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Artículo actualizado en: 2025-12-22T10:33:26Z

Manaos

Manaos (Manaus en portugués) es la capital y ciudad más grande del estado de Amazonas, en el norte de Brasil, con una población de aproximadamente 2,3 millones de habitantes. Se considera una de las principales puertas de entrada para explorar la Amazonia o selva amazónica, el bosque tropical más extenso del mundo, que rodea el río Amazonas, el más largo y caudaloso del planeta. Su superficie total se estima entre 6 y 7 millones de km² y abarca los siguientes países: Brasil (58,4%), Perú (12,8%), Bolivia (7,7%), Colombia (7,1%), Venezuela (6,1%), Guyana (3,1%), Surinam (2,5%), Guayana Francesa (1,4%) y Ecuador (1%). Al estar más cerca del ecuador, las temperaturas en la región son más altas que en ciudades como Río de Janeiro o São Paulo, con una media alrededor de 7 °C superior, y la humedad es notable. La mejor época para visitar Manaos es durante la estación seca, que va de junio a noviembre.

Si no fuera por su ubicación junto al río Amazonas, Manaos no destacaría como destino turístico. Sin embargo, para quienes planean excursiones por la selva, merece la pena dedicar un día a conocer la ciudad. No conviene quedarse más tiempo, ya que, aunque posee algunas atracciones turísticas interesantes, en general se trata de una urbe con calles sucias y decadentes.

Curiosamente, Manaos vivió en el pasado una época de gran esplendor, algo que sorprende al compararlo con su estado actual. La ciudad se fundó en el siglo XVIII como fortaleza militar portuguesa y, a finales del siglo XIX, experimentó un crecimiento exponencial gracias al auge del caucho, de los árboles tropicales Hevea brasiliensis de la Amazonia. Este caucho natural se obtenía haciendo cortes en los árboles, extrayendo una sustancia blanca y lechosa llamada látex y luego se refinaba. Entre 1880 y 1910, Manaos era un importante centro de trabajo no solo por el caucho, sino también por las numerosas industrias que surgieron en ese periodo. Llegó a ser una de las ciudades más ricas e influyentes de Brasil y del mundo, atrayendo a inmigrantes latinoamericanos y europeos en busca de mejores oportunidades.

Sin embargo, en 1876, el comerciante inglés Henry Wickham sacó de contrabando 70.000 semillas de caucho de Brasil, que se utilizaron para establecer plantaciones en colonias británicas de Sri Lanka, Malasia y África. Aunque el efecto económico no fue inmediato, en las décadas siguientes la producción de caucho en Manaos empezó a declinar, y muchas industrias locales se debilitaron progresivamente. No obstante, no desaparecieron por completo: la ciudad alberga actualmente la Zona Franca de Manaos, un importante complejo industrial, y sigue siendo el principal centro de la industria del caucho en Brasil.

    ¿Cómo llegar a Manaos?

    La manera más práctica de llegar a Manaos es en avión. Varias aerolíneas ofrecen vuelos internos desde distintos aeropuertos brasileños. Nosotros viajamos con la aerolínea Azul desde Río de Janeiro, realizando una escala en São Paulo.

    Desde el Aeroporto Internacional de Manaus (MAO) al centro de la ciudad, el método más habitual por comodidad y precio es el Uber. El aeropuerto tiene dos puertas de salida contiguas; ambas sirven para tomar Uber, aunque se recomienda la puerta de la izquierda, ya que la de la derecha suele concentrar más taxis.

    También hay mucha gente que llega por río, desde otras ciudades del estado de Amazonas, dado que Manaos se encuentra a orillas del río Negro, uno de los principales afluentes del río Amazonas.

    En cuanto al alojamiento, la mejor zona es el Centro Histórico, especialmente cerca del Teatro Amazonas, por su proximidad a las principales atracciones. Otra opción segura es Adrianópolis, aunque está algo más alejada y habría que usar Uber para desplazarse.

    ¿Qué ver en Manaos?

