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Artículo actualizado en: 2025-09-10T14:36:00Z

Segovia

La ciudad de Segovia, capital de la provincia del mismo nombre, se encuentra en Castilla y León, al pie de la Sierra de Guadarrama. Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. Además tiene el récord, junto con Zamora, de tener el mayor número de iglesias románicas en una ciudad española. Es una ciudad pequeña y encantadora, y podría ser una excursión perfecta desde Madrid para un sábado o un domingo.

    ¿Cómo llegar a Segovia?

    Segovia se sitúa a unos 100 km de Madrid, y se puede llegar fácilmente en una hora y media de bus o algo menos en coche. Por un precio un poco más alto también se puede llegar en AVE en tan solo media hora, los billetes se pueden comprar en la página web de la Renfe.

    La estación de trenes se encuentra relativamente lejos del centro, a media hora andando; mientras que la de autobús se sitúa mucho más céntrica, por lo que recomendamos llegar en autobús o coche. No obstante, hay que ser precavidos con el coche, ya que no es fácil encontrar aparcamiento en el centro de Segovia en fin de semana.

    ¿Qué ver en Segovia?

    Comenzaremos nuestro recorrido desde la estación de autobús, situada al sur del centro, en el Paseo de Ezequiel González. Subimos hacia el centro por una perpendicular al paseo, la avenida de Fernández Ladreda, y lo primero que vemos a mano izquierda es la iglesia de San Millán. La torre, de estilo mudéjar, data del siglo XI.
     
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    Iglesia de San Millán

    Al continuar por la avenida, nos encontramos con otra iglesia, la de San Clemente, un templo románico del siglo XII. Si caminamos un poco más, empezaremos a vislumbrar al final de la calle el espectacular Acueducto de Segovia, una megaestructura romana construida piedra a piedra durante el final del reinado del emperador Trajano, a principios del siglo II, que llevó agua desde la Sierra de Guadarrama, a unos 17 km, a la ciudad de Segovia hasta 1973. ¡Funcionó durante casi dos mil años! Más sorprendente si cabe es que los 20.400 bloques de piedra se mantienen en pie gracias al equilibrio entre ellas, no están unidas por argamasa ni ningún tipo de cemento ni adhesivo, toda una obra de la ingeniería romana. La clave está en las piedras en forma de cuña encima de los 167 arcos, que distribuyen la presión a los lados, haciendo que la estructura se mantenga en equilibrio. Los agujeros y otras marcas que vemos en varias de los bloques de granito los hicieron los romanos para cargarlos y poder moverlos de un sitio a otro por medio de unas grandes tenazas metálicas. En medio del acueducto se aprecia una figura de una virgen, concretamente de Nuestra Señora de la Cabeza, colocada en 1520 en el lugar que antaño ocupaba una figura de Hércules.

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    Acueducto de Segovia desde el Postigo del Consuelo

    Otra curiosidad es que el Acueducto estuvo abierto al tráfico rodado hasta el 15 de julio de 1992, cuando se decidió cerrarlo para preservar la estructura y evitar su deterioro. Cuando anochece, lo iluminan todo y, junto a las calles y restaurantes de la zona también iluminados, queda otra bonita imagen.

    En la plaza del Azoguejo, el acueducto presenta su máxima altura, 28 metros (con 6 metros de cimientos). La longitud total de la construcción es de 17 km y tenía capacidad para abastecer de agua a unas 15.000 - 20.000 personas, más o menos la población de Segovia en época romana. Sin duda merece la pena contemplar esta obra maestra, que sigue en pie y casi intacta tras casi 2000 años.

    Esta plaza tiene mucho encanto, pues es la confluencia del acueducto con parte de la muralla medieval rodea el casco antiguo. Esta muralla se construyó entre los siglos XI y XII, durante la Reconquista cristiana y constaba de cinco puertas y más de ochenta torres defensivas. Parte de esa muralla es el Postigo del Consuelo, donde está el mejor mirador del Acueducto. Las vistas desde el acueducto a las casas y muralla de la plaza del Azoguejo son también dignas de mención. Una de esas casas es el Centro de Visitantes de Segovia, donde organizan visitas guiadas por la ciudad. 

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    Plaza del Azoguejo con el Acueducto de fondo

    Si cruzamos los arcos del acueducto, veremos a la izquierda una réplica de bronce de la Loba Capitalina: la diosa loba Luperca amamantando a Rómulo y Remo, donada por la ciudad de Roma a Segovia en 1974 para conmemorar los 2000 años del acueducto.

