Himeji es una ciudad de poco más de medio millón de habitantes en la prefectura de Hyōgo. La ciudad es famosa en todo el país por albergar uno de los castillos más bonitos y mejor conservados, uno de esos que aparecen en todas las guías de rutas de castillos y algo imprescindible si estamos viajando por la zona.
La ciudad, además del castillo, no tiene mucho más, por lo que se puede visitar en un par de horas si estamos en ciudades cercanas como Osaka o Kobe. Nosotros nos alojábamos en Osaka, y visitamos el castillo nada más abrir, y luego fuimos a ver Kobe el resto del día; es algo factible también.
¿Cómo llegar a Himeji?
Si venimos de Osaka lo más rápido es tomar el tren (no Shinkansen) de la JR Tokaido Sanyo Main Line hasta la parada Himeji. Este trayecto dura 1 hora. Si queréis usar el Shinkansen, debéis tomar la misma línea desde Osaka hasta Shin-Osaka, que es la estación del tren bala, y ahí tomar algún Shinkansen que va en dirección oeste, por ejemplo, el Nozomi. Está combinación dura 45 minutos, por lo que no es un gran ahorro. Nosotros preferimos usar solo un tren sin transbordos, aunque lleve un poco más. Los horarios los podéis ver en la aplicación Navitime Japan.
El trayecto anterior está cubierto por cualquier billete de JR que incluya la región en la que está Himeji (Japan Rail Pass, Kansai Area Pass, Kansai – Hiroshima Area Pass, JR-West Rail Pass, etc.).
¿Qué ver en Himeji?
Como decíamos, lo más interesante es el castillo, y es por lo que la gente visita esta ciudad. El castillo se encuentra a un kilómetro y medio de la estación, unos 20 minutos andando en línea recta, no tiene pérdida porque se va viendo al fondo en todo momento. Fijaos de paso en las alcantarillas, ya sabéis que en muchas ciudades de Japón son verdaderas obras de arte, e Himeji es un ejemplo de ello, mostrando, cómo no, su castillo.
Alcantarilla de Himeji
Conforme nos vayamos a acercando, iremos viendo más y más tours organizados, grandes autobuses de turistas y tiendas varias de souvenirs; al fin y al cabo, se trata del castillo más visitado de Japón. Algo muy típico de los japoneses es crear una mascota para todos los atractivos turísticos del país y, cómo no, el castillo de Himeji no iba a ser menos: en este caso es una adorable princesa de forma redonda con un castillo en la cabeza y adornado con flores de cerezo y recibe el nombre de Shiromaruhime.
El castillo de Himeji (Himejijo) está designado Tesoro Nacional de Japón y desde 1993 está listado en el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El castillo se construyó en 1609 en el mismo lugar donde anteriormente había pequeñas fortificaciones de diversos clanes que gobernaban la ciudad. Tiene una extensión de 107 hectáreas y consta de un total de 82 edificios conectados entre sí por distintos caminos, murallas, y puertas. El hecho de que el recinto conste de caminos laberínticos y tantos edificios y torres, todos muy parecidos entre ellos, se hizo aposta, para que fuera confuso en caso de que el castillo fuera atacado y los enemigos penetraran en el recinto amurallado.
El castillo, apodado "Castillo de la Garza Blanca" (White Heron Castle) por el color blanco y brillante de todas las paredes, es un ejemplo de castillo feudal, pues aquí residieron daimios, que eran señores feudales de la época, desde su creación hasta 1868, cuando el feudalismo cayó con el último shogunato Tokugawa y se instauró la Era Meiji (1868-1912), o lo que es lo mismo, un gobierno imperial.
Murallas y fosos con del recinto del castillo de Himeji
En esta época, con el afán de acabar con el feudalismo, se destruyeron muchos castillos, y en el caso del de Himeji así sucedió, pero solo en parte, si bien no logró evitar que acabara abandonado en 1871. Se decidió subastarlo y la puja ganadora fue de, atención, ¡23 yenes! (de la época, eso sí). El comprador tenía intención de demolerlo para utilizar la tierra, pero los costes para ello eran tan altos que cambió de idea. El castillo mostró una sorprendente resiliencia ante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y terremotos, se dañó, pero sin grandes destrozos; aún así tuvo que ser restaurado, la última reforma data de 2015.
De todos los edificios del castillo, solo se visita la torre principal, que ejercía funciones defensivas, no se visitan otras torres o edificios donde residía la gente ni nada. Por dentro es un tanto distinto a otros que hemos visto, tipo el de Osaka o el de Hiroshima. Este está vacío por dentro, es decir, no alberga un museo como los otros dos. Se ven detalles como la estructura de la torre, la forma de la ventana, lugares estratégicos para esconderse, para tirar piedras, para emboscadas, etc. Otro detalle curioso, quizás también hecho para confundir al enemigo, es que la torre consta de 6 plantas más una subterránea, pero por fuera parece que tan solo tuviera 5 plantas, porque la cuarta y la quinta parecen estar unidas. Desde la última de todas tendremos unas bonitas vistas de las distintas partes del castillo y la ciudad de fondo.
Vistas del castillo de Himeji desde la base
Merece la pena destacar la figura del animal mitológico Shachi o Shachihoko que decora los torreones de los castillos japoneses. Este animal tiene cabeza de tigra y cuerpo de carpa, se cree que protege al castillo de catástrofes naturales, sobre todo incendios, creyendo que el animal expulsa agua por su boca para acabar con el fuego. Normalmente aparece en los tejados en parejas, un macho y una hembra; sin embargo, en el castillo de Himeji, son dos hembras. Estos fueron sustituidos por otros nuevos al comienzo de la Era Showa (1926), y los antiguos se pueden ver durante la visita.
Vistas del Shachi del castillo de Himeji con la ciudad de fondo
Los precios y horarios los podéis ver en su página web, y en la entrada te dan un folleto en español donde explica lo más interesante que hay en cada planta.
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