Teotihuacán es uno de los recintos arqueológicos más importantes de México y, por su cercanía a Ciudad de México, una excursión de un día obligatoria.
Si es posible, es mejor ir un día entre semana que no hay tanta gente, en fin de semana está lleno. Un buen día es, por ejemplo, un lunes, que los museos de CDMX están cerrados y no hay mucho que hacer.
Contexto histórico de Teotihuacán
Para entender la visita a Teotihuacán, es imprescindible ubicarlo en la escala temporal, muy útil sobre todo cuando hemos visitado más recintos arqueológicos de Mesoamérica. La región de Mesoamérica incluye los países de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, así como los estados del sur de México. Se distinguen tres períodos de la civilización mesoamericana.
- Preclásico (2500 a.C. – 200 d.C.) – Primeros asentamientos y desarrollo de muchas culturas, las más importantes fueron la olmeca, zapoteca y maya. Al final de este periodo también se funda Teotihuacán.
- Clásico (200 d.C. – 900 d.C.) – en esta época alcanzaron su máximo esplendor civilizaciones como la teotihuacana en Teotihuacán (200 a.C. – 650 d.C.) o la zapoteca en Monte Albán (500 a.C. – 750 d.C.). Los mayas vivieron en los tres periodos, en este en concreto destacaron las ciudades-estado Palenque, en Chiapas, o Tikal, en Guatemala.
- Posclásico (900 d.C. – 1521 d.C. con la llegada de los españoles) – el inicio lo marcan las caídas de grandes civilizaciones, cuyos habitantes migran y fundan o repueblan otros asentamientos. En esta época convivieron los aztecas/mexicas en el centro del país, mayas en Chichen Itzá y Uxmal, en Yucatán, y florecieron ciudades como Tlatelolco, Cholula y Mitla, entre muchas otras.
Es decir, los teotihuacanos que habitaron esta ciudad, eran un pueblo totalmente distinto e incluso de otra época que los mexicas o aztecas de los que tanto hablamos en CDMX.
Monte Albán y Teotihuacán, una en el sur y otra en el norte, fueron las dos civilizaciones más importantes del período clásico, ambas se respetaban y no entraban en conflictos los unos con los otros.
¿Cómo llegar a Teotihuacán?
Lo más fácil es con una excursión. En este caso nosotros lo recomendamos pues las explicaciones de un guía certificado son indispensables para entender Teotihuacán, si no tan solo veréis un conjunto de ruinas. Excursiones y agencias hay muchas, nosotros recomendamos coger la que vaya más temprano y le dedique más tiempo, unas 3 horas aproximadamente, pues hay muchas que son combinación de varias cosas y apenas están una hora en la zona arqueológica. Es un lugar muy interesante y merece dedicarle tiempo. Para los más aventureros también existe la opción de dar un paseo en globo aerostático y ver Teotihuacán desde arriba.
La otra alternativa es ir por libre y allí negociar un precio por hora/persona con alguno de los guías privados que hay, si bien de precio sale similar a la excursión desde CDMX. También podéis pagar la entrada y recorrerlo por vuestra cuenta pero, como decimos, para zonas arqueológicas es mucho mejor ir con guía.
Si vais por libre debéis ir a la Terminal Central del Norte, bien con la línea 5 del Metro, bien en Uber. Una vez en la estación hay que ir a la Puerta 8 al mostrador donde pone “Autobuses Teotihuacán”. Estos salen cada 15-30 minutos y tardan una hora aproximadamente en llegar. El precio es de 104 MXN ida y vuelta. Teotihuacán tiene varias puertas, los autobuses de vuelta salen desde la 2 y la 3, hasta las 18:00.
La entrada al recinto de Teotihuacán es de 80 MXN, si vais en excursión aclarad si está o no incluido en el precio.
El camino en bus también nos permite ver ese “otro” México, la gran cantidad de zonas marginales o favelas como dicen en Brasil que se encuentran fuera del centro de CDMX.
¿Qué ver en Teotihuacán?
El recinto consta de 5 entradas. No hay un itinerario óptimo, simplemente es recomendable entrar por una y salir por otra para no tener que volver por el mismo camino, lo que llevaría bastante tiempo. En nuestro caso, nosotros entramos por la 3 y salimos por la 1. Decíamos que era importante llegar pronto para verlo sin mucha gente, nosotros fuimos en excursión de 3 horas y estábamos allí a las 8:45; es un buen madrugón pero merece la pena.
También veréis muchos vendedores, como siempre hay que andarse con ojo para evitar estafas. Por ejemplo, la plata que suelen vender algunos es falsa, en esta zona no hay, para eso hay que ir a Taxco, entre otros.
Como hemos visto anteriormente, Teotihuacán se funda en el 200 a.C. y colapsa en el 650 d.C., se cree que por guerras internas. Cuando siglos más tarde llegaron los mexicas o aztecas, esta ciudad ya estaba abandonada. No obstante, les impresionó tanto que le pusieron el nombre de Teotihuacán, cuya traducción del náhuatl (lengua mexica) sería lugar donde los hombres se convierten en dioses.
