Situada a 90 km al sureste de Hannover, se encuentra la
encantadora ciudad de Goslar, declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad en
1992. Este histórico emplazamiento se extiende a los pies del macizo de Harz,
la cordillera más alta de la mitad norte del país y, según cuentan muchas
leyendas, hogar de brujas y otros seres mágicos. Por ello, no es de extrañar
encontrar referencias a este tipo de personajes en algunas tiendas y
establecimientos de Goslar.
Esta ciudad fue fundada hace más de 1.000 años, cuando se
descubrieron en esos terrenos uno de los mayores depósitos mineros del mundo y se
construyeron las Minas de Rammelsberg (Bergwerk Rammelsberg) que, tras 10 siglos de funcionamiento, se
han convertido también en Patrimonio Histórico de la Unesco. Hoy en día están
cerradas y en su interior se encuentra un museo dedicado a ellas. Para los
interesados en visitar el museo y las minas, se encuentran a las afueras del
centro, y se puede llegar cogiendo un autobús en 15 minutos. Hay visitas guiadas
disponibles en varios idiomas, aunque no en español, y la entrada (museo más tour)
cuesta 13€; la tarifa reducida es de 9,50€.
¿Qué ver en Goslar?
Goslar, conocida como la “Roma del Norte”, es famosa por su
hermoso centro, con plazas y calles empedradas y sus edificios encantadores y
bien conservados, destacando un total de 47 iglesias, capillas y monasterios
que dibujan la silueta de la ciudad.
El centro histórico de Goslar se desarrolla de forma ovalada
siguiendo el curso del Abzucht, un afluente del río Oker. Al sur del Abzucht, se
encuentra el Palacio Imperial (Kaiserpfalz), construido en el siglo
XI. Tuvo una gran importancia en la política alemana durante los dos siglos
siguientes y es uno de los edificios mejor preservados de esa época en
Alemania. Por ello, es también Patrimonio de la Unesco, junto con la ciudad y las
minas, como ya mencionamos anteriormente. En la capilla de St. Ulrich se
conserva el corazón de Enrique III, rey regente durante la construcción del palacio. El interior del palacio se puede visitar y la entrada cuesta 7,5€.
Nosotros no visitamos su interior, sino que paseamos por sus jardines, donde
varias personas se sentaban a disfrutar del aire fresco, el sol y las vistas
del bonito edificio y de la ciudad. Además, es gratis.
Palacio Imperial
La mejor manera de descubrir el centro de Goslar es perdiéndose
por sus calles. El centro del casco se desarrolla en la preciosa Plaza del Mercado (Marktplatz), rodeada de
encantadores edificios perfectamente conservados. Varias terrazas y
restaurantes adornan esta plaza del siglo XII, donde merece la pena pararse a
tomar algo o a comer disfrutando de las vistas. Presidiendo la plaza, una
fuente del siglo XII con un águila dorada en su cima, símbolo de Goslar, señala
el punto central de la ciudad y da la bienvenida a los visitantes.
En la cara oeste de la Plaza del Mercado, se alza el Ayuntamiento de Goslar (Goslarer Rathaus). El edificio
consta de un primer núcleo con hilera de arcadas abiertas a la plaza, del siglo
XV, así como otros añadidos hechos posteriormente. Hoy en día sigue teniendo
la función de ayuntamiento y se puede visitar el interior del edificio por un precio de 3,5€. Lo más destacado que veréis dentro será la célebre Huldigungssaal o sala de homenajes, una auténtica joya gótica erigida en 1520.
Otra construcción destacable de la plaza es el Casa del Gremio (Kaiserworth), del siglo XV. Desde hace dos siglos este edificio
alberga un hotel, con vistas a la plaza. En su fachada se aprecia una mezcla de
elementos de diferentes épocas y estilos: estatuas barrocas, nichos góticos, etc.
Edificio Kaiserworth
Al este de la plaza encontraremos también un Glockenspiel, presente en muchos pueblos alemanes: un carrillón con
campanas y figuras que se mueven y tocan una melodía todos los días a diversas
horas. El de Goslar puede verse a las 9:00, 12:00, 15:00 y 18:00.
Saliendo de la plaza encontraremos una red de estrechas calles y
casas de madera. No muy lejos de la Plaza del Mercado, vemos la plaza más
antigua de Goslar, Schuhhof (Patio
de los zapatos), con varias casas tradicionales en su perímetro,
pertenecientes al gremio de los zapateros.
Para descubrir todos los secretos que Goslar ofrece, basta con
pasear por sus calles para toparse con hermosas construcciones de hace cinco
siglos, como la Casa Siemens, el Brusttuch, la Forststraße o el molino de Klapperhagen.
Calle de Goslar
La ciudad puede verse en un día entero ya que no es muy grande.
Para los que tengan más tiempo allí, también pueden adentrarse a descubrir el Nationalpark
Harz, que ofrece bonitos paisajes naturales y característicos. Existen
numerosos senderos en su interior y se pueden hacer muchas actividades, tanto
en grupo con guía como por nuestra cuenta. Podéis ver más información en su página web (en
inglés y alemán).
Hola! Tu crees que se justifica dedicar 1 día a cada uno de los siguientes pueblos: Quedlinburg, Wernigerode y Goslar?
ResponderEliminarTe agradeceré la información!
Hola Carlos, Goslar es un pueblo realmente bonito y merece sin duda la pena dedicarle un día entero, sin necesidad de dormir allí. En cuanto a Quedlinburg, es mucho más pequeño y probablemente con medio día puedes visitarlo combinándolo, por ejemplo, con otra población menor. Wernigerode no lo conocemos. ¡Muchas gracias por el comentario!
EliminarMuchas gracias por tus comentarios!
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