Berlín, con 3,9 millones de habitantes, es la ciudad más poblada de Alemania y de la Unión Europea, además de su capital. Berlín es uno de los tres Estados-ciudad de Alemania, junto con Hamburgo y Bremen.
Berlín es una ciudad con una gran carga histórica, donde los monumentos, los restos del Muro y otros sitios emblemáticos muestran su pasado y su transformación. Además, cuenta con numerosos museos y centros culturales, lo que la convierte en un destino interesante tanto para quienes buscan conocer su historia como para los amantes del arte y la cultura.
Para explorar con calma todo lo que la ciudad tiene para ofrecer, se recomienda una estancia de al menos tres días.
¿Cómo llegar a Berlín?
Otra opción es el autobús, que normalmente llega a la estación central de autobuses (ZOB), cerca de Messe Nord, al oeste del centro. La compañía más habitual es Flixbus, que conecta numerosas ciudades alemanas.
La Hauptbahnhof es una de las estaciones más grandes de Alemania y está dividida en varios niveles, por lo que conviene orientarse bien. Cuenta con dos plantas subterráneas (UG2 y UG1), una planta baja (EG) y dos plantas superiores (OG1 y OG2). Los trenes de larga distancia salen desde las plantas subterráneas; los de corta distancia, desde las superiores; el S-Bahn (cercanías) se encuentra en OG1; el U-Bahn (metro) en UG1; y la salida, junto con paradas de bus y tranvía, en la planta baja. Para saber exactamente desde qué andén sale vuestro tren y en qué nivel se encuentra, podéis consultar la web de Deutsche Bahn o su aplicación DB Navigator. Por ejemplo, OG2 corresponde a los andenes 13 y 14; OG1 a los 11-16; UG2 a los 3-4; UG1 a los 1-8; y la planta baja no tiene andenes.
Si llegáis en avión, desde el aeropuerto Berlin Brandenburg (BER, terminal 1-2) podéis tomar las líneas S9 o S45 del S-Bahn que salen desde la parada “BER - Terminal 1-2” hacia el centro. La opción más rápida es el tren Airport Express (FEX).
Red de transporte público de Berlín
La red de transporte público de Berlín se divide en tres zonas tarifarias: A, B y C. Los precios dependen de las zonas por las que se vaya a viajar, aunque el billete mínimo que se puede comprar cubre AB, más que suficiente para visitar prácticamente todos los puntos turísticos de la ciudad. Un billete sencillo cuesta 3,80 € para las zonas AB (o 2,60 € si el trayecto es de 3 paradas o menos —Kurzstrecke—) y 4,70 € para ABC.
Los billetes más prácticos suelen ser los de 24 horas, ya sean individuales o de grupo. El billete individual de 24 horas (24-Stunden-Karte) para AB cuesta 10,60 €, mientras que el billete de grupo (2 a 5 personas) cuesta 33,30 € y es válido hasta las 3 de la mañana del día siguiente. También existe el billete individual de 7 días (7-Tage-Karte) por 44,60 € para AB.
Breve contexto histórico sobre Berlín
Berlín está dividida en 12 distritos, a su vez subdivididos en localidades. Su arquitectura, su urbanismo y su forma de vida son el resultado directo de una historia larga, compleja y, en ocasiones, trágica. La Segunda Guerra Mundial dejó enormes daños en la ciudad —al igual que en buena parte de Alemania— y aún hoy las huellas de la guerra y del Holocausto pueden percibirse en muchos de sus edificios y calles.
Tras la derrota del régimen nazi en 1945 comenzó la Guerra Fría, un periodo de tensión entre los antiguos aliados, enfrentados por sus modelos políticos. Alemania quedó dividida en dos: al oeste, la República Federal Alemana (RFA), de carácter capitalista; y al este, la República Democrática Alemana (RDA), bajo un régimen socialista. Berlín, situada dentro del territorio de la RDA, también quedó partida en dos. En 1961 se levantó el Muro de Berlín, una frontera física de aproximadamente 167,8 km de longitud y 3,6 m de altura, que rodeaba por completo Berlín Occidental, como si fuese una isla. Durante tres décadas separó familias y vecinos, hasta su caída el 9 de noviembre de 1989.
Las diferencias entre ambos sistemas políticos siguen siendo visibles hoy en el urbanismo y la arquitectura: en la antigua Alemania del Este predominan los grandes bloques residenciales prefabricados, uniformes y austeros, mientras que en otras zonas quedan tramos del muro y antiguos puntos de control. Allí donde el muro se ha retirado por completo, una doble línea de adoquines marca el trazado de la antigua frontera entre la RDA y la RFA.
Como curiosidad, uno de los símbolos más queridos de Berlín es el Ampelmann, el famoso “hombrecito” de los semáforos. Procede de la antigua RDA y se reconoce por su silueta simpática, con sombrero y un diseño más redondeado que el de otros semáforos europeos. Su popularidad es tal que incluso existen tiendas de recuerdos dedicadas exclusivamente a él, incluida una en la calle Unter den Linden.
Icono del Ampelmann en un semáforo de Berlín
Tras entender el contexto histórico que ha marcado a Berlín, podemos comenzar a recorrerla.
¿Qué ver en Berlín?
Barrios y zonas principales
Todas las divisiones que Berlín ha vivido a lo largo de su historia hacen que hoy no tenga un centro claramente definido, o al menos no tan reconocible como en otras ciudades. Se trata, en realidad, de una ciudad formada por muchos barrios distintos —12 distritos en total (Berliner Bezirke en alemán)—, cada uno con su propia identidad. Vamos a recorrer los más interesantes.
