El Palacio de Peterhof (Петергоф) es una de las residencias imperiales más importantes y visitadas de Rusia y se sitúa a unos 30 kilómetros al oeste de la ciudad de San Petersburgo, a orillas del Golfo de Finlandia. Tiene el apodo de la "Versalles de Rusia" y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una visita al Palacio de Peterhof y sus jardines es la escapada perfecta de un día o una mañana si te estás hospedando en San Petersburgo.
Historia del Palacio de Peterhof
El conjunto de edificios fue construido bajo las órdenes de Pedro I el Grande, emperador y zar de Rusia durante el siglo XVIII y fundador de la ciudad de San Petersburgo. Poco después de empezar la creación de la que sería capital de Rusia durante siglos, Pedro el Grande decidió mandar construir una casa de campo en la que descansar, que estuviera cerca de la fortaleza Kronstadt, en la isla de Kotlin del Mar Báltico. Este lugar serviría como base de la recién estrenada armada rusa.
Pedro el Grande buscó continuamente durante su mandato modernizar Rusia e introducir en ella las costumbres el nuevo estilo occidental que ya proliferaba en otros países europeos. Con la construcción de Peterhof quería crear un hito de esta modernización basándose en modelos franceses y alemanes. El castillo se inauguró en 1723. El complejo estaba formado por un palacio real de estilo barroco y un gran parque inferior al mismo coronado por un impresionante conjunto monumental de fuentes. De una enorme cascada dorada nacía un canal que atravesaba los jardines desembocando en el mar Báltico. El lugar fue utilizado por la familia imperial como residencia estival, mientras que el resto del año vivían en el Palacio de Invierno de San Petersburgo.
En las décadas posteriores a la muerte de Pedro el Grande, sus sucesores realizaron importantes reformas en el conjunto de Peterhof, siendo la más importante la llevada a cabo por el arquitecto italiano Bartolomeo Francesco Rastrelli, que ya os presentamos en nuestro artículo sobre San Petersburgo, ya que es el autor de otros importantes edificios de la ciudad como el Palacio de Invierno, el Palacio de Tsárkoye Seló o la catedral de Smolny. Durante las obras se amplió el edificio del palacio con dos alas laterales nuevas y se añadieron dos pabellones a ambos lados, albergando uno de ellos una iglesia. Tras estos cambios el palacio adquirió el aspecto que tiene actualmente, con su llamativa fachada amarilla de adornos blancos.
Tras la caída de los zares en 1918, el conjunto del palacio y los jardines pasaron a ser museos abiertos al público. Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio de Peterhof fue destruido en su casi totalidad por los nazis y saqueado. Antes de que llegaran a la zona, los propios trabajadores del museo intentaron evacuar y salvar la mayoría de los objetos más preciados. Así, algunos fueron llevados a la ciudad de San Petersburgo, entonces llamada Leningrado; otros, como algunas de las estatuas que estaban en el parque y las fuentes, fueron enterrados en los propios jardines. En 1941 el palacio fue finalmente ocupado e incendiado. Hoy en día, si visitas el museo del palacio y sus inmediaciones, podrás encontrar algunos carteles explicativos y muchas fotografías que muestran este duro trabajo que llevaron a cabo los miembros del personal del museo en los años 40 y el lamentable estado en que quedó el palacio tras el ataque de las tropas alemanas. Durante la ocupación de Leningrado, Peterhof se convirtió en una base del ejército alemán, que llenó el jardín de alambres de espino y minas antipersona. El asentamiento duró hasta 1944 cuando la ciudad fue liberada. Justo después comenzó una ardua tarea de limpieza y reconstrucción de Peterhof, cuyo jardín fue abierto parcialmente de nuevo al público ya en 1945.
En la actualidad aún continúan los trabajos de restauración del palacio.
En cuanto al almuerzo, os podéis llevar comida y bebida de casa o comprar algo de comida rápida (perritos calientes, hamburguesas, sándwiches) en los puestos que hay en los jardines inferiores.
