Lübeck (también conocida como Lubeca que es el nombre latín) es una de
las poblaciones más importantes de la costa alemana, ubicada muy cerca del mar Báltico. Sus poco más de 210.000
habitantes la convierten en la segunda ciudad más poblada del estado federado de Schleswig-Holstein, después de su capital, Kiel. Se puede llegar fácilmente desde Hamburgo o Kiel, con un tren regional.
Conocida como la “Puerta hacia el norte” o la “Reina de la Hansa”, Lübeck tuvo un importante poderío durante la Edad Media como puerto comercial.
Su puerto es, hoy en día, el más grande del mar Báltico y tiene una gran
importancia dentro del mercado portuario del norte. De hecho, aquí se fundó la Liga Hanseática (Hanse en alemán) en 1158, una organización de comunidades con mutuo apoyo defensivo y comercial en el norte de Europa y de la que Lübeck fue su capital.
Como curiosidad, Lübeck marcaba justo en la frontera entre la antigua República Democrática Alemana o RDA (DDR en alemán) y la Repúiblica Alemana (Bundesrepublik Deutschland) cuando el país quedó dividido en dos durante la Guerra Fría. Por ello, igual que sucede en Berlín o Dresde, aquí también encontraremos semáforos con la silueta del Ampelmann, el hombrecito chato con sombrero característico de los semáforos del este.
Al igual que otras ciudades como Luneburgo, el casco histórico
medieval de Lübeck conserva aún muchas de sus edificaciones, entre las que
encontraremos edificios de ladrillo estilo gótico báltico y sus características
siete iglesias con siete torres elevándose sobre la silueta de la ciudad. Por
ello, el centro de Lübeck y sus principales monumentos, fueron declarados
Patrimonio Histórico de la Unesco en 1987.
Para los más lectores y/o amantes de la cultura alemana, mencionar que el célebre escritor Thomas Mann, conocido sobre todo por libros como La montaña mágica o Los Buddenbrook, nació aquí en Lübeck en 1875.
¿Cómo llegar a Lübeck?
Como comentábamos anteriormente, se trata de una escapada perfecta de un día desde Hamburgo. Los horarios y andenes los podéis ver en la página web de la Deutsche Bahn poniendo como origen Hamburg Hbf y destino Lübeck Hbf. Veréis que hay trenes regionales cada media hora que duran 45 minutos.
El billete que tenéis que comprar es el Schleswig-Holstein-Ticket, un pase válido para viajar ilimitadamente con trenes regionales (no ICE/EC) en segunda clase durante un día por el estado federado de Schleswig-Holstein y Hamburgo. El billete cuesta 30 euros para la primera persona y 6€ por cada persona adicional hasta un máximo de 5 en total. También se pueden llevar hasta 3 niños gratis si son de entre 6 y 15 años. Entre semana el billete solo es válido a partir de las 9 de la mañana mientras que en fin de semana no hay restricción. Estos se pueden comprar por internet o en las máquinas de las estaciones de Hamburgo, ya que también cubren los transportes públicos (S-Bahn, U-Bahn, etc.) de las ciudades.
¿Qué ver en Lübeck?
Una vez llegamos a Lübeck, basta con andar un poco desde la
estación central para situarnos en el centro de la ciudad. Lo primero que
llamará nuestra atención, una vez pasado el Puppenbrücke cruzando el río, es una construcción de dos torres redondeadas de ladrillo rojo con
cubiertas cónicas: se trata de una de las dos únicas puertas conservadas en la
actualidad que cerraban la muralla de Lübeck en la Edad Media, y representa el poder que tenía la Liga Hanseática. En este caso,
hablamos de la Puerta de Holsten (Holstentor),
que ha pasado a ser el símbolo de la ciudad, dando la bienvenida a sus
visitantes. Data del siglo XIV y ha sido restaurada varias veces a lo largo de
la historia. Hoy en día es un museo de la historia de la ciudad, al que se
puede acceder pagando el precio de la entrada, aunque lo que más merece la pena es la vista desde
los jardines que la preceden, sobre todo a media tarde, cuando está iluminada.
Puerta de Holsten
Tras la puerta de Holsten se encuentra el centro de la ciudad,
pasando el río Trave. El casco de Lübeck se extiende a lo largo de una isla de
forma almendrada, comunicada con el resto de la ciudad mediante puentes. Lo
mejor para descubrirla es, simplemente, perderse por sus calles estrechas.
