Salvador es una ciudad de 2,9 millones de habitantes capital del estado de Bahía, en el noreste de Brasil. Nacionalmente se la conoce simplemente como Salvador, aunque internacionalmente se le añade el “de Bahía” para no confundirla con El Salvador.
Es una ciudad con mucha historia e importancia en el país, por eso recomendamos dedicarle dos días enteros, más uno adicional para hacer alguna excursión.
Tal y como contamos en la sección de historia de Brasil de nuestro artículo de Río de Janeiro, Salvador fue la primera capital del país tras la llegada de los portugueses, desde 1549, año de su fundación oficial, hasta 1763 que fue movida a Río de Janeiro. Al principio fue llamada São Salvador. Antes de su llegada, era la tribu indígena de los tupinambá quienes habitaban esta zona. Pero si por algo es conocida Salvador es por ser el principal puerto de esclavos de Brasil. Y es que los portugueses, tras establecerse aquí, comenzaron a traer multitud de esclavos de sus colonias africanas (principalmente Angola y Mozambique); se estima que desde 1549 hasta que la esclavitud fue abolida mediante la Ley Áurea, en 1888, cerca de 1,3 millones de esclavos africanos fueron traídos al estado de Bahía. Eran utilizados para trabajos de campo, laboriosos, especialmente para la producción de azúcar que era una de las industrias más fructíferas de la región. Los esclavos africanos y sus descendientes mantuvieron costumbres, tradiciones, gastronomía y religiones, de las que hablaremos más adelante. Por todo ello, hoy en día Salvador tiene, sin duda, un sabor especial, fruto de esa mezcla entre africanos, indígenas y portugueses, que se palpa en su gente y su cultura afrobrasileña.
¿Cómo llegar a Salvador de Bahía?
La mejor forma es con el avión. Las distancias en Brasil son tan grandes que todo lo que no sea avión te puede llevar hasta días dependiendo de dónde vengas. Hay varias compañías que realizan vuelos internos desde otros aeropuertos brasileños. Nosotros vinimos con la aerolínea Azul desde Manaos, aunque tuvimos que hacer escala en Recife.
Para ir desde el Aeropuerto Internacional de Salvador (SSA) al centro lo mejor es el Uber. El aeropuerto no tiene sección de Uber separada así que simplemente es salir por la puerta de salidas y pedirlo. Acordaos de pedirlo solo por la aplicación y no a gente que se ofrezca. Como curiosidad, las siglas SSA significan São Salvador da Baía de Todos os Santos, es decir, el nombre original de la ciudad y la bahía frente a la cual se halla la ciudad.
Salvador es una ciudad con bastantes barrios muy separados los unos de los otros. El centro de la ciudad es el barrio de Pelourinho, sin embargo, no es la zona más segura para pernoctar, similar a lo que sucede con Lapa en Río de Janeiro. El mejor lugar, en cuanto a seguridad, es el barrio de Barra, junto a la playa.
¿Qué ver en Salvador de Bahía?
Vamos a dividir las cosas que ver en barrios, concretamente en: Pelourinho, Santo Antônio, Bonfim, Tororó, Barra y Río Vermelho. Nosotros dedicamos un día entero a Pelourinho y Santo Antônio, y otro al resto de barrios.
Barrio de Pelourinho
Comenzamos nuestro recorrido por el centro de la ciudad yendo al Mercado Modelo, ubicado en la zona del puerto. Se trata de un mercado variado, con puestos que van desde souvenirs, ropa y productos de Bahía hasta comidas típicas. Se erigió en 1861 en arquitectura neoclásica aunque ha sido reconstruido un par de veces después de sufrir varios incendios. Ahora mismo el lugar está restaurado y es seguro, y es el sitio perfecto para comprar algún que otro recuerdo. Lo típico son las baianas, es decir, las mujeres negras afrobrasileñas descendientes de los esclavos, vestidas con amplios vestidos blancos y un pañuelo en la cabeza. También veréis merchandising de Olodum, cuyo logo es similar al del símbolo de la paz; es un grupo de música brasileño de samba y reggae muy popular que actúa en el Carnaval de Salvador.
