Hoy nos adentramos en el corazón de los Balcanes para descubrir Sofía (София), la capital de Bulgaria, que cuenta con 1,29 millones de habitantes. Aunque Bulgaria forma parte de la UE desde 2007, es recomendable llevar el pasaporte además del DNI, por si acaso. Para referirnos correctamente a la ciudad durante nuestra estancia, conviene saber que se pronuncia Sófia.
En Bulgaria, como en muchos otros países balcánicos, el idioma se escribe con el alfabeto cirílico, lo que añade un pequeño desafío a la hora de desplazarse y leer carteles. De hecho, es el único país de la UE cuyo alfabeto oficial es el cirílico. La moneda búlgara es el lev (plural, leva), que literalmente significa “león”, un símbolo histórico y heráldico del país presente en escudos y banderas desde la Edad Media. Su código es BGN, y como referencia rápida, 1 euro equivale aproximadamente a 2 leva, así que para calcular precios en euros solo hay que dividir entre dos. Aunque algunos lugares acepten euros, lo habitual es pagar en leva, por lo que siempre conviene llevar efectivo a mano.
En Bulgaria, como en muchos otros países balcánicos, el idioma se escribe con el alfabeto cirílico, lo que añade un pequeño desafío a la hora de desplazarse y leer carteles. De hecho, es el único país de la UE cuyo alfabeto oficial es el cirílico. La moneda búlgara es el lev (plural, leva), que literalmente significa “león”, un símbolo histórico y heráldico del país presente en escudos y banderas desde la Edad Media. Su código es BGN, y como referencia rápida, 1 euro equivale aproximadamente a 2 leva, así que para calcular precios en euros solo hay que dividir entre dos. Aunque algunos lugares acepten euros, lo habitual es pagar en leva, por lo que siempre conviene llevar efectivo a mano.
Otro dato curioso es que en Bulgaria (y en algunos otros países de los Balcanes) el gesto de mover la cabeza de un lado a otro significa “sí”, mientras que inclinarla de arriba a abajo significa “no”. Esto puede resultar muy confuso para los que estamos acostumbrados a los gestos occidentales.
Por suerte, contamos con la ayuda de un par de amigos búlgaros que nos dieron numerosas recomendaciones para aprovechar al máximo el viaje. Bulgaria sigue siendo, aunque cada vez menos, un destino algo desconocido, así que todo lo que os contamos aquí ha sido validado por locales y no defraudará a nadie.
¿Cómo ir desde el aeropuerto de Sofía al centro?
A diferencia de otras ciudades, en Sofía el taxi es una opción bastante frecuente y cómoda. No debería costar más de 15-20 levas, lo que, dividiendo entre dos, resulta un precio bastante razonable en euros. Hay varias empresas de taxis legales, todos de color amarillo, pero se recomienda especialmente elegir los que llevan el sello “OK”, considerados más fiables según nos comentaron. No es que los demás taxis vayan a estafar, pero podrían dar alguna vuelta de más.
Una vez en el centro, lo más fácil para desplazarse es andar. El metro de Sofía no es muy grande, cuenta con apenas 4 líneas, y cada vez que intentan ampliarlo se encuentran con restos romanos, lo que obliga a detener las obras.
Breve historia de Sofía y Bulgaria
Para entender mejor la actualidad de Bulgaria, conviene conocer un poco de su historia.
Los primeros pueblos históricamente identificados —antes hubo poblaciones neolíticas— que habitaron este territorio fueron las tribus tracias, de origen indoeuropeo, que se asentaron en lo que hoy es Bulgaria a partir del III milenio a.C.
Durante la época romana, la ciudad recibió el nombre de Ulpia Serdica, nombre que todavía veremos con frecuencia durante nuestra visita. Fue un asentamiento importante dentro del Imperio Romano.
El Estado búlgaro se fundó en el año 681, cuando el Imperio Bizantino reconoció oficialmente al Primer Imperio Búlgaro, y el nombre Bulgaria (y sus variantes medievales) se ha mantenido en uso de forma continuada desde entonces hasta la actualidad, algo muy poco común en Europa.