BERLIN-MITTE
Es la zona central de la ciudad y la que concentra la mayoría de los puntos turísticos de Berlín. Este gran distrito se divide, a su vez, en seis zonas: Mitte, Moabit, Hansaviertel, Tiergarten, Wedding y Gesundbrunnen. Nos centraremos en las más relevantes para una primera visita: Mitte y Tiergarten.
Mitte
Alexanderplatz es el centro neurálgico de Berlín y un importante punto de conexión de las líneas de S-Bahn, U-Bahn, tranvía y autobuses. Los berlineses la llaman simplemente Alex. Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada y sufrió graves daños, y más tarde, en la época de la Alemania dividida, se convirtió en uno de los principales centros de la RDA. En noviembre de 1989, miles de personas se reunieron aquí para manifestarse contra el régimen comunista; pocos días después, caería el Muro.
Hoy en día, la plaza tiene un ambiente muy animado tanto de día como de noche, con músicos, artistas callejeros, turistas y locales. En su perímetro se encuentran la estación de Alexanderplatz, grandes almacenes y varios Biergärten. En el centro destaca la Fuente de la Amistad de los Pueblos (Brunnen der Völkerfreundschaft), construida en los años 60 durante la época socialista, donde muchos viajeros se sientan a descansar.
Al sur de la plaza, al otro lado de las vías del tranvía, se encuentra otro de sus símbolos: el Reloj Mundial (Weltzeituhr), también de los años 60, que muestra la hora en distintos husos horarios mediante un mecanismo giratorio.
Alexanderplatz
Desde Alexanderplatz se extiende la avenida Karl-Marx-Allee, un ejemplo destacado del estilo monumental soviético, que conserva numerosos edificios representativos del neoclasicismo socialista o estalinista, con fachadas grandiosas y ornamentadas que reflejan el poder del Estado. Es como un verdadero “museo de arquitectura soviética” al aire libre. Con unos 89 metros de ancho —más que los Campos Elíseos de París—, esta gran arteria de Berlín Este fue diseñada tras la Segunda Guerra Mundial para desfiles militares, propaganda y espacios de ocio y vivienda para la población.
Muy cerca de Alexanderplatz y visible desde casi cualquier punto de la ciudad se alza la Torre de Televisión (Fernsehturm), una de las estructuras más altas de Europa y la más alta de Alemania, con 368 metros de altura incluida la antena. Construida en la década de 1960, se convirtió en uno de los grandes símbolos de la RDA, que buscaba mostrar al mundo la fuerza y modernidad del socialismo. A algo más de 200 metros de altura se encuentran el restaurante Sphere y el Bar 203, ambos accesibles previo pago de entrada, normalmente con colas largas. La plataforma donde se ubica el restaurante gira lentamente sobre el eje de la torre, completando una vuelta cada hora y ofreciendo unas vistas panorámicas espectaculares de Berlín. Las entradas para el bar y el restaurante se reservan a través de su página web: primero se selecciona el horario y después el tipo de experiencia. Es importante revisar bien las condiciones de cada ticket, ya que existen varias opciones. En el restaurante también hay dos tipos de mesa: junto a la ventana (window table, las más solicitadas) y en la zona interior (inner circle table).
Justo detrás de la Torre de Televisión, frente a la Fuente de Neptuno y junto a la iglesia de Santa María, se encuentra el Ayuntamiento Rojo (Rotes Rathaus), sede del gobierno del estado federado de Berlín. Es un edificio de ladrillo rojo —de ahí su nombre— con una torre central de 74 metros construido en el siglo XIX e inspirado en la arquitectura del Alto Renacimiento italiano.
Ayuntamiento rojo de Berlín
Tras el Ayuntamiento Rojo se encuentra el coqueto barrio de San Nicolás (Nikolaiviertel), considerado el núcleo histórico donde se fundó oficialmente Berlín en 1237. En esta zona vivían antiguamente tribus eslavas que utilizaban el río Spree como vía comercial, y de hecho el nombre “Berlín” probablemente tenga raíces eslavas: el término berl significa “pantano”, en referencia al terreno húmedo y fangoso junto al río. El barrio quedó prácticamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial y fue reconstruido en la década de 1980 siguiendo el estilo histórico original.
Es muy recomendable pasear por sus calles estrechas, llenas de tiendas artesanales, bares y restaurantes. El corazón del barrio es una pequeña plaza presidida por la iglesia de San Nicolás (Nikolaikirche), cuya entrada cuesta 7 €. Es la iglesia más antigua de Berlín, construida alrededor del año 1230, aunque lo que vemos hoy es en parte resultado de la reconstrucción, ya que el techo y las torres fueron destruidos durante los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial. Como curiosidad, originalmente era un templo católico, pero con la Reforma protestante del siglo XVI pasó a convertirse en iglesia luterana.
Iglesia de St. Nicolás en el barrio homónimo
Cruzando el río Spree llegamos a la Isla de los Museos (Museumsinsel), que alberga varios museos de renombre internacional —de los que hablaremos más adelante— y la impresionante Catedral de Berlín (Berliner Dom). Este edificio, construido a comienzos del siglo XX, sufrió graves daños durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y fue restaurado en profundidad a finales del siglo XX.
Merece la pena visitar su interior monumental y, sobre todo, subir a la cúpula, desde donde se obtienen excelentes vistas panorámicas de la ciudad. Aunque la altura es menor que la de la Torre de Televisión, la entrada es considerablemente más económica. Los precios pueden consultarse en su página web, y las entradas pueden adquirirse tanto allí como directamente en la catedral.