El mercado se encuentra en una plaza muy bonita. A un lado tenemos el edificio de la Cidade da Música da Bahia (museo de música e instrumentos) con ese aire que nos transporta a Oporto, al otro tenemos las típicas letras gigantes de Salvador y, frente al mercado, el Elevador Lacerda.
El Elevador Lacerda es un ascensor de uso público, construido entre 1869 y 1873, y es el que nos sube 72 metros, que son los que distan desde el puerto (ciudad baja) hasta el barrio de Pelourinho (ciudad alta). Las vistas desde arriba son espectaculares, se tiene una panorámica de la Bahía de Todos los Santos (Baía de Todos os Santos) con el elevador y el mercado en primer plano. Aunque se inauguró en 1873, ha sido renovado un par de veces, y el estilo art decó actual se debe a la reforma de 1930. Se sustenta por dos torres y cuenta con cuatro cabinas capaces de transportar hasta a 128 personas cada una. Se requiere abonar una pequeña tasa para poder subir en él.
Una vez arriba estamos en la Cidade Alta, el barrio de Pelourinho, el alma de Salvador, Patrimonio de la Humanidad y motivo número uno por el cual los turistas vienen a visitarla. Esta es una zona muy segura, tal y como se percibe por la cantidad de policía que patrulla por sus plazas. Al fin y al cabo el turismo es una de las fuentes de ingresos de la ciudad y no quieren perderlo. El barrio es muy animado por las noches, sobre todo en verano, con música en muchas calles y plazas; en invierno también, pero solamente en los fines de semana (viernes y sábado noche), como en cualquier otra ciudad.
El elevador nos deja en la Praça Thomé De Souza que, además de por las vistas, también destaca por el Palácio Rio Branco, de 1549 (uno de los más antiguos de Brasil) y antigua sede del Gobierno de Bahía, hoy en día convertido en un museo. También en esta plaza nos llamó la atención monumento conmemorativo de la proclamación de la Constitución de Cádiz (1812), que recuerda el momento en que la ciudad de Salvador juró la Constitución de Cádiz en 1821, de igual manera que había hecho el rey portugués João VI anteriormente en Lisboa.
Ahora giramos a la izquierda y caminamos hasta encontrarnos con la Praça da Sé, una animada plaza con músicos callejeros y puestos de comida y artesanía.
Al final de la misma vamos a desviarnos brevemente a la izquierda para visitar la Casa do Carnaval da Bahia, un breve pero interesante museo sobre el Carnaval de Salvador de Bahía. Y es que, aunque al oír la palabra carnaval la gente piense en Río de Janeiro, lo cierto es que Salvador figura en el libro Guinness de los Récords como el mayor carnaval callejero del mundo, ya que el de Río se celebra principalmente en un sambódromo. El museo tiene una planta baja que muestra vídeos de cómo es el carnaval, desde sus inicios hasta la actualidad, así como disfraces y atuendos populares, desde los más sencillos hasta los más elegantes. Los textos están escritos en portugués e inglés. En la segunda planta hay una divertida sala interactiva donde poder bailar siguiendo los pasos de unos bailarines en televisión (como si estuvierais jugando al Just Dance) y sentirse como si se estuviera en el carnaval. Y en la última planta de todas hay una terraza con un bar donde tomar algo con unas buenas vistas del puerto y la bahía. El museo abre de martes a domingo, de 9:00 a 18:00 y es gratuito. Justo a la derecha del museo veréis que hay un funicular, este es uno de los varios que hay por la ciudad para facilitar que la gente pueda trasladarse entre la ciudad baja y alta.
