Artículo actualizado en: 2024-08-26T08:06:35Z

Río de Janeiro

Río de Janeiro es una ciudad histórica brasileña, capital del país hasta 1960, cuando fue transferida a la recién fundada Brasilia. Tiene una población de 6,5 millones de habitantes –13,8 millones si contamos su área metropolitana–, lo que la convierte en la segunda más grande y poblada después de São Paulo (22,8 millones de habitantes en su área metropolitana). Brasil está dividido en 26 estados federados y un distrito federal; Río de Janeiro (ciudad) es la capital del estado federal homónimo.

Dado semejante tamaño, nosotros recomendamos dedicarle, al menos, 4 días completos – nosotros estuvimos 5 – para ver los principales atractivos de la ciudad. Incluso con 4 días hay que ir rápido, pues hay muchos barrios y lleva tiempo ir de uno a otro.

    ¿Qué visitar en un viaje por Brasil?

    Brasil es un país descomunalmente enorme en extensión, el quinto del mundo en extensión con 8.514.877 kilómetros cuadrados, después de Rusia, Canadá, Estados Unidos y China. Tiene muchas cosas que ver, pero todas ellas muy distantes unas de otras, por lo que la mejor y única opción casi siempre es tomar un vuelo entre ellas, lo cual complica la logística, pues los vuelos son limitados en cantidad y horarios.

    A continuación, os listamos las atracciones turísticas más destacadas del país y el tiempo aproximado (subjetivamente) que lleva ver cada una de ellas, para que os hagáis una idea. Obviamente por visitar se puede visitar todo, pero hemos decidido poner las más llamativas según lo visitado por nosotros y lo hablado con amigos de allí, para que os hagáis una idea.
    • Río de Janeiro – 5 días aproximadamente
    • Opcional si os gusta este tipo de turismo: sitios de playas bonitas y ambiente más festivo/turístico, cercanos a Rio de Janeiro – Cabo Frío, Búzios y Arraial do Cabo.
    • Paraty – ciudad colonial preciosa ubicada entre São Paulo y Rio de Janeiro – 1 día para ver la ciudad, 2 o más para hacer excursiones de naturaleza por la zona. Más información, en nuestro artículo sobre la ciudad.
    • Ilha Grande – isla ubicada entre São Paulo y Rio de Janeiro, conocida por sus playas y excursiones por la selva – desde 2-3 días completos hasta lo que uno quiera. En nuestro artículo sobre la isla encontraréis más información.
    • Salvador de Bahía – primera capital de Brasil, ciudad colonial bonita y con mucha historia – 2 días para ver la ciudad, 3 ó 4 si se quiere, además, hacer excursiones a playas o islas cercanas como Morro de São Paulo o Praia do Forte. En nuestro artículo sobre la ciudad encontraréis más información.
    • Amazonas (zona de Manaos, por ejemplo) – se visita con una excursión organizada de 3-4 días.
    • Cataratas de Iguazú – ubicadas cerca de la ciudad de Foz do Iguaçu, justo en la frontera entre Argentina y Brasil – 1 día completo para verlas.
    • Parque Nacional dos Lençóis Maranhenses – parque natural de desierto que cambia de paisaje según la época y cantidad de lluvias, creándose infinidad de lagunas, ubicado en el norte del país, cerca de la ciudad de São Luís – 3 días, la mejor época es julio y agosto que es cuando las lagunas están llenas y no llueve.
    Como veis, hemos descartado São Paulo, pues tenemos amigos que vivieron allí durante un tiempo y dicen que es una urbe enorme, muy guay para vivir porque hay de todo (restaurantes, cines, teatros, etc.) pero como al turista no le ofrece nada que no pueda ver en cualquier otra gran ciudad del mundo. Únicamente tendría sentido visitarla si vuestros vuelos parten o aterrizan allí, en cuyo caso podéis dar una vuelta en uno o dos días viendo alguna cosa, pero vamos, en principio no merece la pena.

    Información general sobre Brasil y Rio de Janeiro

    📃Visado: no hace falta visado con pasaporte español si vas menos de 90 días. Eso sí, hace falta que el pasaporte no caduque en los próximos 6 meses, y tener pruebas de los vuelos de vuelta. A veces piden también pruebas de dónde te vas a alojar.

    ✈¿Cuál es la mejor época para visitar Brasil? En general no hay una época que haya que evitar, cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. Durante su invierno (meses de junio a agosto) las temperaturas son más agradables (15-25° en general, algo más en la parte de la selva), mientras que en su verano (diciembre a marzo) hace bastante más calor y humedad (30-40°, más si vais al norte por estar más cerca del Ecuador) pero tienes la oportunidad de visitar el carnaval.

    🔪No es ningún secreto que Brasil es un país peligroso, pero si se visita con sentido común no hay ningún tipo de problema. Tanto Rio de Janeiro como otras ciudades tienen barrios de favelas que son peligrosos, pero obviamente el turista estándar no va a ir a esos barrios. Rio tiene la particularidad de que las favelas no están en zonas tan diferenciadas como, a lo mejor, São Paulo, sino que a dos manzanas de algo turístico puede haber una favela. Ni siquiera se recomienda hacer un tour por una favela, como algunas agencias ofrecen. Por tanto, lo que no hay que hacer en ningún caso es investigar por cuenta propia o caminar sin rumbo, siempre ir de un barrio a otro en Uber.

    🏨La zona más segura para dormir es Leblon, el barrio más moderno y de clase más alta, seguida de las playas de Ipanema y Copacabana y, en tercer lugar, Botafogo. Ahí suele ser seguro pasear por la noche después de cenar. Se recomienda evitar Lapa pues, aunque sea el centro puro, por la noche hay mucho movimiento y puede ser peligroso. Hablando de Lapa, es una zona de bares y ambiente por la noche, en caso de que queráis ir, lo que hay que hacer es pedir un Uber desde vuestro hotel al bar en concreto, y lo mismo para la vuelta.

    💍También se recomienda no llevar joyas, anillos, marcas de ropa caras y móviles de última generación, al menos no visibles. También dejar el pasaporte, tarjetas y dinero en la caja fuerte del hotel, y salir a hacer turismo únicamente con lo justo, es decir, un poco de efectivo, una tarjeta y una fotocopia del pasaporte, no el original.

    💵La moneda oficial es el real brasileiro (BRL); actualmente 1 euro equivale aproximadamente a 6 reales (reais en portugués, pronunciando la r como una g fuerte). A nosotros nos gusta viajar con la tarjeta Revolut que tiene una tasa de cambio relativamente buena. El mejor banco para sacar dinero sin comisiones es Bradesco, encontraréis sucursales en casi cualquier lugar. Independientemente del banco se recomienda sacar dinero a plena luz del día, en cajeros en centros comerciales o en calles turísticas y/o con videovigilancia.

    🗣 El idioma oficial es el portugués. La mayoría de la gente no habla inglés fluido, por lo que lo mejor es aprender unas cuantas frases en portugués para poder desenvolverte en restaurantes, hoteles y lugares turísticos. En caso peor, hablando despacio en español y ellos contestando portugués, se puede uno comunicar más o menos; mejor hablar con ellos en español que en inglés.

    📱Tener datos móviles en Brasil no es una tarea fácil. En general, para obtener una tarjeta SIM con internet necesitas un CPF (Cadastro Pessoal de Pessoa Física) brasileño, es decir, el documento de identidad fiscal del país. El turista no tiene CPF por lo que no puede optar a estas tarjetas. No obstante, hay excepciones. Hay algunos sitios donde puedes comprar una tarjeta SIM con el pasaporte, como VIVO (pertenece a Telefónica Brasil, hay una sede en centro comercial Rio Sul), tiendas Claro (por ejemplo, hay una en el centro comercial Shoping Leblon) y en tiendas TIM. Debéis informaos bien de cómo cargarlas pues no siempre se puede en el sitio y hay que ir a otro lugar. En definitiva, nada cómodo, pues encima has de poder llegar desde el aeropuerto hasta la tienda. Las alternativas son comprar una eSIM que puedas activar tú solo con el móvil, siempre que tu teléfono móvil permita eSIM (por ejemplo, se puede comprar con el operador Holafly) o, directamente comprar un paquete de datos que sirva para Brasil con tu compañía española o del país desde donde vengas, que fue la opción que escogimos nosotros.

    🔌En cuanto a los enchufes, no hace falta ningún tipo de adaptador, el tipo N brasileño es compatible con el tipo C que se usa en España. Lo único es que en muchos sitios los huecos son finos, es decir, solo caben cargadores estrechos tipo móvil y no circulares como los de los ordenadores portátiles.

    💉Sobre vacunas, la única obligatoria para entrar en el país es la de la Fiebre Amarilla si se proviene de un país donde esta enfermedad es endémica, como algunos países de América Latina y de África. Si viajas desde España no es obligatoria, pero sí recomendada. Además de la de la fiebre amarilla, se recomiendan las generales: Hepatitis A, Tétanos-difteria y Triple Vírica.

    🦟Los mosquitos son una de las principales preocupaciones de los turistas cuando visitamos Brasil. Hay que consultar con el médico especializado en viajes si la zona a la que vamos está en peligro por malaria (paludismo) o dengue y actuar en consecuencia. Ambas se contraen si te pica un mosquito infectado con dicha enfermedad. Pero bueno, mosquitos hay muchos y lo normal es que te piquen varios, pero nada más. Eso sí, hay que echarse un repelente fuerte (Goibi usamos nosotros), incluso para pasear por la ciudad, o ir directamente con manga larga. Durante el día no suele haber tantos, pero en cuanto se va el sol, aparecen por todos los lados sin darte cuenta. Contra el dengue concretamente hay una vacuna, pero los médicos solo la recomiendan para aquellos que ya han pasado la enfermedad, pues cada vez posterior que te contagias suele ser peor. En caso de no haberla pasado, vale simplemente con tomar las precauciones que acabamos de mencionar.

