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Artículo actualizado en: 2025-08-12T11:33:56Z

York

York, ubicada en el condado de Yorkshire al norte de Inglaterra, fue una ciudad que nos sorprendió mucho positivamente por su gran ambiente, con muchos músicos callejeros y lo agradable que resultó pasear por sus calles, plazas y los escenarios que nos dejaron los dos pequeños ríos que confluyen por la ciudad: el Ouse y el Foss. Además, para ser Reino Unido, hay que decir que llueve menos que en otras ciudades de la isla.

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La ciudad tiene cerca de 200.000 habitantes pero es muy dinámica ya que tiene dos universidades y recibe muchos turistas, por lo que la población aumenta y disminuye ligeramente dependiendo de la época. Es la cuarta ciudad inglesa que más turistas recibe después de Londres, Oxford y Cambridge.

York tiene más de 2000 años de antigüedad, por aquí han pasado múltiples civilizaciones como romanos, vikingos, normandos, etc. La ciudad fue fundada por los romanos en el año 71 a.C. y al poco tiempo se convirtió en la provincia romana de Britania Inferior, que era una de las dos partes en que se componía la provincia romana de Britania, que es la provincia del Imperio Romano que abarcaba la actual isla de Gran Bretaña.

Ya en el siglo XVII, la ciudad de York, más concretamente el Duque de York, dio nombre a la ciudad estadounidense de Nueva York, después de que los holandeses, que habían colonizado primeramente dicha ciudad, llamándola New Amsterdam, se rindieran ante los ingleses en 1664.

¿Qué ver en York?

York es una ciudad medieval con forma de fortificación pues se encuentra rodeada por una gran muralla (York city walls) de época romana, si bien ha sido remodelada y restaurada en siglos posteriores por diversos pueblos que habitaron la ciudad.

La muralla es la más larga de Inglaterra, con 3,4 kilómetros de longitud. Merece la pena subir y dar un paseo por ella rodeando el casco antiguo, las vistas desde aquí son sensacionales. Está abierta al público sin coste alguno y, si os cansáis, os podéis bajar en cualquier momento por alguno de sus accesos sin necesidad de dar la vuelta entera.
 
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Vistas de la catedral desde uno de los puntos de la muralla

El acceso al recinto amurallado se puede hacer por alguna de sus cuatro puertas principales: Micklegate Bar, Bootham Bar, Monk Bar y Walmgate Bar, siendo la primera de ellas la más importante, ya que muchos reyes escogían esta puerta para acceder a la ciudad en época medieval. La Micklegate se construyó entre el siglo XII y XIV, y en ella vivió gente desde 1196 hasta 1918. También tiene una parte oscura, y es que aquellos que traicionaban a la corona eran ejecutados públicamente en esta puerta torre.

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Puerta de la ciudad: Bootham Bar

Dentro del casco antiguo se encuentran los puntos de interés más destacables de la ciudad.

La primera parada será la Catedral de York (York Minster), la joya de la corona de la ciudad, sencillamente impresionante. Es la segunda catedral gótica más grande del Norte de Europa después de la de Colonia, con unas dimensiones que alcanzan los 158 metros de largo por 76 de ancho. Se comenzó a construir en el año 1230, en una época en la que York era una de las ciudades más importantes de Europa, por muchos apodada como la 'capital del norte de Europa' y se terminó en 1472. Se escogió este lugar porque aquí ya hubo otros templos religiosos en tiempos pasados. 

Como curiosidad, en inglés la llaman Minster, que es un término que se usa para referirse a iglesias anglosajonas de gran importancia que funcionaban como monasterio —el origen de las palabras minster y monastery es el mismo— y formación de misioneros. Sin embargo, en este caso, además de minster es catedral, pues es la sede del arzobispado de York, uno de los más importantes de la iglesia de Inglaterra. Estamos, por tanto, ante una iglesia anglicana, aquí no vais a ver cruces, ni vírgenes, ni santos, como en las iglesias de culto católico.