Volvemos a la Praça da Sé para proseguir con nuestro recorrido; la siguiente plaza que visitaremos hace esquina con esta y se llama Largo Terreiro de Jesus, podríamos decir que es la principal de la ciudad. Aquí encontraremos algunos de los edificios más importantes y varios bares y restaurantes. Por ejemplo, el "O cravinho", un bar de cachaças muy popular. También veréis gente bailando y haciendo capoeira. Y es que la capoeira surgió aquí en Salvador en el siglo XVII, como una mezcla de lucha y bailes africanos y brasileños. En esta plaza es habitual ver a grupos de jóvenes practicando capoeira entre ellos y con gente del público que quiera animarse. También se os acercarán muchas personas queriendo venderos las cintas de colores típicas o pintaros el cuerpo con motivos afrobrasileños, a cambio de una cierta cantidad de dinero que suelen pedir al final, aunque dijeran que es gratis.
Lo primero que haremos en esta plaza visitar la Catedral-Basílica Primacial de São Salvador. Se construyó en el siglo XVI por los jesuitas y se fundó en 1672. Merece la pena entrar en su interior y deleitarse con su majestuosa arquitectura barroca especialmente de su techo. El techo de la nave está tallado con símbolos jesuitas, incluido el gran icono dorado donde se pueden leer las letras IHS (Iesus Hominum Salvator), es decir, Jesús Salvador de los Hombres, símbolo de la Compañía de Jesús (orden religiosa de los jesuitas). La nave principal consta de 8 capillas laterales donde destacan 30 bustos (15 a cada lado) que antes estuvieron en el Museo de Arte de Bahía. La visita no termina ahí, no os olvidéis de visitar la sacristía, a la que se llega por una puerta que hay a la izquierda del altar principal de la iglesia, ya que, además de por su belleza, presume ser la mayor sacristía de América Latina. El precio para acceder a la catedral junto con la sacristía es de 10 reales.
Después entramos en el edificio contiguo, la Facultad de Medicina de la Universidade Federal da Bahia (UFBA), que alberga el Museu Afro-Brasileiro da UFBA. Se trata de un museo etnográfico llevado por la universidad, que nos adentra en el mundo de la esclavitud en Brasil, la cultura y creencias africanas, y un poco de historia del barrio de Pelourinho. La primera sala habla de la migración (forzada) de africanos, y es que cerca de 5,5 millones de esclavos salidos de África acabaron en Brasil, 1,3 millones de los cuales, aquí en el estado de Bahía; la gran mayoría procedían de Angola primeramente y Nigeria. A consecuencia de esto, hoy, el 80% de la población de Salvador es de origen africano. También se exponen objetos como instrumentos musicales, ropas, máscaras, esculturas y cerámicas africanos.
En la última sala está el Mural de los Orixás. Los orixás (orishas en español) son divinidades de la religión africana yoruba, de la cual deriva el candomblé afrobrasileño, una de las religiones más practicadas en Bahía, desarrollada durante el periodo del colonialismo portugués entre los siglos XVI y XIX. Los portugueses pensaban que era una religión demoníaca, por eso durante mucho tiempo se practicaba clandestinamente. Los orixás podrían ser homólogos a los santos en el catolicismo. En esta sala podemos ver un conjunto de paneles de madera donde hay talladas 27 figuras de orixás.
Entre medias hay un par de paneles donde cuentan la historia de Pelourinho. Nos impactó descubrir que en 1993 deshauciaron al 95% de la población del barrio para restaurarlo, pagando una indemnización considerablemente baja, después de que lo declararan Patrimonio de la Humanidad en 1985. El acceso al museo tiene un coste de 10 reales.
Por cierto, en la Praça da Sé, a la salida de la catedral y del museo, hay gente ofreciendo rituales de candomblé. Normalmente tienen lugar fuera del centro y ellos organizan un traslado, todo por un precio de 185-200 reales aproximadamente. A nosotros no nos convenció por el precio y por ser un vendedor ambulante. Pero bueno, sabed que existe esta posibilidad, aunque lo más seguro es contratarlo a través de una agencia turística.