    Breve historia de Río de Janeiro

    Dentro de los múltiples grupos étnicos que habitaban esta zona de América, los indígenas que habitaban la región de Rio de Janeiro antes de la llegada de los portugueses era la tribu tupinambá. Estos llamaban a los blancos portugueses que vinieron, cariocas, que literalmente significa casas de hombres blancos, de ahí que el gentilicio de Río de Janeiro sea carioca. Los portugueses llegaron a Brasil en 1500 bajo las órdenes del navegante Pedro Álvares Cabral, si bien no llegaron para quedarse sino para comerciar, concretamente para comprar palo de Brasil (un árbol de madera muy resistente autóctona de allí) a los indios. Sin embargo, los franceses también merodeaban las costas brasileñas y decidieron hacer negocio también con el palo de Brasil, cosa que no gustó a los portugueses, pues, según el Tratado de Tordesillas firmado entre España y Portugal en 1494 (sin presencia ni, por tanto, reconocimiento del resto de potencias como Francia y Reino Unido), ese territorio les pertenecía a ellos. Así que en 1532 los portugueses reunieron fuerzas, echaron a los franceses que hacían negocios allí y comenzaron la colonización de Brasil. La primera ciudad colonizada fue São Vicente, en el estado de São Paulo. La colonización comenzó en 1532 pero no se oficializó hasta 1549, cuando Portugal nombró un gobernador general del Brasil (más adelante también llamado virrey de Brasil) y estableció la primera capital en Salvador de Bahía.

    Los franceses hicieron lo mismo, es decir, mandar tropas y tratar de colonizar otras partes de Brasil. De esta manera, en 1555, llegaron a Rio de Janeiro y fundaron una colonia bajo el nombre de Francia Antártica (France Antarctique). A los portugueses no les gustó y decidieron atacar a Francia en Rio de Janeiro en 1565, venciéndolos tras dos años de guerra (1565-1567) y poniendo fin a la Francia Antártica en 1570; apenas 15 duró la colonia francesa. Dicho esto, antes de que los franceses colonizaran Rio, los portugueses ya habían llegado el 1 de enero de 1502, entrando por la bahía de Guanabara, cuya semejanza a la desembocadura de un río, hizo que estos la apodaran Rio de Janeiro (Río de enero). Durante la expulsión de los franceses, Rio de Janeiro fue fundada en 1565 como São Sebastião do Rio de Janeiro, en referencia al rey Sebastián I de Portugal.

    Rio de Janeiro se estableció como enclave estratégico en el Océano Atlántico y se usó a los indígenas que habitaban esta zona, más esclavos procedentes de otras colonias portuguesas para reforzar la ciudad. En el siglo XVII, tras el descubrimiento de oro y demás piedras preciosas procedentes del estado vecino de Minas Gerais, Río de Janeiro se convirtió en un puerto muy transitado e importante y se decide trasladar la capital de la colonia de Salvador a Río en 1763. Los portugueses estuvieron en Brasil hasta la independencia del país, el 7 de septiembre de 1822. De este proceso hablaremos más adelante.

    En 1960, para aliviar el peso financiero que recaía en Rio de Janeiro, se decide fundar la ciudad de Brasilia como capital del país y mover a allí toda la administración.

    ¿Cómo ir del aeropuerto al centro de Rio de Janeiro?

    Río de Janeiro tiene 2 aeropuertos: el Aeropuerto Internacional de Galeão – Tom Jobim (GIG), ubicado a 20 kilómetros de la ciudad y dedicado para vuelos nacionales e internacionales, y el Aeropuerto Santos Dumont (SDU), ubicado en el centro de la ciudad y dedicado principalmente para vuelos nacionales.

    Para vuelos internos usamos tanto la compañía Azul como Gol, dos de las más importantes del país, ambas con una muy buena experiencia. Ambas fueron súper puntuales – empezábamos a embarcar incluso una hora antes del despegue –, daban snacks de comer aun si el vuelo duraba 1 hora, e incluso Azul tenía pantallas para ver la tele.

    Por seguridad y por rapidez, la mejor manera para trasladarse desde y hasta el aeropuerto es Uber. El transporte público es una opción, pero es lento y quizás menos seguro, lo mismo que el taxi, pues hay que asegurarse de tomar los oficiales y no cualquiera que haya por ahí. La ventaja de Uber es que los conductores están identificados y evaluados, y además hay una trazabilidad de la ruta que ha seguido el conductor.

    En el aeropuerto internacional (GIG), los Uber se toman en la planta baja, a la que llegamos según bajemos del avión. Hay que recorrer el pasillo hasta el final del todo, salir por la última puerta, y girar a la izquierda, donde llegaremos a un pasillo al aire libre que pone “Sectores Uber” y nos lleva a la zona de espera. Hay 3 sectores de espera: naranja, verde y rojo. Al pedir un Uber, nos pondrá dónde nos espera el conductor. Pero vamos, están las 3 en el mismo espacio, es solo un tema de aparcamiento. En el aeropuerto nacional (SDU), no hay pérdida, es muy pequeño así que los Uber paran donde los taxis.

    Por cierto, en la planta 0 del Aeropuerto de GIG hay taquillas (lockers) donde dejar la maleta durante unas horas o días, el precio es de 60-80 reales según tamaño por 24 horas, independientemente de las horas que lo dejes.

    ¿Qué ver en Río de Janeiro?

    Como comentábamos, la ciudad es muy grande así que hay que organizarse bien, dividir las cosas en barrios y decidir qué ver cada día, pues hay cosas que cierran los domingos, otras los lunes, etc. Para movernos entre barrios usamos siempre Uber, la opción más fiable, considerablemente económica y rápida, aunque dependiendo del tráfico se puede complicar a veces. También hay una buena red de metro, por si alguien lo prefiere, que funciona contact less (pagamento por aproximação).

    Vamos a visitar los siguientes barrios y/o atracciones turísticas: Cristo Redentor, Parque Nacional de Tijuca, Barrio de Urca, Pan de Azúcar, Barrio de Lapa, Santa Teresa y el centro, Maracaná y las playas de Botafogo, Copacabana e Ipanema. Nos organizamos para ver todo en cuatro días (madrugando bastante), dejando el quinto para ver lo que no nos dio tiempo de los días anteriores.

    Primer día: Cristo Redentor, Mirante Dona Marta y Playa de Copacabana

    Comenzamos por el símbolo número uno de Rio de Janeiro: el Cristo Redentor, o Cristo del Corcovado pues se encuentra en lo alto de la cima del monte Corcovado (710 metros de altura sobre el nivel del mar), en el Parque Nacional de Tijuca. La estatua fue diseñada por el escultor franco-polaco Paul Landowski y construida por arquitecto e ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa, se erigió entre 1922 y 1931 en estilo art déco y representa a Jesús de Nazaret. La estatua mide 30 metros sin contar el pedestal (8 metros), 28 metros de ancho, y pesa 1145 toneladas. En 2007 se votaron y eligieron las nuevas 7 maravillas del mundo moderno, entre las cuales figuraba el Cristo Redentor.

    En el pedestal que hay bajo el cristo hay una pequeña capilla. El Cristo no solo impresiona por su forma, lugar en el que está y tamaño, sino por las vistas tan espectaculares que hay de la ciudad de Río de Janeiro desde allí. Se aprecia a la perfección esa mezcla entre urbe, montanas e islotes que forman la ciudad. En particular, ofrece buenas vistas del Pan de Azúcar, Maracaná, la Bahía de Guanabara y la Laguna Rodrigo de Freitas.

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    Cristo Redentor


    ¿Cómo visitar el Cristo Redentor? 

    🚋La forma más habitual es utilizar el llamado Tren de Corcovado. Este trenecito que sale de la Estação Cosme Velho (Rua Cosme Velho 513), para llegar aquí lo mejor es el Uber, y el trayecto en sí dura 20 minutos y es especialmente bonito. Los tickets se pueden comprar online en su página web, o comprarlas en la propia estación cuando lleguéis (las máquinas están en español y, además, hay empleados ayudando). Lo lógico sería comprarlas por internet, siempre es lo más cómodo, pero en este caso hay un aspecto que hace que no sea siempre la mejor opción. En Río suele haber bruma/niebla de vez en cuando y subir arriba si hay bruma no merece nada la pena, pues apenas podrás ver la estatua y nada o prácticamente nada de la ciudad. Por tanto, hay que estar mirando en los días previos el tiempo atmosférico y elegir el día más soleado. Nosotros teníamos 5 días y miramos cada día el tiempo para elegir el día con mejor tiempo y compramos la entrada en la estación del tren.

    Como es la atracción número uno, la cantidad de gente que visita el Cristo es inmensa, así que recomendamos ir a primera hora, sobre las 8 de la mañana. Así, no tendrás problema para comprar la entrada ya que no habrá mucha cola y habrá un poco de menos gente arriba. Si compras la entrada por internet, has de elegir un horario y una hora, aunque no suele haber problema para pasar a otra hora. Nosotros la compramos allí sobre las 8:30 de la mañana y el ticket asignado era para las 11:45, pero no nos pusieron problema para entrar inmediatamente. En su web podéis ver los horarios de apertura y precios. Es una de las cosas más caras de Río pero, obviamente, es una visita obligada. Calculad unas 2-3 horas entre subida, tiempo arriba para fotos, disfrutar de las vistas y bajada.

