La bella Salzburg —Salzburgo en español—, situada al norte de
Austria, es la cuarta ciudad más grande del país después de Viena, Graz y Linz, y cuenta con 150.000 habitantes. A pesar de que Salzburgo sufrió daños durante la Segunda Guerra Mundial, su centro histórico fue reconstruido con tanto esmero que en 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su excepcional arquitectura barroca. Por ello, es una ciudad muy turística, recibe de 7 a 9 millones de visitantes al año, sin contar pernoctaciones.
Probablemente lo primero que te venga a
la cabeza al leer Salzburgo es la figura de uno de los músicos más célebres de
la historia: Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Esto se debe a que Salzburgo es la ciudad que le vio
nacer y, por ello, sus calles y tiendas están llenas de referencias al compositor, casi hasta el punto de la sobreexplotación. Por otro lado, también cabe destacar que la película The Sound of Music (1965), conocida en España como Sonrisas y lágrimas, fue
rodada en Salzburgo y sus alrededores, hecho que contribuyó al aumento del
turismo. La película, basada en hechos reales, narra la historia de una novicia que se convirtió en institutriz de los hijos de un viudo y exoficial de la marina austrohúngara.
La ciudad también posee un gran patrimonio cultural, y eso que no ha tenido mucha suerte a lo largo de su historia. El arzobispado de Salzburgo fue ocupado por Francia en 1800 y, tras reorganizaciones territoriales entre 1803 y 1806, pasó al Reino de Baviera. Más tarde, entre 1809 y 1810, la ciudad estuvo bajo la ocupación de Francia napoleónica y nuevamente del Reino de Baviera, y tanto franceses como bávaros aprovecharon para llevarse piezas valiosas de las iglesias y colecciones del arzobispo antes de abandonar la ciudad.
¿Cómo ir a Salzburgo?
La ciudad se puede visitar perfectamente
en un día, y es una excursión recomendable si te encuentras en Viena o Múnich,
por ejemplo. Desde Múnich, podemos llegar en tren en una hora y media o dos horas con el Bayern Ticket (únicamente con trenes M o BRB, no con RJ) que, aunque solo sea para Baviera, alcanza ciudades limítrofes como Salzburgo. Si viajáis desde otra ciudad austríaca, el billete más económico es el Einfach-Raus-Ticket, válido para todo un día en trenes regionales y locales de la ÖBB (Österreichische Bundesbahnen).
Es preciso mencionar que muchas de las visitas nos costarán dinero, por lo que dependiendo de en cuántos sitios queráis entrar, quizás os sale a cuenta sacar la Salzburg Card, disponible para 24, 48 o 72 horas. Permite transporte público gratuito por la ciudad y entrada gratuita a varias atracciones turísticas que iremos contando a lo largo del artículo.
No obstante, es necesario deciros que la mayor parte del año llueve en
Salzburgo, así que os aconsejamos ser precavidos e ir con un buen paraguas.
Circular en Austria
Para circular por las carreteras austriacas es necesario llevar una pegatina, también conocida como viñeta (Vignette en alemán). Estas se compran por internet o físicamente en las gasolineras, tanto en las primeras nada más cruzar la frontera como en algunas que nos encontremos según nos aproximemos a los límites del país. La viñeta ha de estar adherida al parabrisas, como cualquier pegatina de la ITV. No obstante, estas son solo obligatorias para conducir por autopistas y autovías —no por carreteras secundarias— y para vehículos de hasta 3,5 toneladas. Existen tres modalidades: para 10 días seguidos, para 2 meses y para 1 año; todo la información al respecto la podréis ver más detalladamente aquí, además de los precios correspondientes. Vehículos de peso superior a 3,5 toneladas, incluidas caravanas, han de comprar un dispositivo electrónico, cuya información la tenéis también en el anterior enlace.Además de personalmente en gasolineras, también se pueden comprar online en la página web oficial, introduciendo la matrícula del coche y el número de días. Es lo más cómodo para evitar colas o paradas en gasolineras. Una vez has comprado la Digitale Vignette, el segundo paso es, si se quiere, activar el Digitale Streckenmaut FLEX, que es para pasar por la zona de peaje automático, para lo que primero necesitas decir por qué tramo de autopista se va a pasar.
En caso de que alquiléis un coche en la propia Austria, normalmente estos ya tienen incluida la viñeta, aunque siempre es mejor consultarlo con la agencia para asegurarse.
Para aparcar en Salzburgo ciudad, la mejor opción es el Park Garage Linzer Gasse, abre 24 horas. Aquí podéis ver las tarifas.
Para aparcar en Salzburgo ciudad, la mejor opción es el Park Garage Linzer Gasse, abre 24 horas. Aquí podéis ver las tarifas.