¿Cómo llegar al Palacio de Peterhof?
Existen dos formas de llegar a la Residencia Imperial de Peterhof desde San Petersburgo: por tierra o por mar.
🚌Por tierra: Si no dispones de coche, puedes optar por llegar en transporte público a Peterhof. El recorrido se realiza en metro y autobús y tiene una duración total de una hora y media aproximadamente, partiendo desde el centro de la ciudad. Para ello, basta con llegar en metro hasta la estación de Avtovo, en la línea 1. Allí hay que salir a la calle y buscar un tramo de la acera donde hay muchas paradas de autobús. De algunas de ellas salen buses a Peterhof: normalmente los conductores gritan el nombre del palacio al llegar para avisar a los turistas. Los buses que circulan de Avtovo a Peterhof son el 22 en dirección Lomonosov o el bus 210 en dirección Petrodvoret, ambos hasta la parada Pravlenskaya (ул. Правленская). Con ambas opciones llegamos directamente hasta la entrada del Jardín Superior de Peterhof. Los buses salen alternos cada 10 minutos desde Avtovo y tienen una duración de unos 50 minutos hasta el palacio. Si tenéis dudas, podéis preguntar a los cobradores que están dentro de los autobuses, están acostumbrados a ver muchos turistas y os pueden indicar con señas.
🚢Por mar: esta opción es más cara pero merece la pena hacer alguno de los dos trayectos hacia o desde Peterhof en barco. Nosotros optamos por ir en transporte público y volver en barco desde allí. El transporte consiste en un hydrofoil que sale desde un muelle junto al Hermitage y llega al Jardín Inferior, junto al canal del Mar Báltico. El trayecto dura 50 minutos y los barcos salen cada media hora. El último sale de Peterhof a las 18.30 y acaba también en el Hermitage. Hay distintas categorías de asientos: estándar, con ventana, business, etc. y los asientos están numerados. Los tickets se venden junto al embarcadero. Tened en cuenta que, llegando al Jardín Inferior, no tenéis posibilidad de visitar los superiores, a no ser que después volváis a San Petersburgo en transporte público, ya que el embarcadero está en los inferiores y para volver a entrar en ellos necesitarías otra entrada una vez has salido. Toda la información sobre los hydrofoils se encuentra en su página web.
En cuanto al almuerzo, os podéis llevar comida y bebida de casa o comprar algo de comida rápida (perritos calientes, hamburguesas, sándwiches) en los puestos que hay en los jardines inferiores.
¿Qué ver en Peterhof?
El complejo monumental está formado por el Palacio Real, cuyo interior puede visitarse, y dos jardines: el jardín superior y más pequeño, a espaldas del palacio; y el jardín inferior, el más importante y que alberga la Gran Cascada Dorada y el canal al Mar Báltico.
Los Jardines Superiores (The Upper Gardens)
Si venimos en transporte público serán los primeros que veremos. Son mucho menos impresionantes que los inferiores, si bien también merecen una pequeña visita. Su diseño es más libre, no tan geométrico como los otros, y contienen numerosas fuentes pequeñas con estatuas. Se sitúan a espaldas del Palacio, a la misma altura del mismo y pueden visitar de forma gratuita. Hay que tener cuidado porque una vez estás en los jardines inferiores y quieres salir a los superiores luego habrías de pagar una nueva entrada para volver, es decir una vez sales del recinto no hay vuelta atrás.
Jardines Superiores del Palacio de Peterhof
Los Jardines Inferiores (The Lower Gardens)
Engloban la mayor parte de la superficie de Peterhof, un total de 1,02 kilómetros cuadrados. Se sitúan frente a la fachada principal del palacio, entre este y el mar Báltico y a una altura 16 metros inferior a la cota de dicho edificio. Contienen el conjunto monumental de fuentes más grande del mundo y un canal de 400 metros de largo que divide los terrenos de los jardines en dos partes. El diseño de los jardines está claramente influenciado por el estilo francés que imperaba entre los siglos XVII y XVIII, hecho que se aprecia en la estricta geometría de los mismos.