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    Monumento de la Loba Capitalina amamantando a Rómulo y Remo

    Para recorrer la ciudad, lo mejor es seguir la llamada “Calle Real”, una calle que no existe oficialmente, sino que es el nombre popular con el que se conoce al eje peatonal que atraviesa el casco antiguo y une el Acueducto con la Plaza Mayor, siempre lleno de gente, tanto locales como turistas. Este eje está formado por la calle calle Cervantes, la calle Juan Bravo y la Calle Isabel la Católica.

    Como hemos dicho, comenzamos la “Calle Real” por la calle Cervantes, en la parte trasera de la plaza del Azoguejo. Nos cruzaremos enseguida con la Casa de los picos. Se trata de un edificio del siglo XV, conocido por la decoración de su fachada, que cuenta con 617 remates piramidales de granito. Aquí vivió el verdugo de la ciudad, que era de origen judío, de ahí que fuera conocida durante mucho tiempo como La Casa del Judío. A nosotros nos recordó a la Casa de las Conchas, de Salamanca.

    A un minuto de aquí tenemos el Palacio de Cascales, construido en el siglo XV por Alonso Cascales, un importante caballero segoviano. El motivo de acercarnos hasta aquí es para admirar el fabuloso esgrafiado (decoración en relieve en la pared), presente en la fachada principal del edificio procedente del legado que nos dejó la época musulmana.

    Continuamos por la calle Juan Bravo, en cuyo punto medio se sitúa la plaza de Medina del Campo, con una Monumento a Juan Bravo en el centro y el Torreón de Lozoya de fondo. También se la conoce como Plaza de las Sirenas, en referencia a las estatuas de sirenas situadas frente a la estatua de Juan Bravo. En la misma plaza se halla la iglesia de San Martín.

    Ahora llegamos a la Plaza del Corpus, desde donde podemos entrar al barrio judío, por la calle de la Judería Vieja. Lo primero que vemos es el Convento del Corpus Christi, antigua Sinagoga Mayor de Segovia que ha sido conservada hasta la actualidad gracias a su conversión al cristianismo en el siglo XIII.

    El barrio judío se caracteriza por sus calles estrechas, edificios tradicionales, pequeños restaurantes y tiendas de souvenirs y artesanía. Algo que nos llamó la atención es que, junto a la puerta de cada edificio emblemático de este barrio, hay en el suelo un símbolo de la península ibérica en color dorado. Esta insignia, la cual podemos encontrar en otras ciudades como Toledo o Cáceres, simboliza la unión de juderías españolas.

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    Símbolo de la Red de Juderías de España

    Seguimos caminando hasta llegar a la Plaza Mayor de Segovia, el corazón de la ciudad. Una plaza histórica, ya que aquí, concretamente en la Iglesia de San Miguel, fue la proclamación de Isabel la Católica como reina de Castilla en diciembre de 1474. Son varios los monumentos que encontramos en esta plaza: el Teatro Juan Bravo, inaugurado en 1917; el Ayuntamiento, construido en el siglo XVII en estilo herreriano; un templete de música en el centro; y lo más espectacular, la Catedral. Por supuesto, también está rodeada por múltiples bares y terrazas donde tomar un aperitivo o venir de tardeo. Típico en Segovia para el aperitivo es un vino y una tapa de torreznos.

    Hablando de tardeo, la calle de la Infanta Isabel es la que se conoce localmente y coloquialmente como la calle de los bares, es el lugar al que vienen los segovianos por la tarde noche. Aquí en Segovia se mantiene la tradición de poner una tapa o un pincho con cada bebida. 
     
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    Plaza Mayor de Segovia

    Vamos a visitar ya la Catedral de Segovia, denominada la “Dama de las Catedrales” por su grandeza y elegancia. Es de estilo gótico tardío, construida entre 1525 y 1577. Tanto su exterior como su interior son realmente hermosos, y merece una visita. Su interior consta de tres naves en planta de cruz latina, con la curiosidad de que la nave central es más alta que las laterales, 33 frente a 25 metros de altura, algo típico del gótico que crear ese efecto de mirar hacia el cielo. También en su interior destacan el crucero, donde se cruza la nave central con la transversal, que está coronado por una cúpula barroca de 1630; las vidrieras de los siglos XVI y XVII; el altar mayor, cuyo retablo es de estilo neoclásico construido en el siglo XVIII; el impresionante coro, las capillas interiores y, sobre todo, el claustro gótico, obra de Juan Guas, donde se expone una serie de utensilios auténticos que se usaron para la construcción de la catedral. Entre las capillas interiores destaca la Capilla de San Pedro, frente a la cual, en el suelo, hay una piedra blanca triangular. La leyenda dice que si pisas la piedra y pides un deseo, se cumplirá. Y si, además de pisarla, das tres vueltas alrededor de ella con un pie sobre ella, te casarás con un segoviano.