    El recorrido por la ciudad puede comenzar en la plaza Largo de São Sebastião, donde se encuentra el principal ícono de Manaos: el Teatro Amazonas, famoso tanto a nivel nacional como internacional. Su construcción se llevó a cabo durante el auge del caucho, entre 1884 y 1896, con el objetivo de mostrar al mundo el poder económico y cultural de la ciudad en esa época. Diseñado en estilo renacentista italiano, se estrenó en 1897 con la ópera La Gioconda, de Amilcare Ponchielli. En 1924, tras el colapso del mercado del caucho provocado por el contrabando de semillas por parte del inglés Henry Wickham, el teatro tuvo que cerrar. Permaneció inactivo durante décadas hasta que, en 1966, fue declarado monumento histórico nacional y se realizaron varias renovaciones antes de reabrir finalmente en 1990.

    Al entrar al salón principal, parece que estuviéramos en un teatro europeo. Tiene capacidad para 701 personas y numerosos detalles curiosos: en cada columna hay placas con nombres de compositores y dramaturgos como Beethoven, Mozart, Verdi, Molière o Lope de Vega. El techo está decorado con una pintura que simula estar bajo la Torre Eiffel de París. La cúpula, que no estaba prevista en el diseño original, se añadió en 1895, un año antes de la finalización del teatro. Para su construcción se utilizaron 36.000 tejas importadas de Francia, formando un mosaico con los colores de la bandera brasileña; además, se empleó acero de Inglaterra y mármol de Italia. Entre los artistas que han actuado aquí destacan Pavarotti, Roger Waters, bajista de Pink Floyd, y Shakira.

    El teatro se visita mediante un tour guiado en inglés o portugués. Hay que entrar por la puerta principal, registrarse, pagar y unirse al siguiente tour disponible. El precio es 20 reales por persona y 10 reales si eres estudiante, mayor de 60 años o profesor en Brasil.

    Antes o después de la visita, se recomienda ver la película Fitzcarraldo (1982), del director alemán Werner Herzog. La película narra la construcción de un teatro en la Amazonia, haciendo referencia al Teatro Amazonas de Manaos, e incluso muestra su interior en algunas escenas. Curiosamente, la propia filmación fue tan complicada que la realización de la película se convirtió en otra historia épica por sí misma.

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    Teatro Amazonas

    Tras salir del teatro, continuamos recorriendo la plaza Largo de São Sebastião. Si llegasteis desde Río de Janeiro, quizás os llame la atención el pavimento, que presenta el mismo diseño de olas en blanco y negro que el famoso suelo de Copacabana. Este diseño, en realidad, se construyó aquí primero en 1901, tomando como referencia la Praça Dom Pedro IV en Lisboa (1842), y más tarde se replicó en Copacabana (1922). Además, este motivo encaja muy bien con la ciudad, ya que simboliza el Encontro das Águas, es decir, la unión entre el Río Negro y el Río Solimões, de la que hablaremos más adelante.

    En el centro de la plaza destaca el Monumento à Abertura dos Portos às Nações Amigas, que conmemora la apertura de los puertos y ríos del Amazonas a las naciones extranjeras en 1886. La escultura representa los cuatro continentes conocidos en aquella época —Asia, América, África y Europa—, cada uno simbolizado por un barco con un niño sobre él. Cabe recordar que en aquel entonces Oceanía aún no se consideraba un continente.

    En uno de los extremos de la plaza se encuentra otro edificio destacado: la Paróquia de São Sebastião. El resto del entorno está formado por restaurantes con agradables terrazas, ideales para tomar algo mientras se disfruta de la vista del Teatro Amazonas.

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    Largo de São Sebastião

    Esta plaza es un oasis de paz y seguridad en medio del centro de la ciudad. Está cercada con vallas para evitar la entrada de coches y vigilada por algunos agentes de policía. Al salir de la plaza, durante el día, todas las calles del centro se llenan de puestos callejeros de todo tipo, no turísticos, sino pensados para los locales. Sin embargo, por la noche, estos puestos desaparecen dejando un mar de basura, así como la presencia de ratas, cucarachas y muchos mendigos durmiendo en cualquier rincón de la calle. Durante el día es seguro caminar por el centro, siempre con sentido común, pero por la noche es recomendable evitarlo. Nosotros solo caminamos de noche para regresar desde la plaza del Teatro hasta nuestro hotel, a unos 10-15 minutos a pie, aunque quienes lo prefieran pueden volver en Uber.

