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Artículo actualizado en: 2025-11-21T12:59:21Z

Brașov

Brașov fue toda una sorpresa en nuestra ruta por Rumanía. La ciudad cuenta con 235.000 habitantes y es la capital del distrito de Brașov, uno de los 41 en que se divide el país. Lo más impresionante es su ubicación: se encuentra en el sureste de la región histórica de Transilvania, rodeada por los montes Cárpatos y sus densos bosques, lo que hace que la ciudad parezca diminuta frente a la inmensidad de la montaña.

Aunque Rumanía es miembro de la Unión Europea, mantiene su propia moneda, el Leu (en plural, Lei), cuyo código ISO es RON.

¿Cómo llegar a Brașov?

Tren. Recomendamos viajar en tren por Rumanía, ya que, a diferencia del autobús, los billetes se pueden comprar con antelación a través de la página de la compañía. La empresa nacional de trenes es CFR. Como consejo, conviene optar por los trenes IC (Intercity) o IR (InterRegio), ya que los RE (Regio) son muy lentos y hacen muchas paradas.

Autobús. También es posible llegar en autobús, aunque la mayoría de las compañías rumanas no permiten comprar los billetes con antelación, por lo que probablemente no podréis asegurarlos hasta llegar a la estación. Para consultar horarios y rutas podéis usar esta página de autobuses en Rumanía. Como no se pueden comprar online, normalmente hay que llamar por teléfono (con algo de suerte alguien hablará inglés) o enviar un correo electrónico.

Para desplazaros por la ciudad, si os alojáis en el centro, es posible recorrer Brașov completamente a pie. En caso de estar más alejados, una opción económica es usar Uber, cuyos trayectos al centro suelen costar entre 2 y 3 euros, dependiendo de la ubicación de vuestro alojamiento.

¿Qué ver en Brașov?

El centro de Brașov, lo más bonito de la ciudad, es relativamente pequeño, por lo que se puede recorrer tranquilamente en un día o incluso en una mañana si madrugáis un poco.

Piața Sfatului. Esta es la plaza principal de la ciudad, siempre animada y llena de terrazas, especialmente en verano. Desde aquí se puede ver el enorme cartel de BRASOV, al estilo Hollywood, ubicado casi en la cima de la montaña. En el centro de la plaza se encuentra el Museo de Historia del distrito de Brașov (Muzeul Județean de Istorie Brașov), fundado en 1950. Antes, este edificio albergaba la Casa del Consejo.

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Piața Sfatului

Os animamos a dar un paseo por las calles que rodean la plaza, siendo la strada Republicii la arteria principal del casco antiguo. Aquí, al igual que en otras calles del centro, encontraréis terrazas, tiendas, restaurantes y mucho ambiente.

Desde la plaza nos dirigiremos a la Iglesia Negra (Biserica Neagră), el principal monumento religioso de Brașov y de culto luterano. Su construcción se llevó a cabo entre los siglos XIV y XV, y hoy en día es el mejor ejemplo de arquitectura gótica de Rumanía. Gracias a su torre, que alcanza los 65 metros de altura, la iglesia es visible desde muchos puntos de la ciudad. En 1689, un gran incendio durante la Gran Guerra Turca destruyó parte de la estructura, y fue entonces cuando empezó a llamarse Iglesia Negra. El horario de visita en invierno (octubre – abril) es de martes a sábado de 10:00 a 16:00, domingos de 12:00 a 16:00 y lunes cerrado. En verano (abril – octubre), de martes a sábado de 10:00 a 19:00, domingos de 12:00 a 19:00 y lunes cerrado. La entrada al interior es de pago.

Muy cerca también se encuentra la strada Sforii, conocida por ser una de las calles más estrechas de Europa, con apenas 1,3 metros de ancho.

A continuación, recorreremos las murallas de la ciudad, que rodean gran parte del casco antiguo y sorprendentemente se conservan bastante bien. En la sección más cercana a la Iglesia Negra, paralela al canal, os recomendamos subir a dos de las torres más emblemáticas: la Torre Blanca (Turnul Alb) y la Torre Negra (Turnul Negru). No son idénticas; la blanca es más grande, mientras que la negra debe su nombre a un incendio ocurrido en 1649, aunque hoy en día su color ya no es negro. Desde ambas torres las vistas de la ciudad y de la montaña Tâmpa al fondo son sencillamente espectaculares.

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Vistas de la Iglesia Negra y montaña Tâmpa desde la Torre Negra

Para los más intrépidos, es posible subir a la montaña Tâmpa, ya sea caminando a vuestro propio ritmo o tomando el funicular.

