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Artículo actualizado en: 2025-08-28T13:32:00Z

Oporto

Hoy viajamos a Oporto (Porto en portugués), una ciudad ideal para visitar en un fin de semana ya que con un par de días da tiempo a ver con calma todo lo que ofrece la ciudad.

Oporto se sitúa al norte del país y, con cerca de 245.000 habitantes, es la segunda ciudad más grande de Portugal detrás de Lisboa, la capital. Su nombre en portugués, Porto, significa puerto, en referencia al origen como puerto fluvial y comercial de la ciudad.

La ciudad es muy auténtica, con edificios y barrios antiguos y decadentes donde parece que no hubiera pasado el tiempo, ya no quedan muchas ciudades europeas así. Además, gracias a la gran cantidad de cuestas que hay, se tienen buenas vistas desde muchos puntos de la ciudad. También destaca la desembocadura del río Duero en el océano Atlántico.

    ¿Cómo llegar desde el aeropuerto al centro de Oporto?

    ✈Llegados al aeropuerto, lo primero es desplazarnos al centro de la ciudad. Para ello, la línea E4 de metro parte desde el mismo y recorre Oporto para terminar en Estadio do Dragão, lugar donde juega el primer equipo de la ciudad, el Porto F.C.

    Hay que comprar el billete correspondiente a la zona Z4. Cuidado porque al comprar los billetes y marcamos 2 viajes implica ida y vuelta, no para dos personas. El precio es de 4,50€ la ida y vuelta. Acordaos de validar el tique antes de subir al metro.

    Otro dato importante es la frecuencia de esta línea, no tanto para ir desde el aeropuerto al centro sino más para cuando haya que volver para coger el avión, tal y como nos pasó a nosotros. Cuando llegamos al metro en dirección al aeropuerto no dábamos crédito al ver que había que esperar más de media hora y que es la única línea de metro que conecta con el aeropuerto, un sábado por la tarde encima. Por tanto, hay que tener esto en cuenta para cuando queramos calcular el tiempo para volver.

    Una vez estemos en la ciudad, si vais a estar varios días y prevéis usar el metro con asiduidad, podéis comprar en las máquinas la tarjeta Andante, una tarjeta monedero que podemos ir recargando con diversos tipos de billetes. En este caso, con la zona Z2 será suficiente, no hay nada turístico más lejos de esta zona.

    🚗 Si venís en coche, lo mejor, para no complicarse, es dejarlo en un aparcamiento, hay muchos por la ciudad y a buen precio.

    ¿Qué ver en Oporto?

    Vamos a dividir la ciudad en tres zonas —Norte de la ciudad, centro histórico y Vila Nova de Gaia— de cara a que nos podamos organizar el tiempo a dedicar a cada cosa.

    Norte de Oporto

    Comenzaremos nuestro recorrido por el barrio de Bolhão, concretamente con el Mercado do Bolhão. Se trata de un tradicional mercado portugués del año 1914 pero reformado en 2022, donde encontraréis frutas, verduras, pescados, dulces como pastéis de nata (también llamados pastéis de Belém) y todo tipo de productos, quizás a un precio un poco alto para ser un mercado. Está muy bien para desayunar, pues tienen, además de dulces, zumos naturales por 2,5€, y también para un aperitivo o una copa de vino antes de comer. Por cierto, en la segunda planta hay un piano público, es decir, cualquiera es libre de tocarlo.

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    Mercado do Bolhão

    Una vez abierto el apetito, muy cerca de aquí hay un sitio genial para continuar, la Manteigaria – Fábrica de Pastéis de Nata, lugar económico y rico para probar los que probablemente sean los dulces más conocidos del país. Cada pastéis cuesta poco más de 1€ y lo podéis acompañar de un café u otros bollos, ideal para desayunar o merendar. Otra pastelería similar, justo enfrente de esta precisamente, es la Confeitaria do Bolhão.

    Continuamos por la Capilla de las Almas (Capela das Almas de Santa Catarina), una pequeña iglesia de finales del siglo XVIII con ADN de Oporto, ya que está cubierta por, nada más y nada menos, que 15.947 azulejos, añadidos en 1929. Los azulejos representan escenas de la vida de San Francisco de Asís y Santa Catalina de Alejandría, los santos venerados en la capilla, que también es conocida, por cierto, como Capilla de Santa Catalina, ya que se construyó en su honor (Santa Catalina en español, Santa Catarina en portugués). Por dentro —se puede acceder gratis—, la capilla también es bonita, aunque lo que más destaca de ella es su fachada exterior. El horario es de lunes a viernes, de 7:30 a 18:00; sábados, domingos y festivos, de 7:30 a 12:30 y de 18:00 a 18:30.

