¡Bienvenidos a Estrasburgo, bienvenidos a Alsacia!
En esta ocasión nos adentramos en la región de Alsacia (Alsace en francés, Elsass en alemán), una región famosa por sus vinos, por su mezcla cultural franco-germánica, por sus pueblos de cuento y por sus mercadillos de navidad.
Estrasburgo, por su parte, tiene 290.000 habitantes y es la ciudad más importante de Alsacia. También es una de las dos capitales de la Unión Europea, junto con Bruselas. Aquí se encuentran: el Parlamento Europeo; el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Alberga 22 organizaciones internacionales y lo curioso es que es de las pocas ciudades que alberga organismos internacionales de gran relevancia sin ser capital de país, como Ginebra, Nueva York o, en menor medida, La Haya.
Contexto cultural de Alsacia
Francia tiene una organización territorial basada en regiones administrativas (similares a las comunidades autónomas de España) y departamentos (similares a las provincias, aunque con menos poder). Alsacia está ubicada en el noreste de Francia, una región geográfica perteneciente a la región administrativa de Gran Este (Grand Est). Hasta 2015 sí fue una región administrativa, pero desde 2016 se integró en una nueva región llamada Gran Este junto con Champaña-Ardenas y Lorena. En 2021 se creó la Colectividad Europea de Alsacia, que está compuesta por dos departamentos: Haut-Rhin (Alto Rin) y Bas-Rhin (Bajo Rin), una colectividad administrativa especial con más competencias que un departamento normal.
Aunque Alsacia no sea una región administrativa desde 2016, su territorio está claramente delimitado y sigue siendo reconocible. En extensión, es la región más pequeña de Francia, representa tan solo el 1,5% del territorio francés continental.
El idioma oficial en Alsacia es el francés, pero también se habla el alsaciano, que es un dialecto del alemán con similitudes con el alemán suizo. Desgraciadamente, es un idioma que se está perdiendo, no se enseña en las escuelas de manera obligatoria, tan solo de manera opcional y solo en algunas, y actualmente solo se mantiene vivo en zonas rurales y gente mayor.
Esto se debe a su condición de región fronteriza entre Francia, Alemania y Suiza, y todas las veces que ha cambiado de dominio. La ciudad era una ciudad libre imperial del Sacro Imperio Romano Germánico hasta que, en 1648, Francia adquiere Alsacia tras la Guerra de los Treinta Años, por medio del Tratado de Westfalia; en 1871 Francia cede Alsacia y Lorena a Alemania tras la guerra franco-prusiana, por medio del Tratado de Fráncfort; en 1919, tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, por medio del Tratado de Versalles, Alsacia vuelve a los dominios de Francia; entre 1940 y 1945 es ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial; y desde 1945 vuelve a Francia tras la victoria aliada sobre la Alemania nazi.
¿Cómo llegar a Estrasburgo?
Aunque Estrasburgo cuenta con un aeropuerto propio, lo cierto es que no tiene una amplia gama de vuelos internacionales, al menos a un precio razonablemente económico. Por tanto, dependiendo de vuestro aeropuerto de origen, las opciones más cercanas son el aeropuerto de Baden-Baden o el de Basilea, y luego tomar un tren (reservándolo en la web oficial de SNCF (Société nationale des chemins de fer français)) o un autobús, por ejemplo con la empresa Flixbus.
Otros aeropuertos un poco más lejanos son el de Karlsruhe, Stuttgart, Frankfurt, e incluso París podría ser una opción.
La estación de tren de Estrasburgo (Gare de Strasbourg), por cierto, es en sí un edificio digno de mención, pues es un ejemplo de fusión entre arquitectura clásica y moderna. Consta de un edificio neorrenacentista de 1883 envuelto en 2007 en una estructura de acero y vidrio curvado. El objetivo de esta nueva estructura era la de ampliar la estación y adaptarla a la cantidad de gente que viaja hoy en día así como la de proteger el edificio histórico.
¿Qué ver en Estrasburgo?
Estrasburgo es una ciudad relativamente grande, recomendamos dedicarle, al menos, dos días, aunque, si solo queréis dar una vuelta por el centro sin entrar en ningún sitio, podría bastar con un día.
Vamos a dividir lo que ver en los siguientes distritos: La Petite France, Grande Île, Neustadt y Orangerie – Conseil des XV (conocido coloquialmente como el Barrio Europeo).
La Petite France
Comenzaremos por el barrio de La Petite France, un antiguo barrio de pescadores y curtidores que se ha convertido en el barrio más pintoresco, con casas con entramado de madera, calles empedradas, puentes y canales del río Ill. Su nombre, no obstante, nada tiene que ver con el entorno idílico que acabamos de describir. Proviene de la época en que la ciudad era alemana bajo el Sacro Imperio Romano Germánico (siglo XVI), cuando hubo un brote de sífilis, que era una enfermedad que los alemanes asociaban con los franceses, la llamaban Franzosenkrankheit (enfermedad francesa). En esta zona se decidió construir un hospital para tratar dicha enfermedad, y de ahí pasó a conocerse el barrio como La Petite France, refiriéndose al lugar donde se trataban a los que sufrían la enfermedad francesa.
