedicado a su memoria.
La casa luce hoy espectacular, aunque en sus orígenes —cuando vivía en ella la familia Kahlo— era mucho más modesta. Más tarde, cuando Diego Rivera se mudó allí, adquirió varias fincas colindantes y el recinto se amplió considerablemente.
En el museo se pueden visitar la cocina y las dos habitaciones de Frida: una destinada al día, donde pintaba, y otra para la noche, cada una con su cama correspondiente. Además, se exhiben obras y objetos personales de la artista. Aunque no hay muchos cuadros —el más famoso es Viva la Vida, el frutero—, lo más valioso son sus pertenencias: por ejemplo, el espejo que utilizaba para sus autorretratos y la silla de ruedas desde la que pintó durante parte de su vida. También hay una casita independiente dentro del recinto donde se muestran una serie de vestidos de Frida, hallados en 2004 en dos enormes baúles del baño que habían permanecido sellados más de 50 años.
Muy importante: es obligatorio comprar la entrada por internet con al menos dos días de antelación, seleccionando un horario específico. Aquí podéis adquirir los tickets y consultar precios y horarios. El permiso para tomar fotografías (30 MXN) no se paga online, sino al llegar al museo. Una vez allí, las personas se organizan en colas según la hora de entrada asignada. Nuestra visita duró aproximadamente una hora y cuarto.
Patio de la Casa Azul en Coyoacán
A continuación nos dirigimos al Mercado de Coyoacán, uno de los muchos mercados de la ciudad. Este en particular es ideal tanto para comer como para comprar souvenirs, ya que ofrece una gran variedad de platillos mexicanos y artesanías locales. Nosotros probamos tostadas de cochinita pibil y otras de pollo con mole, ambas deliciosas. También es un excelente lugar para probar frutas tropicales poco comunes en Europa, como mamey, rambután, guanábana, carambola (con forma de estrella), guayaba o pitahaya (de sabor parecido a una mezcla de kiwi y pera). En muchas fruterías del mercado te las preparan listas para comer.
Después nos dirigimos a la Plaza Jardín Hidalgo, el corazón de Coyoacán. La plaza está rodeada por edificios históricos como la Casa de Hernán Cortés, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento —donde se cree que vivió el conquistador— y las famosas letras de colores con el nombre del barrio, perfectas para fotos. También destaca la Parroquia San Juan Bautista, construida por los franciscanos en un terreno cedido por Cortés. Su torre es distinta, ya que fue reformada tras los graves daños del terremoto de 1985.
En un extremo de la plaza se encuentra el Mercado de Antojitos, excelente para comer gracias a su buena relación calidad-precio. Ofrece una gran variedad de opciones, aunque el puesto de quesadillas “Las Mejores” es especialmente famoso; allí probamos las de chicharrón con queso, un clásico que pide casi todo el mundo.
Junto a la Plaza Jardín Hidalgo se halla el Jardín Centenario, un parque agradable donde destaca la Fuente de los Coyotes. El nombre de Coyoacán proviene del náhuatl y significa “lugar de coyotes”, recordando la presencia de estos animales hace siglos, cuando la zona aún era campo abierto. Por eso el coyote se ha convertido en el símbolo del barrio y se representa en esta fuente.
Por último, si tenéis tiempo de sobra, os vamos a decir dos cosas más para ver: el Museo Casa de León Trotsky y el Parque Frida Kahlo. Las ponemos como opcionales porque no son imprescindibles y, aunque se encuentran en Coyoacán, están un poco separadas de lo anterior.
Museo Casa de León Trotsky, donde vivió el revolucionario ruso en su estancia aquí. El museo narra un poco la vida de Trotsky (1879-1940) ligada con la historia rusa, sobre todo de la Revolución Rusa y como su oposición a Stalin hizo que tuviera que exiliarse en México hasta que fuera asesinado por el español Ramón Mercader (agente secreto ruso del NKVD) en La Habana, por orden de Stalin. Uno de los atractivos de la casa es ver los agujeros de balas que aún se conservan en la pared, fruto de un primer intento de asesinato en mayo de 1940 por parte de David Alfaro Siqueiros, el muralista mexicano. También es digno de mención su biblioteca, con libros en varios idiomas pues Trotsky hablaba hasta seis, y su tumba, ubicada en el patio.
