Hoy vamos a visitar la isla de Miyajima, de cerca de 1.400 habitantes, y ubicada en la Bahía y prefectura de Hiroshima. Miyajima es el nombre popular, el oficial es Itsukushima.
Se trata de una excursión idea de medio o un día desde Hiroshima; de hecho, es uno de los principales motivos de muchos turistas que llegan a Hiroshima. También hay mucha gente que prefiere dormir aquí y quedarse un fin de semana entero; todo es válido en Miyajima, tiene actividades para todos los gustos y horas/días que se le quiera dedicar.
¿Cómo ir de Hiroshima a Miyajima?
Primero hay que tomar la línea JR San-yo Line desde la estación de Hiroshima Station o Shin-Hakushima, la que nos venga mejor. Hay que bajarse en la estación de Miyajimaguchi Station, que es donde está el puerto desde donde sale el barco hacia la isla. Es un trayecto de 25 minutos.
En Miyajimaguchi Station vamos al puerto, JR West Miyajima Ferry, para tomar el barco. Dicho esto, hay dos compañías de ferry que operan el trayecto: JR West y Matsudai Kisen, ambas cuestan lo mismo y el trayecto dura lo mismo, 10 minutos.
Si tenéis el Japan Rail Pass o el Kansai-Hiroshima Area Pass como era nuestro caso, os vale tanto para tomar la JR San-yo Line como para el ferry de JR, no el otro. En su página web podéis ver el horario de los barcos, sobre todo para la vuelta que pueda haber menos frecuencia.
¿Qué ver en Miyajima?
Miyajima es una bonita isla habitada por ciervos, como en Nara, y famosa por albergar muchos templos y santuarios religiosos. El más conocido de todos es el Santuario de Itsukushima con su emblemático torii en el agua, el cual habremos visto desde el ferry a lo lejos.
Comenzaremos el recorrido desde donde nos deja el barco, el puerto Miyajima Matsudai-kisen Ferry Terminal. Giraremos a la derecha, en dirección al centro, y probablemente ya veremos los primeros ciervos sueltos por ahí buscando cualquier cosa para echarse a la boca. Mucho cuidado con la comida o incluso basura que llevéis a la vista, porque los ciervos se comen todo, y es responsabilidad evitar que se coman plásticos ni envases que llevemos encima. Hay mucho turista irresponsable.
Nuestro consejo es ir pegados al mar, por un agradable paseo marítimo que hay junto a la Playa de Miyajima (Miyajima Beachfront). El paseo marítimo está marcado por lámparas de piedra (Stone lantern) a ambos lados, dejando unas fotos preciosas. La playa, sí, es una playa y uno se puede bañar, aunque como no es muy grande la gente simplemente se moja los pies como mucho.
Este paseo marítimo va paralelo a la calle Omotesando (Miyajima Omotesandō Shopping Street), una calle repleta de puestos callejeros de comida y tiendas de souvenirs, para obligatoria para cualquier turista. Aquí podéis probar los dulces típicos de aquí, los Momiji manjū, una especie de bollo con forma de hoja de arce y relleno de distintos sabores, siendo la pasta de frijoles dulce el más clásico. Muy parecidos a los dorayaki o taiyaki pero con distinta forma. Es un buen lugar para tomar un tentempié y coger energías para recorrer la isla.
Primeramente, vamos a subir al Itsukushima Jinja Senjokaku Pavilion, ubicado en lo alto de una pequeña colina. Su construcción fue ordenada por Toyotomi Hideyoshi (1537 – 1598), daimio y uno de los tres principales unificadores de Japón (Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu). Sin embargo, el santuario estaba a medias cuando este murió en 1598, y su sucesor Tokugawa Ieyasu, quien derrotó al hijo de Hideyoshi, no tuvo interés en continuar con ello, por eso se quedó sin terminar y, hoy en día, tiene ese aspecto tan austero; por no tener, no tiene ni la típica entrada que tienen los santuarios sintoístas.
Interior del Templo Itsukushima Jinja Senjokaku Pavilion
El santuario destaca por su gran tamaño, tiene una amplitud de 1000 tatamis, aunque realmente no hay ninguno. De ahí su nombre, Senjōkaku, que significa pabellón de los 1000 tatamis. El santuario se erigió en 1587 junto a una antigua pagoda de cinco pisos de 1407, aún se puede ver hoy en día. La podéis localizar bajo el nombre de Toyokuni Shrine Five-Story Pagoda. El pabellón o santuario tiene un precio de 100 yenes, mientras que la pagoda es gratis, aunque no se puede ver por dentro, tan solo por fuera.
Bajamos de nuevo al paseo marítimo para ver el célebre Santuario de Itsukushima (Itsukushima-Schrein), Patrimonio Mundial por la Unesco y denominado tesoro nacional. Tanto el propio santuario como su puerta torii están construidas sobre agua, de tal manera que cuando la marea está alta da la sensación de que están flotando sobre el agua. De ahí que se le conozca como santuario y torii flotante. Por el contrario, cuando la marea está baja, se puede llegar incluso andando hasta el torii. El escenario es tan idílico que cuando nosotros estuvimos vimos que se estaba celebrando una bodao en él, imaginamos que no debe ser barato ni fácil conseguir cita.
El santuario consta de varias salas y un escenario, todo ello conectado por pasarelas ancladas a la tierra bajo el mar. El primer santuario se construyó aquí en el 593, aunque el diseño actual es de la reconstrucción de 1168 durante la era Heian.
Hay dos modalidades de ticket, el santuario solo, o el santuario más la sala del tesoro (Treasure Hall). Los horarios y precios de ambos los tenéis en su página web.