    🚐Alternativamente al tren, podéis subir en furgonetas o vans, salen desde tres sitios (Copacabana, Lago Machado y el Centro de Visitantes de Paineiras). La ventaja es que es más barato que el tren, pero las vistas no son tan bonitas. En su página web podéis ver los precios y más información. 

    📒También hay agencias de viaje, lógicamente más caras, pero no es una actividad muy complicada de organizar como para necesitar asistencia.

    🏃La cuarta y última opción es caminando. Se trata de una caminata bastante complicada a través del Parque Nacional de Tijuca y se inicia en el Parque Lage, concretamente detrás del edificio. No es apta para todos los públicos, son 2-3 horas de continua subida y hay una parte donde hay que ir agarrándose a las cadenas que hay atadas a una roca. La parte positiva es que es totalmente gratis.

    Una vez volvimos abajo, tomamos otro Uber para subir a otro mirador espectacular, el Mirante Dona Marta. Este ofrece una vista un poco más debajo de la del Cristo, la cual nos permite ver mejor la playa de Botafogo, el Pan de Azúcar y la bahía de Guanabara, así como otras áreas de la ciudad. También se ve el Cristo, pues estamos más o menos debajo de él. El mirador es de acceso gratuito, solo hay que pagar el Uber para llegar hasta él.

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    Vistas de la bahía de Guanabara y el Pan de Azúcar desde el Mirante Dona Marta

    La tarde la dedicamos a relajarnos en la famosa Playa de Copacabana. Junto con Ipanema, es la playa más célebre de Río. Copacabana es mucho más bulliciosa, tienen muchas más barracas (chiringuitos). Un buen plan de tarde en Copacabana es, además de bañarse, dar una vuelta por su paseo marítimo hasta llegar al hotel Copacabana Palace, el majestuoso hotel donde se alojan los famosos cuando vienen a Río, ubicado frente a la estatua de Ayrton Senna, el conocido piloto de Fórmula 1 brasileño tres veces campeón del mundo. Fijaos también en el empedrado del suelo de Copacabana, es todo un emblema. Como veis, es un mosaico con forma de ondas en blanco y negro, construido a principios del siglo XX tomando como referencia los suelos de la Praça Dom Pedro IV en Lisboa y de la plaza del Teatro Amazonas de Manaos, donde ya existían de antes estos suelos y este mismo diseño. A pesar de no ser la primera, Copacabana fue quien dio la fama internacional a este mosaico, de hecho, lo veréis estampado en muchos souvenirs. A propósito de souvenirs, uno de los mejores sitios (por variedad y precio) para comprar recuerdos es la Feria nocturna de Copacabana, un mercadillo callejero que montan en la avenida Atlântica, frente a la playa, todas las tardes-noches desde las 18:00 hasta media noche. 

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    Playa de Copacabana

    Opcionalmente, otra actividad turística que hacer en Copacabana es visitar el Forte de Copacabana, una base militar construida en 1908 como punto defensivo, hoy en día convertido en Museo Histórico del Ejército. La entrada cuesta 10 reales, y abre de 10:00 a 19:00 todos los días excepto los lunes. Además de museo, tiene un café donde tomar algo con unas buenas vistas de la playa.

    Si os alojáis por aquí cerca y os gusta hacer ejercicio, os animamos a levantaos un día pronto y salir a correr por la playa, veréis que lo hace todo el mundo y es una playa muy popular para ello. Además, ya desde las 7 de la mañana veréis a gente haciendo todo tipo de deportes en la playa: paddle surf, voleibol, futvóley (mezcla entre fútbol y voleibol), calistenia o ejercicios físicos en las máquinas que hay ahí, etc. También es sorprendente la cantidad de vendedores ambulantes que recorren la playa vendiendo todo tipo de cosas, tanto de comida (pinchos de queso, de gambas, aguas de coco, caipirinhas…) como de prendas de ropa (bañadores, sombreros, mantas de playa, etc.). Ni los pinchos de queso ni de gambas al hornillo nos llamaron la atención, así que optamos por el agua de coco.

    Segundo día: Parque Nacional de Tijuca, barrio de Urca y Pan de Azúcar

    El segundo día lo comenzamos madrugando para hacer una caminata por el Parque Nacional de Tijuca, el parque urbano más grande del mundo, con una superficie de 3.972 hectáreas. Como comentamos antes, es el bosque donde se encuentra el Monte Corcovado que da nombre al Cristo. Si tenéis pocos días en Río, esta sería una actividad que podéis dejar de hacer pues, aunque es agradable ver la parte de naturaleza de Río, no es algo imprescindible que hacer en la ciudad. El bosque está dividido en 3 sectores: Sector A - Floresta de Tijuca, Sector B - Serra da Carioca (donde se encuentra el peñón del Corcovado), Sector C - Pedra Bonita/Pedra da Gávea y Sector D - Pretos Forros/Covanca.

    Tijuca se vista haciendo alguna de las muchas caminatas (trilhas en portugués) que hay, en esta página web podéis ver todos los que hay, con distancias y tiempos.

    Nosotros hicimos una por el Sector C, la Trilha Pedra Bonita que es relativamente fácil, no muy larga, con suerte se pueden ver animales (nosotros vimos unos coatíes) y con recompensa al llegar a la Pedra Bonita: buenas vistas de algunas playas y montañas, siempre que no haya mucha niebla. Para llegar hasta allí, nosotros tomamos un Uber hasta Quilombo da Pedra Bonita y luego subimos una empinada cuesta hasta el Estacionamento para Trilha da Pedra Bonita, lugar donde empieza la caminata. Si tenéis suerte, igual el Uber os puede subir al estacionamiento, pero es una cuesta empinada y no todos los coches la pueden subir y te suelen dejar abajo. Ahí, por cierto, hay que apuntar el nombre, pues llevan un registro de la gente que hace la caminata. Al volver, tuvimos el problema de que no hay cobertura, de tal manera que no pudimos pedir un Uber. En este caso, en el aparcamiento hay unos vigilantes, hablamos con ellos y dijeron que tienen un servicio (unos coches amarillos) para bajar turistas hasta la playa más cercana (Praia de São Conrado) por un precio de 10 reales por persona. Para la caminata, llevad repelente de mosquitos y mucha agua.

    Tras terminar la caminata, nos movimos a otra parte de Tijuca, el llamado Parque Lage. Se trata de un agradable parque ubicado a los pies del Parque Nacional de Tijuca, famoso por albergar una enorme mansión de 1931, un regalo del empresario Henrique Lage (propietario del parque en aquel momento) a su mujer. Hoy en día, la mansión está ocupada por la Escola de Artes Visuais y el Plage Café, una cafetería en el patio interior de la mansión, ideal para descansar y desayunar, comer o simplemente tomar algo. Nosotros no estuvimos dentro pues la cola que se forma para esperar mesa es de más de una hora. Además del café, a mano derecha hay una gruta artificial, de acceso gratuito, unas vistas preciosas del parque con el Cristo arriba, y una gran variedad de árboles donde encontramos una especie de primate endémico de Brasil: el tití común. Son de color gris/negro, su cuerpo no es muy grande (20-25cm) pero sí su cola (30-35cm). Como comentamos anteriormente, aquí nace también la caminata para subir al Cristo Redentor (Trilha Parque Lage-Corcovado).

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    Mansión en el Parque Lage

    Al lado del Parque Lage se encuentra el Jardim Botânico do Rio de Janeiro, otra de esas visitas recomendables pero no imprescindibles que dejamos para el último día una vez hayamos visto lo principal. La variedad de naturaleza y árboles y plantas de este lugar es inmensa, uno se siente como si estuviera en la selva. Recorrerlo entero te puede llevar unas 2-3 horas.

    Para la tarde dejamos el barrio de Urca. Lo primero que hicimos fue comer en la Garota da Urca, restaurante del que hablaremos en la sección de comida, al final. Después, dimos un paseo a orillas del mar desde la Praia da Urca, rodeamos el Morro da Urca que es la montaña que hay detrás de la playa, y llegamos hasta Praia Vermelha. Ambas playas son mucho menos turísticas que Copacabana e Ipanema por lo que, para muchos, son más agradables. Nosotros solo las visitamos, no nos bañamos. En Praia Vermelha llama la atención la Estátua de Frédéric Chopin, monumento regalado a Brasil por la colonia polaca residente en Río de Janeiro, en 1944.

    A última hora, para ver el atardecer, fuimos a la segunda actividad turística de Río de Janeiro después del Cristo Redentor; hablamos del Pan de Azúcar (Pão de Açúcar). El Pan de Azúcar un monolito de 391 metros, lo que lo convierte en el tercero más grande del mundo tras la Peña de Bernal (433 metros), en México, y el Peñón de Gibraltar (426 metros).

    La subida se realiza a través de un teleférico que los brasileños llaman bondinho, cuya capacidad es de hasta 65 personas y empieza en “Embarque Bondinho do Pão de Açúcar”. Hasta aquí se recomienda llegar en Uber, ya que la estación más cercana de metro es Botafogo y está a más de media hora de distancia. Aquí hay 4 colas distintas: una para la gente que compra el ticket de manera estándar (la prioridad más baja, antes pasan los de las otras colas), otra para la gente con prioridad (para embarazadas, mayores, o gente corriente pagando 50 reales adicionales al ticket normal), otra para los que hayan comprado el ticket por internet y otra para los que vayan con guía turístico. Esta cola solo sirve para acceder a las taquillas donde se compran los tickets, donde también hay una cola. Cuando tengas la entrada, habrás de ir a otra cola para subir al bondinho. Es decir, hay que hacer un total de 3 colas hasta poder subir. Por eso se recomienda comprar la entrada por internet, pues te evita las dos primeras colas. Eso sí, no compradlas con mucha antelación pues, al igual que sucede con el Cristo Redentor, las vistas desde arriba dependen mucho del tiempo atmosférico, si hay niebla o está nublado, no merece la pena, así que es mejor dejar esta actividad para el día que mejor tiempo haya y, ese día por la mañana, compráis el ticket.