Otra fabulosa opción si no queremos pagar el precio de la subida a la cúpula de la catedral es visitar el edificio contiguo, el Humboldt Forum. Se trata del antiguo Palacio de Berlín (Berliner Schloss), completamente reconstruido y convertido hoy en un gran centro cultural. En su azotea se encuentra un rooftop café (Dachterrasse) desde el que se disfrutan vistas de 360° sobre la ciudad. Para acceder es necesario reservar previamente un horario y pagar un precio simbólico. El horario de apertura es de 10:30 a 20:00 todos los días, salvo los martes, que permanece cerrado.
Tras salir de la Isla de los Museos y volver a cruzar el río, llegamos al inicio de la principal arteria del centro de Berlín: Unter den Linden, cuyo nombre podría traducirse como “bajo los tilos”, en referencia a los numerosos árboles que flanquean la avenida. A lo largo de esta calle encontraremos tiendas de recuerdos, restaurantes y cafés, así como edificios históricos y emblemáticos: la Universidad Humboldt, la Nueva Guardia (Neue Wache, obra del arquitecto Karl Friedrich Schinkel), varias embajadas y el célebre Hotel Adlon, uno de los más prestigiosos de Europa.
En una calle perpendicular se abre la Gendarmenmarkt, una de las plazas más elegantes de Berlín, donde se alzan la sala de conciertos Konzerthaus (también diseñada por Schinkel) y las dos catedrales gemelas: la catedral francesa (Französischer Dom) y la catedral alemana (Deutscher Dom), ambas construidas entre 1700 y 1710. Es una plaza preciosa y, al no ser tan conocida como otros lugares turísticos, suele ofrecer un ambiente algo más tranquilo.
Plaza de Gendarmenmarkt: Konzerthaus a la izquierda y catedral francesa a la derecha
Al final de Unter den Linden se alza la mundialmente conocida Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor). Construida entre 1788 y 1791 en estilo neoclásico e inspirada en los propileos de la Acrópolis de Atenas, fue concebida como puerta monumental de entrada a Berlín, que en aquel entonces era la capital del Imperio de Prusia. La puerta tiene cinco arcos, y antiguamente el central —el más ancho— estaba reservado para el emperador y ceremonias oficiales. Además, es la única de las antiguas puertas de las murallas de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió graves daños, especialmente la cuádriga de bronce que la corona, la cual fue reconstruida a partir de 1956. Hasta los años 90 se podía cruzar en coche, pero hoy toda esta zona es completamente peatonal.
La Puerta se encuentra en la Plaza de París (Pariser Platz), donde prácticamente todo lo que vemos hoy es nuevo: la zona quedó devastada tras la guerra y, durante la época del Muro, era un gran espacio vacío. En la Guerra Fría, este sector formaba parte de Berlín Este, y el Muro comenzaba justo detrás de la Puerta, dejando tanto la plaza como la propia Puerta de Brandeburgo aisladas en la llamada “franja de la muerte”: una zona altamente vigilada, repleta de obstáculos, diseñada para impedir fugas, en la que muchas personas perdieron la vida al intentar cruzarla. El 9 de noviembre de 1989, miles de personas se subieron a la puerta y comenzaron a derribar el Muro espontáneamente, convirtiendo la Puerta de Brandeburgo en un símbolo de la reunificación alemana. Las imágenes de aquella histórica celebración, con familias reunidas y ciudadanos de ambas partes de la ciudad festejando juntos, se difundieron por todo el mundo.
Atravesando la Puerta de Brandeburgo, entramos en el antiguo Berlín occidental (RFA, capitalista). El trazado del Muro de Berlín, que pasaba justo al lado del Reichstag, está hoy señalizado con adoquines. Los ciudadanos del Berlín occidental podían acercarse e incluso tocar el muro, mientras que quienes vivían en el lado oriental (comunista) tenían prohibido acercarse, ya que entraban en la franja de la muerte.
A mano izquierda, caminando un poco, encontramos el Monumento a las víctimas judías del Holocausto (Denkmal für die ermordeten Juden Europas): 2.711 estelas o losas de hormigón de diferentes tamaños situadas sobre una retícula rectangular con relieve. Se inauguró en 2005 y fue obra del arquitecto estadounidense Peter Eisenman, quien ganó el concurso entre todos los proyectos. Aunque parece un cementerio, Eisenman buscaba que cada visitante lo interpretara a su manera y experimentara una conexión emocional con lo sucedido durante el Holocausto. El suelo desnivelado y las losas de distintas alturas generan una sensación de inseguridad al caminar entre ellas; el color gris puede interpretarse como símbolo de las cenizas, y la disposición de las estelas provoca la impresión de un espacio infinito, desorientando al visitante y dificultando la percepción de por dónde se sale.
Monumento al Holocausto de Berlín
Muy cerca de este monumento se encuentra el recinto donde estuvo el Búnker de la Cancillería o Führerbunker, el refugio subterráneo donde se ocultaban los altos cargos nazis durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, conectado directamente con la Cancillería del Reich (sede del gobierno nazi). Tras la guerra, el búnker fue destruido y hoy solo se aprecia un descampado y un aparcamiento. No obstante, hay un panel informativo con fotos y planos que muestran cómo era en realidad: lejos de ser austero, contaba con varias habitaciones, sala de conferencias, baños, sala de estar y sistemas de ventilación.
Hitler se trasladó allí el 16 de enero de 1945, acompañado de su pareja Eva Braun y la familia de Joseph Goebbels (Ministro de Propaganda nazi), cuando el ejército aliado cercaba Berlín y los bombardeos eran constantes. El 29 de abril de 1945, al ver la derrota inminente, se casó formalmente con Eva Braun y, al día siguiente, ambos se suicidaron: Hitler con un disparo en la cabeza y Eva Braun ingiriendo cianuro. Tal y como dejaron escrito en su testamento, sus cuerpos fueron rociados con gasolina por miembros de su personal, pero no se consumieron por completo, lo que permitió a los soviéticos identificarlos y enterrarlos en secreto. Según los documentos históricos más confiables, los restos fueron enterrados inicialmente en Magdeburgo; en 1970, para evitar que el lugar se convirtiera en un punto de peregrinación nazi, el KGB incineró los restos y arrojó las cenizas por las alcantarillas.