¿Qué ver en Salzburgo?
La estación central de trenes de Salzburgo se encuentra al norte de la ciudad, a unos 20 minutos a pie del centro. El río Salzach, el más importante de la ciudad, la divide en dos partes: al este se sitúa la ciudad nueva y al oeste, el casco antiguo, donde se concentran la mayoría de los principales atractivos. Nuestro recorrido seguirá esta división para facilitar la orientación.
Gran parte de los edificios del casco antiguo barroco son obra de arquitectos y artistas italianos contratados por los príncipes-arzobispos que gobernaban la ciudad, sobre todo de los siglos XVII y XVIII, lo que le valió para ser apodada “la Roma de los Alpes”.
A diferencia de Viena, todo el casco histórico y gran parte de la ciudad se puede recorrer a pie sin problema, por eso los vieneses y otros austriacos suelen bromear diciendo que Salzburgo no es una ciudad sino un “pueblo grande”.
A lo largo de la visita, fijaos bien en el suelo: veréis unas baldosas doradas colocadas en memoria de las víctimas del régimen nazi. Estas pequeñas placas se encuentran repartidas por muchos países de Europa Central, así que es muy probable que ya hayáis visto alguna. Se llaman piedras del tropiezo (en alemán, Stolpersteine), y reciben este nombre porque están diseñadas con un pequeño relieve que invita a “tropezar” con ellas, detenerse y leer la inscripción que llevan grabada.
La Ciudad Nueva: Al Este del Salzach
Si nos dirigimos hacia el sur desde la
estación, enseguida nos toparemos
con el Palacio y los Jardines Mirabell (Schloss Mirabell). El nombre “Mirabell” proviene del italiano y está formado por “mirabile” (admirable, maravilloso) y “bella” (hermosa). El edificio original data de 1606, cuando el príncipe-arzobispo Wolf Dietrich mandó construir este palacio para su amante Salomé Alt, con quien acabaría teniendo 15 hijos. Más tarde, en 1727, el arquitecto Lukas von Hildebrandt renovó todo el complejo en un estilo barroco, dándole el aspecto que conserva hoy.
Los jardines, que datan de 1687, son preciosos y van cambiando según temporada, por lo que las flores nunca lucen exactamente igual a lo largo del año. En el pasado, los jóvenes se arreglaban y venían a estos jardines para buscar pareja y pasar una tarde sentados en uno de los bancos con vistas al castillo de fondo. Si os fijáis, las flores de algunas partes del jardín están alineadas en forma de corazones. Por su origen y estas historias, algunos lo llaman el palacio del amor.
Siguiendo con esta historia de amor, el palacio alberga hoy en día el
ayuntamiento y las oficinas del alcalde de Salzburgo, por lo que no será extraño ver parejas recién casadas saliendo de aquí, sobre todo los viernes y sábados. En su interior destaca
la famosa “Sala de Mármol” (Marmorsaal), una de las estancias nupciales más bellas del mundo, en la
que Mozart y su familia celebraron varios conciertos. También en la actualidad se hacen conciertos en ella. Sin embargo, al tratarse de un edificio municipal, no está abierto al público salvo en ocasiones especiales.
Al recinto se llega desde la calle Mirabellplatz, atravesando una sala de entrada que llama la atención porque tiene un enorme mapa de la ciudad en el suelo.
En el Palacio de Mirabell de Salzburgo se rodaron escenas icónicas de Sonrisas y lágrimas (The Sound of Music), incluyendo la famosa secuencia de la canción “Do-Re-Mi” con los niños y Julie Andrews en las escaleras con los jardines de fondo, justo desde donde está tomada la siguiente foto.
Jardines Mirabell con la fortaleza de Hohensalzburg de fondo
Salimos de los jardines por el lado sur, donde se encuentra el Salzburger Landestheater, uno de los teatros más importantes de la ciudad. Desde 2011, este teatro acoge la representación del musical Sonrisas y lágrimas (The Sound of Music, 1965), aunque en versión alemana, y ha sido un éxito desde su estreno. Curiosamente, a pesar de que la película ganó cinco premios Óscar y alcanzó gran popularidad internacional, durante muchos años en Salzburgo no despertó demasiado interés. Por un lado, se trataba de una producción estadounidense que nunca se dobló oficialmente al alemán; y por otro, abordaba de manera directa el tema del nazismo, mostrando símbolos y uniformes nazis en escena, algo que durante mucho tiempo se consideró delicado. Sin embargo, en 2011 se rompió con esa tradición y se decidió llevar la historia al escenario local.
Ahora nos encontramos en una pequeña plaza llamada Makartplatz. Justo enfrente veréis una casa con un gran cartel que dice Geburtshaus des Physikers Christian Doppler (Casa natal del físico Christian Doppler). En efecto, aquí nació Christian Doppler (1803–1853), físico austríaco originario de Salzburgo, reconocido mundialmente por descubrir el famoso efecto Doppler.
