Situada en el centro de la histórica región de Dalmacia, a 160
kilómetros de Split y a 72 kilómetros de Šibenik llegamos a Zadar. Se pronuncia «Sádar», con la s vibrada como si fuera el sonido de una serpiente. Tiene una población de 75.000 habitantes y entre sus celebridades más ilustres se encuentra el futbolista Luka Modrić.
A nosotros fue la ciudad que más nos gustó, ya que, además de ser bonita, tiene un turismo más tranquilo y relajado, a diferencia de ciudades como Split y Dubrovnik. Además, fue elegida como el Mejor Destino Europeo en 2016. La actividad de esta ciudad reside en su casco antiguo, ubicado en una pequeña península (poluotok, en croata). Se puede llegar por tierra o por unas barcas de madera llevadas por remeros (Zadarski barkajoli) que cruzan del continente a la península, una tradición que tiene siglos de antigüedad. El precio es de 2€ y el trayecto apenas dura dos minutos.
El
casco antiguo está pavimentado con calles rectas de reluciente piedra blanca que
fueron creadas por primera vez por los romanos. Dista una media hora andando de la estación de autobuses principal (Autobusni kolodvor Zadar).
Breve historia de Zadar
Tras ser conquistada por los romanos y ser llamada Iader, años después fueron los venecianos quienes se trasladaron a la ciudad. Más tarde, Zadar pasó a manos de los austriacos en el siglo XVIII y luego a Italia hasta 1943, en que pasaría a ser ocupada por los alemanes. Debido a los bombardeos por
parte de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, gran parte del centro
histórico fue destruido. Tras ser reconstruida años más tarde, la Guerra de Croacia en 1991 entre la Croacia independiente y el ejército yugoslavo propició nuevos daños a la ciudad. En los cuatro años que duró la guerra, dejó cerca de 20.000 muertos y más de 500.000 desplazados.
¿Qué ver en Zadar?
Comenzaremos por la entrada al casco antiguo, la Puerta de Terraferma (Kopnena vrata Foša Zadar / Terraferma Gate), una puerta veneciana del siglo XVI, cuando Zadar formaba parte de Venecia. Coloquialmente es conocida por algunos como «puerta del león», por el relieve del león de San Marcos encima de la puerta, símbolo de la República de Venecia. Entre el león y la puerta hay otro grabado, San Crisógono a caballo, patrón de Zadar.
Proseguiremos por el Foro romano (Rimski forum, Zadar), del siglo I d.C., donde destaca la Columna de la Vergüenza, lugar de castigo público para aquellos que cometían delitos. En ese mismo lugar se halla la iglesia de San Donato (Crkva Sv. Donata), que data del siglo noveno y está hecha en estilo bizantino. Es, sin duda, uno de los símbolos de la ciudad.
A su vera está la Catedral de Santa Anastasia (Zadarska katedrala), completada en el siglo XIII. La entrada a la catedral cuesta 4€, pero, por un euro más, se puede combinar la entrada al recinto con la subida a la torre, desde donde se tienen unas vistas panorámicas tanto de la ciudad como del mar sobrecogedoras. La subida hay que hacerla a pie por unas estrechas escaleras pero no es muy alta por lo que no cuesta mucho esfuerzo.
Ahora vamos a la Plaza del Pueblo, que es la traducción de Narodni
trg, centro de la vida pública de Zadar desde el Renacimiento. De hecho, en esta plaza se
encuentra la oficina de turismo, donde podéis haceros con un mapa de Zadar de
manera gratuita. Es el punto de encuentro de todos los que viven aquí, donde se reúnen para tomar un café o ir a otros sitios.
Y ahora una curiosidad. Junto a la Plaza del Pueblo se encuentra una tienda llamada CROATA Museum Concept Store, ubicada en el Palacio Cedulin. Es una tienda que nos adentra en el mundo del cravat, el accesorio precursor a la corbata moderna. Sí, los croatas son los inventores de la corbata. Los cravat eran pañuelos atados al cuello que las mujeres croatas ponían a sus maridos antes de ir a luchar al frente en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Los soldados croatas fueron a Francia a luchar con esos pañuelos al cuello y los franceses, que siempre han dado mucha importancia a la moda, quedaron fascinados, así que la renombraron como cravate. El propio Luis XIV fue de los primeros en empezar a usarla y, a partir de entonces, los franceses adoptaron esta moda.
No obstante, lo más sorprendente y curioso es el Órgano de Mar (Morske orgulje), creado en 2005. Se trata de una sucesión de 35 tubos conectados con el mar que transforman las olas en sugerentes melodías. El movimiento de las olas hace que se comprima el aire de los tubos y se creen esos sonidos, por lo que toda melodía es distinta a la anterior, no hay dos iguales. Además, es un sitio ideal para bañarnos ya que el agua está buenísima y muy clara.
Escalones donde bañarse junto al Órgano de Mar
Justo al lado se encuentra el llamado Saludo
al Sol (Pozdrav suncu) 🌞, un enorme círculo de cristal que capta la luz solar durante el día para
generar un juego de luces por la noche. Está formado por 300 paneles de vidrio y tiene un diámetro de 22 metros.
Órgano de mar de día
Este punto es también el ideal para ver una de las atracciones principales de Zadar: su puesta de sol. A eso de las 20:00 (horario de verano, claro), más o menos, el órgano se
llena de cámaras de fotos tratando de capturar el momento. Hasta Alfred Hitchcock dijo durante su visita a la ciudad en mayo de 1964 que la de Zadar era la puesta de sol más bonita del mundo.
Puesta de sol junto al Órgano de Mar
Por la noche, al ser una ciudad costera, se puede pasear plácidamente por sus calles, que tienen un gran ambiente ya que todos los restaurantes, bares, heladerías y tiendas varias están abiertas durante toda la noche.
Lo más típico para comer es el pescado, lo encontraremos en prácticamente todos los restaurantes, normalmente a un precio más alto que la carne, como suele ser habitual.
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