Por su parte, Joseph Goebbels, su esposa Magda y sus seis hijos —Helga, Hildegard, Helmut, Holdine, Hedwig y Heidrun, todos con inicial H en honor a Hitler— también se suicidaron en el búnker. Algunos miembros del personal sobrevivieron, y gracias a sus testimonios ante la KGB, fue posible reconstruir con detalle los hechos ocurridos en los últimos días del Tercer Reich.
Una última visita relacionada con Hitler en esta zona es el Monumento a Georg Elser (Johann-Georg-Elser-Denkmal), que consiste en una escultura con la silueta de su rostro. Elser, carpintero y mecánico alemán, es famoso por protagonizar uno de los más de veinte intentos de asesinato contra Hitler, probablemente el que más cerca estuvo de lograrse.
El 8 de noviembre de 1939, Elser colocó una bomba con temporizador en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich (ya desaparecida), donde Hitler iba a dar un mitin frente a su partido. Fabricó él mismo todas las piezas y durante un mes se escondió cada noche en el local para preparar el atentado; había adquirido conocimientos sobre detonadores y mecanismos de relojería trabajando en una fábrica de armamento durante la Primera Guerra Mundial. Aquel día, Hitler debía regresar a Berlín en avión después del discurso, pero debido al mal tiempo le aconsejaron tomar el tren. Como Hitler salió antes del local, la bomba explotó cuando él ya no estaba, salvándole la vida. Fue capturado, llevado al campo de concentración de Dachau y ejecutado por orden de las SS el 9 de abril de 1945, pocos días antes del final de la guerra. Hoy, Georg Elser es recordado como un ejemplo de valentía que estuvo a solo 13 minutos de cambiar la historia. Para quienes quieran profundizar, existe la película 13 minutos para matar a Hitler (2015), basada en este intento fallido.
Pequeñas áreas del barrio de Mitte:
→ Friedrichstrasse, una de las calles comerciales más populares de la ciudad.
→ Otra zona interesante es Hackescher Markt, conocida por sus numerosos restaurantes, bares y su animado ambiente nocturno. Paseando por la zona, merece la pena cenar en alguna de sus terrazas y recorrer los famosos Hackesche Höfe, un conjunto de ocho patios comunicados accesibles desde la calle Rosenthaler Strasse, que albergan tiendas, galerías y algunos restaurantes. En el número 39 de esta calle, destaca el Pasaje Arte Independiente, un callejón lleno de arte urbano al más puro estilo berlinés.
→ Friedrichstrasse, una de las calles comerciales más populares de la ciudad.
→ Otra zona interesante es Hackescher Markt, conocida por sus numerosos restaurantes, bares y su animado ambiente nocturno. Paseando por la zona, merece la pena cenar en alguna de sus terrazas y recorrer los famosos Hackesche Höfe, un conjunto de ocho patios comunicados accesibles desde la calle Rosenthaler Strasse, que albergan tiendas, galerías y algunos restaurantes. En el número 39 de esta calle, destaca el Pasaje Arte Independiente, un callejón lleno de arte urbano al más puro estilo berlinés.
Hackescher Markt
→ Al norte de Hackescher Markt se encuentra el barrio judío, donde destaca la Nueva Sinagoga de Berlín (Neue Synagoge Berlin) con su impresionante cúpula dorada; gran parte del edificio ha sido reconstruida tras los daños sufridos en la Segunda Guerra Mundial. Paseando por la calle Grosse Hamburger Strasse, encontraremos el cementerio judío (Jüdischer Friedhof Berlin), “la casa desaparecida”, un solar vacío en homenaje a las víctimas del Holocausto, y dos edificios (números 28 y 29) que aún conservan las marcas de balas y bombas. La mayoría de los edificios de este barrio resultaron gravemente dañados durante la Noche de los Cristales Rotos (9 de noviembre de 1938). Como detalle significativo, en los pavimentos se pueden ver pequeñas placas doradas llamadas Stolpersteine, colocadas frente a los portales de las viviendas de las víctimas asesinadas durante la guerra.
Tiergarten
Este barrio alberga el principal parque de Berlín, que rodea la Columna de la Victoria, como se explica más adelante en la sección de parques. En los alrededores se encuentra el Reichstag, sede del parlamento alemán (Bundestag) desde 1999. Es importante aclarar que “Reichstag” era el nombre del parlamento del Imperio Alemán, creado en 1871 (Reich significa “imperio”). Como Alemania ya no es un imperio, la denominación oficial actual es Bundestag, mientras que “Reichstag” se mantiene como nombre del edificio. Construido en 1894 en estilo neoclásico, el edificio exhibe en su fachada el lema “Dem Deutschen Volke” (“Para el pueblo alemán”). En él se reúne cada cinco años la Asamblea Federal (Bundesversammlung) para elegir al Presidente Federal de Alemania.
Lo más famoso del Reichstag es su cúpula. La original fue destruida durante el incendio del Reichstag en 1933, año en que el partido nazi llegó al poder. Este hecho es considerado clave para el ascenso de Hitler, ya que nunca se determinó con certeza quién inició el incendio. El NSDAP acusó, sin pruebas, a un obrero comunista neerlandés, quien acabó confesando el crimen tras ser sometido a terribles torturas. El obrero fue condenado y ejecutado en 1933. Pocas semanas antes del incendio se había aprobado un decreto para perseguir y arrestar a comunistas y suspender su partido, lo que ha llevado a muchos historiadores a pensar que los propios nazis provocaron el incendio para justificar su represión. En 2008, los cargos que llevaron a la ejecución del obrero neerlandés fueron retirados.