En la misma plaza, a un lado, se encuentra la Mozart-Wohnhaus, la vivienda de la familia Mozart en la que residieron de 1773 a 1780. La familia se mudó desde la casa natal de Mozart (que visitaremos más adelante) porque este edificio era más grande y contaba con ocho habitaciones y una sala principal de baile y música. Es un imponente edificio de tres plantas, con fachadas amarillas y ventanas blancas. Durante la Segunda Guerra Mundial, dos tercios de la casa fueron destruidos, pero fue restaurada a finales del siglo XX con apoyo financiero internacional. En su interior, se pueden ver amplias estancias decoradas al estilo de la época y numerosos objetos que pertenecieron a la familia Mozart. Entre las piezas más destacadas se encuentran el pianoforte original de Mozart, que se afina y se utiliza ocasionalmente en conciertos, y un violín original del compositor, que se conserva principalmente como pieza de museo aunque también se ha usado en alguna ocasión en conciertos. El museo pone especial énfasis en manuscritos y documentos originales, que permiten conocer de cerca la vida y obra del compositor. Los precios y horarios están en su página web.
Vivienda de la familia Mozart en Makartplatz
Al fondo de la plaza Makartplatz se alza la Iglesia de la Santísima Trinidad (Dreifaltigkeitskirche), construida en 1702 por el arquitecto austríaco Johann Bernhard Fischer von Erlach. Este arquitecto se formó en Roma durante 16 años, y esa influencia italiana se percibe claramente en muchas de sus obras. En el caso de esta iglesia, se inspiró en diversos templos que estudió durante su estancia en la capital italiana.
Desde aquí continuamos hacia la Schwarzstrasse, una calle que ofrece una de las vistas más pintorescas de Salzburgo: el río, el casco antiguo y la fortaleza al fondo, como si fuera una postal. A lo largo de esta calle encontraréis varios cafés elegantes y acogedores —quizá algo caros, pero dentro de lo razonable—. Entre ellos destacan el Café Bazar y el Café Sacher, este último una sucursal del famoso establecimiento vienés donde podéis degustar la célebre Tarta Sacher (Sachertorte).
Antes de cruzarlo, vamos a hablar brevemente sobre el río Salzach. El río Salzach debe su nombre a la sal (Salz en alemán), que se transportaba por estas aguas desde las minas cercanas. La sal no solo era un producto muy valioso para el comercio, sino que también se utilizaba para conservar alimentos, especialmente carne y pescado. Gracias a ella, Salzburgo se convirtió en una de las ciudades más prósperas de la región, ganándose el apodo de “oro blanco”. Este río nace en los Alpes y sirve de frontera natural entre Austria y Alemania durante gran parte de su curso, hasta desembocar en el río Eno (Inn en alemán). A su paso por Salzburgo, el Salzach ha causado numerosas inundaciones a lo largo de su historia; por ello, en el siglo XIX se construyeron muros de contención a modo de protección. Aunque ayudaron a resguardar la ciudad, no son infalibles: se registraron inundaciones importantes en 2002, 2013, 2019 y 2021, siendo la de 2002 la más severa, apenas a centímetros de haber inundado todo el casco antiguo. La relativa baja profundidad del río, de tan solo 1,5 metros de media, contribuye tanto a estos desbordamientos como a la necesidad de utilizar barcos especiales para recorrerlo. Si os gustan los paseos en barco, podéis tomar el Amadeus Salzburg, un barco panorámico que recorre el Salzach en unos 40 minutos, ofreciendo vistas del casco antiguo y de la ciudad nueva; sale desde el “Marko‑Feingold‑Steg” en la Altstadt.
Durante los meses de verano, es muy habitual que los salzburgueses aprovechen los días soleados para tumbarse en el césped de ambas orillas del río Salzach y disfrutar del buen tiempo y del paisaje.
Vistas del río Salzach y el casco antiguo de fondo
La Orilla Oeste: El Casco Antiguo
En cuanto cruzamos alguno de los puentes, entramos de lleno en el centro histórico de la ciudad: un entramado de calles estrechas y peatonales que conservan todo su encanto medieval. Una buena opción es cruzar por el Marko-Feingold-Steg, el puente cubierto de candados, y girar a la derecha por la calle Griesgasse. Justo allí encontraréis un supermercado llamado BILLA AG, donde descubriréis una sorpresa: venden una gran variedad de souvenirs —chocolates, Mozartkugeln, jarras de cerveza, y mucho más— a precios bastante más bajos que en las zonas más turísticas. Así que, si queréis llevaros algún recuerdo de Salzburgo, este es un buen lugar para hacerlo.