En su interior, has de prestar atención a diversos detalles: las varias tumbas donde descansan personalidades de la región como abades, obispos y reyes, y las vidrieras, también de gran tamaño, que brindan al interior de la catedral mucha luminosidad. De sus 128 vidrieras las más llamativas es la “Five Sisters Window” (vidriera cinco hermanas), único memorial del país dedicado a las mujeres del Imperio Británico que fallecieron durante la Primera Guerra Mundial, y la “Heart of Yorkshire window” (vidriera corazón de Yorkshire), en forma de corazón —se aprecia casi mejor desde fuera que desde dentro—, como parte de la “Great West Window”. También destaca la sala capitular, una sala de forma octogonal sin siquiera columna central que sustente el techo donde se reunían regularmente los obispos; la nave principal, en la que llama la atención una cabeza de dragón en el techo; el rosetón, ubicado en el lado sur; y el coro, custodiado a la entrada por estatuas de 15 reyes ingleses.

También se puede subir a la torre con una entrada combinada de para la catedral y la torre. Los precios y horarios los podéis encontrar en su página webAfortunadamente la entrada os vale para todo un año desde el día que la compráis.
 
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Catedral de York

A las afueras de la catedral, en una de sus fachadas laterales, se encuentra una Estatua de Constantino I el Grande (Constantine the Great), emperador que ascendió al trono aquí tras la muerte de su padre en el 306 a.C. durante el Imperio Romano Británico.

Ahora vamos a la calle más icónica de York, The Shambles. Este estrecho callejón medieval característico por sus casas hundidas e inclinadas es una de las zonas más turísticas, llena de tiendas de todo tipo: antigüedades, joyerías, recuerdos, pastelerías, etc. El origen de su nombre proviene de fleshammels, los estantes donde los carniceros servían la carne, y es que ¡esta pequeña calle contaba con más de una veintena de carnicerías durante el siglo XIX! Estas carnicerías también funcionaban como mataderos y aún se pueden ver en la parte alta de los muros los ganchos donde colgaban a los animales. Desgraciadamente, hoy en día tan solo queda una carnicería, ya que la competencia de los supermercados ha acabado con el resto. La especialidad son los pasteles de carne (pork pie).

También se dice que The Shambles ha sido una fuente de inspiración para JK Rowling para diseñar el Callejón Diagon de Harry Potter. De hecho hay una tienda oficial de Harry Potter llamada “The Shop That Must Not Be Named”, donde podréis comprar varitas, capas, cervezas de mantequilla... en definitiva, cualquier objeto relacionado con la saga.

Otro local popular de la calle es el Roly's Fudge Pantry, cuya especialidad es el fudge, un dulce típico de York similar al caramelo pero con textura de mazapán.

Una curiosidad de esta calle es que veréis muchas esculturas de gatos en las paredes y ventanas, como la que hay sobre el local The Edinburgh Woollen Mill. Resulta que York tiene una fuerte conexión con los gatos, desde hace siglos se dice que traen buena suerte, ya que protegían a la ciudad de las plagas de ratas, de tal manera que la gente ponía estas esculturas en las ventanas de sus casas para ahuyentarlas.

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The Shambles

Casi en uno de los extremos de The Shambles nace Shambles Market, un pequeño mercadillo que se monta desde las 7-8 de la mañana. En él podremos encontrar puestos de comida en su mayoría, aunque también hay de libros, de flores, de ropa, etc.

Vamos ahora a dirigirnos a la plaza St. Helen’s Square, el centro neurálgico del casco antiguo, un típico punto de encuentro de locales. De aquí nace la calle Stonegate, una de las calles principales del casco antiguo. Os habréis dado cuenta de que el nombre de la calle no lleva la palabra street; raro, ¿no? Pues resulta que es que en la época vikinga (866-1066), la palabra gate en su idioma significa calle, de ahí que muchas de ellas hayan mantenido esa raíz. Esta calle en concreto se llama calle de las piedras porque era por donde traían las piedras desde el río que usaban para construir la catedral y otras edificaciones de la ciudad. Por estas calles del centro salen muchos callejones, uno de ellos lleva a otra gate llamada Swinegate, o calle de los cerdos, en referencia a la gran cantidad de pocilgas y criaderos de cerdos que había aquí.