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    Capilla de las Almas

    Esta iglesia se encuentra en la calle comercial de la ciudad, la Rua de Santa Catarina, donde hay varias tiendas de souvenirs. Recuerdos típicos de aquí son los productos hechos en corcho (bolsos, paraguas, sombreros, chaquetas) —Portugal es primer productor mundial de corcho y alberga la mayor superficie de bosques de alcornoques del mundo, árbol del que se extrae el corcho—, porcelana y, por supuesto, mantelería y toallas, famosas en Portugal por su buena calidad.

    Siguiendo por esta calle hacia abajo, podemos para tomar un desayuno o merienda, según nos pille, en el histórico Café Majestic, de 1922. Como muchos otros cafés de otras ciudades, el sitio por dentro es espectacular, a pesar de pasar casi desapercibido por su pequeña fachada. Los dulces varios y cafés están muy bien aunque eso sí, a un alto precio. Pero bueno, la gente sabe a lo que va y esto no impide que haya casi a todas horas una pequeña cola para entrar. Por si fuera poco, también se dice que J.K. Rowling escribió aquí varios capítulos de Harry Potter, en fin, tiene todos los alicientes para ser una visita imprescindible en Oporto.

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    Interior del Café Majestic

    Seguimos calle abajo hasta ver a nuestra derecha, sobre una ligera colina, la iglesia de San Ildefonso (igreja de Santo Ildefonso), ubicada ya en el barrio de Batalha, más concretamente en la Plaza de Batalha (Praça da Batalha). Esta iglesia data de 1739, fue construida en estilo barroco y destaca por su gran fachada de 1932 cubierta alrededor de 11.000 de los famosos azulejos azules de Oporto que, en este caso, representan escenas de la vida de San Ildefonso. Se puede acceder a su interior de manera gratuita.

    Por si os preguntáis por qué son típicos los azulejos en Oporto en particular y en Portugal en general, la razón es que son un símbolo de estatus económico. Durante la época colonial, muchos portugueses regresaban de Brasil con grandes de dinero y lo invertían en ostentosas casas, cuyas fachadas normalmente estaban decoradas con azulejos, un artículo caro de producir y adquirir entre los siglos XVIII y XIX. 

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    Iglesia de San Ildefonso

    En paralelo al barrio de Bolhão, a la izquierda, hay otra zona importante para visitar, que comienza casi tan al norte como el Mercado do Bolhão, concretamente en la estación de Trindade. Saliendo de la estación, si seguimos de frente calle abajo llegamos a la iglesia que da nombre a la zona. La Iglesia de la Santísima Trinidad (igreja da Trindade) se sitúa en la Praça Trindade y, a pesar de ser una de las más importantes de Oporto, el estar ubicada un tanto alejada de la zona más turística hace que apenas haya gente y sea una visita muy tranquila. Se trata de una iglesia más o menos reciente, del siglo XIX, construida en neoclásico con algunos detalles barrocos, y la verdad es que es muy bonita por dentro, en donde sorprende una estatua del papa Juan Pablo II. Hay tres tipos de circuitos: iglesia, orden (iglesia más varias salas del edificio de al lado) y experiencia completa (iglesia más orden más torre); los precios y horarios los podéis encontrar en su página web.

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    Iglesia de Trindade

    Frente a la Santísima Trinidad se sitúa la espalda del edificio del Ayuntamiento (Câmara Municipal do Porto), un edificio neoclásico que, por su arquitectura, recuerda a la de una iglesia. Se comenzó a construir en 1920, pero, debido a diversos retrasos, no se inauguró hasta 1957. La torre central alcanza los 70 metros. Hoy en día es uno de los edificios más fotografiados gracias a las enormes letras azules de Porto que hay situadas frente a él.