Otro recuerdo típico de Salzburgo es la sal, una de las fuentes de riqueza más importantes de la ciudad a lo largo de su historia; de hecho, el nombre Salzburg (“castillo de sal”) proviene de las numerosas minas que la rodeaban. Hoy en día, solo queda una mina conservada, la Salzwelten Salzburg, que ya no produce sal pero funciona como museo. La sal de estas minas contiene minerales traza que le aportan un sabor más intenso que la sal refinada común. En el centro de la ciudad encontraréis varias tiendas que la venden, como E.A.T. Trade GmbH – Salzburg Salz, ofreciendo productos de todo tipo: bloques o piedras de sal, ralladores, paquetes de sal ya preparada con hierbas o ajo, e incluso placas de sal para colocar sobre la parrilla o la plancha, impregnando suavemente los alimentos con su característico sabor.
Al atravesar uno de los pasadizos o túneles, llegamos a la calle más emblemática y concurrida del casco histórico de Salzburgo: la Getreidegasse. Esta arteria comercial destaca por sus elegantes letreros de hierro forjado, muchos de ellos de estilo barroco, que cuelgan sobre las fachadas de tiendas y negocios. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando las calles aún no tenían nombre y gran parte de la población era analfabeta. Para identificar cada casa o establecimiento, se utilizaban símbolos y dibujos que representaban el oficio o gremio correspondiente, una tradición que con el tiempo se extendió también a los comercios y que hoy sigue siendo uno de los mayores atractivos visuales de la calle.
Al atravesar uno de los pasadizos o túneles, llegamos a la calle más emblemática y concurrida del casco histórico de Salzburgo: la Getreidegasse. Esta arteria comercial destaca por sus elegantes letreros de hierro forjado, muchos de ellos de estilo barroco, que cuelgan sobre las fachadas de tiendas y negocios. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando las calles aún no tenían nombre y gran parte de la población era analfabeta. Para identificar cada casa o establecimiento, se utilizaban símbolos y dibujos que representaban el oficio o gremio correspondiente, una tradición que con el tiempo se extendió también a los comercios y que hoy sigue siendo uno de los mayores atractivos visuales de la calle.
Como curiosidad, en la Getreidegasse cuanto más grande es el cartel de un establecimiento, mayor suele ser el alquiler que debe pagar. De hecho, los precios son tan elevados que muchos negocios no logran mantenerse y acaban cerrando, incluso grandes marcas como McDonald's han tenido que abandonar la zona. En cuanto a la estética, esta histórica calle está flanqueada por casas altas y estrechas, de estilo tradicional con detalles medievales, que contribuyen al encanto único del casco antiguo de Salzburgo. Si os fijáis, en la parte superior de algunos edificios de la Getreidegasse se pueden ver fechas pintadas que indican años de construcción, reformas o reconstrucciones. Esta calle es todo un icono de Salzburgo.
Podéis recorrer la calle de un extremo a otro. Por un lado, el final lo marca la iglesia de San Blas (Bürgerspitalkirche St. Blasius), que se encuentra justo debajo de la montaña Mönchsberg.
Calle Getreidegasse durante época navideña
Siguiendo por la calle Getreidegasse, en el número 9, se encuentra la casa natal de Mozart (Mozarts Geburtshaus), donde nació en enero de 1756 y donde la familia residió hasta 1773. En la actualidad alberga un museo dedicado a su vida y obra, que comienza presentando la ciudad de Salzburgo y la figura de su padre, Leopold Mozart, considerado uno de los pioneros en la enseñanza del violín y músico profesional al servicio del Príncipe-Arzobispo de Salzburgo. A continuación, la exposición recorre la etapa vienesa de Wolfgang Amadeus Mozart, su matrimonio y su vida familiar.
Mozart tuvo seis hermanos, aunque cinco murieron en la infancia; solo sobrevivió su hermana mayor, Maria Anna (“Nannerl”). Él y su esposa, Constanze Weber, tuvieron también seis hijos, de los cuales solo dos —Karl Thomas y Franz Xaver Wolfgang— llegaron a la edad adulta. Ambos murieron sin descendencia, por lo que la línea directa de Mozart se extinguió. Sin embargo, existen descendientes colaterales por la rama del hermano del abuelo de Wolfgang, que viven en Augsburgo, aunque prefieren mantenerse alejados de la fama y no aparecen en el árbol genealógico que muestra el museo.