Tras la reconstrucción del edificio, se añadió una cúpula acristalada diseñada por Norman Foster, un ejemplo de arquitectura funcional: la luz natural entra directamente en la sala de plenos y una cortina giratoria se desplaza siguiendo el sol para evitar reflejos. La visita es gratuita e incluye audioguía en español, pero es obligatorio reservar con antelación, ya sea en la oficina frente al edificio (donde a menudo hay largas colas) o por internet. En temporada alta, conviene reservar al menos dos semanas antes. También es posible asistir a una sesión del parlamento, aunque con horarios más limitados.
En el interior de la cúpula hay paneles explicativos sobre la historia del Reichstag. Desde la azotea y la parte más alta de la cúpula se tienen vistas espectaculares de toda Berlín. La visita completa suele durar aproximadamente una hora.
Al sur del Tiergarten llegamos a otro gran núcleo de Berlín: Potsdamer Platz. Fue destruida casi por completo durante la Segunda Guerra Mundial y, tras décadas como tierra de nadie por el paso del Muro —que cruzaba justo por aquí—, fue totalmente reconstruida a finales del siglo XX por reconocidos arquitectos como Renzo Piano o Richard Rogers. En el antiguo “no man’s land” que existía junto a la actual plaza tuvo lugar en 1990 el célebre concierto “The Wall – Live in Berlin”, realizado por Roger Waters (cofundador de Pink Floyd) unos ocho meses después de la caída del Muro. En la plaza todavía se conserva uno de los primeros semáforos eléctricos de Europa —el primero de Alemania—, una torre instalada en 1924 con una pequeña cabina desde la que un agente cambiaba manualmente las señales situadas en horizontal. Hoy, esta zona concentra los pocos rascacielos que permite Berlín y alberga sedes de bancos, hoteles, cines y numerosas tiendas.
Presidiendo la plaza se encuentra el Sony Center, diseñado por el alemán-estadounidense Helmut Jahn e inaugurado en el año 2000 tras una inversión de unos 750 millones de euros. Es uno de los grandes símbolos de la modernización de Berlín tras la caída del Muro y acoge restaurantes, tiendas y un cine —la mayoría a precios elevados—.
En la Plaza Marlene-Dietrich —junto a la Potsdamer Platz— se encuentra el Theater am Potsdamer Platz, diseñado por Renzo Piano e inaugurado en 1999. Este teatro tiene una capacidad de alrededor de 1.750–1.800 personas, lo que lo hace uno de los teatros más grandes de Alemania. Durante el festival internacional de cine de Berlín (la Berlinale), el teatro se convierte en el Berlinale Palast, es decir, el “palacio” del festival, donde se proyectan películas y se entregan los premios. De hecho, el Oso de Oro, el galardón principal del festival, refleja el símbolo oficial de Berlín, el oso. La plaza lleva el nombre de Marlene Dietrich, una de las actrices más icónicas vinculadas a la ciudad: no se ha “renombrado Berlín”, sino que esta plaza la honra por su legado.
Para los interesados en la arquitectura, muy cerca de la plaza, en Potsdamer Strasse 50, se encuentra la Neue Nationalgalerie, uno de los edificios más emblemáticos diseñados por el célebre arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe (1886–1969).
FRIEDRICHSHAIN-KREUZBERG
Pasamos al siguiente distrito, Friedrichshain-Kreuzberg, que, al igual que Berlín-Mitte contaba con varios subdistritos, se compone de dos: Friedrichshain y Kreuzberg, fusionados oficialmente en 2001.
Friedrichshain
Friedrichshain
Al norte del río Spree, en su orilla, se encuentra el tramo más largo conservado del Muro de Berlín: la East Side Gallery o Galería del Este, que mide 1,3 kilómetros de los 162 km que tenía el muro originalmente. Tras la caída del Muro en 1989, artistas de todo el mundo pintaron murales sobre su lado este. La idea inicial era llevar estas obras a distintos lugares del mundo, pero finalmente se conservaron en Berlín.
Entre las piezas más destacadas se encuentra “El beso fraternal”, que representa el saludo entre Leonid Brézhnev, secretario general del Partido Comunista de la URSS, y Erich Honecker, secretario general del Partido Socialista de la RDA, basado en una histórica fotografía tomada por Regis Bossu en 1979. Este gesto de beso en la mejilla era habitual en los saludos protocolarios entre dirigentes comunistas durante la Guerra Fría.
Otra obra muy conocida muestra un Trabi cruzando el Muro. El Trabi, apodo cariñoso del Trabant, fue el coche más emblemático de la Alemania del Este (RDA). Trabant significa “satélite” o “acompañante” en alemán, en honor al satélite soviético Sputnik. El primer Trabi se fabricó en 1957 y el último en 1991, convirtiéndose en un icono popular de la RDA y de la reunificación alemana
Mural del Trabi en la East Side Gallery
Lo más cómodo para visitar la East Side Gallery es bajarse en la parada de S-Bahn Berlin Ostbahnhof, recorrer el Muro de Berlín y terminar cerca del puente Oberbaumbrücke, donde podéis tomar el metro en la estación Warschauer Strasse. El famoso mural del beso se encuentra prácticamente al final, junto al puente.