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    Avenida dos Aliados: ayuntamiento y letras gigantes de Porto

    El lugar en el que estamos ahora mismo es la Avenida dos Aliados, una de las arterias principales de la ciudad, que conecta el Oporto antiguo —descendiendo hacia el río Douro y la zona de la Ribeira— con el Oporto moderno —hacia arriba—. Concretamente, nace en la iglesia de la Trinidad que vimos antes y desemboca en la Praça da Liberdade. Es el centro financiero y lugar habitual de eventos públicos (manifestaciones, conciertos, celebraciones deportivas, desfiles, actos políticos, etc.). Por ello, encontramos muchos edificios con fachadas de estilo Art Nouveau, Art Déco y neoclásico, construidos a principios del siglo XX, cuando las sucursales de grandes empresas financieras y aseguradoras se instalaron aquí y eligieron estos estilos monumentales para sus fachadas. Además de bancos, también encontramos lujosos hoteles e históricos restaurantes y cafés, como el Café Guarany (1933).

    Otro de esos edificios de época de esta avenida es hoy un McDonalds, probablemente el más bonito del mundo. Se le conoce como McDonalds Imperial, ya que ocupa el emplazamiento donde se hallaba el antiguo Café Imperial de 1936 —el nombre de imperial proviene del águila que aún hoy se puede ver en su fachada—. Cuando este cerró, al inaugurarse el McDonalds en 1995, la cadena decidió conservar varios de los elementos del café, como su interior, el águila y el color bronce de las letras de la fachada, a diferencia de cualquier otra sucursal que son en rojo. Merece la pena, por tanto, entrar y admirar sus fabulosas vidrieras Art Déco, aunque no vayamos a consumir nada.

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    Interior del McDonalds Imperial

    Y aquí acaba la Avenida dos Aliados, en la Plaza de la Libertad (Praça da Liberdade), una de las plazas más importantes de la ciudad. Aquí destaca la impresionante fachada barroca de la iglesia de San Antonio de los Congregados (igreja de Santo António dos Congregados), del siglo XVII aunque construida en el lugar de una antigua capilla también dedicada a San Antonio.

    En la misma plaza, vamos a entrar en la estación de San Bento (Estação de São Bento). Se trata de una histórica estación de trenes, obra del arquitecto portugués Marques da Silva e inaugurada en 1916 sobre el antiguo Convento de São Bento de Avé-Maria. No solo es histórica, sino que sigue activa y operativa, con trenes regionales principalmente —los de larga distancia salen de la estación de Campanha—. Lo más impresionante es su vestíbulo, decorado con más de 20.000 azulejos pintados a mano en azul y blanco, que ilustran escenas de la vida cotidiana de Portugal (barcos que reflejan el comecio marítimo, la vendimia, recolección de trigo, etc.) y etapas de la historia de Portugal.

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    Interior de la Estación de San Bento

    Desde aquí vamos a tomar la rua dos Clérigos. Como podemos intuir, esta calle nos lleva a uno de los monumentos más emblemáticos de Oporto, la iglesia de los Clérigos (igreja dos Clérigos), obra barroca del arquitecto Nicolau Nasoni terminada en 1779. Casi más famosa que la propia iglesia, es su torre de los Clérigos (torre dos Clérigos), de 76 metros, lo que le valió para ser la torre más alta de Portugal durante 200 años aproximadamente; hoy en día tiene que conformarse con ser la torre más alta de Oporto. Como ciudad portuaria, la torre sirvió durante mucho tiempo como guía para los barcos. 

    Se pueden subir sus 250 escalones en forma de caracol comprando una entrada, un poco cara, la verdad; en su web tenéis los precios y horarios actualizados. La entrada, además de la subida, permite ver también la iglesia y el museo. Desde la parte más alta se puede ver prácticamente toda la ciudad, destacando sin duda la zona antigua de Oporto, la Ribera del Duero.

    La torre de la iglesia da a la Praça de Lisboa, otra de las importantes, antiguamente conocida como el “Cerro de los Ahorcados” (“Cerro dos Aforcados”) por ser el lugar de enterramiento para condenados a muerte en el siglo XVIII, cuando se construyó la iglesia de los Clérigos. Hoy en día es una plaza moderna que nada tiene que ver con su pasado. 

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    Praça de Lisboa e Iglesia de los Clérigos

    Aquí, en la Plaza de Lisboa, dos establecimientos llamaron nuestra atención. Uno es la Casa Portuguesa do Pastel de Bacalhau, un pequeño local donde sirven unos buñuelos de bacalao (bolinhos de bacalhau), tan típicos portugueses, rellenos de una pasta compuesta por patata, bacalao y Queijo Serra da Estrela, un queso procedente de la región montañosa de la Serra da Estrela, en el centro del país. Cuestan 5€, sin duda un precio desorbitado, obviamente para turistas, pero hay que reconocer que están muy buenos. También los sirven con una copa de vino por 12,5€.