    Más allá de la plaza, hay tres o cuatro lugares que realmente merecen la pena. El primero es el Mercado Municipal Adolpho Lisboa, el mercado principal de la ciudad y un lugar muy popular entre locales y turistas para comprar productos amazónicos y comida. Fue construido en 1883, durante el auge del caucho, en estilo art nouveau, tomando como referencia el mercado de Les Halles en París. La estructura de hierro, característica del mercado, fue fabricada en Francia y enviada a Manaos en barco. Algunos afirman que fue diseñada por Gustave Eiffel, aunque no hay evidencias que lo confirmen y probablemente sea solo una leyenda.

    Otro detalle curioso es que el mercado tiene dos fachadas distintas, una que da a la calle y otra que da al río, en el lado opuesto. Además de ser un buen lugar para comprar souvenirs, también es excelente para comer, con tres o cuatro restaurantes que ofrecen comida local a precios muy económicos.

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    Mercado Municipal Adolpho Lisboa

    Desde allí, nos dirigimos al Palácio Rio Negro. Este palacio fue construido a principios del siglo XX como residencia del ciudadano alemán Karl Waldemar Scholz, conocido popularmente como el Barón del Caucho, de ahí su sobrenombre: Palacio del Barón del Caucho. En 1918, el gobernador del estado de Amazonas compró el inmueble para convertirlo en residencia oficial de los gobernadores del estado, cambiándole el nombre a Palácio Rio Negro. El edificio mantuvo esta función hasta 1995, cuando se decidió transformarlo en museo abierto al público.

    La visita al palacio es gratuita y se realiza por libre, solo hay que registrarse escribiendo vuestro nombre a la entrada. El recorrido comienza con exposiciones sobre la industria del caucho en Manaos y la vida del Barón del Caucho, y luego se pueden explorar las distintas habitaciones de la casa, cada una con textos explicativos en inglés y portugués. El patio y los balcones del palacio también son especialmente bonitos y merecen una pausa para disfrutar del ambiente.

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    Fachada principal del Palácio Rio Negro

    Para terminar el recorrido por el centro histórico, llegamos a la Praça XV de Novembro, también conocida como Praça da Matriz. Uno de sus principales atractivos es el Relógio Municipal, inaugurado en 1927 en estilo neoclásico, con mecanismos traídos desde Suiza. Sin embargo, la construcción se realizó en Manaos, colocándolo sobre una sólida base de piedra.

    Junto al reloj se encuentra la Catedral Nossa Senhora da Conceição, el principal edificio religioso de la ciudad, construida en el siglo XIX. La iglesia está abierta diariamente de 9 a 12 y de 14 a 16 horas, excepto los lunes.

    Más alejado del centro de Manaos

    Si decidís quedaros más de un día en Manaos, podéis completar la visita con estos dos museos.

    Centro Cultural dos Povos da Amazônia – Un museo que muestra cómo era (y sigue siendo) la vida de los pueblos indígenas del Amazonas. Cuenta con dos o tres réplicas de casas auténticas de diferentes periodos y tribus amazónicas.

    Museu da Amazônia – MUSA – Este museo se encuentra en plena selva y permite aprender sobre la flora y fauna del Amazonas. Uno de sus atractivos principales es la torre de observación, que se eleva sobre las copas de los árboles y ofrece una gran vista panorámica del bosque.

    Algo único de Manaos es el Encontro das Águas (el “encuentro de las aguas”), donde las aguas claras y arenosas del río Solimões se encuentran con las aguas oscuras del río Negro. Tras esta unión, el Solimões se convierte oficialmente en el río Amazonas. Este fenómeno también ocurre en otras zonas del Amazonas, como en Santarém, en el estado de Pará. 

    El Encontro das Águas se puede visitar en barco mediante una excursión de unas horas por el río Amazonas o desde un avión, si tenéis la suerte de ir en ventanilla. Si habéis contratado una excursión de varios días por la selva amazónica, es probable que crucéis el Encontro das Águas y lo veáis de paso, sin necesidad de contratar una actividad extra. Si os fijáis bien y tenéis suerte, podréis observar delfines rosados, una especie propia de esta región, que saltan o salen brevemente a la superficie para respirar. Lo hacen muy rápido, así que hay que estar atentos para avistarlos.

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    Encontro das aguas visto desde el avión


    ¿Dónde comer en Manaos?

    Manaos tiene una cultura gastronómica propia, influida por su historia y su ubicación junto al Amazonas, por lo que aquí encontraréis productos distintos a los que se consumen en Río de Janeiro. Lo más destacado son sus pescados, como el pirarucu, el tambaqui y el pacú. Normalmente se sirven fritos, aunque según el tamaño y el tipo también se preparan de otras formas.