¿Dónde comer en Brașov?

Una amiga que tenemos resultó que era de aquí y nos recomendó estos dos restaurantes: Sergiana (Strada Mureșenilor 28) y La Ceaun (Piața Sfatului 11-12), ambos de comida tradicional rumana.

Aquí podréis probar platos típicos de la cocina rumana como:
  • Mici: el plato más conocido. Son salchichas rumanas, hechas con una mezcla de carnes de res, cerdo y, a veces, cordero, picadas y sazonadas con ajo, pimienta y otras especias. Son algo grasosas porque tradicionalmente se consumían para combatir el frío en invierno.
  • Sarmale: el Mici es el más conocido pero el Sarmale es el más tradicional. Son unos rollos de carne picada, generalmente cerdo o ternera, y arroz, envueltos en hojas de col y cocinados en salsa de tomate.
  • Zacusca: un pisto frío de berenjena asada, pimiento, cebolla y tomate que se come con trozos de pan a modo de cuchara.
  • Cholan de porc: codillo de cerdo, muy popular en Europa Central.
  • Mămăligă: pan típico de Rumanía
  • Ciorbă: sopa agria típica rumana
    • Ciorbă de burta (de tripas de ternera)
    • Ciorbă rădăuțeană (de Rădăuți, un pueblo de Rumanía, a base de carne y vegetales)
    • Ciorbă de perisoare (de verduras con albóndigas de carne)
  • Postres:
    • Papanași: un postre tradicional rumano compuesto por discos de masa de queso fresco con un agujero central, generalmente fritos y servidos con mermelada (arándanos, cerezas o frutas rojas), nata agria y, en ocasiones, espolvoreados con azúcar glas.
    • Palincă: un aguardiente bastante fuerte.
Para tomaros un café, un buen lugar es Cafeteca Patria.

Excursiones desde Brașov

⇨ El Castillo de Bran (Castelul Bran), conocido popularmente como el “Castillo de Drácula”, es en realidad solo una asociación literaria y turística. En 1897, el escritor irlandés Bram Stoker creó la famosa novela Drácula, cuyo protagonista, el conde Drácula, se inspiró en Vlad Drăculea, más conocido como Vlad el Empalador (Vlad Țepeș en rumano), príncipe de Valaquia, un antiguo principado al sur de Rumanía. Vlad era famoso por empalar a sus víctimas, atravesando sus cuerpos con estacas. Sin embargo, Vlad el Empalador nunca vivió en este castillo ni estuvo en él, y la relación con Drácula es completamente literaria. Durante el régimen comunista, Ceaușescu impulsó el turismo en lugares históricos de Rumanía, incluido el Castillo de Bran, dado que el auténtico Castillo de Vlad Țepeș, el Castillo de Poenari (Cetatea Poenari), se encontraba en ruinas.

El castillo, una construcción del siglo XIV, sirvió como residencia de la realeza rumana y actualmente pertenece a los Habsburgo, ya que la heredera rumana se casó con un austriaco y sus hijos son los actuales propietarios. En 1948, los comunistas lo expropiaron, pero en 2006 fue devuelto a la familia real. Hubo intentos de venderlo al Estado, e incluso el magnate ruso Roman Abramovich, dueño del Chelsea FC, quiso comprarlo, pero ambas ofertas fueron rechazadas. Actualmente, el valor del castillo se estima en unos 135 millones de dólares.

Desde nuestro punto de vista, la visita al Castillo de Bran solo merece la pena si disponéis de tiempo extra en la zona. Es atractivo por fuera, sobre todo por estar situado sobre una roca de 200 metros de altura, pero por dentro no tiene demasiado que ver, salvo las vistas desde lo alto. Además, la entrada resulta bastante cara para los estándares rumanos. En comparación, entre el Castillo de Bran y el de Peleș, sin duda el de Peleș es mucho más interesante.

Para llegar al castillo desde Brașov, se puede tomar un autobús desde la estación de autobuses Autogara 2. Para llegar a la estación, podéis usar Uber o transporte público: el autobús 41 sale desde la parada Livada Poștei, junto al Parque Central (Parcul Nicolae Titulescu), hasta la estación. Si venís desde Bucarest, no hay conexión directa en transporte público; será necesario pasar por Brașov y seguir la ruta descrita.

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Castillo de Bran

De lunes a viernes, hay autobuses cada media hora que cubren la ruta Brașov – Râșnov – Bran, mientras que los fines de semana salen cada hora. Al llegar a Bran, encontraréis principalmente tiendas de souvenirs, muchas relacionadas con el conde Drácula, así como varios restaurantes y hoteles. Aquí podéis consultar los precios y horarios del castillo. 