Bulgaria permaneció bajo la dominación del Imperio Otomano durante casi cinco siglos, entre 1396 y 1878. Durante esta etapa surgió el héroe nacional Vasil Levski, líder del movimiento revolucionario que impulsó la lucha por la independencia. Hoy su nombre se recuerda en el estadio de fútbol, calles, monumentos y hasta en equipos de fútbol. Sin embargo, la independencia no se logró sin la ayuda rusa, por lo que también hay varios monumentos en la ciudad que homenajean a Rusia.
Debido a esta historia, aún existe en Bulgaria una importante población de origen turco, y se perciben muchas huellas turcas en la gastronomía del país.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Bulgaria se alineó con el Eje nazi, aunque con una postura pasiva para no enfrentarse a la URSS, con la que mantenía buenas relaciones. En marzo de 1941, tras mantener la neutralidad, Bulgaria se alió con Alemania con el objetivo de recuperar territorios en Macedonia. Aunque no combatió contra la URSS, sí declaró la guerra a Reino Unido y Estados Unidos. El zar Boris III, muy querido por la población, negociaba constantemente con los alemanes para evitar conflictos innecesarios y logró que los judíos de Bulgaria no fueran enviados a campos de concentración.
En 1943, cuando Alemania comenzó a perder terreno, Boris III estableció contactos secretos con Estados Unidos. Semanas más tarde, se reunió con Hitler en Berlín; tras varias discusiones, regresó a Sofía y murió diez días después en circunstancias misteriosas, lo que ha llevado a especular sobre un posible envenenamiento, aunque no está confirmado.
Finalmente, el 15 de septiembre de 1946 se instauró la República Popular de Bulgaria, gobernada por el Partido Comunista Búlgaro (PCB) hasta 1990. La década de los 90 fue especialmente dura, debido a la fuerte dependencia de la Unión Soviética y a unas reformas económicas que no lograron los resultados esperados.
¿Qué ver en Sofía?
Partiremos de la estación de metro Serdika (Сердика), considerada el centro histórico de Sofía y cuyo nombre hace referencia a la ciudad en tiempos romanos. Como comentábamos, el metro solo tiene dos líneas, ya que cada intento de ampliación se encuentra con restos romanos que dificultan el avance. La estación y sus alrededores forman parte del corazón de la ciudad, con ruinas romanas visibles tanto dentro como fuera de la estación, calles comerciales y edificios administrativos.
Desde aquí, conviene dar un paseo por los alrededores para ver algunos lugares importantes.
En primer lugar, hacia el sur, se encuentra la catedral de Sveta Nedelya (Света Неделя), de culto ortodoxo como la mayoría de las iglesias búlgaras, erigida en 1863. A lo largo de su historia ha sido reconstruida varias veces, sobre todo tras el famoso Atentado en la Catedral de Sveta-Nedelya de 1925, considerado el más terrible de la historia búlgara.
Para entenderlo, hay que remontarse a 1923, cuando en Bulgaria se produjo un golpe de Estado. El dirigente de extrema derecha Alejandro Tsankov y las fuerzas armadas derrocaron al gobierno del Partido Agrario y asesinaron al presidente del gobierno, Alejandro Stamboliski. Tras esto, el nuevo gobierno de extrema derecha persiguió al Partido Comunista Búlgaro (PCB) y a la comunidad agraria. En respuesta, el PCB creó un grupo terrorista paralelo para que asesinara al general Konstantin Georgiev y colocara una bomba en su funeral, que se celebraría en la catedral, donde acudirían miembros de la policía y del gobierno. Para aumentar el número de víctimas, enviaron invitaciones falsas a otros dirigentes y reclutaron al campanero de la catedral para que les ayudara a colocar el explosivo en la cúpula.
El 14 de abril, el general fue asesinado, y el 16 de abril tuvo lugar el funeral. La bomba explotó, derrumbando la cúpula y causando la muerte de 128 personas y más de 500 heridos. Tras el atentado, el gobierno de Tsankov detuvo y acusó a más de mil personas, de las cuales cerca de 450 fueron asesinadas sin juicio y unas 300 condenadas a muerte.