La construcción más importante de Teotihuacán es la pirámide. Las pirámides eran templos religiosos y trataban de imitar la forma de las montañas. Algo muy curioso es que las primeras construcciones de pirámides eran pequeñas y en los periodos de bonanza económica se iban ampliando, de tal modo que construían dicha ampliación encima de la pirámide actual, por lo que por dentro no están huecas ni hay pasadizos ni nada, sino que hay sucesivas pirámides de menor tamaño. Antes se podía subir a las pirámides pero desde la pandemia del Covid-19 ya no se puede; además, han observado que las escalinatas han sufrido un menor deterioro por lo que quizás no se permita subir nunca más.
Un estilo arquitectónico típico de Mesoamérica en general y Teotihuacán en particular es el llamado talud-tablero, que consiste en la colocación de un tablero o base y un talud en diagonal de manera sucesiva. Esto se usa en prácticamente todas las pirámides que visitaremos en Centro América. Además, las pirámides ahora están desnudas, por así decirlo, tan solo son rocas. Sin embargo, en su momento estaban todas decoradas y pintadas con murales.
Otro dato curioso es lo avanzada que era la civilización teotihuacana. Está probado que tenían un complejo sistema de drenaje de agua que desembocaba en lagos de la zona y eran capaces de separar aguas potables procedentes de ríos o lluvia de aguas sucias ya utilizadas.
La primera construcción que veremos al entrar por la Puerta 3 al recinto es el Conjunto del Quetzalpapálotl, donde se cree que habitaba la clase alta y gobernantes de la ciudad, y que estaba formado por tres edificaciones que se visitan en este orden:
- Templo De Los Caracoles Emplumados, del que lo que queda mejor conservado son sus pinturas murales.
- A continuación se pasa por el Patio de los Jaguares, cuyo nombre proviene de los murales que decoran el lado norte de dicho patio. Estos representan a felinos que podrían ser jaguares, y que en la cabeza llevan una corona de plumas (quetzalli en náhuatl).
- Por útlimo y más importante, el Palacio de Quetzalpapálotl. Este se construyó en torno al 500 d.C. y su significado, traducido del náhuatl, significa quetzalli=pluma preciosa y pāpālōtl=mariposa. El Patio del Palacio de Quetzalpapalotl o Patio de los Pilares es, sin duda, el tesoro de este lugar. En el patio se pueden apreciar que los pilares están grabados con unos dibujos de unas aves de perfil que guardan relación con el nombre de Quetzalpapálotl, es decir, representan pájaros con detalles de mariposas y plumas preciosas. Si os fijáis bien, algunos de estos pájaros tienen el ojo relleno de obsidiana, una roca o vidrio volcánico que veremos bastante por aquí.
Seguimos con la Pirámide de la Luna, que se encuentra en la Plaza de la Luna, siempre muy concurrida de turistas y vendedores ambulantes. La primera pirámide se alzó en el 200 a.C. pero en épocas posteriores se añadieron cuatro más encima. Aunque es de menor tamaño que la Pirámide del Sol, ambas alcanzan la misma altura pues el terreno aquí es más elevado. En el centro de la plaza hay una estructura ligeramente elevada desde donde obtener una foto de la Calzada de los Muertos, a la que vamos a ir acto seguido.
Plaza y Pirámide de la Luna
La Calzada de los Muertos era la vía principal de la ciudad. Se empezó a construir en el 200 a.C., más o menos a la par que las pirámides del Sol y de la Luna, justo cuando empieza a desarrollarse la ciudad. Mide 2 kilómetros de largo y 40 de ancho y conecta la Pirámide de la Luna con La Ciudadela. En general, las construcciones más altas, como las pirámides, son de carácter religioso, mientras que las más bajas, como casi todas las que vemos en esta calle, son edificios administrativos o simplemente estructuras para llegar a las pirámides. Se puede apreciar también que casi todos los edificios de esta calle están tan bien porque están restaurados. Esto ocurrió en el siglo XIX y en aquel entonces estaba permitido hacer grandes intervenciones en zonas arqueológicas, mientras que hoy en día no está permitido alterar tanto la historia. Podemos ver claramente qué partes están restauradas porque están hechas por muchas piedrecitas, casi como si fuera un dibujo. El nombre de Calzada de los Muertos se lo pusieron los mexicas/aztecas (miccaotli en náhuatl) cuando llegaron aquí y vieron que estaba lleno de pequeñas colinas a los lados que creyeron que albergaban tumbas.
En la siguiente foto se aprecia muy bien cómo los teotihuacanos construían las pirámides con forma de montañas. Fijaos en la Pirámide del Sol a la izquierda de la imagen, tiene prácticamente la misma silueta que la montaña que se encuentra detrás de ella.