Lo primero que veremos dentro de este barrio es la Presa Vauban (Barrage Vauban), una obra militar defensiva del siglo XVII. Su estructura permitía que se cerraran sus arcos, haciendo que se elevara el nivel del río y provocando inundaciones al sur de la presa haciendo que los campos se empantanaran y complicaran el avance de tropas enemigas. Un ejemplo de su eficacia tuvo lugar durante el asedio prusiano de 1870, cuando la presa se cerró y provocó que el barrio de Neudorf se inundara. Actualmente es una presa meramente decorativa cuya principal utilidad es la de permitir cruzar de un lado a otro. Sin embargo, lo mejor de ella es su terraza, a la que se puede subir gratuitamente y desde donde se obtienen unas vistas panorámicas de la Petite France espectaculares.
Lo mejor de esa vista desde la azotea son los Puentes cubiertos (Ponts couverts), otra estructura defensiva pero anterior a la presa, construida en el siglo XIII concretamente, formando parte del entramado defensivo medieval de la ciudad. Consta de tres puentes de piedra que cruzan el río Ill con sus correspondientes torres defensivas. El nombre actual solo cobra sentido si entendemos su pasado, pues originalmente los puentes estaban cubiertos con techos de madera que protegían a los soldados que se encontraban en su interior. Las pequeñas aperturas que se ven en la base de las torres de los Ponts Couverts permitían disparar cañones o distintas armas de fuego. Los puentes son transitables públicamente así que podéis dar un paseo tranquilamente por ellos.
Hay un recorrido por los canales en un barco turístico llamado “batorama”. Uno de los atractivos de esta actividad es cuando el barco cruza el Pont du Faisan, pues es un puente giratorio (Pont Tournant) que se abre y cierra permitiendo el paso del barco, lo cual suele atraer las miradas de los turistas. Si queréis hacer este recorrido, los tickets para el batorama se venden en sus oficinas en la plaza de la catedral. Cruzando precisamente el Pont du Faisan entramos en el casco antiguo. El centro y parte más pintoresca del barrio se encuentra junto al Restaurant Maison Des Tanneurs, en un sitio que en los mapas podéis localizar como “La Belle Vue de Strasbourg”. Esta parte está llena de tiendas de artesanía, de souvenirs, y terrazas de restaurantes donde tomar algo.
Grande Île
Proseguimos por el barrio de la Grande Île, que constituye el centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es donde encontramos los principales atractivos turísticos de la ciudad: la Catedral de Notre-Dame, la Plaza Kléber y la Casa Kammerzell.
De camino desde la Petite France, pasaremos por la Iglesia de Santo Tomás (Église Saint-Thomas), una importante iglesia de culto protestante luterano, por algunos conocida como la catedral del protestantismo alsaciano. Como es habitual en las iglesias luteranas, en vez de cruces como en las católicas, lo que vemos es un gallo en la veleta del campanario. La primera iglesia en este lugar se comenzó a construir en estilo románico-gótico en 1196 pero es como un catálogo de estilos arquitectónicos, pues ha sido reconstruida y ampliada en numerosas ocasiones. Esto se aprecia muy bien desde su exterior, sobre todo en la esquina que da a la Plaza Saint-Thomas, con ventanas de diferentes tamaños, formas y estilos: las más pequeñas son románicas (época en que se buscaba la sobriedad y oscuridad en el interior de las iglesias) hasta las más grandes e incluso rosetones góticos (época en que se buscaba lo contrario, que entrara mucha luz natural). En su interior destaca su impresionante órgano barroco, que fue tocado incluso por el mismísimo Mozart durante su estancia en la ciudad durante 1778. Desgraciadamente, tal y como contó en una carta a su padre, prácticamente nadie fue a verlo, dijo que tocó para las sillas vacías. El altar está dominado por una monumental escultura barroca que sirve como mausoleo del Mariscal Maurice de Saxe, un célebre comandante militar del siglo XVIII. El acceso a su interior es gratis.
Seguimos hacia el centro en línea recta hasta llegar a la Plaza de Gutenberg (Place Gutenberg), dedicada al inventor alemán Johannes Gutenberg, quien vivió en Estrasburgo 10 años, de 1734 a 1744, donde desarrolló las primeras ideas que terminarían en la invención de la imprenta. La plaza, además de su nombre, también tiene una estatua del inventor creada por el escultor David d’Angers en 1840. La plaza alberga actividades y eventos que varían según la época del año, como un carrusel en verano o puestos ambulantes durante el Mercado de Navidad.