Estatua de Santa Sofía (Статуя на София) o Sveta Sofia. “Sveta” significa “sagrada” y “Sofia” es “sabiduría”, por lo que la estatua representa la sagrada sabiduría. Por eso sostiene un búho, símbolo de la sabiduría, y una corona de laurel, símbolo de santidad. Se erigió en diciembre de 2000, diez años después de que se demoliera la estatua de Vladimir Lenin que ocupaba este mismo lugar. Mide 24 metros y está hecha de cobre y bronce.
Iglesia de Sveta Petka Samardzhiiska (Света Петка Самарджийска). Situada prácticamente en medio de la estación de metro, es una iglesia de culto ortodoxo construida en el siglo XI sobre una cripta romana del siglo IV. Se dice que aquí fue enterrado Vasil Levski, aunque no hay confirmación histórica. La entrada es gratuita aunque se recomienda una contribución voluntaria para ayudar a su mantenimiento.
Ruinas de Serdica. Restos de la ciudad romana que están abiertas al público y que se encuentran repartidos por varios puntos de Sofía. La mayoría se concentran en el Complejo Cultural "Serdica Antigua" (Комплекс "Антична Сердика"). No se conservan grandes construcciones como coliseos o anfiteatros; lo que permanece son vestigios de edificios, baños, templos y tumbas, que permiten hacerse una idea de cómo era la ciudad en tiempos del Imperio Romano.
Si seguimos unos metros hacia el norte por Knyagina Maria Luisa Blvd, llegamos a la Mezquita Banya Bashi (Джамия Баня Баши), construida en 1576 durante la ocupación del Imperio Otomano en Bulgaria. Se levantó sobre antiguos baños termales, de ahí que su nombre se traduzca como “muchos baños”. Sin duda, lo que más llama la atención es su cúpula y el alminar. Actualmente, es la única mezquita en funcionamiento en la ciudad. Aunque Sofía tiene una de las mayores poblaciones musulmanas de la UE, los planes de abrir nuevas mezquitas han existido en el pasado, pero no se han concretado. La mezquita se puede visitar de manera gratuita, descalzándose previamente, excepto durante las horas de rezo.
A su vera, encontramos otro edificio llamativo: la Sinagoga de Sofía (Софийска синагога), construida en 1909. Junto con la mezquita y las iglesias ortodoxas, en apenas unos metros se concentran templos de las principales religiones de la ciudad.
Frente a la mezquita se extiende un bonito parque que forma parte de la Plaza Banski (Площад Бански), y, justo enfrente, se encuentra el Museo Regional de Historia de Sofía (Централна минерална баня - Музей за история на София). Este precioso edificio albergaba los antiguos baños municipales de la ciudad, donde los habitantes solían asearse y socializar. Aquí podéis consultar la información sobre los precios del museo.
También junto a la mezquita se encuentra el Mercado Central de Sofía (Централни Хали), un mercado de abastos inaugurado en 1911 y reformado en el año 2000, por lo que hoy luce muy moderno. Cuenta con unos 170 puestos distribuidos en 3.200 m². Durante el período comunista, algunas partes del edificio se usaron ocasionalmente para asambleas del Partido Socialista Búlgaro. Aquí se pueden encontrar encurtidos, aceitunas, embutidos, carnes, frutos secos y otros productos regionales, y algunos puestos ofrecen comida lista para consumir.
Uno de los productos típicos del país, que encontraréis en este mercado o en tiendas en las calles, es la esencia de rosa de Bulgaria. Estas rosas fueron traídas desde Siria en el siglo XVII y, gracias a un clima similar, se han podido desarrollar aquí con gran éxito. Bulgaria se ha convertido en uno de los mayores productores mundiales de aceite esencial de rosa, llegando a producir alrededor del 70% del aceite de rosa puro en el mercado global. Cada año se cosechan miles de toneladas de pétalos de rosa para obtener aproximadamente 5 toneladas de aceite esencial puro. El cultivo se concentra en el Valle de las Rosas, en el centro del país, en la Cordillera de los Balcanes, principalmente en la región de Kazanlak. Son rosas de un intenso color rosa, lo que las hace especialmente distintivas, y su esencia o aceite se atribuye con propiedades antiinflamatorias, antiedad, regeneradoras y dermoprotectoras.