Mozart murió a los 35 años. Según el documento conservado por la Fundación Mozarteum de Salzburgo, que reproduce su registro original de defunción, la causa de su muerte figura como “hitziges Frieselfieber”, es decir, “fiebre miliar aguda”. Con el tiempo, este término se tradujo erróneamente como “fiebre militar”, aunque en realidad describía de forma genérica fiebres con erupciones cutáneas. A pesar de su fama como compositor y músico, Mozart nunca gozó de estabilidad económica y vivió con cierta precariedad. Tras su muerte, su esposa Constanze vendió sus partituras y organizó conciertos póstumos, asegurando así el sustento de sus hijos y la difusión de su música.
En el interior de la vivienda se pueden ver la cocina, la sala de estar y la habitación donde nació Mozart, junto con instrumentos, partituras, retratos y objetos personales de la familia, además de recreaciones del mobiliario de la época. Mozart, recordemos, tocaba el teclado con tres años y el violín con cinco, y llegó a componer 626 obras, entre ellas 22 óperas. El museo conserva varios de sus instrumentos originales, como tres violines y una viola, que se exhiben por turnos para su conservación. También destacan una réplica de su pianoforte (el original se encuentra en la Mozarthaus de Viena), el retrato más auténtico y pequeño del compositor (de 1783, apenas de 2 × 3 cm), un cuadro que representa su muerte y un mechón de su cabello conservado bajo cristal.
La entrada es algo cara: en esta página web
tenéis sus precios más actualizados y el horario. Los precios que hay
entre paréntesis son los combinados para entrar a esta casa y a la casa
donde vivió, anteriormente mencionada. Con la Salzburg Card, la entrada es gratuita.
Al salir del museo, cruzad por el callejón donde se encuentra la entrada y llegaréis a la Plaza de la Universidad (Universitätsplatz), donde de lunes a sábado se celebra el Grünmarkt (Mercado Verde). Allí encontraréis puestos de productos locales, como frutas, verduras, mermeladas y quesos, así como de comida lista para comer, como pretzels de distintos sabores. El edificio más destacado de la plaza es la iglesia de la Colegiata (Kollegienkirche), que forma parte de la universidad y fue construida a finales del siglo XVII, considerándose hoy un ejemplo perfecto de la arquitectura barroca.
Ahora cruzamos por el pasaje a la izquierda, llamado Ritzerbogen (Sigmund-Haffner-Gasse). En su interior se encuentra la histórica pastelería Confiserie Fürst. En 1890, el pastelero Paul Fürst inventó las famosas Mozartkugeln en honor a Wolfgang Amadeus Mozart: unas bolas rellenas de mazapán, pistacho y praliné (crema de chocolate y avellanas) bañadas en chocolate, muy típicas de la ciudad y que veréis en todas las tiendas de la calle Getreidegasse. Tras su creación, muchos otros pasteleros empezaron a vender dulces similares, ya que la receta no estaba patentada. Por ello, en 1996, tras pasar por los tribunales, se decidió que las de Fürst son las originales y, por tanto, se denominan Original Salzburger Mozartkugel.
Por su parte, las de la empresa Mirabell, otra marca muy conocida, se llaman Echte Salzburger Mozartkugeln («las verdaderas») porque no pueden usar la palabra original. Mientras tanto, las de la empresa alemana Reber ni siquiera pueden mencionar que son de Salzburgo, y se denominan Echten Reber Mozart-Kugeln. Otro dato curioso sobre las bolas: las de Fürst se envuelven en papel de aluminio plateado y azul para indicar que son originales y están hechas a mano, mientras que las de Mirabell, fabricadas de manera industrial, llevan un envoltorio dorado y rojo. Atención: muchos supermercados y pastelerías venden sus propias Mozartkugeln con papel azul y plateado para que los turistas piensen que son las originales; la única manera de asegurarse es que en el envoltorio figure la palabra Original.
Por último, las Mozartkugeln de Fürst se venden únicamente en Salzburgo, en los tres locales de la marca (Alter Markt, Ritzerbogen, Mirabellplatz y Getreidegasse), mientras que las otras marcas se pueden encontrar en supermercados y tiendas de toda Europa.
Paul Fürst y la Confiserie Fürst
Este pasaje desemboca en Alter Markt, mismo lugar al que hubiéramos llegado de haber continuado por la calle Getreidegasse. Se trata de la antigua plaza del mercado, del siglo XIII. Allí podremos admirar la Fürsterzbischöfliche Apotheke, una farmacia con espectacular decoración rococó; el histórico Café Tomaselli, el más antiguo de Salzburgo, fundado en 1700, y que era a menudo frecuentado por la familia Mozart; y, dos casas a su derecha, la casa más pequeña de Salzburgo, de tan solo 1,42 metros de ancho, actualmente ocupada por una tienda de relojes.