    El bondinho te lleva primero a la montaña Morro da Urca, las mejores vistas se obtienen desde la izquierda, aunque las mismas las podrás ver una vez estés arriba. Allí deberás salir, recorrer todo el parque que tienen montado, con miradores, restaurantes, tiendas de souvenirs, baños, etc. para subir al segundo bondinho que realiza el trayecto Morro da Urca -> Pão de Açúcar, previa larga cola de nuevo. No os extrañéis si os encontráis monos titíes, hay muchos por estas montañas. En el Pan de Azúcar encontramos unas instalaciones similares a las anteriores pero las vistas son, aun si cabe, mejores, pues se tiene una panorámica de 360° de todo Río, incluido el Cristo Redentor, la bahía de Guanabara, la playa de Copacabana en el otro lado, y poder admirar la inmensidad de la ciudad, algo que no habíamos podido ver desde los otros miradores. Es un planazo subir aquí, ver la puesta de sol y la ciudad iluminada de noche. Mirad bien a qué hora se pone el sol e intentar subir una hora antes más o menos, pues con tanta cola se va bastante tiempo.

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    Vistas nocturnas desde el Pan de Azúcar: Copacabana a la izquierda, Praia Vermelha abajo y Cristo al fondo

    Los tickets los podéis comprar en su página página web oficial, se compran para un día, pero no para una franja horaria en concreto. A veces hacen descuentos, así que estad atentos, aunque, como decimos, no conviene comprarlas con mucha antelación por el tema de visibilidad y el tiempo atmosférico. El horario también lo podéis ver en la parte de arriba de la web, incluido a qué hora sube el último bondinho. Para la bajada, aunque no pone a qué hora es el último teleférico, no os preocupéis, todo el mundo se queda hasta que cae la noche, algunos incluso se quedan a cenar, y no dejan a nadie allí pues por la noche cierran todo, el último baja a la hora de cierre con todo el que quede por allí. Ya abajo, podéis pedir Uber hasta vuestro hotel, o restaurante donde vayáis a cenar.

    Tercer día: Cinelândia, Lapa y Playa de Ipanema

    El centro de Río de Janeiro es bastante extenso y tiene muchos edificios dignos de visita, por eso lo dividimos en dos partes. Para este día visitaremos una parte del centro, compuesto por los barrios de Cinelândia y Lapa. Lo primero que haremos es tomar un Uber y bajarnos en la plaza Largo da Carioca. También podéis usar el metro si lo preferís. El centro es un tanto extraño, y Largo da Carioca es una buena muestra de ello. Es una mezcla de majestuosos edificios históricos, y feos y decadentes rascacielos modernos. La plaza nace en 1608, cuando se construye en lo alto de una pequeña colina el Convento de Santo Antônio. Por aquel entonces, debajo de la colina había un estanque que se secó y dio lugar a la actual plaza. El convento fue fundado por los primeros frailes franciscanos que llegaron a Río de Janeiro, y se puede entrar gratuitamente en su iglesia. A su derecha, también se puede visitar el Museu Sacro Franciscano, pero este es de pago (20 reales). Además del convento, el edificio más llamativo de la plaza es el de la sede de Petrobras, una de las mayores petroleras del país, el cual se da un parecido a una torre del juego de Jenga, por esos huecos intercalados que hay en el edificio.

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    Largo da carioca: edificio de Petrobras a la izquierda y convento a la derecha

    De aquí nos dirigimos al sur hasta la Praça Floriano, donde se encuentran algunas de las construcciones más majestuosas del centro. Comenzaremos por el Theatro Municipal do Rio de Janeiro, erigido en 1909 inspirado en la Ópera de Paris. Es el teatro principal de la ciudad, donde se representan obras, óperas, ballet, y una gran variedad de espectáculos y actuaciones. Desde la reforma de 1930, la capacidad total del teatro aumentó de 1739 a 2205 y, posteriormente, con alguna modificación más, quedó en 2361 localidades. Si por fuera es precioso por su arquitectura, su cúpula dorada, su señorial fachada, por dentro lo es tanto o más, con partes construidas con mármol de Carrara de distintos colores, vidrieras y frescos. El teatro se visita por medio de visitas guiadas de pago, los tickets se compran en las taquillas que se encuentran a la izquierda de la fachada principal. La taquilla abre a las 10 de la mañana y solo se pueden comprar entradas para el propio día. En su página web podéis ver los horarios (horários regulares) y precios (preços) de las visitas guiadas; tened en cuenta que, si hay ensayos o visitas especiales, el teatro no estará abierto al público.

    Así que hay que ir a primera hora, reservar las entradas y volver a la hora del tour. El tour lleva una hora de duración aproximadamente.

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    Theatro Municipal do Rio de Janeiro

    El segundo edificio que visitaremos de la plaza es la Câmara Municipal do Rio de Janeiro, el órgano legislativo de Río de Janeiro ciudad, es decir, el encargado de promulgar e interpretar las leyes, así como derogarlas y modificarlas. También se considera el ayuntamiento de la ciudad. Se creó en el 1566, más o menos a la par que la fundación de la ciudad, pero no fue hasta 1977 cuando se mudaron a la actual sede, el Palacio Pedro Ernesto (en memoria del médico y político Pedro Ernesto), que fue construido en 1923 en estilo ecléctico. Este estilo se caracteriza por combinar elementos de distintas épocas y estilos, en este caso, mezcla de diferentes estilos neoclásicos y otros elementos de otros estilos como art nouveau. 

    Se visita también por medio de visitas guiadas, en este caso gratuitas, en portugués, y de media hora de duración. Abre a las 10:00, nosotros fuimos a primera hora. Primero te muestran una galería donde están las fotos de todos los presidentes; se continúa por el plenario que es donde se votan las leyes, presidida por el gran cuadro de la fundación de la ciudad; la siguiente sala es la sala inglesa, que era un lugar de reunión anexo al plenario para que la gente salga y entre para dialogar, inspirada en arquitectura británica y que cuenta con un confesionario, pues antaño se votaba aquí, el voto era secreto; después se sube al piso de arriba, donde se visita la sala francesa, de estilo neoclásico y utilizada antiguamente como salón de bailes, hoy simplemente para diversos eventos políticos; la última parada es la escalera principal con el busto de Pedro Ernesto que da nombre al palacio, alcalde de Río en 1931-1934 y 1935-1936, y famoso, entre otras cosas, por ser el primer político en dar apoyo financiero al carnaval. Merece la pena pues es interesante, breve, se aprenden cosas, hay salas muy bonitas, así como cuadros históricos y, encima, es gratis.

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    Fachada principal de la Câmara Municipal do Rio de Janeiro

    Frente al ayuntamiento, otro impresionante edificio se alza al otro lado de la plaza. Se trata de la Fundação Biblioteca Nacional, o lo que es lo mismo, la Biblioteca Nacional do Brasil, cuya belleza reside en su arquitectura, tanto por fuera como en su interior. Se fundó en 1810 y fue ampliada en 1905, por lo que el edificio actual, también de estilo ecléctico que mezcla neoclasicismo y art nouveau, proviene de esa reforma. Hoy en día, es la biblioteca más grande de Lationamérica. La entrada es libre, sin visita guiada ni nada, se permite el acceso a la planta baja y a alguna sala donde se exponen temporalmente algunos libros históricos en el primer piso, en nuestro caso estaba en exposición una edición de la epopeya Os lusiadas (1572), obra maestra de la literatura portuguesa, del escritor Luís de Camões.

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    Interior de la Biblioteca Nacional

    El último edificio que vamos a destacar de la Praça Floriano es el Museu Nacional de Belas Artes, inaugurado en 1938. Posee una enorme cantidad de obras de arte, especialmente pinturas y esculturas del siglo XIX, pero también destaca parte de la colección de arte portugués que trajo consigo el rey Juan VI de Portugal cuando huyó de Lisboa ante el acecho del ejército de Napoleón y se refugió en Río de Janeiro, en 1807. Actualmente el edificio está cerrado indefinidamente por reformas y no se puede visitar.

    Nos vamos ya de la plaza en dirección a la Catedral Metropolitana de São Sebastião do Rio de Janeiro, otro de los símbolos de la ciudad gracias a su estructura, inspirada en una pirámide maya, con 75 metros de altura y un diámetro exterior de 106 metros. Se trata de una catedral de culto católico, construida entre 1964 y 1979 y dedicada a San Sebastián, patrón de Río de Janeiro. La visita apenas lleva 15 minutos, lo justo para dar una vuelta por su interior, admirar las cuatro enormes vidrieras y la gran cruz que cuelga del techo, y tomar alguna foto. Se accede gratuitamente y está abierta diariamente de 07:00 a 17:00.

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    Catedral Metropolitana de São Sebastião do Rio de Janeiro

    La catedral está en los límites del barrio de Lapa, nuestra siguiente parada. Hay que mencionar que Lapa, aunque es muy céntrico, es un barrio un tanto decadente, hay muchos mendigos durmiendo en sus calles. También es la zona con más bares y ambiente por la noche, pero hay que tener mucho cuidado.