Ahora nos movemos a la plaza Largo do Cruzeiro, que está a continuación de la anterior. Es otra plaza animada, a menudo con grupos de música tocando, y el nombre viene de la cruz que hay en medio. Al fondo se halla la Igreja e Convento de São Francisco, la iglesia más rica de Salvador. Se construyó entre 1708 y 1782 en estilo barroco y nada más entrar en su interior, quedarás maravillado por su exuberante decoración, preciosa a la par que excesiva en algunos casos. Los altares están cubiertos de oro – hasta 800 Kg de oro – y algunas paredes están decoradas con azulejos traídos de Lisboa. Por ello, es considerado uno de los ejemplos más prominentes de arquitectura barroca portuguesa en Brasil. Además de la iglesia se puede pasear por algunas de las salas del convento, así como por su patio. El precio para acceder es de 10 reales y se entra por la puerta que hay a la derecha de la fachada principal.
Ahora vamos a callejear por el barrio hasta llegar a Largo do Pelourinho, la plaza más bonita del barrio, la que sale en todas las postales de Salvador. Una plaza con varias calles perpendiculares de casas de colores una detrás de otra y ligeramente elevada, con lo que la vista desde aquí es preciosa
El gran edificio azul que delimita la plaza por detrás es la Foundation Casa de Jorge Amado. Esta es la casa de Jorge Amado (1912-2001), uno de los escritores latinoamericanos más significativos del siglo XX, miembro de la Academia Brasileña de Letras. Esta fundación se inauguró en este lugar en 1987 para preservar su legado y contar los sucesos más importantes de su vida en orden cronológico. Se puede visitar pagando una pequeña tarifa.
En esta misma plaza, a la izquierda veremos un balcón con una figura de Michael Jackson. Raro, ¿no? Es la Casa do Michael y lo que nos recuerda esto es el acontecimiento de febrero de 1996, cuando Michael Jackson junto con Olodum (el grupo de música del que os hablamos antes) grabaron aquí parte del videoclip de la canción They Don’t Care About Us.
Recorremos el Largo do Pelourinho hacia abajo, dejando a nuestra derecha la Igreja Nossa Senhora do Rosário dos Pretos, inconfundible por su color azul. Esta se erigió en el siglo XVIII con mano de obra esclava, quienes eran muy devotos de Nossa Senhora do Rosário. Es una iglesia barroca con azulejos portugueses de 1790 y altares neoclásicos realizados en la renovación de 1870-1890. Si tenéis tiempo podéis pasar a verla, tiene un pequeño coste de entrada, pero si no, se puede ver por fuera.
Barrio de Santo Antônio
Esta iglesia marca la frontera entre el barrio de Pelourinho y el barrio de Santo Antônio, que es lo que vamos a visitar. Como la arquitectura es muy parecida y están pegados, mucha gente pasa de un lado a otro pensando que todo es Pelourinho, pero en realidad son dos barrios distintos. Seguimos bajando la calle del Largo do Pelourinho y, en la intersección, giramos a la izquierda por la Rua do Passo. Esta es una preciosa calle de subida que nos llevará a otra iglesia, la Igreja do Santíssimo Sacramento do Passo, construida entre 1736 y 1755. Esta también es barroca con altares y vidrieras. La iglesia es famosa en Brasil porque sale al final de la película O Pagador de Promessas, de 1962, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Se puede acceder a su interior por 10 reales y, lo mejor, es que permite la subida al primer piso, donde están las tribunas y una sala con vistas al puerto. Casi parece como si estuvieras visitando una casa, más que una iglesia. Y el plato fuerte es que también puedes subir a su campanario para ver una panorámica de la ciudad, aunque con la dificultad de tener la campana en medio, por lo que es una vista un pelín limitada, pero merece la pena.