Algunos locales llaman a esta plaza la plaza del chocolate, ya que hay hasta tres tiendas que venden este producto. Una de ellas es Cafe Konditorei Fürst (la sede original de la empresa Fürst donde se inventaron las Mozartkugeln), otra es Holzermayr, y la otra es Paul Reber & Co. GmbH. En cualquiera de ellas podréis comprar las Mozartkugeln, eso sí, a un precio más elevado que si las compráis en el supermercado que mencionábamos anteriormente, aunque si queréis tener un detalle con alguien, merece la pena. Recordad que las de Fürst solo se venden en sus filiales, no en los supermercados.
Plaza Alter Markt
La plaza Alter Markt conecta con la Residenzplatz, también conocida como la “Plaza de la Residencia”, considerada el corazón del casco antiguo de Salzburgo. Su diseño se inspira en el urbanismo renacentista italiano, especialmente en las grandes plazas de Roma. Recibe su nombre por estar flanqueada por la Residenz zu Salzburg, la antigua residencia de los príncipes-arzobispos, construida en el año 1600. El interior del edificio, que cuenta con unas 180 habitaciones decoradas con frescos y mobiliario barroco, puede visitarse. Entre sus salas destaca aquella en la que Mozart ofreció su primer concierto público a los seis años, el primero de varios que dio en este lugar.
La entrada incluye el acceso a otros espacios del complejo DomQuartier, como la Residenzgalerie (galería de arte) y el Dommuseum (museo de la catedral), y está incluida en la Salzburg Card. Aquí tenéis los horarios y precios.
En el centro de la plaza se alza la Residenzbrunnen, una monumental fuente barroca de inspiración italiana. Según una leyenda popular, el modo en que el agua cae sobre sus figuras puede predecir el tiempo del día siguiente, algo especialmente útil en una ciudad como Salzburgo, donde el clima cambia con frecuencia.
A la izquierda de la plaza, en el edificio de la Neue Residenz, se encuentra el Museo de Salzburgo (Salzburg Museum), que acogerá una filial del Museo Belvedere a partir del año 2027.
Plaza Residenzplatz con la catedral de Salzburgo de frente y la Residenz a la derecha
Su interior tiene unas dimensiones enormes: 142 metros de longitud, una bóveda central de 33 metros de altura. Su decoración interior combina principalmente tonos blancos y negros, y está adornado con frescos que ilustran la vida de Jesucristo, y cinco órganos, incluyendo uno monumental sobre la entrada. La catedral sufrió graves daños durante los bombardeos de 1944, y hay fotos que documentan su destrucción y posterior restauración. La entrada cuesta 5€ y tiene los siguientes horarios: L-S de 9:00 a 11:40 y de 12:30 a 18:00; domingos de 13:00 a 18:00.
La catedral se encuentra en la plaza Domplatz, donde además se halla la Escultura de Santa María (Mariensäule). Como curiosidad, si te sitúas justo delante de la escultura, puedes ver cómo, desde ese ángulo, los ángeles de la fachada de la catedral parecen colocar la corona sobre la virgen.
Catedral de Salzburgo en la plaza Domplatz
Al otro lado de la catedral se encuentra la plaza Kapitelplatz, donde destacan varios elementos curiosos. Uno de ellos es el Abrevadero del Cabildo (Kapitelschwemme), y justo al lado, una llamativa bola dorada con la figura de un hombre encima, a cuyos pies se encuentra un gran tablero de ajedrez. Esta escultura, conocida como Sphaera, forma parte de las más de cuarenta obras de arte contemporáneo repartidas por los espacios públicos de la ciudad. No se sabe con certeza quién representa el hombre situado sobre la esfera: existen muchas teorías, pero ninguna confirmada. Otro punto de interés en esta plaza es el St. Peter Stiftskulinarium, un restaurante con una historia impresionante: fundado en el año 803, presume de ser el restaurante más antiguo de Europa aún en funcionamiento.
Kapitelplatz con la fortaleza de Hohensalzburg de fondo
Al salir de la Abadía de San Pedro, en la calle Festungsgasse 17, encontraremos el funicular FestungsBahn, construido en 1892 para facilitar el acceso a la colina Festungsberg, sobre la cual se alza la fortaleza de Hohensalzburg (Festung Hohensalzburg), fundada en el siglo XI por el arzobispo Gebhard von Helfenstein. Se trata de la fortaleza completamente conservada más grande de Europa Central —aunque en extensión lineal de murallas el récord lo tiene el Castillo de Burghausen, en Alemania— y que nunca fue conquistada militarmente; solo se rindió sin combate en 1800 ante las tropas napoleónicas, cuando la guarnición austríaca se retiró. En el funicular se puede adquirir la entrada conjunta (funicular más fortaleza), aunque no está permitido usarlo solo para subir. Quienes prefieran, pueden subir andando en unos 10‑15 minutos. Los horarios y precios los encontramos en su página web, está incluida con la Salzburg Card.