La casa se habilitó como museo y se inauguró en 1990. La visita no os llevará mucho tiempo, una hora más o menos, y el precio es de 70 MXN / 35 MXN estudiantes extranjeros, permiso de fotos 15 MXN. Abre de 10:00 a 17:00 todos los días menos los lunes.
Tumba de Trotsky en el patio de la casa museo
Parque Frida Kahlo, simplemente para pasear relajadamente y ver la estatua conjunta de Frida Kahlo y Diego Rivera que hay en su interior.
XOCHIMILCO
Nos desplazamos a Xochimilco, el barrio más alejado de todos los que visitaremos en CDMX. Antes de adentrarnos, conviene entender un poco su contexto histórico. La antigua ciudad de México-Tenochtitlán se situaba en el Valle de México, un área que aún existe y que originalmente contaba con cinco lagos, entre los que destacan el Lago de Texcoco y el Lago de Xochimilco. Todos ellos estaban conectados por canales, lo que permitía navegar desde aquí hasta el centro de Tenochtitlán (donde hoy está el Zócalo).
En la época prehispánica era muy común construir en los lagos las llamadas chinampas, que eran superficies de tierra fértil colocadas sobre el agua para cultivar verduras, frutas y hortalizas, ganando terreno al lago. Al llegar los españoles, las llamaron “jardines flotantes”, un término que se ajusta bastante bien a la realidad; podéis buscar fotos en internet.
Tenochtitlán estaba asentada en zonas pantanosas, un conjunto de islas sobre los lagos, y el agua jugaba un papel fundamental en la vida de los mexicas, tanto para bien —abastecimiento de agua y agricultura— como para mal —inundaciones frecuentes. Con el tiempo, gran parte del terreno y los lagos se fueron secando hasta que hoy el lago de Xochimilco se conserva únicamente como una red de canales, que en total ocupa unos 170 km. Aún se pueden ver chinampas y hay personas que viven en casas construidas en la zona. Desde 1987, Xochimilco es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Tanto turistas como mexicanos visitan los canales para dar un paseo en trajineras, las coloridas barcas típicas de la zona. El plan consiste en subirse a una barca, ya sea individual o en grupo, y recorrer los canales. Durante el trayecto se pueden ver otras trajineras con mariachis, comida o souvenirs, que se pueden contratar según se desee. Muchos vienen con familia o amigos a beber, por lo que a estas trajineras se les llama coloquialmente “trajinebrias”. Como los mexicanos también alquilan las trajineras para fiestas, comidas o pasar el dia con familia o amigos, es común llevar comida de casa, y veréis barcas llenas de platillos preparados por los propios mexicanos.
Paseo en trajinera por el canal principal de Xochimilco
Las trajineras actualmente están pintadas con colores brillantes, pero antiguamente se decoraban principalmente con flores; podéis buscar fotos en internet para ver la diferencia. De hecho, el nombre Xochimilco proviene del náhuatl y significa “el lugar donde se cultivan las flores”: xōchi (flor), milli (campo de cultivo) y co (lugar).
¿Precio de las trajineras de Xochimilco? Es muy importante elegir bien el embarcadero desde el que se inicia el recorrido. Aunque existe una tarifa oficial regulada de 500 MXN por trajinera y por hora, las estafas a turistas son frecuentes y algunos cobran precios desorbitados. El paseo de una hora recorre el canal principal y vuelve al punto de partida, mientras que los de dos o más horas incluyen canales más pequeños, perpendiculares al principal. También se puede decidir sobre la marcha: empezar con el recorrido de una hora y, si os está gustando, pedir al conductor que continúe otra hora más.
Hay un total de 10 embarcaderos, pero el recomendado es el Embarcadero de Nuevo Nativitas, que está regulado. Es importante evitar el Embarcadero Belém de las Flores, conocido por timos a turistas.