    Una experiencia es también subir a la torre de la catedral, aunque hay que saber que se hace por una escalera de caracol, un tanto estrecha, con 189 escalones. Durante la subida, en el primer descanso hay un vídeo sobre la historia de la torre; en el segundo, a unos 42 metros de altura, es donde se encuentra la casa del campanero —el último campanero de la torre de la Catedral vivió aquí hasta 1947—, donde se pueden ver su alcoba y habitaciones y las vistas de la ciudad; y el último descanso es ya la cima del campanario, ubicada a unos 60-70 metros de altura, desde donde se obtienen las mejores vistas de Segovia y alrededores: el Alcázar, la Iglesia de San Andrés e incluso, detrás, al fondo, el pueblo cercano de Zamarramala. En el campanario veréis las campanas de cerca, hay 11 concretamente, 10 para el toque religioso y una usada para marcar las horas. La campana más antigua se conoce como La Mediana y data del año 1480, de época de los Reyes Católicos.

    Por un precio adicional se puede subir a su torre para obtener unas fabulosas vistas de la ciudad. Podéis ver los horarios y todos precios y tipos de entradas en su página web, la mejor es la de la subida a la torre, ya que incluye también la visita a la catedral.
     
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    Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos

    Si nos desviamos ligeramente podemos ver las Murallas de Segovia, a lo largo de la cual se encuentran algunas puertas como la de Puerta de San Andrés. Ya hemos hablado antes de la muralla que rodeaba la antigua ciudad medieval de Segovia, y esta puerta es una de las tres puertas originales que aún se conservan (junto con las de Santiago y San Cebrián).

    Volvemos a la Catedral y la rodeamos por la calle Marqués del Arco. Si giramos a la derecha en la calle de los Desamparados, encontraremos la Casa de Antonio Machado. El que fuera uno de los más ilustres poetas de la generación del 98, residió en esta casa de 1919 a 1932. Actualmente es un museo, los precios los podéis ver aquí.

    Volviendo a nuestra ruta, podemos seguir recorriendo la calle Daoiz cuesta abajo hasta encontrarnos de frente con el Alcázar de Segovia. Se recomienda bajar por la calle Daoiz y volver al centro por la calle Velarde, ambas muy bonitas. Se trata de un castillo medieval construido en el siglo XII sobre fortificaciones anteriores. De hecho, alcázar proviene de la palabra árabe "alqáṣr", que significa fortaleza. Su aspecto actual es el resultado de varias reformas y ampliaciones, por lo que su estilo es una mezcla de muchos estilos arquitectónicos: románico, gótico, mudéjar, renacentista y herreriano. Fue la primera residencia de los Reyes de Castilla y muchos han sido los reyes que han vivido aquí, destacando Alfonso X el Sabio; Juan II y Enrique IV (padre y hermanastro de Isabel la Católica); Isabel la Católica; y Felipe II, quien lo remodeló nuevamente y celebró aquí su boda con Ana de Austria en 1570. Hablando de Isabel, el Alcázar es célebre por ser el lugar del que partió Isabel la Católica para ser coronada Reina de Castilla (y León) en la Iglesia de San Miguel de la Plaza Mayor.
     
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    Cuadro en una sala del Alcázar que representa la coronación de Isabel la Católica como reina de Castilla y León

    Su exterior es impresionante, con un foso y puente levadizo y sus dos torres principales, la Torre de Juan II, mandada construir por Juan II de Castilla en el siglo XV, y la Torre del Homenaje. Esta última se usó para almacenar el Tesoro de Castilla, un conjunto de objetos reales, suntuarios, joyas, metales preciosos y documentos administrativos de la Corona. De aquí salían los fondos con los que se financiaba la Corona (servicio militar, la corte, exploraciones, etc.) e incluso los que sirvieron para financiar el primer viaje de Cristóbal Colón. Más tarde, durante el reinado de Carlos III, fue la sede del Real Colegio de Artillería, fundado en mayo de 1764, la primera academia militar de artillería del mundo.