Volvemos a Serdika para situarnos en la plaza que se abre justo enfrente, conocida como el Largo, aunque también recibe el nombre de Plaza de la Independencia; antes se llamaba Plaza de Lenin. La plaza fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y tuvo que ser reconstruida posteriormente, durante la época comunista, bajo el gobierno del Partido Comunista Búlgaro (1946-1989). Por eso, su arquitectura conserva ese estilo tan característico de la era soviética.
Presidiendo la plaza se encuentra la Asamblea Nacional de Bulgaria (Народно събрание), que actualmente alberga las oficinas del parlamento y que en su día fue el edificio del Partido Comunista Búlgaro. Es reconocible por la bandera búlgara que ondea en lo alto, donde antes lucía una gran estrella roja comunista, idéntica a la del Kremlin de Moscú. A los lados, los edificios simétricos son el Palacio Presidencial de la República de Bulgaria y el hotel Sofia Balkan Palace, a la derecha, y los almacenes TZUM junto con otros edificios administrativos, a la izquierda.
Toda esta zona del centro y otras plazas representativas de la ciudad están pavimentadas con adoquines amarillos, que, según la tradición, fueron un regalo del emperador austrohúngaro traídos desde Viena.
Vamos ahora al edificio de la derecha: el Palacio Presidencial de la República de Bulgaria (Президент на Република България). Aquí se encuentran las oficinas del primer ministro, custodiadas por una pareja de guardias que realizan un cambio cada hora.
Bulgaria tiene una historia curiosa: es el primer país en que un rey destronado se convirtió en presidente de la república. Se trata de Simeón de Bulgaria, hijo de Boris III, que, tras el asesinato de su padre en 1943 luego de su reunión con Hitler, accedió al trono con solo 6 años, ejerciendo como rey —más correctamente, zar— entre 1943 y 1946. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos, que habían ocupado Bulgaria, sometieron al pueblo a una votación para decidir entre mantener la monarquía o instaurar una república socialista. La segunda opción ganó por un apabullante 95,6%, y Simeón, sin abdicar, tuvo que exiliarse. Gran parte de su exilio lo pasó en España, donde se casó con la noble española Margarita Gómez-Acebo y Cejuela. Tuvieron cinco hijos, todos con nombres que empiezan por K. En 2001, Simeón regresó a Bulgaria y ganó las elecciones, convirtiéndose así en el primer rey emérito en ejercer como presidente de una república.
No se puede entrar en el Palacio Presidencial, pero sí acceder al patio interior a través de un arco o puerta. En el recinto interior de este edificio administrativo encontramos, curiosamente, una de las iglesias más antiguas de Bulgaria, construida por los romanos en el siglo IV sobre un antiguo teatro pagano. Se trata de la iglesia de Sveti Georgi (Ротонда Свети Георги) o iglesia de San Jorge, el patrón de la ciudad, y es que el nombre de Sofía proviene de la diosa de la sabiduría y no es la patrona. Esta iglesia de culto ortodoxo es muy bonita tanto por su arquitectura con esa forma característica y erigida en ladrillo rojo, como por su emplazamiento, rodeado de restos romanos. Su interior es también muy interesante: conserva cinco capas de frescos de distintas épocas —romana tardía, bizantina, búlgara medieval, otomana y modernas restauraciones—, aunque los más visibles datan de los siglos X al XIV, principalmente de la época medieval búlgara y bizantina, y representan a 22 profetas bíblicos del Antiguo Testamento.
Junto a esta iglesia, concretamente en la calle Saborna 2, se encuentra el Museo Arqueológico Nacional de Bulgaria (Национален Археологически Институт с Музей), donde destaca especialmente la amplia colección de objetos del pueblo tracio, que habitó Bulgaria antes de la llegada de los romanos.