Actualmente hay cerca de 1.200 trajineras, que pertenecen a varios propietarios. Cada propietario suele tener 3 o 4 trajineras, y al llegar al embarcadero se paga directamente a ellos. Luego, los chóferes, que trabajan para los propietarios, son quienes realmente conducen las trajineras, por lo que al final también se suele dar una propina al conductor. Otra cosa curiosa es que todas las trajineras tienen un nombre escrito, normalmente de familiares de los propietarios, como hijas o mujeres. Curiosamente, algunos incluso llevan el nombre de la amante del propietario.
Trajineras aparcadas en el Embarcadero de Nuevo Nativitas
En general, los precios en Xochimilco están inflados. Por ejemplo, los mariachis suelen cobrar 150 MXN, y los platillos de las barcas rondan los 200 MXN, además de que no siempre son de gran calidad. Por eso, se recomienda llevar comida de casa o comprarla justo en la entrada, en el embarcadero, donde los precios son más justos, alrededor de 110 MXN por platillo. Siempre es importante preguntar el precio antes de pedir, ya que también hay sorpresas en este sentido.
Fuera de las trajineras, en el embarcadero hay varios puestos de comida y souvenirs, siendo la estrella el ajolote, un anfibio endémico de esta zona. Antiguamente se podían ver en los canales, pero actualmente está en peligro de extinción y apenas queda población. Encontraréis camisetas, peluches y recuerdos con la imagen de este curioso animal.
Una última curiosidad, en este vídeo podéis ver cómo se vivió el famoso terremoto de 2017 en Xochimilco.
¿Cómo llegar a Xochimilco? Como decíamos, al estar un poco alejado del centro, se tarda algo más en llegar. La opción más cómoda es en Uber, el trayecto suele costar unos 200-300 MXN. La opción más económica es el transporte público: hay que tomar la línea 2 del metro (azul) hasta la estación Tasqueña, y desde ahí subir al tren ligero hasta la parada Xochimilco, que es la última. Desde allí, se puede caminar hasta los embarcaderos o tomar un taxi; en este caso, hay que asegurarse de que vayan al Embarcadero de Nuevo Nativitas, que es el regulado, y no al otro.
También es posible ir en excursión organizada, pero si sabes a qué embarcadero ir, no hay grandes complicaciones y tendrás más libertad para moverte.
El horario oficial es desde las 9 de la mañana. Sin embargo, no conviene ir tan pronto, porque hay pocas trajineras navegando. Tampoco conviene ir demasiado tarde, ya que entonces se llena demasiado y es difícil avanzar.
SAN ÁNGEL
El último barrio que visitaremos es San Ángel, una zona señorial que en el siglo XVIII fue lugar de segunda residencia para las familias más adineradas. Es un barrio muy agradable y, en nuestra opinión, merece una breve visita. Ahora bien, si vais justos de tiempo podéis prescindir de él, ya que, aunque bonito, no cuenta con atracciones imprescindibles.
El corazón del barrio es la Plaza de San Jacinto, donde se encuentran la Parroquia de San Jacinto y El Bazar Sábado, un famoso mercado de alimentación, artesanía y pintura en el que artistas por lo general poco conocidos exponen y venden sus obras. Como indica su nombre, solo se celebra los sábados, de 10:00 a 19:00. Aun así, si visitáis la zona otro día, en la plaza suele haber un tianguis permanente (mercadillo) y varias galerías con artesanía preciosa —aunque, eso sí, bastante cara. Uno de los edificios que bordean la plaza alberga el Museo Casa del Risco, gratuito, dedicado al arte y con salas permanentes y temporales. Abre de martes a domingo, de 10:00 a 17:00.
La otra visita destacada del barrio es el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, situado a unos 15 minutos a pie de la plaza. Se trata de un conjunto de casas-estudio construido en 1932 a petición del propio Rivera. La pareja vivió aquí desde su regreso de Estados Unidos en 1934, y el espacio les permitió continuar con su obra. Sin embargo, buena parte de la visita gira en torno a Juan O’Gorman, arquitecto del proyecto y discípulo de Rivera. El recorrido comienza por el estudio de Diego Rivera, continúa por la casa azul contigua —donde vivían— y finaliza en la casa del propio O’Gorman.