De esta plaza nace la Calle de las Mercerías (Rue Mercière), desde donde se obtiene la mejor vista de la Catedral, nuestro próximo destino. La Catedral de Estrasburgo (Cathédrale Notre Dame de Strasbourg) es el símbolo de la ciudad y la segunda catedral más visitada del país, justo detrás de Notre-Dame de París. Su construcción duró más de cuatro siglos, desde 1015 a 1439 y, con su aguja de 142 metros, llegó a ser el edificio más alto del mundo desde 1647 hasta 1874, cuando fue superado por la iglesia de San Nicolás en Hamburgo. No es que se ampliara, en 1439 ya medía 142 metros, pero en aquel entonces había otras iglesias más altas (Stralsund, Alemania o Lincoln, Inglaterra) que con el tiempo se vieron castigadas por catástrofes naturales o accidentes, lo que hizo que la de Estrasburgo obtuviera el honor de ser la más alta durante dos siglos. Está dedicada a la Virgen María, como se puede ver en la estatua de la virgen con el niño Jesús que hay sobre la puerta de entrada principal. Su rosetón gótico es de lo más llamativo, tiene la peculiaridad de estar inspirado en espigas de trigo, en vez de los tradicionales motivos religiosos, pues lo que se quería mostrar era la riqueza comercial de la ciudad. Sobre el rosetón destacan una hilera de figuras de reyes bíblicos.
Otra de sus peculiaridades es que solo tiene una torre, aunque claramente la estructura estaba diseñada para tener dos, ya que en el gótico impera la simetría. Esto se debe a que, durante su construcción, se dieron cuenta de que el suelo de la catedral se estaba empezando a hundir ligeramente y el peso de la segunda torre hubiera supuesto que el suelo no lo pudiera soportar más y que la estructura quedara muy inestable, así que se dejó así y, gracias a ello, hoy es una de las catedrales más originales del Europa.
En su interior destacan las vidrieras y un área a la derecha del altar principal donde se encuentra el reloj astronómico, una obra maestra del Renacimiento, similar al que hay en Praga. Se trata de un reloj del 1572, aunque su mecanismo es de 1842. Todos los días a las 12:30 tiene un pequeño carrillón (Glockenspiel) que consta de dos plantas: en la fila de abajo vemos a la muerte con una guadaña, que va siendo visitada por cuatro edades de la vida (niño, joven, adulto, anciano), simbolizando el ciclo humano. En la fila de arriba se encuentra Jesús, que va siendo saludado por los 12 apóstoles para que les dé su bendición. En la parte superior del reloj hay un gallo autómata que canta a la par que mueve sus alas tres veces durante el desfile de los apóstoles. El reloj está en un área dentro de la iglesia pero separable del resto por unas puertas. Esto lo hacen porque el Glockenspiel es de pago, mientras que el acceso a la iglesia es totalmente gratuito. Si no es la hora del espectáculo, podrás ver el reloj astronómico (en estático) sin problema en tu recorrido por la catedral, pero solo pagando podrás ver el carrillón en movimiento. Frente al reloj astronómico se alza el Pilar de los Ángeles, también llamado Pilar del Juicio Final, compuesta por 12 esculturas distribuidas en tres niveles: abajo, los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan); en el medio, una serie de ángeles con trompetas, anunciando el Juicio Final; y, arriba del todo, Cristo.
Como decimos, el acceso a la catedral es gratuito. En su página web oficial podéis ver los horarios de acceso. No obstante, hay que pagar para ver o hacer dos cosas: ver el reloj astronómico en movimiento (4€) y subir a su torre (8€ adultos o 5€ estudiantes). A nosotros nos gusta ver las ciudades desde las alturas así que decidimos subir, merece la pena. Se sube por una escalera de caracol, pero lo bueno es que la bajada es por otro sitio, no es una escalera de dos sentidos. En ciertos tramos de las escaleras, sobre todo arriba del todo, hay paneles explicativos con información sobre las distintas etapas en que se construyó, entre otras cosas. Se sube a la catedral no por la puerta principal, sino por la fachada que da a la Place du Château.
Y una leyenda para terminar con la catedral. Cuentan que cuando la catedral se terminó de construir, el diablo vino a verla y quedó tan impresionado por su majestuosidad y belleza que no fue capaz de entrar y se quedó dando vueltas alrededor de ella, generando ráfagas de viento y corrientes de aire de vez en cuando. Lo cierto es que en pleno verano y a 35 grados nosotros no vimos ni rastro del diablo.
La plaza de la Catedral (Place de la Cathédrale) es la más importante de la ciudad, donde se encuentra la oficina de información turística y donde montan el Mercadillo de Navidad, con puestos de vino caliente típico alemán (Glühwein) y otros de comida típica alsaciana (bretzel, salchichas, chucrut, Spätzle, tarte flambée, etc.). También hay una fuente de agua potable frente a la puerta principal, muy necesaria para los días más calurosos de verano.