A la salida, nos encontramos con el parque City Garden (Градска градина), en cuyo entorno se ubica el Teatro Nacional Ivan Vazov, el más antiguo e importante de Bulgaria. Construido en 1904 en estilo neoclásico, su fachada luce relieves de las musas de las artes, que representan las distintas disciplinas artísticas, y los detalles dorados que adornan el edificio son pan de oro auténtico. Ivan Vazov (1850-1921) es el escritor más célebre del país, considerado el Cervantes o Shakespeare búlgaro, para hacernos una idea de su relevancia.
Bulgaria es una de las ciudades europeas con más parques. Tanto en este parque como en otros puntos de la ciudad y del país se pueden ver árboles con pulseras colgadas en sus ramas. Estas pulseras de colores blanco y rojo se llaman martenitsi (singular: martenitsa) y forman parte de la tradición de Baba Marta —“Baba” significa abuela y “Mart” es marzo—, que se celebra el 1 de marzo, un festivo nacional que marca la llegada de la primavera. La gente las compra para regalar a sus seres queridos —no se pueden comprar para uno mismo—, y la persona que la recibe debe llevarla en el brazo izquierdo o en la ropa hasta ver la primera cigüeña o golondrina, momento en que se cuelga en un árbol florecido como señal de buena salud y suerte. Algunas martenitsi tienen muñequitos, lazos u otros adornos, lo que las hace todavía más especiales.
Tomamos la calle Dyakon Ignatiy y continuamos por el bulevar Tsar Osvoboditel, que nos permite pasar frente a varios lugares destacados: la Galería Nacional de Arte de Bulgaria (Национална художествена галерия), el Museo Nacional de Historia Natural (Национален природонаучен музей при БАН) y la iglesia rusa (Църква „Свети Николай Мирликийски“), dedicada a San Nicolás y de culto ortodoxo ruso.
Al norte de este bulevar se encuentra el Arena di Serdica Boutique Hotel. Aunque a simple vista parece solo un hotel, este lugar ocupa el espacio donde estuvo el Anfiteatro de Serdica en tiempos romanos. Descubierto en 2004 durante la construcción del hotel, hoy se pueden apreciar algunos restos de este antiguo anfiteatro en su interior.
Finalmente nos queda por ver el monumento más famoso de Sofía: la catedral de Alejandro Nevski (Патриаршеска катедрала „Свети Александър Невски“). Construida en 1912 en memoria de los rusos que murieron ayudando a Bulgaria a derrotar al Imperio Otomano, que estuvo en este territorio casi quinientos años, la catedral mide unos 72 metros de largo y 52 de ancho, con capacidad para 10.000 personas. Esto la convierte en una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo y en la segunda más grande de la Península Balcánica, solo superada por el Templo de San Sava en Belgrado. Su altura es de 53 metros y cuenta con 12 campanas, la mayor de las cuales pesa 12 toneladas. Durante la Segunda Guerra Mundial quedó prácticamente destruida y tuvo que ser reconstruida, aprovechando para modernizarla. Hoy impresiona por sus cúpulas de oro —la central y las laterales— y de bronce —las verdes—. El acceso al interior es gratuito, donde se pueden apreciar todos los detalles de su arquitectura y de la cultura ortodoxa.
Recordemos que el cristianismo se dividió en 1054 con el Cisma de Oriente, dando lugar a la Iglesia católica en Occidente y la Iglesia ortodoxa en Oriente. En Bulgaria, el 85% de la población es cristiana ortodoxa, mientras que apenas el 1% es católica. Algunas de las principales diferencias son: los ortodoxos no reconocen al Papa ni tienen uno propio; el bautismo se realiza por inmersión total; al persignarse lo hacen empezando por la derecha (los católicos lo hacen por la izquierda) y repitiéndolo tres veces (los católicos una); el celibato de los curas es opcional; y la gente suele permanecer de pie durante la misa, a diferencia de los católicos.
A pesar de esto, los búlgaros no son muy religiosos, independientemente de su credo —ortodoxos, musulmanes, católicos, etc.—. Por lo general, son creyentes, pero poco practicantes.
