El castillo de Neuschwanstein es uno de los monumentos más importantes de Alemania, y recibe cada día una media de 8.000 visitantes. Es también conocido como el castillo del Rey Loco o el castillo de Disney, ya que Walt Disney lo eligió como inspiración para el de la Bella Durmiente de Disneyland, en California. Su nombre, Neuschwanstein, significa literalmente "Nuevo cisne de piedra".
Es uno de los 3 palacios que mandó construir el célebre monarca Luis II de Baviera durante su reinado:
Es uno de los 3 palacios que mandó construir el célebre monarca Luis II de Baviera durante su reinado:
- Palacio de Neuschwanstein
- Palacio de Herrenchiemsee
- Palacio de Linderhof
¿Cómo ir a Neuschwanstein desde Múnich?
Yendo desde Múnich la manera más fácil y económica para llegar es con un tren regional (comprando el Bayern-Ticket) hasta el pueblo de Füssen y luego cogiendo un autobús desde la propia estación, que encontraréis nada más salir del tren. En el letrero del autobús pone claramente que se dirige a los castillos de Neuschwanstein (Schloss Neuschwanstein) y de Hohenschwangau (Schloss Hohenschwangau), construido por el padre de Luis II de Baviera y situado cerca del primero. El autobús no suele tardar más de 15-20 minutos, y tiene una alta frecuencia tanto para subir a los castillos como para bajar posteriormente. Este recorrido está incluido en el Bayern-Ticket; si no se tiene este billete, hay que pagar el ticket al subir al autobús (2,30€). Lo mejor es ir con tiempo, ya que para comprar las entradas del castillo suele haber largas colas de hasta una hora u hora y media, dependiendo de la época del año.
Para saber los horarios de los trenes, buscad en la página web de Deutsche Bahn poniendo vuestro origen y como destino "Füssen" (atentos de poner la diéresis en la u para que no os mande a otra ciudad). Si vais con el Bayern-Ticket, en la búsqueda acordaos de marcar la opción "Solo transporte de cercanías" (Nur Nahverkehr) para aseguraros de que solo cogéis trenes regionales. Alternativamente también podéis poner como destino "Neuschwanstein Castles, Schwangau" en cuyo caso el trayecto que os muestre incluirá el autobús que decíamos antes.
¿Cómo visitar el castillo de Neuschwanstein?
Sin reservar entrada: Cuando llegas al castillo tienes que hacer la cola en las taquillas para comprar la entrada. Existe una cola paralela, mucho más rápida, para los que la hayan reservado por internet. Este ticket lleva asociado una hora de entrada, por lo que hasta esa hora no tienes permitido ingresar al castillo, ya que se realiza por turnos de unas 20-30 personas. Es decir, no se puede visitar por libre, tiene que ser con un tour guiado (en alemán o inglés) o con audioguía en cualquier idioma (incluido español). Como los grupos de entrada son limitados, aunque haya turnos cada 5-10 minutos, puede ocurrir que se llenen muy pronto y rápido debido a la cantidad de visitantes que hay cada día por lo que os recomendamos madrugar y estar allí pronto. Si además habláis inglés o alemán, os recomendamos coger el tour guiado, pues los hay con más frecuencia y además explican más detalles y curiosidades que en las audioguías.Para que os hagáis una idea de los tiempos, nosotros llegamos a las 10:30 a la taquilla y nos dieron hora para ver el castillo a las 12:00. Mientras esperáis, podéis dar una vuelta por los alrededores para hacer las fotos pertinentes por lo que no es tiempo perdido. También hay que tener en cuenta que, desde las taquillas hasta la puerta del castillo, hay que subir un camino señalizado de unos 30 minutos de duración aproximadamente.
Reservando entrada: Como hemos dicho anteriormente, también existe la posibilidad de comprar las entradas con antelación por internet pagando un suplemento de 2,5€ por persona, aunque tiene que hacerse antes de 48 horas del ingreso al castillo y hay que ir a recogerlas a las taquillas por lo menos una hora y media antes de entrar. Como veis, en cuanto a tiempos de espera es prácticamente lo mismo, lo único es que tendréis que hacer mucha menos cola. Esto se aprovecha más en verano que es cuando suele haber una mayor afluencia de visitantes y hay riesgo de que se acaben las entradas ya que estas son limitadas. Los precios, horarios y reserva anticipada los encontraréis en su página web en castellano.
¿Qué ver en el castillo de Neuschwanstein?