Calzada de los Muertos vista desde la Plaza de la Luna
En la Calzada de los Muertos destaca un basamento que alberga una pintura considerablemente bien conservada llamada el Mural del Puma, descubierta durante los trabajos arqueológicos de 1963. Este representa un puma pintado en color amarillo sobre un fondo blanco y rojo. Bajo él hay una banda de círculos que representan jade o piedra verde (chalchihuites en náhuatl), que era una piedra preciosa sagrada y muy valorada por los teotihuacanos, similar a lo que hoy en día es el oro para el ser humano de esta época. Este mural era parte de la decoración del edificio, por lo que hace pensar a los arqueólogos que todos los edificios estaban ilustrados en su momento con pinturas de este estilo.
Mural del Puma en la Calzada de los Muertos
Seguimos por la calzada y, a nuestra izquierda, se alzará la Pirámide del Sol, el que fuera el templo religioso más importante de la ciudad. Alcanza una altura de 63,5 metros, lo que la convierte en la tercera más alta de Mesoamérica después de la de Cholula (66 m) y la de Toniná (75 m) y cada lado de la base mide 223 metros. Lo curioso de esta es que, a diferencia del resto cuya construcción se hacía por etapas y se iba expandiendo, esta se hizo en solo una, en torno al 150 d.C. Si nos fijamos en la parte alta, parece como si estuviera cortada, realmente es que antes tenía un templo, pero este quedó en algún momento destruido. Como curiosidad, en su momento estaba por fuera totalmente lleno de vegetación.
Pirámide del Sol
Continuamos por donde veníamos y la siguiente parada es la Plaza Oeste, muy interesante para ver la estructura de los basamentos de Teotihuacán, así como el estuco o decoración de las paredes de las habitaciones. Se trata de un gran patio conformado de varias habitaciones y otros patios más pequeños. Es un gran ejemplo para ver las varias etapas constructivas tanto de la ciudad como de sus edificaciones, pues uno de los templos alberga bajo él un primer templo en el que destacan las esculturas de cabezas de serpiente con lengua bífida.
Templos de distintas etapas constructivas
Seguimos por la calzada y, al cruzar el río, entramos en la parte más antigua de la ciudad. Lo más importante de esta parte es La Ciudadela, que está compuesta por un gran patio y varios complejos donde vivían más dirigentes o gente importante de la ciudad. Lo más bonito de esta parte es el Templo de Quetzalcóatl, también conocido por su traducción al castellano, el Templo Serpiente Emplumada. Este templo tiene siete bases talud-tablero que comentábamos antes, y destaca por las esculturas de cabezas de serpientes emplumadas que decoran la fachada. Hay un total de 360 figuras decorativas alrededor de todo el tiemplo y alternan cabezas de serpientes emplumadas y del Tláloc, Dios de la Lluvia y del Tiempo para la cultura azteca/mexica. El mismo dios que en la cultura maya se le llamaba Chaac y en la zapoteca Pitao Cocijo.
Fachada del Templo de Quetzalcóatl con las figuras de la serpientes emplumadas y Tláloc
Lo curioso de este templo es que pasa un poco desapercibido porque hay otro enorme templo delante. Esto es debido, se cree, a que en Teotihuacán había 4 grupos de gobierno, uno de ellos era el de la serpiente emplumada, y los otros tres se rebelaron contra ellos, destruyeron su templo y construyeron uno delante. Por suerte, este quedó parcialmente enterrado en arena y por eso se ha conservado tan bien. De hecho, las guerras internas es lo que se dice que causó el colapso y hundimiento de Teotihuacán. Por cierto, en la Sala Teotihuacán del Museo de Antropología en CDMX hay una representación a escala real de una parte de esta fachada.
Pirámide delante del Templo de Quetzalcóatl
Esta zona de La Ciudadela aún se está explorando pues en 2010, Sergio Gómez, uno de los arqueólogos mexicanos más importantes de los últimos tiempos descubrió un túnel a 14 metros de profundidad que conecta la plaza con el subsuelo del Templo Serpiente Emplumada. Esto supone un hallazgo importantísimo, ya que se han encontrado más de 100.000 objetos en su interior, de entre los que destacan 4 figuras, tres femeninas y una masculina, ubicadas en una cámara al final del túnel. Obviamente no está abierto al público y no se cree que se vaya a abrir nunca. El canal de INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) publicó un vídeo con algunos de los objetos encontrados e imágenes de los trabajos de exploración.
La última parada que visitaremos es el Edificio Sur, junto a los templos que hay en La Ciudadela. Este edificio tenía varias superposiciones y escalinatas que llevaban a templos que había en la parte de arriba. Actualmente solo se conservan dos subestructuras, donde destacan la pintura mural con figuras rectangulares de color rojo.
Con esto damos por finalizada nuestra visita a Teotihuacán, recordemos, la ciudad más poblada de todo Mesoamérica durante el período clásico con 100.000-200.000 habitantes. Queda claro, por tanto, que lo que visitamos hoy en día es una minúscula parte en comparación con todo lo que fue. La parte que se visita era el centro, compuesto de templos, edificios gubernamentales y viviendas de clase alta, mientras que la gran mayoría del pueblo vivía a las afueras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario