Artículo actualizado en: 2024-08-24T16:13:29Z

Manaos

Manaos (Manaus en portugués) es, con 2,3 millones de habitantes, la capital y ciudad más grande del estado federal de Amazonas, en el norte de Brasil. Es considerada una de las puertas de entrada para explorar la Amazonia, comúnmente llamado el Amazonas, la selva tropical alrededor del río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo. Es el bosque tropical más extenso del mundo (7.000.000 km²), abarcando los siguientes países: Brasil (58,4%), Perú (12,8%), Bolivia (7,7%), Colombia (7,1%), Venezuela (6,1%), Guyana (3,1%), Surinam (2,5%), Guayana Francesa (1,4%) y Ecuador (1%). Por estar más cerca del Ecuador, la temperatura en esta zona es más alta que Río de Janeiro o São Paulo (unos 10 grados más) y hay más humedad. La mejor época para venir es la época seca, que va de junio a noviembre.

Lo cierto es que, si no fuera por que está situada junto al Amazonas, no sería un lugar que visitar, pero si vais a hacer una excursión por la selva, merece la pena dedicar un día a conocer la ciudad, pero no más, pues, aunque tiene un par de atracciones turísticas destacas, en general es una urbe sucia y decadente.

Lo más curioso es que en el pasado, la ciudad vivió una gran época de esplendor, lo cual sorprende al ver el estado actual. Manaos se fundó en el siglo XVIII como fortaleza militar portuguesa y a finales del siglo XIX experimentó un crecimiento exponencial gracias al desarrollo del caucho, proveniente de los árboles de la Amazonia. El caucho natural se obtiene de una sustancia blanca y lechosa llamada látex, que se extrae haciendo cortes en el árbol tropical Hevea brasiliensis, y luego se refina. A principios del siglo XX, Manaos era una ciudad con mucho trabajo, no solo por el caucho sino por muchas otras industrias que se generaron, llegando a ser la más importante de todo Brasil y una de las referentes en el mundo. Era el destino de inmigrantes latinoamericanos y europeos que buscaban una vida mejor. Sin embargo, en 1876, un comerciante inglés, Henry Wickham, sacó de contrabando de Brasil 70.000 semillas de árboles de caucho, creando plantaciones de caucho en territorios británicos de Sri Lanka, Malasia y África, con lo cual la producción del caucho en Manaos decayó, y el resto de industrias fueron debilitándose poco a poco. No es que desaparecieran del todo, de hecho, la ciudad alberga la llamada Zona Franca de Manaos, un gran complejo industrial, y sigue siendo el principal foco de la industria del caucho en Brasil.

    ¿Cómo llegar a Manaos?

    La mejor opción es en avión. Hay varias compañías que realizan vuelos internos desde otros aeropuertos brasileños. Nosotros vinimos con la aerolínea Azul desde Río de Janeiro, aunque tuvimos que hacer escala en São Paulo.

    Para ir desde el Aeroporto Internacional de Manaus (MAO) al centro, el método habitual, por tiempo y precio, es el Uber. El aeropuerto tiene dos puertas de salida (juntas, una al lado de la otra), ambas valen para tomar el Uber, no hay área específica, pero mejor la de la izquierda pues en la de la derecha suele haber más taxis.

    También hay gente que llega por río desde otras ciudades del estado de Amazonas, ya que Manaos yace a orillas del río Negro, uno de los principales afluentes del río Amazonas.

    La mejor zona para alojarse en Manaos es el Centro Histórico, cuanto más cerca del Teatro Amazonas mejor. Otra zona segura es Adrianopolis, pero está un poco más lejos de las atracciones turísticas y ya habría que coger un Uber.

    ¿Qué ver en Manaos?

    Comenzaremos el recorrido por la plaza Largo de São Sebastião. Aquí se encuentra el icono número uno de la ciudad, el Teatro Amazonas, muy famoso nacional e internacionalmente. Se construyó aprovechando el auge del caucho, a finales del siglo XIX, concretamente entre el 1884 y 1896), con el objetivo de mostrar al mundo el poder económico y cultural de Manaos en aquel momento. Se diseñó en estilo renacentista italiano y se estrenó en 1897 con la representación de la ópera “La Gioconda” (Amilcare Ponchielli). En 1924, tras el colapso del mercado del caucho en Brasil a causa del contrabando del británico Wickham, el teatro tuvo que cerrar. Se mantuvo cerrado mucho tiempo, en 1966 fue nombrado monumento histórico nacional y se sometió a algunas renovaciones hasta que volviera a abrir, en 1990.