El castillo, de estilo neorrománico, fue construido por orden expresa de Luis II de Baviera (1845-1886) –Ludwig II en alemán–, de la dinastía de los Wittelsbach y comúnmente conocido como “El Rey Loco”; y se terminó en 1886. Fue diseñado como fruto de la pura imaginación de Luis II, recargado en el interior y con espacios realmente curiosos e interesantes, que constituyen un pequeño mundo de fantasía y que no encontraréis en otros castillos similares. Además, cuenta con una muy avanzada técnica y tecnología, tanto en su equipamiento, con teléfono e instalación eléctrica, como en su construcción, realizada con estructura de vigas de acero roblonadas, que quedan vistas en la zona de la cafetería. El castillo está casi enteramente dedicado, en cuanto a las pinturas y decoraciones interiores, a las óperas del compositor alemán Richard Wagner, gran amigo e ídolo del propio Luis II.
Cabe decir que Luis II gobernó en Baviera en la segunda mitad del siglo XIX, ascendiendo al trono a la temprana edad de 18 años. Su apodo, el "Rey Loco", se debe a su extravagante y melancólica existencia, que pasaba encerrado y solo en sus castillos. Dedicó toda la fortuna de la que disponía a construir sus impresionantes y fastuosos palacios y, con 40 años, fue declarado incapacitado para gobernar con un examen psiquiátrico. Según afirman algunos, fue una mera estrategia de su familia para arrebatarle el trono. De este modo, fue apresado en sus aposentos del castillo de Neuschwanstein y llevado a un centro psiquiátrico a las orillas del lago Starnberg, cerca de Múnich. Un día, estando allí recluido, salió a pasear con su médico y jamás regresaron. Los cuerpos sin vida de ambos fueron encontrados horas después en el lago: habían muerto ahogados. El joven Luis II no vivió para ver terminar su Castillo de Neuschwanstein y, por ello, el interior del edificio quedó inacabado. Hoy en día pueden visitarse únicamente las salas que fueron terminadas, en un recorrido relativamente corto de solo media hora. Cabe mencionar que el rey solo llegó a vivir en este palacio unos 5 meses no consecutivos a lo largo de su vida.
No obstante, sin duda lo más impresionante del Palacio de Neuschwanstein es su exterior y el maravilloso entorno en el que se encuentra. No es de extrañar que sea el escenario más fotografiado de toda Alemania, así que bien merece la pena una visita. Las fotos típicas del castillo –como la que veis a continuación– se toman desde el puente Marienbrücke, un puente colgante de mediados del siglo XIX, casi siempre abarrotado de gente luchando por la mejor foto. Atención a los visitantes de invierno, porque en esa época el Marienbrücke está cerrado por seguridad, así que normalmente solo es accesible de primavera a otoño. Podéis comprobar si el puente está abierto en la página oficial del castillo. Para acceder a él, basta con seguir un sendero muy bien señalizado que sale desde la propia entrada al castillo.
Cabe decir que Luis II gobernó en Baviera en la segunda mitad del siglo XIX, ascendiendo al trono a la temprana edad de 18 años. Su apodo, el "Rey Loco", se debe a su extravagante y melancólica existencia, que pasaba encerrado y solo en sus castillos. Dedicó toda la fortuna de la que disponía a construir sus impresionantes y fastuosos palacios y, con 40 años, fue declarado incapacitado para gobernar con un examen psiquiátrico. Según afirman algunos, fue una mera estrategia de su familia para arrebatarle el trono. De este modo, fue apresado en sus aposentos del castillo de Neuschwanstein y llevado a un centro psiquiátrico a las orillas del lago Starnberg, cerca de Múnich. Un día, estando allí recluido, salió a pasear con su médico y jamás regresaron. Los cuerpos sin vida de ambos fueron encontrados horas después en el lago: habían muerto ahogados. El joven Luis II no vivió para ver terminar su Castillo de Neuschwanstein y, por ello, el interior del edificio quedó inacabado. Hoy en día pueden visitarse únicamente las salas que fueron terminadas, en un recorrido relativamente corto de solo media hora. Cabe mencionar que el rey solo llegó a vivir en este palacio unos 5 meses no consecutivos a lo largo de su vida.
No obstante, sin duda lo más impresionante del Palacio de Neuschwanstein es su exterior y el maravilloso entorno en el que se encuentra. No es de extrañar que sea el escenario más fotografiado de toda Alemania, así que bien merece la pena una visita. Las fotos típicas del castillo
Vista del castillo de Neuschwanstein desde el puente Marienbrücke
También se puede visitar el castillo de Hohenschwangau, en el cual pasó su infancia el rey Luis II de Baviera, y que fue construido por su padre, el rey Maximiliano II de Baviera (1811-1864). Tras la muerte de Maximiliano II en 1864, Luis II, ya como rey de Baviera, vivió en él hasta que fue terminado su propio castillo, el de Neuschwanstein. Merece la pena visitarlo aunque evidentemente queda eclipsado por el castillo del Rey Loco. Tanto el precio como el proceso de compra es idéntico para ambos castillos, es decir, las entradas se pueden comprar en las mismas taquillas o por internet. Hay una tarifa conjunta para visitar los dos castillos aunque solo te ahorras un euro.
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