Hablando de cerdos, hay que hablar del jamón de York, uno de los alimentos más típicos de la cocina española y que tiene sus orígenes en esta ciudad. Fue en 1860, cuando un carnicero llamado Robert Burrow comenzó a curar el jamón, infiltrándole agua salada, tipo la salmuera, para posteriormente cocerlo. Fue un producto patentado, de hecho, un carnicero de Leeds vendió un producto similar con el nombre de york ham y Burrow le llevó a los tribunales, con la sentencia de que solo se podía llamar york ham o jamón de York a aquel que fuera curado a menos de dos millas de distancia de la ciudad de York. Sin embargo, hoy en día, no es un producto con denominación de origen protegida, por lo que es producido en muchos otros países con cerdos que no tienen la misma calidad que los de la región de York, que es el original.

Otro callejón famoso que sale de la Swinegate es el Lunds Court (Formerly Mad Alice Lane), que esconde una leyenda que dice que una mujer llamada Alice Smith, apodada Alicia la loca (Mad Alice), vivía aquí en el siglo XIX y fue ejecutada en 1825 en el Castillo de York por el hecho de estar loca y por haber causado la muerte de su marido envenenándolo.

Cerca de estos callejones y de la Catedral, encontramos una zona agradable para hacer una parada y descansar. Se trata de los jardines del Museo de Yorkshire (Museum Gardens), unos espléndidos jardines ubicados frente al Yorkshire Museum, como su propio nombre indica. Es el parque urbano de York, muy frecuentado por los locales y donde también hay restos de la muralla, algunos de origen romano, que son los más antiguos que podemos encontrar, ya que otras partes fueron reconstruidas por pueblos posteriores.

En los jardines se encuentran las Ruinas de la abadía de Santa María (St. Mary’s Abbey). La abadía se fundó en 1088 por Guillermo II de Inglaterra (1056-1100) –uno de los hijos de Guillermo el conquistador que comentaremos más adelante–, fue devastada años después como consecuencia de un incendio y reconstruida en 1294. Siglos más tarde, en 1539, fue nuevamente derruida por Enrique VIII durante el proceso de disolución de iglesias católicas en Inglaterra para fundar su propia iglesia: la Iglesia anglicana o Iglesia de Inglaterra.

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Ruinas de la abadía de Santa María

Ahora nos iremos al otro lado de la ciudad, cerca de la muralla, y veremos una torre chata en lo alto de una colina: la Torre Clifford (Clifford’s Tower). Esta torre es el único resto del castillo levantado durante la conquista normanda de Inglaterra en 1066 a manos de Guillermo I de Inglaterra (1028-1087), también conocido como Guillermo el Conquistador (William the Conqueror, en inglés). Desde lo alto de la colina y desde su torre se obtienen unas muy buenas vistas de la ciudad y del casco antiguo, que realmente no es tan grande. Llama la atención lo llana que es la región, no se ve ningún tipo de montaña en el horizonte. No obstante, las entradas son bastante caras, cada uno deberá decidir si merece la pena el precio, hay opiniones de todo tipo al respecto. Los horarios y precios los podéis ver en su página web, si reserváis la entrada online con antelación hay un pequeño descuento.
 
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Torre Clifford

Aprovechando que estamos por esta zona, merece la pena visitar el York Castle Museum, que está justo enfrente de la torre. Este, lejos del estereotipo de algunos museos, es realmente entretenido y puede ser divertido tanto para ir con niños como para los adultos, ya que sentiremos como si viajáramos al pasado. Se fundó en 1938 en el edificio que antaño funcionó como prisión del castillo de York y en él se han reconstruido escenarios de calles de la época victoriana, la cual se desarrolla desde 1837 hasta 1901, coincidiendo con el reinado de la célebre monarca inglesa Victoria I. En su interior destaca la reproducción de una espectacular calle victoriana representada al detalle y a escala real, en la que sentiremos que viajamos al mismísimo siglo XIX. Además, el museo cuenta con una galería de juguetes del pasado y vestuario de diversas épocas que nos podemos probar.