En la plaza hay otro edificio que llama también la atención: la Maison Kammerzell, ubicada en una de las esquinas. Es la casa más antigua de Estrasburgo, del año 1427, declarada Monument historique en Francia por su valor histórico. En 1589 la adquirió un noble llamado Martin Braun, un hombre rico que se dedicaba al comercio de quesos, y fue el que construyó las tres plantas superiores y las fachadas ornamentadas que podemos ver actualmente. Sin embargo, el edificio lleva el apellido de Philippe-François Kammerzell, otro comerciante, en este caso de productos variados, que compró la casa en 1846. Su interior está decorado con frescos que muestran escenas de la Edad Media, obra del artista alsaciano Léo Schnug en 1905. Al parecer, el Kaiser Guillermo II estaba fascinado por estas pinturas y solía venir a verlas durante sus visitas a Estrasburgo. Como es un restaurante y un hotel, su interior solo se puede visitar si coméis en él, de lo contrario hay que conformarse con ver la casa por fuera y buscar imágenes de las pinturas en internet. Otra leyenda –habituales de las ciudades medievales– circula en torno a esta casa. Se cuenta que bajo la casa había unos pasadizos subterráneos que conectaban directamente con la catedral; un día, unos chicos entraron en ellos, pero nunca lograron salir y, desde entonces, en las noches más silenciosas se dice que se pueden escuchar sus gritos y murmullos.
Ahora vamos a la esquina opuesta de la plaza, aunque técnicamente ya no es la Plaza de la Catedral sino la Plaza del Castillo (Place du Château), que es la que da a la fachada sureste de la catedral. Aquí vamos a visitar el Palacio Rohan (Palais Rohan), un palacio construido entre 1732 y 1742 mandado construir por Armand-Gaston de Rohan, un cardenal y arzobispo de Estrasburgo, miembro de la poderosa y rica Casa de Rohan. La familia Rohan gozaba de privilegios en la corte, según los rumores del pueblo, gracias a un affair que mantenían la madre de Armand-Gaston y el rey Luis XIV. Lo diseñó el arquitecto del rey, Robert de Cotte. Tras la Revolución Francesa (1889), el palacio pasó a pertenecer a la ciudad de Estrasburgo, que lo utilizó como sede del ayuntamiento (Hôtel de Ville). Más tarde, sirvió como residencia imperial y Napoleón Bonaparte se alojó allí durante sus visitas a Estrasburgo. Actualmente, el Palais Rohan alberga tres museos importantes:
- Museo Arqueológico (en el sótano), con objetos desde la prehistoria hasta la época merovingia.
- Museo de Artes Decorativas (planta baja), del que hablaremos enseguida.
- Museo de Bellas Artes (primer y segundo piso), con obras de Botticelli, Raphael, Rubens, Van Dyck o Delacroix.
Se visitan independientemente, es decir, hay una entrada separada para cada uno, aunque tenéis una conjunta para los tres que sale más barata que comprar tres individuales. El acceso es siempre gratuito para los estudiantes de arquitectura y para el público en general el primer domingo de cada mes. En la página web oficial de los muesos de Estrasburgo tenéis la información actualizada de precios y horarios de estos tres y todos los museos de la ciudad, realmente útil.
Si vais en fechas festivas, lo mejor es comprobar si abren en esta página web, donde están los horarios de todos los museos en una sola página.
Nosotros decidimos visitar solo el Museo de Artes Decorativas, donde se encuentran las habitaciones palaciegas originales del siglo XVIII. Tiene un estilo parecido al de Versalles, en el sentido de que las habitaciones se encuentran una detrás de otra. No son muchas, así que es fácil de seguir el recorrido y no se tarda mucho en ver. A la entrada te dan un cuaderno con información en inglés, francés o alemán, y en las habitaciones también hay folletos o paneles con algo de información en los mismos tres idiomas.
Está dividida en dos partes: los grandes apartamentos (grand appartement) y los pequeños apartamentos (petit appartement). En el grand appartement destaca la Sala del Sínodo (Salle du Synode), que consta de dos salas unidas que servían como sala de guardia y comedor; la Sala de los Obispos (Salle des évêques), que servía como antecámara antes de la Habitación del Rey y ocasionalmente como sala de juegos y donde destaca un tapiz a la derecha que tiene bordadas las letras “N” y “J” de Napoleón y Josefina, añadido a principios del siglo XIX para que todas las habitaciones estuvieran a su gusto; y la Habitación del Rey (Chambre du Roi), que no era usada por el cardenal sino destinada para cuando el rey estuviera de visita en la ciudad. Luis XV, por ejemplo, se alojó aquí. Napoleón I y Napoleón III, entre otros, también lo hicieron, pero no en esta habitación, en otra de la que hablaremos más adelante. Incluso María Antonieta se alojó en el Palais Rohan la primera noche que pasó en Francia el 7 de mayo de 1770, cuando viajaba de su Viena natal a París para casarse con el futuro Luis XVI. Pasada la habitación del rey se llega a la sala más bonita de todas, la biblioteca, con los retratos de Luis XIV y Luis XV, uno enfrente de otro, con un busto del Cardenal de Rohan justo debajo de este último. También hay una capilla al final de estos apartamentos.