La iglesia menor que se ve al lado es la iglesia de Hagia Sofía (Света София София), la más antigua de Sofía, construida por los bizantinos en el siglo XI. Lo curioso de esta basílica es que se edificó sobre una iglesia aún más antigua, detalle que se puede apreciar hoy en día. La entrada al templo es gratuita; sin embargo, para bajar a la cripta bajo la iglesia, donde se conservan restos de la antigua necrópolis, hay que pagar 6 Leva. Vale la pena hacerlo, ya que allí se encuentran numerosos mosaicos en el suelo y restos arqueológicos de la vieja Serdica.
Muy cerca de aquí llegamos a otra plaza importante: la Plaza del Parlamento (Ploshtad Narodno Sabranie). En ella se encuentra el edificio del Parlamento de Bulgaria (Народно Събрание На Република България), equivalente al Congreso de los Diputados en España. Frente al Parlamento se alza el Monumento al Zar Liberador (Паметник Цар Освободител), una estatua ecuestre de Alejandro II de Rusia, el zar que ayudó a liberar Bulgaria del dominio otomano en 1878.
¿Dónde comer en Sofía?
La cocina búlgara es muy variada y buena, así que os animamos a probar todo lo que podáis. A continuación, os dejamos una lista de algunos de sus platos más populares:
- Tarator. Una sopa fría que se hace con yogur, pepino, ajo y especias.
- Banitsa sas Sirene. Esto es como una empanda que se toma normalmente para desayunar, o a cualquier hora. Sirene es un queso blanco salado característico de aquí, similar al queso feta. Una curiosidad sobre este plato es que en Bulgaria, durante la Navidad y la víspera de Año Nuevo, es tradición preparar la banitsa de forma casera. Antes de hornearla, se colocan en su interior pequeños papelitos o símbolos que predicen cómo será el año próximo para quien los encuentre en su porción. Suelen ser mensajes relacionados con la salud, la prosperidad, el amor o la felicidad.
- Shopska Salata o Ovcharska Salata. Las típicas ensaladas de entrante, muy habituales. La primera es la más famosa, un plato nacional, hecha principalmente de tomate (rojo), pepino (verde) y queso sirene rallado (blanco), coincidiendo con los colores de la bandera.
- Lukanka. Un embutido parecido al salchichón que se pone como entrante al tomarte la cerveza o una rakia.
- Liutenitsa. Esto es un salsa de tomate y pimientos que se sirve como acompañante a las carnes, muy típico.
- Kofte. Albóndigas de carne picada con especias. Se pide por unidades de cada cosa.
- Kebabche. Una especie de pincho moruno o salchichas de carne picada. Similar al ćevapčići croata.
- Karnache. Salchicha de cerdo, normalmente servidas en forma de espiral.
- Agneshko pecheno. Asado de cordero.
- Palneni chushki. Pimientos asados rellenos de carne picada.
- Rakia. Es el orujo típico de los Balcanes, fuerte pero con aromas y sabores afrutados. Se elabora con diferentes tipos de fruta, normalmente uvas, ciruelas, albaricoques o peras. La fruta se deja fermentar hasta que sus azúcares naturales se transforman en alcohol, y luego se destila para obtener la rakia, que es fuerte y transparente. Es muy popular en Bulgaria y se suele tomar durante las comidas, a sorbitos pequeños, saboreándola, no de un trago. Tal y como se hace allí: te sientas a la mesa, pides rakia (grande o pequeña) y, a menudo, una ensalada como Shopska Salata u Ovcharska Salata. Y una vez terminada la rakia, se piden los platos principales. ¡Nazdrave!, como dicen al brindar en Bulgaria.
- Postres:
- Mlyako sus divi yagodi. Un yogur (mlyako) con fresas salvajes de la zona. Siempre se ha asociado el yogur con Grecia pero los búlgaros afirman que es originario de aquí, si bien es imposible de saber a ciencia cierta. Lo que sí se sabe es que es uno de los productos más consumidos y valorados de Bulgaria.