    El icono del Lapa es el Acueducto Carioca, si bien todo el mundo lo conoce como los Arcos de Lapa. Es uno de los ejemplos más ilustres que hay en Brasil de arquitectura colonial, es decir, aquella construida durante la época en que Brasil fue colonia de Portugal (1500-1802). Su construcción se planeó ya en 1600 pero no se llevó a cabo hasta 1723-1744, con el objetivo de llevar agua a la ciudad procedente del Río Carioca, en una época de sequía. En el siglo XIX, con el avance de las infraestructuras, se empezaron a usar otros métodos de transporte de agua y el acueducto dejó de usarse. Esto coincidió con los primeros pasos del tranvía que acabaría pasando por encima del acueducto en lo que hoy es una actividad turística de la que os hablaremos más adelante. Hay un total de 42 arcos a lo largo de 270 metros de longitud, con 17,6 metros de altura y construidos en piedra por indígenas y esclavos africanos, triste práctica habitual del colonialismo. Con un poco de paciencia podréis hacer una foto del arco más el tranvía pasando por encima.

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    Arcos de lapa con el tranvía por encima y la catedral detrás a la derecha

    Ahora subiremos por la famosa Escalera de Selarón (Escadaria Selarón), siempre hasta arriba de turistas. No es una escalera cualquiera, es una obra del artista Chileno Jorge Selarón que cuenta con 215 escalones y más de 2000 azulejos de cerámica de múltiples colores. Los primeros eran principalmente de colores azul, verde y amarillo, en referencia a la bandera de Brasil, si bien actualmente hay de todos los colores y donadas por gente de más de 60 países. Hay varios azulejos en referencia a tradiciones españolas, así como a algunos equipos de fútbol de La Liga. La Escadaria Selarón fue el proyecto de su vida, lo comenzó a desarrollarse en 1990 aunque no se terminó hasta 2005. Sin embargo, esta historia trae un final espantoso, y es que el artista apareció muerto el 10 de enero de 2013 sobre uno de los escalones de su escalera, no se sabe si se suicidó o murió en extrañas circunstancias. Por hablar de algo más feliz, mencionar que la escalera ha sido también escenario de videoclips, como el de la canción Beautiful, de Pharrel Williams ft. Snoop Dogg. La foto más codiciada es la de la parte baja, con los escalones que ilustran el texto ESCADARIA SELARÓN, aunque subiendo por la escalera descubrimos que los guías turísticos tienen unas placas de cartón duro del tamaño de un escalón que imita esas letras y los adoquines de detrás, y que las ponen sobre otros escalones cualesquiera más arriba para que sus grupos se hagan fotos, aquí todos usan sus trucos para tratar de hacer la mejor foto, aunque sea falseando la realidad. Una vez hayamos subido, estaremos en el barrio de Santa Teresa, pero eso lo dejamos para otro día.

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    Tramo de la Escadaria Selarón

    Tras una atareada mañana y parte de la tarde, tomamos un Uber para ir a relajarnos en la Playa de Ipanema. Ipanema significa “aguas malolientes” en la lengua Tupi que es la que usaban los indígenas de Río, los tupinambá, en referencia al Río Ipanema que había antiguamente en el estado de São Paulo. El caso es que nada tiene que ver este nombre con las aguas y arena blanca de la Playa de Ipanema, más familiar y más tranquila que Copacabana. Al inicio de la playa está la Estatua de Tom Jobim, compositor de la célebre canción La Garota de Ipanema (en español, la chica de Ipanema) en 1962, en referencia a la modelo y mujer de negocios Helô Pinheiro.

    La clave es llegar de día a la playa, para daros un baño y deleitarse con la puesta de sol. El mejor sitio para verlo es desde la Pedra do Arpoador, la roca que divide las playas de Copacabana e Ipanema. No tiene pérdida pues veréis que cuando comienza a ponerse el sol la piedra está hasta arriba de gente. En cualquier caso, desde la propia playa también es bonito. El sol se pone por el otro extremo de Ipanema, más o menos por donde está el Morro Dois Irmãos, en español, dos hermanos, en referencia a los dos grandes picos que tiene la formación rocosa.

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    Puesta de sol en la playa de Ipanema con el Morro Dois Irmãos a la izquierda

    Para por la noche, la zona de restaurantes, bares y un poco más de ambiente en Ipanema es la Praça General Osório. También tiene unas vistas de las favelas al fondo. Y es que el nexo entre Ipanema y Copacabana limita con las favelas de Cantagalo-Pavão-Pavãozinho. En realidad, no hay ningún problema en pasear por ambas playas e ir de una a otra, incluso pero mejor tenerlo en cuenta para no desviarse.

    Para otro día, podéis acercaros al norte de Ipanema, que hay un paseo muy agradable a orillas de la Lagoa Rodrigo de Freitas, donde la gente viene a montar en bici, correr, caminar o simplemente de paso al ir de Ipanema a Leblon. También es un sitio habitual para ver el atardecer. Aunque sobre el mapa parece una laguna cerrada, lo cierto es que tiene un canal en el sur que lo conecta con el Océano Atlántico.

    Cuarto día: Centro, Santa Teresa, Puerto, Pedra do Sal

    Volvemos al centro en el cuarto día, pues aún quedan dos o tres edificios históricos que merece la pena visitar.

    Empezamos por el Real Gabinete Português de Leitura, biblioteca y centro cultural que cuenta con una colección de 350.000 obras de autores portugueses fuera de Portugal. El Salón de Lectura es extremadamente bello, construido en estilo neomanuelino (estilo arquitectónico portugués similar al gótico-renacentista, de mediados del siglo XIX hasta principios del XX) en 1887, muy ornamentado y es la principal atracción de los turistas. Aunque la mayoría de la gente viene aquí a deleitarse con el Salón, también se pueden consultar libros, pues no deja de ser una biblioteca. La institución en sí fue creada el 14 de mayo de 1837 por emigrantes portugueses en Río de Janeiro, o sea, poco tiempo después de la independencia de Brasil (1822). El acceso es gratuito, apenas os llevará 15 minutos. Abre de 10:00 a 17:00 todos los días (lunes hasta las 14:30), sábados cerrado.

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    Interior del Real Gabinete Português de Leitura

    De aquí vamos a hacer una breve parada en la Confeitaria Colombo, toda una institución en Río de Janeiro, fundada en 1894 en un estilo de Belle Époque, con grandes espejos, bellas lámparas de cristal colgantes y suelos de mármol. Actualmente está súper turistizado, hasta el punto de que te hacen una foto antes de sentarte que luego tratan de venderte, algo que quita un poco de encanto a la experiencia. Objetivamente los dulces están riquísimos y el salón es muy bonito, pero tanto lo de la foto como el mal servicio (lento, poco atento, poco cuidadoso, pasota y encima cobran un 13%) hicieron que tuviéramos una experiencia agridulce. Pero bueno, también está la posibilidad de entrar, hacer una foto al sitio y pedir algo para llevar, en la parte de la derecha, sin necesidad de hacer la cola que es para pedir mesa. Algunos de los dulces más populares son las mil folhas de creme (milhojas de crema), los brigadeiros (trufas o bombones de chocolate) y el quindim (flan de huevo típico brasileño con un toque de coco).

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    Interior de la Confeitaria Colombo

    Paralela a la calle donde está la confitería se encuentra la Rua Uruguaiana, una de las más importantes del centro, con edificios antiguos y puestos callejeros, la cual desemboca en el Mercado Popular Uruguaiana, buen sitio para comprar algún souvenir a buen precio.

    Nos desviamos a la derecha para ver la Igreja Matriz de Nossa Senhora da Candelária, construida en estilos neoclásico y barroco en 1877, a pesar de que se empezara a construir ya en 1609. Por fuera destaca la cúpula, totalmente realizada con piedra caliza traída de Lisboa. Podéis acceder gratuitamente a su interior, donde destacan las pinturas de los techos. El horario de visita es de lunes a viernes de 7:30 a 16:00 horas.

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    Igreja Matriz de Nossa Senhora da Candelária

    La siguiente parada es la Praça XV de Novembro, donde encontramos varios edificios históricos. El primero de ellos es el Paço Imperial, Palacio Imperial en español, antigua sede del gobierno colonial. Se construyó en 1733 como casa para los gobernantes de Río de Janeiro, en plena época colonial (1500-1802). En 1763, cuando la capital pasa de Salvador de Bahía a Río de Janeiro, la casa pasó a ser la residencia de los virreyes. Mientras tanto, al otro lado del océano, en 1807, Francia y España firmaron en secreto el Tratado de Fontainebleau, por el cual España permitía el paso de las tropas de Napoleón por su territorio para que atacaran a Portugal, aliado de Reino Unido y, por tanto, enemigo de Francia. Este fue el precedente de la Guerra de la Independencia Española, pues Napoleón incumplió el tratado y no solo cruzó la Península Ibérica, sino que se quedó para invadir España. Con lo que respecta a Portugal, en este momento tiene lugar el traslado de la corte portuguesa a Brasil: la reina María I de Portugal y el príncipe regente y posterior rey, Juan VI de Portugal, decidieron huir del país con su familia y venir a Río de Janeiro a refugiarse ante el asedio francés. Fue en este momento, 1808, cuando las instituciones portuguesas se mudaron a Río, la casa se reformó y pasó a llamarse Palacio Real. Después de la Independencia de Brasil (1822), se formó el Imperio de Brasil y el nombre cambió al actual, Palacio Imperial.

    El Paço Imperial fue un edificio súper importante en el proceso independentista brasileño, muy curioso, por cierto. En 1815, Juan VI creó el llamado Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, es decir, Brasil y Portugal compartían reino, en vez de que uno perteneciera al otro. En 1816, María I de Portugal muere y Juan VI hereda el trono. El hecho de que la corte real portuguesa estuviera en Río dio a la ciudad un enorme prestigio y valor internacional. Portugal ya no estaba en peligro y la corte podría comenzar a volver, el rey Juan VI mandó a su hijo y heredero, el príncipe Pedro de Alcántara, pero este se negó y decidió quedarse en Brasil, hasta tal punto que el 7 de setiembre de 1822 proclamara la independencia de Brasil y se nombrara monarca del Imperio del Brasil, bajo el nombre de Pedro I. Es decir, fue un miembro de la realeza portuguesa quien proclamó la independencia de Brasil, inaudito.