El museo abre de martes a domingo, de 10:00 a 17:30, y la entrada cuesta 30 MXN, aunque los domingos es gratuita para todo el mundo.
Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo
¿Qué comer en Ciudad de México?
Ciudad de México, como capital del país, es una ciudad poblada por gente venida de todo México, por lo tanto es fácil encontrar platillos de otros estados. En México es muy popular comer en la calle, sea en puestos callejeros o en locales con comida para llevar. Los precios de los puestos callejeros son, lógicamente, más económicos que en restaurantes, pero no quiere decir que la calidad sea peor. Aunque la comida sea muy variada y muy rica, lo cierto es que no es muy sana ya que en muchos casos le echan varias salsas y aditivos, quizás por eso México está en el top 3 de países con mayor obesidad del mundo.
Algo muy de aquí son los tacos; los hay de muchos tipos, pero los de suadero son típicos de CDMX. Otra cosa que veremos en muchos mercados serán los elotes, que son las mazorcas de maíz hervidas y servidas con mayonesa, queso y polvos de chile picantes 🌽; y su versión en tarro llamada esquites, que son los granos de maíz sacados de la mazorca y puestos en un cuenco, con los mismos ingredientes que acabamos de mencionar.
También puede que encontraremos molcajetes, que es el nombre que reciben los morteros de barro, y que luego se rellenan con diversos ingredientes como carne, chicharrón (similar al torrezno), hoja de nopal, etc.; los tamales, consistentes en una mezcla de maíz cocido y otros alimentos, todo ello envuelto en una hoja de maíz o de plátano; la birria, un plato de puchero con carne, chile y especias varias.
Aunque lo más popular en México son las tortillas de maíz en un montón de modalidades. Algunos de los más populares son los tacos, en donde las tortillas se reboza un poco en la grasa del cerdo para darle sabor y luego se sirve con ingredientes; las gorditas, que son tortillas más gordas, fritas, que se abren por la mitad y rellenan de diversos ingredientes; las quesadillas, formadas por una tortilla grande rellena y doblada por la mitad a modo de empanadilla; o el huarache, consistente en una tortilla de maíz ovalada, un poco más grande que la del taco, sobre la que se ponen ingredientes varios como si fuera una pizza pequeña.
Para desayunar, dos platos típicos son las enchiladas, aunque estas también se sirven de comida, y los chilaquiles, que son una mezcla de totopos, pollo deshilachado, frijoles, queso y una salsa de chiles un poco picante que puede ser roja (menos picante) o verde (más picante). Si no queremos un plato salado podéis probar las conchas, un bollo o pan dulce cuyo nombre deriva de la decoración que tiene por la parte de arriba.
Dos bebidas muy típicas son el tepache, una bebida fermentada de piña, y el pulque, bebida alcohólica (5-7%) obtenida de la fermentación de la planta del maguey.
En cuanto a las cervezas, algunas de las más populares del país son Victoria (la que más nos gustó), Corona, Indio y Modelo.
Algo característico del país son las micheladas, que consisten en mezclar una cerveza de tu elección y mezclarla con jugo de limón y hielo. En los restaurantes veréis un precio por la cerveza un extra por convertirla en michelada. Hasta aquí en orden, pero esta es la michelada clásica, las modernas se convierten, en nuestra opinión, en potingue, pues encima le añaden una salsa picante. Otros incluso le ponen golosinas y camarones (gambas).
Si lo que queréis es algo con más graduación, tenemos el clásico tequila mexicano, originario de la ciudad de Tequila (estado de Jalisco), aunque más que el tequila, aquí se bebe el mezcal. El mezcal proviene de una planta llamada maguey que, al cocerse al horno, dejan un sabor ahumado. Realmente el tequila es un tipo de mezcal. Tanto el mezcal (36-55%) como el tequila (40%) los podéis beber como un shot que le dicen aquí, aunque no de un trago sino poco a poco; o también en forma de cóctel como la célebre margarita, de origen mexicano como bien es sabido.