La visita continúa con una colección de cerámica y porcelana de los hermanos Jean y Paul Hannong. Después se llega a una de las salas más interesantes, pues aquí se exponen un reloj astronómico y gallo autómata originales de la Catedral de Estrasburgo, pertenecientes a versiones anteriores del reloj actual. Los restos del reloj astronómico son del segundo reloj que hubo, construido entre 1547 y 1574, mientras que el gallo autómata procede del primer reloj de la catedral, construido entre 1352 y 1354. Auténticas reliquias. Lo último de la visita es el petit appartment, donde destaca la Habitación de Napoleón I, el antiguo estudio del príncipe-obispo que se transformó en el dormitorio del emperador durante sus visitas en 1805, 1806 y 1809.
Muy cerca del Palacio Rohan, tenéis que pasar por la Place du Marché-aux-Cochons-de-Lait, una encantadora plaza rodeada de casas con entramado de madera de los siglos XVI y XVII, actualmente repleta de puestos de souvenirs y alguna terraza. Se traduciría como Plaza del mercado de los lechones porque en el siglo XVIII era un lugar habitual de venta de cochinos de leche (es decir, un cochinillo o cerdo muy joven).
Estamos ahora mismo a orillas del río Ill. Al otro lado veremos el Museo Alsaciano (Musée alsacien), un museo sobre la cultura y tradiciones alsacianas. Los horarios y precios los encontráis en la página web de museos de la ciudad.
Ahora nos movemos a la Plaza Kléber (Place Kléber), dominada por una estatua del general Jean-Baptiste Kléber, un militar francés nacido en Estrasburgo en 1753 y asesinado en Egipto en 1800. Es otra de las plazas importantes de la ciudad, lugar de reunión, de manifestaciones y donde se pone el famoso árbol de navidad gigante durante los Mercadillos de Navidad, apodado Le Grand Sapin. Este árbol es uno de los más emblemáticos de Francia y suele ser uno de los más altos de Europa, con 30-31 metros de altura. Es un árbol natural, un abeto de los bosques de Alsacia al que le ponen, adicionalmente decenas de ramas más para poner más de 7 kilómetros de luces navideñas más un montón de adornos, un trabajo que lleva varias semanas de preparación.
Nos vamos alejando un poco de lo más turístico para ver otras cosas que también merecen la pena y empezaremos por la Plaza Broglie (Place Broglie). A la izquierda de la plaza se encuentra el edificio del Banco de Francia (Banque de France), donde vemos una pequeña placa de la Marsellesa (Plaque de la Marseillaise) que conmemora el lugar donde se compuso el himno de Francia, La Marsellesa. Sucedió en 1792, cuando el alcalde de Estrasburgo, que tenía su residencia en la Plaza Broglie, mandó componer al capitán del ejército francés Claude Joseph Rouget de Lisle una canción que animara a los soldados revolucionarios del Ejército del Rin. Rouget compuso “Chant de guerre pour l’armée du Rhin” (Canto de guerra para el ejército del Rin), que fue usada por los voluntarios revolucionarios de Marsella en su camino a París para asaltar el Palacio de las Tullerías en 1792. A los parisinos les encantó la canción y pasó a conocerse como La Marsellesa en referencia a que las cantaban soldados procedentes de Marsella.
En un extremo de la Plaza Broglie se alza el edificio de la Ópera Nacional del Rin (Opéra national du Rhin). Fue construido en 1821 como Théâtre municipal en estilo neoclásico italiano que recuerdan a los teatros de ópera de Italia, aunque fue reconstruido en 1873 tras ser destruido durante la guerra franco-prusiana de 1870. En la parte superior de la fachada hay 6 estatuas que representan figuras alegóricas relacionadas con las artes escénicas. En 1972 se fusionaron las óperas de Estrasburgo, Mulhouse y Colmar para formar la compañía “Opéra national du Rhin”, siendo este teatro su sede principal y centro administrativo. Y en 1997, la compañía obtuvo el título oficial de Ópera Nacional (Opéra nationale). El teatro no está abierto al público para visitas turísticas regulares, solo se puede visitar asistiendo a una representación.
El obelisco que hay frente al Teatro de la Ópera Nacional del Rin es un monumento dedicado al General Philippe Leclerc por liberar a Estrasburgo en noviembre de 1944 de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Un último edificio que vamos a visitar cerca de la plaza es el Ayuntamiento (Hôtel de Ville de Strasbourg), que tiene una fachada que da a la plaza y otra más bonita en el lado opuesto, por lo que debemos rodearlo para verla. Se trata de un edificio residencial privado de 1736 perteneciente a un conde que, con el paso del tiempo, fue adquirido por la ciudad y convertido en ayuntamiento. No se puede visitar su interior de manera regular, solo durante ciertos eventos públicos como las Jornadas Europeas del Patrimonio de Estrasburgo.