    Ya más adelante en el tiempo, el 13 de mayo de 1888, en una de las salas del Paço Imperial, la princesa Isabel de Brasil, nieta de Pedro I, firmó la llamada Ley Áurea, que otorgaba la libertad a todos los esclavos del imperio. Por tanto, el Palacio Imperial es, en cierto modo, el edificio más relevante para la historia de Brasil. Hoy en día es un centro cultural, tiene algunas exposiciones temporales, una fija sobre la historia que acabamos de contar, y una cafetería en la planta baja. Se puede acceder gratuitamente. Abre de 12:00 a 18:00 todos los días excepto lunes, que cierra.

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    Fachada principal del Paço Imperial

    La plaza está abierta a la bahía de Guanabara, desde ahí se puede ver a lo lejos la Ilha Fiscal y su famoso palacio verde. En el siglo XIX ejercía la función de aduana, por ello los europeos la llamaban la Isla de los Ratones. Hoy en día es un museo naval.

    En el otro extremo de la plaza, la Igreja Nossa Senhora do Carmo da Antiga Sé, utilizada a menudo como Capilla Real por la familia real portuguesa durante su estancia en Río a partir de 1807. También fue Catedral hasta 1976, cuando fue construida la actual Catedral de Río de Janeiro, y esta volvió a tener la condición de iglesia. Es de acceso gratuito.

    El último edificio que vamos a ver en la plaza es el Palácio Tiradentes, ubicado detrás del Paço Imperial, sede de la Asamblea Legislativa del Estado de Río de Janeiro. Es decir, de todo el estado de Río de Janeiro, el de la ciudad es la Câmara Municipal do Rio de Janeiro. Primeramente hubo un edificio de época colonial de 1640, pero, en 1922, coincidiendo con el centenario de la independencia de Brasil, se decidió construir uno nuevo, con el objetivo de albergar la sede del Congreso Nacional de Brasil, cosa que sucedió de 1926 a 1960, cuando fue trasladada a Brasilia. O sea, el palacio siempre ha tenido una función parlamentaria, primero nacionalmente y luego para el estado de Río de Janeiro. Se construyó en estilo ecléctico con mucha influencia francesa ya que coincidió con la Belle Époque francesa, cuando todo el mundo miraba a Francia, similar a la historia del Teatro Municipal de Río.

    El edificio lleva el nombre de Tiradentes. Joaquim José da Silva Xavier (1748-1792), coloquialmente conocido como Tiradentes, además de médico y dentista (de ahí su apodo, tira-dentes), fue oficial de caballería que lideró la Conspiración Minera, una conspiración surgida en el estado de Minas Gerais contra Portugal por los altos tributos exigidos a las colonias y cuyo objetivo era conseguir la independencia y crear una república. Trató de sublevarse y provocar un levantamiento en abril de 1789 pero fue detenido y ahorcado en público el 21 de abril de 1792. Con el paso del tiempo fue considerado un mártir y héroe nacional.

    El Palácio Tiradentes se visita por medio de un tour guiado gratuito, igual que el de la Câmara Municipal. Lo bueno es que este también se ofrecía en español, mucho mejor para entender todo. Aunque solo se visitan algunas salas, dan mucho de sí, el palacio tiene muchos detalles en su arquitectura que repasan toda la historia del país. Por ejemplo, vemos granos de café en la decoración de barandillas y marcos, en referencia a uno de los principales productos que exportaba el país en esa época. También vemos la palabra LEX escrita por algunos sitios, como en la urna que hay a los pies de la escalera principal, que significa ley en latín, pues, al fin y al cabo, estamos en un lugar simbólico para la democracia nacional. Hablando de la urna, a ambos lados vemos la figura alegórica de Marianne República que representa la República Francesa. El hall de entrada presenta un mosaico francés en suelo, y una imponente escalera construida con mármol de Carrara. En el primer piso se visita el Salón Noble, donde se realizan diversas actividades culturales y la visita termina en el plenario. Lo dicho, merece mucho la pena realizar el tour guiado, es gratis, sin cita previa y, con suerte, en español.

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    Fachada principal del Palacio Tiradentes

    Tomamos un Uber y nos marchamos de esta plaza. Ahora vamos a coger el tranvía amarillo que cruza los Arcos de Lapa que mencionamos anteriormente. Al tranvía lo llaman allí Bonde o Bondinho, y es el último tren eléctrico que circula en todo Brasil. Más que por su utilidad, hoy en día se usa como elemento histórico y turístico para subir al barrio de Santa Teresa; los residentes usan los autobuses urbanos. Para ello hay que ir a la Estação de Bondes de Santa Teresa, si vais en metro la parada de metro más cercana es Carioca. El primer tranvía sale a las 8:00 y el último a las 17:30, la frecuencia es de cada 20 minutos al principio, a medio día suele ser cada 15 minutos. Los tickets para subir se compran en la taquilla de la estación, donde se suelen formar largas colas, dicho sea de paso. Si vais en pareja o en grupo, lo mejor es que uno se ponga a la cola y otro vaya comprando los billetes mientras tanto. El precio es de 20 reales ida y vuelta, no hay billete de solo ida.

    Nosotros recomendamos bajarnos en la penúltima parada, Largo dos Guimarães, que está en pleno corazón del barrio. Lo primero que haremos nada más llegar a Santa Teresa es comer, es una zona con varios restaurantes y, entre ellos, uno de los mejores de la ciudad, el Bar do Mineiro, del que os hablamos en la sección de restaurantes.

    Localizado en lo alto de una de las muchas colinas que tiene Río, Santa Teresa es considerado el barrio de los artistas, llena de callejuelas con estudios, galerías y murales callejeros. Se formó en 1750 en torno al convento de Santa Teresa y en el siglo XVIII inmigrantes europeos y la clase alta portuguesa comenzó a poblarla, construyendo hermosas villas con distintos estilos arquitectónicos. Gracias a que está en una colina, muchas de estas villas tenían (y tienen) una gran vista de la ciudad. Poco a poco dejó de ser considerado como un barrio de lujo y el barrio cayó un poco en decadencia, hasta que en las últimas décadas los artistas vieron en él un lugar de inspiración para aquellas mentes creativas y artistas.

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    Bondinho en el barrio de Santa Teresa

    Nos habíamos bajado del bondinho en Largo dos Guimarães, que es el núcleo del barrio, tanto urbanística como gastronómicamente. La última parada habría sido Largo do Curvelo, que está junto a la próxima atracción turística que vamos. Se trata del Parque das Ruinas, ubicado a unos 15 minutos (de subida) andando desde Largo dos Guimarães, un centro cultural para los locales y un mirador para los turistas, ofreciendo unas vistas panorámicas fabulosas. No es raro encontrarte gente dibujando, escribiendo, grabando vídeos, cualquier actividad artística. También hay un puesto de snacks y bebidas. Para volver al centro, podemos hacer uso del billete de vuelta del tranvía amarillo, desde la parada Largo do Curvelo, o bajar andando por la Escadaria Selarón. O también podéis pedir un Uber directamente desde aquí.

    La última parada del día es el puerto (Porto do Rio de Janeiro), lugar de nacimiento del samba ya que fue uno de los puertos usados para traer esclavos. Por cierto, si bien la palabra samba es femenina en España y partes de Latinoamérica (la samba), la forma correcta, tal y como se usa en Brasil, es en masculino (el samba).

    En la zona portuaria, concretamente en el Parque do Porto Maravilha, destaca el Museu do Amanhã, obra del arquitecto ingeniero valenciano Santiago Calatrava. En una ubicación idílica (frente a la bahía de Guanabara), el museo se inauguró en diciembre de 2015 como parte del proyecto de reforma del puerto de cara a los Juegos Olímpicos de Río de 2016. El museo quiso ser sostenible desde el principio y hacer uso de recursos naturales, como el agua de la bahía para el regular el aire acondicionado, así como paneles solares en el techo que capturan y convierten la energía solar en electricidad y unas alas que se abren y cierran según las horas de sol para dar más o menos sombra. El coste fue de, aproximadamente, 55 millones de dólares. El museo es un museo de ciencia y tecnología que trata el tema del futuro. En su página web podéis comprar ver los precios de los tickets, si queréis visitarlo.

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    Museu do Amanhã

    La siguiente parada en el puerto es Etnias - Mural de Graffiti (Estúdio Kobra). Etnias es un mural, obra del artista y grafitero Eduardo Kobra como parte del lavado de cara del puerto ante las Olimpiadas de 2016. Realmente no lo hizo el solo, sino que contó con su equipo, y les llevó dos meses de trabajo diario, con un consumo de 3.000 botes de spray y 700 litros de pintura. El mural muestra las caras de distintas etnias del mundo, tiene 15 metros de altura y 170 metros de largo, lo que le valieron para entrar en el Libro Guinness de los récords como el mural de pintura con spray más grande del mundo realizado por un equipo.

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    Mural Etnias

    Una última cosa que ver en el puerto, si bien solo tiene lugar los lunes a partir de las 20:00, es una fiesta callejera del samba en torno a la Pedra do Sal. Nos gustó mucho la idea y el ambiente, había puestos callejeros vendiendo capirinhas y demás bebidas, todo el mundo bebiendo y núcleos de gente bailando en las portadas de algunos locales. La parte negativa es que estaba hasta arriba de gente y apenas se podía caminar, así que recorrimos las calles como pudimos y fuimos a tomar algo sentados a la plaza Largo de São Francisco da Prainha, una plaza muy bonita y con varias terrazas. Aunque no sea lunes, es un buen sitio al que venir a tomar algo a medio día en alguno de sus botecos (bares). Como en toda actividad con aglomeraciones, llevad vuestras pertenencias bien guardadas y dejad lo que no sea imprescindible en casa.

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    Largo de São Francisco da Prainha

    Quinto día: Maracaná, Botafogo y resto de cosas

    El último día, como comentamos, lo dejamos para ver un par de cosas y todo aquello que nos quedó por ver de los días anteriores y que, por falta de tiempo (eran muchas cosas) y otras razones, no pudimos visitar en el horario previsto.

    Primero tomaremos un Uber en dirección al estadio de Maracanã⚽, aunque también podéis ir en metro hasta la parada homónima. Maracanã es uno de esos estadios míticos para los amantes del fútbol (futebol como dicen aquí), el estadio más grande de Brasil. Aquí se han jugado finales de Copa Libertadores, que es como la Champions League de Sudamérica, la final de la Copa Mundial de Fútbol de 1950 (con el famoso maracanazo) y 2014, la final de la Copa América Brasil 2021, así como la final de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Por aquí han pasado, desde los mejores jugadores brasileños de todos los tiempos como Pelé, Garrincha, Zico, Ronaldo Nazario, Ronaldinho, etc. hasta históricos jugadores mundiales como Maradona, Riquelme o el mismísimo Messi. En la actualidad sirve como estadio local compartido por dos equipos, el Flamengo (el equipo principal) y el Fluminense (el equipo más pequeño). Más allá del fútbol, aquí también se han celebrado conciertos de grandes artistas mundiales a lo largo de su historia.

    El estadio se puede visitar de dos maneras. La primera es con una visita (por libre, sin guiar), no hace falta reservar nada con antelación, simplemente ir a la Puerta A (“Tour Maracanã” en la aplicación de mapas) y pagar el ticket. Ahí comienza un recorrido por el museo o salón de la fama, los vestuarios, los banquillos, el campo, las gradas y la sala de prensa. En su página web podéis ver los horarios de apertura y precios. La visita no lleva mucho tiempo, 30-45 minutos aproximadamente.

    La otra opción es asistir a un partido de la Liga Brasileira o de la Copa Libertadores. Para ello, mirad los horarios en internet a ver cuándo hay partido, y presentaos en las taquillas del estadio para comprar las entradas, pues estas no se venden en internet a extranjeros, únicamente a través de agencias de turismo.

    El estadio está muy a desmano, no hay nada por aquí, así que si no tenéis el tiempo suficiente y no sois muy fanáticos del fútbol se puede obviar.

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    Estadio de Maracanã por dentro

    Lo último que nos quedaba por ver en Río de Janeiro es el barrio de Botafogo, el cual yace en torno a la bahía y playa de Botafogo, con su forma característica de semi círculo con el Pan de Azúcar de fondo. Además de esto, es un barrio de altos edificios de oficinas, cines y centros comerciales. Nosotros dimos una vuelta por la playa y por la Basílica Imaculada Conceição que nos llamó la atención. En su interior se alberga la tumba de la pequeña Odette Vidal de Oliveira, por todos conocida como Odetinha, quien falleció en 1939 a los nueve años por una meningitis, y ahora está en proceso de beatificación por la Archidiócesis de Río de Janeiro.

    Luego cruzamos los 4-5 carriles de coches que separan la playa del resto del barrio a través de unos túneles que hay en ambos extremos para subir al Centro comercial Botafogo praia shopping. En la última planta, la 9, hay un bar restaurante súper chulo llamado Brewteco Botafogo (es una cadena y tiene varios), perfecto para tomar algo con unas vistas tremendas de la playa y el Pan de Azúcar. Nada más salir por la planta 9 te preguntan si quieres sentarte en una mesa o simplemente ver el paisaje. Nosotros teníamos tiempo y nos sentamos, aunque, como estaba nublado, volvimos otro día que estaba despejado simplemente a ver las vistas. Si no tenéis mucho tiempo en general, merece la pena al menos subir a este mirador, sin necesidad de ver nada más del barrio.

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    Vistas desde la terraza de Brewteco Botafogo


    ¿Qué comer en Río de Janeiro?

    Brasil es un país enorme y, como tal, posee una gran variedad de comidas. Es cierto que la gastronomía brasileña no goza de fama internacional como otras latinoamericanas, pero sí tienen varios platos dignos de mención. Algunos de los más típicos que veréis en muchos restaurantes son:

    Feijoada – el plato nacional, un guiso de frijoles con carne de cerdo y chorizo, acompañado de arroz, farofa, couve refogada (col salteada) y unos gajos de naranja al final. En español se podría traducir como frijolada. Se sirve un poco de cada cosa en el plato y se mezcla como podéis ver en la foto más abajo.

    Farofa – es una harina hecha con mandioca (también llamada aipim o yuca según la región) que sirve de acompañamiento para muchos platos.

    Picanha - la Picanha es un corte de carne de vacuno localizada en la parte trasera de la vaca. Tiene una parte de músculo con una tira de grasa que hace que sea un corte jugoso, y se come todo, también la parte de grasa.

    Pão de queijo – bolas de pan cuya masa está hecha con queso. El típico entrante que no falta en la mesa brasileña.

    Pastel de queijo – empanadillas de queso (pastel en Brasil es una empanadilla). El queso que suelen usar, tanto en los pasteles como en el pão de queijo es el catupiry, un queso suave brasileño.

    Pão de alho – pan de ajo, muy popular aquí, como en muchas otras partes del mundo.

    Coixinha – similar a unas croquetas, pero con forma de gota de agua grande. Suelen estar rellenas de patata y pollo, aunque hay muchas variedades.

    Arroz maluco – en Brasil veréis muchos tipos de arroz, este es uno con muchos ingredientes (huevo, linguiça, zanahorias, etc.), se da un aire a un arroz tres delicias. No se suele comer de plato principal sino como acompañamiento.

    Tapioca – es el almidón de la mandioca/yuca/aipim. Tiene forma de diminutas perlas que se unen para hacer una masa tipo wrap o crêpe, que se rellena de ingredientes (mantequilla, jamón, queso, etc.). También hay un entrante típico que se llama dadinhos de tapioca, similar a unos dados de patata fritos, pero con tapioca. Lo encontraréis por todo el país.

    Frango passarinho – similar al pollo al ajillo, riquísimo.

    Strogonoff de frango – un guiso de pollo con champiñones, normalmente acompañado de patatas fritas o arroz.

    Galeto – se refiere a un pollo (frango) joven, sacrificado a los 21 días aproximadamente. No es un plato en sí, sino una aclaración, pues lo veréis a veces en los menús.

    Chopp (pronunciada shop) – es la palabra que usan en Brasil para referirse a la cerveza sin pasteurizar, almacenadas en barriles. Las cervezas pasteurizadas aguantan mucho más por eso se almacenan en botellas o latas, mientras que la de sin parteurizar se almacena en barril porque va a ser consumida antes. Por tanto, cuando pides una chopp, estás pidiendo una cerveza de barril. La marca más conocida de Chopp es Brahma, la veréis por todo el país. Otra cerveza popular es Itaipava, esta normalmente servida en longneck. En Brasil se usa la palabra longneck para referirse al botellín pequeño, porque es muy habitual que sirvan cervezas en botellas de 750 mL (y se comparten.

    Capirinha – la bebida nacional, un cóctel preparado con cachaça, azúcar, zumo de lima y hielo. Muchos brasileños prefieren beber caipirinha antes que cerveza porque esta última les hincha mucho, por eso es una de las bebidas más consumidas, también para acompañar comidas.

    Cachaça – licor producido a partir de zumo de caña de azúcar, que se fermenta y destila.

    Limonada suíça – la limonada típica de Brasil, aunque el nombre sea limonada suiza. A nosotros nos gustó bastante y fue una habitual a lo largo de todo nuestro viaje ya que lo sirven en todo el país.

    Guaraná – el refresco nacional, procedente de la fruta homónima. Tiene sabor parecido a un jarabe y lleva mucha azúcar, por lo que no está de más pedir la versión zero.

    Fruta – la fruta, en general, nos pareció exquisita siempre que la comíamos en los desayunos de los hoteles. Suelen poner fruta de temporada que, en nuestro caso, solía ser mamão (papaya), sandía, guayaba, banana da terra (una banana de tamaño considerable) y piña. Deliciosa.

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    Feijoada: el plato nacional brasileno

    ¿Dónde comer en Río de Janeiro?

    Ya sabemos qué probar cuando estemos en Río de Janeiro, ahora vamos a descubrir dónde probarlos. A continuación, os listamos unos cuantos restaurantes buenos. Como sucede en España, aquí también suele haber menú del día, llamado menu executivo o pratos executivos (platos de menú del día) que se sirven a medio día entre semana en casi todos los restaurantes. A los entrantes les llaman petiscos. Además de los enunciados aquí, en la siguiente sección os hablamos de las churrascarias, un tipo de restaurante brasileño que merece mención aparte.

    Sobre la cultura de la propina en Brasil, aquí la propina (gorjeta) suele ser de un 10% en restaurantes estándar, y un 13% en restaurantes más caros. Aunque teóricamente no es obligatorio dejar propina, ya suelen venir incluida en el ticket y todo el mundo suele dejar lo que viene en el ticket, no hay que añadir nada más. No es algo que hagan con los turistas, sino con todo el mundo, incluidos los brasileños.

    Sobre los métodos de pago, además de la tarjeta (cartão) y el dinero en efectivo (dinheiro), otra forma popular en Brasil es mediante PIX, un sistema de pago instantáneo implementado por el Banco Central de Brasil. Desgraciadamente para el turista estándar, en general, necesitas una cuenta bancaria brasileña y el CPF (identificación fiscal del país).