Seguimos subiendo la Rua do Passo hasta llegar a la intersección, donde aparece otra iglesia, la Igreja da Ordem Terceira do Carmo de Salvador. Tened en cuenta que, según se dice, en Salvador de Bahía hay 365 iglesias católicas, muchas de ellas son prácticamente copias. Por eso no hay por qué visitar todas, aunque el recorrido pase por delante de ellas. Como el nombre de la iglesia nos indica, ahora la calle pasa a llamarse Rua do Carmo. La continuamos hasta la siguiente intersección, que es la plaza Largo Cruz do Pascoal, presidida por el Monumento da Cruz do Pascoal, construido por el portugués Pascoal Marques de Almeida en 1743, de ahí el nombre. El monumento es un oratorio con forma de un campanario típico de las iglesias de Bahía, decorado con azulejos tan típicos portugueses. El conjunto entre el monumento y las coloridas casas de alrededor deja una postal preciosa. Además, hay un par de bares con terrazas donde tomar algo plácidamente.
Seguimos por la calle, ahora bajo el nombre Rua Direita de Santo Antônio. Tanto esta como las calles anteriores son muy bonitas, con casas con fachadas de distintos colores, la mayoría bien cuidadas, pues en su interior suele haber algún bar, café, restaurantes, tienda de artesanía, etc., todo con un aire hípster. Es un verdadero placer pasear por este barrio, y no suele estar tan transitado como Pelourinho. El recorrido termina al final de la calle, en el Largo de Santo Antônio Além do Carmo, donde, además de unas vistas de la bahía, se encuentra el Forte de Santo Antônio Além do Carmo, fortaleza que antaño defendía el norte de la ciudad antigua de Salvador, que llegaba hasta aquí. El que tenga interés, puede visitarlo por dentro y, si no, podéis volver a Pelourinho tomando el mismo camino que trajimos.
Barrio de Bonfim
Este barrio es el más alejado de todos, pero nuestra visita aquí será breve pues solo queremos visitar la Basílica do Senhor do Bonfim, la más famosa de todo Salvador. Es una iglesia tradicional, muy venerada por los locales, no es una atracción turística per se, aunque, dada su importancia, recibe muchas visitas internacionales como es lógico. Fue inaugurada a finales del siglo XVIII y presenta una arquitectura neoclásica con fachada rococó, muy al estilo portugués de la época. Si por algo llama la atención la basílica es por las cintas de colores “Senhor do Bonfim” atadas en todas las vallas, tanto en su exterior como en su interior. Estas cintas son un símbolo de Salvador, todo el mundo suele llevar alguna y multitud de vendedores ambulantes se te acercarán para venderte una, lo cual puede resultar un tanto agobiante, la verdad. Normalmente dicen que es gratis, que es un regalo, pero luego suelen pedirte dinero a cambio. La tradición dice que hay que atar la cinta a la muñeca mediante tres nudos y pedir tres deseos, cuando la pulsera se caiga por sí sola, estos deseos se cumplirán. También las atan en las rejas en vez de en los brazos como ofrenda al Senhor do Bonfim.
Un evento de suma importancia para la población local tiene lugar aquí en enero: el Lavagem do Bonfim, cuando los baianos y baianas (gentilicio de la región de Bahía, en portugués) lavan los escalones de la iglesia con agua como muestra de respeto y tradición.
El acceso a la iglesia es gratuito, el horario lo podéis ver en su página web. Supone un esfuerzo extra el llegar hasta aquí, pero, además de por la basílica, merece la pena porque está en lo alto de una colina, por lo que se puede ver parte de la ciudad desde aquí, desde las favelas más cercanas hasta los rascacielos del barrio de Barra a lo lejos. Para ir y volver nosotros utilizamos Uber, lo más cómodo y rápido.
Barrio de Tororó
Yendo en Uber hacia la Basílica do Senhor do Bonfim passamos por este barrio y nos llamó tanto la atención que, a la vuelta, decidimos hacer una parada aquí. Exactamente, nos bajamos al sur del Arena Fonte Nova, el estadio donde juega la liga brasileña el Esporte Clube Bahia, el equipo local. De ahí cruzamos el paso de cebra para ver el Dique de Tororó, un manantial natural de 110.000 m³ de agua, aunque tiene la designación de dique.