    Además, hay frutas típicas de la región, como el açaí y el cupuaçu, que se encuentran sobre todo en zumos.

    El mejor lugar para probar las especialidades de Manaos es el Mercado Municipal Adolpho Lisboa. Allí encontraréis un par de restaurantes; nosotros fuimos al Restaurante João, que ofrece varios pescados de la región: pacu, pirarucu, tambaqui, jaraqui y tucunaré. Elegimos los de mayor calidad: el tambaqui, un pescado graso y sabroso, y el pirarucu, similar al bacalao. Estos se sirven abiertos y fritos por lomos, mientras que los peces más pequeños, con más espinas, se fríen enteros. También podéis pedirlos en caldo o en escabeche si preferís otra preparación. Además, el restaurante ofrece otros platos, como el frango passarinho, para quienes no quieran comer solo pescado.

    Otra zona recomendable es la plaza del Teatro, muy turística, con bailes y música callejera casi en todos los locales. Allí, casi cualquier terraza es buena para tomar algo, pero para comer nos gustó especialmente el restaurante Tambaqui de Banda, con numerosos platos de pescado de la región. Nos encantó el entrante cobaco enrolado, un revuelto de pirarucu y queso envuelto en plátano frito. Por cierto, en este y otros restaurantes con música en vivo suele cobrarse un suplemento por la música, que generalmente es de 10 reales (a veces por persona, a veces por mesa).

    También hay restaurantes más formales como el Fitz Carraldo Bistro o el Restaurante Caxiri Manaus.

    Excursión por el Amazonas

    Como comentamos, Manaos es la puerta de entrada a la selva amazónica y el lugar perfecto para realizar uno de los múltiples tours que salen desde la ciudad. En internet encontraréis diferentes excursiones con una gran variedad de actividades, aunque también podéis contratarlas en alguna agencia en Manaos o a través de vuestro hotel, que normalmente tiene contactos. Eso sí, es muy importante elegir una agencia fiable; no conviene contratar con vendedores callejeros, ya que muchos casos terminan en estafa.

    Los tours tienen distintas duraciones: 2, 3, 4 e incluso 5 días. Según nuestra experiencia y la de otros viajeros con los que hablamos, la estancia ideal es de 3 días y 2 noches, o como máximo 4 días y 3 noches, ya que las actividades principales se realizan al principio y los últimos días suelen ser más repetitivos. Además, conviene saber que cansa bastante, porque no se duerme del todo bien. Tras comparar varias opciones, nosotros elegimos este tour concreto.

    Aunque todos los tours son muy similares, nos decantamos por este porque el alojamiento estaba más alejado de la civilización, lo que nos pareció más auténtico. No todos indican la ubicación exacta, pero en la descripción suele aparecer. El nuestro era el Ipanema Lodge, que, como se ve en el mapa, está bastante apartado. Por otro lado, cuanto más lejos, más tiempo se tarda en llegar. Es importante mencionar que el programa real puede variar un poco según el número de personas, aunque la base es la que aparece en la descripción. También observamos que casi todos los turistas eran europeos; al parecer, los brasileños que exploran el Amazonas suelen elegir otras ciudades como Santarém o Belém.

    Además de los tours estándar, existen opciones más extremas, en las que se duerme todas las noches en hamacas en la selva y solo se consumen productos de la Amazonia. Nosotros hicimos uno normal, pero unos amigos hicieron este a través de la agencia Jaguar Amazon Tours.

    Por último, un imprescindible para la excursión es llevar crema solar y un repelente antimosquitos potente; nosotros usamos Goibi y funcionó muy bien.

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    Selva amazónica

    A continuación, vamos a contar brevemente las actividades que realizamos, que suelen ser similares a las de otras excursiones.

    🚐La llegadaEl traslado tiene varias etapas. Normalmente, la agencia te recoge en tu hotel de Manaos en coche o minivan y te lleva al puerto. Allí, una vez que todos los participantes del tour estén presentes, se suben a una lancha que cruza el río hasta la otra orilla, en Porto do Careiro da Várzea. Allí se continúa en una furgoneta todoterreno, que nos adentra un poco en la Amazonia, pero por carretera. Finalmente, en Porto do Mamori, otra lancha nos recoge para llevarnos al alojamiento, en el municipio de Careiro Castanho, ya que en la zona donde se encuentran los lodges no hay carreteras y todos los desplazamientos se hacen por río. De hecho, en estas aldeas aún habitadas, incluso el autobús escolar es una lancha, que recoge a los niños en distintos puntos del río.