El puente Oberbaum es, además, uno de los lugares más fotogénicos de Berlín, con el metro amarillo pasando sobre sus raíles, contrastando con el rojo de sus ladrillos. Construido en 1896 en estilo neogótico, mide unos 150 metros de longitud y cuenta con dos torres icónicas, distintas entre sí: una redonda y otra octogonal. Este puente no solo cruza el río Spree, sino que también marca la frontera entre los subdistritos de Friedrichshain y Kreuzberg. Fue escenario del primer tramo del metro berlinés (U-Bahn) en 1902, construido elevado debido a lo pantanoso y húmedo del terreno, que impedía hacer túneles seguros. Durante la Guerra Fría, el Oberbaumbrücke funcionó como punto fronterizo, cerrando el paso a vehículos, incluido el metro. En 1972 se permitió el paso a peatones, pero a finales de la década se destruyeron las torres y parte del viaducto del metro.
Tras la reunificación alemana, en los años 90, gran parte del puente fue restaurada, incluidas sus torres; la parte central fue diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava. Aunque las torres actuales no son originales, respetan fielmente el diseño neogótico. En lo alto de una de ellas se puede ver el oso de Berlín, y en la otra, el águila de Brandeburgo, símbolos de la unión histórica entre ambas regiones. El oso, por cierto, es uno de los emblemas más reconocibles de la ciudad y aparece en su escudo de armas desde el siglo XIII.
Kreuzberg
Pasamos a Kreuzberg, el barrio con más personalidad de Berlín, conocido por su ambiente multicultural y sus numerosos restaurantes y bares a lo largo de la calle Oranienstrasse y sus calles perpendiculares. También es llamado el barrio turco o incluso la “Pequeña Estambul” debido a la gran afluencia de inmigrantes turcos en las décadas de 1960 y 1970, traídos por una iniciativa del gobierno de Alemania Occidental de trabajadores invitados (Gastarbeiter) para cubrir la escasez de mano de obra tras la Segunda Guerra Mundial. Aunque originalmente era un barrio principalmente turco, hoy conviven personas de todo el mundo, creando un ambiente mediterráneo y animado que invita a pasear, disfrutar de sus terrazas y probar su variada oferta gastronómica.
En la frontera entre Kreuzberg y Berlín-Mitte se encontraba el puesto de control más famoso del Muro de Berlín: el Checkpoint Charlie. Aunque hoy es el más conocido, en realidad era un paso reservado principalmente a diplomáticos, turistas y ciudadanos extranjeros del bloque occidental que necesitaban acceder a Berlín Este. Por eso se colocó el famoso cartel “YOU ARE LEAVING THE AMERICAN SECTOR” (“Está usted abandonando el sector americano”). En sentido contrario, los habitantes del este tenían prohibido pasar al oeste, y quienes lo intentaban ilegalmente muchas veces eran abatidos por la policía fronteriza.
La caseta de control que vemos hoy es una réplica, inaugurada en agosto de 2000; la original fue desmontada en 1990, cuando la frontera perdió su sentido. En el lugar se exhiben fotografías de los dos últimos soldados que vigilaban el paso antes de la retirada definitiva de las fuerzas aliadas. Además, por una propina, los visitantes pueden fotografiarse frente a los sacos del Checkpoint y recibir la imagen impresa en una hoja de periódico de época.
El nombre “Charlie” proviene del hecho de que este era el tercer puesto de control, y los puestos estaban identificados alfabéticamente según el alfabeto fonético de la OTAN: la C correspondía a Charlie. Los otros puestos eran el Checkpoint Alpha en Helmstedt y el Checkpoint Bravo en Dreilinden, que eran estratégicamente más importantes para el tráfico y logística.
Si tenéis tiempo, tras recorrer el barrio, podéis subir a la colina de Kreuzberg, que da nombre al barrio. La colina está rodeada por el parque Viktoriapark, del que hablaremos más adelante en el apartado de parques.
CHARLOTTENBURG-WILMERSDORF
Este distrito, situado al oeste de Berlin-Mitte, tiene como uno de sus principales atractivos la plaza Breitscheidplatz. Allí se encuentra la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm (Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche), fácilmente reconocible en postales, fotos o desde puntos elevados de la ciudad gracias a sus ruinas. Construida en 1895, fue parcialmente destruida en 1943 durante un bombardeo británico en la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, se decidió conservarla como memorial. Su interior se puede visitar gratuitamente, aunque lo más llamativo es su fachada, especialmente la del reloj.
La plaza también es tristemente recordada por el atentado de diciembre de 2016, cuando un camión arrolló a los asistentes de un mercadillo navideño, causando la muerte de 11 personas.
Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm
A un lado de la plaza discurre la calle Kurfürstendamm, conocida por los berlineses simplemente como Ku’damm. Antiguamente fue el centro neurálgico de Berlín Oeste y hoy se ha transformado en un amplio bulevar que alberga tiendas, centros comerciales, oficinas y hoteles. Con una longitud de 3,5 kilómetros, Ku’damm se extiende entre Breitscheidplatz y Halensee.
Museos destacados en Berlín
Berlín cuenta con una oferta cultural envidiable. A continuación repasamos los museos más importantes, organizados según su ubicación.
En la Isla de los Museos:
En la Isla de los Museos:
- Altes Museum: Diseñado por el arquitecto Karl Friedrich Schinkel, este edificio clasicista del siglo XIX alberga colecciones del mundo antiguo. Se encuentra en la misma plaza que la Catedral de Berlín. Horarios y precios en su página web.
- Neues Museum: Destaca por su colección del Antiguo Egipto, incluyendo el famoso busto de Nefertiti. Horarios y precios en su página web.
- Pergamon Museum: Es el museo más conocido e importante de Berlín, uno de esos que merece la pena visitar al menos una vez en la vida. Su atractivo principal son las reconstrucciones a escala real de edificaciones antiguas traídas en piezas por arqueólogos alemanes. Se divide en tres secciones:
- Colección de antigüedades clásicas: incluye el Altar de Pérgamo (180–160 a.C.) y la Puerta del Mercado de Mileto (165 d.C.), ambas de la antigua Grecia.