Neustadt
Neustadt es un nombre alemán que se traduce como “ciudad nueva”, ya que fue construido durante el periodo en que Estrasburgo perteneció a Alemania, entre 1871 y 1918, por lo que también se le conoce con el sobrenombre de barrio alemán (Deutschen Viertel). Destaca por sus palacetes y edificios administrativos.
Si venimos desde la Plaza Broglie, lo primero que veremos será la Plaza de la República. En ella destaca el Monumento a los muertos de Estrasburgo (Monument aux morts de Strasbourg), representado por una mujer que es una alegoría de Alsacia, que sostiene en sus brazos a dos hijos fallecidos en combate, uno que representa a Francia y otro a Alemania. Este memorial honra a los caídos de ambos bandos en todas las guerras del siglo XX entre ambos países, especialmente de la Primera Guerra Mundial. El edificio que domina la plaza es el Palacio del Rin (Palais du Rhin), construido en 1889 como residencia imperial para el emperador alemán, aunque no permanente, solo para cuando el káiser Guillermo II estaba en la ciudad. Tras la Primera Guerra Mundial, el edificio se usó como hospital militar, luego sede de la Comisión Central para la Navegación del Rin (de ahí su nombre actual) y hoy en día alberga la Dirección Regional de Asuntos Culturales. Otra curiosidad de la plaza es que una de las calles que sale de ella se llama Avenida de la Marsellesa, continuando con la historia que hemos contado antes de la relación entre el himno nacional y esta ciudad.
Tomando la Av. de la Liberté que sale de la Plaza de la República llegaremos enseguida a la Iglesia de San Pablo (Église réformée Saint-Paul), de estilo neogótico y culto protestante, construida entre 1892 y 1897 por los alemanes precisamente para que fuera usada por las tropas del ejército alemán. Tiene dos torres de 76 metros y tres rosetones y está inspirada en la iglesia de Santa Isabel de Marburgo (Elisabethkirche Marburg). Se encuentra en un entorno idílico, rodeada por dos canales del río Ill. Su acceso es gratuito, aunque no siempre está abierta.
A escasos metros de la iglesia encontramos el impresionante edificio del Palacio Universitario (Palais Universitaire | Université de Strasbourg), construido entre 1879 y 1884 en la época en que Alsacia estuvo bajo dominio alemán tras su victoria en la guerra franco-prusiana. Es una sede de la Universidad de Estrasburgo, una de las más importantes del país, donde han pasado celebridades de la literatura y ciencia como Goethe –estudió derecho entre 1770 y 1771– y Louis Pasteur –fue profesor de química desde 1859–. Precisamente Goethe tiene una estatua en su honor muy cerca de la fachada principal del edificio.
La fachada del edificio está decorada con 36 estatuas de científicos y pensadores, en su mayoría alemanes, como el filósofo Immanuel Kant, el astrónomo y matemático Johannes Kepler y el también matemático y físico Carl Friedrich Gauss.
Para volver de Neustadt al centro de la ciudad, recomendamos ir por la Rue des Juifs, una calle preciosa llena de tiendas y terrazas y con unas vistas espléndidas de la catedral de fondo.
Orangerie – Conseil des XV
Este es el barrio más lejano del centro, un área residencial donde se encuentran las sedes de instituciones europeas, por lo que también se le conoce con el sobrenombre de Barrio Europeo.
Parlamento Europeo (Parlement européen | Strasbourg). El Parlamento Europeo tiene tres sedes, Estrasburgo, Bruselas y Luxemburgo, y la de Estrasburgo es la principal, fundada en 1958. La elección de esta ciudad para albergar el parlamento no es casual, sino que simboliza la unión de dos pueblos históricamente enfrentados como Francia y Alemania, la reconciliación tras la Segunda Guerra Mundial y que se encuentra en el centro de Europa. Los tres pilares institucionales del proceso legislativo de la Unión Europea son el Parlamento Europeo, el Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea. Estrasburgo es la sede legal del Parlamento, donde los eurodiputados se reúnen cada mes, mientras que Bruselas es el centro del trabajo diario y también alberga la Comisión Europea y el Consejo de la UE. En el Parlamento de Estrasburgo se realizan 12 sesiones plenarias al año, o sea una al mes, donde se tratan temas como los presupuestos anuales de la Unión Europea, se presentan propuestas legislativas, se aprueban leyes de todo tipo en coordinación con el Consejo de Europa (de seguridad aérea, de plásticos de un solo uso, de pesca en el Mediterráneo, etc.), se revisan de peticiones ciudadanas o se elige el presidente de la Comisión de la Unión Europea.