Aquí tenéis los precios. En caso de que no os diera tiempo a verlo entero, la entrada también vale para el día siguiente. Sin duda, es una de las cosas que más nos impresionó de York, totalmente recomendable.

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Uno de los decorados del York Castle Museum

Por último, una actividad diferente: un tour fantasmal 👻. Si habéis viajado por otras ciudades inglesas, habréis visto que hay muchos tours de miedo, de hecho hay varios en la propia York. De los muchos que vimos que ofertaban elegimos el llamado “The Ghost Hunt”, del que encontraréis folletos en la oficina de turismo o por la ciudad, ya que el mismo señor que hace el tour por las noches, se dedica a repartir folletos de su show durante el día. Lo reconoceréis por su aspecto intrigante y su vestimenta del siglo pasado. Realmente las historias que relata no dan miedo en sí, pero lo que más nos gustó fueron sus caras, gestos, vestimenta, trucos de magia y la manera irónica y cómica en que las cuenta. Fue todo un acierto, realmente divertido.

Si lo que te asusta es no saber el suficiente inglés como para entenderlo, lo mejor es que habla despacio y acompaña lo que dice con gestos y mímica, por lo que, exceptuando alguna palabra que no sepamos, es fácil seguir el hilo. El punto de encuentro es en el extremo sur de The Shambles (en la acera de enfrente del local The Golden Fleece) a las 19:30 y el precio es de 12,5 libras (con 50% de descuento para menores de 18) sin necesidad de reservar, aunque dependiendo del día puede ser necesario.

La hora del té en York

Ya sabéis que el afternoon tea u hora del té es una tradición en Inglaterra. Normalmente se toma entre las 16:00 y las 17:00. El sitio más emblemático —también el más caro— para tomarlo en York es Betty's Café Tea Rooms. Su interior está decorado inspirándose en el crucero Queen Mary, ya que su fundador y su mujer, unos suizos reposteros inmigrantes, quisieron montar un negocio basado en lo que vivieron en un viaje que hicieron en dicho crucero. Por las tardes hasta hay un pianista en directo, típico de estas travesías. Betty's Café Tea Rooms abrió sus puertas en 1919. Además de una tetera, el traditional afternoon tea se compone de unos sándwiches salados, unos scones que se abren por la mitad y se rellenan con mantequilla y mermelada, y una selección de pastelitos para el final. Se come en el mismo orden que hemos mencionado. El que no quiera todo eso o no gastarse tanto dinero, puede escoger lo que quiera de manera individual.

Una cosa curiosa de York es que algunas de las iglesias de la ciudad se han reconvertido en otros usos, como cafeterías e incluso discotecas. Una de esas iglesias cafeterías es St Crux, de 1671, y hoy un lugar agradable donde tomar un café, ya sea en su interior o en su terraza.

Más alternativas en York

Como siempre, os proponemos más actividades para los que le quieran dedicar más tiempo a la ciudad. 

Nosotros solo fuimos al York Castle Museum, aunque hay otros bastante conocidos como son el National Railway Museum (Museo nacional del ferrocarril) y el Yorkshire Museum que os mencionábamos antes.

Otra actividad cultural que hacer en York es visitar el Jorvik Viking Centre. Este centro recrea la ciudad de Jorvik, que es el nombre que dieron los vikingos a la actual ciudad de York cuando habitaron estas tierras, entre el 866 y el 1066. Es una de las actividades preferidas de los turistas. Os dejamos su página web donde podéis ver los horarios y precios.

Si tenéis pensado entrar a varios de los museos de la ciudad, os puede ser útil la tarjeta YMT (York Museums Trust) que ofrece descuentos al comprar entradas combinadas para varias atracciones turísticas.

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