¿Dónde comer en Ciudad de México?
Ciudad de México, como capital del país, es una ciudad poblada por gente venida de todo México, por lo tanto es fácil encontrar platillos de otros estados. En México es muy popular comer en la calle, sea en puestos callejeros o en locales con comida para llevar. Los precios de los puestos callejeros son, lógicamente, más económicos que en restaurantes, pero no quiere decir que la calidad sea peor.
En México existe mucha cultura de la propina, normalmente los camareros cobran el sueldo mínimo por lo que las propinas les vienen muy bien. En los puestos callejeros tienen un bote para dejar la propina mientras que en los restaurantes te lo piden al final en forma de porcentaje, entre un 10% y un 20% normalmente.
A continuación os vamos a recomendar algunos restaurantes y puestos callejeros a los que fuimos y qué comer en cada uno de ellos.
Taquería Los Cocuyos – el sitio más famoso de tacos de todo CDMX. Los típicos son los de suadero (carne y grasa de las costillas del res) y los campechanos (suadero más chorizo de cerdo). También hay otros populares como los de tripa de res, y de lengua de res. En general los tacos suelen tener un precio de 20-25 MXN, no pican de por sí pues las salsas picantes se echan aparte, y te los sirven todos en un plato, te los comes junto al puesto y pagas al final. Una ración normal suele ser de unos 3-4 tacos por persona, según el hambre de cada uno.
Taquería El Torito – otras de las taquerías top, especialidad los de suadero y campechano.
Tacos Victoria – cuya especialidad son los tacos al pastor. Los tacos al pastor provienen de Puebla, aunque están ya extendidos por todo México e incluso por todo el mundo.
Tacos El Huequito – también son especialistas en tacos al pastor, aunque aquí los preparan como eran originalmente, es decir, sin piña. Se encuentra justo al lado del Mercado de San Juan Pugibet.
Taquería El Califa de León – la única taquería del mundo en tener una Estrella Michelin⭐, y uno de los tres puestos de comida callejera con una estrella, los otros dos están en Singapur y en Bangkok. Lógicamente son más caros que el resto de taquerías estándar. Solo tienen cuatro tacos: de bisteck, de costilla, de gaonera (parte baja del costado del cerdo), y de chuleta. Los más icónicos son los de gaonera.
Bar La Ópera – es un histórico bar y restaurante, famoso porque Pancho Villa disparó al aire un día y el agujero de la bala que dejó en el techo aún se puede ver hoy en día. La causa del disparo es desconocida, algunos dicen que quiso llamar la atención, otros que es que hubo una pelea, no se sabe con Certeza. Cuando abrió sus puertas en 1876 el local era una cantina, aunque hoy en día es ya un bar restaurante. Realmente lo del balazo es algo anecdótico, de hecho, aunque se puede ver el agujero, no es que lo pongan como un reclamo turístico. Podéis venir a tomar algo o a comer, como queráis.
Café De Tacuba – restaurante emblemático y comida de calidad. Famosos son sus chiles en nogada (originales de Puebla), aunque estos solo se pueden comer en época, de julio a septiembre, que es cuando recogen la nuez y granada, ingredientes indispensables para preparar este platillo. Es un plato caro, sea aquí o en otro sitio, porque requiere muchas elaboraciones. Nosotros lo probamos y estaba espectacular. Además de este también tienen muchos otros platillos mexicanos.
Salón Tenampa – sitio especializada en carnes y un local con mucho ambiente, ideal para tomar un tequila y escuchar música de los mariachis. Está ubicado en la Plaza Garibaldi.
Sushi Itto – si algún día estáis cansados de la cocina mexicana y queréis variar, podéis venir a esta cadena de sushi que tiene la gracia de que incluyen algunos ingredientes mexicanos y puede resultar novedoso si venís de Europa.
Churrería El Moro – los churros, además de en España, son muy populares en México. El Moro es la churrería más famosa de toda la ciudad así que merece la pena pasarse un día por aquí ya sea para desayunar o de postre algún día. Por las colas que hay ya se ve que es un sitio bueno. Cuando llegas hay dos colas, una para comer en el sitio y otra para coger los churros para llevar. Los churros los sirven con azúcar o azúcar y canela mientras que los chocolates los tienen de varios tipos en función de su espesor. También tienen malteadas (milkshakes). Abren de 7 a 23 horas.