    Al lado de este local está otro bastante curioso llamado Casa Oriental (Comur - Porto). Se trata de un local de venta de latas de sardinas de todos los años, de tal manera que puedes comprar por 10€ la lata con tu año —de nuevo, precio de turista—, en la que viene escrito un acontecimiento que tuvo lugar en ese año y algún famoso que nació entonces. Este tipo de establecimiento ya lo hemos visto en otras ciudades portuguesas y es la industria conservera es muy típica de este país. Es una industria que tuvo su auge durante la Primera Guerra Mundial, cuando se estima que había más de 200 fábricas y el producto estrella era la lata de sardinas. Hoy en día, apenas quedan una veintena de fábricas y el negocio ha dado un giro para convertirse en un producto gourmet y de calidad, exportado a decenas de países. Además, dicen que cuanto más antigua es la lata, más calidad tiene —similar al vino—, siempre y cuando el producto sea de primera.
     
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    Latas de conservas de la Casa Oriental - Comur

    También en esta plaza, pero en el otro lado, hay una tienda llamada Vista Alegre, una de las marcas de porcelana más prestigiosas del mundo. Para muchos es una gran desconocida, pero lo cierto es que es muy popular en el mundo de la porcelana, ha participado en exposiciones universales como Londres (1851) y París (1867), y decora mesas reales como las del Palacio de Buckingham y la Casa Blanca.

    Otra foto bonita que veremos en la Praça de Lisboa es la del tranvía. En Oporto solo se han mantenido dos líneas de tranvía (n° 1 y 18), ambas dedicadas puramente al turismo, no son usadas por los ciudadanos en el día a día. La razón: el precio, pues un billete sencillo cuesta 6€ por trayecto, 8€ si es ida y vuelta en el mismo día. Desde aquí sale el número 18, el 1 lo hace desde la Plaza Infante, junto al edificio de la Bolsa, y ambos siguen el mismo camino, junto a la ribera del río Duero y pasando por barrios como Foz, que es la zona rica de Oporto, donde viven los futbolistas. En definitiva, es un camino muy bonito. Un truco para aquellos que vayan con el presupuesto más limitado es tomar el autobús urbano número 500, que hace prácticamente el mismo recorrido, siempre a orillas del Duero y pasando por la desembocadura hasta la parada Matosinhos, aunque podéis bajaros antes. Además, es de dos pisos, por lo que las vistas desde el piso superior son aún mejores. El precio es de 2,5€ por trayecto. Nosotros nos subimos en Ribeira (Infante) —aunque podéis hacerlo antes si queréis buen sitio— y nos bajamos en Praia dos Ingleses, dimos una vuelta por la playa y el faro, y lo tomamos de vuelta.

    Desde la iglesia de los Clérigos, vamos a coger en perpendicular a ella la rua das Carmelitas que nos permitirá llegar a la Livraria Lello, una preciosa librería, hoy en día colapsada por el turismo —recibe entre 3.000 y 3.500 visitantes al día—. El tirón vino gracias a que J.K. Rowling se inspiró en ella para ilustrar en Harry Potter la librería Florish & Blotts, ya que la escritora vivió en Oporto entre los años 1991 y 1993, tiempo en que escribió el primer libro de la saga, Harry Potter y la piedra filosofal.

    Lo más destacado es su escalera central de forma ondulada, sencillamente preciosa, y luego tiene cosas curiosas como los raíles o vías metálicas que hay en el suelo frente a algunas estanterías para transportar vagones de libros de un estante a otro.

    La entrada cuesta 10€ para todo el mundo y solo se pueden comprar en su página web, seleccionando día y hora para la visita, ya que se pueden agotar rápidamente dependiendo de la época en que vayas. La verdad es que se les ha ido un poco de las manos el turismo, primero por el hecho de tener que pagar por entrar en una librería y, segundo, por las larguísimas colas que se forman a cualquier hora, y eso que todo el mundo tiene entrada comprada con anticipación. Algo positivo es que el precio de la entrada se descuenta del recibo en caso de que compréis un libro. Los hay en muchos idiomas, no solo en portugués. En su web podéis ver los horarios de apertura.