- Museo de Oriente Próximo: alberga objetos y reconstrucciones de Sumeria, Babilonia y Asiria (actual Irak, Siria y Turquía), destacando la Puerta de Ishtar de Babilonia.
- Museo de Arte Islámico: con piezas como la Fachada de Mushatta y la Sala de una casa de Aleppo.
En caso de que tengáis poco tiempo, el Pergamon es el museo más recomendable para visitar, aunque está siendo rehabilitado y el proceso durará varios años, así que mirad bien la web oficial antes de ir. Horarios y precios en su página web.
Puerta de Ishtar en el Pergamonmuseum
En Berlin-Mitte y Tiergarten:
- Museo de la RDA (DDR Museum): Este museo ofrece una visión interactiva de la vida cotidiana en la Alemania del Este. Podrás ver y probar objetos de la época, como un Trabi y una vivienda completa, lo que lo hace muy recomendable y divertido. La visita se puede completar en poco más de una hora. Dependiendo del día y la hora, puede haber algo de cola. Horarios y precios en su página web.
- Museo Judío (Jüdisches Museum Berlin): Dedica su exposición a la historia de los judíos en Europa a lo largo de los siglos. El edificio, obra de Daniel Libeskind, provoca sensaciones de agobio y desorientación con sus espacios, recovecos y colores, evocando los sufrimientos del Holocausto. La entrada es gratuita el primer domingo de cada mes; todos los precios están en su página web.
- Topografía del Terror (Topographie des Terrors): Situado en los solares donde estaban los edificios de la Gestapo, este museo explica la historia del Tercer Reich. Consta de una exposición interior sobre la Gestapo y otra exterior sobre la propaganda nazi. Los paneles incluyen fotos y textos en alemán e inglés, y hay audioguías en castellano. La entrada es gratuita y el horario es de 10 a 20h. Curiosidad: Justo detrás del muro exterior hay un pequeño cómic ilustrado (“Mit der Seilbahn über die Mauer”) que muestra cómo una familia cruzaba el Muro de Berlín en tirolina, basada en un historia real; los textos están en alemán, pero los dibujos permiten comprender la historia.
- Berlin Wall Memorial (Gedenkstätte Berliner Mauer): Museo dedicado al Muro de Berlín y la Guerra Fría. Desde la última planta se pueden observar algunos restos restaurados del muro. La entrada es gratuita.
Parques de Berlín
Berlín cuenta con numerosas áreas verdes donde descansar mientras recorremos la ciudad. Junto al río Spree destaca el Treptower Park, con el famoso Monumento de Guerra Soviético, que conmemora la victoria sobre el nazismo y recuerda a los soldados soviéticos fallecidos en la Segunda Guerra Mundial. Otro parque emblemático es Mauerpark, conocido por su ambiente animado, especialmente los domingos cuando se instala un mercadillo.
Tiergarten es uno de los parques más grandes de la ciudad. Su nombre significa literalmente “jardín de animales”, ya que originalmente era un coto de caza para la realeza prusiana. Tras la Segunda Guerra Mundial quedó destruido y los berlineses lo convirtieron temporalmente en huertos para cultivar alimentos. Actualmente, en uno de sus extremos se encuentra el Zoológico de Berlín, mientras que su centro lo ocupa la Columna de la Victoria (Siegessäule), erigida para conmemorar las victorias de Prusia en las guerras contra Dinamarca (1864), Austria (1866) y Francia (1870-1871). Es posible subir a la columna por 4 €. También destaca el Monumento a Otto von Bismarck (Bismarck-Nationaldenkmal), que recuerda al arquitecto de la unificación alemana en 1871.
Por último, Victoriapark, que rodea la pequeña colina de Kreuzberg, ofrece buenas vistas del skyline y es ideal para disfrutar de la puesta de sol. En la cima se encuentra el Monumento Nacional a las Guerras de Liberación (Nationaldenkmal für die Befreiungskriege), diseñado por Karl Friedrich Schinkel e inaugurado en 1821, que conmemora las victorias de Alemania sobre Napoleón entre 1813 y 1815. Curiosamente, el barrio Kreuzberg toma su nombre de esta colina, una combinación de “Kreuz” (cruz) y “Berg” (montaña o colina), en referencia a la cruz de hierro que forma parte del monumento.
Más alternativas en Berlín
Si tenéis varios días para explorar Berlín, hay opciones de ocio al aire libre muy interesantes:
Tempelhofer Feld: Este enorme espacio público ocupa el antiguo aeropuerto de Tempelhof, que dejó de funcionar y se transformó en parque en 2010. Se puede visitar el edificio del aeropuerto mediante una visita guiada o simplemente pasear por sus pistas, hoy convertidas en zonas para correr, montar en bici, hacer picnic e incluso barbacoas. Es un lugar muy querido por los berlineses; en 2014 se realizó un referéndum ciudadano para decidir si se construían viviendas en el perímetro del parque (dada la escasez de alojamiento), y la mayoría votó mantenerlo tal cual.
Lagos y ríos: Si hace buen tiempo, se puede disfrutar de un paseo en barco por el lago Wannsee o recorrer el río Spree en kayak, una forma relajante y diferente de ver la ciudad desde el agua.
Festival of Lights: Entre septiembre y octubre, Berlín celebra este festival en el que los principales monumentos se iluminan de manera espectacular, creando un ambiente mágico para recorrer la ciudad de noche. Es un evento muy fotogénico y que merece la pena incluir en el itinerario.
La plaza Bebelplatz durante el Festival of Lights
¿Dónde comer en Berlín?