    Al ver el salón principal del teatro, parece como si estuviéramos en un teatro europeo. Tiene una capacidad para 701 personas, y tiene varios detalles interesantes. Por ejemplo, en cada columna veréis que hay una placa con el nombre de importantes compositores y dramaturgos como Beethoven, Mozart, Verdi, Molière o Lope de Vega; además, fijaos en el techo, es una pintura que simula como si estuviéramos debajo de la Torre Eiffel de París. La cúpula no estaba prevista en el diseño original, se decidió añadir y se construyó en 1895, es decir, el año de antes de la finalización del teatro. Para ello, se utilizaron 36.000 tejas procedentes de Francia, formando un mosaico que ilustra la bandera brasileña. En general, buscaron la mejor calidad para sus materiales, por eso usaron también acero de Inglaterra y mármol de Italia. Como curiosidad, aquí han actuado Pavarotti, Roger Waters, bajista de Pink Floyd e incluso Shakira, entre otros.

    El teatro se visita por medio de un tour guiado, en inglés o portugués. Hay que entrar por la puerta principal, registrarse, pagar, y te asignan el siguiente tour que haya disponible. El precio es de 20 reales por persona, 10 si eres estudiante, mayor de 60 o profesor en Brasil.

    Antes o después de ir, recomendamos ver la película Fitzcarraldo (1982), del director alemán Werner Herzog. Es una histórica película que narra la construcción de un teatro en el Amazonas, en referencia a este de Manaos, incluso sale el interior del propio teatro en alguna escena. Pero, dada la gran cantidad de complicaciones que tuvo, la propia realización de la película fue, en sí misma, otra película.

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    Teatro Amazonas

    Salimos del teatro para seguir viendo la plaza. Si vinimos de Río de Janeiro, quizás nos haya llamado la atención el pavimento de la plaza. En efecto, tiene el mismo diseño de olas en blanco y negro que tiene el suelo de Copacabana. Tal y como os contamos entonces, este suelo se construyó primero (en 1901), tomando como referencia el de la Praça Dom Pedro IV en Lisboa en Lisboa (1842), y después se puso el de Copacabana (1922). Este diseño pega muy bien con la ciudad pues representa el Encontro das Aguas, es decir, la unión entre el Río Negro y Río Solimões, del que os hablaremos más adelante.

    En medio de la plaza también destaca el Monumento à Abertura dos Portos às Nações Amigas, que conmemora la liberación de los puertos y ríos del Amazonas a las naciones extranjeras en 1886. La escultura ilustra los cuatro continentes del mundo: Asia, América, África y Europa, cada uno de ellos representada por un barco y un niño sobre él. Recordemos que en aquel tiempo Oceanía aún no estaba considerado como un continente. En un extremo de la plaza, el otro edificio destacado es la Paróquia de São Sebastião. Lo demás son restaurantes con agradables terrazas donde tomar algo disfrutando de la vista del teatro.

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    Largo de São Sebastião

    Esta plaza es un oasis de paz y seguridad en medio del desierto. La plaza está cercada por vayas para que no puedan entrar los coches, así como algunos agentes de policía. Saliendo de la plaza, durante el día todas las calles del centro están llenas de puestos callejeros de todo tipo, no turísticos, sino para los locales, y, por la noche, todos estos puestos dejan un mar de basura tirada por todos los lados, ratas y cucarachas, así como muchos mendigos durmiendo en cualquier rincón de la calle. Durante el día no hay peligro en caminar por el centro siempre que vayamos con sentido común, pero por la noche es mejor evitarlo. Nosotros únicamente caminamos de noche por la ciudad para volver de la plaza del Teatro a nuestro hotel, que se encontraba a unos 10-15 minutos andando, aunque el que lo prefiera puede volver en Uber.