Desde 1979, los eurodiputados son elegidos directamente por los ciudadanos de los Estados miembros cada cinco años por sufragio universal directo. El presidente del Parlamento se elige cada dos años y medio, por lo que hay dos elecciones presidenciales en cada legislatura, que es de cinco años. Hay 720 eurodiputados de los 27 Estados miembros y se agrupan por grupo político, no por nacionalidades, habiendo dos grupos principales: el Grupo del Partido Popular Europeo (PPE), que incluye partidos como la CDU (Alemania), Les Républicains (Francia) y el Partido Popular (España); y el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), donde están partidos como el SPD (Alemania), el PSOE (España) o el Partido Socialista (Portugal). Los escaños se reparten según la población de cada estado miembro, aunque no es estrictamente proporcional. El número mínimo de escaños por país es 6 y el máximo es 96. En la legislatura actual a España le corresponden 61, es el cuarto país con más representación, después de Alemania (96), Francia (81) e Italia (76). Otro tema interesante es el de los idiomas: hay 24 idiomas oficiales, lo que significa que todos los documentos se traducen en todas esas lenguas y cada parlamentario puede hablar o escuchar lo que se esté hablando en las sesiones en el idioma que desee de entre esos 24.
Hasta aquí la parte teórica sobre el Parlamento, ahora vamos a la práctica. Nada más entrar en el edificio hay que pasar por un control de seguridad y luego tú mismo te sacas una tarjeta de visitante en unas máquinas que hay. En el complejo del Parlamento Europeo en Estrasburgo hay una serie de edificios conectados entre sí por distintas pasarelas. Los edificios llevan nombres de personajes célebres de Europa, como Louise Weiss (pacifista, feminista y eurodiputada francesa que luchó por los derechos de la mujer y la integración europea), Winston Churchill (presidente británico durante la IIGM y defensor de la unidad europea tras la guerra), Salvador de Madariaga (diplomático y pensador español que promovió el europeísmo) y Pierre Pflimlin (político francés y alcalde de Estrasburgo que presidió el Parlamento Europeo en la década de 1980). El más emblemático por ser donde se encuentra el hemiciclo es el Louise Weiss, que es precisamente el único que se visita. La visita no es muy larga, se empieza por el patio ovalado interior y se continúa por varias salas y pasillos del edificio donde hay paneles informativos con datos e historias acerca del Parlamenteo Europeo. Entre esos paneles informativos hay algunos interactivos muy interesantes, el que más nos gustó es uno donde puedes seleccionar cualquier provincia de cualquier país de la UE y ver qué medidas, iniciativas se han tomado en dicha región que han sido financiadas por la UE, porque muchas veces no somos conscientes de que la financiación de muchos proyectos locales o regionales realmente proceden de los presupuestos de Europa. La parte más interesante de la visita es el hemiciclo, al que se entra por la última planta. Justo antes de entrar, podéis coger una audioguía, gratuita, en todos los idiomas, que contiene más información sobre distintos temas relacionados con el parlamento. Los podéis escuchar sentados en las sillas ubicadas en la parte alta del hemiciclo. Si coincide vuestra visita con una de las sesiones plenarias, podréis incluso asistir a ella en vivo. Junto al hemiciclo hay una cafetería donde podéis tomar algo antes de salir, ya que aquí termina la visita.
¿Cómo visitar el Parlamento Europeo de Estrasburgo? El Parlamento está abierto al público y se puede visitar libre y gratuitamente, sin necesidad de reservar entrada con antelación. En su página web podéis confirmar que esté abierto.
Está un poco alejado del centro así que nosotros optamos por ir en transporte público, concretamente en el tranvía de la línea E. Los tickets para el tranvía se compran en las máquinas que hay en las paradas y hay que validarlos (de manera contactless) antes de subir, en unos postes que hay. El precio es de 2,10€ por viaje, aunque podéis comprar el de 24 horas por 4,60€ si prevéis que lo vais a usar más de tres veces al día.
Consejo de Europa (Conseil de l'Europe). A unos quince minutos caminando del Parlamento llegamos al edificio del Consejo de Europa, pero ¡ojo!, no confundir con el Consejo de la Unión Europea, este organismo no tiene nada que ver con la Unión Europea. El Consejo de Europa se fundó en 1949 por medio del Tratado de Londres y se eligió Estrasburgo por los mismos motivos, en definitiva, por la reconciliación entre Francia y Alemania después de la guerra. Su labor es la de defender los ideales de una Europa unida que promueve la paz, la democracia y los derechos humanos. Consta de 46 países miembros, entre los que se encuentran los 27 de la UE, incluidos los microestados (Andorra, San Marino, Liechtenstein, Mónaco) más otros países del Cáucaso como Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Por razones políticas, no forman parte del consejo Bielorrusia (tiene un régimen autoritario), Rusia (expulsada en 2022 tras la invasión de Ucrania), Ciudad del Vaticano (por su estatus religioso), Kosovo (no reconocido por todos los países) y Kazajistán. Como curiosidad, la actual bandera de la UE (azul con 12 estrellas) fue primero la bandera del Consejo de Europa que, más tarde, se la cedió a la Unión. También tiene su propio hemiciclo, con cuatro sesiones plenarias al año donde participan 306 parlamentarios de los 46 Estados miembros. Como sucede con el Parlamento, el número de parlamentarios por país varía según su población, pero todos tienen al menos 2 miembros. Otra de las tareas del Consejo es el de elegir a los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que también se encuentra en Estrasburgo.