- Baklava. Un postre de origen turco consistente en finas láminas de hojaldre con capas de pistachos, almendras o nueces intercaladas y bañado en miel o azúcar.
Para probar estos platos, hay varias alternativas. Un restaurante tradicional muy recomendable es Pod Lipite, también llamado Under the Linden Trees, ubicado en la calle Elin Pelin 1, junto al bonito parque Borisova Gradina (Борисова Градина), que también merece un paseo. Es aconsejable llamar con antelación para reservar.
Otra opción para la comida es ir al barrio universitario, un poco alejado del centro, pero con varios lugares de buena comida a precios razonables. Entre ellos destacan el Restaurant “Natsional” (Национал), Restaurant Blaze (Блазе) y Grosha 21 (Грошъ 21). Los dos primeros suelen tener más ambiente y la gente va allí los fines de semana a cenar antes de salir de fiesta. Se recomienda reservar porque suelen estar muy llenos sobre todo en fines de semana. Para llegar hasta esta zona desde el centro, hay que coger el autobús 280 que sale desde la Biblioteca Nacional.
Para salir de fiesta, un sitio popular es Plazza Dance Center, en el barrio universitario, donde podréis escuchar música pop folk búlgara. Si, en cambio, sois más de rock, un buen sitio que nos dijeron aunque no fuimos es Rock’n Rolla Bar & Club.
Si tan solo queréis tomar un café o una tarta, una cadena muy popular recomendable es Nedelya.
Excursiones desde Sofía
→Visitar el Monasterio de Rila es una experiencia obligada en Bulgaria. Se trata de un monasterio ortodoxo fundado en el siglo X, situado en un entorno espectacular junto a las Montañas Rila. La entrada es gratuita. Para llegar, se puede optar por transporte público o contratar una excursión privada, como esta. Si vais por vuestra cuenta, el bus sale desde la estación Ovcha Kupel, en las afueras de Sofía, así que primero habrá que llegar allí en metro. Una vez en la estación, solo queda tomar el autobús hacia el monasterio, siguiendo las indicaciones de este enlace.
→Iglesia de Boyana (Боянска черква): iglesia ortodoxa construida en ladrillo y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1979. Se encuentra a las afueras de Sofía.
→Subir a Vitosha: Sofía se ubica literalmente a los pies de la montaña Vitosha. Se puede llegar en transporte público hasta la base y luego subir en telesilla hasta la parte alta.
→Caminatas por los 7 Lagos de Rila: un destino espectacular para hacer senderismo, ideal con buen tiempo. Desde Sofía hay que desplazarse hasta la zona y, una vez allí, tomar un telesilla hasta la cima. Desde arriba hay varias rutas según el tiempo y la dificultad. Los pueblos más cercanos al telesilla son Sapareva Banya y Panichishte.
→Fuentes termales (Hot Springs en inglés). Bulgaria es el segundo país de Europa con más manantiales termales después de Islandia. Muchos búlgaros visitan hoteles o complejos termales para relajarse. Uno recomendado es el Izgreva Hotel Complex (Хотелски Комплекс Изгрева), en el pueblo de Banya, al sur del país. También hay aguas termales en Sapareva Banya (el más cercano a Sofía), Velingrad, Hisarya y Ognyanovo.
→Plovdiv: se puede ir en autobús desde Sofía como podéis ver en esta página, aunque muchas compañías no permiten reservar asiento y otras solo tienen información en búlgaro. Es posible visitarla en una excursión de un día si se sale temprano, pero lo ideal es dedicarle un fin de semana.
→El carnaval más famoso de Bulgaria se celebra en Pernik, una ciudad situada a unos 30 km de Sofía. Su origen se remonta a tradiciones muy antiguas (se habla incluso de más de 4.000 años), posiblemente con raíces en los rituales de los tracios, los antiguos pobladores de la región. Durante el carnaval, que tiene lugar a finales de enero y principios de febrero, la gente viste trajes llamados kukeri, con máscaras, plumas y grandes cencerros para espantar a los malos espíritus y atraer la fertilidad. Todo un espectáculo.






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