    Más allá de la plaza, hay tres o cuatro cosas que merecen la pena visitar. Lo primero que haremos es ir al Mercado Municipal Adolpho Lisboa, el mercado principal de la ciudad, lugar predilecto de locales y turistas para comprar productos amazónicos y comida. Se construyó en 1883 durante el auge del caucho en estilo art nouveau, tomando como referencia el mercado de Les Halles de París; de hecho, la estructura de hierro (algo muy característico del mercado) fue construida en Francia y enviada a Manaos en barco. Algunos dicen que incluso fue diseñada por el propio Gustave Eiffel, aunque no hay evidencias de ello y puede que sea una leyenda. También es curioso que el mercado tiene dos fachadas distintas, una que da a la calle y otra que da al río, por el lado opuesto. Además de para comprar souvenirs, es un buen lugar para comer, hay tres o cuatros restaurantes con comida local a precio baratísimo.

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    Mercado Municipal Adolpho Lisboa

    De aquí iremos al Palácio Rio Negro. Este palacio fue construido a principios del siglo XX como residencia del ciudadano alemán Karl Waldemar Scholz, conocido popularmente como el Barón del Caucho. De ahí que se le apodara con el sobrenombre del Palacio del Barón del Caucho. En 1918 el gobernador del estado de Amazonas compró el inmueble para que fuera residencia de los gobernadores del estado y le cambió el nombre a Palácio Rio Negro. El edificio mantuvo esta función hasta 1995, cuando se decidió transformarlo en museo abierto al público. El palacio se visita por libre, es gratuito, únicamente hay que escribir vuestro nombre a la entrada. En primer lugar, habla sobre la industria del caucho en Manaos, la vida del Barón del Caucho y luego se pueden recorrer las distintas habitaciones de la casa, con textos explicativos en cada una en inglés y portugués. El patio y sus balcones también son preciosos.

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    Fachada principal del Palácio Rio Negro

    Vamos a terminar el recorrido por el centro histórico con la Praça XV de Novembro, también conocida como Praça da Matriz. Aquí destaca el Relógio Municipal. Se inauguró en 1927, en estilo neoclásico y con mecanismos traídos desde Suiza, si bien la construcción se realizó aquí, colocándolo sobre una base de piedra.

    A un lado del reloj se alza la Catedral Nossa Senhora da Conceição, principal edificio religioso de la ciudad, construida en el siglo XIX. La iglesia está abierta diariamente de 9 a 12 y 14 a 16, a excepción de los lunes.

    Más alejado del centro de Manaos

    Si decidís quedaros más de un día en Manaos, podéis completar la visita con estos dos museos.

    Centro Cultural dos Povos da Amazônia – un museo que nos ilustra cómo era (y es) la vida de los indígenas del Amazonas. Tiene dos o tres réplicas de casas auténticas de distintos periodos y tribus del Amazonas.

    Museu da Amazônia – MUSA – Un museo en plena selva donde aprender sobre plantas y animales del Amazonas. Destaca la torre de observación que se alza sobre las copas de los árboles y ofrece una gran vista panorámica.

    Encontro das Aguas – El encuentro de las aguas (en español) es el lugar donde las aguas arenosas del río Solimões (claro) se encuentran con las aguas del río Negro (oscuro). El río Solimões es, en realidad, el río Amazonas, aunque este tramo que discurre junto a Manaos se le llama Solimões, pero es el mismo. Este fenómeno sucede también en otras zonas del Amazonas como en Santarém, en el estado de Pará. El Encontro das Aguas se puede visitar por medio de una excursión de unas horas en barco por el río Amazonas o bien desde el avión si tenéis la suerte de ir en ventanilla. Si habéis contratado una excursión de varios días por la selva amazónica, es probable también que cruce el encuentro de las aguas y lo veáis de paso, así no es necesario contratar una actividad extra. Si os fijáis bien (y tenéis suerte), veréis delfines rosados, una especie que vive aquí y suelen verse saltando o saliendo brevemente a la superficie a coger aire. Obviamente lo hacen muy rápido y apenas sobresalen por lo que hay que estar muy atento para avistarlos.

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    Encontro das aguas visto desde el avión


    ¿Dónde comer en Manaos?

    Manaos tiene una fuerte cultura propia gracias a su historia y ubicación junto al Amazonas, así que aquí encontraremos una serie de productos distintos a los que comimos en Río de Janeiro. Lo más destacado de Manaos gastronómicamente es su variedad de pescados: pirarucu, tambaqui y pacú. Normalmente lo sirven frito, aunque dependiendo del tamaño y del tipo lo hacen de otras maneras.