Si tan solo queréis dar un a vuelta por el santuario y hacer fotos del mismo con el torii de fondo, basta con la entrada básica. El que ni siquiera quiera entrar, puede bordearlo e ir directamente al torii, en caso de que la marea sea baja. Cuando nosotros estuvimos, por la mañana la marea estaba alta y por la tarde bajo bastante hasta el punto de poder ir caminando por la tierra hasta el torii.
Torii flotante del Santuario de Itsukushima con marea alta
Nada más salir del Santuario de Itsukushima nos toparemos con el Templo de Daiganji, budista. Se estima que data del siglo XIII, aunque no se sabe a ciencia cierta, y está dedicado a Benzaiten, deidad budista japonesa de las artes y la música. El recinto donde se haya no es muy grande, se visita rápido, y el acceso es gratuito.
Ahora vamos a subir un poco para ver otro templo budista, el Daisho-in, de la secta Shingon. A nosotros fue de lo que más nos gustó, pues tiene varios edificios y salas dignas de mención, algunas muy distintas a lo que hayamos podido ver hasta ahora. La subida en sí ya es impresionante, primero por la puerta que da acceso al templo con dos estatuas de guardianes Niō y, a continuación, unas hermosas escaleras rodeadas de vegetación que hacen que la entrada al templo parezca de película. Esto es la subida principal, pero en paralelo, por la izquierda hay un camino que también asciende y que se caracteriza por albergar cerca de 500 estatuas Rakan (Rakan statues), cada una con una expresión facial diferente. Los Rakan son discípulos de Buda, a menudo utilizados como imagen para piezas de arte tradicional.
Estatuas Rakan en el camino de subida al Templo Daishoin
A medida que subamos, ya en los alrededores de los templos, en lugar de estatuas Rakan lo que veremos son estatuas Jizo, estas mucho más pequeñas y adorables. Por si estas son vuestras primeras estatuas Jizo que veis en Japón, mencionar que Warabe Jizō es una deidad budista que, según dicen, se encarga de proteger a niños y viajeros. Se representa normalmente en figura de piedra con forma de monje budista y, a veces, la gente le da ofrendas en forma de ropa, como gorros o bufandas.
Otra de las cosas interesantes que se pueden hacer en este templo es un ritual budista, uno que nosotros no habíamos visto antes. Desde la base del recinto donde está el propio Templo de Daishoin, al final de la primera escalera, nace otra escalera que conduce al Templo Mani-den. El ritual consiste en hacer girar las ruedas metálicas que hay en las escaleras, las cuales llevan distintos escritos en japonés. Se dice que el girarlas supone lo mismo que leerlas, de tal manera que vas recibiendo las bendiciones de cada mensaje mientras asciendes al templo.
Subida al templo Mani-den con las ruedas metálicas en el complejo del Templo Daishoin
A los pies de dicha escalera hay otro punto destacado del recinto, un pequeño templo (Shaka Nehando) conocido por albergar una estatua de Buda reclinado, muy de estilo tailandés.
Seguimos subiendo un poco más hasta llegar a otro pequeño templo ubicado en una cueva, que recibe el nombre de Henjo Cave o cueva de Henjokutsu. Dentro quedaréis maravillados por los cientos de lámparas colgantes iluminadas, así como 88 figuras que representan templos procedentes de la famosa peregrinación o Camino de Shikoku. Lo mejor es que el acceso a todos los subtemplos del Daisho-in es gratuito, y el horario es de 8 a 17.
Cueva de Henjokutsu en el Templo Daishoin
El templo Daisho-in se encuentra al principio del Monte Misen, el monte más alto de la isla con 530 metros, por lo que si seguimos subiendo llegaremos hasta su cima. Es una caminata vaya, así que si vais a pasar tiempo suficiente en la isla es una actividad guay, de lo contrario recomendamos volver ya al centro. Alternativamente, también hay un teleférico (Miyajima Ropeway) que te sube a lo alto del monte.
Lo último que vamos a ver es el Parque Momijidani (Momijidani Park), el cual conduce precisamente al teleférico de Miyajima del que acabamos de hablar. Es el lugar ideal para descansar después de una larga jornada de turismo. Aquí podréis apreciar los coloridos arces y sus hojas que dan forma al dulce típico de la ciudad, y puede que os crucéis con algún que otro ciervo. El parque es de acceso gratuito.
De bajada al centro os recomendamos pasar por Tonooka Hill, una zona de la ciudad con un poco de elevación desde donde se obtienen unas buenas vistas de la Toyokuni Shrine Five-Story Pagoda y del mar.
Con esto ya habríamos visto lo esencial de la isla, suficiente para una excursión de un día. Nosotros nos quedamos a cenar aquí para ver el atardecer y el Santuario de Itsukushima iluminado de noche. Recordad tener en mente los horarios de vuelta del ferry, no se os vaya a escapar el último.
¿Dónde comer en Miyajima?
Hay varios platos típicos de la región que podéis probar en Miyajima. En la calle Omotesando encontramos varios puestos y restaurantes donde comer estos platos, siendo los pinchos de ostras fritas (deep fried oyster) u ostras en general, y la anguila marina (Anago en japonés, conger eel en inglés) sobre una base de arroz, los más conocidos. Un breve inciso, anago es anguila marina mientras que unagi es anguila de agua dulce, y el unagi suele ser como el triple de caro que el anago.
También es buen sitio para comer okonomiyaki, el plato nacional de Hiroshima. Nosotros fuimos a cenar al restaurante Okonomiyaki Kishibe y estuvo de diez, es un local pequeño y familiar, y la comida estupenda.
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