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    Interior de la Livraria Lello

    Lo último que nos queda por ver de esta zona es la Praça de Gomes Teixeira, ubicada justo al lado de la lilbrería. En ella, junto a una solitaria palmera, destacan dos iglesias: la iglesia del Carmen (igreja do Carmo) y la iglesia de los Carmelitas (igreja dos Carmelitas). La iglesia del Carmen se erigió en 1768 mientras que la segunda lo hizo más de un siglo antes, entre 1616 y 1628. Por dentro son muy llamativas, muy recargadas. Parece que se trata solo de una muy grande pero en realidad son dos pequeñas separadas por una casa de apenas metro y medio de ancho, conocida como la casa escondida. Esta casa se tuvo que construir porque la Iglesia Católica prohibía que hubiera dos iglesias juntas de distintas órdenes religiosas. Sin embargo, la leyenda popular dice que la casa en medio se construyó para evitar cualquier acto inadecuado entre las monjas Carmelitas Descalzas y los frailes del Carmo. Dicha casa ha sido residencia de sacristanes, capellanes e incluso artistas que participaron en la decoración de las iglesias, pero, hoy en día, no se usa como vivienda, sino para fines culturales. El precio de la igreja do Carmo es de 5€ e incluye, la iglesia, las catacumbas y la subida a la torre. A la igreja dos Carmelitas se accede gratuitamente.

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    Iglesia del Carmen

    Centro de la ciudad de Oporto

    Si bien es cierto que varios de los monumentos que hemos visto —iglesia de San Ildefonso o la iglesia de los Clérigos— forman parte del casco antiguo, los hemos preferido agrupar en el norte de la ciudad puesto que se encuentran al borde del centro y en la zona alta de la ciudad. Este casco antiguo forma parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1996.

    Seguimos con nuestro recorrido bajando desde la Praça de Gomes Teixeira, pasando por la Universidade do Porto hasta la rua de São Bento da Vitória. Esta es una zona conocida como el barrio de Vitória, uno de los antiguos barrios judíos. Al final de esta calle se encuentra el mirador de la Victoria (miradouro da Vitoria), la versión gratuita del mirador de la torre dos Clérigos. No está muy bien conservado, pero las vistas son tremendas: el casco antiguo, la Catedral y el Duero con la ciudad de Vila Nova de Gaia y sus bodegas al otro lado del río.

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    Vistas desde el Mirador de la Victoria: la catedral, el puente Don Luis I y el río Duero

    Seguimos bajando en dirección al río por unas escaleras para coger la rua de Ferreira Borges. Al final de ella, veremos a mano derecha el Palacio de la Bolsa (Palácio da Bolsa), obra neocásica de mediados del siglo XIX incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Está construido sobre el terreno de un antiguo convento franciscano del siglo XIII que quedó en cenizas tras un incendio sufrido en el año 1832. En 1891 fue inaugurado como bolsa de valores, pero esta fue perdiendo importancia y ahora funciona como Cámara de Comercio e Industria, mientras que toda la actividad bursátil se centra en la Bolsa de Lisboa. El Palacio de la Bolsa de Oporto se tardó casi 50 años en construirse y en su obra participaron varios de los más importantes arquitectos y artistas del siglo XIX. Su interior es precioso, sobre todo el Patio de las Naciones, donde en el techo de su cúpula acristalada están representados los escudos de 27 países que mantenían relaciones comerciales con Portugal en aquella época —España está en una posición privilegiada, justo enfrente, en el lado opuesto, de Portugal— y la impresionante Sala Árabe, una recreación inspirada en la Alhambra de Granada, de aproximadamente 315 m², y que se usa para recepciones oficiales —como la visita de la reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo, en febrero de 1957— y diversos actos y eventos institucionales. También es curiosa la Sala Dourada (Sala Dorada) porque parece que está hecha enteramente de madera pero, en realidad, de madera es solo el suelo, las paredes son de yeso pintado y trabajado al milímetro para simular las vetas de la madera. El precio para visitar el palacio es de 10€. 