Berlín es una ciudad con una oferta gastronómica inmensa, tanto restaurantes como de comida callejera. A continuación vamos a mencionar restaurantes previamente recomendados por amigos que viven aquí.- Mustafa's Gemüse Kebap – Mehringdamm 32, Kreuzberg. Famosísimo por su kebab de verduras, con verduras a la plancha, queso fresco y un toque de limón. Las colas pueden ser largas —hasta 2 horas dependiendo del día y la hora—, pero merece la pena. Os animamos a probarlo, sabiendo además que aquí en Berlín se inventó el kebab del modo que se conoce en Europa, obra de un turco, eso sí. Como alternativa, podéis ir a otros sitios cuya receta es similar: K'Ups Gemüsekebap (calle Kastanienallee), y Rüyam Gemüse Kebab (tiene dos puestos en la ciudad).
- Konnopke's Imbiss - toda una institución en Berlín. Abrieron en 1930 y desde 1960 empezaron a servir Currywurst (salchichas con ketchup y polvos de curry), lo que les valió para convertirse en el primer local de esta comida de Berlín Este. El primero de Berlín Oeste, y de toda Alemania, fue un puesto que ya no existe de una señora llamada Herta Heuwer en el barrio de Charlottenburg. Por tanto, el Konnopke's Imbiss es el sitio más antiguo de Currywurst de Alemania que sigue en pie. Hay otros sitios buenos para probar este típico plato berlinés, como Curry 36, Curry 61 o Curry Wolf. Es un plato en que lo importante no es la salchicha sino la salsa, es lo que diferencia a un sitio de otro. Es una buena idea para los que no quieran gastar mucho dinero en comida, o para tomar un aperitivo cuando os entre la gusa.
- Burgermeister Schlesisches Tor. Otro puesto de comida callejera, ubicado en unos antiguos baños públicos de 1920 bajo las vías del tren, frente al East Side Gallery. Tiene otras filiales en la ciudad pero esta es la original y más emblemática, ya que representa muy bien el espíritu alternativo de Kreuzberg. Las colas son frecuentes, pero la experiencia lo vale.
- Markthalle Neun - un mercado con puestos variados y mesas en el centro para comer. Lo mejor es ir los jueves, cuando hay comida callejera hasta las 22:00 (el resto de días cierra a las 18:00).
- Da Vinci - Por la zona de Friedrichstrasse comimos en este restaurante italiano, bueno y de raciones contundentes.
- Café Albrecht - También por Friedrichstrasse está este sitio más pequeño que sirve desayunos y platos para comer sin perder mucho tiempo a buen precio.
- The Bird - Una de las hamburgueserías con más fama de Berlín. Tiene, de hecho, una filial en Hamburgo, aunque este es el original.
- Grill Royal - Este es un sitio de más categoría, su especialidad son las carnes. Los precios son considerablemente altos, por lo que suele ser un sitio para ocasiones especiales.
- Restaurantes asiáticos como Vinpearl (vietnamita), 26 Shibuya (japonés), Hako Ramen Prenzlauer Berg (ramen) y Kimchi Princess (barbacoa coreana).
- Mutter Hoppe - En la calle Rathaus Strasse, en el barrio Nikolaiviertel, el local Mutter Hoppe ofrece comida
tradicional alemana deliciosa a buen precio, y la decoración merece una
visita por sus múltiples habitaciones.
En cuanto a bares, recomendamos Meisterschueler que es un sitio elegante de cócteles cerca de Friedrichstrasse; Club der Visionaere a orillas del río Spree, An einem Sonntag im August, especialmente recomendable para media tarde, y Klunkerkranich, una azotea en la última planta de un centro comercial ideal para tomar algo viendo el atardecer sobre el skyline de Berlín (solo abre de jueves a sábado por la tarde). Otro curioso es el Berliner Republik, donde las distintas cervezas funcionan como la bolsa, es decir, sus valores suben y bajan cada cierto tiempo, se pueden ir viendo en una pantalla que hay en el bar.
También es bien sabido que la vida nocturna de Berlín es increíble. Algunas de las discotecas recomendadas por amigos nuestros que viven aquí son: SchwuZ (club gay), Lido (de indie/rock), Suicide Circus Club (techno), Sisyphos (techno), Ritter Butzke (techno) y Tresor (techno).
Excursiones desde Berlín
A continuación, os presentamos algunas de las excursiones más típicas y recomendables desde Berlín. Para los horarios, podéis consultar la página de la Deutsche Bahn.
→Campo de concentración de Sachsenhausen. Para llegar, primero tomad un tren regional hasta la ciudad de Oranienburg (aproximadamente 30 minutos). Desde allí, hay que coger el bus 804 en dirección a Malz y bajarse en la parada “Gedenkstätte” (unos 10 minutos más).
→Potsdam. La ciudad más cercana que merece la pena visitar. Se tarda solo 25 minutos en tren regional o unos 35 minutos en S-Bahn.
→Dresde. En tren de alta velocidad (ICE / EC) se tarda unas 2 horas. Si optáis por trenes regionales, el trayecto dura más de 3 horas, con dos o tres transbordos. Otra alternativa más económica es el Flixbus directo que dura 2 horas 40 minutos.
→Wolfsburgo. En tren de alta velocidad (ICE) se llega en aproximadamente 1 hora. Con trenes regionales, sin trayectos directos, el viaje dura unas 3 horas, haciendo uno o dos transbordos.
→Wolfsburgo. En tren de alta velocidad (ICE) se llega en aproximadamente 1 hora. Con trenes regionales, sin trayectos directos, el viaje dura unas 3 horas, haciendo uno o dos transbordos.














No hay comentarios:
Publicar un comentario