La fortaleza ha sufrido numerosas modificaciones hasta alcanzar su aspecto actual, que data del siglo XV. Ha servido como residencia de príncipes-arzobispos, cárcel y cuartel. Desde ella se obtienen unas vistas espléndidas del casco antiguo, el río Salzach y la ciudad nueva, donde destacan las cúpulas verdes de muchos edificios históricos, formadas por la pátina del cobre (oxidación natural), un detalle muy característico de Salzburgo.
Desde fuera, solo se aprecia la fachada principal, pero en su interior Hohensalzburg es casi una pequeña ciudad: además de los príncipes-arzobispos, alojaba a nobles y señores feudales que buscaban refugio en tiempos convulsos, con todo lo necesario para vivir. Entre sus estancias destaca la Sala Dorada (Goldene Stube), donde se celebraban recepciones y banquetes; su techo está decorado con 3.000 botones de oro que imitan un cielo estrellado. También se pueden visitar las habitaciones privadas de los príncipes, con muebles, tapices y detalles barrocos que reflejan el lujo de la época. Además, la fortaleza alberga varios museos, incluido uno dedicado a instrumentos de tortura de la Edad Media, y otras estancias que muestran arquitectura, armaduras, cañones y mobiliario histórico, ofreciendo una completa visión de la vida y la defensa en este impresionante recinto.
Vistas desde la fortaleza de Hohensalzburg: desde la izquierda, iglesia de los Franciscanos, la catedral y la Kapitelplatz delante. El río Salzach al fondo.
Al bajar, vamos a desviarnos a la izquierda para ver el bonito Cementerio de San Pedro (Friedhof St. Peter). Este cementerio es uno de los más antiguos y pintorescos de Salzburgo, situado junto a la montaña y la Abadía de San Pedro. Las tumbas están decoradas con pequeñas plantas y jardines, en lugar de solo un ramo o corona de flores como se hace en España, lo que le da un aire muy cuidado y típico de la región. Entre sus curiosidades se encuentra la leyenda de Sebastian Stumpfögger, quien supuestamente mató a sus seis esposas con cosquillas en los pies; en su tumba se representan siete cruces con óvalos blancos y marcos dorados.
Desde el cementerio también se puede acceder a las catacumbas de San Pedro (Katakomben Petersfriedhof). Aunque su interior es sencillo, merece la pena subir las escaleras para disfrutar de las bonitas vistas del cementerio y la abadía. La entrada a la iglesia es gratuita, mientras que el acceso a las catacumbas cuesta 2€ (incluido con la Salzburg Card).
La iglesia que vemos en medio del cementerio es la iglesia de los Franciscanos (Franziskanerkirche),
de acceso gratuito. Esta sobria y algo oscura iglesia resulta muy
interesante, ya que tanto por fuera como por dentro se puede apreciar la
superposición de estilos arquitectónicos fruto de las numerosas reconstrucciones que ha sufrido desde el siglo VIII. En su interior destacan dos zonas bien diferenciadas: la nave de estilo románico y el coro de estilo gótico tardío, que juntos reflejan la evolución artística de la ciudad a lo largo de los siglos.
Junto al cementerio se alza la Abadía de San Pedro (Stiftskirche St. Peter), un monasterio benedictino fundado por San Ruperto alrededor del año 700, considerado uno de los monasterios más antiguos de Europa. La iglesia ha sido remodelada en distintas épocas, conservando elementos románicos, barrocos y rococós. Su interior fue pintado de blanco para darle mayor luminosidad. La música de Mozart se interpreta frecuentemente aquí, y cada año, alrededor de la fecha de su muerte en diciembre, se celebra un homenaje con un réquiem en su honor.
Para poner el broche final, nos dirigimos al abrevadero Pferdeschwemme, situado en la plaza Herbert-von-Karajan-Platz, llamada así en honor al célebre director de orquesta Herbert von Karajan, nacido en Salzburgo y considerado uno de los más influyentes del siglo XX. No es casual que la ciudad rinda homenaje a sus grandes músicos: Salzburgo es conocida como la ciudad de los músicos; aquí nacieron Mozart y Karajan, y fue también el lugar donde vivió y trabajó durante muchos años Michael Haydn, hermano del famoso Joseph Haydn.
Lo ideal para concluir la visita a Salzburgo es dejarse llevar por sus calles estrechas y serpenteantes, disfrutando de las joyas barrocas que aparecen en cada rincón.
Vistas de Salzburgo, con la fortaleza en lo más alto
¿Dónde comer en Salzburgo?