Sobre el manantial se observan ocho esculturas de orixás flotando en el agua, de 7 metros de altura, obra del artista Tatti Moreno en 1998. Ya hablamos anteriormente sobre los orixás y, en este caso, sobre este manantial, se alzan las figuras de Oxum (orixá del agua dulce y la prosperidad), Ogum (orixá de la guerra), Oxóssi (orixá de la caza, del bosque y de la alimentación), Xangô (orixá del fuego y la justicia), Oxalá (creador del mundo y padre de todos los orixás), Iemanjá (orixá del mar y del agua salada), Nanã (orixá de la sabiduría y la paciencia) e Iansã (orixá de los vientos y las tempestades). Además, hay otras cuatro a orillas del lago, Ewá (orixá de la lluvia y de la niebla), Oxumaré (orixá de las finanzas), Ossanha o Ossain (orixá de la vegetación y las plantas) y Logun Edé (orixá de la riqueza y abundancia, hijo de Oxossi y Oxum), os las encontraréis simplemente paseando por su lado izquierdo.
Es una zona muy agradable y muy habitual para corredores o gente que simplemente salga a caminar. Es muy bonito ver el embalse con las figuras flotando y las favelas de fondo. Además, por la noche se iluminan, por si por casualidad pasáis por aquí de camino de un sitio a otro. Nosotros lo recorrimos de día, de arriba abajo (una semivuelta) y luego tomamos Uber para continuar por otra zona.
Barrio de Barra
Este barrio fue el que escogimos para alojarnos. Durante el día, la gente se acerca a tomar el sol y bañarse en las playas (Praia do Farol da Barra y Praia do Porto da Barra) y visitar el Faro de Barra (Farol da Barra), construido como referencia para los barcos que llegaban cargados de productos como azúcar, cacao y tabaco, así como esclavos. Actualmente alberga el Museo Náutico da Bahia, cuyos horarios y precios podéis encontrar en su página web.
Además, los que se queden hasta el atardecer serán recompensados con una puesta de sol de postal.
Para conocer barra, nosotros recomendamos dar simplemente un paseo desde el "Marco de Fundação da Cidade do Salvador" hasta el "Morro do Cristo", desde donde se obtienen unas buenas vistas del mar y de la playa.
Por la noche es una zona muy animada para tomar una cerveza o cenar, paseando por el paseo marítimo y por sus calles perpendiculares descubriréis unos cuantos sitios.
Barrio de Río Vermelho
Este es un barrio de ambiente para por la noche. Durante el día es una zona de playa, agradable de pasear pero por la noche es una de las zonas de restaurantes, bares y música en directo más turísticas de la ciudad. Tiene dos plazas principales, la Praça Caramuru, que es la más grande y animada de las dos, y la plaza Largo de Santana. Nosotros fuimos una noche a cada plaza aunque repetir, repetiríamos en la Praça Caramuru.
Tenéis restaurantes donde estar sentados y puestos callejeros de comida, especialmente famosos son los de acarajé: Acarajé da Cira (en Caramuru) y Acarajé da Dinha (en Largo de Santana). Además, lo bueno es que podéis coger comida para llevar en estos sitios y sentaros en las terrazas de los restaurantes a comérosla pidiendo unas bebidas, no hay problema. Tened en cuenta que siempre que haya un músico tocando, cobrarán una tasa extra por comensal, además de la propina. Al final por eso muchos sitios tienen mala nota, sobre todo en Largo de Santana, porque en su carta ponen que no cobran ciertas cosas que luego acaban cobrando, pero bueno, para tomar algo, está bien.
¿Qué comer en Salvador de Bahía?