Además de la gran cascada y el Palacio, existen otras pequeñas construcciones o pabellones a lo largo y ancho del jardín inferior, construidos también en los inicios de Peterhof, a principios del siglo XVIII.
El acceso al Jardín Inferior se sitúa a continuación del Jardín Superior. La entrada puede comprar de forma anticipada en la página web oficial de Peterhof en la sección The Lower Park Entrance ticket, o en las propias taquillas que se sitúan junto a uno de los laterales del palacio, en el jardín superior. El precio es el mismo. Como hay varias colas, aseguraos de poneros en la correcta, normalmente comprada con antelación no hay casi nada de espera.
La Gran Cascada (The Grand Cascade)
Para la construcción de la Gran Cascada que corona el parque inferior se utilizó como referencia la cascada situada en el Château de Marly, un castillo ya desaparecido construido en el siglo XVII para el rey Luis XIV de Francia. Las 64 fuentes que forman el conjunto se encuentran debajo y a ambos lados de una gruta artificial de dos pisos, situada bajo el núcleo central del Palacio. El agua desemboca en un estanque semicircular presidido por una estatua conocida como la fuente de Sansón (Фонтан Самсон) abriendo las fauces de un león, toda ella de color dorado. El chorro que sale de la boca del animal es el más alto de todo el parque, llegando a alcanzar hasta 20 metros de altura. Por desgracia, la estatua original fue saqueada por los alemanes durante su invasión y hoy en día observamos una réplica colocada en 1947.
Lo más destacable de las fuentes de Peterhof no es solo su enorme tamaño, sino también el hecho de que todas ellas funcionan sin el uso de bombas. El movimiento del agua se produce gracias a la diferencia de altura existente entre los depósitos de agua situados en los jardines superiores y los jardines inferiores, lo que produce una enorme presión.
Todos los días a las 11:00 hay un espectáculo en la Gran Cascada, cuando la encienden por primera vez. En ese momento salen los chorros de agua estrepitosamente y comienza a sonar música clásica por unos altavoces. El espectáculo no dura más de 10 minutos, en los que el agua no hace ningún movimiento, simplemente sale de forma regular por cada una de las 64 fuentes. Si queréis verlo, os recomendamos llegar con bastante antelación, unos 20 minutos como mínimo, y esperar en algún lugar con buenas vistas en las inmediaciones de la cascada, ya que el lugar se suele abarrotar muchísimo de turistas. La mejor vista se obtiene desde el propio jardín inferior, a uno de los dos lados del estanque con la estatua de Sansón.
El Gran Palacio (The Grand Palace)
El edificio data de principios del siglo XVII, si bien ha sufrido numerosas ampliaciones posteriores y, sobre todo, una importante reconstrucción a lo largo del siglo XX, como ya mencionábamos antes. La visita al mismo dura poco tiempo ya que el edificio solo contiene 30 habitaciones, algunas de las cuales aún mantienen la decoración original de la época de Pedro el Grande.
Para entrar al Palacio hace falta comprar una entrada. De nuevo, como en los Jardines Inferiores, se puede comprar por internet en su página web o directamente en las mismas taquillas situadas junto al edificio. Nosotros os recomendamos intentar comprarlas con antelación, para así evitar las colas. Si las compráis in situ, las taquillas se abren a las 10:30 así que lo ideal es ponerse a la cola a las 10:15 para a las 10:30 haberlas comprado y bajar a ver el espectáculo de las fuentes que empieza a las 11:00.
Los horarios de apertura y precios están disponibles en este enlace. Tened en cuenta que el Palacio cierra todos los lunes y también los últimos martes de cada mes.
Jardines Inferiores con la fuente de Sansón y el Gran Palacio de Peterhof de fondo
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