El Consejo de Europa no se puede visitar de manera libre como el Parlamento, solo está abierta a grupos de al menos 15 personas con reserva previa, y solo está abierto en días laborales, no en fines de semana ni festivos. Sin embargo, en su página web ofrecen una visita virtual.
Frente al edificio del Consejo de Europa hay un precioso y cuidado jardín de estilo francés conocido como el Parc de l'Orangerie, el más antiguo de la ciudad, diseñado en 1692 por el mismo arquitecto paisajista de los jardines de Versalles. Es un lugar donde los locales vienen a pasear, correr, hacer picnic y pasar un buen rato al aire libre.
Para volver desde aquí al centro, podéis tomar el tranvía, como hicimos para llegar hasta aquí, aunque tendríais que volver más o menos al Parlamento, o tomar un autobús. En los buses se puede comprar el ticket directamente al conductor en efectivo (2,50€) o con la app de CTS que sale un poco más barato (1,90€).
¿Dónde comer en Estrasburgo?
Vamos con la sección culinaria. Debido a su pasado, la cocina de Alsacia es una mezcla entre la francesa y la alemana, aunque sus platos más icónicos son platos típicos del sur de Alemania y Austria como el bretzel, las salchichas, el chucrut (que en Alsacia se conoce como Choucroute y es un plato combinado del propio chucrut con distintos trozos de carne), el spätzle (una pasta de huevo), el codillo o el Schnitzel. El plato “bandera” de la región es la Tarte flambée (en francés) o Flammkuchen (en alemán), una especie de pizza de masa super fina compuesta de crème fraîche, cebolla y bacon, originaria de esta región cuando pertenecía al dominio alemán. Otro producto local del que están muy orgullosos es el queso Munster, procedentes de un pueblo alsaciano de mismo nombre, cerca de Colmar. Si unimos ambos productos típicos obtenemos una tarte flambée de queso Munster que es lo mejor que probamos en el viaje.
Aunque la tarte flambée o Flammkuchen la encontraréis en cualquier restaurante, la mejor que comimos fue en una cadena de restaurantes especializadas en este producto, llamada Flam’s. Tienen varios por la ciudad pero todos funcionan igual, se pueden pedir individualmente o mediante un “all you can eat”, por si vais con hambre. Probamos el tradicional y el de queso Munster, ambos muy ricos. Y no menos ricas estaban las tarte flambées dulces, para el postre, nosotros pedimos la de plátano con crumble de dulce de leche.
Por otro lado, tenéis restaurantes más finos y un poco más caros de platos alsacianos y de alrededores como Le Tire-Bouchon, ubicado en pleno centro. Aquí pedimos el cordon bleu y el Schnitzel y ambos eran de muy buena calidad. También es un buen sitio para acompañar la comida con un buen vino típico de Alsacia.
Y también hay muchas cervecerías donde fabrican su propia cerveza y sirven platos variados de comida, son sitios baratos donde prima más la bebida que la comida, tipo Au Brasseur.
Las cervezas más famosas procedentes de Alsacia son la Kronenbourg 1664, la Meteor y la Fischer. Además de vinos y cervezas, ya sabéis que en Francia se puede pedir une carafe d’eau y te traen una botella de agua del grifo gratuitamente.
Excursiones desde Estrasburgo
→Colmar, ciudad obligatoria en tu ruta por Alsacia y la mejor para hacer base y estar cerca de los pueblos más bonitos de la región. Ahí os contamos cómo moveros por los pueblos. Para ir a Colmar desde Estrasburgo, la manera más rápida es el tren, suele haber uno cada media hora. Los podéis reservar desde la web nacional de trenes franceses. La opción más económica es el autobús, con empresas como Flixbus, pero hay que tener en cuenta que la frecuencia es mucho menor.
→Château du Haut-Kœnigsbourg, el castillo más impresionante de Alsacia y uno de los más visitados de todo el país.
→Monasterio de Santa Odilia (Mont Sainte-Odile Alsace), un monasterio ubicado en el Monte Sainte-Odile que originalmente fue un castillo perteneciente a los duques de Alsacia y que alberga una joya: la Capilla de las lágrimas (Tränenkapelle auf Mont Saint-Odile), con unos mosaicos decorativos fabulosos. El monasterio es un lugar de peregrinación y Santa Odilia es la patrona de Alsacia.
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