Si seguimos la misma calle del puente tras la puerta de Holsten,
Holstenstraße, llegaremos a la Plaza
del Mercado (Marktplatz Lübeck). A mano izquierda, encontraremos el Ayuntamiento (Stadtverwaltung Hansestadt Lübeck), uno de los más bellos de Alemania. Este
edificio, cuya construcción comenzó en el siglo XIII, consta de varias partes
de diferentes épocas y estilos, y es fácilmente reconocible gracias a la hilera de
arcos de la planta baja. Se encuentra en un excelente estado de conservación, casi como lucía originalmente y puede
visitarse su interior, donde destaca la sala original donde se reunían los comerciantes durante la Liga Hanseática, también conservada tal y como estaba.
Fachada del Ayuntamiento de Lübeck
Lübeck es conocida en Alemania, sobre todo, por su mazapán, que podremos encontrar de diferentes sabores y formas. En la parte este de la plaza del mercado, pasando los arcos del ayuntamiento, en la calle Breite straße 89, encontraremos la famosa tienda Niederegger, perteneciente a uno de los principales fabricantes de mazapán de la ciudad. Merece la pena entrar, aunque sólo sea para ver la gran variedad de productos hechos utilizando este dulce. Esta marca se comercia en toda Alemania, así que seguro que si habéis viajado mucho por el país o vivís allí, habréis oído hablar de ella o la habréis visto en las tiendas y supermercados. Es un buen souvenir si queréis llevar algo típico de Lübeck.
Fachada de la famosa tienda Niederegger
Tal es la fama de este lugar que también goza de su propio museo, el Marzipanmuseum Niederegger, en la segunda planta del edificio. Cuenta un poco la historia del mazapán con el paso del tiempo y su relación con Lübeck.
También detrás del ayuntamiento, a mano izquierda, se alza la igleisia de Santa María (St. Marien zu Lübeck), del siglo XIV, la iglesia más antigua de la ciudad, junto con la catedral. Muchas iglesias posteriores de las regiones bálticas siguen el modelo de esta. Está reconstruida, pues quedó severamente dañada por ataques aéreos de la Royal Air Force británica durante la Segunda Guerra Mundial. El acceso a su interior cuesta 4€ por persona.
Saliendo de la plaza por el lado izquierdo, encontraremos enseguida la iglesia de St. Petri (St. Petri zu Lübeck), reconstruida
tras la Segunda Guerra Mundial. Lo interesante es poder subir a su torre y obtener unas vistas panorámicas sin igual de la ciudad. Aunque en alemán, en su página web podéis ver los horarios y precios.
Si seguimos dirigiéndonos en esta dirección,
hacia el sur, veremos alzarse la Catedral
de Lübeck (Lübecker Dom), en el extremo sur del casco histórico, a unos 10 minutos andando. Se trata de uno de los
edificios más antiguos de Lübeck; una basílica de tres naves del periodo Romántico. La entrada es gratuita. En esa zona se extienden una serie de lagos y parques por los que pasear y
relajarse.
En la parte norte de la ciudad encontraremos edificios destacables
por su belleza e importancia, tales como la iglesia de Sankt Jakobi (St.-Jakobi-Kirche Lübeck), y el hospital del
Santo Espíritu (Heiligen-Geist-Hospital), uno de los más antiguos de toda Europa. Y, cerrando el extremo norte
de la isla central de Lübeck, se encuentra la segunda puerta conservada de la
muralla, la Burgtor, del siglo XV y estilo gótico.
Ya solo queda dar una vuelta por todo el casco antiguo. Uno de los encantos de Lübeck reside en los patios y callejones de la ciudad vieja, de la época medieval. Basta
con fijarse en las entradas a estos oasis de tranquilidad entre las casas de
algunas calles. Una de las calles más importantes del casco antiguo es la Huxstraße, que muestra muy bien la prosperidad de la que gozó la ciudad durante lae época de la Liga Hanseática.
Para los interesados en la Liga Hanseática, qué mejor que visitar el Europäisches Hansemuseum. Como comentamos, la Liga fue una alianza de comerciantes surgida en 1158 aquí en Lübeck y que duró hasta 1669. Las ciudades miembro crearon rutas comerciales por el mar Báltico y el mar del Norte que llegaban a ir desde Inglaterra hasta Rusia, y controlaban gran parte del comercio de Europa. En el museo podréis ver algunos de los productos con los que se comerciaban, como la seda, telas, pieles, así como alimentos, tipo pescado y verduras. Otro plato fuerte del museo es un barco original que se usó en la Liga. Como curiosidad, la aerolínea Lufthansa debe su nombre a la combinación de palabras Luft (aire) y Hansa (referente a la Liga Hanseática).
No hay comentarios:
Publicar un comentario