    Los alojamientos son lodges, algo así como bungalows, y normalmente tienen dos tarifas: una más alta para habitaciones con aire acondicionado y otra más económica sin aire. Recomendamos encarecidamente pagar más y elegir la habitación con aire acondicionado, primero por el calor y la humedad de la zona, y segundo porque cuanto más baja es la temperatura, menos mosquitos hay. Todas las comidas están incluidas, y suelen ser sencillas: frijoles, arroz, pollo, pescado y fruta.

    🌅Ver el amanecer, atardecer y las estrellasLa Amazonia es un lugar espectacular para disfrutar de estos momentos. Hay un día en el que madrugas para ver el amanecer, en nuestro caso desde el Lago do Marinheiro. El atardecer también se contempla todos los días de la estancia, y el cielo nocturno, con miles de estrellas, es igualmente impresionante.

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    Amanecer en el Amazonas desde el Lago do Marinheiro

    🎣Pesca de pirañasEsta actividad es todo un clásico en las excursiones por la Amazonia. Se navega en lancha hasta una zona del río boscosa y poco profunda, habitada por pirañas y otros peces. A cada uno se le entrega una caña de pescar y un cebo, que en nuestro caso era piel de pollo, y se pasa aproximadamente una hora intentando capturar algún pez. No es una tarea sencilla y no todos logran pescar, ya que la clave está en tirar muy rápido apenas sientes movimiento en la caña. Las pirañas de esta región son muy pequeñas, nada que ver con las que solemos ver en películas o dibujos animados. Nuestro grupo logró pescar pirañas rojas, pirañas blancas y un pez diferente llamado aracú, también de tamaño reducido. Todos estos peces se utilizaron posteriormente como cena en la noche que dormimos en la jungla.

    🐒Avistamiento de animales:O tra mañana o tarde se dedica a recorrer la selva en lancha, con el objetivo de observar animales en su hábitat natural. Como es lógico, esto depende de la suerte: estamos en plena naturaleza, y los animales pueden aparecer… o no. Sin embargo, hay especies que los guías conocen bien y saben dónde es más fácil encontrarlas. En esta región del Amazonas se pueden hallar: muchos tipos de monos, iguanas, lagartos, armadillos, perezosos, tarántulas, tucanes, capibaras, jaguares (solo en la parte más profunda de la selva, lejos de los turistas), diversas serpientes y caimanes negros (jacarés en portugués).

    Durante el día, algunos animales se observan mejor que otros. Los que viven en las copas de los árboles, como los monos o los perezosos, suelen verse desde lejos. Otros, como los armadillos o las tarántulas, habitan en madrigueras: aunque estas sean fáciles de identificar, ver a los animales en sí es más complicado. Lo mejor es ir con expectativas bajas y dejarse sorprender por la naturaleza.

    Por la noche, la actividad se centra en el avistamiento de caimanes 🐊. Se navega en lancha mientras el guía ilumina con una linterna, cuya la luz se refleja en los ojos de los caimanes, facilitando su identificación. Es común que el guía capture un ejemplar pequeño para que los turistas lo vean de cerca antes de devolverlo a su hábitat.

    🌴Aprender sobre la vegetación de la Amazonia y sus usos medicinales: Esta actividad sigue la misma idea que el avistamiento de animales, pero enfocada en las plantas. Se realiza mediante una caminata de unas tres horas a través de la selva, durante la cual se explica cómo los pueblos indígenas han utilizado históricamente los recursos naturales de la Amazonia. Es fascinante ver cómo cada árbol y planta tiene un propósito, ya sea medicinal, alimenticio o práctico, y cómo cada especie se integra en la vida cotidiana de quienes habitan la selva. Durante la caminata, nos mostraron varias especies que nos llamaron especialmente la atención:
    • La samaúma, nombre indígena que se usa para referirse al árbol ceiba, de 280 años de edad y el más grande, en tamaño, de esa zona de la Amazonia donde estábamos.
    • Bertholletia excelsa (castanheira-do-Brasil), árbol que da el fruto “castaña del Brasil”, también llamado “castaña de Pará” y “nuez de Brasil”, similar en tamaño y forma a un coco. Pero en realidad son castañas; al abrirlas, tienen las nueces dentro. Se venden mucho en los mercados, ya peladas y en bolsitas. En la selva lo que veréis serán las castañas, normalmente en el suelo ya caídas.
    • También veremos muchos hormigueros enormes, donde habitan las hormigas bala (bullet ants), de un tamaño más grande al normal y con una mordedura mucho más dolorosa. Simplemente hay que tener cuidado para no pisar un hormiguero de estos, y no ir en chanclas o calzado similar, por supuesto.
    • Breu branco, un árbol con una resina blanca (se ve en la corteza) que, además de tener innumerables propiedades medicinales, es inflamable por lo que resulta útil para hacer fuego en situaciones de emergencia.
    • Amapá, un árbol del que se extrae, haciendo rajas en el tronco, la leite de Amapá, es decir, leche de Amapá, que es el látex. Este látex o leite de Amapá la usaban los indígenas para problemas respiratorios y gastritis.
    • Hevea brasiliensis, otro árbol del que se extrae látex, en este caso usado para el caucho.
    • Vaporub, la planta que, hirviendo las hojas, se usa para el Vicks Vaporub.
    • Carapanaúba, árbol cuya corteza se usa para la medicina que trata la malaria.
    • Sara-tudo, planta que cura todo, especialmente usada por los indígenas para el dolor de cabeza.
    • Cipó d’água, un árbol con forma de liana que, al cortarlo suelta agua potable. Eso sí, requiere técnica correcta, pues el árbol muere al hacerlo.
    • Itaúba, árbol con madera robusta usado para la construcción de casas. De hecho, esta zona donde estamos se conoce como “selva de Itaúba” porque la abundancia de estos árboles.
    • Babaçu (babasú en español), otro árbol endémico del Amazonas de la familia de las palmeras y con un fruto pequeño, también medicinal. Las hojas y tallos son grandes y fuertes, por lo que los locales las usan para construir techos.
    • Palmera caminante o walking tree (Socratea exorrhiza), otro árbol de la familia de las palmeras usado para hacer casas
    • Pau-rosa (palo de rosa en español): árbol del que se extrae aceite usado en colonias, desodorantes y jabones.
    • Hormigas tapiba (Formigas Tapiba), también llamadas capiba, el repelente original antimosquitos. Estas hormigas se encuentran en una especie de panales en las cortezas de los árboles. Los indígenas (y ahora locales) ponían las manos sobre la corteza, dejaban que las hormigas se les subieran por las manos, y frotaban. Esas sustancias que se desprenden al frotar y aplastar las hormigas entre las manos ha servido y sirve como repelente natural anti insectos.
    • Euterpe oleracea o palmera del azaí, la palmera que da el famoso fruto açaí, muy utilizado en zumos y helados, sobre todo.
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    Leite de amapá

    Dormir en la junglaOtra actividad típica de estas excursiones es pasar una noche en plena jungla. Dormir no es fácil (al menos no lo fue para nosotros), pero es una experiencia muy interesante. Los guías ya tienen lugares preparados para pernoctar, donde se enciende una hoguera para la cena, que suele incluir arroz, pollo y las pirañas pescadas el día anteriorSe duerme en hamacas con mosquitera, cubiertas con un techo y atadas a los árboles. Es fascinante escuchar los sonidos de la selva durante la noche y al amanecer: por la noche se oyen insectos como grillos y cigarras, mientras que durante el día destacan los cantos de los pájaros y el sorprendente rugido de los monos, pequeños pero muy ruidosos.

    🐬Bañarse con delfinesEsta actividad suele ser secundaria, pensada para quienes se quedan varios días y ya han hecho las anteriores. Consiste en ir en lancha hasta una zona donde habitan dos especies de delfines: el delfín rosado del Amazonas y el tucuxi (Sotalia fluviatilis), y nadar cerca de ellosEs importante tener en cuenta que los delfines están en su propio hábitat, haciendo sus movimientos naturales. La gente simplemente nada cerca y puede observarlos cuando salen a la superficie; no se trata de interactuar con ellos como se ve en algunas fotos en internet.

    🏠Visitar un pueblo indígenaEsta es otra actividad secundaria, destinada a quienes han contratado una estancia más larga. Consiste en visitar una aldea habitada por comunidades indígenas, donde los guías muestran sus costumbres, tradiciones y forma de vida.

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