Ese mestizaje que es Salvador también se refleja en su gastronomía, por ello, además de los platos típicos brasileños de los que os hablamos en Río de Janeiro, aquí en Salvador hay varios platos autóctonos que tenéis que probar. Es decir, a alimentos típicos latinoamericanos como los frijoles, el maíz y la yuca (también llamado aipim, mandioca o cassava) se le unen ingredientes traídos de África, como la banana, la leche de coco o el azeite de dendê. El dendê es el fruto de la palmera “dendezeiro”, que llegó de la mano de los portugueses desde África a Bahía en el siglo XVII, así que el azeite de dendê es un tipo de aceite de palma. Vamos con los platos:
Acarajé, la comida callejera número uno de Salvador, de origen afrobrasileño, en todas las plazas hay una señora baiana vendiendo acarajés caseros en un puesto callejero. Se trata de una bola de masa hecha a base de judías del tipo feijão fradinho, cebolla y sal, que se fríe en azeite de dendê. Posteriormente, se rellena de vatapá y, opcionalmente, camarão (gambas secas que, ojo, que aquí las sirven y se comen con piel). Se puede servir “quente” o “frio” que, aunque la traducción sería caliente o frío, quente se refiere aquí a (muy) picante y frio a no picante.
Vatapá, una pasta hecha de gambas secas, cacahuetes, anacardos, leche de coco y azeite de dendê, todo ello triturado hasta que se quede como un puré, que se unta en el acarajé o sirve de acompañamiento de otras comidas. A nosotros nos gustó especialmente.
Moqueca, igual de famoso y popular que el acarajé, pero este es más de restaurante. También lo veremos por otras partes de Brasil, pero la moqueca baiana es la original y la mejor –dicho por brasileños–. Es un guiso de pescado o marisco, junto con alimentos habituales de los guisos: ajo, pimiento, cebolla, tomate, leche de coco, zumo de limón, aceite de dendê y especias varias (perejil, pimienta, cilantro, etc.). Se puede pedir de camarão (marisco, principalmente gambas), de peixe (pescado, normalmente unos trozos de cazón, lubina o pescadilla) o de ambas. Nosotros pedimos siempre la de ambas, de sabor estaba riquísimo, lo único que los pescados tienen raspas y hay que tener cuidado al comerlos. Se acompaña siempre de arroz blanco, farofa y pirão y da para comer 3 ó 4 personas, aunque ponga para 2.
Pirão, puré pastoso a base de harina de mandioca (yuca) y caldo de pescado que sirve de acompañamiento a la moqueca. También se puede hacer con caldo de otros alimentos (carnes, verduras, etc.) pero el típico es de pescado.
Cururú, un puré extremadamente pegajoso hecho con una planta llamada quiabo (también llamada okra), de origen africano, visualmente parecido a un pimiento verde, aunque de sabor totalmente distinto. Además de okra, se cocina con cebolla, gambas, anacardos y azeite de dendê. Suele servir de acompañamiento, como el vatapá. En cuanto a sabor, comparado con el vatapá, el día y la noche, todo lo que nos encantó el vatapá nos dejó de gustar el cururú, aunque esto ya es cosa de cada uno.
Efo Tete, la llamada espinaca africana. Se prepara salteada con cebolla y azeite de dendê.
Sarapatel, un revuelto de casquería, normalmente de cerdo (tripa, hígado, riñones, etc.).
Cocada, el postre callejero más popular, tradicional de esta región, aunque ya se puede encontrar por todo el país. La base es muy sencilla: tiras de coco cocidas con azúcar y leche condensada. Al secar, se quedan unidas de tal manera que lo sirven en como si fuera una chocolatina. Lo veréis en muchos puestos callejeros, por ejemplo en los mismos que venden los acarajés. También tenéis la versión oscura, hecha con azúcar moreno. Son contundentes, lo mejor es compartirlo entre dos o tres.
¿Dónde comer en Salvador de Bahía?
Ya hemos visto qeué comer, ahora vamos a ver dónde probar todo esto.
En Pelourinho:
- Restaurante Escola Senac Pelourinho. Este es, sin duda, el mejor para probar absolutamente todos los platos de la cocina bahiana. Es un buffet, con postres incluidos (bebidas no) y un servicio fabuloso por parte de los estudiantes de la escuela Senac. Además, como son estudiantes, no aceptan la propina del 10%.