    Frente al palacio podemos acercarnos a ver el Jardim do Infante Dom Henrique, donde destaca el Monumento al Infante Don Enrique (Monumento ao Infante Dom Henrique), más conocido como Enrique el Navegante. Nació en Oporto en 1394 y, aunque curiosamente no era navegante en el sentido de que no comandaba barcos, fue un impulsor y patrocinador fue hijo del rey Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster— de la expansión colonial de Portugal. De esta época viene una historia curiosa, y es que, en esa costosa era de descubrimiento de nuevas rutas comerciales, los habitantes de Oporto casi toda la carne que tenían a los tripulantes y ellos solo se alimentaban de tripas, de ahí que se quedaran con el apodo de 'tripeiros' hasta hoy, que se ha convertido en el gentilicio de los nacidos en Oporto. No es un apodo en tono de burla, sino como orgullo por los sacrificios que hicieron en ese momento.

    A su vera se encuentra la iglesia de San Francisco (Igreja e Museu de São Francisco do Porto), una de las iglesias más antiguas de la ciudad, construida en barroco en el siglo XIV sobre una anterior del siglo XIII. No os dejéis engañar por su austera fachada —en comparación con las otras que están repletas de azulejos—, pues su interior es un tesoro, recubierto con entre 300 y 400 kilos de pan de oro, de ahí que se la conozca por el sobrenombre de la iglesia de oro. Es tan lujoso que incluso fue cerrada al culto temporalmente por contrastar excesivamente con la pobreza de alrededor. Entre los siglos XV y XVI, sobre todo las familias nobles de Oporto eras quienes venían a esta iglesia. La entrada a la iglesia cuesta 10€ e incluye la visita al museo y a las catacumbas, donde hay varias personas de linajes poderosos enterradas.
     
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    Fachada exterior de la iglesia de San Francisco

    Dejamos para el final otro plato fuerte del casco antiguo, la catedral de Oporto (Sé do Porto). Es una de las edificaciones más antiguas de la ciudad, construida en el siglo XII concretamente, en estilo románico, si bien posteriores reformas le han otorgado la mezcla de estilos arquitectónicos que se puede apreciar hoy en día. Aunque pegaría mucho, curiosamente en Oporto no hay un castillo, en su lugar, está la catedral. No es un monumento impresionante ni referente como pueden ser las catedrales en otras ciudades, pero es interesante verla tanto por fuera como por dentro. La entrada cuesta 3€ e incluye la iglesia, el museo, el claustro y la subida a la torre. Merece la pena especialmente si hace buen día, ya que desde su mirador se obtienen unas vistas de la ciudad fabulosas. Abre de 09:00 a 19:00.

    Vila Nova de Gaia

    Llegamos por fin a la Praça da Ribeira, el centro neurálgico de la zona más antigua y emblemática de la ciudad, la Ribeira, también declarada Patrimonio de la Humanidad como el centro histórico de Oporto. Fue el centro del comercio de la ciudad durante siglos y se caracteriza por sus calles estrechas empedradas y sus casas altas de colores. Sus fachadas están protegidas por leyes de conservación del patrimonio, pero el interior puede ser remodelado, siempre que se cumplan ciertas normativas. Estas casas han sido habitadas históricamente por burgueses comerciantes adinerados, que tenían los almacenes en la parte baja de la casa y la vivienda en el piso superior. Hoy en día, también son residencia privada de gente con importante poder económico, así como apartamentos de lujo y viviendas turísticas.

    Puede que veais también una de las fotos más típicas de Portugal, la ropa tendida. Como Oporto era una ciudad amurallada, el crecimiento horizontal estaba limitado, así que la gente construía a lo alto en vez de a lo ancho, resultando en unas casas estrechas y profundas con falta de espacio en su interior. Como consecuencia, tenían que sacar la ropa a tender en los balcones, ya que era la única zona con acceso al sol y al aire de la calle, un acto que se ha convertido en una de las estampas habituales de las ciudades portuguesas. Este estilo de arquitectura se aprecia muy bien en la Ribeira, sobre todo en calles como Rua da Reboleira o Rua dos Mercadores.
     
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    Praça da Ribeira

    Al estar junto al río Duero, es muy agradable pasear por aquí o simplemente sentarse en un banco y disfrutar de la vista. Podéis caminar desde esta plaza hacia el puente, un paseo que discurre entre el río y los restos de la antigua muralla medieval, construida en el siglo XIV bajo el reinado de Fernando I de Portugal, de ahí que se la conozca como Muralla Fernandina. Precisamente en esa muralla, veréis el Monumento a las Almas del Puente das Barcas, que podéis localizar como Alminhas da Ponte. Se trata de una placa de bronce incrustada en la pared entre dos arcos, que rememora uno de los episodios más trágicos de la historia de esta ciudad. En 1809, las tropas de Napoleón Bonaparte llegaron a Oporto para conquistarla, y miles de personas intentaron cruzar hacia la ciudad de Gaia a través de un puente flotante que estaba hecho de barcas unidas entre sí por cables de acero, con el resultado de que, por el exceso de peso, el puente se hundió y murieron cientos de personas. Este monumento representa las almas de aquellos que murieron en este desastre.