Si optáis por esta excursión, una buena idea es hacer una parada en Râșnov, que se encuentra a mitad de camino entre Brașov y Bran. Esto evita complicaciones con los cambios de transporte. En Râșnov podéis visitar la Ciudadela de Râșnov (Cetatea Râșnov), fácilmente accesible desde el centro de la ciudad, bien subiendo a pie o en un pequeño tren turístico. No tiene pérdida, y desde la cima podréis ver un gran letrero similar al famoso cartel de Brașov


⇨ Sinaia es una excursión muy recomendable, ya que en un mismo lugar se pueden visitar el Monasterio de Sinaia (Mănăstirea Sinaia), el Castillo Pelișor (Castelul Pelișor) y la joya de la zona: el Castillo Peleș.

Para llegar hasta aquí hemos de coger el tren que conecta Brașov y Bucarest y bajarnos en la parada intermedia Sinaia. Podéis comprar los tickets en esta página o en la estación.

Al salir de la estación de Sinaia, comenzaremos a subir la pendiente que nos llevará hasta los monumentos. La primera parada, a mano derecha, es el Monasterio de Sinaia, fundado en 1695. El complejo incluye una pequeña iglesia de estilo bizantino, Biserica Adormirea Maicii Domnului, y la iglesia principal, Biserica Sfânta Treime, ambas de culto ortodoxo

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Monasterio de Sinaia: Biserica Sfânta Treime

Continuamos subiendo por un agradable camino rodeado de vegetación, pasando también por algunos puestos de souvenirs callejeros. La segunda parada es el Castillo Pelișor (Castelul Pelișor), construido en 1902 por orden del rey Carol I de Rumanía (1839-1914). Como curiosidad, aunque se le conoce como Carol I, era de origen alemán y su nombre de nacimiento era Karl von Hohenzollern-SigmaringenSi tenéis pensado visitar el castillo por dentro, se recomienda hacerlo antes que el Castillo Peleș, ya que, de lo contrario, la comparación puede resultar un poco decepcionante; aunque, claro, ya sabemos que las comparaciones son odiosas.

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Castillo Pelișor

Y, por último, al final de este camino, llegaremos al Castillo Peleș (Castelul Peleș), un espectacular palacio de estilo neorrenacentista que antiguamente fue la residencia de verano de los reyes rumanos. Fue construido en 1883 para el rey Carol I de Rumanía, quien también fallecería allí más tarde. Al igual que ocurrió con el Castillo de Bran, fue expropiado durante la época comunista y devuelto a la familia real rumana en 2006, aunque hoy en día no poseen ningún estatus oficial, ya que Rumanía es una república.

Para su época, el castillo era muy moderno: fue uno de los primeros castillos de Europa en contar con electricidad propia, gracias a su planta energética interna, y también disponía de ascensor y calefacción. Durante la época comunista, invitados por Ceaușescu, pasaron por aquí varias personalidades internacionales, como el líder libio Muammar al-Gaddafi, los estadounidenses Richard Nixon y Gerald Ford, el palestino Yasser Arafat y Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista Español (PCE). Además, el rey Carlos III del Reino Unido posee hasta diez propiedades en la región de Transilvania y se desplaza allí en ocasiones.

Las entradas al castillo se compran en las taquillas situadas antes de acceder al palacio, aunque también se pueden adquirir por internet para ahorrar tiempo en la cola. El Castillo Peleș cuenta con 3 plantas (0, 1 y 2) y 160 habitaciones, y existen varios tipos de entradas: la básica, válida solo para la planta baja; el tour opcional I, que incluye la planta baja y la primera planta y cuesta el doble; y el tour opcional II, que permite visitar todas las plantas y cuesta el triple. Aunque el precio sea alto, la visita completa merece la pena, especialmente las plantas superiores, que son las más espectaculares. Se recorre por libre, sin guía, con algunos textos explicativos en las habitaciones, y el recorrido suele durar unas dos horas si se realiza con tranquilidad.

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Castillo Peleș

Los precios y horarios de ambos castillos (Pelișor y Peleș) los podéis consultar en este enlaceSi venís en coche alquilado, hay aparcamientos de pago, aunque suelen ser un poco caros.

Después de la visita, podéis dar un paseo por los alrededores, donde encontraréis bosques muy bonitos. Eso sí, hay que tener precaución, ya que en la zona puede haber osos, y hay carteles que lo indican. De hecho, Rumanía es el país de Europa con más osos salvajes, si no contamos Rusia.

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