    A propósito de tarjetas, en los restaurantes y otros establecimientos, al pagar con tarjeta, nos dirán si es de débito o de crédito. Si vamos con una tarjeta europea, aunque sea de débito, siempre hay que decir que es de crédito, de lo contrario suele dar error.

    Vamos ya con los restaurantes. En Centro:
    • Galeto 183 – comida variada brasileña. Tienen varios tipos de carne (filet mignon, contrafilé, galeto) que acompañan de arroz, farofa y frijoles. También tienen pan tostado de ajo (pão de alho) y pasteis de nata, de postre.
    • Amarelinho da Cinelândia – restaurante tradicional brasileño, un poco de todo, raciones generosas.
    • Restaurante Metro – tipo buffet por peso de comida brasileña (R. Alcindo Guanabara, 24 – Cinelândia)
    • TT Burger – cadena de hamburguesas muy buenas. Fuimos al de Ipanema y nos gustó bastante.

    En Copacabana:
    • En Copacabana destacan las churrascarias, os damos algunos nombres en la siguiente sección. También hay otros restaurantes de carne como Braseiro (R. Domingos Ferreira, 214) y Quick Galetos pero no funcionan como churrascarias.
    • Deck buffet – restaurante de tipo buffet, tienen prácticamente de todo (carnes, pizzas, etc.) por un precio fijo.
    • Café e Bar Stalos – una pizzería por si algún día queréis cambiar de aires.

    En Ipanema:
    • Restaurante e Bar Garota de Ipanema – la especialidad es la picanha (da para dos o tres personas porque es grande) y la feijoada (aunque ponga para dos personas, pueden comer tres). También tienen muchos otros platos que hemos visto en la sección anterior, como el strogonoff de frango.

    En Urca:
    • Garota da Urca, uno de los mejores en Río, de la misma cadena que Garota de Ipanema. Aquí se recomienda pedir la picanha no rechaud (picanha servida en una plancha para que la termines tú de hacer al punto que te guste), muy buena. La sirven con farofa. Otros platos populares: Bacalhau à Gomes de Sá (bacalao en salazón con patatas, cebolla, dientes de ajo, huevo cocido y aceite, parecido a una ensalada campera) y, de postre, plátano al horno con canela, y queso con goiabada (dulce de guayaba).

    En Santa Teresa:
    • Bar do Mineiro, todo un clásico y el mejor restaurante del barrio, por lo que puede que esté lleno dependiendo del día en que vayáis, pero merece la pena esperar. Tiene comida del estado de Minas Gerais, de ahí el nombre. De entrante pedimos bolinhos, similar a las croquetas, que hay muchos tipos, nosotros pedimos los de linguiça (salchicha) con queso, y los de aipim (yuca) con costela desfiada (carne mechada)). De comer, pedimos feijoada para dos personas (aunque ponga para 2, da para más); y de postre, el pudin de leche. También tienen una gran variedad de cachaças. Si vais a medio día, sabed que tienen lista de pratos executivos (platos del día).
    • Bonde Boca, en la parte más alta del barrio. Además de buena comida, tiene una terraza con muy buenas vistas, por eso puede ser un poco más caro que el resto.

    En Leblon:
    • Braseiro da Gávea – otro de carnes, muy buena picanha.
    • Aquí en Leblon, como barrio de clase más alta, suelen estar algunos de los mejores y más exclusivos restaurantes, así como los más caros. También encontramos una cocina más internacional. Algunos ejemplos son: Nola (restaurante italiano) y San Leblon (japonés).

    Bares con buen ambiente donde también sirven algún plato de comida:
    • Brewteco Botafogo. El bar del que os hablamos en el apartado de Botafogo, que tiene unas vistas espectaulares. Ideal para tomar una cerveza, pero también para comer. Tienen varios pratos executivos a buen precio, así como raciones varias. Es una cadena, pero este en concreto es el mejor en cuanto a vistas se refiere.
    • Boteco Belmonte – bar guay donde tomar una cerveza o una capirinha. También tienen alguna cosa de picoteo. Hay varios por la ciudad, nosotros fuimos al de Ipanema.
    • Boteco Boa Praça – muy parecido y muy cerca del anterior, con el mismo concepto. También tienen varios, nosotros fuimos al de Ipanema.

    ¿Cómo es una churrascaria en Río de Janeiro?

    Una de las tradiciones gastronómicas brasileñas es el churrasco, similar a una barbacoa en España, al asado en Argentina, Paraguay, Colombia, etc. o la parrilla en Perú. Es habitual reunirse los fines de semana entre amigos o en familia para comer churrasco. En esta sección lo que vamos a contar es cómo es la experiencia de comer en una churrascaria, un tipo de restaurante muy típico en Brasil, si bien lo podemos encontrar casi en todo el mundo (por ejemplo, en España, la cadena Brasa y Leña). El estilo en que funciona este tipo de restaurante se conoce como rodizio y viene a ser similar a un buffet en que traen la carne en una espada y te sirven un filete. De hecho, es un término que se ha exportado a otros tipos de cocina, por ejemplo, los rodizios de pizza son cada vez más populares en Brasil. 

    En un rodizio de churrascaria te pueden llegar a ofrecer hasta veinte cortes de carne de res, y algún otro de otro animal (cerdo, pollo, cordero). Algunos de los típicos son: linguiça (salchicha de cerdo), costela, corazón de pollo, entrañas, contra filé, fraldinha (falda), maminha, cupim (joroba), chorizo, filé mignon y picanha. Normalmente tienen un dibujo de una vaca donde indican de dónde procede cada parte. Las más únicos de aquí y que te animamos a probar son: la picanha (la estrella), el filet mignon (uno de nuestros favoritos), contra filé, cupim, fraldinha y maminha.

    Las churrascarias ofrecen, primeramente, un buffet fijo de verduras, salsas, embutidos, pan, arroz, frijoles y hasta sushi, que cada uno podrá servirse a su gusto. Una vez nos sentemos en la mesa, podemos pedir otros aperitivos (a veces simplemente los traen sin necesidad de pedirlos) tipo pão de queijo y pastel de queijo, pão de alho, patatas fritas, buñuelos fritos variados o plátano frito. Tanto para el buffet como para estos entrantes, está bien coger algo para acompañar la carne, pero la idea no es llenarse con el picoteo, sino con la carne. Dicho esto, hay que pedir, aunque sea para probarlo, platos típicos de Brasil como el pão de queijo, pão de alho y plátano frito.

    Después comienza el espectáculo: los camareros vendrán, espada en mano, ofreciendo los distintos tipos de cortes, y suelen venir tan rápido que apenas te da tiempo a comer un trozo cuando ya están trayendo el siguiente. Lo hacen para que el cliente se sacie pronto y deje de comer. Pero no os preocupéis, por lo general, no hay problema en rechazar un tipo de carne, aun si te gusta, porque luego vuelven a pasar. No es que pasen una vez con la picanha y ya no vuelvan más. El camarero hará un corte a la carne y tú tendrás que cogerlo con unas pinzas metálicas que te dan con los cubiertos. En caso de que no quieras una carne en concreto, basta con decir que no, o usar una tarjeta de color rojo que facilitan algunos restaurantes.

    Las bebidas nunca están incluidas y los postres, en general, tampoco. Se piden por carta y se pagan aparte, algo a tener en cuenta para no llevarse sorpresas cuando traigan la cuenta.

    Aquí os dejamos una lista de algunas de las churrascarías más populares de Río:
    • Churrascaria Palace – de las más caras, pero te aseguras la calidad de la comida. Nos la recomendó una amiga local y salimos muy contentos. El precio fue de 232 reales por persona que, sumado a las bebidas más el 13% de propina, acabamos pagando 50€ por persona. Lógicamente es caro para Río pero es toda una experiencia en Brasil. Fuimos a medio día y no hizo falta reservar. Chequear que esté abierto, eso sí.
    • Fogo de Chao, Av. Reporter Nestor Moreira, S/N – También de alta categoría, tiene locales en otros países, incluso.
    • Churrascaria Carretão Lido – este está también bien y es un pelín más barato que los anteriores.

    Excursiones desde Río de Janeiro

    En Río de Janeiro nunca sobras días, da igual cuanto tiempo estés que siempre hay cosas que ver y hacer. Si tuvieras días de más, aquí os dejamos algunas ideas para hacer excursiones, aunque dadas las distancias y el tráfico que hay en Brasil, hay muy pocas por no decir ninguna que merezca la pena hacer en un solo día, mínimo hay que quedarse una noche.

    Armação dos Búzios, más conocido como Búzios, un antiguo pueblo de pescadores, hoy en día todo un destino turístico por sus playas. Es uno de los destinos más populares de los argentinos, así que es posible que se os pegue antes ese acento que el brasileño. Se puede hacer en un día pero son tres horas de ida y otras tres de vuelta, por lo que apenas da tiempo para disfrutar de las playas. La gente suele ir, al menos 3-4 días.

    Cabo Frio, del mismo estilo que Búzios, pero media hora más cerca de Río. También hay muchas agencias que ofrecen tours de un día desde Río.

    Arraial do Cabo, el tercero en discordia, mismo estilo que los anteriores, muy cerca de Cabo Frio.

    Paraty, ciudad colonial encantadora y una de las ciudades más bonitas de Brasil. La ciudad en sí se puede visitar en un día tranquilamente, pero para llegar hacen falta unas 5 horas, por lo que no es factible hacerlo en un día. Nosotros fuimos en los autobuses Costa Verde. Más información en nuestra artículo.

    Hay muchas agencias globales que ofrecen estas excursiones y otras locales como City Rio y Rio Máximo.

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