Por el centro de la ciudad hay varios lugares donde comer. Dos buenos ejemplos de restaurantes de comida austríaca son el Restaurant Meissl & Schadn y el Zum Eulenspiegel, un poco caros pero dentro de lo razonable para encontrarse en pleno centro. Entre los platos clásicos de Austria y Baviera destacan el Wiener Schnitzel (escalope de ternera empanado) y el Rostbraten (plato de carne de ternera asada y con cebolla frita por encima), y como postre, no pueden faltar el Kaiserschmarrn (una especie de pancake troceado) o el Apfelstrudel (tarta de manzana con pasas y canela).
Una especialidad típica de Salzburgo, aunque no siempre fácil de encontrar en los restaurantes, es el Salzburger Nockerl. Este plato dulce se suele servir como postre y es, para algunos, incluso demasiado azucarado. Su característica forma recuerda a tres colinas, en representación de las montañas que rodean Salzburgo: Mönchsberg, Rainberg y Kapuzinerberg.
Por otro lado, no podemos dejar de mencionar el Augustinerbräu – Kloster Mülln, la cervecería más grande de Austria, con capacidad para unas 1.500 personas, y sin duda una parada obligatoria. Austria figura siempre entre los tres países con mayor consumo de cerveza del mundo, y este lugar es uno de sus templos más auténticos.
La cervecería se encuentra en la calle Lindhofstrasse 7, asentada sobre un antiguo monasterio de agustinos (Kloster significa “monasterio” en alemán). Es un sitio muy especial y con un funcionamiento distinto al de las cervecerías tradicionales: al entrar, verás una estantería repleta de jarras de barro cocido (Krüge). Debes coger una, enjuagarla en el grifo que hay al lado y pasar por caja para pagar la cerveza que quieras. Después, se lleva la jarra a la zona donde te la llenan directamente desde el barril. Importante: no esperes a que te atiendan en la mesa, aquí todo se hace de forma autoservicio.
En el interior hay también una amplia zona con puestos de comida austriaca y bávara de todo tipo, conocida como los Schmankerlstände, donde se puede comprar algo para acompañar la cerveza y disfrutarlo en las mesas comunes. Según la página web propia cervecería, este es un lugar de encuentro para todos, donde se elabora cerveza desde 1621, aunque la cervecería actual data de 1912. Se ofrecen visitas guiadas, y el horario de apertura es de lunes a viernes: 15:00 - 23:00; sábados, domingos y festivos: 14:30 - 23:00 y cierra en nochebuena, día de Navidad, nochevieja y año nuevo.
Como curiosidad, notarás que muchas mesas están marcadas como Stammtisch, una tradición muy popular en el sur de Alemania y Austria. El término puede traducirse como “mesa de encuentro”, y está reservado a los clientes habituales del local. En cada una suele haber un cartel indicando para quién está reservada, así como los días y horas. Hay familias o grupos de amigos que llevan años —e incluso décadas— reuniéndose allí cada semana, ganándose así el derecho a tener su lugar asegurado para disfrutar de la charla y la cerveza.
Interior del Augustinerbräu - Kloster Mülln
Más alternativas en Salzburgo
🎄Mercadillo navideño de Salzburgo (Salzburger Christkindlmarkt). La ciudad de Salzburgo es una de las más encantadoras de Europa Central, y resulta especialmente recomendable visitarla en época navideña para disfrutar de sus famosos mercadillos, siendo los más conocidos los que se celebran en Domplatz y Residenzplatz. Allí podréis degustar el típico Glühwein (vino caliente aromatizado con especias y canela) o el Feuerzangenbowle (Glühwein al que se le quema un terrón de azúcar bañado en ron), así como artesanías y una gran variedad de comida: bocadillos de salchicha, hamburguesas, Flammkuchen, Käsespätzle, entre otros.
Si no vais en época navideña, también podréis sentir el espíritu navideño en Salzburgo. Hay una tienda llamada Christmas in Salzburg que
ofrece todo tipo de decoración navideña y está abierta los 365 días del
año. Entre los objetos más curiosos destacan los huevos decorativos:
son huevos de verdad, vaciados por dentro para poder pintarlos, e
incluso hay algunos de avestruz. Tras la compra, los huevos se entregan
en hueveras especiales para poder transportarlos a casa sin romperlos.
👟Si disponéis de varios días en Salzburgo y tiempo libre, vale la pena dar un paseo por Kapuzinerberg, una colina situada en la orilla norte del río. Sus laderas cuentan con numerosos senderos y rutas desde los que se disfrutan de vistas panorámicas del río Salzach y del sur de la ciudad. La entrada a la red de caminos se encuentra junto al puente Staatsbrücke.
🌄Otro mirador excepcional se encuentra cerca de la fortaleza, llamado Richterhöhe, señalizado con varios carteles. Desde este punto se obtienen vistas espectaculares de la fortaleza de Hohensalzburg y, al otro lado, de los Alpes.











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