En Coyoacán también encontraréis muy buenos lugares para comer, como La Coyoacana, una cantina muy popular en el barrio, así como los mercados que mencionamos más arriba: el Mercado de Coyoacán y el Mercado de Antojitos, perfectos para probar comida tradicional a buen precio.
Día de Muertos
El Día de Muertos en México es una de las celebraciones más emblemáticas de la cultura mexicana, donde se honra y recuerda a los difuntos con una serie de rituales y símbolos que permiten su regreso al mundo de los vivos.
Uno de los elementos más importantes de esta festividad es la ofrenda o altar, un espacio dedicado a los seres queridos que han partido, y que se adorna con diversos objetos sagrados. Entre ellos destacan las flores de cempasúchil, cuyas intensas tonalidades amarillas se cree que guían a los espíritus de los difuntos hacia el altar. Las velas, además de iluminar el camino de regreso, simbolizan la luz y la presencia de los seres que ya no están con nosotros. También se coloca agua, para calmar la sed de los espíritus que llegan, y sal, como símbolo de purificación. El pan de muerto y otros alimentos que gustaban a los difuntos se ofrecen como un gesto de cariño y hospitalidad, mientras que las calaveritas de azúcar, en su dulce y colorida forma, se convierten en una representación alegre de la muerte, invitando a celebrar la vida. Además, las fotos de los difuntos son un elemento esencial en el altar, ya que se cree que ayudan a reconocer a los espíritus que regresan.
También está la Catrina, creada en 1910 por el artista José Guadalupe Posada, se ha convertido en un ícono de la festividad; originalmente una crítica satírica a aquellos mexicanos que aspiraban a emular a los europeos, la Catrina se ha transformado en un símbolo cultural del Día de Muertos, representando la aceptación de la muerte como una parte natural de la vida. Esta tradición es especialmente popular en estados como Michoacán, Oaxaca, Ciudad de México y Puebla, donde las comunidades se visten con trajes típicos y se organizan festividades que incluyen danzas, música y altares públicos.
A diferencia de Halloween, el Día de Muertos no tiene un enfoque de miedo ni de terror, sino que es una celebración de la vida y la muerte, en la que se busca mantener viva la memoria de los seres queridos que ya no están.
Excursiones desde Ciudad de México
Ciudad de México se encuentra en un lugar estratégico para visitar otros lugares y os recomendamos reservaros unos tres días para hacer excursiones. Aunque hay muchas webs de excursiones tipo Civitatis, Getyourguide, Tripadvisor, lo cierto es que (casi) todas trabajan con la empresa Amigo Tours. Nosotros contratamos algunas en las webs anteriores y una vez allí, todas fueron organizadas con Amigo Tours. Una cosa importante a saber es que las excursiones desde todas estas webs tienen cancelación hasta 24 horas de antelación en ambos sentidos, es decir, que ellos también pueden cancelarte la excursión el día de antes si no hay gente suficiente, tal y como nos pasó a nosotros en una ocasión, así que es algo a tener en cuenta.
- Teotihuacán – la excursión de un día por antonomasia es la de la zona arqueológica de Teotihuacán. Más información en nuestro artículo.
- Taxco – una ciudad minera preciosa situada en el estado de Guerrero. Normalmente las excursiones a Taxco pasan por Cuernavaca, una ciudad bonita para pasar unas horas. Aquí tenéis nuestro artículo sobre Taxco y aquí sobre Cuernavaca.
- Puebla – ciudad histórica capital del estado homónimo. Más información en nuestro artículo.
- San Miguel de Allende (SMA) – para muchos, la ciudad más bonita de México. Aunque organizan excursiones desde CDMX hasta SMA, lo cierto es que se tardan 4 horas en ir y otras 4 en volver, por lo que en nuestra opinión no merece la pena. Más información en nuestro artículo.

















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