    En su interior, destacan las influencias mudéjares que se mezclan con los amplios salones románicos, así como los trabajados techos de las estancias, algunos verdaderas obras de arte. La visita finaliza con la terraza, ideal para descansar, disfrutar de las vistas e incluso tomar algo. Posteriormente, fue una escuela militar. Si queréis visitarlo, es preciso saber que hay dos tipos de tickets: uno incluye la entrada al palacio, museo de artillería y torre de Juan II; y el otro solo el palacio y el museo. Por 3,5€ de suplemento te hacen una visita guiada y explican por encima la historia del recinto. Los precios completos los tenéis en su página web.

    La mejor vista del Alcázar se obtiene desde la Pradera de San Marcos, desde donde el Alcázar parece una proa de un barco que navega entre los dos ríos, y es que está enclavado en una roca en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores. Esta localización idílica le valió para ser fuente de inspiración para Disney para diseñar el castillo de Blancanieves y los siete enanitos e incluso ha sido escenario de algunas escenas de películas, como Campanadas a medianoche (Chimes at Midnight, 1965) de Orson Welles. Para llegar hasta la Pradera de San Marcos, existen algunos caminos que salen de la calle del Pozo de la Nieve, junto a la plaza posterior del Alcázar. Bajando por este recorrido llegaremos a una amplia explanada de césped, situada a lo largo del riachuelo y junto a la calle de San Marcos. La foto desde esa área es realmente preciosa.
     
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    Alcázar de Segovia
     
    Ya que estáis en la parte baja de la ciudad, podéis pasear por aquí y visitar el Cementerio Judío (El Pinarillo), una necrópolis donde los judíos enterraban a sus difuntos en la Edad Media.

    También podéis visitar el Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, un santuario católico construido entre 1598 y 1613 para albergar la imagen de la Virgen, que es la patrona de la ciudad. Y es que, hasta esa fecha, la imagen se hallaba en una ermita medieval del siglo XIII, que se quedó pequeña ante la llegada de tantos peregrinos y decidieron construirle un santuario más grande exclusivamente para ella. Las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Fuencisla se celebran en torno al 25 de septiembre, que es su día oficial.
     
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    Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla

    ¿Dónde comer en Segovia?

    Nosotros os recomendamos algunos de los restaurantes más célebres de la ciudad, donde podréis degustar un tradicional menú segoviano, compuesto por un vino de la zona, ensalada de lechuga y tomate, judiones de la granja, morcilla castellana y el plato principal: el cochinillo🐷. Segovia es la cuna del cochinillo, aquí lo asan en horno de leña para entre 4 y 5 horas para que pierda la grasa pero mantenga su jugosidad y que la piel este crujiente. De postre, el famoso ponche segoviano, un tipo de tarta de mazapán y canela. 

    El menú suele ser similar en todos los restaurantes y cuesta entre 50 y 70€. Puede parecer un tanto alto, pero una porción de cochinillo individual ya tiene un precio alto, por lo que al final merece la pena pedir el menú, aunque sea bastante comida.

    Si os pedís el cochinillo entero, para varios eso sí, en algunos restaurantes todavía podéis partirlo con un plato tal y como manda la tradición y luego romper el plato contra el suelo mientras la dueña del restaurante os recita la leyenda. Si no, los camareros lo partirán con plato y cuchara por vosotros. En cualquier caso, es algo que tenéis que probar. 

    Hay varios sitios donde comer cochinillo, vamos a mencionar los más conocidos, que hemos ido personalmente o han ido amigos o familiares alguna vez. En la calle Cervantes, se encuentra el concurrido Restaurante Casa Duque, el restaurante más antiguo de Segovia especializado en cochinillo asado —nosotros comimos allí y es 100% recomendable, aunque es conveniente reservar antes—; en la plaza del Azoguejo, el Mesón de Cándido; y en la calle Cronista Lecea 11, el Restaurante José María. Los dos últimos son un poco más caros ya que son los dos más famosos de la ciudad.

    Otro buen sitio para comer o para tapear es El Sitio, en la calle de la Infanta Isabel, cuya especialidad son las patatas revolconas.

    Excursiones desde Segovia

    Si vais a estar varios días visitando la región, podéis hacer alguna excursión a pueblos de los alrededores. Los más bonitos son Pedraza y Sepúlveda.

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