    Una vez hemos repuesto energías, vamos a cruzar el famoso puente Don Luis I, un verdadero icono de la ciudad, erigido con el objetivo de unir las ciudades de Porto y Vila Nova de Gaia. Su construcción data de 1886 siguiendo los planos del alemán Théophile Seyrig, socio de Gustave Eiffel en la empresa Eiffel y Compañía. Es por ello por lo que este puente se da un aire a la torre Eiffel de París. Imaginamos que está prohibido, pero, sorprendentemente, hay gente que salta desde él —desde la parte de abajo, por supuesto—. 

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    Puente Don Luis I visto desde Vila Nova de Gaia

    Cruzando al otro lado, pisamos tierra de Vila Nova de Gaia, una ciudad que pertenece al distrito de Oporto, pero no a la ciudad de Oporto; son ciudades distintas. En ella estamos casi obligados a visitar una de las múltiples bodegas que alberga la ciudad y así probar los famosos vinos de Oporto (Vinho do Porto), denominación de origen protegida (DOP). Algo curioso es que la mayoría de estas fueron fundadas por comerciantes británicos. En los siglos XVII y XVIII, los ingleses consumían mucho vino francés, pero los constantes conflictos entre ambos países en esa época dificultaba el comercio, por lo que los ingleses fueron a Portugal, con quien tenían una buena relación. Empezaron a llevarse vino tinto del valle del Duero, pero vieron que no soportaba bien los largos viajes en barco, así que decidieron añadir aguardiente (brandy) antes de que fermentara para conservarlo mejor. Y así nació el vino de Oporto 🍷, un vino más dulce y de más graduación (de 19 a 22°) que gustó mucho más a los británicos y, como consecuencia, fundaron varias bodegas en Oporto y Vila Nova de Gaia. También es preciso mencionar que el vino de Oporto no se produce en la ciudad de Oporto, sino en la región del Alto Douro, a unos 100 km río arriba de aquí, ya que el suelo de esa zona tiene ciertas cualidades que mejoran la calidad de la uva. Oporto simplemente es el lugar donde se almacena, se envejece y se comercializa.

    Algunas de las bodegas más famosas fundadas por británicos son Taylor’s, Graham’s, Offley, Cockburn’s y Sandeman, mientras que entre las portuguesas destacan Ferreira, Cálem y Ramos Pinto. Todas suelen ofrecer lo mismo: visita a la bodega y cata de vinos por unos 20-25€, dependiendo del número de copas de vino que incluya la cata. Nosotros entramos a la Ramos Pinto que ofrecía un tour en español. La visita, por 20€ y de unos 45 minutos aproximadamente de duración, incluía un recorrido por el museo y la bodega para finalizar con una cata de tres vinos de Oporto. El vino tinto es el más conocido, pero también tienen blanco y rosado. Algo curioso es que mantienen los toneles de madera donde almacenan el vino para conservar el aroma y sabor de los vinos antiguos, es decir, no se suelen renovar, y albergan actualmente vinos que superan los 100 años de antigüedad. 

    Algo típico de Vila Nova de Gaia son los barcos tradicionales que están atracados en su orilla, llamados rabelos, que se usaban para transportar las barricas de vino desde los viñedos del Alto Douro donde se producía hasta las bodegas, que estaban aquí. Son tan típicos que hasta las distintas bodegas de vino de Oporto participan anualmente cada 24 de junio en una Regata de Barcos Rabelos, culminada con una fiesta para entregar el premio a la bodega ganadora de la carrera.

    Otra actividad guay que hacer por aquí es un crucero por el Duero. El río Duero nace en Picos de Urbión (provincia de Soria), tiene una longitud de 897 kilómetros y desemboca aquí, en Oporto. El crucero se llama crucero de los seis puentes, en referencia al número de puentes que se atraviesan, incluyendo la desembocadura del río en el Atlántico. El precio es de 18€ desde la Ribeira o 15€ si se toma desde Vila Nova de Gaia.