    También hay frutas típicas de la región como el açaí y el cupuaçu que veréis sobre todo en zumos.

    Qué mejor lugar para probar las especialidades de Manaos que el Mercado Municipal Adolpho Lisboa. Ahí hay un par de restaurantes, nosotros fuimos al Restaurante Joao, que tienen varios pescados (pacu, pirarucu, tambaqui, jaraqui y tucunaré). Elegimos los de más calidad, el tambaqui (pescado graso con más sabor) y el pirarucu (similar al bacalao), que los abren y fríen por lomos, mientras que los otros son más pequeños, tienen más espinas, y se fríen enteros. También los podéis pedir en caldo o en escabeche, si no los queréis fritos. Asimismo, tienen otros platos como frango passarinho por si no queréis comer solo pescado.

    La otra zona de restaurantes es la plaza del Teatro. Es un lugar muy turístico, con bailes y música callejera en casi todos los sitios. Allí casi cualquier terraza está bien para tomar algo, aunque para comer nos gustó mucho el restaurante Tambaqui de Banda, con muchos platos (sobre todo de pescado) de la región. Nos gustó especialmente el entrante "cobaco enrolado" que consistía un revuelto de pirarucu y queso, envuelto en plátano frito. Por cierto, tanto en este como en cualquier otra terraza cobran un suplemento por la música, que suele ser de 10 reales (a veces por persona, a veces por mesa).

    También hay restaurantes más formales como el Fitz Carraldo Bistro o el Restaurante Caxiri Manaus.

    Excursión por el Amazonas

    Como comentamos, Manaos es la puerta a la selva amazónica y es el lugar perfecto para hacer una de los múltiples tours que salen desde aquí. En internet encontraréis distintas excursiones con una variedad de actividades, aunque también podéis contratarlas en alguna agencia en la propia Manaos o a través de vuestro hotel, que suelen tener contactos. Eso sí, aseguraos de cogerlo con una agencia fiable, nada de cogerlo a un vendedor en la calle, que los hay, pues muchos de estos casos suelen acabar en estafa.

    Las hay de distinta duración (2 días, 3 días, 4 días y hasta 5 días). Vista nuestra experiencia y la de gente con la que hablamos, creemos que la estancia idónea es de 3 días y 2 noches o, como mucho, 4 y 3 noches puesto que las actividades principales se hacen al principio y las de los últimos días son más de relleno, más de lo mismo por así decirlo. Además de que cansa bastante porque no se duerme del todo bien. Tras investigar las distintas posibilidades, nosotros escogimos esta excursión.

    Todas son muy parecidas, nos decantamos por esta porque el alojamiento estaba más lejos de la civilización y pensamos que sería algo más auténtico. No en todos, pero en la descripción de los tours suelen poner dónde está la ubicación exacta. El nuestro era el Ipanema Lodge que, como se puede ver en el mapa, está más alejado. Por el contrario, cuanto más lejos, más tiempo se tarda en llegar. Y es cierto que el programa no es exactamente el que pone ahí, la base es ese pero varían un poco según la gente que haya. También hay que mencionar que casi toda la gente con la que hicimos el tour era europea y es que, al parecer, los brasileños que quieren explorar el Amazonas eligen otras ciudades como Santarém o Belém.

    Además de los tours estándar, hay otros más extremos en los que todos los días se duerme en hamacas en la selva y únicamente se come y bebe productos procedentes de la selva amazónica. Nosotros hicimos uno normal, pero tenemos amigos que hicieron este a través de la agencia Jaguar Amazon Tours.

    Imprescindible para la excursión es llevar crema solar y un repelente antimosquitos fuerte (Goibi llevamos nosotros).

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    Selva amazónica

    A continuación, vamos a contar brevemente las actividades que realizamos, que suelen ser parecidas a las de otras excursiones.

    🚐La llegada: la llegada tiene varias etapas, normalmente la agencia te recoge en tu hotel de Manaos en un coche o mini furgoneta y te lleva al puerto. En el puerto, una vez hayan llegado todos los del mismo tour, os subís todos a una lancha que os llevará a la otra orilla del río (Porto do Careiro da Várzea). Allí pasaremos a una furgoneta todoterreno que nos adentre un poco en la Amazonia, pero por carretera. Por último, en Porto do Mamori, una nueva lancha nos recoge para llevarnos al alojamiento, en el municipio de Careiro Castanho, pues en la zona donde estábamos alojados no hay carreteras, sino que todos los trayectos se hacen por río. De hecho, hay varias aldeas por esta zona donde aún vive gente y todos ellos se desplazan en lancha. Incluso el autobús escolar es una lancha que va recogiendo a los niños por las distintas aldeas.

    Los alojamientos son lodges, algo así como bungalows, y suelen tener dos precios: uno más alto para habitaciones con aire acondicionado y otro más barato sin aire. Nosotros recomendamos encarecidamente pagar más y coger la habitación con aire, primero por el calor y humedad que hay y, segundo, porque cuanto más baja es la temperatura, menos mosquitos hay. Todas las comidas están incluidas en el precio, suelen ser sencilla (frijoles, arroz, pollo, pescado y fruta).

    🌅Ver el amanecer, atardecer y las estrellas. La Amazonia es un lugar espectacular para este tipo de actividades. Hay un día donde madrugas para ver el amanecer, en nuestro caso fue desde un lago, el Lago do Marinheiro. El atardecer también lo ves todos los días en que estés allí, y las estrellas lo mismo.

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    Amanecer en el Amazonas desde el Lago do Marinheiro

    🎣Pesca de pirañas: todo un clásico de estas excursiones. Se va en lancha a una zona de río boscosa y poco profunda, que suele estar habitada por pirañas y otros peces. A cada uno nos dan una caña y un cebo, que en nuestro caso era piel de pillo, y estamos durante una hora tratando de pescar. Hay que decir que no están sencillo y no todo el mundo lo consigue, la clave es tirar muy rápido en cuanto sientes movimiento en la caña. Las pirañas de esta zona, por cierto, son muy pequeñitas, nada tienen que ver con las que vemos en los dibujos animados o en las películas. Nuestro grupo pescó pirañas rojas, pirañas blancas y otro pez distinto llamado aracú, también pequeño, todos ellos se usarán para cenarlos el día en que se duerme en la jungla.

    🐒Avistamiento de animales. Otra mañana o tarde se dedica a ir en lancha tratando de avistar animales. Lógicamente esto es una cuestión de suerte, estamos en plena naturaleza y los animales pueden o no aparecer, aunque hay algunos habituales que los guías ya saben localizar más fácilmente. Algunas de las especies que habitan esta región del Amazonas son: muchos tipos de macacos, iguanas, lagartos, armadillos, perezosos, tarántulas, tucanes, capibaras, jaguares (solo en la parte más profunda, no donde llevan a los turistas), muchos tipos de serpientes (una cobra brasileña vimos nosotros) y caimanes negros (jacaré en portugués). Los primeros se pueden ver por el día, aunque muchos están en la zona alta de los árboles (macacos, perezosos) así que, en general, se ven desde lejos. Hay otros que están en sus madrigueras que, aunque son fáciles de identificar, no es tan fácil ver a los propios animales (armadillos, tarántulas). Lo mejor para esta parte es ir con bajas expectativas y dejarse sorprender. 

    Esta actividad continúa por la noche, que es el momento de avistamiento de caimanes🐊. Se va en lancha y el guía va alumbrando con la linterna, cuya luz se refleja en los ojos brillantes de los caimanes y es fácil identificarlos. De hecho, es habitual que el guía atrape uno pequeño para verlo de cerca y luego lo devuelve a su hábitat.

    🌴Aprender sobre la vegetación de la Amazonia y sus usos medicinales. Mismo concepto de la actividad de avistamiento de animales, pero con plantas. En este caso se hace por medio de una caminata a través de la jungla, de unas tres horas de duración. Es muy interesante ver cómo los indígenas aprovechaban todos los recursos de la naturaleza y cómo cada árbol servía para un fin. Estos fueron algunos de los que más nos llamaron la atención:
    • La samaúma, nombre indígena que sea usa para referirse al árbol ceiba, de 280 años de edad y el más grande, en tamaño, de esa zona de la Amazonia donde estábamos.
    • Bertholletia excelsa (castanheira-do-Brasil), árbol que da el fruto “castaña del Brasil”, también llamado “castaña de Pará” y “nuez de Brasil”, que tienen el tamaño y la forma de un coco, pero en realidad son castañas que, al abrirlas, tienen las nueces dentro. Se venden mucho en los mercados, ya peladas y en bolsitas. En la selva lo que veréis serán las castañas, normalmente en el suelo ya caídas.
    • También veremos muchos hormigueros enormes, donde habitan las hormigas bala (bullet ants), de un tamaño mas grande al normal y con una mordedura mucho más dolorosa. Simplemente hay que tener cuidado para no pisar un hormiguero de estos, y no ir en chanclas o similar, por supuesto.
    • Breu branco, un árbol con una resina blanca (se ve en la corteza) que, además de tener innumerables propiedades medicinales, es inflamable por lo que resulta útil para hacer fuego en situaciones de emergencia.
    • Amapá, un árbol del que se extrae, haciendo rajas en el tronco, la Leite de Amapá, es decir, leche de Amapá, que es el látex. Este látex o leite de Amapá la usaban los indígenas para problemas respiratorios y gastritis.
    • Hevea brasiliensis, otro árbol del que se extrae látex, en este caso usado para el caucho.
    • Vaporub, la planta que, hirviendo las hojas, se usa para el Vicks Vaporub.
    • Carapanaúba, árbol cuya corteza se usa para la medicina que trata la malaria.
    • Sara-tudo, planta que cura todo, especialmente usada por los indígenas para el dolor de cabeza.
    • Cipó d’água, un árbol con forma de liana que, al cortarlo suelta agua potable. Eso sí, hay que hacerlo de la manera correcta, ya que, el árbol muere al cortarlo.
    • Itaúba, árbol con madera robusta usado para la construcción de casas. De hecho, esta zona donde estamos se la conoce como selva de Itaúba porque hay muchos árboles de este tipo.
    • Babaçu (babasú en español), otro árbol endémico del Amazonas de la familia de las palmeras y con un fruto pequeño, también medicinal. Las hojas y tallos son grandes y fuertes, por lo que los locales las usan para construir techos.
    • Palmera caminante o walking tree (Socratea exorrhiza), otro árbol de la familia de las palmeras, también se usa para hacer casas
    • Pau-rosa (palo de rosa en español), cuyo aceite se usa para colonias, desodorantes y jabones.
    • Hormigas tapiba (Formigas Tapiba), también llamadas capiba, el repelente original antimosquitos. Estas hormigas se encuentran en una especie de panales en las cortezas de los árboles. Los indígenas (y ahora locales) ponían las manos sobre la corteza, dejaban que las hormigas se les subieran por las manos, y frotaban. Esas sustancias que se desprenden al frotar y aplastar las hormigas entre las manos ha servido y sirve como repelente natural anti insectos.
    • Euterpe oleracea o palmera del azaí, la palmera que da el famoso fruto açaí, muy utilizado en zumos y helados, sobre todo.
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    Leite de amapá

    ⛺Dormir en la jungla. Otra actividad habitual es pasar una noche a la intemperie, en la jungla. Dormir se duerme bastante mal (al menos nosotros) pero es verdad que es una experiencia muy interesante. Los guías ya tienen sitios buscados donde pernoctar, se hace una hoguera para cenar (llevan arroz, pollo y las pirañas que se pescaron el día anterior) y se duerme en hamacas (con mosquitera y cubiertas por un techo) atadas a unos árboles. Es muy curioso escuchar todos los sonidos de la jungla mientras duermes y cuando amanece. Por la noche se oyen todo tipo de insectos (grillos, cigarras, etc.) mientras que por el día se escuchan pájaros y el sorprendente rugir de los monos que, aunque sean pequeños, se hacen de oír.

    🐬Bañarse con delfines. Esta actividad suele ser de las secundarias, solo para la gente que se queda varios días y ya ha hecho las anteriores. Consiste en ir en lancha hasta una zona donde suelen habitar dos especies de delfines: el delfín rosado del Amazonas y el tucuxi (Sotalia fluviatilis), y nadar cerca de ellos. Lógicamente ellos están a su bola, la gente se baña cerca y puede verlos cuando salen a la superficie, no es que juegues con ellos como sale en alguna foto de internet.

    🏠Visitar un pueblo indígena. Otra actividad secundaria para la gente que ha contratado más días. Se visita una aldea donde aún vive gente indígena y te enseñan sobre sus costumbres y tradiciones.

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