- Alaíde do Feijão. Otro restaurante de comida típica brasileña y bahiana.
En Barra:
- Tudo Azul Restaurante Suíço-Brasileiro. Un restaurante suizo brasileño, con platos de ambas gastronomías, obviamente con más brasileños. Aquí pedimos la moqueca y estaba exquisita.
- BRAVO Burger & Beer – Barra. Una muy buena hamburguesería, por si queréis variar un poco de tanta comida brasileña.
En Rio Vermelho:
- Acarajé da Cira - Rio Vermelho. Probablemente el sitio más famoso de acarajés de Salvador. Si estáis por la zona, no dejéis de venir a probarlo. También tienen cocadas de postre.
- Acarajé da Dinha. Otro puesto de acarajés buenos, por si el anterior estuviera cerrado. Está en la plaza Largo de Santana, muy cerca del da Cira.
Excursiones desde Salvador de Bahía
El que pase varios días en Salvador, puede optar por hacer algunas de las excursiones (passeios, en portugués) que se hacen, cuyo precio varía entre 100 y 150 reales por persona. En casi todas las agencias ofrecen las mismas tres excursiones, nosotros la cogimos a través de nuestro hotel.
👉Praia do Forte y Praia de Guarajuba. Esta excursión es la más completa, ya fuera de los límites de Salvador pero no muy lejos, a una hora y media más o menos. Por un lado, tiene Praia do Forte un pintoresco pueblo pesquero que, hoy en día, se ha convertido en un lugar turístico. Tiene una avenida principal de cerca de un kilómetro, llena de tiendas de souvenirs, heladerías (aquí recomendamos Sorveteria 60 sabores, va al peso) y restaurantes, que desemboca en la Igreja São Francisco de Assis y la Praia do Forte que, además del nombre del pueblo, es también el nombre de la playa, muy bonita, por cierto. Cuando hay marea baja se forman piscinas naturales y se pueden ver peces casi sin necesidad de bucear, por eso es un lugar muy popular para hacer esnórquel, que suele costar unos 80 reales por persona, aunque también puedes ir por libre a ver qué ves, la mejor zona es por donde la Praia do Lord. Junto a la iglesia está el llamado Fundação Projeto Tamar • Praia do Forte, una organización no gubernamental dedicada a rescatar, cuidar y proteger a las tortugas marinas 🐢. En el mundo hay 7 especies de tortugas marinas, de las cuales 5 se encuentran en Brasil y, concretamente, aquí en el Proyecto Tamar: tartaruga-cabeçuda (tortuga boba en español, Caretta caretta), tartaruga-de-couro (tortuga laúd en español, Dermochelys coriacea), tartaruga-oliva (tortuga olivácea en español, Lepidochelys olivacea), tartaruga-verde (tortuga verde en español, Chelonia mydas), tartaruga-de-pente (tortuga carey en español, Eretmochelys imbricata). Además de tortugas marinas, también mantas rayas y tiburones. La visita lleva unos 45 minutos y en su página web podéis ver los horarios y precios.
Después, la visita continúa en la Praia de Guarajuba, otra playa preciosa poco frecuentada, lo cual se agradece. Aquí se hace también la pausa de la comida, donde recomiendan el Carlinhos Restaurante e Bar. Aunque sea un restaurante puramente turístico, de hecho, ya tienen apalabrado con las agencia a qué hora llegan los tours, la comida está bien, aunque un poco cara.
Praia de Guarajuba
👉 Ilha de Itaparica e Ilha dos Frades. Excursión de naturaleza, en barco, por las dos islas más cercanas a Salvador.
👉 Morro de São Paulo. Zona de playas y para hacer alguna caminata. El problema es que se tarda bastante en llegar, como unas 3 horas desde Salvador, por lo que, para un solo día, no merece la pena en nuestra opinión. Para disfrutar de Morro de São Paulo recomiendan, al menos, dos o tres días.
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