    Para volver al centro podemos deshacer los pasos que hemos hecho para venir o coger el funicular dos Guindais desde un extremo del puente Luis I que nos sube al barrio de Batalha por 4€.

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    Panorámica de los rabelos en primer plano y la Ribeira de fondo vista desde Vila Nova de Gaia

    Más alternativas

    Si pasáis más de un día en Oporto, merece la pena dedicarle un par de horas a pasear por los Jardines del Palacio de Cristal (Jardins do Palácio de Cristal), que hacen referencia al Palacio de Cristal de 1865 que había en este lugar hasta su demolición en 1951. En su lugar, se construyó el actual Pabellón Rosa Mota, también conocido como Super Bock Arena, donde se celebran eventos deportivos y conciertos. Los jardines, con diversos tipos de plantas, árboles, estanques y hasta pavos reales. También hay un mirador al sur del parque que ofrece una nueva vista del Duero y el Ponte da Arrábida, el último gran puente sobre el río antes de su desembocadura en el Océano Atlántico.
     
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    Pabellón Rosa Mota

    ¿Qué comer en Oporto?

    Es una visita a Oporto es imprescindible probar la francesinha 🥪, su plato bandera: un sándwich relleno de varios embutidos (mortadela, chorizo, filete de ternera, etc.) coronado con queso fundido al horno y una salsa líquida de tomate con un toque picante. La receta es conocida por todo el mundo pero la clave de este plato y lo que los restaurantes guardan en secreto es la salsa, es lo que diferencia una de otra. Se sirve con patatas fritas y también es posible pedirlo con beicon y huevo. Vamos, una bomba calórica💣. Aunque se puede comer uno por persona, quizás es mejor pedir uno para cada dos y pedir otro plato.

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    Francesinha

    Otro plato típico de Oporto son las bifanas, unos pequeños bocadillos compuestos por tiras de cerdo y salsa picante; un buen sitio para probarlas es el Restaurante Conga Casa das Bifanas

    También tenemos, por supuesto, el bacalao, plato nacional, en una multitud de formatos. Su origen se remonta al siglo XV, cuando los portugueses comenzaron a pescar en el Atlántico Norte (Terranova en Canadá o Islandia) y descubrieron que el bacalao se conservaba muy bien en salazón, lo que les permitía mantenerlo durante sus largos viajes, integrándose poco a poco en la cultura y gastronomía portuguesa. De entre todas las formas en que se cocina este plano, uno muy popular es el bacalhau à brás, que se prepara desmigado y revuelto con huevos. 

    De postre, qué mejor que algo característico del país como la leite creme o los pastéis de Belém.

    En la zona de la Ribeira, junto al Duero, hay muchos sitios para comer. En el casco antiguo de la ciudad hay también varios sitios, uno muy popular y bueno es Casa Guedes Tradicional. Se trata de un local enorme, con tres pisos (el último es un rooftop) y una terraza en la calle, por lo que no suele hacer falta reservar si sois pocos. Es un sitio muy turístico como observaréis, pero está todo muy bueno. Destacan los dos tipos de francesinha que tienen, los buñuelos de bacalao, y las hamburguesas. Otra opción para probar la francesinha es el Café Santiago.

    Pero el mejor sitio para comer que descubrimos fue Casa Viúva, un acogedor restaurante de comida casera muy auténtico y súper económico. Tienen sopas del día (que en portugués más bien se refieren a cremas o purés), normalmente de legumbres, y pescados frescos cocinados a la brasa en el momento. Nosotros pedimos robalo (robaliza en Galicia, lubina en el resto de España) y salmón, muy buenos. No se puede reservar, solo hacer cola y esperar que se libere una mesa.

    Para beber, hay buenos vinos🍷, por supuesto. Uno que nos gustó es el Vila Real Reserva, tanto tinto como blanco, procedente de la ciudad vecina de Vila Real y el Milhafre Negro Reserva Tinto. También es posible que veáis vinho verde, que es típico del noroeste del país, los hay tanto tintos como blancos. 

    Si sois más de cerveza🍺, no tendréis problema en encontrar las dos cervezas más populares del país, la Super Bock y la Sagres. Y si buscáis algo no alcohólico, el Água com Gás Limão Pedras (agua con gas y toque de limón de la marca Pedrás) es de lo más consumido.

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